I
EL NOMBRE DE LA CALLE ROSA
Hemos encontrado la confirmación del hecho. En concreto en un documento del escribano Hernández Capilla, con fecha de 25 de septiembre de 1595, recoge exactamente el nombre de la calle, al comprar Isidro Hernández, Pedro Hernández de Castilla, una casa y choça en la calle que va a San Marcos, linde con casas de Pedro Rodríguez Ganadero y casas de Hernán García Granadino. Se valoraba en la cantidad de seis mil maravedíes y se debía a Pedro de Pareja, en la que estaba cargado el censo.
Todo era fruto de una segunda etapa de la urbanización de la parte llana, en la que en la primera etapa las parcelas o hazas concedidas a los descendientes de los conquistadores, vendieron en forma de censo perpetuo los solares, a los nuevos colonos de la ciudad que abrieron calles y le dieron nombre, en este caso CALLE DE PEDRO DE LA ROSA. Y de ahí un paso calle Rosa. En esta urbanización, los vecinos cercaban el solar, abrían cuerpo de casa, muchas veces de retama o de teja, y en ocasiones, palacios en torno al patio, y chozas y caballerizas, y otras dependencias.
II
LA CALLE ROSA EN EL CATASTRO DE LA ENSENADA

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Desde el Mirador de la Fábrica Artesanal de Cerveza en la calle Rosa, con un curso de la UNED. |
IV
Un documento del escribano Francisco de Velasco ( en su legajo de 5195, folio 2500 y ss) versa sobre esta familia y es muy interesante para desmontar la leyenda y comprender el cambio del nombre de calle. En primer lugar se denominaba como calle del Peso Viejo que desembocaba junto al Pilarejo y el Corrarl del Consejo. Por los testamentos e inventario de bienes así como su reparto, podemos confirmar que María de la Rosa vivió hasta 1667 en la casa de esta calle lindera con la Henán Sánchez de Hinojosa y la de Miguel de Valenzuela. y dice su testamento de 1657 " en lo alto de la calle que llaman de Maria Rosa".Y de ahí el nombre de la calle Rosa y el de la leyenda Mari Rosa. Murió ya viuda de Pedro Rodríguez de Castilla.Tuvo como hijos a Francisco de la Rosa (1652), Juan de la Rosa casado con doña Ana de Ibáñez Valenzuela (1656) que tuvo a María, Lucia. Catalina y Pedro, muerto antes que la abuela, el capellan Jua,n Francisco y Ana Rodríguez de la Rosa casada con Sebastián Frías, cuya hija era Catalina( 1627-1637) que murió sin dejar hijos. Poseía sin terminar, en alberca, una casas en la calle de Diego Martínez de Izquierdo y Ecija, linderas con casas de Bernabé Lopez Ramos y Juan León que se vendieron para gastos de entierro de sus hijos.
Casó por segunda vez con Bartolomé Sánchez de Castilla, del que tuvo Bartolomé Sánchez y Pedro de la Rosa. Fue enterrada en la capilla del Cristo de la Humildad de la iglesia de Nuestra Señora de Consoación vestida con el hábito franciscano y acompañamiento de beneficiados, frailes, curas cofradías 30 capellanes. Se le dedicaron 400 misas, en su primer testamento de 1657 fundó una memoria para que se dijeran dos misas al Cristo de la Humildad por su alma y sus familiares el día de Todos los Santos y Octava en el altar y capilla del Cristo de la Expiración, sobre una finca de tres fanegas de tierra en el haza de la Fuente de la Salud , lindera con la del caballero Fernando Álvarez de Sotomayor. Hizo el reparto de todos sus bienes, hacienda y dinero entre sus nietos, pues habían fallecido sus hijos. Su herencia ascendía a 292. 240 maravedíes divididas en estas 8 partes:
DOÑA MARÍA de la Rosa Clavera, 36.530.000
Una haza en el camino de Charilla, lindera con Mateo Cecilio e Isabel de Alarcón , llamada de Los Torcales, parte de las casas que cobrará de doña Ana ( 6.225 reales). unas trevedes, un almirez con su mano, peso de cruz, un caldero, otro peso de balanza, media arroba de hierro, un bufete pequeño, herrados de cobre, un bufete ,
JOAN IDEM
La parte de las casas de su abuela en dinero 36,533 maravedíes que pagó Ana) .
Un arca y un caldero.
DOÑA ANA IDEM
Unas casas que que se adjudicaron a Ana de la Rosa valoradas en 350 ducados: 135. 250 maravedíes:
DOÑA FRANCISCA
Parte de las casas de su abuela en dinero 36,533 maravedíes.
DON FRANCISCO
Media fanega en el camino de Romperserones y otra haza en el camino del Castillo
Un arca de pino
Una caldera
..........
A los siguientes
DOÑA CATALINA MONJA, hija de aNA de la Rosa, que la crió en su casa y mantuvo gastándose has ta 400 ducados.
