EL QUINCE DE AGOSTO
No he puesto en cabecera el tradicional Día de la Virgen para titular
este artículo, simplemente he fijado una fecha y la he escrito con los dígitos de este mes estival. Si la
hubiera redactado hace años, celebraría la festividad de la Asunción de Santa
María, Y compartiría muchos años de una fecha esperada en muchos pueblos de
España tras la conquista cristiana por su territorio en manos de los árabes Me
fijaría que era una fiesta fundamental para todo creyente que marcaba el ciclo
de su vivencia anual (su trabajo, sus relaciones sociales, sus empresas y
contratos, y hasta lo más incompresible como los compromisos dotales). Si me
acercara a las tierras abaciales de la Sierra Sur, la denominaría con la advocación
de la Virgen de las Mercedes. Tendría que explicar su relación entre esta devoción
mariana y esta fecha religiosa. Me toparía que ni la advocación mercedaria debería relacionarse con la orden rescatadora de cautivos, que por cierto no llegaron a
fundar convento en Alcalá durante tiempos de frontera. Con gran esfuerzo,
comprendería que es deudora de la celebración de la fiesta de una imagen,
colocada en el altar de privilegiado del ala del Evangelio de la Iglesia Mayor,
donde se ganaban las mercedes del cielo mediante la declaración que hacían los
vecinos de Alcalá por medio de sus mandas testamentarias.
Pero de esta advocación a fijar su fiesta en
el mencionado y estratégico día quince existe una gran distancia. Debía conllevar
una explicación. Muy sencilla y muy simple. Desde las actas capitulares hasta
los cabildos eclesiásticos pronto relacionaron el día de la Asunción, por ser
fiesta universal de los cristianos, con el día cuando las huestes del rey
Alfonso XI conquistaron la ciudad amurallada de la Mota. Cuadraba el círculo de este quince de agosto:
fiesta religiosa, efemérides históricas y justificación patronal, como en otros
lugares, donde se le denomina Alcázar, Fuensanta o Guadalupe. Y, sin embargo, no suelen
coincidir estas argumentaciones en su origen. Pues, ni Alcalá de Aben Zayde se conquistó
dicho día. Ni el patronazgo primero fue el de la Virgen de las Mercedes, y, tan
sólo, la fiesta de la Asunción se celebraba dicho día hasta que se fijó el
calendario festivo de la Iglesia Católica. Somos fruto de la corriente tradicional,
en la que, a veces, no se responde a fundamentos reales. Pues, Alcalá pasó a
manos cristianas y, se llamó Alcalá la Real a partir de un día del mes de
agosto de 1341. Pero, el día concreto de la diáspora de los musulmanes de la
Mota varía según los criterios de los cronistas de aquel final del cerco. Para unos,
fue el día de la Virgen de las Nieves, otra célebre fiesta conmemorativa del
calendario romano, en la que se recuerda la nieve insólita que cayó sobre la
capital del Imperio Romano durante la noche del cinco de agosto y fijó el lugar
donde debía erigirse la basílica de Santa María. Hay otros que, calculando
fechas y cruzando acontecimientos, comentan que la toma de Alcalá la Real se
llevó a cabo el día doce de agosto. Recientemente, en un libro de genealogía
del linaje de alcalaíno de los Gadea, la retrasan hasta el día 26 de agosto.
Está claro y evidente que esta fecha
es fruto de un acuerdo ya tardío, en torno a principios del siglo XVI, cuando
comenzó a llamarse a aquella imagen de Nuestra Señora de la Antigua, con el
nombre de Virgen de las Mercedes, al mismo tiempo que celebraban su fiesta por
el día de la Asunción. Fecha que por aquellos no estaba relacionada ni con el
patronazgo de la ciudad; pues los vecinos de aquellos años proclamaban las de
Santo Domingo, San Sebastián, y Santa Ana, incluso San Roque y San Blas. Sobre
todo, la fiesta de Domingo de Silos conjugaba los triples intereses religioso,
histórico y social, porque las anteriores respondían a imprecar favores de
salud pública o de la economía autárquica de aquellos años.
Sin embargo, desde el siglo XVII,
este día quince de agosto quedó como el Día de la Virgen, en Alcalá la Real de
las Mercedes. Y se celebraban desde tiempo inmemorial y, de acuerdo con los
recursos, funciones religiosas, y espectáculos civiles: desde novenas a misas
pasando por las vigilias; y, en lo civil, teatro, fuegos artificiales, moros y cristianos,
luminarias, justas y mascaradas, toros y juegos de los tiempos, desfiles
gremiales y adornos de fachadas.
Por eso, si nos virtualizáramos a la manera
del hombre del siglo XXI, podrían esta fecha con grafía digital 15 J. Me
quedaría con el elán de un día festivo que todavía responde en su origen a
aquel consenso de celebración entre religioso y laico. Pues convoca a muchas
familias a celebrar esta festividad religiosa, sirve de pretexto de los
espectáculos de estos tiempos con el nombre de festivales (al menos en su
nomenclatura), queda como un recuerdo de
aquellos años en los que nos abrazábamos muchos emigrantes que acudían
por esta fechas para compartir estos días con sus familiares. Pero, ya no es
una marca del calendario para fijar la fecha contractual de firmar convenios,
dirimir pleitos o cumplir con los compromisos mercantiles, curiosamente ni
siquiera coincide con los cien días de cambio de gobierno municipal. Pues, siempre conviene respetarlos por todos
los bandos y personas, pues los ríos nacen de una misma fuente y su cauce se
acrecienta o merma a lo largo de su recorrido fluvial. Habrá otro quince, el
quince de septiembre.
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