I
EL PRIMER TESTAMENTO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA
En anteriores artículos sobre el maestro de obras Ginés Martínez de Aranda, he tratado de varios aspectos y documentos que abrían nuevas vías de su vida y obra. Desde el descubrimiento de su testamento y la partición de sus bienes hasta su última etapa en tierras alcalaínas dirigiendo las obras de la sacristía de la Iglesia Mayor. Unos los fueron por los años ochenta del siglo pasado en revistas locales, como las del programa de ferias. También, le dediqué varios artículos en el periódico provincial Jaén. Declaraba en uno de los últimos publicados: “A la hora de desvelar enigmas de la biografía de los personajes o artistas de Jaén, juegan un papel fundamental las fuentes documentales relacionadas con sus momentos culminantes de su trayecto vial. Si las partidas de bautismo o los certificados nacimiento dejan en entredicho muchas hipótesis promovidas por el simple comparativismo, las partidas de defunción abren un abanico informativo que encuadra a los personajes desde su entorno familiar o generacional hasta su estilo y modo de vida (hacienda, tendencias, estudios, cultura...). No podemos obviar ni pasar por alto la contribución de los estudios genealógicos con su diversa gama de documentos para complementarla. Hace años, se divulgó un descubrimiento muy esperado que fue la división y participación de bienes de Ginés Martínez de Aranda, en el que se insertaba su testamento escrito en Castillo de Locubín en 1622 ante el notario Lucas Jordán. Ponía al día el entorno familiar de este maestro de obras, nacido en tierras de Jaén, y que dejó su huella en tierras muy lejanas de la provincia del Santo Reino”.
Pero, antes de
este testamento, hubo, al menos, otro anterior levantado ante el
escribano castillero Juan Bautista Cano, en seis de enero de 1616,
según recogen sus protocolos notariales de Castillo de Locubín donde lo realizó, siendo testigos don Alonso
de Benavides, Juan Colomo el Viejo y Pedro Hurtado, todos vecinos de
esta villa. Lo redactaron, estando enfermo de cuerpo, pero sano de alma (en
voluntad, entendimiento y juicio, pero antes el temor de sobrevenirle la muerte), y declarándose vecino de Castillo
de Locubín y por nombre y
apellidos como Ginés Martínez de Aranda. Tras la fórmula de rigor de testimoniar sus
creencias católicas de salvación en el Dios que le dio la vida, inicia una
serie de mandas, que aportan los datos biográficos.
No es tan rico en
aportar nuevos datos al que comentamos en anteriores artículos, pero tiene la
importancia de ser el primero que, hasta ahora, se ha descubierto. Pedía ser
perdonado por su vida y ser acogido al seno de Dios
Padre. Declara que, en el día de su enterramiento, fuera enterrado en la
iglesia de San Pedro, y, señalaba que se hiciera en la sepultura de la capilla
nueva de la Iglesia Mayor de ella (sic);
lo que es una clara confusión o un lapsus calami por capilla mayor; para el día su entierro.
Mandaba ser
acompañado por los beneficiados, curas y capellanes y religiosos de Castillo
de Locubín. Y añadía que se dijeran la misa de réquiem cantada, y otras misas por su alma (las nueve
de las fiestas de la Virgen, cinco por las Llagas de Jesucristo, tres de
Espíritu Santo, 33 de San Amador), 6 por sus padres sin citarlos, otras
seis por sus suegros, con lo que aportaba el linaje de su esposa (en concreto
eran el castillero Juan
Galán). Las seis misas por las ánimas del Purgatorio eran frecuentes en los
testimonios, pero las seis de sus hermanos, nos ilustran de su familia, (uno que
había fallecido Hernando y Francisco
de Aranda, padre de su sobrino el
famosos arquitecto Juan de Aranda Salazar).
Se señalaba a su
mujer, la castillera María de Morales, para que ella administrase
una manda de 200 misas por su alma donde quisiere y en el sitio que
le placiere. Recordaba que, en la
carta dotal, trajo para contraer matrimonio la cantidad de cien ducados, con el
fin de que lo supieran sus herederos, cuando falleciera su madre. Estos
herederos los nombró como universales para que se repartieran los bienes cuando
falleciere tras pagar todos los gastos contraídos antes de la muerte e
impagados. Eran María de Aranda, Ginés Martín de Aranda y Juan: a la primera levantó carta de dote
para casarse con Luís González,
vecino de Priego (también arquitecto que trabajó en la iglesia de Santa María
Mayor de la Mota), ante el mismo escribano de su primer testamento y manifestaba
que allí se encontraba escrito lo que le donó; al segundo, le dio
entre dineros, oro, paño, trigo y cebada en la cantidad de 133
ducados. Y en este contexto citaba una serie de fincas que se añadieron a este hijo en un memorial firmado por
él y refrendado con el juramente ante Dios signado con un cruz: una alameda en
el río, lindera en lo primero de todo con la presa de don Fernando de Aranda y el camino empezado por la parte baja, donde tenía
que sacar 24 álamos, que se valoraba en 100 ducados, más dos aranzadas de viña en el Picacho de
Castillo de Locubín, lindera con
la viña de Bartolomé López Hidalgo
y la viuda de Mateo García,
un pedazo de zumacal y aranzada y media de olivar en el mismo sitio, linderos
con el resto de heredades y con el camino de la Nava ( afirma que lo escribe
para que se sepa y no había hecho escritura) . Declaraba como
albaceas a su hijo Ginés Martín
y a su esposa María de Morales, al mismo que anulaba cualquier declaración o
codicilos testamentarios.
