Es de sobra conocido que las plantaciones de olivos se llevaron a
cabo a partir del reinado de Carlos III, y, en una segunda tanda de plantación,
con motivo de las desamortizaciones del siglo XIX. No obstante, creíamos que
quedaron algunos lugares y lindes de las fincas, donde se plantaron
esporádicos y raros olivos.
Con cierta entidad hemos
recogido, dos siglos antes, que hubo olivos y fábrica en Alcalá la Real.
En concreto, ante Alonso de Castro (4586, folio y legajo suelto en 1568) se
llevó a cabo la división de bienes por la muerte de pedro de Pineda entre sus
sobrinos (Rodrigo, Francisco y Juan de Góngora), le correspondieron a
Rodrigo varias fincas y ventas. Entre ellas una viña en la Ladera de Montefrío,
que había comprado del herrero Miguel Muñoz, procedente de los herederos de
Hernán Vicente. La finca lindaba con otra haza y viña de la Ladera de Montefríò,
la servidera de la Ladera, y una finca única de producción olivarera. Este
olivar estaba valorado en 28.000 maravedíes, que lindaba con la viña
torrontés en la parte baja de modo que es la primera finca identificada como
productora de aceituna en medio de todas las tierras calma, viñedo, algún
zumacar y huertas. El molino se encuentra en medio de otra partida de casas que
recibió el sobrino Rodrigo de Góngora, era una venta y fincas junto a la
Fuente Granada a la entrada de la ciudad. Y en ellas, se encuentra esta
almazara y se cita explícitamente todas las vigas, cabrias,
cantoneras, yeso, cestos y capachos e tinajuelas de aceite y aceitunas el pilar
del pozo de las aceitunas. Está claro que el primero encontrado es este molino de viga y piedra, y
para almacenamiento los cestos y capachos.
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