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jueves, 14 de noviembre de 2013

CAMPAÑA DE BANCO DE ALIMENTOS 29 Y 30 DE NOVIEMBRE POR HUERTA DE CAPUCHINOS



 

 



 

NOTA DE PRENSA DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS “HUERTA DE CAPUCHINOS” DE ALCALÁ LA REAL


14.11.13

 

 

 

La junta directiva de la Asociación Huerta de Capuchinos acordó  cooperar con una ONG; en este año, de nuevo  se nos ha solicitado ir a los supermercados  y colaborar en la recogida de alimentos por y para el Banco de Alimentos de Jaén durante los días 29 y 30 de noviembre. Se  está realizando un cuadrante de personas colaboradoras, integrado por miembros de la asociación,  personas particulares y de otros colectivos, hermandades y asociaciones de la localidad, que quieran prestar  su apoyo para poder recoger los alimentos  en los supermercados de la localidad ( LYDL, DÍA, MERCADONA Y MÁS Y MÁS) durante estos  días.  

 

Hemos de manifestar que el BANCO DE ALIMENTOS  surte a muchas ONG, Cruz Roja, Cáritas, Comedores Sociales, Residencias de Ancianos de fin social… y  se provee de donativos particulares, empresas y otras de diversas procedencias. En sus palabras. “El Banco de Alimentos de Jaén recupera excedentes alimenticios, que de otro modo se perderían, para donarlos gratuitamente a centros asistenciales e instituciones sociales, que tienen a su cargo personas necesitadas”.

 

         Queremos pedir la colaboración de todas aquellas personas que quieren participar en este campaña colaborando como voluntarios o  con la donación de alimentos en los establecimientos mencionados y les damos las gracias de antemano por habernos prestado la atención. Le informaremos en dichos sitios.

 

         Para colaborar , comunicar en mi página facebock  Francisco Martín Rosales o la de H Capuchinos ,,  pgonzalomartin@hotmail.com, teléfono 653462306  o  953582407.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE LA HISTORIA LOCAL(I)



 

"Historia, magistral vitae"



¿Cómo se abastecían de agua los moradores de la fortaleza de la Mota, si no había fuentes o se les agotaban los aljibes de agua de las casas donde moraban?




Unos aguadores con acémilas-burros y mulos de carga- subían el agua a la Mota en cantareras, y cobraban por cántaros, al mismo tiempo que se vigilaba que llevaran los cantaros tapados con suelas de zapatos para no producir enfermedades.

-‘Sabes qué era el toque de la queda?



-Era un toque de la tarde que se hacía en la iglesia Mayor, en la torre de la Campana de la Alcazaba o en la torre de la Cárcel, con el fin de que se cerraran las puertas, los vecinos se metieran en sus casas y comenzaran las oraciones de la noche. Este toque lo hacían los sacristanes de la Iglesia Mayor y cobraban, por este trabajo, al Ayuntamiento seis ducados .
" Se mandó hacer una campana mediana en la torre de la Cárcel en la parte más cómoda y se oiga en toda la ciudad y sea tal que sea bastante para ello. Que los alcaides,  que son o fueren tengan cargo de tocar la queda a la hora que se manda por leyes e pragmáticas de estos reinos y conforme a la costumbre que sea más conveniente".
 
¿ Quien podía quitar las armas que abundaban a los vecinos?

-Los alguaciles podían quitar las armas a los vecinos.

Además de los  toques de campana para los servicios religioso, ¿ para qué tocaban las campanas?

-La campana servía también para tocar a audiencia en los juicios.

 

-¿Hubo algún destacamento militar en nuestra ciudad?



-La ciiudad, por ser fronteriza, solía tener preparado un destacamento militar entre sus vecinos, a los que equipaba con armas y vestidos, y pagaba la comida y desplazamientos. Solían ser 150 soldados.



¿Pasaron los cuerpos reales por Alcalá la Real para  colocarlos en la Capilla Real de Granada?


Sí,  en 1574, los de los reyes y príncipes y se gastaron 274 reales 62 hachas de vela, así como el arreglo de caminos

¿Cómo se ejecutaban las penas de azotes o penas de muerta de la ciudad?

Por medio de un verdugo, que al principio se contrataba el vestido y en 1574 se le compró un vestido especial

CAPÍTULO XVII. SIGUEN CON LOS JUEGOS INFANTILES


CAPÍTULO XVII.  SIGUEN  CON LOS JUEGOS INFANTILES.

 



 

 

            Por la mañana siguiente, Gome Muñoz esperaba  a Antón, mientras repasaba una nota manuscrita  donde  recogía, por orden,   los nombres  de todos los juegos infantiles, que, años anteriores,  había compartido con sus coetáneos.

-Buenos días, mi señor. Parece como si los sueños se le hubieran esfumado.

-Algo de insomnio padezco. Me quedé pensando en el  aquel solar y en el juego  la alcancía, con el que he conseguido tantos trofeos. Comencé a darle vueltas y vueltas a mi cabeza. Y se me vinieron a mi mente  todos los juegos y los divertimentos del pueblo, que reproducíamos en mi niñez en los corrales y junto a los caminos. Comencé a anotar las danzas de los gremios con sus invenciones y sus lujosos vestidos de antaño. Eran tan exuberantes y tan provocativas que despertaban la hilaridad y la chanza de todos los que nos zaherían entre las filas del público durante las fiestas del Corpus y las extraordinarias organizadas por el Cabildo municipal. Y qué de premios les otorgaban:  para el primero,  cuatro varas de terciopelo; al segundo, otras cuatro de damasco turquesado, al tercero de raso amarillo, y al cuarto de tafetán carmesí en la misma longitud.

-Pero sí están decayendo, sólo quedan  algunas del  gremio de los tejedores, otras pocas de los  sastres,  escasas en los  hortelanos,… y abundantes  en la de los campesinos. Ya no hacen sino repetir las mismas mojigangas y los mismos inventos en forma de un diálogo que se acerca a un entremés de campesinos o paletos,  una pantomima como las antiguas atellanas latinas, algún saltimbanqui o titiritero y  escasos son los que agudizan su ingenio  presentando una novedad  en las fiestas con un montaje  sorpresivo para la gente.

