Hace unos días preguntaba una persona sobre una tienda donde comprar carbón. Y a lo más que podía encontrar el carbón prefabricado que se vende en sacos de las ferreterías o en las tiendas religiosas en forma de pastilla para el incensario de las ceremonias religiosas. Sin embargo, hasta hace poco tiempo hubo familias que en los pueblos rurales mantuvieron el carbón y encendieron sus braseros de mesa camilla con la brasa de su chimenea y lo mantuvieron con cabrón. El fogón de leña quedaba reservado para restaurantes exquisitos y ya no se degustan las buenas carnes o los exquisitos pescados a la brasa dele fuego de leña. Recordamos a nuestras madres comprando la energía calorífica del carbón en las tiendas de barrio, llamadas Carbonerías, Y hubo famosos carboneros en Alcalá la Real como Julián y su mujer Isabel en la calle Llana, el carbonero del barrio de la Tejuela, varias en la plaza....
Sin embargo, el carbón fue una fuente de ingresos de los vecinos pudientes de Alcalá la Real. Y se remonta al siglo XV con la roturación de los terrenos repartidos por Alfonso XI a los conquistadores y sus descendientes, se incrementa en el siglo XVI con el repartimiento de 10.000 fanegas en tiempos de Carlos I, y se mantiene en los siguientes repartimientos de Felipe II y los otros reyes de los Austrias. En tiempos de Carlos III, IV y Fernando VI, la roturación de los campos se transformó en una conflictividad.
Pues los terrenos roturados solían estar colocados en las cabezadas de los montes, donde solían existir tierras desmontadas y otras sin desmontar y en estos años, se produjo una anarquía descomunal que dio lugar a un conflicto entre los gobernantes y los propietarios de los terrenos. El mecanismo solía ser muy similar desde el principio, se solicitaba a la autoridad o cabildo desmontar el monte por clarear el terreno o por hallarse los árboles secos; la autoridad indicaba el lugar y número de árboles a desmontar, lo que contrataban con un precio y plazo y vino para llevar a cabo esta ardua tarea ; a partir de este momento, entraba en función los carboneros para quemar la madera y transformarlo en carbón, y venderlo a un usuario. En este caso, surgen los carboneros con la modalidad de vendedores de carbón. Por dos documentos del escribano Florencio Serrano en 1583, encontramos estos vendedores encuadrados en este círculo productivo de la energía del carbón. En concreto, dos contratos entre propietarios de tierra y compradores del carbón para venderlo en su tierra, recogen el mecanismo y el comercio de la industria del carbón. En el del uno de noviembre de este año, Manuel García Ibáñez y Pablo Jiménez de Alcántara, ambos alcala
inos, lo hacían con el granadino don Manuel Vidal, fabricante de carbón, como aparece en el documento.. Los primeros solicitaron la licencia de sobresaco al corregidor don Manuel de Medina y Rincón, fueron unos peritos a terreno junto con el guardia de montes y señaló los árboles ( encinas y quejigo) finalmente se comprometían a ofrecer dos pedazos de tierra en una zona muy cercana al monte del Camello, el Veneroso, y fueron herretados por medio del sistema de herrete, que usaba la ciudad de Alcalá la Real para marcar con una señal de la cruz cada árbol. Probablemente, esta palabra corresponde al nombre de herrete, Al final se producía la transformación a través de la licuación de una madera en carbón. Les daban 2.250 reales y veinte arrobas de carbón al primero, y al segundo 250 reales, de modo que lo debía pagar en el día de Nuestra Señora de la Concepción.
