Pedro de Alcalá es un maestro de obras desconocido en las obras del territorio abacial de Alcalá la Real. Y fue nada menos maestro de obras de las iglesias de Priego de Córdoba, vecino de esta ciudad, y trabajó en varias obras del territorio abacial por los años setenta y ochenta del siglo XVI. También, intervino en las obras de las Casas del Cabildo Municipal enlanzando el edificio municipal con la capilla del Deán. Después de este tiempo, con el nombre de Pedro de Aranda o de Alcalá, trabajó en la diócesis de Murcia, en la Casa del Corregidor de Lorca y en el Palacio del Contraste de
Murcia. Hoy, lo traemos a colación en dos aspectos, en su biografía y una nueva obra en Alcalá la Real, el convento de la Trinidad.
I. PEDRO MONTE DE LA ISLA
Casa del Corregidor Lorca. Esquinazo en el que simpoblizan a Helios y Cratos. |
Si, a las primeras de cambio, nombran a Pedro Monte de la isla, cualquier alcalaíno se queda completamente sorprendido e. incluso, pasa de largo por la biografía de este personaje. Además, en otros momentos debió llamarse Pedro de Aranda y de Alcalá, cosa que hasta cierto punto era lógica cuando no estaba regularizada la denominación de los apellidos de las personas. Pero, muchos historiadores alcalaínos y algunos críticos de Arte reconocieron hace tiempo la valía a este artista comentando y resaltando su contribución al Renacimiento en el reino de Murcia.
Sin embargo, no debe pasar por baladí que su formación tuviera lugar en tierras de la Abadía, donde dejó su huella en Priego de Córdoba y en la fortaleza de la Mota ( hay datos documentales de su actuación de la conexión del edificio de la Casas de Cabildo del recinto fortificado con la capilla del Deán), pero, donde su impronta artística no quedó desapercibida, fue por tierras de Murcia. Pues fue nombrado maestro mayor de la Diócesis y de la Catedral de Murcia, incluso de la misma ciudad, donde quedan todavía algunos testigos de su mano artística. El claustro del convento de las Mercedarias y el Palacio del Contraste son dos muestras de su visión arquitectónica en la capital murciana, sin olvidar su aportación al mundo del retablo, junto con el granadino Juan Sánchez, que por el mismo tiempo acudieron a la región de la Huerta para realizar muchas obras de ornamentación en templos y palacios. Y no sólo destaca su presencia, sino la alta cualidad de su obra como puede todavía palparse en la Casa del Corregidor de la ciudad de Lorca, donde a las grandes arcadas que conformaban el espacio de corredores o ampliaban la distribución de las plantas, se añadía la labor de ser un sobresaliente escultor a la hora de tallar escudos o elementos decorativos impregnados de la técnica renacentista.
Se sabe que su obra se extendió a otros puntos lejanos de España, y no era de extrañar que se reclamara como veedor de obras de otros artistas para dar su parecer o su proyecto como en la catedral de Guadix a finales del siglo XVI. Incluso su prestigio le condujo a proyectar edficios y plazas o diseñar retablos, Y, aún más, en las Islas Canarias aparece como el contratista de unos canales de la ciudad de la Laguna en 1626.
Pedro Monte de la Isla no figura entre los famosos alcalaínos ni se le nombra salvo en círculos muy determinados, no fue agraciado con la suerte de Martínez Montañés o, recientemente, con la de Pablo de Rojas. Pero, fue un artista que abrió su chovinismo a las fronteras de otras tierras que le reconocieron sus valores artísticos y le r
Palacio Almutid o Contraste |
Casa del Corregidor |
recompensaron con la contratación de sus obras y con el prestigio del reconocimiento de su labor de altura. Tal vez , en aquellos tiempos, los artistas eran unos artesanos más, encuadrados en sus diferentes gremios y su estructura básica de maestros, oficiales y peones. Las personas importantes eran los mecenas y las instituciones que patrocinaban las grandes catedrales, colegiatas y templos, su huella quedaba impregnada para la posteridad en el escudo episcopal o nobiliario como firma de haber pagado el contrato histórico. No importaba del artista más que concluyera a la perfección y según las clausulas comprometidas de las partes. Hoy, el mundo sigue igual, los artistas emigran y extienden la universalidad de su arte, entre ellos algunos alcalaínos triunfan en otros lares. En muchos campos del ate, en empresas de renombre, y en la globalidad omnipresente. Pero al capital solo le importa mojarse con la huella de las ganancias financieras sin importarle el espíritu artístico. Son los escudos-que no de piedra-para proyectar fama efímera del mundo de las nuevas tecnologías.
EL CONVENTO DE LA TRINIDAD DE ALCALÁ LA REAL
En 1580, trabajó en el convento trinitario de Nuestra Señora de los Remedios (Alonso Ramírez de Jamilena, 4573 folio 49 y 50, tres de enero de este año). Ante este escribano firmaron un documento de de concierto Pedro de Aranda (Pedro de Aranda Monte, Pedro Monte de la Isala, Pedro Monte), Miguel de Bolívar y Miguel de Acorda (Miguel de Azcoitia). Aparecía Pedro de Aranda como vecino de Priego de Córdoba y estante en Alcalá la Real lo mismo que los otros dos maestro de obras de cantería lo eran de la ciudad de la Mota.
Se habían comprometido los dos últimos a realizar cierta obra de tapiería del convento de acuerdo con las condiciones y trazas firmadas con la priora y monjas. Pero, estas expusieron ante el abd don Andrés de Bobadilla que no habían cumplido el convenido de 18 reales y medio por tapia construida y llamaron para inspeccionarlo a Pedro de Aranda y tasarse. Y este se comprometió a realizarla mejor y a toda perfección según las conbdiciones y , además añadía que realizaba la traza y el dibujo de la portada, campanario, ventana y otras portadas y gradas de la portada principal. El nuevo acuerdo se fijaba en dar la mitad de la obra por perdida y y a cargo de Pedro de Alcalá y la otra mitad a cargo de los otros maestros. También bajaban dos reales a la obra y se comporometían en llevarla a cabo los tres maestros y dejarla en 16, y dar dos reales a los oficiales y asentadores de las piedras de los Llanos. El propio Pedro de Aranda se comprometía a realizarla o en su nombre el Maestro Martín González. Firmaron como testigos Francisco de Bonmar y Juan de Padilla.
Dos años después prosiguió la obra del convento y continuaban Bolivar y Alcorda de maestros de obra y contrataban la piedra a Diego Hernández, hijo de Pedro Diaz. Este se comprometía a sacar de la cantera de los Llanos toda la piedra de canteríá de tres galgas comunes, parando la entrega en sillares a once maravedíes / la vara ,y continuando la saca de piedra en basto a para las nuevas dependencias y templo del convento. La debía sacar de la cantera y puesta para cargarla, lo que también aydudaba y se tasaba conforme se fuera sacando y se le pagaba de la misma manera, de modo que recibía comno anticipo cuatro ducadas para emporender la tarea( legajo PEDRO CONTADOR Legajo 4781, 11 de septiembre de 1682).
6. f. Tecnol. Unidad de medida de grosor para plásticos que se corresponde con 0,25 micras.
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