-Bueno, y, ¿ qué me dices sobre el juego de los gansos?

-Nosotros , en aquel corral, los simulábamos colgando  la maroma de las manos de un hombre sentado en la tapia del convento y otro en la otra punta  en el tejado de la alfarería, en medio un trapo blanco de lienzo blanco se rellenaba de lana  y simulaba a un ganso. Formábamos varias cuadrillas y nos acercábamos al ganso hasta que sujetarnos a un chaval al pescuezo del ganso. El que más veces resistía colgado  los movimientos de bajarlo y subirlo  ganaba la partida.

-Me decía  mi padre,  que consistía en una cesta de fruta. Otras veces, una moneda de oro o varias varas de seda o de tafetán, telas tan caras y codiciadas. .

-Se desarrollaba de la misma manera como  los mozalbetes y hombres maduros hacían en la Mota, una vez extendida la maroma desde las tiendas altas de los corredores hasta  las de Cabildo.  Lo malo de aquella fiesta eran los pechugazos en tierra, los chimbombos en la cabeza por los golpes de la caída,  los moratones en la cara, y  los alaridos del  ave. 

-¿Qué eso del chimbombo?

-Nada, Antón,  un chichón o edema con el que se nombra en nuestra tierra al bulto  de la piel tras una caída. Déjame seguir. No me interrumpas.  Parecía como si fueran de bronce, aquellos gansos que compraban en Valdepeñas. La emoción invadía a la gente de derredor., ¡ cómo gritaban al muchacho, mientras se mantenía el máximo tiempo posible agarrado al  ganso que colgaba  de la cuerda! Fija la cuerda en el balcón volado de las Casas de  cabildo, en el otro extremo, en los corredores,  los ministriles  y los porteros  se morían de risa mientras tiraban de la maroma ella para levantarla o la aflojaban  para bajarla. ¡Qué cara ponían  los chavales, embadurnados de las grasas de los tocinos de las carnicerías, que chorreaba del cuello del ganso! Golpetazo  tras golpetazo y cuerpo a tierra forzados, una vez que se marchaba los compañeros de cuadrillas. ¡ Con qué ahínco se asía al ganso el participante del juego! Venga, unas veces  para arriba, y  otras para abajo,… casi se caía y hacía trampas cogiendo se de la argolla donde estaba atado el ganso. Le decía dolo,  mentira,  trampa, mañoso, valiente…, y le  mostraban signos de victorias sus compañeros de cuadrilla. Así hasta que llegaban a acabar con la partida de los seis gansos, y se contaba el que más había resistido  las subidas y bajadas. Una, dos, tres, cuatro, ….y en bomborombillos y volandas le daban una vuelta en la plaza hasta llegar va los comisarios de las fiestas que le premiaban con pañuelos de seda que se colgaba al cuello. Una vez arriba, soltaban la cuerda y el participante caía a tierra (es un decir, al enladrillado de la plaza o el arrecifado) , seguidamente, de nuevo, se volvía  a tirar de la cuerda haciendo subir al ganso y al participante. Así hasta que el muchacho caía al soltar el ave o el cuello de esta se rompía. Aquel que más alzadas aguantaba es el que ganaba.

-Mi señor, salgamos al mirador, respiremos. Mira La Sierra, está nevada, recuerdo que me decía mi padre aquello de ...Pedro Mártir de Anglería” vidi Alcala Regale -“super nubila erectum et in conspectu in regno Granatae”

-Sí, sí estamos  sobre las  nubes, y como si todavía Boabdil viniera por aquellos caminos. Fíjate en el solar, hay unos niños jugando.

-Claro, al juego del árbol.

-¿No recuerdas el que hicimos en las fiestas extraordinarias con motivo de la batalla de Lepanto?

-Aquellos niños parecen como si se ensayaran para las nuevas fiestas del  parto de la Reina. Soñaban con los premios.

-¡A quién  le amarga un dulce! Si fueran los trofeos como en aquellas fiestas, simplemente en el árbol se simularían  las ramas con  varias e varas de tafetán amarillo y colorado para el triunfador.

-Pero, mi señor, se las tenían que  ver canutas. Nada menos que deben subir el tronco de un árbol alijado por el espadador Juan Martínez, que dicen que tiene que transportar a la plaza de la Mota una carreta con cuatro bueyes los más robustos y poderosos de la abadía. Y, además,  este año han guardado los sebos más escurridizos para que no suba nadie y se escurra cuando tenga a tiro la punta del árbol. Lo que es un incógnita es el tesoro escondido en ella..    

            Mientras se asomaban hacia la muralla del Trabuquete, Antón le señalaba con el dedo a otro grupo de niños jugando a los bolos. No podían distinguir las rayas desde donde lanzaban las bolas ni los preciosos bolos que solían elaborar por aquellos tiempos. Pues, cortaban de los chaparros algunas ramas secas y, con ellas, hacía varios trozos de madera hasta convertirlos en un cilindro con forma antropomorfa de cabeza apepinada y  con  una base, al menos estable, para fijarse en el suelo. Las bolas  solían ser también de madera y un poco achatadas en sus ejes y con algunas agarraderas. Los niños solían  reducir muchas reglas de los juegos y se saltaban el número de tiradas. Antón le comentaba al escribano los saltos que daban cuando lanzaba el bolo a larga distancia y que no podía superar el otro jugador.

Un poco más alejado cerca de los aledaños del Barrero, otros niños jugaban a la barra castellana. Antón le comentaba a  Gome lo que tenía escrito con el título de Tiro de la Barra. Y le indicaba la peligrosidad de este juego, del que había oído decir que los regidores querían trasladarlo a la Corredera cerca de una era. Pues la barra era pieza cilíndrica de hierro con las puntas afiladas con el fin de que, al lanzarse , quedara fijada  o clavada en  tierra.
  Como era lógico, le decía Antón:

-Mi señor, las jabalinas de los niños son de madera. Pero, de madera que pesa , para ser clavada.
-Ya lo sé. Los mayores tampoco usan armas de guerras. Ya lo hagan a pecho, a pijote o entre piernas, se sirven de las barras de los molinos de harina, o las de los arados romanos,

-Y, aquellos , ¿qué hacen?

