Ese cortijo llama la atención por el nombre. Y está claro y evidente que responde que fue una merced real a uno de los capitanes que acompañaron a los Reyes Católicos en la toma del Reino de Granada. Lo cierto que su nombre ya era una realidad en el siglo XVI. Y se refleja en un contrato de arrendamiento entre su propietario y el arrendador. Este era Antón de Arjona. Y el propietario el señor Benito López de Gamboa, que compró la alcaldía de la fortaleza de la Mota, oidor de la Chancillería Real y Consejero de las Indias de Felipe II. Su hijo Antonio López de Gamboa heredó la alcaldía y fue regidor perpetuo y escibió una monografía de los orígenes y antiguedades de Alcalá la Real. Lo representaba su hermano el licenciado y presbítero Francisco de Gamboa, que ejercía el cargo de provisor vicario del abad en 1570 (ambos Benito y Francisco eran hijos del capitán Antón de Gamboa que fue vecino de Alcalá la Real y formó parte de los ejércitos de los Reyes Católicos). Pero lo importante del documento radica en los datos que aporta sobre el cortijo.
Especifica claramente que dicho cortijo se componía de unas 300 fanegas y una casa de teja o cortijo. Se ubicaba en el paraje del Tablero y le dicen de la Merced de Francisco Grimaldo. Probablemente, los Gamboa lo adquirieron del mercader banquero Francesco Grimaldi, un personaje que ocupó un papel fundamental y económico en la Corte de los Reyes Católicos, y en la regencia de don Fernando. No sólo adquirió terrenos por estos lares sino que en los pueblos de la comarca de los Montes de Granada como Colomera hizo alguna adquisición. Responde a un colectivo colectivo caracterizado por su movilidad en la Edad Media tardía, sin duda, el de los mercaderes que en el Reino de Granada el grupo más destacado, en época nazarí como castellana, fue el de los genoveses. En esta ocasión me voy a centrar en otra figura singular cuyo estudio todavía no se había abordado. Se trata de Francesco Grimaldi, un mercader-banquero genovés, según Raul González, " su perfil sobresale entre sus compatriotas establecidos en el reino granadino por la capacidad para adquirir un extenso patrimonio inmobiliario a partir del cual creará un mayorazgo, fruto de su inusual unión con una noble castellana, dama de honor de Catalina de Aragón cuando era princesa viuda de Gales. Precisamente el cruce de informaciones procedentes de actas notariales granadinas, del Archivo General de Simancas y de las Reales Chancillerías de Granada y de Valladolid permiten seguir la pista de sus actividades y la de su familia desde la Península Ibérica hasta Inglaterra y vuelta entre finales del siglo XV y los primeros tres lustros del siglo XVI, si bien los datos sobre su mujer y sus hijos se adentran hasta mediados del Quinientos, revelando un proceso particular de integración en la oligarquía granadina". En los años finales del siglo XV, se encuentra más centrado en actividades financieras para conseguir préstamos, pero posteriormente se encarga de grandes contratos administrativos en las Mancebías de Málaga y en las Alpujarras para conseguir su integración en el mundo de la Corte entroncándose con la nobleza al casarse con doña Francisca de Cáceres. En esta etapa emprendará una nueva gestión que se basó en la adquisición de numerosos inmuebles entre los que se cita el del cortijo de la Merced. Finalmente sus hijos heredaron su mayiorazgo que mantuvieron sus bienes a lo largo del siglo XVI.
El contrato de arrendamiento cita expresamente su ubicación en el Tablero, en este paraje, lindero con las tierras de Bernardo de Aranda y Pedro Fernández de Anchuela, terreno de los baldíos o comunes, de los propios de la Dehesa de la Hondonera y el arroyo de la Peña del Yeso. Se ciñe al modelo de condiciones y claúsulas del momento: a pan terciado( dos de trigo y una de cebada), solo cien fanegas cultivables, imposibilidad de cortar árboles o mandarlos, mantener el cortijo en las mismas condiciones de entrega, pago de todo y al tercio de los productos incluso los diezmos, ejecutar las labores agrícolas a la perfección( siembra, escarda, alzado, siega...) y cobro a finales de año y entregar la especie por el mes de agosto. Se firma el doce de octubre de 1572 ante Luís de Cáceres.
Un siglo despueés, el mayorazgo correspondía a Beatriz de Eraso y Gamboa, y lo arrendaba a la familia garcía Gallardo, y
, anteriormente de los Gueltes. Se arrendaba de tres partes dos de renta, diez ducados por la casa y monte, el tinado y corral se realizó en 1654. Y en verdad que se mantuvo su paisaje entre tierra de calma y monte hasta el punto que la encina más antigua y de mayor sombra se encontraba en el cortijo de la Merced dentro del término de Alcalá la Real. Desgraciadamente hace unos años un rayo hirió de muerte su tronco inabarcable por más de cinco personas, una pena ecológica que sirve de panel de mesa de comedor a algunas mansiones rurales.
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