Lo retiene en su mente. Reza un paternóster, se santigua y pide las bendiciones para sus tareas de día. Camina saliendo por la puerta del claustro a la Plaza Alta. Se adentra en su tienda sin haberse topado con nadie. Enciende su candelero. Baja de su balda un libro y varios legajos. Recoge su pliego de papel blanco, y lo estira, mete la pluma en el tintero. E inicia un nuevo garabato que mancha el papel para dar calor a la punta. Espera a Antón, pero se entretiene con algunos garabatos sobre la plana hasta que se ilumina su mente. Traza una R alta floreada de campanillas abiertas e introduce en su interior un pájaro que comprende toda su altura, a sus pies un pequeño pájaro. Picotea el vientre. La da vueltas a los asuntos que tiene citados a han previsto cita. Muchos tratos de vino entre cosecheros y mercaderes, compraventas de solares para edificar en los nuevos barrios de la Veracruz y la Fuente Nueva y algunos arrendamientos. Llega Antón acompañado de un ventero Martín del Aguilar.
-Buenos días, mi señor.
-Que Dios nos bendiga-contestó el escribano muy inquieto y nerviosos.
-Abrimos hoy nuevo registro- le responde Antón
-El séptimo.
-Qué bella pluma tiene usted. Debía haber cambiado de oficio.
-No me atrevo a dar ese paso, me degradaría en el rango de oficios.
-No le pido que sea escultor, tallador o retablista.
-Pintor es un oficio sublime como los escritores.
- No tengo tanto arte, ni domino los colores, Nunca lo he intentado Estos
son efluvios de vida.
-Ah, de sus amores.
-Calla, calla.
-Pues el pelicano es el símbolo del amor más alto.
-Que va, es simple una imitación y reproducción en tinta del que see
encuentra en el sagrario de la Iglesia Mayor.
-No lo entiendo, amor, muy intenso, y hasta es capaz de dar su vida por
morir.
-No, no se haga ilusiones. Para mí es imposible, no recibo sino rechazos y
respuestas esquivas. Pero, ¿qué digo?
-Siga, siga, don Gome.
-Nada, nada, se me ha cerrado la puerta de bruces y no se abre ni con un ariete.
-Ya vendrán nuevos tiempos. Se oyen goles y aldabonazos Abre la puerta- le
dice don Gome a Antón.
-Pase, Marín y don Rodrigo.
-Buenos días.
-Los estábamos esperando.
-Nos hemos retardado un poco buscando a los testigos, es muy temprano. Aquí
están ya presentes, esperando en la puerta.
Don Gome abre el legajo y
todos dirigen la mirada hacia el dibujo del registro. Muy indiscreto don
Rodrigo de Góngora.
-No se distingue muy bien, pero esta ave y su cría me suenan a algo. En los
sagrarios, en algunos cuadros de los conventos, en misales …
-Eso, eso, don Gome. Un a escena de animales singular, no se puede
representar mejor el amor- remacha Martín del Águila.
-Amor, que va, mística…pero vayamos al asunto. Antón, tiene preparada la
cabecea con la fecha y las fórmulas del arrendamiento.
-Ya están escritas en el folio 105. Y las fórmulas del final, junto con la
fecha. Me queda el meollo del asunto
-Vamos a rellenarlo.
-Son los arrendadores y el propietario…
-Servidor Martín de Águila. Vecino de la Muy noble y leal ciudad de Alcalá
la Real.
-El propietario, don Rodrigo de Góngora, vecino y estante.
-Y ¿el objeto del arrendamiento?
-Mi venta de la Fuente Granada, junto al pilar, y las tierras de las
Peñuelas que le rodean, linderas con el camino real a Granada y el arroyo de
Añora.
- ¿Renta?
- Como el anterior.
-Condiciones?
-Las mismas a la tercia y por la venta setenta ducados cada año y mantener todas
las casas en perfecto estado y acabado.
-Por cierto, don Gome. Ayer me llegaron a la venta dos frailes, camino de Córdoba.
M e sacaron un libro en latín. Y, en su portada, no recuerdo su título. Pero,
me quedé un poco desconcertado por la segunda página donde estaba grabada con
esa ave.
-¡Qué curioso! Se ha puesto de moda este pájaro.
-Algo debe tener, a mí me ha impresionada, me persigue. Bueno, dejémoslo,
hemos acabado ya el documento. Lo leo por si se encuentran algunos errores o
quieren corregir algo.
Firmó el secretario don Gome, lo hicieron los testigos que sabían firmar,
lo hizo don Rodrigo y asintió Martín de Águila. Se despidieron dejando a Antón
y don Gome embebido con el pelicano. El escribano perfeccionaba la letra uncial
y retocaba al pelicano, mientras a Antón y le espoleaba en el tema.
