TE DEUM Y
ACCIÓN DE GRACIAS CON LA VIRGEN DE LAS MERCEDES
No siempre las pandemias, ni las pestes, ni las
catástrofes ni los periodos de calamidades, como los años de sequía o de
intensas lluvias y nieves quedaron sumidos en la desgracia y en la pérdida de
bienes y salud de las personas. Muchos acabaron con un final feliz que colaboró
con el bienestar de las personas. Los vecinos solían agradecer, como hoy día se
hace en muchos artículos, a muchas personas voluntarias, empleados,
trabajadores, funcionarios públicos y personal sanitario. No es de extrañar que
la presencia religiosa ocupase, a lo largo, de la historia un aspecto
fundamental en el final de estas crisis. Y, ante Dios y con la mediación de
santos y de la Virgen la Madre de Dios, se acudiera en rogativas para logar la
imprecación divina y resolución de las desgracias. Muchas de ellas acabaron con
un Te Deum. En el terreno abacial, se celebraba en la iglesia de Santa María la
Mayor, primero en altar mayor con motivo del patronazgo de Santa Ana o de otros
santos como San Sebastián, San Roque, San Blas, o San Miguel. Pero, poco, la
Virgen de las Mercedes recibió la llamada del pueblo alcalaíno para imprecarle
su labor medianera, y, cómo no, en los templos en los que se hallaba se celebró
él Te Deum de Acción de Gracias (del latín, “A ti, Dios", primeras
palabras del cántico de acción de gracias, atribuido a los Santos Ambrosio y
Agustín). Recogemos su origen con
matices “. Se suele
denominar también como "Himno Ambrosiano", pues se atribuye a San
Ambrosio de Milán, aunque una leyenda indica que lo compusieron en común,
inspirados por el Espíritu Santo, San Agustín de Hipona y San Ambrosio. Cuando,
en el año 387, San Agustín recibió el Bautismo de manos de San Ambrosio -sigue
diciendo la leyenda-, Ambrosio entonó este
himno y Agustín iba respondiendo a sus versos.
TE DEUM, UN HIMNO Y LA
MISA
Con este himno,
se alaba y venera a Dios y se le ruega que venga en ayuda de
sus siervos a quienes redimió con su sangre Generalmente, suele en las
celebraciones solemnes que reciben este título. Lo hace la
Iglesia Católica Romana, en el Oficio de las Lecturas encuadrado en la Liturgia
de las Horas, y, sobre todo, se entona en las Misas celebradas con motivo de
agradecimientos especiales, actualmente dentro de ceremonias como la canonización
de santos, la ordenación de presbíteros, o proclamación del Papa. Son frecuentes los Te Deum dedicados a los Papas en
diversos momentos de su Pontificado, que a veces suelen acompañarse de
luminarias y fiestas de tres días como se hizo con León XII en el año 1823 [1].
En otros
tiempos abundaban en otros acontecimientos de todo el país o de los pueblos,
dentro de una nación confesional de la religión católica.
Sabemos que, a lo lago de
los siglos XVI y XVII, existía una estrecha ligazón entre la
fiesta de la Asunción, la celebración de la toma de Alcalá la Real y el
nacimiento del culto a María en la advocación de las Mercedes. También es
cierto que se extendió la difusión y aumento, en torno a la segunda decena del
siglo XVII, en concreto, de todo lo relacionado con la organización y vida de
la capilla o hermandad, y con otros elementos derivados de la gran repercusión que
la Virgen de las Mercedes debió tener por estos años.
Por otro lado, aumentan las rogativas, como
patrona alcalaína, y, a la vez, se celebran fiestas en su honor ya sea de
acción de gracias o de imprecación ante desgracias a finales del siglo XII.[2]
FINAL DE EPIDEMIAS
Centrándonos en los Te Deum, los motivos son muy variados, aunque abundan los años de sequía, lluvias y
carencia de alimentos. Hay casos
peculiares con motivo de peste como en el año 1742 con motivo de la acción
de gracias por el cese de la peste en
la ciudad de Málaga. Probablemente, sin datos debió culminar una misa de acción
de gracias en la peste de 1680-1684, cuando se hicieron rogativas compartiendo
el patronazgo con Santa Ana, San Roque y San Sebastián. Dentro de estas
se puede encuadrar la rogativa de 1735 con motivo de la ausencia de la peste en
nuestra ciudad y la enfermedad del corregidor Oruña. Es muy significativa la
relación de las dos patronas de la ciudad, cuando el cabildo del día ocho llama
a la Virgen de las Mercedes patrona y abogada, y días después, el veinte
del mismo mes dice: “acordó que se haga rogativa por nueve días a Sra. Santa
Ana como patrona de esta ciudad, implorando su auxilio para con nuestro Señor,
continuando como hasta de presente y que en el último día de la novena se
celebre fiesta a dicha Señora “.
La epidemia de 1834, dio lugar a u
n momento muy crítico de la ciudad que alcanzó la afección de dos mil setecientas sesenta y ocho personas, de las que murieron quinientas ochenta y tres. Se hicieron rogativas finalizando con un solemne Te Deum el día veintiocho cuando se creyó que había quedado exterminada la peste. En los mismos términos se llevó a cabo en el año 1859.
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