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miércoles, 14 de julio de 2021

EL NIÑO DEL CORO DEL CONVENTO DE LAS TRINITARIAS. UN ENIGMA RESUELTO.

 

EL NIÑO DEL CORO DEL CONVENTO DE LAS TRINITARIAS

 

 Hace unos años, llevamos a cabo  en la introducción de un buen catálogo  de los enseres en el nuevo edificio de las antiguas trinitarias un estudio de la historia del edificio y la vida de la del convento a lo largo de la historia. En el último capítulo, refiriéndonos a varios terremotos del siglo XIX afectaron a la estructura del edificio, sobre todo, el de 1894, manifestábamos que las monjas, prácticamente vivían en una casa ruinosa desde  principios del siglo XX. También, nos centramos en que en la segunda década del siglo XX, el convento se trasladó a la  Casa palacio del de la calle Miguel de Utrilla (siglo XVIII), de estilo neoclásico, perteneciente a la familia de Nemesio Fernández de Moya, tal como obra en la secuencia de inscripción de  la portada de la casa.

Aquel traslado supuso una merma en su patrimonio. Entre otros inmuebles, el retablo debió ser enajenado, junto con los retablos de la nave, y probablemente se encuentre en Granada, según Domingo Murcia.

Pero quedó su más preciado tesoro es el Niño del Coro, pequeña imagen de un niño Jesús que, según la leyenda, se apareció a una monja cuando rezaba en el coro en la Nochebuena. Sin olvidar otras leyendas, como la de que su depósito en este convento resultó por el hecho de que la acémila que lo transportaba paró  a sus puertas, cuando el mercader lo transportaba a las monjas dominicas, que se encontraban en la ciudad fortificada de la Mota, Ni pasar por alto algunos hechos milagrosos en tiempos de guerra, que llegó a llorar sangre, como con motivo de la entrada de los franceses en 1810.  Son muchos los que lo han descrito, entre ellos el profesor Galera llegó a realizar una conferencia    

 

 

 

 

 

El Niño del Coro es el símbolo del convento trinitario de Alcalá la Real. Es un Niño, de pequeñas dimensiones, en estado de dormición, acostado que apoya su cabeza en la mano derecha. Con los ojos cerrados, sueña dulcemente, como sugiere la sonrisa de sus labios rosados El escorzo que desarrolla con su cuerpo, domina  en la composición y suave movimiento de torso y pies, acompañado del refinamiento de  sus cabellos rizados y rubios. Junto con sus formas, proporciones y modelado de cera constituye una joya de regalo lleno de un encanto estético y pleno de armonía. Este niño es un enigma por el material sustentante y su presencia en el convento. La utilización de la cera siempre se había relacionado  cona algunas ideas o creencias relacionadas con la religión o con la muérete desde la Antigüedad, utilizándose para las famosas imagines de personajes y también en los exvotos. Incluso en el Renacimiento, hubo santos que procesionaron realizados de cera. Pero coincidimos con Raquel Sigüenza.  La Italia renacentista, y más concretamente Florencia, fue testigo del gran éxito de los ceraiuoli, artistas dedicados a la escultura en cera, que pasó de la ofrenda votiva al estudio anatómico, y a las representaciones de hombres ilustres a tamaño natural, con las que se lograba gran verismo, especialmente al añadirle postizos como el cabello auténtico o la vestimenta”. La aparición en el panorama del arte de la ceroplástica del gran duque de Toscana y posterior emperador del Sacro Imperio, casado con la infanta María Luisa de Borbón, hija de Carlos III y María Amalia de Sajonia, redunda probablemente en la expansión y desarrollo de este arte en España. También este  material fue  utilizado por plateros, escultores y pintores  para la creación de modelos pero, por otro, la segunda mitad del siglo XVI trajo consigo la consideración autónoma de los artistas que trabajaban esta materia en la creación de relieves o figuras de pequeño tamaño, aunque ya con la consideración de obra definitiva y no como punto de partida para otra posterior. Estos creadores artísticos independientes, los ceraiuoli plasmaron algunas obras pictóricas tridimensionalmente, como la Virgen del Rosario de Carlo Maratta, fechada en 1695 y localizada en el oratorio del Santísimo Rosario en Santa Cita, de Palermo, Igualmente, se creaban escenas de género o se plasmaban en relieve ideas de la doctrina católica. Además, el gusto por la representación de los Nacimientos impulsó el trabajo de estas figuritas en cera y la búsqueda de objetos curiosos propiciada durante el Manierismo sentó las bases para el desarrollo de esta pequeña escultura a lo largo del Barroco y el Rococó. Margarita Estella recoge unas colecciones reales que  guardaron pequeños Niños, como lo asevera el hecho de que el inventario de Ambrás de 1596 reflejara dos de ellos, uno dormido y el otro llorando. Otros tres aparecían en el inventario de bienes de Pompeo Leoni y en el inventario del Alcázar madrileño de 1685 se registra una “caja de un Niño de zera y vitrina delante”. Además, Calderón de la Barca fue poseedor de otros dos, según refleja su testamento de 1681 y, para esta estudiosa, los ejemplares de Niños conservados en el monasterio de las Descalzas, en el Palacio Real y en la colección del Museo Marés de Barcelona, bien podrían ser de manufactura española y del XVII, producto del espíritu contrarreformista10. Junto con los Niños, otro de los asuntos más repetidos en España son las parejas de ánimas, una salvada y otra condenada, así como las estrechamente relacionadas postrimerías (muerte, Juicio Final, infierno, y gloria, aunque en las ceras se sustituía con frecuencia el Juicio por el purgatorio y en ocasiones se unía la figura de un niño, como imagen del alma o del limbo), motivos ambos que responden a las ideas de reflexión sobre la muerte, divulgadas a principios del XVII por órdenes como los jesuitas o los filipenses

