EL NIÑO DEL CORO DEL CONVENTO DE LAS TRINITARIAS
Hace unos años, llevamos a cabo en la introducción de un buen catálogo de los enseres en el nuevo edificio de las
antiguas trinitarias un estudio de la historia del edificio y la vida de la del
convento a lo largo de la historia. En el último capítulo, refiriéndonos a varios
terremotos del siglo XIX afectaron a la estructura del edificio, sobre todo, el
de 1894, manifestábamos que las monjas, prácticamente vivían en una casa
ruinosa desde principios del siglo XX. También, nos centramos en que en
la segunda década del siglo XX, el convento se trasladó a la Casa palacio
del de la calle Miguel de Utrilla (siglo XVIII), de estilo neoclásico,
perteneciente a la familia de Nemesio Fernández de Moya, tal como obra en la
secuencia de inscripción de la portada de la casa.
Aquel
traslado supuso una merma en su patrimonio. Entre otros inmuebles, el retablo
debió ser enajenado, junto con los retablos de la nave, y probablemente se
encuentre en Granada, según Domingo Murcia.
Pero
quedó su más preciado tesoro es el Niño del Coro, pequeña imagen de un niño
Jesús que, según la leyenda, se apareció a una monja cuando rezaba en el coro
en la Nochebuena. Sin olvidar otras leyendas, como la de que su depósito en
este convento resultó por el hecho de que la acémila que lo transportaba paró a sus puertas, cuando el mercader lo transportaba
a las monjas dominicas, que se encontraban en la ciudad fortificada de la Mota,
Ni pasar por alto algunos hechos milagrosos en tiempos de guerra, que llegó a
llorar sangre, como con motivo de la entrada de los franceses en 1810. Son muchos los que lo han descrito, entre
ellos el profesor Galera llegó a realizar una conferencia
El
Niño del Coro es el símbolo del convento trinitario de Alcalá la Real. Es un
Niño, de pequeñas dimensiones, en estado de dormición, acostado que apoya su
cabeza en la mano derecha. Con los ojos cerrados, sueña dulcemente, como sugiere
la sonrisa de sus labios rosados El escorzo que desarrolla con su cuerpo,
domina en la composición y suave movimiento
de torso y pies, acompañado del refinamiento de sus cabellos rizados y rubios. Junto con sus
formas, proporciones y modelado de cera constituye una joya de regalo lleno de
un encanto estético y pleno de armonía. Este niño es un enigma por el material sustentante
y su presencia en el convento. La utilización de la cera siempre se había relacionado cona algunas ideas o creencias relacionadas
con la religión o con la muérete desde la Antigüedad, utilizándose para las
famosas imagines de personajes y también en los exvotos. Incluso en el Renacimiento,
hubo santos que procesionaron realizados de cera. Pero coincidimos con Raquel Sigüenza.
“ La
Italia renacentista, y más concretamente Florencia, fue testigo del gran éxito
de los ceraiuoli, artistas dedicados a la escultura en cera, que pasó de la
ofrenda votiva al estudio anatómico, y a las representaciones de hombres
ilustres a tamaño natural, con las que se lograba gran verismo, especialmente
al añadirle postizos como el cabello auténtico o la vestimenta”. La aparición en el panorama del
arte de la ceroplástica del gran duque de Toscana y posterior emperador del Sacro
Imperio, casado con la infanta María Luisa de Borbón, hija de Carlos III y
María Amalia de Sajonia, redunda probablemente en la expansión y desarrollo de
este arte en España.
