NUEVAS
APORTACIONES PARA LA HISTORIA DE LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
FRANCISCO
MARTIN ROSALES
Académico Bellas Artes
I
DEVOTOS ALCALAÍNOS DE LA VIRGEN DE LA CABEZA ANTES DE LA FUNDACIÓN DE LA
COFRADÍA.
Continuamos con la fecha de la fundación
de la cofradía alcalaína de Nuestra Señora de la Cabeza y su relación con los
devotos. Nunca se había comentado la instauración de la devoción en nuestra
tierra.
Y la hubo. Sirvan de ejemplo varios documentos en forma de testamento. El
primero adelanta el culto a 1542 lo realiza Diego Martínez de Pareja, el
segundo de Ana Fernández de Reina.
Diego era un padre de familia que se vio obligado a acudir a la Jornada de
Guerra de África con las milicias locales en 19 de diciembre de 1542 este año;
y, tras el desastre de Argel que las tropas otomanas habían infringido al
emperador Carlos V, no sabía lo que le podía ocurrirle como le aconteció a
Cervantes, caer cautivo o morir en la guerra o cautiverio. Por eso levanta el
testamento para exponer sus últimas voluntades. Y entre las tradicionales
mandas, deja varias por su alma, almas del Purgatorio y su padre Andrés
Martínez de Pareja. Y dos especialmente rezadas en la Iglesia Mayor dedicadas a
Nuestra Señora de la Cabeza, para ruegue ante Dios e interceda para que le
perdone sus pecados. Como hombre del mundo del campo y ganadero, se ve inmerso
en ventas de animales de cargas ( mulos y asnos) y pieles de animales y
contrayendo varios censos o préstamos familiares con Francisco de Góngora junto
con su madre Catalina García y su hermano Marcos Hernández
El segundo documento es el
testamento de Ana Fernández de Reina, hija de Diego Hernández del Rey, casada
con Pedro González con dos hijos Magdalena y Alonso González, que levantó ante
el escribano Francisco Ordóñez el 14 de mayo de 1548. Suele presentar los
típicos datos, en este caso, del enterramiento de una sepultura en la Iglesia
de Santo Domingo de Silos, donde estaban enterrados sus abuelos y padres.
También, las mandas de misa de réquiem y vigilia y acompañamiento de
beneficiados y cera y pendón de la cofradía de Santa Ana, de la que era
hermana, en su entierro; otro novenario de misas, la de San Agustín, el
quinario a Nuestra Señora, por almas del purgatorio, y otras de Espíritu Santo en
el templo de Santo Domingo de Silos, pero manifiesta que fueran
rezadas. No olvida tampoco los cuatro maravedíes para los santuarios
acostumbrados como era el de Jerusalén, y por el rescate de los Cautivos, ni un
regalo para su hija Magdalena, que versaba en todas las piezas de diversos
colores (de seda azul, amarillo, colorado…) de un dormitorio y de un comedor
con sus sabanas y atavíos; tampoco lo hace con su prima hermana que la había
mantenido en su casa como personal de servicio y recomienda a su marido que le
pague por su trabajo.
Y hay dos notas destacadas, también dos misas rezadas por su devoción a
Nuestra Señora de Cabeza, con lo que adelanta en siete años los datos sobre la
práctica y culto por esta advocación mariana. Y lo dice con estas palabras
“ las quales mando que se digan el domingo postrero de Abril, primero
venidero quando van a su fiesta; y, si antes se pudiera decir, de diga y se le
dé la limosna para la cera que se gasta en su capilla un cirio de una libra;
mando que las dichas misas se digan en su propia casa donde está”.
El documento tercero es el testamento de Catalina Martínez, mujer de Diego
Ibáñez que comparte con Ana Fernández la fecha 5 de agosto de 1548, y la
dedicación de dos misas a Nuestra Señora de la Cabeza y a Nuestra Señora
de Consolación (Escribano Luis de Cáceres).
La devoción de la Virgen de la Cabeza ya tenía antecedentes antes que se
fundara la cofradía, y a ella ya acudían los devotos alcalaínos, y lo
celebraban, como ahora, el último Domingo de Abril y lo curioso que todavía nos
y había fundado el templo sino en la Casa del Santuario, como manifiesta el
santuario, donde acudían los romeros y hacían ofrendas, en este caso los
cirios, al mismo tiempo que se reservaban unas misas por las almas de los
difuntos.
