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martes, 6 de agosto de 2019

UNA NOTA HISTORICA SOBRE PUERTO LOPE

SIN REMONTAR
 A TIEMPOS ROMANOS NI A LOS  LOS MUSULMANES QUE SE CONVIRTIÓ EN UN PUERTO DE FRONTERA, durante la Edad Moderna el término  Puerto Lope fueron propiedad de luna rama de la familia  Ponce de León. Después, el l oidor Lope de León, padre de Fray Luis de León  adquirió hasta 1600 fanegas de tierra de los Ponce de Ocampo y de los Gadeas muy ligadas con familias alcalaíns sobre las que fundará mayorazgo. Su jurisdicción  fue comprda en a la Corona en 1559, convirtiéndose en el primer señor de Puerto Lope. El señorío se mantuvo en esta familia hasta don Juan Ponce de León Bobadilla ya en el siglo XVIII, pero con su muerte pasó a los Velluti hasta la extinción de los señoríos.
En tiempos de Rodrigo Ponde León, se encuentra  un documento alcaláino, ligado con este lugar. Se trada de
una carta de obligación entre doña Úrsula de Aguilar, esposa 
del licenciado Sancho de Marañón, ​con Cristóbal de Frías, también regidor del cabildo alcalaíno, por la que daba y concedía a este último 25.000,de los ducados  que depositaba por haberle concedido el poder de la venta del COTIJO VENTA DE PUERTO LOPE, como se denominaba con fecha de 30 de junio de 1539 ante el escribano Bernabé Rodríguez. Fueron testigos miembros relacionados con la hidalguía local el clérigo Francisco de Gamboa, Luís de Leyva, hijo de Antón García de Gadea y Francisco Hernández de Úbeda. EL COMPRADOR APARECE COMO RODRIGO DE OCAMPO, y se añade veinticuatro del cabildo de Granada. Era un miembro de la oligarquía granadina, que remontaba su ascendencia a uno de los compañeros de viaje del Gran Capitán,  este, en concreto, respondía en su nombres y apellidos completos como  Rodrigo Ponce de Ocampo, era un caballero de origen zamorano  profeso en la Orden de Santiago . Siguiendo a Porras Arboledas por una a ejecutoria delibrada el 20 de abril de 1540 a su petición, se sabe que entró en litigio con los nietos del Gran Capitán, su homónimo, don Gonzalo Fernández de Córdoba, duque de Sesa y Terranova, conde de Cabra y señor de la Casa de Baena, y sus hermanas, doña Francisca de la Cerda y doña Beatriz de Figueroa, duquesa de Soma y condesa de Palamós, por la posesión de tres villas (Petrella Tifernina, Lucito y Castelbotacio, sitas en el condado de Molise, en el Reino de Nápoles), que habían sido donadas por el Gran Capitán en 1505 a Nuño de Ocampo, padre de Rodrigo, por sus servicios militares (Archivo de la Real Chancillería de Granada, expte. 5.648, ejecutoria en 34 pliegos). 
Este  regidor veinticuatro de Granada fue también  alcaide de Moclín —cerca de sus posesiones: el heredamiento de Puerto Lope, entre Moclín y Alcalá la Real—. Rodrigo era hijo segundo de Nuño de Ocampo, a quien sucedió al haber fallecido intestado su hermano mayor, García de Ocampo. Rodrigo había estado casado en primeras nupcias con doña Juana de Vargas, nieta de Diego de Vargas, con la que había tenido dos hijos varones y tres hembras; uno de los chicos y una de las chicas mostraban, según el padre, inclinaciones por la vida eclesiástica, vida que ya habían abrazado las otras dos hermanas, algo muy conveniente para las aspiraciones de ascenso social del padre. En efecto, fallecida su primera mujer y heredero de los bienes y derechos del padre, y sin salirse del círculo de servidores de la Casa de Baena, Rodrigo decidió contraer segundas nupcias con doña Leonor de Grimaldo —o de Cáceres—, hija del difunto Francisco de Grimaldo y de doña Francisca de Cáceres, vecina de la collación granadina de San Jusepe, linaje de evidente procedencia italiana por parte de padre.

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