-La ferrezuela., mi señor. Se pasan en el manteo de los chicos, de seguro que causarán una lesión a alguno.

-Y, en la plaza, ya comienzan los espadadores a ensayar juegos de esgrima como si fueran a guerrear de nuevo con los moriscos

-Fíjese, mi señor, mis señor, ¡cómo junto al Posito juegan los niños y se pasan la pelota de uno a otro!

-Corta, que viene un cliente para redactar un testamento.

-Esto me ocupará toda la mañana.

-Te reto para un atuque de naipes esta noche.

-Atuque o ataque, prefiero los juegos de mesa como las damas o los dados.

-Sí, además el corregidor y los familiares de la Inquisición han metido en  la cárcel eclesiástica a varios jugadores furtivos.

-Por eso, más bien,  juguemos una partida de ajedrez, porque siempre me ganas en las cartas.

-Bueno,  con las tablas quedamos, pero sin apuestas. En mi casa a las seis de la tarde.   


 

 

viernes, 8 de noviembre de 2013

HONRAR A LOS MUERTOS



 

 
            Han pasado los primeros días del mes de noviembre, fechas relacionadas con la honra de nuestros antepasados. No es  una costumbre exclusiva de la cultura judeocristiana ni   privilegio de religión alguna, sino  que todas las personas han llevado a cabo una serie de ritos y ceremonias de la muerte concibiéndolas como una obligación personal, familiar y social. Aun en el campo de batalla sorprende que los jefes y los soldados  procuren trasladar  el cadáver de sus correligionarios a sus campamentos para rendirles honores. Siempre la muerte de Patroclo, tan bellamente descrita en la  Ilíada, ha sido un símbolo de la relación estrecha de aquel puñado de jefes helenos  con su amigo muerto  de tal modo que  se comprometieron a celebrarle los  Magnos Juegos de sus funerales tras el  rescate de su cuerpo desde el campo enemigo.  Por otro lado,  en nuestra tierra   mucha es la deuda  contraída con la religión católica por la celebración  anual  del día  los muertos, ya que aportó  la tradición de celebrar el aniversario de sus mártires y con ello  se  extendió  esta tradición universal junto con la de la del Día de Todos los Santos para rellenar la  laguna de las almas buenas de santidad anónima. Por eso,  no extraña que cualquier persona se muestre siempre  obligada a honrar a sus familiares fallecidos,  tanto en cumplir con todas las exequias como en extender  su fama.

            A veces, cuesta trabajo hacer comprender a las personas que todo el mundo tiene derechos  y deberes relacionados con  sus difuntos: dar sepultura, rendirle culto o actos de exequias,  recordar su memoria,  hacer perdurar su buena fama, propagar su vida…. Verdes y amarillos, rojos y azules,  creyentes, y agnósticos, tirios y troyanos, cremados o inhumados,  ricos y pobres,  o vencedores y vencidos   Pues parece como si estuviéramos imbuidos de una moral dualista de buenos y malos, en la que solamente  deben recibir los mayores honores y glorias  aquellos  que estuvieron bajo la órbita y égida de una  sola creencia religiosa; y los demás   deberían cubiertos de la tierra sin que nadie  les honre como es necesario y justo.  Si toda persona debe cumplir  con sus antepasados, ¿Quiénes somos nosotros para quitarle este derecho  y deber?  Valga  aquel ejemplo  y contraste  del  fariseo ufano  y el pecador publicano: uno parecía erguido, decía que no era como los demás, ayunaba, no cometía pecado alguno, cumplidor y pagador de impuestos, sin mancha alguna, intocable;  el otro no podía ni alzar lo ojos del suelo y solo pidió paz, piedad y perdón.  Uno era el Héctor triunfante, que despojaba  de las armas al soldado herido y acosado. El otro era el alma decaída y humillada, que ansiaba las manos de su amigo para rescatarlo  de la batalla. Pero el Hacedor justificó curiosamente  a uno, y al otro no.

 
 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

HUERTA DE CAPUCHINOS


                        APUNTES SOBRE LA HUERTA DE CAPUCHINOS

 

 

 

 

            La HUERTA DE CAPUCHINOS  no ha presentado el aspecto ni el  desarrollo urbano tal  como hoy día nos la encontramos, en el que podemos distinguir varias fases.


 

 

1.      Antes de la conquista de  los Reyes Católicos, formaba parte del ruedo de la ciudad y, en su mayor parte, eran fincas  de cereales y, en torno a unos arroyuelos,  había zonas de  arbolado.

 

 

2.      En tiempos de Carlos V y Felipe II, se transformó primero en un ejido-. lugar común para pastar el ganado-, lindando con tierras de particulares y con los caminos de la Fuente del Rey  y de Granada. En dicho lugar pastaban ganado de la ciudad antes de ser inmolado en el matadero.  Posteriormente, se creó la Fuente Nueva, un lavadero, la puerta de los Arcos, y una Alameda, que comprendía principalmente el sitio de la actual Huerta de Capuchinos hasta el colegio Alonso de Alcalá, donde se ubicaba una ermita dedicada a  María Magdalena.

Esta alameda se plantó en torno a los años setenta del siglo XVI, tenía una calzada central y varios canales de riego, y a su cargo había un guarda nombrado por el cabildo municipal que cuidaba de los álamos, acequias y de las plantas. Ejemplo de ello son estas palabras de los regidores del año 1597 También le preocupó a la ciudad el reparo de la alameda, pues se hallaba  casi perdida, así como la calzada y sin agua en acequias, no se podía ir a pie ni a caballo. De este tiempo, es  la casilla de junto a la puerta de los Álamos para caseta del guarda, que regaba la zona.   Pues en esta ciudad no tenía otra cosa de ella para  paseo de recreación de los vecinos.

 

Era un lugar donde los vecinos solían ejercitarse en el manejo de la caballería corriendo y domando caballos, haciendo simulaciones de combates y juegos de cañas. Por otra parte, cuando se puso de moda el uso del trabuquete y arcabuz en la guerra, como en el periodo de la guerra de las Alpujarras, los milicianos solían estrenar haciendo la diana en unas paredes de aquella zona, y le daban de premio al mejor arcabucero que consistía una medalla con  agnus dei de oro.

