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sábado, 19 de junio de 2021

LA ERMITA DE SAN MIGUEL DE CHARILLA

 Dedicado a los Cristóbal d Charilla, remoto es su origen. 






Ya hemos realiazado varios artículos sobre Charilla, recogiendo noticias sobre esta tierra y partido de campo, también sobre su ermita. Partimos de otros escritores anteriores y de nuevos documentos que hemos descubierto. Guardia Castellano, en sus Notas de la Historia de Alcalá la Real recoge esta iglesia: La ermita de San Miguel Arcángel, de la aldea de Charilla, fue construida e n el año 1590, en tiempos del señor abad don Maximiliano de Austria, el cual concedió su licencia a pedimentos de varios fieles vecinos de esta ciudad, el 21 de diciembre de dicho año. Esta iglesia se remonta al siglo XVI, donde la familia de los Cabrera levantó una ermita en honor de San Miguel, pero no hay que olvidar que estos hidalgos poseían tierras por esta zona los Aranda, Frías, Mazuela, Carvajal,  y algunos forasteros que solían arrendar a labradores alcaláinos. Respondía a un impulso de los hidalgos de aquella zona, que comenzaba a repoblarse con nuevos cortijos y la roturación de sus campos, para que tuvieran la asistencia religiosa los días festivos con la celebración de la Santa Misa. 

Ha caido a mis manos un interesante documento, un testamento de Cristóbal Martín, levantado ante el escribano Bartolomé Hernández Capilla en 21 de julio de 1606. Curiosamente se declara como el hermano Cristóbal Martín , hijo de Cristóbal de la Mata y María López de  la Gallega, natural de Valdepeñas de la Mancha, del barrio de  San Andrés y estante en Alcalá la Real. Tras hace su confesión de fe y comenzar las mandas testamentarias, aporta que  ya desde antiguo existía la habitación del santero. Pues ordena ser enterrado, por lo tanto es el primer enterramiento realizado en ella, extramuros de la ciudad, sino también que dice que "allí ha fecho su habitación". Debió ser miembro de alguna congregación por el título y , porque ordena " que me entierren en el hábito que de ordinario yo suele traer". Por cierto, tenía una deuda con la viuda de Ortega  grabada en  29 reales y un cuartillo de tres varas y una cuart de paño pardo . 
La devoción del arcángel estaba muy enraizada en Charilla, pues ordena que se le diga el día de su fallecimiento la misa de su oficio. No quedan reservadas las misas a esta manda sino que las amplían en otras dedicadas  a San Amador (30) y por su alma  en la capilla del Cristo del monasterio  San Francisco (11) Santa Catalina de la Iglesia Mayor donde se consigue el Santo Jubileo,  y capilla de Santa Ana del convento de Nuesta Señora de  Consolación (15). No se olvida de sus padres, ni del hábito que suele  vestir  para que lo entierren con él.  Muy interesante para el culto, es la manda de limosna, pues se compromete como todos los vecinos de Charilla y devotos de la ermita a dar, por un contrato verbal, al padre Guardián del monasterio de San Francisco el décimo de una fanega de trigo cada mes para que los asista en el culto  de los días de fiesta. Por lo que se comprueba que ya el culto y la presencia de vecinos es bastante numerosa  por estos lares  a principios del siglo XVII.De ahí proviene que se conserve  en la aldea rezos y cantos de iglesia entre los vecinos. 
      Debía tener la iglesia, otras dependencias, además de la habitación de dormitorio, pues almacenaba seis fanegas de trigo del arrendamiento de tierras del doctor Luís de Frías, al que le correspondía dar de renta fanega y media de tierra junto a  la ermita. De este hidalgo, el compromiso de renta se ampliaba con un pedazo de Huerta pegado  a la ermita y otro sembrado de lino, a los que se comprometía pagar el diezmo y otras cargas. Complementaba la labor de santería con otros contratos de tierra de labor     de don Diego de Aranda y otra huerta para garbanzos en la Lastra  y alguna ganadería caprina para vender y cumplir obligaciones y deudas. 
    Ya estaba contratada la imagen y se rendía el culto, pues se comprometía con seis libras de tocino con Isabel de Morales, hija de otro rentista Martín Sánchez del Postigo, con lo que le pagaba los servicios de vestirla.
     Deja todos sus bienes pagados todos los cargos anteriores como docación para la ermita, y reformas de ella. En concreto cita un alba, dos tablas de mateles para el altar, aderezos del altar y reparos de la ermita, porque no tenía herederos forzosos. Fueron los testigoss Juan y Andrés de Morales , licenciado.



A lo largo del siglo XVII y XVIII, el cabildo alcalaíno permitió cierta migración de los vecinos de Alcalá a las zonas rurales, y aquella iglesia fue simplemente un edificio rural en torno a este cortijo hidalgo. Con el paso del tiempo se formó un núcleo rural en torno al camino real, donde se permitió la edificación de albergues, casas y chozones. Al mismo tiempo, nuevas festividades fueron naciendo al amparo de aquella ermita, en concreto la de San Amador y la de Nuestra Señora del Rosario.

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