 El profesor Andreu y el cronista localizaba en el siglo XVI o principios del siglo XVII este niño, y lo relacionaban con los bambinos italianos comentados anteriormente, en la misma excepcionalidad artística de la obra, como hizo Enrique Romero de Torres.

Afortunadamente, este Niño se vio envuelto por la singularidad de su obra de tal modo que se diferencia  de los tradicionales   Niños Jesús que suelen acompañar en sus dotes  a la hora de ingresar en el convento.  Afortunadamente, podemos concretar algunos aspectos de este Niño Jesús del Coro, con un nuevo documento que hemos encontrado en el escribano Francisco Montes Lezcano en ocho de julio de 1736. Es el testamento de la doncella doña Flora Muñoz Morillo, natural de Valdepeñas de Jaén, hija de Juan Muñoz de Molina y de doña María Camacho. Su hermano era el beneficiado propio del cabildo eclesiástico don Manuel Murillo de la Iglesia Mayor de Alcalá la Real (testamento 4371, 1945 enterrado en el convento dominico o el de las Trinitarias, )










 Morillo, que fue albacea junto con don Pedro  José de Viedma y de la Cueva  y el prior del convento dominico.  Y el otro hermano difunto Manuel Morillo  tenía como hija doña Juana Francisca Milla y Morillo a la que pretendía que fuera monja.  Y su hermana Isabel Ana Muñoz Morillo, casada con Jos
e Milla que tenía seis hijos vecinos de Valdepeñas (les da un ducado por herencia y un Agnus Dei a María).  Otra hermana era monja trinitaria en Alcalá la Real, doña María San Basilio, a la que dejó en su testamento doscientos reales  en dinero de una esmeralda apreciada en veinte pesos, un rosario engarrado en plata, seis sábanas y seis almohadas, y, en caso de que falleciera antes que ella se hiciera una memoria de misas; por su codicilo quedab hasta su muerte sin caer la herencia en el convento el patronazgo de las memorias y fundaciones y todos los bienes. Varias mandas apuntan a resolver el enigma del Niño del Coro envuelto en leyendas y fechas. Por la manda del enterramiento, está claro que esta mujer estaba relacionada por diversos motivos con el convento trinitario de Alcalá la Real. Ordena, en primer lugar, que sea enterrada en la capilla mayor a los pies de Nuestra Señora de los Remedios del templo de convento de las Religiosas de la Santísima Trinidad. Y especifica.” Pido y suplico  a la Santa Comunidad alcancen licencia de , para que sirva a Su Majestad, o se destribuya en su mejor adorno los daños que poseyeren  dicha bóveda y capilla para dicho efecto, por cuyo beneficio  mando , que luego que yo fallezca, se ponga a dicha Sagrada Imagen una sortija de oro con veinte y cinco claveques para que sirva a Su Majestad , o se distribuya en su mejor adorno y culto, y se y se sepulte mi cuerpo con el hábito de la Santísima Trinidad de esta ciudad, donde me mando enterrar”. Esta  devota mantuvo el acostumbrado acompañamiento de  todos los beneficiados, clérigos y capellanes y religiosos  de la ciudad en su entierro, y añade la novedad de los cuatro hermanos de la Escuela de Cristo portasen su cuerpo  con cuatro cirios de cera de dos libras de cera labrada, que luego se debían gastar en los días de los Ejercicios de la dicha