Hay rincones de la ciudad de Alcalá la Real, que se han perdido o se han transformado en otro paisaje urbano. Uno de ellos es el final de la Corredera, últimas casas de calle de Las Parras y Subida de la Virgen de la Cabeza. En este entorno, que llegó a denominarse del Pilar de las Tórtolas, debio ser un sitio de ubicación de establecimientos públicos y religiosos. Solo queda un testigo de una Cruz de mojón de final del casco antiguo y el seco pilar que rememora al anterior. Sin embargo, antes de que se edificara la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias este entorno se ofreció por la ciudad para ubicar este templo. Y, desde dos siglos antes, se encontraba el Corral del Consejo.
No es un espacio singular de Alcalá la Real, sino que era común en muchos pueblos disponer de este corral municipal y comunitario para llevar a cabo diferentes usos ganaderos, sociales y comerciales.
Este órgano era de origen medieval donde se trataban los asuntos del pueblo, y perduró en la zona del Matadero y del Rastro durante los siglos XVI y XVII, para trasladarse a este rincón a las faldas de la era del Tiro de Barra hasta el siglo XIX. Debería ser un rincón donde se utilizaba para recoger el ganado suelto "con el objeto de que no se perdiera y fuera restituido a su legítimo dueño, previo pago de un canon establecido. En él también se guardaban los animales para el abastecimiento ocasional de la población en caso de necesidad. Además era el lugar donde se herraba a las reses o la caballería".Por varios documentos, tenía una puerta o portada y varios corrales que se cerraban con un muro, donde haía varias habitaciones, entre ellas la del guarda del Consejo, cuya administración y funcionamiento de sus normas era el encargado de hacerlas cumplir. De sequro que se reunía al ganado para pesarlo y llevarlo a la venta; también se curaba de sus heridas y se herraba a las vacas en el potro, evitando cornadas y coces; se reunía al ganado para ponerle los cencerros; recuerdo de este Concejo donde se hacían tratos comerciales, y , en ocasiones, se celebraban algunos festejos, es la celebración hasta el siglo XX la fiesta de San Andrés y la de los Cochinos.
Por el testamento del procurador Francisco Fernández de la Cuesta, podemos ampliar algunos aspectos nuevos de este lugar (AHPJ legajo 5450 , folio 356, 20 de abril de 1715). Este soriano provenía de San Pedro Villamanrique, obispado de Calahorra, obispado, se había afincado en Alcalá la Real, donde se había enraizado tanto que se enterró a la entrada de la iglesia de Consolación con una piedra jaspe que nadie podía levantar, como había concertado con los frailes. Fundó también una memoria de 20 misas en su aniversario en en la misma iglesia sobre las casas de la Tejuela y haza del Humilladero. Su oficio lo había comprado a Juan Muñoz Maestre y lo tenía cargado con un censo en favor de las monjas dominicas y se vio inmerso en varios pleitos con el cura del Castillo de Locubín y familias de Alcaudete. Le prestó al hermano mayor del Santo Cristo de la Humildad, como simple curiosidad un albardón hecho de cubierta de becerro verde de caojinete y bolsas de cordobán y las barras de hierro y estriboscerrados (100 reales), y una candiota de 24 arrobas.Vivía en la casas que hacía escquina con la clle de la tejuela y los solares de don Faustor Fernández de Moya, hipoteca sobre tierras de Monte del Rey a favor de las monjas trinitarias.
Y el dato más curioso relacionado con el Corral del Concejo, para su ubicación y descripción del entorno:" Y también tengo otras tres casas en la calle de las Parras de esta ciudad que lindan por la parte alta con casas de Pedro de Eredia, y, por la baja, con EL CORRAL DEL CONCEJO, y la ciudad le intrometió a querer y mantener un lavadero que izo en el Corral en tiempo de peste , y así como bio la sanidad, defendía y por acuerdos de esta dicha ciudad separé y distinguí la posesión de mi casa abriendo los zimientos antiguos y lebantando paredes , y se desizo el pilar , y para que la piedra del pilar envirtud del acuerdo de que ai, rezivo en los autos en los quales tengo instrumentos de compredas de ventas y propiedades y rendeziones de censozos con prueba real y al ziudad no izo defenza alguna, pasaron los autos a nte don Lucas Marroquín de la Peña, teniente de escribano que don Diego Dáiza que oy lo haze don Juan Ramírez, quiero que se recojan los títulos y los tengan mis herederos". Con estas casas fundó una memoria en la que se cargaban 60 reales de limosna , que habían de dar a la puerta del convento de Consolación en el primer Viernes de Cuaresma de cada año media libra a cada pobre. Y señala un dato interesante " y por las dichas casas, haza y zumacar se a de dezir por toda la Comunidad del dicho convento sobre mi sepoltura un responso cantado el primero Viernes de Cuaresma de cada un año".
Nombró de heredera y patrona de la memoria doña María García Sancha y Chavarría, y, si el el convento no cumpliere, dejaba las propiedades y encargos al Hospital del Dulce Nombre de Jesús.
CONCLUSIONES
El Corral del Consejo se encontraba rodeado de corrales, casas, haza y tierra de zumaque, con lo que su extensión debía prolongarse desde la actual Corredera hasta la calle de las Parras. En su entorno, existía un pilar ( que se observa en el plano del siglo XIX) y se levantó un lavadero en tiempos de peste, por lo que debió mantenerse posteriormente. Fue un espacio municipal extenso que podia permitir edificios grandes como iglesias.
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