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jueves, 15 de agosto de 2019

poemas en el programa de la Virgen




PLAZA BAJA DE LA MOTA

Remanso silencioso de Mercurio,
 tugurio de tendillas y banqueros ,
colmena artesana de fiel cerero,
de  esclavos  comercio ,  y cruel  espurio.
Legado fuiste del centurión  Curio,
Longinos de nombre y caballero,
 en tiempos de romanos e íberos,
 castro levantisco y de perjurio.

 Ibrahim te  lloró,  y la mora Cava,
 perder el emporio del recinto,
 de palyeros y hortelanos  rico zoco.
Solar venal  que a  la iglesia sabe a poco,,
cediendo las tiendas que hacían traba
 al  enorme testero de su plinto.

Y María te mira en la tarde agosteña, 
entre salmodias de abaciales clérigos,
entonando  letanias por su pérdida.



CRUZ DEL RAYO



Una cruz señala del sendero
el final del trayecto al campesino
y al  cabrero le indica con su Sino
 el recuerdo de un dardo lastimero.

No será del llano ósculo  primero
del monfi rebelde en el camino,
 o un obstáculo hostil y repentino/
de un cristiano con armas de escudero/.

Fiel testigo de soledades andadas
recorridas con alma ganadera
y huella leve de marchas pasajeras.

Llanura estéril en  desbandada
 de las aves voraces, postrera
 Estación de leal amor abrazada.

Y en la noche oscura de la víspera
compartiendo tus ojos de vigila,
la veras entre nubes de palmeras. 








POR LA RUTA DEL VELILLOS


Esas huertas regadas del  Velillos,
 antaño mansión de piedras molineras,
al borde del caz manso del río,
 las revuelven las presas prisioneras.
 Surgen impetuosas cascadas trepidantes,
 rumor oscuro de verdes riberas,
moliendo el trigo de  ruedos y  Mata/,
cuando los hidalgos atrás cobraban
  la maquila justa y asaz rentera.
 Esas tierras de nabales  y zarzales,
 antaño, aguas sulfurosas y curanderas,
 sueñan entre ocres y amarillos, 
un despertar de renacidos esparragales,
cobijadas a la sombra de  alamedas.
Esas tierras de negros olivares, 
testigos mudos de la dura contienda
 en la  Cabeza del Molino asientan
la memoria de una gente resistente,
 cadalso  de ilusionada utopía,
 tajo de la guadaña repentina
de una  mano malvada y  traicionera.

Estas tierras te hicieron pan de trigo,
cortijera de bondades, A tí  María,
y Señora de  las aldeas alcalaínas. 


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