Escuela. Además de la misa de réquiem  cantada con su vigilia, dedicaron por su alma dos mil misas  repartidas en las parroquias y conventos de Alcalá. En las claúsulas de su codicilo de 1743, ante Felipe  Montes Lezcano, fundo una memoria de todas sus fincas y una huerta del Castilllo de Locubín, por la que  se pagaban las misas 48 misas rezadas de todo el año  y una cantada; u por otra manda con sus conco fanegas de Puente Cardera, las minjas debía tener encendido con cera la capilla del Santísimo Sacramento. Y donó todas sus sabans para que se utilizaran de manteles en el convento. 
Mujer caritativa  dejó la limosna de una misa de Nuestra Señora de la Caridad al Hospital del Dulce Nombre de Jesús, cargada sobre  un censo que tenía con Bernardino Márquez, también dejó parte de sus bienes y dinero para los necesitados: visitió en su entierro a seis pobres; sobre una casas de  la calle Veracruz creó un hogar que sirviera de albergue y recogimiento  y alojara a seis doncellas vituosas y pobres y de buena vida, encargándoselo al cura Jose Antonio Molina y tras su muerte al cura más antiguo (si se creaba un Hospital de Beatas, pasaba esta casa con sus alquileres y moral para su funcionamiento) . Muy devota donó cincuenta reales la para obra que se estaba hanciendo en la ermita de San Antón o el culto que se necesitare, segín manda del codicilo y testamento de 1746.  Heredó con sus dos hermanos una tercera  parte del cortijo del del Parrirzoso, en el que estaban edificando una ermita que se conserva actualmente habiendo desaparecido las otras viviendas por el Pantano de Quebrajano, En sus mandas por los  doscientos reales de renta, edificaba en  el tiempo de su óbito la ermita, hoy dedicada a Nuestra Señora de  las Angustias, y dejaba para las misas de las festividades de los Apóstoles y de Nuestra Señora la Virgen, esa cantidad. Y, mientras se acababa, en la capilla de San Sebastián que estaba cercana a ella. Era una mujer muy caritativa, y. Muy devota de san Antonio Abad y de san José, a quienes dedicaba una misa anual en el convento trinitario declarada por una memoria en la que reservaba seis ducados anuales impuestos sobre un censo a don Pedro de Pineda Serrano ( este censo se amplió , según su codicilo, para decir una misa en la iglesia de san Juan Bautista de Valdepeñas, con la obligación que tuviera su hermano Manuel Morillo, junto con la cera y aceite ).. Y por Navidad donaba cuatro libras de carne y seis panes para los pobres den la Pascua de Navidad. Y otro de Gabriel Ramírez Aguilera. A la fiesta de la Inmaculada Concepción en el convento de Nuestra Señora del Rosario, se reservaba el pago de otro censo doña María Garrido, hija de don Diego Garrido Espinosa de los Monteros. No olvidaba sitio alguno y para el convento de San Francisco reservó una memoria para decir misa por su alma el lunes, martes y Miércoles Santo, esta cargada sobre un haza de tres fanegas en la Piedra del Molino con un servo y un olivo. Otra memoria de cuatro misas (dos Encarnación y Octava y dos en la Asunción) se cargaban sobre sus casas de la calle Veracruz y calle Real, si no se vendían, pero condicionadas a que su sobrina entrara como monja trinitaria.