II
No se acababa su presencia con este documento
testamentario de Ginés Martínez de Aranda, sino que, además del contrato de
obras de la sacristía y capilla mayor de la Iglesia de Santa María Mayor de la
Mota, su presencia en tierras de la abadía alcalaína tras la llegada de tierras
gallegas, debieron multiplicarse. Como Ginés
Martínez de Aranda, el Viejo, este arquitecto baezano y vecino del Castillo de
Locubín, firmaba varios contratos y actas notariales por estos años. En 5 de
noviembre de 1517 aparecía cobrando de los hermanos Pedro y Diego del Castillo,
las rentas del cortijo que poseía en la dehesa y tierras de Fuente Tetar.
Ante el escribano Francisco Fernández
Cabrera se firmó un documento de aval y fianza en 17 de junio de 1619
entre Ginés Martínez de Aranda y su yerno Luís González, casado con su
hija María. Lo hizo como vecino del Castillo de Locubín, en cuya villa se
encontraba por aquellas fechas. Curiosamente, aparecían, a la hora de la firma
varios miembros de la familia de Ginés: el propio Ginés, su mujer María de
Morales, su yerno Luís González y su hijo Ginés Martínez de Aranda, viudo.
Por otro lado, su
yerno Luís González aparecía como maestro de cantería y vecino de Cabra y
casado con María de Morales., que había concertado y asentado con la Santa
Iglesia Mayor de Sevilla (la catedral) en realizar una obra mayor
de jaspe. Mediante una escritura entre el canónigo mayor y el propio Luís
González: ."en dos mil cien ducados, que la dicha obra es una
tribuna a las espaldas del coro, en la forma de unas traza fecha
por Miguel de Zumárraga, maestro mayor de la Santa Iglesia Mayor de Sevilla,
que está firmada del dicho canónigo Salto, obrero de la dicha Santa Iglesia , y
el dicho Luís González, la qual se obligó en el plazo de quatro meses, con que
se a de labrar, acabar y sentar todo el jaspe que era menester para la dicha
traça y obra de la dicha tribuna, llebando por su quenta el jaspe
colorado que fuera menester el propio Luís Gonçaléz para toda la cornisa
dela dicha obra de las canteras de la villa, de Cabra y así mismo toda la
piedra negra que fuera menester para la dicha obra, puesto en ella
a su costa, cobrada y acabada para el dicho efecto; y la demás piedra, andamios
y pertrechos, cimbras y bronçes y todos los demás materiales que para la
dicha obra fuera necesarios, e dándole toda la demás piedra que fuere
necesario que a de venir de Portugal, y Aracena, puesta en ella a
de ser por quenta de la dicha iglesia, en tiempo que el dicho Luís Gonçalez
pueda cumplir e hacer la dicha obra dentro de los dicho quatro meses".
Entre otras condiciones del contrato, corría el plazo a partir de los cuatro meses
desde el diez del presente mes y año. Y en tres meses debía tener abonadas
las fianzas, y, si no hiciera, debía responder con los daños y
menoscabos. Su mujer María de
Moral, junto con su suegro Ginés Martínez de Aranda y su cuñado Ginés Martínez
de Aranda, se comprometieron a ser los avalistas y fiadores de Luís. Este se comprometía a
labrar, bruñir y asentar el dicho jaspe en el periodo de cuatro meses, y la
daría acabada conforme al criterio del Cabildo Eclesiástico de la Santa Iglesia
y a vista de los oficiales nombrados por ella de acuerdo con las condiciones y
capitulaciones firmadas por las partes. Lo demás fueron las fórmulas
acostumbradas para cerciorarse el contratante de la responsabilidad de las
clausulas firmadas con los puños y letras de los dos Ginés, el familiar
del S.O Pedro Fernández Povedano, Pedro Díaz de Villalta, y Francisco de la
Torre.
Esta obra, de gran calidad,
diseño y suntuosidad, sobre todo de materiales, (mármoles, jaspes, bronce,
escultura y pinturas) fue diseñada por Miguel de Zumárraga en 1.619. La puso en
marcha el yerno de Ginés, pero la obra se interrumpió un año después y se
mantuvo parada durante un decenio, cuando se reanudaron los trabajos, que finalizaron
en 1.635
III
DATOS SOBRE LOS FAMILIARES
CASTILLEROS DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA.
SOBRE SU HIJA MARÍA DE ARANDA Y SU YERNO EL
ARQUITECTO MARÍA GONZÁLEZ.