 

3.      En el siglo XVII,  se  reservó una parte de aquella alameda para el convento y huerta de los Capuchinos, lo que hoy día es el actual barrio y quedó acotado en medio del ejido y rodeado de la ala meda y los dos caminos. , A partir de mediados del siglo XVIII, el parque recibió una nueva remodelación, prácticamente que afectó a todo el recinto, a la manera del  jardín francés, distribuyéndose en diversos parterres y una calle central con una fuente, así como se mantuvo parte de la alameda y se renovaron las plantas y flores. De este tiempo y principios del siglo XIX, viene el nombre de Paseo Público y el uso de una glorieta para las verbenas, amenizadas por las bandas de las compañías que se alojaban en la ciudad. Hemos encontrado, tras la desamortización de Mendizábal relatos curiosos de ser este recinto un lugar muy propio y elegido al juego prohibido de naipes, que era perseguido por la Justicia, sobre todo, en los días de fiestas, cuando acudían forasteros con puestos ambulantes. El convento pasó a manos particulares y se transformó en varias casas de vecinos. A finales del siglo XIX,  sufrió una gran pérdida, pues  se destruyó la puerta de los Álamos.

 

4.      En el siglo XX, de nuevo, el convento se usó de casa señorial, fábrica de aceito y casas de los mayordomos, y en el resto del recinto se llevaron a cabo varias remodelaciones, una muy importante en tiempos de Benavides, y entre ellas, la última la pérdida de la alameda que rondaba la entrada a la ciudad por los años sesenta y, así como la urbanización de la Huerta de Capuchinos, primero levantándose  un hotel, posteriormente  también destruido junto con algunas casas de arte regionalista.

 

 

5.      Actualmente,  en los últimos decenios del siglo pasado y principios del siglo XXI  se ha remodelado el parque con un nuevo pavimento, templete de la música, Kioscos, rosaleda, cripreseda y albero, se ha recuperado como patrimonio municipal la iglesia de Capuchinos y  parte del convento, donde se han instalado servicios de cultura como la biblioteca y el Aula Magna. Desgraciadamente, han desparecido los centenarios álamos, pero se han hecho dos nuevos parques, el de Juan Carlos I y  el de la Constitución con artilugios para niños.  .

6.      El barrio se ha extendido hacia el Parque Pablo de Rojas, donde se ha ubicado el Centro de Día y en límite hacia la Magdalena. Su Asociación mantiene actividades durante todo el año de senderismo, festivas y culturales, así como de carácter reivindicativo.   

 

 

 

 

                                   Francisco Martín.

 

domingo, 3 de noviembre de 2013

LA AGUARDENTERÍA DE LA TEJUELA


 

 

 

 

Ante el escribano Manuel Montes Lezcano, un  10 de diciembre de 1718  comparecieron varias personas, todas ellas reclamadas y citadas  por el alcalde mayor  Pedro Montemayor y Pizarro en su casa de la calle Real, ya que el ayuntamiento se la había alquilado por ser un cargo oficial. Habían acontecidos reyertas entre pastores por cuestión de pastos, entre agricultores por motivos de aparcería y lindes, pero este litigio,  ante los mismos ojos del alcalde mayor y no enterarse  de nada,  se pasaba de castaño oscuro. Pues, a unos metros, un poco  más debajo de la aguardentería se había formado un altercado impresionante y nadie quería saber nada de nada. Caminaban un maestro herrador  y un campesino Tejuela abajo, y al revolver de una esquina se encontraron unas mujeres en tono pendenciero tirándose de su cabellera y lanzándose arañados,  y  estos dos vecinos se dijeron el uno al otro.

 

-Vámonos, hombre, ellas que lo armaron, lo desarmarán.

-Vámonos.

Juan de Frías se encerró en su casa y, tras pasar  unas horas, escuchó tras la reja, que no era ruido de mujeres sino una pendencia entre otros dos vecinos suyos, Juan de Vílchez y el menor Pedro Cañete.

La aguardentera Mariana de la Peña acudió a la casa de Juan de Vílchez y contempló la escena. Vio a este medio muerto y tirado al suelo lleno de sangre. Y escuchó que el agresor era un tal Cañete, del que no se dio cuenta de su presencia, porque no tenía ánimo para ello. Juan Peñalver, vecino de tapia lindera, frontero,   salió al amanecer de su casas  y  no percibió nada, solamente, pudo manifestar que un tal Cañete el mozo iba,  paseo arriba abajo,  como si tuviera la mosca tras la oreja. Ya muy tarde, llegó a su casa  y quedó informado de la pendencia entre Cañete y Vílchez,  y de que este último, su vecino, se hallaba herido en la cama por una pedrada de Cañete.  

            Pero, a Cañete no le valió de nada el escabullirse  y salir del atolladero, sino que fue reclamado por la justicia para que se presentara.

El alcalde mayor, habiendo percibido los mismos rumores que los otros vecinos, ni corto ni perezoso había convocado  en primer lugar al escribano Manuel Montes y a sus alguaciles mayores. Les ordenó que el primero escribiera que se abrieran  los autos  y, a continuación, a su equipo policial que trajeran presos a sus vecinos Pedro Cañete, que los  vecinos apodaban “El menor”, y a Juan de Vílchez.

El escribano, a instancias del alcalde mayor y abogado  Pedro  Montemayor y Pizarro, redactó que se había  producido  un altercado muy grave entre los dos vecinos, en forma de  disgusto y pendencia causándose  graves heridas a Juan de Vílchez por parte de Cañete, al que había que infligir un cruel castigo. Inmediatamente, les dio una orden de detención  para que comparecieran  como reos y, al mismo tiempo  para esclarecer las circunstancias, convocó a varios testigos  que hubieran presenciado el caso.  

