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viernes, 12 de marzo de 2021

EN ALCALÁ INFORMACIÓN, FRANCISCO ZÚÑIGA MARTÍN.

 




FRANCISCO ZÚÑIGA MARTÍN 

En nuestros años de estudiante, solíamos basarnos a la hora de explicar la esencia humana partiendo de una frase filosófica de Ortega y Gasset. Este filósofo español había expresado “Yo soy y mis circunstancias” y se hizo un referente del pensamiento español para explicar la vida de las personas, cada uno de nosotros somos yo y el medio en el que vivimos y no nos podemos separar de él. A veces, no podemos comprender la trayectoria de la vida humana de las personas, en sus principios, madurez y final, sino contamos que algo ajeno, mi circunstancia nos puede romper una cadena bien forjada de nuestro comportamiento vital.

         Viene a cuento con la pérdida muy desgraciada de Francisco José Zúñiga. Nunca pudo esperarse un final tan trágico a los pies del templo de la patrona alcalaína. Fue una persona, que, si hubiera que caracterizarla, se encuadraría en el espíritu sumo de superación, con respecto a él y su entorno social. Desde niños dio pasos agigantados en su formación física e intelectual convirtiéndose en una persona entregada a los demás. Sus padres lo mimaron, y él también los protegió en los últimos años. Se le despertó el servicio a los demás, iniciando los primeros pasos del sacerdocio, y se integró en una empresa de trabajo con una gran proyección de servicio social. Fueron los escenarios de la vida, donde pudo ejercitar sus virtudes y sus valores. No le faltó la bondad y la generosidad para colaborar y relacionarse con los demás. Era el hombre afable que comunicaba muestras de aliento, como le calificaban muchos, un hombre bueno  en  el sentido más amplio de la palabra, al que se nos “nos ha privado de su compañía, de su conversación y de su cariño”. En su relación solidaria con los demás “Un cristiano ejemplar, un ciudadano insuperable y un servidor inimitable. Su forma de ser llegaba muy íntimamente a cualquier persona que le cantaba en sus últimos momentos; “Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío/y dar la espalda, /o puedes hacer lo que a él le gustaría:/sonreír, abrir los ojos, amar y seguir/". Y, en esencia sustantiva no puede describirse mejor su vida que con estas palabras “Bondad, empatía, amor, paciencia, gratitud, perdón, humildad, solidario, caritativo, involucrado, servidor inimitable, cofrade, cristiano ejemplar y mejor persona donde los haya y donde poder reflejarse. Estos de tantos muchos valores son los que tenía Paco Zúñiga, amigo de todos, amante de su pueblo, Alcalaíno por los cuatro costados de los de antes, y de valores incalculables, todos hemos sentido una gran impotencia y la sangre se nos ha revuelto sin lugar a dudas”.

Todos se habían calado del yo personal de Paco Zúñiga, pero sus circunstancias lo marcaron siempre. Su casa era compartida entre su vivienda y la diaconía de la iglesia de Nuestra Señora Consolación, donde servicialmente ofrecía toda su dedicación a la parroquia de Santa María la Mayor y a cualquiera persona que necesitaba de sus servicios. Su lugar de trabajo le hizo compartir la representación de rey de armas o de macero alcalaíno en los protocolos de la vida municipal, guardián de la seguridad de los demás y de sus bienes, anfitrión y conserje de eventos culturales, sociales o servicios.   Y, en la voluntariedad, tuvo su campo con muchas obras solidarias y en CÁRITAS de Alcalá la Real, donde no cejaba de aportar sus inquietudes y aportar muchas horas de su vida en favor de los demás y de la inclusión.

Estas eran los escenarios de sus circunstancias. Pero no esperaba la última circunstancia marcada por el sino y el destino, por la mano que le corto los últimos alientos de la vida, que detuvo todos los momentos compartidos, por sus confidencias, por su entrega generosa, por su  tiempo y por su vida. Te convertiste en altar lleno de luces y de flores en la placeta de Consolación, en ara de sacrificio martirial, como ejemplo de una vida de entrega. Nunca estuviste solo, y, sobre todo, quedaste de testimonio frente a la rabia contenida. Se entienden estas palabras del edil mayor.

Particularmente quiero quedarme con todas las virtudes que nuestro amigo Paco Zúñiga practicaba día a día, ese es el camino que elijo y seguiré practicando, sin rechazo social por ninguna causa como el mismo hacía, dando ejemplo en todas las acciones que siempre se han emprendido en nuestro pueblo, de las que él con ejemplaridad participaba , eso es lo que el seguro haría, aunque la rabia por dentro le comiera como a todos.

Paco fue él y sus circunstancias. Pero, ante tanta generosidad y amor no se merecía nunca la tragedia de su última circunstancia.


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