ANIVERSARIOS
Muchas personas gozan
con rememorar el pasado con fotos históricas o particulares; otros le sirven de
analizar comparativamente otros periodos para estudiar el desarrollo y el
progreso; a otros se suman con remembranza de las páginas de las crónicas
anteriores para acicate de emprender nuevas empresas. El pasado, el recuerdo,
los hechos del ayer se resumen en aquel dicho latino historia magistra vitae
( o lo que es lo mismo, la historia maestra de la vida, enseña en el
camino futuro).
Viene esto a cuento de que, releyendo la prensa de hace
cuarenta años, por estas fechas, cayeron en mis manos una cantidad de noticias
que versaban sobre la crisis de la empresa Condepols en Alcalá la Real. Esta
empresa fue y es un revulsivo en Alcalá, que cambió en muchos aspectos la
sociedad alcalaína y el modo de producción; de ser eminentemente agrícola se
fue transformando en una sociedad mixta en la que la agricultura, los
servicios, la construcción y la industria pesaban proporcionalmente en la
economía alcalaíno. Y no sólo en la economía, sino en todos los aspectos que encumbren
a la sociedad de alcalaína. Se vieron afectados por ella el asentamiento
poblacional entre aldeas y el casco urbano, la urbanización de la ciudad que ha
llegado a crecer casi el triple del suelo urbano histórico, los modos de vida
en las costumbres y el bienestar social, y, hasta el mundo de las comunicaciones
de una sociedad cerrada a otra abierta. Condepols tosió, y se resfrió Alcalá la
Real. Pero, gracias a aquella crisis trágica para muchas familias y su correspondiente reconversión y transformación
de la industria alcalaína, pudo caminar la ciudad de la Mota a un partido
municipal, en el que, a lo largo de cuarenta años, han crecido varios polígonos
por doquier del territorio de la Sierra Sur-casco urbano, aldeas y pueblos-, se
ha acrecentado muchos sectores como el transporte proliferando los vehículos
pesados, se ha diversificado el capital empresarial entre nuevas sociedades industriales y
cooperativas y otros productos derivados del plástico y en otros campos
innovadores, y se ha intercomunicado prácticamente todo el tejido poblacional
mejorando su red de carreteras (incluso ya no solo se interconectan aldeas sino que los propios polígonos aspiran a
comunicarse).
Cuarenta años ofrecen la posibilidad de analizar, comparar y
proponer alternativas. Lo mismo acontece con los 10 años de vida del Hospital
de Alta Resolución. Está claro que, a veces caemos, en los perjuicios de
confundir todo el pasado con la penumbra del inane criticismo y la deformación
consciente. No es un intento vano, ya lo hizo Julio Cesar cuando escribió sus
comentarios. Nos ejemplificaba lo bueno y valiente que era este general, y
denigraba a sus enemigos en las Galias y a sus propios conciudadanos de la
Guerra Civil. Algo parecido acontecía con un sistema de enjuiciar el pasado en
la Edad Moderna, los juicios de residencia se permitían en los últimos días del
mando del corregidor que todo el mundo podía protestar cualquier medida
cometida durante su gestión; en el mismo saco cabían los regidores, alcaldes
mayores, alguaciles, corregidor y toda persona que hubiera ejercido un cargo;
se veían obligados a recompensar cualquier desafuero contra los intereses de un
ciudadano que se sentía agraviado. Pero también podía defenderse y plantar cara
todas las acusaciones contra su persona. Corrían tiempos no democráticos y de
vasallaje.
Ahora, los juicios de residencia se llaman auditorías. Es
evidente que en un sistema democrático debe y tiene que ser trasparente por
naturaleza, ya que mantiene y está obligado a dotarse de sus órganos
administrativos y de control por ley y
de los grupos democráticos. Para ello, la intervención y los órganos jurídicos
deben refrendar toda la vida administrativa y oponerse a cualquier intento de desviación
política. Nadie duda de la neutralidad, profesionalidad y autoridad de los
funcionarios públicos. Por eso, a veces, las auditorías se han convertido en
muchos lugares en juicios de residencia que permiten vaciar los prejuicios espurios
de la lid política antes que valorar
juiciosa y sensatamente los periodos de gobierno. Condepols y el Chare fueron una lección histórica, nació
una nueva clase emprendedora, y el pueblo supo tomar el tren de la esperanza
histórica.
Probablemente, no hemos tenido en cuenta que vivimos un acontecimiento
especial con este virus que nos despierta del letargo de un hombre y una
sociedad, en la que se creía conquistada la felicidad eterna. Mas valía que nos
concentráramos en preparar obuses contra este bicho y afrontar este primer mal
que vivimos de una manera universal. Como dice Jaume Flauer : “ No son
muchas las oportunidades que tiene el ser humano de afrontar un reto común en
el que solo nos salvamos sino nos salvamos todos”.
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