El alguacil Jacinto Retamosa, tras haber jurado que diría la verdad, fue el primer en manifestar el contenido de los acontecimientos, declarando que Cañete acudió  a la casa de Juan de Vílchez y le dio una pedrada, provocándole la caída; inmediatamente salió corriendo. Pero el mismo lo persiguió y pudo prenderlo, por eso lo tiene preso ante su autoridad. Se presentaron en casa de Juan de Vílchez, y lo encontraron acostado en la cama con la cabeza liada con unos  trapos blancos en forma de vendas.

Como el afectado era Juan de Vílchez, el alcalde mayor le  pidió que declarara ante la cruz  el  relato de los acontecimientos. Y así los hizo:

-“Yo le debía a Pedro Cañete  tres cabezas de obrada con su peón”.

-Es decir el importe de tres días de trabajo con su correspondiente mula,  lo que es frecuente en nuestros pagos donde se intercambian animales y trabajo en labor de aparcería-interrumpió el escribano.

-Déjeme, señoría, que se me va el hilo, pero hace unos días vino Cañete a mi casa y me pidió la mula a cuenta de  lo que le debía,  con el fin de que iba a arar las tierras del cura José Solís. Se la prestó, y,   tras la obrada, se la trajeron, al anochecer,  el cura y Cañete, destrozada y renqueando, jadeando  como si se fuera a morir. Se lo voy a decir más claro que el agua, me la trajo con el mismo efecto que si hubiera salido de un río, reventaíca.

-Déjese de epítetos, vaya al grano.

-Volvió de nuevo otro día y se la dejé con el fin de que le pagaría a cuenta de otra peonada. Y, esta mañana, mire su señoría por donde,  cuando acabé de dársela de nuevo, se dirige a mí con estas palabras: me dice el cura Solís que eres un hombre pícaro, ruin y embustero.

-Claro, y, en consecuencia,  empezó la trifulca.

-Pues claro que sí, cómo iba a  consentir yo aquello. Le dijo que no me lo creía, también que el cura no era un hombre, que yo  averiguaría todo esto. Y, alterado, hecho una hidra o un energúmeno,  porque no podía más...le dije que no se llevaba la mula.

--De seguro que  entonces  cambiaron las cosas.

-Como lo sabe, cogió la mula para llevársela y yo tiraba de mi mula para meterla en mi casa, `pero Cañete, se arrodilló  y agachó, cogió una piedra igena

-Que no; ígnea, volcánica,  me demuestra que es un cateto.

- … y me la tiró a la cabeza.       

-Pero mi mujer que presenciaba la  escena lo cogió del brazo y no pudo alcanzarme. De nuevo se soltó y cogió otra piedra  que le hirió en la frente. Caí desmayado, y entre nubes, acudió a mis gritos el síndico  alguacil que me preguntó si quería querellarme con quien me había herido, para que corriese con los cargos de mis heridas y daños.

-Y, usted,  Juan, que me dice?

-Que no, que no me quiero querellar, que yo corro a cargo de mis curas, medicinas y boticas, y me pongo en manos de cirujano para que cierre mi herida. Señor alcalde, primero es la salud; luego, ya veremos…

-Atente a tus razones y, pero debes mantener bajo mis órdenes, no  te excedas con alguien. Y, como no quieres querella, debes pagar todos los perjuicios que se te han ocasionado.

Llamó al cirujano y le reconoció. Lo primero que hizo fue quitarle los trapos y dirigiéndose al alcalde mayor, le diagnosticó:

-tiene varias heridas, una en la frente  y otra en la cabeza en el coronal; los trapos están llenos de sangre, para que conste en la diligencia.

-Gracias, Ginés Terol,  cúrelo.

 

 

Se puso a curarlo para emitir su parte médico  y así se los manifestó al alcalde mayor :

 

- Pero , se lo voy a diagnosticar en e términos médicos “He curado a  Juan de Vílchez,  vecino de esta ciudad,  de una herida   contusa fracturando el cráneo en el  gueco coronal continuando con el criborio  otra herida que tiene  el susodicho en el coronal continuando en la comisura coronal y son peligrosas  por el sitio que ocupan  y por los accidentes que `puedan sobrevenir , que esto al verdad  a su saber y entender. Lo firmo ,  a requerimiento de su merced

-Gracias, Ginés.

 

Se tomaron una parada el escribano y  el juez. En el ínterin acudieron los testigos. Un tal Juan Márquez, maestro herrero,   le dijo al escribiente que todo fue al amanecer cuando los campesinos salían al campo,  y en la esquina de la aguardentería donde tomaban la  energía y el combustible para iniciar la tarea, escucharon varias mujeres alteradas, a las que trataron de ayudarle. Desistieron de su colaboración y auxilio  y no dieron más que estos escuetos datos, tan solo escucharon voces y gritería.  Juan Guerrero dio más detalles, porque muy ceremonioso manifestó que venía del Llanillo hacia la Tejuela cuando oyó grandes voces y se acercó al lugar de la pendencia y, en sus palabras lentas y calmosas,  manifestó que los “quiso meter en paz”, pero no pudo, pues no lo respetaron. Y dio un nuevo dato, me insinuando que anteriormente Juan de Vílchez le lanzó otra pedrada a Cañete que le cayó a la espalada.   

No estaba muy conforme el alcalde mayor con las declaraciones del primero y mandó al ministro de justicia que se trajera de nuevo  a Cañete ante su presencia, al mismo tiempo que ordenó que se le embargaran los bienes de su casa. Y envió al síndico  con  varios ministros de justicia fueron a la  calle Pastores y recogieron  todo el mobiliario de esta persona , poca cosa , alguna ropa de cama,  un bufete de nogal, varias arcas,  objetos de cocina-olla, una caldera , una artesa,  cinco retazos de tela, otra caldera, un caldero, un perol, una aja de agua, dos pares de trébedes, un asador, dos candiles, una sillería  de enea , seis lienzos de pintura,… y  escasa vestimenta, si esta puede llamarse a dos calzones pequeños, un jubón de sempiterna con mangas de calimaco , una espada de caballo, una escopeta de cartuchos , una capa de paño, manto de anascote, pollera , y algunos instrumentos del campo como a azada y el amocafre.

            El síndico subió a un cuarto de la segunda planta  con las mujeres  y le preguntó qué había allí.

