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jueves, 4 de octubre de 2012

SOBERANÍA ALIMENTARIA Y CONSUMO RESPONSABLE


SOBERANÍA ALIMENTARIA Y CONSUMO RESPONSABLE

 

            En medio de la crisis sistémica, hemos hecho varios cantos de cisne de la situación y también una llamada de atención para llevar a cabo una economía responsable. Además, siempre hemos partido de una llamada para arrimar el hombro de una manera colectiva  y aportando  valores fundamentales como la solidaridad y la defensa de la dependencia en favor de los excluidos. Estoy seguro de que me han calificado de utópico y, en la mayoría de las ocasiones, se han minusvalorado las argumentaciones en favor de una situación que debe preocuparnos a todos, porque las cifras, con las que desayunamos todos los días, son para que se nos atragante el bollycao y la sofisticada bollería que engullimos. Por eso,  he tenido la suerte de que cayera en mis manos un folleto de Cristianismo y Justicia, en el que se nos aportan nueva salidas para enfrentarnos a las tristes y  deprimentes circunstancias que nos acosan . Hacen referencia a la soberanía alimentaria y al consumo responsable;  y se acompañan de un decálogo con el que podemos poner las bases sobre una nueva  manera de enfocar este momento  que nos ha tocado vivir. El simple hecho de ubicar a los pueblos como los responsadles de definir sus polínicas agrarias y considerar a los agricultores, ganaderos y pesadores   como el centro de estas políticas,  significa dar un gran paso para romper con políticas de la aldea mundial como el PAC u otras formas de globalización, que vienen manejadas por los de siempre, los magnates  de los poderes financieros. Significa invertir la pirámide de lo que hasta ahora viene sucediendo. Para ello deben primar los productos locales por su frescura y  ser más naturales y nutricionales de modo que se ahorre en transporte, energía  y  el deterioro del producto y del medioambiente  Miles de ejemplos podríamos poner en nuestra comarca que coadyuvarían al desarrollo de la soberanía alimentaria, donde hay aceite, cereales, vinos y cerveza   con mención honorífica de origen , carnes, embutidos,   quesos sacados de nuestro ganado  y gran cantidad de hortalizas, frutos y  otros productos alimenticios que no deben sentirse minusvalorados ante otras ofertas que solo les aventajan en  etiquetado mercantilista y de diseño. Si a los productos locales, les añadimos que sean de temporada, naturales y ecológicos, y creamos una red fuerte entre productores y consumidores para no caer en las redes de las grandes cadenas, estamos dando pasos de gigantes para acortar distancia  y concienciarnos en  el consumo crítico, por medio del cual no nos dejamos llevar por el impacto de la publicidad  ni la instantaneidad de lo que  nos meten por los ojos. Es hora de considerar nuestros hábitos de consumo, por los que somos autodirigidos como marionetas o simples receptores de los anuncios de turno para pasar otras fórmulas como  acudir a las tiendas de comercio  justo comenzando por el café o el chocolate para llegar a comprar las conservas, verduras, frutas o carne con el asesoramiento de los grupos de consumo. :

            Muchos darán por hecho que es un país arcádico ,el que estamos describiendo o una isla de los lotos. Más bien, es volver  en algunos aspectos a nuestro pasado donde  no estabamos invadidos de  tantos fitosanitarios y comíamos los ricos productos regados de las riberas de las huertas de San Juan o del Velillos , Fuente del Rey, Riberas. O simplemente, optar por  los productos sanos, y no transgénicos que presentan tantas dudas éticas e inconveniencias sociales  y ecológicas. Y optar es ejercer la libertad y no ser simple monedas de cambio de las empresas transnacionales , porque decidirse por un producto de la tierra consiste en disponer de más datos, tener el conocimiento de los  procesos de  elaboración y manipulación y elegir con mayor acierto que si lo hacemos sin el conocimiento de la elaboración de ese producto ..En ese momento , damos un paso fundamental  al  subordinar  el valor al precio del producto, porque el valor con lleva un factor fundamental, el que  procura la salud del consumidor,  Pues, ¿ Por qué, al comprar con precios bajos, a veces de risa,  somos cómplices de explotadores que venden productos obtenidos con el trabajo de la explotación infantil o realizado en medio de condiciones laborales deprimentes , sin miramiento de las condiciones ecológicas y destructoras del medioambiente? Simplemente, porque no hemos tenido en cuenta  estas premisas que hemos desarrollado anteriormente y hemos caído en el vicio de consumir por consumir. Por eso, creo que es hora de descubrir alternativas económicas, como manifiesta el cooperante Basilio Rodríguez y  a su vez miembro de El Rincón Lento de Guadalajara,   " más justas, más democráticas y mas respetuosas con el medioambiente y  el desarrollo sostenible en medio de un panorama muy desalentador". Y, en esto, qué mejor que una buena soberanía alimentaria para un consumo responsable, pues con pan y vino se hace el camino. Claro, de la tierra.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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