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domingo, 8 de noviembre de 2020

EL FINAL DE LA REGENCIA DE ESPARTERO. PASAN LAS TROPAS LEVANTADAS POR ALCALÁ LA REAL.

LAS TROPAS DE MÁLAGA PASAN POR ALCALÁ EN TIEMPOS DE ESPARTERO

 

Una de los levantamientos menos estudiado ha sido el de 1844,  o al menos  bastante desconocido. Hay que encuadrarlo con la figura del   general Espartero, durante su regencia. Está claro que Baldomero Espartero se había hecho famoso con la batalla de Ayacucho contra los independentistas americanos, pero, sobre todo, fue la primera guerra carlista y su acertada resolución. De ahí que se afirme:” lo que le llevó al encumbramiento, convirtiéndose en el personaje más admirado de la política española”.

Al asumir el cargo de regente,  María Cristina, madre de la futura Isabel II, en 1840,  asumió la regencia hasta su caída en 1843. Pero sin duda, puede afirmarse  que “Espartero llevó a cabo una regencia unipersonal que le granjeo graves problemas y numerosos enemigos, incluso dentro de su propio partido. La división entre los propios progresistas, una actuación económica equivocada, su propio personalismo y su talante militarista fueron algunos de los factores principales de su fracaso”. En  1841 abortó  un  pronunciamiento moderado, organizado desde Paris por hombres del círculo de la ex regente María Cristina; tuvo que afrontar n 1842,  la oposición de su izquierda con los disturbios de Barcelona, dando lugar a una verdadera insurrección popular, ordenando el l 3 de diciembre  el bombardeo de la ciudad, que destruyeron  cuatrocientos edificios y ocasionaron numerosos muertos. A  pesar de la rendición de Barcelona, la dura represión provocó la oposición  de todos los sectores catalanes al regente de modo que el  general sufrió en las Cortes el ataque de todos los grupos, quedado su imagen dañada ante la opinión pública

 En 1843, se celebraron  unas nuevas elecciones, que lo dejaron a Espartero sin apoyos ( por cierta , por la demarcación de  Jaén fue elegido Gregorio Abril),  y se formó una auténtica coalición antiesparterista. . El 23 de enero de 1843, se acabó la minoría de edad de Isabel II, y con ella la regencia de Espartero y el trienio progresista esparterista (1840- 43) y se formó el Gobierno Narváez-Gonzalez Bravo (moderado); el 23 de mayo se inició una sublevación en Málaga al grito ¡Abajo el Regente! (el general Espartero) que se secundó por toda Andalucía, Valencia y Cataluña (Espartero marchó a Londres); los progresistas no esparteristas o puros ocuparon el poder presididos por Joaquín María López (23 de julio) que convocó cortes para evitar la situación de interinidad.

El alcalde alcalaíino envió esta circular al  BOP 

DE PRIMEROS DE JUNIO DE 1843






 

El Gobierno inició la supresión de las juntas formadas en provincias contra Espartero, lo que produjo manifestaciones populares contrarias (movimiento juntista).

En concreto, la insurrección se  generalizó  en el verano de 1843 contra el general fue dirigida por miembros del partido progresista en defensa de la Constitución y frente a lo que se consideraba la tiranía de Espartero, pero triunfó por el apoyo moderado, cuando el ejército, dirigido por el general Narváez, se pasó a los insurrectos. Espartero, aislado, decidió abandonar el país y se embarcó el 12 de agosto hacia Londres. Otros líderes progresistas optaron por exiliarse con él. Tras el triunfo, las propias divisiones del partido progresista precipitaron en su contra los acontecimientos. Ante la falta de alternativas, los diputados y senadores votaron el adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II, que fue proclamada Reina el 8 de noviembre de 1843. Ya por entonces los dirigentes moderados, vueltos del exilio, habían tomado posiciones clave en el entorno de la Reina, fácilmente controlable a causa de su juventud y escasa formación política. El general Narváez, el líder de la revolución de agosto, se convirtió en esas semanas en el hombre fuerte del momento. Con unas Cortes en las que ahora había mayoría moderada, los progresistas no pudieron mantener su programa. Desde diciembre de 1843 el nuevo Jefe de Gobierno, González Bravo, emprendió una política claramente regresiva. Ordenó la disolución de las Milicias, aumentó el tamaño del ejército hasta 100.000 hombres, y restableció la ley Municipal de 1840, depurando los Ayuntamientos. Se dieron órdenes de detención contra los principales políticos progresistas, la mayoría de los cuales consiguió huir a tiempo. Se sucedieron las ejecuciones sumarias, y el ejército aplastó violentamente dos intentos de sublevación militar en Cartagena y Alicante, que se saldaron con más de doscientos fusilamientos. El 1 de mayo de 1844 la Reina nombró presidente de gobierno al general Narváez, líder ya indiscutible del partido moderado; comenzaba así lo que los historiadores denominan la década moderada. Cartagena, por tanto, se había sumado una vez a otra lucha desesperada por la libertad y por la defensa de sus ideas progresistas, aún a riesgo de ser aplastada por el poderío militar del ejército gubernamental.

 

En 10 de noviembre, la Reina juró la Constitución de 1837. Con motivo de estos movimientos se formó otro gobierno progresista antiesparterista presidido por Olózaga, que rápidamente dio paso –presionado por Narváez (Capitán General de Madrid) y los moderados- a un gobierno moderado presidido por González Bravo (1 de diciembre), que inició una dura represión de los progresistas, con la consiguiente reacción de éstos, que produjo un endurecimiento represivo.


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