-No se lo puedo decir ni pienso abrirle, porque esta habitación pertenece a

Juan Garrido.

-El labrador-le contestó el síndico.

-Sí mi señor.  Pero yo no le puedo abrir, y me niego a que lo haga.

-Bueno, alguacil, llama al cerrajero Antonio, que venga…

Acudió el cerrajero y encontraron muchos bienes muebles dentro de ella. Un serón  con cuatro fanegas de  harina,  20 fanegas de trigo,  una arroba de lino,  media fanega de palo herrada,  un arcón con vestimenta (  chamarra de paño fino y azul,  calzones con botones de plata,  capa de lamparilla,  mantilla , medias, capa de pelo , jubón de rato verde, una montera,  varias piezas de  cáñamo, sábanas,  camisas,  calzoncillos). Y el síndico le dijo:

-Llevad todo a las casas y depósito de Pedro Fernández.  Y que firmen los testigos que se los hemos dado y no lo puede devolver hasta que haya sentencia firme.  ,

            -Siempre, Cañete y su familia, con sus pillerías. Por eso, se ve en estos enredos.    


sábado, 2 de noviembre de 2013

RUTA DEL MISTERIO Y DEL CULTO A LA MUERTE EN FORMA DE RELATO CON INICIA

RELATO Y NOVELA


Los orígenes de Inicia
 

 


 


Estoy muy familiarizada contigo y no te he dicho mi nombre. Me llamo INICIA y, si vas al Museo local de Alcalá la Real, me encontrarás en una lápida romana que se ubica en la sala del mundo de la muerte de los romanos.


Soy una joven romana que ha nacido en la zona suroriental del conventus asitgitanus, perteneciente a la provincia romana de la Bética. Quiero contarte mi historia truncada a los veintiún años por una muerte repentina tras unas fiebres altísimas que tuve que soportar en los albores de la primavera del año 212 después de Cristo. Creerás que este personaje fue un invento de tu profesor de Lengua y Cultura Latina. Pero esto no es cierto. Este personaje, fue verdadero, una persona de carne y hueso. Existí, viví durante 21 años y trabajé bajo el cuidado y mimo de mi matrona en una de las villas que se extendían en torno a una fuente cercana de la ciudad actual de Alcalá la Real.

No nací precisamente en estas tierras, sino que mis padres huyeron de una famosa ciudad hispanorromana, cuyo nombre no recuerdo, y se asentaron en estos lugares. Me comentaron que, antes de nuestra llegada, hubo varios poblados muy importantes, a los que denominaban oppida, lugares situados en las cumbres de los cerros, cercanos a los ríos, fortificados con unos pequeños muros y relacionados unos con otros en forma de una red de comunicación. Entre todos ellos, destacaba un poblado o núcleo más importante, también llamado oppida u oppidum, donde residía la fuerza militar y el reyezuelo del lugar. Estos poblados estuvieron habitados por los indígenas de este sitio, denominados universalmente por el gentilicio de los iberos, pero, que, en esta zona, dependía de una rama de ellos, los iberos batestanos. Mis padres me contaban que el núcleo más importante era Basti, la actual Baza, de la provincia de Granada, en aquel tiempo perteneciente al conventus gaditanus. Muy inquieta por conocer a estos pueblos, obligué a que me completara las distintas partes de las que se componía la Bética, y, me respondieron que eran cuatro: el conventus hispalensis cuya capital era Híspalis, el conventus cordobensis con capital en Córdoba, el Astigitanus en Écija de capital y el Gaditanus en Cádiz.

No sabía localizar mi ciudad y tomé un pergamino con la figura de la Bética, y le puse, en el centro el nombre de Bética con letras más grandes, al mismo tiempo que la dividí en las cuatro demarcaciones que me habían referido, para ello me ayudaron mucho mi padre y un mapa que él conservaba de cuando ejerció de tribuno militar en el ejército romano. Siempre fui muy amante de mi tierra pequeña y, por eso, le pedí a mi padre otro trozo de pergamino, donde hice un plano para situar los pueblos, qué digo, los oppidda, de nuestro entorno y las villas o casas de campo de nuestros vecinos. Entre los primeros, mi padre me señalaba cuatro: Encina Hermosa o Cabeza Alta, La Gineta, La Mesa y el Villar de la Rábita; entre los segundos, recuerdo que no paraba de citarme nombres: la Fuente, Santa Ana, el Villar Alto y Bajo, La Lancha, Acequia Alta, Medialuna, Vegas de Paz, Ribera Alta, Puertollano, Fuente de la Salud,.. Se detuvo un momento y me dijo que otro día me contaría la historia de cada uno de ellos.

Pregunté a otros vecinos si en la provincia de la Bética existían otros tipos de iberos y me respondieron que los había turdetanos en la zona del Bajo Guadalquivir, oretanos en la parte Alta y Guadalimar y batestanos en la zona oriental de Andalucía ….Pero me encontré a un descendiente de un antiguo indígena que me refirió que, por este lugar, también pasaron otros pueblos no iberos, principalmente los cartagineses y no me lo decía con seguridad, pero me insinuaba que, probablemente, muchas torres, colocadas en las cimas de las montañas y a la vera de los caminos, habían sido construidas por estos vecinos del Norte de África para introducirse en el interior de la Península y controlar los itinerarios de las tropas y las mercancías que intercambiaban con los iberos, Incluso, sus ascendientes romanos las mantuvieron para proteger los itinerarios de las vías romanas.

No podemos olvidar la presencia de los cartagineses en esta tierra, porque fue objeto del enfrentamiento con los romanos durante la Segunda Guerra Púnica (206-194). Mi padre me contaba que sus antepasados venían como libertadores de los iberos subyugados por los cartagineses , pero que, tras la derrota cartaginesa, se asentaron en muchos lugares, dividiendo a Hispania en Ulterior y Citerior, según se comprendiera más allá y mas acá de Roma, tomando como eje el río Guadalquivir y Cartagena. Cuentan que hubo algunas batallas por estas tierras en Iliturgi y en Castulo, donde Anibal se casó con Himilce, hija de un reyezuelo de aquella zona.