. Por otra parte, la carta dotal en
3 de abril de 1612 ante Juan Bautista Cano, entre Luís González y la familia de
Ginés Martínez de Aranda se comprometía con Luís González, como vecino de
Priego, en ochocientos ducados, que repartía en varios compartimentos:
doscientos en bienes de ajuar, doscientos en viñas y el resto de los
cuatrocientos en dinero.
En otro documento ante escribano Juan Bautista
Cano a 30 de agosto de 1617, este matrimonio se encontraba como vecinos de
Cabra, pero estante en Castillo de Locubín. Vendía una viña en el Endrinal del
mismo Castillo de Locubín, lindero con viñas de Juan Villén, a Juan Galán
Cañadilla por el precio de 10.000 maravedíes.
SOBRE SU HIJO GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA, EL MOZO
Curiosamente este hijo aparece, más
frecuentemente y documentalmente, en los protocolos notariales del Castillo de
Locubín y Alcalá la Real. Como un comerciante y prestamista, abundan los
contratos en todo tipo de transacciones. Muy rara es su presencia como cantero.
Ante el escribano Juan Bautista
Cano, como vecino del Castillo de Locubín, compraba un mulo gallego al corredor
y mercader Gregorio Fernández por 20 ducados en 28 de mayo de 1617, siendo
testigos el presbítero Juan Márquez, Juan de Alba y Juan de Vílchez. En otro
documento de 20 de diciembre de 1617 del mismo escribano, recibía del castillero
Manuel Rodríguez, casado con Juana Díaz, 70 reales por la venta de una
cantidad de carne. En otro del mismo escribano Juan Bautista Cano, Andrés
García de Cabra le pagaba 20 reales por media fanega de garbanzos en dos de
abril de 1617. En otro de 26 de abril de
1617, trataba con Juan de Logroño el Mozo por un préstamo de 16 reales. Con
Juan López de Elvira en un documento manifestaba que le debía pagar diez
ducados por un zumacar en el Picacho del Castillo de Locubín a 26 de junio de
1617. Juan Martín Valverde le pagaba
37 ducados por 60 arrobas de vino en un documento de 3 de diciembre de
1617 ante el mismo escribano. Y Matías Pérez de Santisteban se
comprometía en un pago de la cantidad de 8 ducados por un censo de Cristóbal Ruiz,
labrador de Alcalá la Real, con fecha de 8 de octubre de 1618.
SU ESPOSA MARÍA DE MORALES
Gracias a su testamento ante este
mismo escribano en 28 de agosto de 1617 siendo testigos Juan de Aranda y Diego
Hurtado, realizado cuando estaba enferma de cuerpo y sana en espíritu, voluntad y entendimiento, tras su declaración de fe
cristiana, se sacan estos datos biográficos.
Fue sepultada en una sepultura que
tenía reservada en la iglesia de San
Pedro del Castillo y su entierro fue realizado por los beneficiados, curas y
capellanes rezando misa de réquiem no cantada, nueve misa de Nuestra
Señora, cinco a las plagas de Cristo, Espíritu Santo (6), Trinidad (3),
Apóstoles (3), Santa Ana(4), , San Amador (33), San Agustín (7), San Juan
Evangelista (2), San Francisco y fray Diego, san Jerónimo y San José (2),
almas del purgatorio (4), San Vicente Ferrer, (1), Santa Ana (d4), Ángel de la
Guarda (4), por su padres (4), abuelos de su padre (4), su hermana Francisca
y Ana(dos) difunta, suegros (24), tía María de Morales (2)Juan de Morales
(dos), y Francisco de Aranda su cuñado(4),
Se sabe que había muerto el padre de
Juan de Aranda Salazar por decirle mises y afirmarse difunto, También que le
donó a su criada Ana, que la crio y le sirvió y le tenía mucho amor, 10.000
maravedíes o, en su ausencia, para sus sucesores. A su comadre, que era Juana
García, le dejó una camisa., y una misa cantada. Se debían pagar 36 reales por
ciertas restituciones de su marido Ginés, al que dejó encargado de las misas
que se dieren en una parte. Como albaceas nombraba a su marido Ginés y al
presbítero Pedro de la Puerta. Nombraba como herederos sus hijos Ginés Martínez
de Aranda y Juan de Aranda y María y Petronila de Aranda, sus hijas.
No son estos los únicos documentos
de la familia de María Morales. En 11 de enero de 1598, se levantó la carta
dotal entre Ginés Martínez de Aranda y María de Morales, ante el escribano
García de Espinosa. En ocho de septiembre de 1600 se llevaron a cabo el
inventario y partición de bienes entre los hijos de su madre, también María de
Morales, entre sus hijos ante el escribano Pedro de Escamilla, un documento muy
interesante para conocer los bienes que pertenecieron de herencia y los que
consiguió por su trabajo y contracciones Ginés Martínez de Aranda. Pero esto se
aleja del contenido de este artículo.
FRANCISCO MARTÍN ROSALES
ACADÉMICO DE BELLAS ARTES DE NUESTRA
SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS DE GRANADA-
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