El segundo documento de 25 de noviembre del mismo año , Vicente de Estrada, Manrique y Gamboa, alcaide de la fortaleza de la Mota y regidor preeminente contrataba con el granadino Manuel de Martos dos pedazos de tierra en la Merced y en el cortijo de la Zorra con encinas y quejigos para limpiarlos y entresacarlos ( por ser reviejos, descarriados y ceporreados unos; y otros para clarearlos, por ser tanta la espesura que no pueden dar fruto) . Pidió licencia al mismo corregidor, los peritos y el guardia mayo señalaron los que consideraron convenientes y herretearon los pies de cada árbol a los que vieron no fructíferos e inútiles. Fueron 250 encinas en la Merced; y 316 en la Zorra y algunos quejigos. El corregidor le da la licencia para convertir la madera en carbón para su uso, el vecino de Granada y otras utilidades, y le da el plano con las señales de los herreteados. Y con estas premisas firma el contrato con Manuel de Martos que representaba al fabricante granadino del carbón Torcuato Guiot. En los mismos términos, otro contrato entre los anteriores por 268 encinetas y 1.921 chaparras por 3.000 reales. Se comprometía este a pagar 10.000 reales en dos plazos, cumplir el momento de hacerlo por el propietario y se respetara las
inconveniencias del mal tiempo, tras la Navidad, y después de la siembra y recolección, los embocas de las carretas con los árboles que se talasen, y el pago de peritos y guardia mayor.
Este oficio se multiplicó por los montes de Frailes y surgieron a veces algunos conflictos que afectaron a la muerte violenta de un hijo del corregidor.
Compartimos estas palabras de David Martínez Corralo
Esta industrias y profesiones han desaparecido, debido al avance industrial y a la salida de los habitantes de los pueblos a las ciudades.
No hace tanto, los carboneros se asentaban en los montes de toda la Península Ibérica. Utilizaban la madera para elaborar carbón vegetal que luego vendían. Su campaña se prolongaba, dependiendo de la zona en la que se encontraran, en verano o a finales del mismo, prolongándose durante el mes de otoño y el invierno.
Una vida dura, ya que los carboneros, durante el tiempo que duraba la campaña, se quedaban a dormir en el monte, en muchas ocasiones acompañados de sus familias, ya que el horno en el que se hacía el carbón debía de estar vigilado continuamente, para ver cómo iba la combustión, el color de humo y tapar agujeros.
El horno o carbonera era hecho de forma manual por los carboneros. Se tardaba tres o cuatro días en que el carbón se hiciera poco a poco en el horno natural. Luego se extraía y se extendía durante otros dos o tres días para que se enfriase. Tras ello, se transportaba el carbón, antiguamente al lomo de las mulas o burros para llevarlo hasta la localidad más cercana.
Han sido muchas las familias que han vivido del carbón en España durante muchos siglos, pero ya a mediados del pasado siglo XX, el sector se vería desplazado por el petróleo y, posteriormente, por la electricidad. Todavía, se mantenía la relación de la extracción del carbón y comercialización con los fabricantes granadinos en el siglo XVII. En 1721, ante el escribano Pedro Monte, nos encontramos que el fabricante granadino Alberto Marcela se comprometía con el convento de las madres dominicas de Alcalá la Real a la entresaca de madera del monte, en el paraje de Villarreal junto al arroyo del Salobral,
Una demanda que bajó de forma considerable y un trabajo muy duro que, pese a intentar resistir, al final ha terminado por desaparecer, quedando en el recuerdo de todos aquellos que trabajaron como carboneros durante muchas campañas.
En la actualidad, en muy pocas ciudades de España podemos encontrar un carbonero, pero en un negocio y trabajo muy distinto al tradicional. Las nuevas tecnologías permiten hacer el carbón con otras técnicas menos laboriosas. Estas carbonerías aguantan con la venta de carbón para barbacoas, braseros, leña para chimeneas y bombonas de camping gas.
Hace ya décadas que este oficio relacionado con el sector de la madera desapareció. Algo que ha estado muy cerca de ocurrir con otros como el de resinero, el del leñador o el de la saca de corcho. Trabajos que gracias a la crisis por la que pasó España pudieron reflotar, al ser considerados por muchos una posibilidad para volver al mundo rural y volver a explotar los recursos naturales que en él se encuentran, tal y como hicieron hace tiempo sus antepasados.
En frente del actual edificio Joven comprábamos sacos de carbón de hueso de aceituna que un buen hombre vendía, creo que también vendía cal en un local grande con portón metálico que hace esquina...con dos sacos teníamos para un mes 15 euros unidad creo...ya se jubiló hace unos tres años...el hueso de aceituna también se utiliza en cooperativas aceiteras para calentar agua y generar electricidad en las más modernas y así dar utilidad energética a este resto de la producción de aceite.
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