También deja ropas de ajuar de tiranizo a las monjas trinitarias doña Manuela de Santa Ana, sor Antonia de san Idelfonso, sin olvidar dos beatas que tomaban el hábito de Santo Domingo, doña Margarita de dios y doña María  de la Santísima Trinidad que le da 150 reales.

         Muy interesante es esta manda, que tuvo la fortuna de ver en una casa de la calle Gala “mando a la dicha doña Juana Francisca Milla Morillo, mi sobrina, una firma de Santa Teresa  de Jesús en Lignum Crucis, y un ajuar muy interesante ( cama con toda la ropa, almohadas bracero) el mejor, cuatro lienzos de pintura, un Niño Jesús en su peana, dos láminas doradas, un espejo con un arco negro, un Santo con un Niño Jesús”. Según el codicilo, un san juanico de talla donó para el convento dominico de Nuestra Señora del Rosario.

Esta manda para el convento deja en evidencia su amor por él” mando que al fin de mis días y dichos mis hermanos se den al dicho Convento de la santísima Trinidad de esta ciudad para el adorno de su Iglesia una colgadura que tengo de tafetanes encarnados y por ello solo interesa se me diga  por una vez una Vigilia por la Sata Comunidad del Convento Así mismo  mando al dicho convento  un lienzo a pintura del Descendimiento de la cruz que se ponga en la dicha Iglesia. Tenía un marco negro yera un lienzo grande, según testamento  último y con él se dijera una misa por su alma.  Incluso el codicilo, reservó una parte de las  rentas de una fanega de tierra que compró a Juan Molina en a Rábita, para decir una misa en el día de la Santísima Trinidad. En un testamento de 1746, especificaba que se enterrara en una bóveda suya del altar mayor de este convento ante Felipe Montes Lezcano a hombros de los hermanos  de la Escuela de Cristo, que se entiende que era miembro- solían ser las personas letradas y religiosas de aquellos años-.

 

Pero la manda más importante es la siguiente, referida al Niño del Coro. “Y más le mando a dicho convento  un Niño Jesús dormido  que es prenda de mucha estimación, para que se ponga en el choro comúnmente de todas las religiosas  que ninguna pretenda dominio  a propiedad en él sino es la dicha doña María de san Basilio mi hermana, mientras viviere, por cuya alhaja y la del lienzo de pintura se me digan dos vigilias paro la Santa Comunidad por una vez”. En el testamento de 1746, se ordena que se entregue este Niño Jesús con su urna al convento de la Santísima Trinidad y no salga nunca de él,  y, si se hiciera, fuera al convento de Nuestra Señora de la Encarnación, y por ello se dijera una misa cantada con su diácono y subdiácono por una ve en sufragio de su alma.

 

No quedó en eso sino que condicionada a la venta por sus hermanos, legó otra alfombra valorada en cien ducados.

Debió poseer una buena pinacoteca, pues le quedó espacio para legar otros cuatro países, paisajes, al convento franciscano de Nuestra Señora de Consolación y un guardapiés de raso celeste  para confección de casullas y otras cosas del culto divino.

No olvidó a su pueblo natal Valdepeñas, pues donó una toalla de tafetán de Italia encarnada y una imagen de  San Antonio de talla con el Niño en brazos, para que la primera sirviera de paño  al sacerdote cuando tomase la custodia  en la procesión  de Su Majestad Sacramentado  y  la otra  se colocara en el altar mayor de la iglesia.

         Con esto, se ve que el Niño del Coro fue una donación especial de una  doncella devota, hidalga, y procedente de Valdepeñas, que poesía un rico ajuar y alhajas de las que destacaba esta hermosa prenda, como dice en la manda. El origen italiano y su fecha puede remontarse a tiempos anteriores del siglo XVII, porque se transmitían de hijos a padres todas las mandas.  

