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miércoles, 30 de octubre de 2024

LA CALLE DE ANTÓN DE ALCALÁ, CON MUCHA RAZÓN DEL HORNO.

 

LA CALLE DE  ANTÓN DE ALCALÁ

 

 

 

 

 

La calle Antón de Alcalá no siempre se llamó por  el nombre de este popular personaje. En concreto, se refiere a un tinajero que vendió sus vasos para el vino, agua y aceite a muchos vecinos de las casas hidalgas de la fortaleza de la Mota, sus arrabales viejos y nuevos. Y, por supuesto, a las mansiones de labradores e hidalgos de la ciudad del llano. En la ciudad fortificada, muchas bodegas quedaron al descubierto, y los vasos se dejaron entrever tras las excavaciones de estos últimos decenios, muchas de ellas llevan la marca de la doble AA , anagrama de este artesano:





 


 


 

y estrella de ocho puntas, relacionadas con un origen morisco, que les daba de apellido el genérico de Alcalá. Antes de recibir este nombre, se denominaba del gallinero  Miguel López, que tenía asignado el número 1493 de vecindad en 1587, porque el tinajero se avecindaba en el último tramo que subía desde a la calle Écija. Hay noticias de este personaje, a finales de siglo, porque, cercana a su casa se colocaba una puerta de salida de la ciudad hacia el campo en tiempos de peste, epidemias y guerras; y además se vio implicado en la distribución del agua desde la Mora Vieja. Posteriormente, esta calle de Antón de Alcalá reabsorbió este tramo, y le dio nombre a la del Gallinero y así consta en los padrones de principios de siglo XIX.

 

Como venimos escribiendo en varios artículos, los testamentos fueron una fuente de documentación fundamental para las biografías de las personales y datos contextuales de acontecimiento. Ante Hernán Sánchez (Legajo 4668, folio 94) en 1571 aparece testando el tinajero Antón de Alcalá, casado en segundas nupcias con Inés González, y en primeras con Leonor de Jerez. Mando ser enterrado en una sepultura que tenía en la iglesia susodicha. No especifica mucho sobre sus devociones como la de ser cofrade de todas y sobre las misas, insiste en que se digan en el monasterio de San Francisco. Muestra de su comercio artesanal, fueron las deudas contraídas con muchos vecinos entre ellos el regidor Juan de Aranda Figueroa, el santero de la Veracruz, el labrador Montijano  o el abogado Esteban Marañon por el impago de las tinajas.



Creó una memoria dedicada a Nuestra Señora de la Limpia Concepción en la iglesia de la Veracruz sobre una casa con cámara con un palacio que tenía un `portal de otra cámara en los aposentos altos, que estaban sobre la bodega alindadas con su casa . Y aquí aparece un detalle muy significativo para la denominación y ubicar definitivamente el origen de la calle Antón de Alcalá " calle que va a las huertas de la Mora Vieja y con los baldíos". Pone como patrones a sus hijos, primero a Antón de Alcalá , y después Inés González, la segunda mujer, Por cierto dos años después le da a su hijo del mismo nombre y apellidos una parte del corral, cámara alta y baja y bajo del mismo cuerpo y parte del corral. Y delimita el lugar, con casas de sus padres, casas de Miguel López Valenzuela, calle que va a la guerta, lo realengo.  Por catorce mil maravedíes vendía el dicho cuerpo, de cámara y trascorral. 

Con esto concluimos;

La calle de Antón de Alcalá responde al tinajero de este nombre, que ubicó su vivienda, que no su  tinajería, en esta calle que siempre viene referida con el sentido de que se dirigía a la Mora, por estos años Mora Vieja, al bajarse el agua a la Mora Nueva junto Consolación. En segundo lugar, se desmiente la noticia de la leyenda de la Mora, pues hace referencia al moral que había allí situado. En tercer lugar, está claro que la Mora Vieja se ubicaba por el entorno del Cauchil, y los baldíos de la falda de los Llanos.

 

 

 

 SOBRE CALLE DEL HORNO 




 

 

Desde el siglo XVII, existía un horno de aquella calle. Era propiedad de Juan  de Valenzuela, que junto a una casa de su propiedad solía arrendar. Es muy interesante el documento de arrendamiento  hornero Salvador de Valenzuela en 1626 ( con lo que adelanta otras  referencias y la del catastro de la Ensenada en la casa avecindada por Pedro García existía un horno que dio lugar a que en algunas ocasiones se conociera por el renombre de este lugar artesanal de cocer el pan, sobre todo  a finales del siglo XIX, lo que se popularizó sin perder el antiguo nombre de Antón de Alcalá (AHPJ 4998 folio 848 , 13 sw noviembre de 1624). El horno estaba situado en esta calle de Antón de Alcalá, pero lindaba por las espaldas con casas de la calle Gala, luego se encontraba en el primer tramo ( con casas colindantes de Pedro Lozano, Francisco Sánchez del Corral, Pedro Lozano Cristóbal Ruiz de Moya y otro Cristóbal de Baena. Era de pan cocer y alimentado con leña a costa del que contrataba como el resto de materiales o instrumentos del horno, que iniciaba su contrato en el primer día de Pascua en un periodo de tres años y con la renta de la mitad de la poya que se poyare y los maravedíes de dinero , así como pagar a los panaderos  Esta calle siempre se ha definido por su trayecto de  entrada al Juego Pelota o calle Peso Viejo, donde lindaba con los territorios anexos al convento de Consolación, una calle que sirve de descendida de las procesiones de la Virgen de la Cabeza, y donde vivían y viven familias cofrades de la virgen romera. Hace unos años, recibió  un gran susto con la caída de la Casa de los Murcia, que hemos comentado en otros artículos. Junto a esta casa, vivió el alcalde Salvador Frías Pino en los años treinta del siglo XX.

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