LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA AURORA
A principios del siglo XVIII, se fundó
la hermandad de Nuestra Señora de la Aurora de Alcalá la Real. Junto a esta
hermandad, surgieron otras que perviven como la de Priego y Carcabuey, o no se
conservan como la del Castillo de Locubín. Del entorno de la gubia de José de
Mora, la imagen de esta advocación mariana presidió los altares de ermitas e
iglesias de la abadía de Alcalá la Real. Está claro que, en la iglesia de la Veracruz,
donde ya las imágenes marianas ocupaban varios altares, se presentaban con el
nombre de la Madre de Dios, de las Angustias, del Carmen, de la Alegría o
Gracia. Una nueva imagen ocupó otra capilla, la Virgen de la Aurora.
Por 1709, la hermandad ya funcionaba, y aumentaba en el
número de hermanos y enseres. Uno de estos estos hermanos fundadores, Jua
Marcos de la Hinojosa nos ilustra del momento con sus mandas testamentarias de
20 de noviembre de 1790. Estaba casado con Ana de Rosales, y tuvo dos hijos,
uno Juan, todos murieron quedando como padre heredero de toda la familia.
La imagen de
la Virgen de la Aurora presidía un altar de la iglesia de la Veracruz, donde
tenía una capilla y una bóveda de enterramiento, donde ordenaba ser enterrado
como correspondía a todos los hermanos que pertenecían a esta hermandad de la
Virgen de la Aurora. Como es lógico, las misas rezadas que se decían por el
alma de los difuntos en una cuarta parte al menos se celebraban en esta iglesia,
que comenzaba a ser viceparroquia de Santo Domingo de Silos.
El cura Francisco Espinosa de los Monteros estuvo muy ligado a
esta cofradía u hacía de albacea de Juan Marcos. Le confió una obra pía que
cargó sobre mil quinientos reales, que se sacaran de sus fincas para pagar una
misa en el día de la Natividad de Nuestra Señora a la Virgen de la Aurora o en su
infraoctava legando el patronazgo a la hermandad. Creó otra memoria pagando 30
reales anuales y cargada sobre una casa de la calle Pedro de Alba, lindera con
las de Juan Gordo y Francisco García Berlango, con la condición de pagar al
hermano mayor de Nuestra Señora de la Aurora y recogen su toma de razón en el
libro de cuentas el aceite de la lámpara de la capilla de Nuestra Señora de la
Aurora y la cera para rezar el Rosario que se le dedicaba a ella. Aunque dejó de patrones de la memoria a su
sobrina Ana Antonia Rosales y a su hermano Pedro, luego delegó en la hermandad,
y, si esta se extinguiera, en los curas de esta parroquial. En los mismos términos, fundó otra memoria, que
se dedicaba al aceite y cera para la lámpara del Rosario de la Aurora, en la
cantidad de treinta reales pagaderos en los mismos patronos y sus sucesores,
por el sufragio de su alma y cargadas sobre unas casas de la calle los Caños,
linderas con el Pradillo y casas de herederos de Gerónimo Gallardo.
Por lo tanto, desde los primeros momentos de la devoción de
la imagen de Nuestra Señora de la Aurora, se pueden sacar las siguientes
conclusiones:
-Existía una hermandad, que disponía de altar, capilla y
bóveda de enterramiento en la iglesia de la Veracruz.
-Entre sus cultos, su fiesta de hermandad se celebraba el
Domingo de la Natividad de Nuestra Señora y el rezo del Santo Rosario, que se
iluminaba con hachones de cera y lámpara de aceite, que luego sacaron a la
calle, para rezar el Rosario que se remonta a los primeros años.
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