Muchas veces, recorriendo el barrio de las Cruces, y comenzando el Via Crucis en el -oratorio del Ecce-Homo siempre lo ligaba con la calle Rosa. Y esta con la leyenda de Mari Rosa y el capitán de los Blanquitos. En verdad que daba encanto y emoción al entorno de la cruz, el cristo pasionario y el crimen del capitán. Pero, muy lejano su nombre de calle a esa mujer. Como intuyeron Domingo Murcia y Antonio Heredia en el Callejero el nombre se debía a la familia "de la Rosa". Era normal denominar una calle por un vecino que le daba nombre o apellido. Andrés de Mesa le dio el apellid
o, Écija el gentilicio de Diego Martínez de Écija, Pedro de Alba dio nombre y apellido, y pocos solo el nombre los Vicentes. De oficio. l calle de las Zapaterías.
Hemos encontrado la confirmación del hecho. En concreto en un documento del escribano Hernández Capilla, con fecha de 25 de septiembre de 1595, recoge exactamente el nombre de la calle, al comprarlas a Isidro Hernández, Pedro Hernández de Castilla, una casa y choça en la calle que va a San Marcos, linde con casas de Pedro Rodríguez Ganadero y casas de Hernán García Granadino. Se valoraba en la cantidad de seis mil maravedíes y se debía a Pedro de Pareja, en la que estaba cargo el censo.
Todo era fruto de una segunda etapa de la urbanización de la parte llana, en la que en la primera etapa las parcelas o hazas concedidas a los descendientes de los conquistadores, vendieron en forma de censo perpetuo los solares, a los nuevos colonos de la ciudad que abrieron calles y le dieron nombre, en este caso CALLE DE PEDRO DE LA ROSA. Y de ahí un paso calle Rosa. En esta urbanización, los vecinos cercaban el solar, abrían cuerpo de casa, muchas veces de retama o de teja, y en ocasiones, palacios en torno al patio, y chozas y caballerizas, y otras dependencias.
Las fotos son del libro del callejero de Alcalá la Real de Antonio Heredia y Domingo Murcia, a quienes agradecemos su publicación.
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