DOÑA LUCÍA MONJA
PEDRO (1664)
Los representó doña Ana de Ibañez , viuda de Juan Rodríguez de la Rosa y su hijo Pedro de la Rosa muerto 1665, tuvieron dos hijas monjas profensas en el convento dominico de la Encarnación recibieron una haza junto al Señor San Marcos , linderas con tierras de D. Francisco de Cáceres y de Pedro de Moya y camino de Charilla con una fanega y 9 celemines llamada de la Escucha para lucía. ( 70 ducados: 39175 maravedíes) y las tierras en el camino del Castillo linderas con Diego de Rojas y camino con fanega y media ( Charilla)
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La foto es del libro del callejero de Alcalá la Real de Antonio Heredia y Domingo Murcia, a quienes agradecemos su publicación.
Y ESTE ARTÍCULO EN ALCALÁ INFORMACIÓN
CALLE ROSA ENTRE LA LEYENDA Y LA HSITORIA.
Las
calles son las arterias de la ciudad, la vida de sus vecinos y la historia
de su gente. La calle Rosa es un
testimonio de la ciudad de Alcalá la Real. El escribano
Francisco de Velasco versaba en 1662 sobre la familia de la Rosa y con sus documentos se desmontaba la leyenda de esta calle y se comprendía el cambio de su nombre en su tiempo. En primer lugar, refería
que se denominaba calle del Peso Viejo que desembocaba junto al
Pilarejo y el Corral del Consejo. Pero, por los testamentos e inventarios de bienes,
así como su reparto de los miembros de la Rosa, confirmaba que María de la Rosa
vivió hasta su muerte en una casa de esta calle lindera con la Hernán
Sánchez de Hinojosa y la de Miguel de Valenzuela, en concreto " en lo alto
de la calle que llaman de María Rosa". Y de ahí el nombre de la calle de
la Rosa y el de la leyenda Mari Rosa.
Murió ya viuda de Pedro Rodríguez de Castilla. Tuvo como hijos a Francisco de
la Rosa (1652), a Juan de la Rosa casado con doña Ana de Ibáñez Valenzuela
(1656) que tuvo por hijos a María, Lucia , Catalina y Pedro, muerto antes que
la abuela, al capellán Juan Francisco y a Ana Rodríguez de la Rosa casada con
Sebastián Frías , cuya hija era Catalina( 1627-1637) que murió sin dejar hijo .
Como
antesala del barrio de las Cruces, y primera estación del Vía Crucis con el oratorio del
Ecce-Homo, siempre se ligaba la calle
Rosa con la leyenda de Mari Rosa y el capitán de los Blanquitos. En verdad que
daba encanto y emoción al entorno de la cruz, el cristo pasionario y el crimen
del capitán. Pero, muy lejano su nombre de calle a esa mujer de leyenda. Como
intuyeron Domingo Murcia y Antonio Heredia en el Callejero el nombre se debía a
la familia "de la Rosa". Era normal denominar una calle por un vecino
que le daba nombre o apellido. Andrés de Mesa le dio el apellido a la calle que
cierra la ciudad por el norte, Écija el gentilicio de Diego Martínez de
Écija a la calle que desemboca en la tejuela, Pedro de Alba dio nombre y
apellido a la diagonal entre la Tejuela y Real . Pocas calles se llamaron solo
por el nombre, como la desaparecida de los Vicente.
Todo era fruto de una segunda etapa de la
urbanización alcalaína de la parte llana, en la que en la primera etapa las
parcelas o hazas concedidas a los descendientes de los conquistadores,
vendieron en forma de censo perpetuo los solares, a los nuevos colonos de la
ciudad que abrieron calles y le dieron nombre, en este caso calle de
Pedro de la Rosa. Su nombre se remontaba a la familia de la Rosa, que ya
avecindaban en 1587, al espartero Juan de la Rosa y a su familiar Pedro de
la Rosa. Por el programa de la Virgen de 2018, Antonio Heredia cita
textualmente que, en un documento del legado de los Mora y Garrido, se
denominaba la calle de la Juan de Rosa en los últimos decenios del siglo XVII,
y en 1725, la familia de la Rosa avecindaba cuatro vecinas (las viudas pobres
Catalina de la Rosa, Francisca, Agustina e Isabel).
Y de
ahí un paso calle Rosa. En esta urbanización, los vecinos cercaban el solar, abrían
cuerpo de casa, muchas veces de retama o de teja, y en ocasiones, palacios en
torno al patio, y chozas y caballerizas, y otras dependencias. Y unos años
más tarde de Mari Rosa.
La calle Rosa ya rezumaba leyenda y pasión. El Ecce-Homo del
Oratorio, erigido en los años cuarenta del siglo XVII por unos
devotos para práctica de piedad. Culminaba con el Corral del Concejo, donde
quisieron levantar la colegiata o Iglesia Mayor de la Mota, y la iglesia de las
Angustias junto al pilarejo cercano a este lugar.
Esta calle fue siempre agroganadera por
excelencia y casi por unanimidad, de pegujareros y jornaleros. Hace de espaldas
del colegio de Cristo Rey; y de entrada de su internado. Hoy, conduce a la ermita
de San Marcos y se hace senderista en la ruta de los Zumaques. Se transforma en
vivienda turismo rural y mirador de la
Mota, artesana de la cerveza y testigo de un pueblo que se hizo ciudad. Es, en
suma, una voz que reclama la presencia
humana de sus portones cerrados, requiriendo la llave de los nuevos inquilinos
del siglo XXI. Una nueva urbanización, más bien una vuelta a su vecindario.
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