A veces, nos sentábamos en torno al fuego del hogar, y , como era muy curiosa me interesaba por mis orígenes y las leyendas, que me gustaban bastante. Le pregunté en cierta ocasión:

-¿Tan solo, en nuestra Bética, hubo cartagineses?

-Puella mea, niña mía, no, ni mucho menos. Te puedo comentar que aquí se forjó Tartessos.

-Pater meus, no me suena, ¿fueron Iberos, cartagineses, o griegos?

-Te comentaré: podemos definir tres grupos importantes antes de la llegada de los romanos: el tartesio , el ibérico y el oriental, compuesto por las aportaciones fenicias y griegas: El primero, por el que tu me preguntas fue, uno de los pueblos primeros de la Bética, no se conocen muy bien sus orígenes, pero estuvo en contacto hasta con los pueblos de Oriente, con los que mantenía relaciones comerciales, su centro estaba por Onuba, Huelva, y, además se pueden ver, en sus manifestaciones culturales, influencias célticas y griegas. Se distinguían por ser explotadores de las minas de Huelva y Sierra Morena y su floreciente agricultura de tal modo que realizaron actividades comerciales hasta el Alto Betis, donde y se encuentran algunas muestras, como la copa de las ciervas en Castulo.

-Pero, cuéntame alguna leyenda relacionada con este pueblo, si la hubiere.

-No sé, pero siempre la han relacionado con Hércules y Gerión.

-Te la cuento: "El rey Euristeo no dejó descansar a Hércules, tras el primer trabajo, y, lo envió al golfo de Gadir a capturar los toros del gigante Gerión, hijo de Crisaor, rey de toda Iberia, que tenía cinco hijos gigantes que iban al frente de un gran ejército. Su rebaño estaba compuesto de bueyes de color rojizo y estaban vigilados por un enorme gigante y un perro bicéfalo. De Gerión, para qué te voy a hablar a estas horas de la noche, pues te vas a asustar: era un monstruo de tres cabezas, tres troncos, seis brazos y seis piernas. Nadie se atrevía afrontarlo; por eso, el rey Euristeo se lo encomendó a Hércules porque sabía que este trabajo sería el más difícil de todos sus trabajos. Primero el héroe concentró sus tropas en Creta y, en este lugar, luchó contra Anteo, al que tuvo que derrotarlo manteniéndolo a peso entre sus manos, porque cada vez que tocaba tierra recuperaba sus fuerzas; luego, se dirigió, a través de regiones desérticas, llegó a una ciudad muy fértil, fundándola con el nombre de Hectonpilos; finalmente, se asentó en Gadir, donde levantó las famosas columnas que llevan su nombre.


Como el sol era muy fuerte, tuvo que luchar contra él, cuyo nombre en griego era Helios, lanzándole flechas. Como muestra de reconocer su osadía y valentía, Helios le regaló la concha de oro, con la que el Sol atravesaba la noche hasta el alba, y así pudo seguir el camino. Llegó a Iberia, y se enfrentó a los hijos de Crisaor y a sus ejércitos, derrotándolos, para pasar a la isla de Eritia donde estaba Gerión con su

Ganado. Allí topó en primer lugar con el terrorífico perro, al que mató con un mazo, y al pastor que le seguía; después robó los bueyes de Gerión, provocando inmediatamente que este persiguiera a Hércules, Vino en ayuda de Gerión la diosa Hera, y Hércules tuvo que hacer frente a los dos: a la primera hirió en el pecho con una flecha y salió huyendo; y al segundo lo mató hiriéndole en la parte central del cuerpo donde se unían los tres cuerpos; marchó de nuevo a Iberia, y, después , pasó a Italia
-¡Qué bonita, pater! Me encanta su leyenda. Mi Hércules, al que tanto queremos en la Bética, ya estaba en los orígenes.

-¡Cómo no iban a estar los griegos, con sus mitos! Ya Platón habló de la Atlántida, de la Hesperia,…y creo que leí en Heredoto que Kolaios de Samos tuvo contactos con Tartesos. Vinieron los samios y los focenses y se fundaron HemerosKopeion, Odisea (Abdera), Maninake (cerca de Málaga) Menesthei (costa gaditana).

-Pater ¿qué nos aportaron?

-Junto con los fenicios, que, por este tiempo, también vinieron a la Bética, nos aportaron la numismática, el olivo, la vid, y la cerámica, tejidos, joyas

-Dices los púnicos, ¿desde Fenicia también hubo colonizadores y crearon industrias?

-Sí, filia, y fundaron importantes colonias: Malaka, Sexi, Abdera, Gadir… buscaban metales y os introducían sus productos.

-¡Qué importante fue y es la Bética antes de los romanos! Tartesos, púnicos, cartagineses, celtas, indígenas….

-¡Y, los tesoros que nos han quedado de estos pueblos! Tesoros de Carabobo, muchas ciudades que reformamos y ampliamos los romanos, su red viaria primaria, sus templos con esculturas iberas…

Pater, pappa ¿Le costó mucho a los iberos ser romanos?

-No, qué va, algunos conflictos en algunas ciudades, como Iliturgi, pero esto te lo contaré otro día. Fueron unos corderos, los dejamos con sus ritos, sus costumbres, sus leyes y nos pagaron impuestos para defenderlos y la Bética tota nostra est.

-Pero, pappa, me hablaste de Hércules, cuéntame la historia de este Hércules que vemos aquí.

-Es la del último trabajo , cuando Hércules captura a Cerbero.

-El perro de las tres cabezas, que guardaba las puertas del mundo de los infiernos.