También
este material fue utilizado por plateros, escultores y pintores para la creación de modelos pero, por otro, la
segunda mitad del siglo XVI trajo consigo la consideración autónoma de los
artistas que trabajaban esta materia en la creación de relieves o figuras de
pequeño tamaño, aunque ya con la consideración de obra definitiva y no como
punto de partida para otra posterior. Estos creadores artísticos independientes, los
ceraiuoli plasmaron algunas obras pictóricas tridimensionalmente, como la
Virgen del Rosario de Carlo Maratta, fechada en 1695 y localizada en el
oratorio del Santísimo Rosario en Santa Cita, de Palermo, Igualmente, se
creaban escenas de género o se plasmaban en relieve ideas de la doctrina
católica. Además, el gusto por la representación de los Nacimientos impulsó el
trabajo de estas figuritas en cera y la búsqueda de objetos curiosos propiciada
durante el Manierismo sentó las bases para el desarrollo de esta pequeña
escultura a lo largo del Barroco y el Rococó. Margarita Estella recoge unas colecciones
reales que guardaron
pequeños Niños, como lo asevera el hecho de que el inventario de Ambrás de 1596
reflejara dos de ellos, uno dormido y el otro llorando. Otros tres aparecían en
el inventario de bienes de Pompeo Leoni y en el inventario del Alcázar
madrileño de 1685 se registra una “caja de un Niño de zera y vitrina delante”. Además, Calderón
de la Barca fue poseedor de otros dos, según refleja su testamento de 1681 y,
para esta estudiosa, los ejemplares de Niños conservados en el monasterio de
las Descalzas, en el Palacio Real y en la colección del Museo Marés de
Barcelona, bien podrían ser de manufactura española y del XVII, producto del
espíritu contrarreformista10. Junto con los Niños, otro de los asuntos más
repetidos en España son las parejas de ánimas, una salvada y otra condenada,
así como las estrechamente relacionadas postrimerías (muerte, Juicio Final,
infierno, y gloria, aunque en las ceras se sustituía con frecuencia el Juicio
por el purgatorio y en ocasiones se unía la figura de un niño, como imagen del
alma o del limbo), motivos ambos que responden a las ideas de reflexión sobre
la muerte, divulgadas a principios del XVII por órdenes como los jesuitas o los
filipenses
El profesor Andreu y el cronista localizaba en
el siglo XVI o principios del siglo XVII este niño, y lo relacionaban con los
bambinos italianos comentados anteriormente, en la misma excepcionalidad
artística de la obra, como hizo Enrique Romero de Torres.
Afortunadamente, este Niño se vio envuelto por la singularidad de su obra de tal modo que se diferencia de los tradicionales Niños Jesús que suelen acompañar en sus dotes a la hora de ingresar en el convento. Afortunadamente, podemos concretar algunos aspectos de este Niño Jesús del Coro, con un nuevo documento que hemos encontrado en el escribano Francisco Montes Lezcano en ocho de julio de 1736. Es el testamento de la doncella doña Flora Muñoz Morillo, natural de Valdepeñas de Jaén, hija de Juan Muñoz de Molina y de doña María Camacho. Su hermano era el beneficiado propio del cabildo eclesiástico don Manuel Murillo de la Iglesia Mayor de Alcalá la Real (testamento 4371, 1945 enterrado en el convento dominico o el de las Trinitarias, )
Morillo, que fue albacea junto con don Pedro José de Viedma y de la Cueva y el prior del convento dominico. Y el otro hermano difunto Manuel Morillo tenía como hija doña Juana Francisca Milla y Morillo a la que pretendía que fuera monja. Y su hermana Isabel Ana Muñoz Morillo, casada con Jos
También deja ropas de ajuar de tiranizo a las monjas trinitarias doña Manuela de Santa Ana, sor Antonia de san Idelfonso, sin olvidar dos beatas que tomaban el hábito de Santo Domingo, doña Margarita de dios y doña María de la Santísima Trinidad que le da 150 reales.
Muy interesante es esta manda, que tuvo la fortuna de ver en una casa de la calle Gala “mando a la dicha doña Juana Francisca Milla Morillo, mi sobrina, una firma de Santa Teresa de Jesús en Lignum Crucis, y un ajuar muy interesante ( cama con toda la ropa, almohadas bracero) el mejor, cuatro lienzos de pintura, un Niño Jesús en su peana, dos láminas doradas, un espejo con un arco negro, un Santo con un Niño Jesús”. Según el codicilo, un san juanico de talla donó para el convento dominico de Nuestra Señora del Rosario.
