JOSÉ LUIS
CARAVIAS AGUILAR
Hace unos días fallecía
en Paraguay el padre José Luís Caravias Aguilar, un sacerdote jesuita. Sus
padres fueron él notario José Caravias Villén y Mercedes Aguilar. Esta familia es un ejemplo del espíritu de
aquella época, que, en los actuales tiempos, se reivindica para otras
generaciones de la posguerra. Descendientes de un labrador, en el sentido de
administrador de fincas de la familia Abril Fernández Figares, formaron una
comunidad de familia numerosa, integrada por los hermanos de José Luis (Carlos,
Carmelo, Antón, María del Carmen, Manuel, Mercedes y Ángela). Su padre estudió
la licenciatura de Derecho en Granada y se hizo notario ejerciendo en muchos
pueblos de España, terminando en Portugalete y Bilbao. Vivieron la migración
profesional de su padre, y se hicieron eco de aquellas vocaciones profesiones,
en las que se compartían el fraile y el militar. En este caso, dos miembros de
la familia Carlos y José Luís fueron miembros de la Compañía de Jesús.
José Luis volvió hace unos años a su tierra y
comentaba en su visita a la iglesia de las Angustias su pasado en su biografía
de la página jesuítica y se despedía siendo consciente de su enfermedad que le
condujo a la muerte.
Había nacido en 1935 en la ciudad de la
Mota, ingresando al noviciado de la Compañía de Jesús en Puerto de Santa María
en 1954. Continuó los estudios de filosofía en Alcalá de Henares y se trasladó
a Paraguay para realizar su magisterio en el Colegio Cristo Rey de Asunción entre
1961 y 1964. Regresando a España para realizar los estudios de Teología, fue
ordenado sacerdote en 1967, en Granada.
Retornó a Paraguay en 1968, destinado a las Misiones de San Ramón de
Santiago e iniciando su etapa de vida de sacerdote campesino en las “Ligas
Agrarias Cristianas” (LAC), Esta actividad y el ser nombrado asesor nacional de
las (LAC), marcó su espíritu durante cinco años. Como recogía de su biografía
“Trabajó con los campesinos desde su ser campesino, dando cursos constantes de
formación, cuya experiencia le sirvió para la publicación de su primer libro
“Vivir como Hermanos”; pero, en la noche del 5 de mayo de 1972, durante su
estancia en las compañías de Yacarey y Guasú Rocái de Piribebuy (Cordillera),
fue expulsado violentamente por la dictadura del Gral. Alfredo Stroesnner. La
policía lo llevó hasta la frontera de Clorinda (Argentina), pero a los tres
días los gendarmes argentinos, por órdenes superiores, lo obligaron a salir
enseguida de su país”.
Después de dos meses de descanso en España, volvió de nuevo a la Argentina,
el 26 de agosto de 1972 y trabajó con el obispo de Sáenz Peña, Chaco argentino,
Mons. Di Stéfano, y le ayudó en la pastora campesina de las Ligas Agrarias del
Noreste argentino, y de los
hacheros con el llamado “Equipo Monte”.
Párroco de Avia Terái, mantuvo estas mismas reivindicaciones . hizo
la Tercera Probación en Santiago de Chile (1971-1972) y los Últimos Votos lo
pronunció al Padre General Pedro Arrupe, en 1973, en las ruinas de San Ignacio
Miní de Argentina.
En Buenos Aires, conoció la P. Jorge Bergoglio, el actual Papa Francisco, y
fue su superior provincial, quien lo recibió muy amablemente Vivió en el
Teologado de San Miguel, donde escribió “Cristo nuestra esperanza”, adentrándose
en n los barrios periféricos en los que vivían los paraguayos. Siempre
recordaba que el P. Bergoglio, “le
avisó que tenía informaciones fidedignas de que la “Triple A” (Alianza
Anticomunista Argentina) había decretado su muerte, junto a la de otros dos
jesuitas más y lo ayudó a escapar rápidamente del paìs, el 11 de octubre de
1974”.
Tras su regreso a España, trabajó en la HOAC, y en 1975 fue destinado a
Quicua de Ecuador trabajando en las comunidades de base. En este lugar también
compartió misión con el equipo EXPA (Expulsados del PAraguay) de ese equipo
nació la publicación “En busca de la tierra sin mal: Movimientos campesinos en
el Paraguay, 1960-1980”.
También colaboró con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en el proyecto
de un “catecismo básico”, titulado “En camino hacia el Reino de Dios” y en “Palabra y Vida”, con materiales de
reflexión bíblica para la vida religiosa, promovidos por la CLAR y viajando por
Latinoamérica, e impartiendo cursos a las comunidades.
