JUAN RAFAEL CANOVACA ARJONA
A veces, es difícil escribir una semblanza sobre una persona. El sentimiento desborda a las palabras y se obstruye la mente por el cúmulo de tiempos compartidos o testimoniados en su entorno familiar. Peor, aún más, si lo repentino no da el sosiego para escribir tu relato, como cuando cantaba el poeta de Orihuela:
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
Pero, me vienen a la mente desde las primeras aventuras infantiles
compartidas en el barrio alto de San Juan, donde quedaste huérfano de madre y
aquella familia numerosa de la calle de los Caños luchaba por mantenerse y salir a flote para evitar la diáspora a
tierras catalanas, como aconteció entre tus hermanos. Podría recordar aquellos
años que en el Palacio de Jabalquinto, en los que te formaste entre cantos
inmaculados y sueños frustrados de misacantano, la única vía que tuviste para
conseguir tu enseñanza autodidacta. Pues, pronto, tuviste que afrontar el mundo
laboral y crear una familia, y, asumirla como un buen trabajador y padre de familia (tu mujer Angelitas e
hijos Juan Ramón Miguel Ángel y Mary Ángeles).
Y, en el trabajo de la empresa de
Condepols, intuiste tu futuro y el de los demás, cuando tu sacrificio significó
la semilla que produce los bienes actuales del mundo del plástico.
Pero, no quiero dejar pasar las palabras de Miguel Hernández,
Temprano levantó
la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Pues, la madrugada de este día 30 de enero te cortó un hilo de vida que comenzó con la entrega al
mundo sindical, en la que creaste uniones locales en los albores de la
democracia y defendiste durante muchos años a los trabajadores de la provincia
de Jaén en las mesas de negociación
y en el tajo; en los convenios
colectivos y en los puestos de la administración; en la base y en la gerencia
como diputado provincial. Un hilo de vida que acudió a hacer nacer aquella
agrupación socialista en la transición y representar al pueblo de Alcalá casi una
veintena de años (1987-2003) en la Diputación provincial y en el
ayuntamiento de la ciudad de la Mota bajo
las siglas del yunque y tintero que
rememoraban a tu abuelo, como edil y alcalde de la ciudad. Y ese hilo de vida
cortó tu huella en la historia que promocionaste en su cultura y en toda la
vida; en la Historia Enciclopédica de Alcalá, Real y Abacial, del Ayer, que tú tanto promoviste, como en los
nuevos aires que cambiaron al pueblo que se transformó en ciudad con el
festival de Etnosur; en la promoción universitaria de la ciudad de Alcalá con
la instauración de la UNED, de la que
tanto te enorgullecías, como los encuentros de Obra Gráfica, congresos de
Frontera o Abadía, y el Conservatorio
Elemental de Música y el nuevo Museo local; en la defensa del patrimonio local con las rehabilitaciones
de todo del viario, rincones, plazas del
casco, barrios de la carretera de Priego, y de
Las Cruces, el Palacio Abacial y
Capuchinos y el nuevo acceso a la
Fortaleza de la Mota; tus amplios puntos de mira que se proyectaban fuera de nuestras tierras
con la promoción turística de la localidad través de la Ruta del Califato y de
la Asociación de desarrollo de la Sierra Sur, ADSUR; tu fuente social `plasmada
en la Residencia de Discapacitados y Gravemente Afectados 'Doctor Sánchez
Cuenca' o la construcción de la residencia de ancianos “Nuestra
Señora de las Mercedes”, a la que le pusiste la Medalla de Oro; tu olfato por
los nuevos servicios en la Estación de Transferencia de Residuos Sólidos
Urbanos, las obras de una ITV o en el campo económico con la consolidación del
polígono industrial El Chaparral o con la puesta en marcha de la Casa Pineda, que se convirtió en centro dinamizador cultural y
desarrollo económico del municipio.
Ese negro luto que acompañaron a las
banderas durante tres días quería
manifestarte aquel sentimiento hernandiano hecho colectivo de estos versos
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
Pues, fuiste un alcalde cercano a los vecinos, forjado en el mundo laboral
desde el campo a la construcción y como analista de sistemas en la empresa de
la carretera de Montefrío, capaz de enfrentarte a los problemas con entereza´,
valentía y resolución, sacando temas como la ELA mureña, el botellón, o el
Chare; volver como un trabajador a tu puesto del SAS, compartir la militancia
durante toda tu vida, afrontar con gallardía las dentelladas de la salud y nunca abandonar el compromiso por la defensa
de los derechos de los trabajadores.
Y, en estos momentos no me queda más
palabras, porque
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
Pues considero que aquella mano de hierro no podrá borrar de la lista a este socialista histórico que se dejó la piel por su pueblo, por la provincia, su
gente, por la libertad, la igualdad y la convivencia.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Pues. como dijo tu compañero Reyes, tu, Juan Rafael Canovaca has sido, eres
y seguirás siendo un referente para las generaciones presentes y futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario