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domingo, 14 de febrero de 2021

EL MAESTRO BORDADOR

 

EL MAESTRO BORDADOR JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS

Hace dos semanas, llevamos a cabo la descripción de la familia y entorno de Martínez Montañés, en concreto sus abuelos por la parte materna y su padre el bordador del mismo nombre y apellidos. En este artículo, nos centramos en la estancia y oficio del padre en Alcalá la Real y Granada donde le acompañó su hijo, en su fase de aprendiz de escultor de Pablo de Rojas. En Alcalá la Real, por los años setenta y ochenta del siglo XVI, el padre de Montañés ejercía de bordador y mantenía abierto un taller de bordado, donde acudían los clientes, cofradías, eclesiásticos y particulares que hacían donaciones de vestidos sagrados a las iglesias y conventos. Hay constancia de la presencia de su relación con mercaderes de la seda, contratantes e, incluso, miembros de su taller, entre ellos los aprendices. Un nuevo documento de contrato o carta de aprendiz en 1578, lo comprometía con Juan de Cueto para educar en el arte del bordado a su hijo Pedro de Torreblanca, de edad de trece años (Hernán Sánchez, Legajo 4676. Folio 189 v. en 23, julio de 1578). El objetivo consistía en aprender el oficio sin encumbrar nada. Le debía dar de comer, vestir, calzar y beber y 12 ducados tras el periodo de aprendizaje en cinco años (al presente del documento cuatro ducados para Navidad, otros en San Juan y al finalizar el resto). Se obligaba el maestro a enseñarle o bezarle todo en este arte del bordado, sin ninguna reserva para que lo dominara en su oficio; también en no emplearlo en algo ajeno al oficio y mantenerlo bajo su cuidado esos años y en que no se rompiera los vínculos salvo que se fuera de la casa.  Con esto, Martínez Montañés debió mantenerse en la ciudad hasta el año 1582 aproximadamente, como demostramos con otros documentos. Y es curioso el apellido del aprendiz, que no lo encontramos más que en el clérigo Diego de Torreblanca, beneficiado y mayordomo de la Abadía.

EN GRANADA

 

            La fiesta del Corpus Christi fue y es una de las principales celebraciones de la Iglesia Católica en honor a Jesús Sacramentado. No cabe duda que la Contrarreforma y el Concilio de Trento coadyuvaron a su difusión y su propagación. Como dice Amador Vico, " El Concilio de Trento abordó el tema de la Eucaristía en dos sesiones y desde dos puntos de vista: el dogmático –definiendo con claridad la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento, rebatiendo así las tesis protestantes– y el reformista –intentando corregir prácticas supersticiosas que con el paso del tiempo se habían implantado en torno a la misa. El pueblo católico suele celebrarlo con el día festivo del Corpus y su correspondiente octava. Junto con la misa oficial y procesión, se añadía, por otra parte, el acompañamiento de muchos elementos profanos que acompañaban la procesión, a través de la comparsas de los gremios, recitaciones de grupos de música y  escenificaciones de autos. También comenzaron a surgir las nuevas hermandades sacramentales con el nombre del Santísimo Sacramento. En concreto, el 12 de mayo de 1581, el cabildo municipal de Alcalá la Real suplicó al prelado su erección cofrade, basándose en la bula “Dominus Noster Jesus Christus de Paulo III, que concedió la aprobación de la cofradía . En Alcalá se comisionaron a los miembros, Pedro de Pineda, el alcaide Rodrigo de Góngora y Juan de Aranda Góngora, ante el Arzobispo de Granada, para que “ franquease  copia autorizada de ella, “. Y trajeron desde la capital de la Alhambra el decreto de fundación y las constituciones, que conservaron en el archivo de la cofradía. Muchos hidalgos y miembros del cabildo pertenecieron a dicha cofradía. Se realizaron sus andas, su custodia, y otros objetos litúrgicos a lo largo de los siglos XVI  y del XVII. Entre objetos, era fundamental que se distinguiera la cofradía con la insignia correspondiente. Y, muy curiosamente nos la encontramos ante el escriban0 Alonso Ordoñez (legajo 4610, folio 130) en 14 de febrero de 1586, siendo testigos Juan de Baeza, Luis Hernández de Cardera y Alonso Gutiérrez de Villalobos.

 Por el documento de obligación y contrato, el broslador Juan Martínez Montañés se comprometía a realizarlo a la cofradía. Se aportan nuevos datos sobre su vida y la estancia de la familia en Granada. Pues era vecino de esta ciudad en la colación de Santa Escolástica, y vino a Alcalá, donde, como estante, llevó a a cabo la operación y contrato.  Y especificaba “me obligo a hacer un paño para la cofradía del Santísimo Sacramento , que  en esta ciudad está instituida, que se entiende de la insignia del Santísimo Sacramento, que es el cáliz con la hostia y dos ángeles, que le acompañen”. Por este tiempo su hijo, el Dios de la Madera, vivía con el padre antes de su marcha a Sevilla. 