Esta
manda para el convento deja en evidencia su amor por él” mando que al fin de
mis días y dichos mis hermanos se den al dicho Convento de la santísima
Trinidad de esta ciudad para el adorno de su Iglesia una colgadura que tengo de
tafetanes encarnados y por ello solo interesa se me diga por una vez una Vigilia por la Sata Comunidad
del Convento Así mismo mando al dicho
convento un lienzo a pintura del
Descendimiento de la cruz que se ponga en la dicha Iglesia. Tenía un marco negro yera un lienzo grande, según testamento último y con él se dijera una misa por su alma. Incluso el codicilo, reservó una parte de las rentas de una fanega de tierra que compró a Juan Molina en a Rábita, para decir una misa en el día de la Santísima Trinidad. En un testamento de 1746, especificaba que se enterrara en una bóveda suya del altar mayor de este convento ante Felipe Montes Lezcano a hombros de los hermanos de la Escuela de Cristo, que se entiende que era miembro- solían ser las personas letradas y religiosas de aquellos años-.
Pero
la manda más importante es la siguiente, referida al Niño del Coro. “Y más le mando a dicho convento un Niño Jesús dormido que es prenda de mucha estimación, para que
se ponga en el choro comúnmente de todas las religiosas que ninguna pretenda dominio a propiedad en él sino es la dicha doña María
de san Basilio mi hermana, mientras viviere, por cuya alhaja y la del lienzo de
pintura se me digan dos vigilias paro la Santa Comunidad por una vez”. En el testamento de 1746, se ordena que se entregue este Niño Jesús con su urna al convento de la Santísima Trinidad y no salga nunca de él, y, si se hiciera, fuera al convento de Nuestra Señora de la Encarnación, y por ello se dijera una misa cantada con su diácono y subdiácono por una ve en sufragio de su alma.
No quedó en eso sino que condicionada a la venta por
sus hermanos, legó otra alfombra valorada en cien ducados.
Debió poseer una buena pinacoteca, pues le quedó
espacio para legar otros cuatro países, paisajes, al convento franciscano de
Nuestra Señora de Consolación y un guardapiés de raso celeste para confección de casullas y otras cosas del
culto divino.
No olvidó a su pueblo natal Valdepeñas, pues donó una
toalla de tafetán de Italia encarnada y una imagen de San Antonio de talla con el Niño en brazos,
para que la primera sirviera de paño al
sacerdote cuando tomase la custodia en la
procesión de Su Majestad Sacramentado y la
otra se colocara en el altar mayor de la
iglesia.
Con esto,
se ve que el Niño del Coro fue una donación especial de una doncella devota, hidalga, y procedente de
Valdepeñas, que poesía un rico ajuar y alhajas de las que destacaba esta
hermosa prenda, como dice en la manda. El origen italiano y su fecha puede
remontarse a tiempos anteriores del siglo XVII, porque se transmitían de hijos
a padres todas las mandas.
En 1923, el convento del arrabal de la Mota fue vendido al propietario alcalaíno Manuel
Durán por sesenta mil pesetas; durante el mes de julio, se trasladaron los
restos del cementerio de las monjas, y, en el mes de agosto se derrumbó
el convento causando varias víctimas, lo que dio lugar a un debate
público durante 1924, porque Pablo Batmala acusó de negligentes a los
mandatarios públicos. En el acta municipal 31 de marzo de este año[1], manifestaba que las monjas abandonaron el
convento porque amenazaba ruina, y los nuevos propietarios, bajo la dirección
de un maestro de obras, cayeron en la imprudencia de quitarle la techumbre, los
ligamentos, trabazones y muros interiores dejando un lienzo de pared de unos
ocho metros de altura al intemperie". Luego, emprendieron el
derribo y causaron dos muertos, a los que solicitó ayuda moral y
económica el concejal republicano.
