JERÓNIMO PIÑÁN DE ZÚÑIGA (1621-1626)
Comenzó sirviendo en el Perú a las órdenes del virrey don Fernando de Toledo. Allí combatió contra los indios chiriguanos, fue alcalde y veedor del asiento de Potosí e intervino en la difusión del empleo del azogue para la obtención de plata. comenzado sirviendo en el Perú a las órdenes del virrey don Fernando de Toledo. Allí combatió contra los indios chiriguanos, fue alcalde y veedor del asiento de Potosí e intervino en la difusión del empleo del azogue para la obtención de plata. Vuelto a España, fue nombrado en 1586 corregidor de Badajoz y después en 1595 era Jerónimo Piñán de Zúniga corregidor de Ávila como lo recoge la inscripción que recuerda las
reparaciones efectuadas en el Alcázar de Ávila bajo su coregimiento.Visita la villa de Palomares del Campo en noviembre de 1603, integrada en el partido de Huete.
e, Plasencia y Écija, para terminar en 1621 siéndolo de Loja, Alhama y Alcalá la Real72.
rancisco José de Zúñiga y Piñán Carrillo y Melgarejo, natural de Garcimuñoz, litiga su nobleza para ingresar en la orden de Calatrava en 1639.
AUTO DE RESIDENCIA DE 1603.Finalmente, ordenó devolver el dinero del pósito, que tenían repartido los oficiales del concejo, y con él
“Rediman la mitad del çenso de los mill ducados de prinçipal que tiene
tomado para la paga de los ocho millones con que sirvió a su magestad”
V
Las mismas ciudades eran el escenario idóneo donde ciencia y experiencia podían combinarse de la mejor manera en la formación del corregidor ideal y, de hecho, prácticamente la mitad de los nombramientos analizados se refieren a individuos que alegaban en sus «relaciones de partes y servicios» haber ejercido algún oficio de gobierno o de justicia en cualquiera de sus niveles –alcalde mayor, teniente de corregidor, regidor, procurador en Cortes o corregidor– en el ámbito urbano. Es más, las nominaciones referidas a individuos que ya habían sido corregidores al menos una vez antes de recibir su último nombramiento sumaban aproximadamente la cuarta parte del total: 252 de las 1.012 analizadas. Obviamente, los mismos sujetos que declaraban haber desempeñado oficios municipales podían alegar también experiencia en los ámbitos anteriormente mencionados, lo que trenza trayectorias vitales a veces particularmente complejas. De todas formas, cualquiera que sea la combinación de cargos que se pueda encontrar, son los empleos que tienen que ver con el gobierno urbano los más frecuentemente citados en los distintos currículos. La experiencia en este campo era, por tanto, un factor muy tenido en cuenta a la hora de proceder a la provisión de un corregimiento y, en concreto, haber sido previamente corregidor parece que aumentaba grandemente las probabilidades de volverlo a ser. La media de nombramientos por corregidor es de 1,5, pero las dos terceras partes de los nombrados lo fueron en dos ocasiones. Los hubo, 41 en concreto, que lo fueron tres veces y otros 13 llegaron a encadenar cuatro mandatos. Por encima de este nivel hay casos, pero son excepcionales. Uno de los más llamativos es el de don Juan Remírez Freyle y Arellano, regidor de Toro y procurador de Cortes en 1602, que sucesivamente fue corregidor de Carrión y Sahagún en 1607, de Alcaraz en 1612, de Zamora en 1617, de Logroño, Calahorra, Alfaro y La Guardia en 1622 y de Granada en 163071. Aun más dilatada fue la carrera de Jerónimo Piñán de Zúñiga. Había 70. . AHN, Consejos, leg. 13603, exp. 3; leg. 13592, exp. 7; leg. 13640, exp. 10; leg. 13613, exp. 12; y leg. 13607, exp. 12.
Fuera de los requerimientos legalmente exigibles –que no tuvieran vínculos de naturaleza o de parentesco con sus lugares de destino– o que el proveído tuviera que ser letrado o caballero de capa y espada, es difícil determinar qué razones movían a la Cámara a la hora de proveer a una persona para un corregimiento concreto o para trasladarlo de uno a otro. En algunos casos los cambios suponían una clara promoción. Don Juan Remírez Freyle de Arellano comenzó en Carrión y Sahagún y terminó en Granada; pero Piñan de Zúñiga, que lo había sido de Ávila y Cuenca, ciudades ambas de voto en Cortes, acabó en Loja, Alhama y Alcalá la Real. Su trayectoria es muy parecida a la de don Luis Manuel Gudiel, que comenzó en Tenerife en 1600, continuó en Villena y Chinchilla, ascendió a Burgos y Córdoba y terminó en 1626 en un corregimiento tan extenso como el formado por Baza, Guadix, Almería, Vera, Purchena y Mojácar73. No es seguro que estos casos supusieran siempre un retroceso en la carrera del corregidor. Circunstancias especiales, o las propias dificultades que presentaba el gobierno de determinados corregimientos, como el de Baza y Guadix, podían hacer aconsejables nombramientos que, de otro modo, resultarían más difíciles de entender. Otras veces, sin embargo, las cosas no están tan claras y, de hecho, muchas de las renuncias que se produjeron en este periodo se explican por considerar quienes los recibían que se frustraban sus expectativas con los nuevos nombramientos. Félix Vallejo Pantoja, regidor de Madrid, rechazó en 1611 el nombramiento que se le había hecho de corregidor de Palencia diciendo que «había tenido oficios mejores –lo había sido de Ciudad Rodrigo y de Toro– y servido de nuevo para merecerlos mejores». Aceptó, sin embargo, el de San Clemente y sus diecisiete villas que se le ofreció después, en 161574. El doctor García Carreño y el licenciado Martín Vázquez de Prada fueron también muy claros cuando rechazaron los corregimientos que se les ofrecían. El primero, al recibir la noticia en 1592 de que se le había concedido el de Aranda y Sepúlveda, argumentó que él había servido antes con buena residencia en el de Jaén y Andújar y estaba esperando ser
AHN, Consejos, leg. 13656, exps. 13, 9 y 17 y leg. 13598, exp. 11. 71. AHN, Consejos, leg. 13603, exp. 3; leg. 13592, exp. 7;
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