-Don Gome, que curioso el pelicano en la iglesia y en la venta.
-Antón, cosas del amor secreto, místico, sacro.
-Un símbolo, don Gome.
-Pero, el amor se realidad en las personas. No es algo abstracto. Lo buscamos
y nos busca. A veces, lucha con el desamor.
-
-Déjese de imaginación, don Gome. A mí lo comentaba el provisor que el pelícano
es un ave de agua, que los poetas con mucha imaginación y la poesía, han dotado de muchas y curiosas virtudes,
-Y un significado religioso- agrega don Gome.
-Entre los cristianos simboliza a Jesús de Nazaret.
- Ya sé que es muy versad, Antón. Pero ilústreme sobre este tipo de amor.
-Dicen que esta alegoría entre el Pelicano y Cristo se encontraban la obra
cristiana del Physiologus, en la biblioteca de Alejandría se encontraba este
libro que apareció en el siglo II en Alejandría, Egipto.
-Me suena- interrumpió don Gome- de autor anónimo, este Physiologus
registró leyendas de animales.
-Sí dándole a cada una de estas, su versión e interpretación. Me viene a la
mente, muchas figuras suyas, que yo he compartido pues he sido en el amor como
el fénix, que se quema a sí mismo y se levanta al tercer día de las cenizas.
-Que no, que esto simboliza a Cristo que muere por los pecados y resucita
al tercer día para prometer la --Vida Eterna. –
-Mi señor a usted le viene mejor el unicornio. Solo puede ser capturado en
el regazo de una virgen pura. Ay, si esto fuera verdad, y me imaginara en este
animal, mira que se lo pinto en las notas que se lo envío.
-Que no , anda desvariado, simboliza
la Encarnación.
-Ahora soy un pelícano, lo doy todo hasta mi sangre.
-Used no es una mujer. Pues la se describe en la leyenda que
el Pelícano alimenta a sus crías. Será porque usted entrega hasta su sangre a
su amor. Pues os pequeños pelícanos golpean a sus padres, y los padres, en
represalia, los matan. Pero al tercer día, la madre pelícano abre su costado y
derrama su sangre sobre sus crías. De esta manera son revivificados y sanados.
-Antón, no es este es el único de la leyenda, hay más variantes. Cuando se tiene, la madre pelícano
se hería a sí misma, golpeándose el pecho con el pico para alimentar a sus
crías, con su sangre y carne, para evitar la inanición de estas. La
circunstancia de tener una gran bolsa en el pecho en la que deposita el
producto de su pesca, y de donde la saca con el pico para alimentar a sus
hijos, es la que probablemente ha dado origen a estas fábulas que por tantos
años han corrido de boca en boca como una verdad incontrovertible.
-Que no, don Gome, usted no alimenta a esa mujer con su sangre, con su amor.
Que los s primeros cristianos adoptaron al Pelicano para simbolizar a
Jesucristo, quien da su vida por la redención mediante su pasión y muerte, - y
la Eucaristía.
-Ya lo sé que los curas nos cuentan que estábamos muertos al pecado y hemos
encontrado una nueva vida a través de la Sangre de Cristo.
-Y, por eso se haya en el sagrario, donde he encontrado unidos el Pelicano y la Eucaristía (el Cuerpo y la Sangre de Cristo , e, alimento). Y, se han puesto de moda,
algunos sagrarios con forma de un
pelicano.
-Ya Dante en su Divina Comedia cantaba este es aquél que descansó sobre
el pecho de nuestro Pelícano; es el que fue elegido desde la cruz
para el gran cargo.
-Qué culto me ha salido, mi Antón. Pero el pelícano me marca a mi persona
con su significado de amor. Siempre guardo su alimento y se lo doy a mi cría.
Por eso he puesto un solo polluelo.
-Déjese de tonterías. No desvaríe. El propio san Juan se recostó sobre el
pecho de Jesucristo la noche de la última cena. Un símbolo.
-Otra variante del pelícano. Otra forma de amor.
-Que no, don Gome, que el pelicano siempre fue Cristo, y no hay más que darle
vueltas. Ya lo decía Santo Tomás en el himno "Adoro te devote", Pie pellicáne, Iesu Dómine, me immúndum munda
tuo sánguine:cuius una stilla salvum fácere totum mundum quit ab omni
sælere.
-Traduce, traduce Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame a
mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.
Antón porfiaba con don Gome, lo quería llevar a la virtud de la caridad. Pero
él se encontraba embebida en la acción amorosa, bajaba a tierra, y se hacía pelícano
de su amor. Quería regresar pronto a su casa, y encontrar a su dama. Estaba
ansioso de contarle la leyenda del pelícano, quería hacer aquella vivencia in
memorial, fijarla en la historia de la letra.
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