En 15 de junio de 1959, para evitar el desplazamiento de las madres
mercedarias del hospital civil, Santiago Sanguinetti emitió un informe
sobre el estado ruinoso del edificio y se produjo evacuación de asilados y enfermos,
diciendo que 1956 se consolidó la obra. También propuso el traslado a la
casa de Comunidad en el Huerto de San Rafael. y el Hospital a otra casa con
mejores condiciones. Se le ofreció la Casa de Clotilde Batmala,
que era donde estaba el Registro de la Propiedad Juan María Mazuelas Carmona.
EPÍLOGO
Nos vienen a colación para acabar estas páginas del Convento
trinitario de Alcalá la Real, una parte de este artículo de "Las Trinitarias.
Ayer y hoy", del periódico jienense La Regeneración, escrito en 27 de
junio d 1924 por María Serrano Montijano
"Todo en vida es mudable., y con
el curso del tiempo se destruyen y vienen abajo sus bloques y metales más
fuertes ¡Esto sucede con las cosas que eran: solo en la muerte, y eterno lo
divino,"
Va para siete siglos que se ha sostenido piedra sobre piedra, el que fue convento
de la Santísima Trinidad en Alcalá la Real: este estaba edificado en aparte más
alta de esta ciudad, teniendo por coronación la fortaleza de la
Mota y como escabel, la misma población.
Contemplando las que son casi ruinas del convento ¡Cuánto pudiéramos soñar
sobre ellas(…).
Esto se piensa y se siente contemplando sus ruinas. También surgen en nuestra
imaginación los solemnes cultos allí celebrados; y sobre todo la tradicional
procesión que en el día de la fiesta principal, recorría con gran pompa el
trayecto corto, pero clásico y exigido para este objeto.
II
Veinte
años permaneció la comunidad de religiosas trinitarias, en un eminentísimo
peligro de ser sepultadas bajo los sillares del antiguo edificio, si no
confiaran con firme esperanza y viva fe en el Augusto Misterio a que
pertenecen.
Heroicos
han sido los esfuerzos, grandísimas las luchas espirituales y materiales,
sobrehumanas los obstáculos que han tenido que vencer la M.RM. Sor Lucía
María, Priora y reformadora de las religiosas trinitarias, aún mas armas que
vendió la virtud y el talento.,
(…)
habiéndose encomendado estas santas religiosas al "NIÑO DEL
CORO" en su gran apuro y necesidad de encontrar a propósito para su
traslado, por el peligro que ofrecía el convento, empiezan fervorosas un
triduo, y aun antes de terminar, le ofrecen una casa solariega, se hace
escritura, y unos meses después de ser trasladadas a ella se derrumban
una parte del antiguo convento, siendo demolidas muchas de sus celdas y
principales dependencias.
La
casa adquirida para convento de trinitarias, es de severa arquitectura y está
¡situada casa en la llanera de la población; más detengámonos en filosofar aquí
también , antes su portada. Los timbres heráldicos que en ella figuraban
balsones de nobleza, han sido sustituidos por solo el escudo de la orden
trinitaria. Los salones que ayer se abrieran para fiestas y saraos, cuando en
ellos tenía entrada aristocráticas damas ataviadas con sus más
curiosos y vaporosos trajes, iban luciendo ricos aderezos, y
acompañadas de apuestos caballeros, cruzando uno y otro salón decorados
con lujoso mobiliario, preciosos y artísticos tapices, pesados cortinajes
solo se abren hoy para dar culto a Dios.
Hoy
día se trasladaron a las dependencias de la Fuente del rey, en un nuevo
edificio, donde se alberga el Niño del
Coro y los crucificados del círculo de Diego de Aranda.
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