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viernes, 16 de agosto de 2019

EL QUINCE DE AGOSTO, EN ALCALÁ INFORMACIÓN.


EL QUINCE DE AGOSTO
No he puesto en cabecera  el tradicional Día de la Virgen para titular este artículo, simplemente he fijado una fecha y la he escrito  con los dígitos de este mes estival. Si la hubiera redactado hace años, celebraría la festividad de la Asunción de Santa María, Y compartiría muchos años de una fecha esperada en muchos pueblos de España tras la conquista cristiana por su territorio en manos de los árabes Me fijaría que era una fiesta fundamental para todo creyente que marcaba el ciclo de su vivencia anual (su trabajo, sus relaciones sociales, sus empresas y contratos, y hasta lo más incompresible como los compromisos dotales). Si me acercara a las tierras abaciales de la Sierra Sur, la denominaría con la advocación de la Virgen de las Mercedes. Tendría que explicar su relación entre esta devoción mariana y esta fecha religiosa. Me toparía que ni la advocación mercedaria debería relacionarse con la orden rescatadora de cautivos, que por cierto no llegaron a fundar convento en Alcalá durante tiempos de frontera. Con gran esfuerzo, comprendería que es deudora de la celebración de la fiesta de una imagen, colocada en el altar de privilegiado del ala del Evangelio de la Iglesia Mayor, donde se ganaban las mercedes del cielo mediante la declaración que hacían los vecinos de Alcalá por medio de sus mandas testamentarias.
 Pero de esta advocación a fijar su fiesta en el mencionado y estratégico día quince existe una gran distancia. Debía conllevar una explicación. Muy sencilla y muy simple. Desde las actas capitulares hasta los cabildos eclesiásticos pronto relacionaron el día de la Asunción, por ser fiesta universal de los cristianos, con el día cuando las huestes del rey Alfonso XI conquistaron la ciudad amurallada de la Mota.  Cuadraba el círculo de este quince de agosto: fiesta religiosa, efemérides históricas y justificación patronal, como en otros lugares, donde se le denomina Alcázar, Fuensanta  o Guadalupe. Y, sin embargo, no suelen coincidir estas argumentaciones en su origen. Pues, ni Alcalá de Aben Zayde se conquistó dicho día. Ni el patronazgo primero fue el de la Virgen de las Mercedes, y, tan sólo, la fiesta de la Asunción se celebraba dicho día hasta que se fijó el calendario festivo de la Iglesia Católica. Somos fruto de la corriente tradicional, en la que, a veces, no se responde a fundamentos reales. Pues, Alcalá pasó a manos cristianas y, se llamó Alcalá la Real a partir de un día del mes de agosto de 1341. Pero, el día concreto de la diáspora de los musulmanes de la Mota varía según los criterios de los cronistas de aquel final del cerco. Para unos, fue el día de la Virgen de las Nieves, otra célebre fiesta conmemorativa del calendario romano, en la que se recuerda la nieve insólita que cayó sobre la capital del Imperio Romano durante la noche del cinco de agosto y fijó el lugar donde debía erigirse la basílica de Santa María. Hay otros que, calculando fechas y cruzando acontecimientos, comentan que la toma de Alcalá la Real se llevó a cabo el día doce de agosto. Recientemente, en un libro de genealogía del linaje de alcalaíno de los Gadea, la retrasan hasta el día 26 de agosto.
Está claro y evidente que esta fecha es fruto de un acuerdo ya tardío, en torno a principios del siglo XVI, cuando comenzó a llamarse a aquella imagen de Nuestra Señora de la Antigua, con el nombre de Virgen de las Mercedes, al mismo tiempo que celebraban su fiesta por el día de la Asunción. Fecha que por aquellos no estaba relacionada ni con el patronazgo de la ciudad; pues los vecinos de aquellos años proclamaban las de Santo Domingo, San Sebastián, y Santa Ana, incluso San Roque y San Blas. Sobre todo, la fiesta de Domingo de Silos conjugaba los triples intereses religioso, histórico y social, porque las anteriores respondían a imprecar favores de salud pública o de la economía autárquica de aquellos años.
Sin embargo, desde el siglo XVII, este día quince de agosto quedó como el Día de la Virgen, en Alcalá la Real de las Mercedes. Y se celebraban desde tiempo inmemorial y, de acuerdo con los recursos, funciones religiosas, y espectáculos civiles: desde novenas a misas pasando por las vigilias; y, en lo civil, teatro, fuegos artificiales, moros y cristianos, luminarias, justas y mascaradas, toros y juegos de los tiempos, desfiles gremiales y adornos de fachadas.   
 Por eso, si nos virtualizáramos a la manera del hombre del siglo XXI, podrían esta fecha con grafía digital 15 J. Me quedaría con el elán de un día festivo que todavía responde en su origen a aquel consenso de celebración entre religioso y laico. Pues convoca a muchas familias a celebrar esta festividad religiosa, sirve de pretexto de los espectáculos de estos tiempos con el nombre de festivales (al menos en su nomenclatura), queda como un recuerdo de  aquellos años en los que nos abrazábamos muchos emigrantes que acudían por esta fechas para compartir estos días con sus familiares. Pero, ya no es una marca del calendario para fijar la fecha contractual de firmar convenios, dirimir pleitos o cumplir con los compromisos mercantiles, curiosamente ni siquiera coincide con los cien días de cambio de gobierno municipal.  Pues, siempre conviene respetarlos por todos los bandos y personas, pues los ríos nacen de una misma fuente y su cauce se acrecienta o merma a lo largo de su recorrido fluvial. Habrá otro quince, el quince de septiembre.

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