 

 En 1923, el convento del arrabal de la Mota  fue vendido al propietario alcalaíno Manuel Durán por sesenta mil pesetas; durante el mes de julio, se trasladaron los restos del cementerio de las monjas, y, en el mes de agosto  se derrumbó el convento causando  varias víctimas, lo que dio lugar a un debate público durante 1924, porque Pablo Batmala acusó de negligentes  a los mandatarios públicos. En el acta municipal 31 de marzo de este año[1], manifestaba que las monjas abandonaron el convento porque amenazaba ruina, y los nuevos propietarios, bajo la dirección de un maestro de obras, cayeron en la imprudencia de quitarle la techumbre, los ligamentos, trabazones y muros interiores dejando un lienzo de pared de unos ocho metros  de altura al intemperie". Luego, emprendieron el derribo  y causaron dos muertos, a los que solicitó ayuda moral  y económica el concejal republicano.  

            En 15 de junio de 1959, para evitar el desplazamiento de las madres mercedarias  del hospital civil, Santiago Sanguinetti emitió un informe sobre el estado ruinoso del edificio y se produjo evacuación de asilados y enfermos, diciendo que 1956 se consolidó la obra. También propuso el  traslado a la casa de Comunidad en el Huerto de San Rafael. y el Hospital a otra casa con mejores condiciones. Se le ofreció la Casa de Clotilde  Batmala, que era donde estaba el Registro de la Propiedad Juan María  Mazuelas  Carmona.

 

                                               EPÍLOGO

            Nos vienen a colación para acabar estas páginas del Convento trinitario de Alcalá la Real, una parte de este artículo de "Las Trinitarias. Ayer y hoy", del periódico jienense La Regeneración, escrito en 27 de junio d 1924 por María Serrano Montijano

"Todo en vida es mudable., y con el curso del tiempo se destruyen y vienen abajo sus bloques y metales más fuertes ¡Esto sucede con las cosas que eran: solo en la muerte, y eterno lo divino,"      

            Va para siete siglos que se ha sostenido piedra sobre piedra, el que fue convento de la Santísima Trinidad en Alcalá la Real: este estaba edificado en aparte más alta de esta ciudad, teniendo por coronación  la fortaleza de la Mota  y como escabel, la misma población.

            Contemplando las que son casi ruinas del convento ¡Cuánto pudiéramos soñar sobre ellas(…). 

            Esto se piensa y se siente contemplando sus ruinas. También surgen en nuestra imaginación los solemnes cultos allí celebrados; y sobre todo la tradicional procesión que en el día de la fiesta principal, recorría con gran pompa el trayecto corto, pero clásico y exigido para este objeto.

                                   II

Veinte años permaneció la comunidad de religiosas trinitarias, en un eminentísimo peligro de ser sepultadas bajo los sillares del antiguo edificio, si no confiaran con firme esperanza y viva fe en el Augusto Misterio a que pertenecen.

 Heroicos han sido los esfuerzos, grandísimas las luchas espirituales y materiales, sobrehumanas los obstáculos que han tenido que vencer  la M.RM. Sor Lucía María, Priora y reformadora de las religiosas trinitarias, aún mas armas que vendió la virtud y el talento.,

(…)  habiéndose encomendado estas santas religiosas al "NIÑO DEL CORO" en su gran apuro y necesidad de encontrar a propósito  para su traslado, por el peligro que ofrecía el convento, empiezan fervorosas un triduo, y aun  antes de terminar, le ofrecen una casa solariega, se hace escritura, y unos meses después de ser trasladadas  a ella se derrumban una parte del antiguo convento, siendo demolidas muchas de sus celdas y principales dependencias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 


 


La casa adquirida para convento de trinitarias, es de severa arquitectura y está ¡situada casa en la llanera de la población; más detengámonos en filosofar aquí también , antes su portada. Los timbres heráldicos  que en ella figuraban balsones de nobleza, han sido sustituidos por solo el escudo de la orden trinitaria. Los salones que ayer se abrieran para fiestas y saraos, cuando en ellos tenía entrada aristocráticas  damas  ataviadas con sus más curiosos  y vaporosos trajes, iban  luciendo ricos aderezos, y acompañadas de apuestos caballeros, cruzando uno y otro salón decorados con  lujoso mobiliario, preciosos y artísticos tapices, pesados cortinajes solo se abren hoy para dar culto a Dios.

Hoy día se trasladaron a las dependencias de la Fuente del rey, en un nuevo edificio, donde se alberga  el Niño del Coro y los crucificados del círculo de Diego de Aranda.

 

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