-No me interrumpas, te la contaré de seguido. Hércules se dirigió a Cerbero. Primero , marchó a Eleusis para ser iniciado en sus misterios de modo que aprendió el modo de entrar y salir vivo del Hades, al mismo tiempo que se vio libre de la culpa por haber matado a sus hijos. En Tenaro encontró la entrada al mundo de los muertos, donde Atenea y Hermes le ayudaron a traspasar la entrada, a su ida y vuelta. Por Hermes , y por su propio aspecto fiero, Caronte le llevó en su barca a través del Aqueronte. En el Averno, Heracles se encontró con muchas almas, como la de Teseo, cuya salida de este mundo negoció él mismo, la repulsiva Medusa y Meleagro, uno de los Argonautas y asesino del jabalí Calidonio (ver Atalanta y Moiras, Las). Heracles quedó tan impresionado con la historia de su muerte que le prometió casarse con su hermana Deianeira. Después siguió su viaje por el mundo de la oscuridad y, tras degollar el ganado de Hades para que las almas pudiesen probar la sangre, Perséfone le pidió que tuviese más cuidado en adelante. Al dios Hades no le gustaba la idea de que Heracles se llevase su perro y, según algunas versiones, se enfrentó al héroe y debió ser curado después en el Olimpo. En cualquier caso, finalmente tuvo que permitir que Cerbero se marchase con Heracles, siempre y cuando fuese capaz de controlarle con sus manos, cosa que hizo al instante agarrándole de sus tres gargantas y asiéndole con tal fuerza que el animal tuvo que dejarse llevar. A la llegada a Micenas, Euristeo se escondió en su jarra, muerto de miedo tras ver al animal. Finalmente tuvo que liberar a Heracles y así pudo llevar a Cerbero de vuelta al Averno.




Inicia le comentó que su padre visitaba la domus Herculana y una cueva en un cerro alto, donde solía aparecer una Sibila que le profetizaba la historia futura de esta ciudad.

Cuando acudía a esta cueva, le dijo que la diosa Tanit le proteegería de su muerte muy temprana, ya que era muy devota suya, pues su padre le había introducido en sus ritos mistéricos.

Su padre le ilustraba diciendo:

-Quiero que seas una madre protegida por esta diosa y le inculcaba el culto a Tanit, porque estaba asociado con la Luna y la fertilidad. Este era su símbolo.


Siempre recordaba que la Sibila de la cueva alta, solía hablar de los dioses de ultratumba y le decía que sería incinerada, como los iberos. No obstante, manifestaba que, en esta tierra, entre las clases bajas se extendería la inhumación y le mostraba un sarcófago de piedra y otro de plomo como si fuera una visión celestial. Un día le dijo que los cristianos ocuparían estos territorio y vendría un tal Potencio que moriría en un sitio llamado de la Rábita.


Cuando regresaba a su casa, su padre le resolvía las dudas. Su Inicia recordaba que este le resumía los dioses del infierno con estas palabras: Plutón, hijo de Saturno y Ops , raptó a Proserpina para casarse con ella. Su madre Ceres se afligió tanto que provocó el invierno. Su sede se ubica en el Tártaro, y es el guardián de este reino dictando sus inflexibles leyes. Son sus súbditos las sombras ligeras y miserables de todos los seres que la muerte causa en la Tierra, de modo que vuelve a caer bajo su cetro, aumentando su riqueza o convirtiéndose en su presa. Desde el comienzo de su reino, nadie incumplió sus órdenes, ni se rebeló contra él.Le vaticinó que los cristianos se enterrarían en las iglesias, donde abrían grandes capillas con retablos de santos para decirles misas, y que habría una guerra civil entre los hispanos del siglo XX, en la que enterraron a los vencedores en una cripta de un templo denominado de Consolación. Los perdedores quedaron en las cunetas de la vía que se dirigía a una ciudad cordobesa llamada Priego. Pero, antes vendría un pueblo muy fiero, el maurus ( moro) que se asentaría junto a la cueva de sus revelaciones y en torno a los caminos levantaría cementerios o maqbarat con una sepultura en roca y el cuerpo dirigido a Oriente. Le dijo que su santuario se convertiría en un recinto sagrado, llamado iglesia visigoda, donde enterrarían a los muertos en tumbas antropomorfas, y, antes de la mezquita, habría una gran maqbara. Un rey fiero como Hércules conquistaría la oppidum en 1341 y la mezquita sería transformada en iglesia, y su suelo se convertiría en tumbas cuadradas, con pudrideros, osarios, mausoleos y grandes recintos funerarios en periodos posteriores con bóvedas de enterramiento donde se albergarían las familias ilustres, los hermanos de cofradías y mucha parte del pueblo.

Le dijo que antes de todos estos, un pueblo del neolítico, llamado del Algar, enterraba en cistas, tumbas hechas en la roca y bajo las cuevas y chozas. Algunas encontrarían en siglos posteriores en las faldas del monte. Solían tener un ajuar básico, cuencos de comida y armas para protegerse.

Pero, lo que más le gustaba a Inicia es visitar las tumbas que aparecían junto a las vías que se dirigían a la vía Herculis . Y, con la ayuda del padre traducirlas.
La primera que hizo fue la de una premonición de su muerte transmitida por la sibila de la cueva alta era esta:


INICIA XXI ANN(ORUM)

El padre le decía:

-INICIA se llamaba la niña, de 21 años , que es la palabra annorum

-¡Qué fácil!

-Pues, ahora te voy a enseñar a que aprendas, más inscripciones. Pues todas ellas, presentan siempre los mismos caracteres:

a) D.M.S. Deis Manibus Sacrum, "Consagrado a los Dioses Manes"

b) Nombre de la persona enterrada ( tres nombres) y oficios o hechos famosos.

c) A= annorum que significa años especificados con números romanos.
d) H.S.E. que significa Hic situs est, "aquí está enterrado".
e) S.TT.L. que es lo mismo que " SIT TI BI TERRA LEVIS". Dicho en nuestra lengua, Que la tierra te sea leve

  1. Al gusto de la familia otros datos de hazañas bélicas, cargos, vecindad, oficios….


-Hazla tú la traducción de estas:
LIVIUS ANDRONICUS, ACTOR, L. A. H.S.E.STTL
Fíjate en estas inscripciones de tu pueblo y tradúcelas:
PUBLIUS MALIUS CELSUS A. L. H.S.E. S.T.T.L.



LOCUS PEDUM XV MARCUS MARIUS RUGA HIC S. EST S.T.T.L.

O esta inscripción del primer cristiano conocida:
POTENTIUS, +FAMULUS + XRTI.+ VISXIT +ANNOS LVII