III
LOS PRIMEROS HERMANOS Y PENDÓN DE LA
VIRGEN DE LA CABEZA
Por
el documento de contrato entre Andrés de Medina y el bordador, broslador,
Juan Martínez Montañés sabemos que el primer hermano mayor fue Aparicio
Martínez de Colomo [3] y
que fueron los primeros hermanos de la cofradía : este mismo
Aparicio, el sastre Diego Sánchez, Martínez de
Molina, Bernabé de Alba, el tendero Francisco Hernández
de Navas, Bartolomé de Ortega, Juan Serrano, y Gómez Gallardo,
que todos eran vecinos de Alcalá la Real. Por su amor a la Virgen de la
Cabeza, comenzaron a organizar la cofradía y encargaron el estandarte al bordador
Juan Martínez Montañés (por cierto, en este mes vecino de Granada) y, a través
de este testimonio, sabemos los siguientes datos:
-Tuvo
lugar el encargo del pendón el cinco de junio de 1560, lo que manifiesta que ya
existían devotos y cofrades en 1560. Probablemente, no todos fueron ganaderos
que acudieron a la fiesta y feria del Cerro de la Cabeza, los había de diversos
ramos.
--Desde
principio, como establecían los estatutos de la Cofradía de Andújar, debían
equiparse de unos estandartes que tenían que llevar impresos el escudo
y armas de la ciudad de Alcalá la Real para ser identificada esta
nueva cofradía filial entre todas las del Cerro; y en el diseño del
pendón, bordado por Juan Martínez Montañés se recogía que iban dos imágenes de
la Virgen de la Cabeza en un lado y otro, con las llaves y leones de Alcalá la
Real y el letrero de la ciudad alcalaína[4].
-Existía una relación muy grande
entre estos artistas y artesanos alcalaínos, porque años después con el propio
Juan Martínez Montañés, se volvieron a establecer relaciones comerciales y
contractuales. Así 1566, vemos al bordador con los hermanos Diego y Hernán
Sánchez firmando un trato de 20 arrobas de vino torrontés con un precio de
5.100 maravedíes.
[1] MARTÍN
Rosales, F, La romería de la Virgen de la Cabeza y la
Cofradía de Alcalá la Real. Toro de Caña, nº 4
[2] PÉREZ
CASTILLO, Matilde. La Cofradía de la Virgen de la
Cabeza de Alcalá la Real, más de 450 años de historia. PVC. 2011.
[3] Y
no Colomar, como señalaba el documento del Libro de Actas de Andújar.
[4] AJPJ.
Escribano Andrés de Medina. Folio 92 vuelto- 93 vuelto. Año 1560.
IV
EL PRIOSTE FRANCISCO MUÑOZ, SEGUNDO HERMANO MAYOR DE LA COFRADÍA
POR el testamento ante Hernán Sánchez (Legajo 4669, 10 de agosto de
1571), María Hernández Cordobesa, esposa de Diego Hernández, declaraba ser
enterrada en la ermita de la Veracruz, y haber aportado 12.000 maravedíes en la
carta dotal. Desde 1551, vivía en Alcalá la Real, y había tenido dos hijas
Beatriz y Juana Ruiz, anteriormente estuvo en Montefrío y nació en Córdoba, de
ahí su apodo como apellido. Mujer sensible con la solidaridad, dejaba todas sus
sábanas para los pobres del Hospital Dulce Nombre de Jesús.
Muy
curiosa es la manda de tres ducados que aportaba a las obras que se mantenían
en edificación Santa María la Mayor, convento de Consolación, ermita de san
Sebastián, San Bartolomé, Veracruz, Santa Ana, Nuestra Señora de la Cabeza y
hospital del Dulce Nombre de Jesús. Como buena devota, realizaba las
tradicionales mandas de misas acostumbradas a la Pasión, de exequias y
réquiem.
Pero la manda más importante estaba
relacionada con la cofradía romera del Cabezo, que aportaba datos de su
construcción y cofradía
"Dejo por universal heredera que doy
título y recurso a la Cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza de esta ciudad de
Alcalá la Real, porque de ellos se compren ornamentos para la imagen e altares
del Señor San Marcos, donde estaba la cofradía o estubiere, para el culto de la
de la dicha imagen e reparos de la iglesia, como más vien visto sea al priostre
e alcaldes de la dicha cofradía , a la que dejo por mis legítimos
administradores de lo susodicho , y esto a tanto que no tengo herederos,
ascendientes o descendientes que hereden mis bienes y haciendas"
Firmaban el testamento el Hortelano Pedro Sánchez de la Hinojosa y
Francisco Muñoz, mesonero. prioste de Nuestra Señora de la Cabeza. Dejó algunos
bienes para sus familiares Bartolomé y Juana Ruiz hijos de sus hermanos.
Por este testamento, la
ermita de San Marcos se encontraba en obras, y existían en 1571 varios altares
(el de San Marcos y el de la Virgen de la Cabeza). No está muy claro si la
imagen de la Virgen romera se encontraba, pues tan solo se asevera con
rotundidad ornamentos para la imagen si estuviere. Lo que se declara con
rotundidad que se rendía culto con los ornamentos del altar (frontales,
manteles, telas, mantos de adorno...).
