DESDE MI VENTANA, LA ARDILLA
Desde mi ventana, oteo la ardilla,
saltarina, corre el altozano,
cubierto de una frondosa arboleda.
Me indaga, con un ascendente tonema,
Me recuerda la ausencia esperada,
Y saluda con su rabo sonriente.
En la lejanía, le envía ósculos,
Mediante la brisa de primavera.
Le ha hecho una cueva de recuerdos
que se prolongan por la espera.
Sube a su nidal fingiendo una silueta,
esperando la mano infante de respuesta.
En la cueva, recoge los agrios piñones,
Y saluda desde lejos, triste e inquieta,
pues no se le acerca Agamenón,
de casco amarillo y luces azules
Recoge mi barbijo, mis guantes de seda,
Y, salta, de rama y rama, muy dispuesta,
Blandiendo el pañuelo, como una bandera,
Por si pronto atracara, el barco de plata.
Una golondrina negra le cuenta
Cuentos de hadas y mitos de leyenda,
romance de langostas, pademias,
en medio de rogativas a la patrona.
Resiste remembranzas de torres,
Ilusiones dulces y grandes quimeras.
DESDE MI VENTANA LA MOTA
Desde mi ventana, oteo la ardilla,
saltarina, corre el altozano,
cubierto de una frondosa arboleda.
Me indaga, con un ascendente tonema,
Me recuerda la ausencia esperada,
Y saluda con su rabo sonriente.
En la lejanía, le envía ósculos,
Mediante la brisa de primavera.
Le ha hecho una cueva de recuerdos
que se prolongan por la espera.
Sube a su nidal fingiendo una silueta,
esperando la mano infante de respuesta.
En la cueva, recoge los agrios piñones,
Y saluda desde lejos, triste e inquieta,
pues no se le acerca Agamenón,
de casco amarillo y luces azules
Recoge mi barbijo, mis guantes de seda,
Y, salta, de rama y rama, muy dispuesta,
Blandiendo el pañuelo, como una bandera,
Por si pronto atracara, el barco de plata.
Una golondrina negra le cuenta
Cuentos de hadas y mitos de leyenda,
romance de langostas, pademias,
en medio de rogativas a la patrona.
Resiste remembranzas de torres,
Ilusiones dulces y grandes quimeras.
DESDE MI VENTANA LA MOTA
Contemplo su gran mole y fortaleza,
Erguida sobre la roca amarilla,
Una corona frondosa purifica
Su alta muralla, atlante de firmeza.
Cangilones de historia de entereza,
Forjaron el pasado sus familias,
Vencieron pestes, asaltos e insidias,
Atalaya de una ciudad de realeza.
Renaciste, ave fenix de ruinas,
Y, tras misereres y funestas
historias,
Entonaste entre los cánticos de gloria,
Un
sinfónico Te Deum de victorias.
Y con su Mercedes el
magnificat.
Oh eterna Mota, bronce de
memoria.
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