Sus medidas eran 56 centímetros de ancho y 66 de largo “han de tener dos tercias de ancho la bordadura , y de largo  tres cuartas en proporción y, según la forma y manera que está en las muestras firmadas de los nombres   de los señores Pedro de Pineda Valenzuela  e Pedro de Pineda Góngora, regidor,  que yo llevo en mi  poder  y queda en el susodicho". Y añade junto con esta bordadura en los remates a de tener cuatro agnus Dei y estos han de tener cuarta de ancho en redondo, y en las cuatro esquinas del paño flores grandes, que acompañen a la insignia del largo una tercia, y otra de ancho". La fecha de finalización era, “y a de estar acabado de esta forma para el Domingo de Ramos primero”. El precio “se me han de dar cuarenta ducados y, si apreciado montare más y en este aprecio subiere hasta veinte ducados, se me han de pagar diez solamente y, si montare menos de los dichos cuarenta ducados, y sí el aprecio se hiciere eso, se  me ha de pagar y no más.  Quiero en cuenta de los dichos señores Pedro de Pineda Valenzuela y Pedro de Pineda Góngora doce ducados y, lo de más de ir pagando y, acabado de hacer,  se han de acabar de pagar  y no cumpliendo los susodichos  doy facultad  os susodichos  que por los dichos cuarenta ducados e intereses  e costas se me pueda  ejecutar”. Exponemos en el presente artículo un grabado, parecido al que debió servir de modelo, y estandartes con la iconografía descrita muy interesante para el caso de que se quisiera reconstruir este estandarte, como se hizo con el de la Virgen de la Cabeza.

Por otro documento se comprometía en 13 de noviembre de 1595 con la iglesia de San Pedro del Castillo de Locubín, para realizar un terno con el mismo escribano ( Legajo  46 , folio  346). " para su servicio y culto divino que se haga una capa de damasco de azul bordado con su azanefa  y capilla bordadas sobre terciopelo azul de un romano de oro henchido y troncos de garraspes y asimismo  tiene necesidad de una casulla  ni más ni menos del mismo damasco y obra de la dicha capilla  a la redonda con franjones de oro  y seda azul  y asimismo  tienen necesidad de dos dalmáticas las cuales aj de ser de terciopelo carmesí  bordadas de terciopelo del mismo color, los faldones y bocas mangas , cabestros y collares y collarejos , los cuales han de llevar un romano de oro llano , los ojos y los troncos de oro matizado a la broca con sus figuras  plateadas  y campos de púpameles. Se obligaba ante el mayordomo a acabarla a la perfección a vista de oficiales. Debía de soltar la quinta parte de la factura y el oro y la seda y demás materiales debía pagar la iglesia del Castíllo.  

            Por estos años noventa debió morir el bordador o broslador Juan Martínez Montañés, y le dejó la antorcha de los contratos de la sede abacial a otro bordador granadino, Andrés Díaz parroquiano de la iglesia de La Magdalena. Ya escribimos algo de su arte con motivo del libro de la Historia de la Real Cofradía de la Virgen de la Cabeza, pues hizo en los años finales del siglo XVI  el  gallardete que presidió la cofradía durante el siglo XVII y posteriores. Abundamos en sus aportaciones a la historia del bordado en Alcalá la Real. Sirva de ejemplo este documento del escribano Alonso Ordóñez en 13 de junio de 1595  (Legajo 4616, folio 103), en el que el clérigo y presbítero Rodrigo Ordóñez, familiar suyo,  contrató con este bordador granadino estante en la ciudad abacial, una serie de piezas y se comprometía a pagarle 711 reales y medio.  de quince varas de raso morado  bordados todos los campos con trece hilos de  oro y veinte y ocho sesgos de guarnición bordados de guarnición de oro de  canutillo y de seis varas  y media de raso  canutillo y seis varas y media  de raso amarillo bordados los campos con tres hilos de plata y oro y tres sergas de una guarnición  negra  bordados de oro de canutillo sobre terciopelo amarillo y sobre veinte y dos sergas bordadas sobre terciopelo azul, para una ropa, bordados de canutillo, y del resto  de todo lo susodicho queda deber los susodichos ciento y once reales y medio.

Ya había muerto el bordador Juan Martínez Montañés, el escultor se hallaba en Sevilla,  y Andrés Diaz ocupó el mercado alcalaíno del bordado.

 


 

 

 

 

 



 

 

 

 

 


 




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