Curiosamente aparece el prioste
Francisco Muñoz, un nuevo hermano mayor conocido de su historia tras
Aparicio Martínez de Colomo. Un nuevo documento de codicilo de Marina López,
mujer de Martín de Alcalá (Hernán Sánchez, 4670, folio 210, 1572) se entierra
en la iglesia de Consolación, se le dice misa de réquiem y vigilia en iglesia
de san Pedro del Castillo, y, lo más importante, dio de limosna la que se
necesitare para los manteles de lino, unos para la Virgen de la Cabeza, otros
para San Marcos, los dos altares de esta ermita, donde se encontraba ya la
Virgen, como lo manifiesta la testadora.
V
EL ROQUETE DE LA VESTIMENTA DE LOS
HERMANOS DE LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
En nuestro libro de la Historia de la Real
Cofradía de Alcalá la Real, señalamos, partiendo de las publicaciones de Salcedo,
que los cofrades solían llevar un roquete blanco, sombreros blancos e insignias.
Y recogemos la siguiente cita" De este siglo se conserva una
perfecta visión de la celebración de la Romería en la obra publicada en 1677
por Salcedo Olid "Panegírico Historial de Ntra. Sra. de la Cabeza de
Sierra Morena", donde describe como la organización de la Romería y de las
Cofradías dependía de los Diputados de la Cofradía Matriz a cuyo frente
figuraba el Prioste que, para distinguirse en Romería, vestía roquete y
sombrero blanco, banda y báculo rojo; el Mayordomo roquete, sobrero blanco,
báculo y banda del mismo color; los Diputados vestían banda y báculo colorados,
y los cofrades túnicas blancas a modo de "alba" y roquete blanco para
recogerse el pelo.
Pues recién fundada la
cofradía ya poseía la tradición de que los hermanos vistieran el roquete blanco.
En concreto, por el testamento de Isabel de Jerez, esposa del albañil Juan de
Álvarez se encuentra el roquete que, como hermana de la cofradía de la Virgen
de la Cabeza disponía y lo convertía en mortaja en el día de su enterramiento
as la manera de otros con el hábito franciscano o, en otras ocasiones blanco.
Esta es la manda (AHPJ, Hernán Sánchez, 4666, folio, 21 de enero de 1567)
"ítem
declaro que tengo en prenda en poder de la biuda de Benito de Santisteban
mi roquete, que tengo para servicio de la Cofradía de la Señora de la Cabeza,
en dos reales, que prestó, mando que se le pague y cobre el roquete
con el qual me mandó enterrar y lo lleve en lugar de mortaja, y, cumplido
todo lo que aquí mandó al remaniente de mis bienes, derechos y
acciones e título y recurso que he y aver pagado e de mando lo aya
y enreden por y siguientes partes Juan Álvarez, mi marido, y mis hijos a
los quales nombré por tales y universales herederos
Pocos documentos
encontramos de la cofradía de la Virgen de la Cabeza de Alcalá la Real en el
siglo XVIII.
VI
LA COFRADÍA
DE LA VIRGEN DE LA CABEZA A MEDIADOS DEL SIGLO XVIII
Y menos aún, a partir de
su mitad. No obstante, podemos manifestar que la cofradía pervivía con su
organización ya arcana. A través de un documento del escribano Juan Gutiérrez
de Hinojosa (Legajo 5464, folio ilegible que no llevó derechos, pero dio fe) en
21 de mayo de 1757, se firmó un contrato de compraventa entre la cofradía
romera y el presbítero y notario mayor de abadía don Ceferino de Torres por
juro de heredad para siempre jamás. Por ella, se ratifica una casa abandonada
que poesía en la calle de los Moros, que bajaba a la de los Vicente en el
Arrabal Nuevo como bien propio legado por uno de sus devotos, y que ya aparecía
entre los bienes del Catastro de la Ensenada.
Su organización mantenía como principales cargos directivos el hermano
mayor, en este caso Blas García, y como alcaldes Francisco Antonio Ibáñez y
Bartolomé Cano. La casa se cita como pequeña y perteneciente a la parroquia de
Santo Domingo de Silos, lindaba por lo alto con la casa del comprador y por lo
bajo con las murallas, citándose también por el corral la calle Romero.
Se valoró en 70 reales de vellón.
Curiosamente no aparece citada como cofradía, sino como Hermandad de
Nuestra Señora de la Cabeza y fueron testigos de la transacción don Juan de Callaba,
Pedro Alcalá y José Nieto.
Es un documento interesante, porque la cofradía de la Virgen de la Cabeza
nunca decayó, siempre se mantuvo a pesar de los tiempos de rigorismo ilustrado,
y las familias solían ser casi siempre de los Cano, García e Ibáñez como
mantenedoras de culto y romería ocupando cargos directivos. No fue la única
casa que compró Ceferino de Torres por este entorno, otra en la calle Cava
compró a Petronila del Álamo, lindera con la muralla por los corrales
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