En 1989 con la caída del régimen de Stroessner en Paraguay, el Padre
Caravias regresó a Asunción donde continuó su trabajo pastoral como director
del CEPAG (1989-1991), luego pasó como superior del Escolasticado en San
Cayetano (Bañado Sur), en ese tiempo movilizó a la gente para que con mingas
trajeran el agua de Essap a sus barrios y casas. Luego se integró a la
Comunidad de la Curia Provincial y ocupó cargos de la comunidad parroquial de
Cristo Rey. Es un tiempo en el que el
padre sin abandonar lo Bíblico, continuó sus publicaciones y cursos de
formación, estando en sus manos el asesoramiento y formación de la Comunidad de
Vida Cristiana (CVX). Como indica su biografía “Dirigido a gente más
profesional en su compromiso por el pueblo, laicos con espiritualidad
ignaciana, puso en marcha aquello de la opción profesional por los pobres.
En los últimos años de su vida fue Asesor Nacional y Eclesiástico de la
(CVX) y de Asunción (2011) y miembro del equipo Magis de la Asamblea
Latinoamericana, lo eligieron para formar parte del equipo de coordinación
“Magis”. Y en 2013 de la Asamblea Mundial de la CVX en el Líbano.
Como escritor de libros, artículos periodísticos periódicos y revistas, siempre
intentaba e relacionar fe y justicia, fe y vida. Aparte de los libros
formativos, ha elaborado materiales audiovisuales denominados “Fe y Vida.
Biblioteca del Laico”, con unos 11.000 libros digitalizados, sobre todo
religiosos, pero también sociales y literarios. También desde el 2006 ha
seleccionado una colección de películas con mensajes.
En su etapa final, se dedicada al crecimiento de la fe cristiana de los
laicos, acompañó a las parejas y movimientos matrimoniales, y escribió con este
fin “Ejercicios Espirituales en la Vida
Corriente. Guías de ayuda para laicos de Comunidades Cristianas”, su principal
libro en el acompañamiento espiritual.
Hace unos días fallecía y recogimos de su sobrina Loli, el recuerdo de su
despedía con estas notas biográficas que hacía hace unos años. Le decía que ya
se despedía de esta tierra y de su familia. En estos días nos ha dicho adiós un
jienense que dio testimonio de una generación de personas que vivió la diáspora
y el espíritu de la vocación religiosa implicándose no solo en la promoción
religiosa de otras tierras, sino también en la promoción de los derechos
humanos. Que Dios le dé el descanso eterno.
JOSÉ LUIS
CARAVIAS AGUILAR
Hace unos días fallecía
en Paraguay el padre José Luís Caravias Aguilar, un sacerdote jesuita. Sus
padres fueron él notario José Caravias Villén y Mercedes Aguilar. Esta familia es un ejemplo del espíritu de
aquella época, que, en los actuales tiempos, se reivindica para otras
generaciones de la posguerra. Descendientes de un labrador, en el sentido de
administrador de fincas de la familia Abril Fernández Figares, formaron una
comunidad de familia numerosa, integrada por los hermanos de José Luis (Carlos,
Carmelo, Antón, María del Carmen, Manuel, Mercedes y Ángela). Su padre estudió
la licenciatura de Derecho en Granada y se hizo notario ejerciendo en muchos
pueblos de España, terminando en Portugalete y Bilbao. Vivieron la migración
profesional de su padre, y se hicieron eco de aquellas vocaciones profesiones,
en las que se compartían el fraile y el militar. En este caso, dos miembros de
la familia Carlos y José Luís fueron miembros de la Compañía de Jesús.
José Luis volvió hace unos años a su tierra y
comentaba en su visita a la iglesia de las Angustias su pasado en su biografía
de la página jesuítica y se despedía siendo consciente de su enfermedad que le
condujo a la muerte.
Había nacido en 1935 en la ciudad de la
Mota, ingresando al noviciado de la Compañía de Jesús en Puerto de Santa María
en 1954. Continuó los estudios de filosofía en Alcalá de Henares y se trasladó
a Paraguay para realizar su magisterio en el Colegio Cristo Rey de Asunción entre
1961 y 1964. Regresando a España para realizar los estudios de Teología, fue
ordenado sacerdote en 1967, en Granada.
Retornó a Paraguay en 1968, destinado a las Misiones de San Ramón de
Santiago e iniciando su etapa de vida de sacerdote campesino en las “Ligas
Agrarias Cristianas” (LAC), Esta actividad y el ser nombrado asesor nacional de
las (LAC), marcó su espíritu durante cinco años. Como recogía de su biografía
“Trabajó con los campesinos desde su ser campesino, dando cursos constantes de
formación, cuya experiencia le sirvió para la publicación de su primer libro
“Vivir como Hermanos”; pero, en la noche del 5 de mayo de 1972, durante su
estancia en las compañías de Yacarey y Guasú Rocái de Piribebuy (Cordillera),
fue expulsado violentamente por la dictadura del Gral. Alfredo Stroesnner. La
policía lo llevó hasta la frontera de Clorinda (Argentina), pero a los tres
días los gendarmes argentinos, por órdenes superiores, lo obligaron a salir
enseguida de su país”.
Después de dos meses de descanso en España, volvió de nuevo a la Argentina,
el 26 de agosto de 1972 y trabajó con el obispo de Sáenz Peña, Chaco argentino,
Mons. Di Stéfano, y le ayudó en la pastora campesina de las Ligas Agrarias del
Noreste argentino, y de los
hacheros con el llamado “Equipo Monte”.
Párroco de Avia Terái, mantuvo estas mismas reivindicaciones . hizo
la Tercera Probación en Santiago de Chile (1971-1972) y los Últimos Votos lo
pronunció al Padre General Pedro Arrupe, en 1973, en las ruinas de San Ignacio
Miní de Argentina.
En Buenos Aires, conoció la P. Jorge Bergoglio, el actual Papa Francisco, y
fue su superior provincial, quien lo recibió muy amablemente Vivió en el
Teologado de San Miguel, donde escribió “Cristo nuestra esperanza”, adentrándose
en n los barrios periféricos en los que vivían los paraguayos. Siempre
recordaba que el P. Bergoglio, “le
avisó que tenía informaciones fidedignas de que la “Triple A” (Alianza
Anticomunista Argentina) había decretado su muerte, junto a la de otros dos
jesuitas más y lo ayudó a escapar rápidamente del paìs, el 11 de octubre de
1974”.
Tras su regreso a España, trabajó en la HOAC, y en 1975 fue destinado a
Quicua de Ecuador trabajando en las comunidades de base. En este lugar también
compartió misión con el equipo EXPA (Expulsados del PAraguay) de ese equipo
nació la publicación “En busca de la tierra sin mal: Movimientos campesinos en
el Paraguay, 1960-1980”.
También colaboró con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en el proyecto
de un “catecismo básico”, titulado “En camino hacia el Reino de Dios” y en “Palabra y Vida”, con materiales de
reflexión bíblica para la vida religiosa, promovidos por la CLAR y viajando por
Latinoamérica, e impartiendo cursos a las comunidades.
En 1989 con la caída del régimen de Stroessner en Paraguay, el Padre
Caravias regresó a Asunción donde continuó su trabajo pastoral como director
del CEPAG (1989-1991), luego pasó como superior del Escolasticado en San
Cayetano (Bañado Sur), en ese tiempo movilizó a la gente para que con mingas
trajeran el agua de Essap a sus barrios y casas. Luego se integró a la
Comunidad de la Curia Provincial y ocupó cargos de la comunidad parroquial de
Cristo Rey. Es un tiempo en el que el
padre sin abandonar lo Bíblico, continuó sus publicaciones y cursos de
formación, estando en sus manos el asesoramiento y formación de la Comunidad de
Vida Cristiana (CVX). Como indica su biografía “Dirigido a gente más
profesional en su compromiso por el pueblo, laicos con espiritualidad
ignaciana, puso en marcha aquello de la opción profesional por los pobres.
En los últimos años de su vida fue Asesor Nacional y Eclesiástico de la
(CVX) y de Asunción (2011) y miembro del equipo Magis de la Asamblea
Latinoamericana, lo eligieron para formar parte del equipo de coordinación
“Magis”. Y en 2013 de la Asamblea Mundial de la CVX en el Líbano.
Como escritor de libros, artículos periodísticos periódicos y revistas, siempre
intentaba e relacionar fe y justicia, fe y vida. Aparte de los libros
formativos, ha elaborado materiales audiovisuales denominados “Fe y Vida.
Biblioteca del Laico”, con unos 11.000 libros digitalizados, sobre todo
religiosos, pero también sociales y literarios. También desde el 2006 ha
seleccionado una colección de películas con mensajes.
En su etapa final, se dedicada al crecimiento de la fe cristiana de los
laicos, acompañó a las parejas y movimientos matrimoniales, y escribió con este
fin “Ejercicios Espirituales en la Vida
Corriente. Guías de ayuda para laicos de Comunidades Cristianas”, su principal
libro en el acompañamiento espiritual.
Hace unos días fallecía y recogimos de su sobrina Loli, el recuerdo de su despedía con estas notas biográficas que hacía hace unos años. Le decía que ya se despedía de esta tierra y de su familia. En estos días nos ha dicho adiós un jienense que dio testimonio de una generación de personas que vivió la diáspora y el espíritu de la vocación religiosa implicándose no solo en la promoción religiosa de otras tierras, sino también en la promoción de los derechos humanos. Que Dios le dé el descanso eterno.
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