LA LEALTAD Y UNIÓN Y DEFENSA
Hay
un capítulo olvidado de la historia local de Alcalá la Real, a saber, el hecho
de que se ha silenciado todo lo que no hiciera referencia a las fuentes conservadoras del libro “Notas
y Leyenda para la Historia de Alcalá la Real”. Gracias a la investigación
actual, la sociedad alcalaína no fue fruto de un solo partido, que se
autodenominaba de “Alcalá”, cuando se unificó con el partido liberal en el municipio,
sino que en esta tierra hubo liberales, datistas,
muchos turnistas, republicanos de distinta índole, cenetistas, socialistas y comunistas. Unas de las
formaciones de mayor participación ciudadana
fueron las sociedades obreras, que se reunían en todos los rincones de
la comarca alcalaína: desde las aldeas
hasta en el casco urbano de Alcalá la Real, solían levantar sus centros o
lugares de reunión para reivindicar todo tipo de derechos laborales o crear mecanismos de la colaboración social y ayuda mutua como la seguridad social de sus
afiliados. Sin representación orgánica, pero con participación real en la base.
Sus nombres fueron muy pintorescos y la mayoría con aires de libertad auténtica
y participación de todos los sectores de la sociedad La flor Naciente, Esclavitud
Emancipada, la Emancipación, o Los Humildes
del Trabajo.
Me
quedo, en estos momentos, con el nombre
de dos ellas: Unión y Defensa, que integraba a los alcalaínos de la Mota y se mantuvo hasta 1939, y “La Lealtad”, de
Ermita Nueva que se extinguió por la misma fecha. Son dos maneras de concebir
la participación en la vida política, porque manifiestan la manera como pueden
defenderse una tierra y unas siglas y, al mismo tiempo que se practica la participación en la democracia
real. Pues si no hay lealtad, es imposible que se avance en las mejoras sociales; pero si no se está unido, estas difícilmente podrán defenderse de las aves carroñeras que suelen atacar de inmediato. Pues, está claro
que, los que inventaron el interregno y juegan en
el teatro político como simples actores,
llenos de hipocresía y ocultando una división tajante en todos los ámbitos de sus huestes, no respetan a nadie ni
la democracia interna de una partido que siempre ha elegido a su candidato en
una asamblea participativa y decisoria: desde el inicio de la vuelta democrática hasta hoy día. Además, este partido se
enorgullece de ampliar las bases de la participación con la integración futura
de los simpatizantes en las futuras elecciones primaras para cargos públicos. Estos neocons
no han respetado ni la cortesía democrática –pues la rompen a diario
en todos los escenarios-, ni siquiera por respeto a unos afiliados que saben mejor
que ellos lo que significa la democracia frente a otros sistemas
presidencialistas; se creen, más bien se consideran, como jueces de un proceso,
que no les pertenece ni le atañe; y eso que saben que su turno le corresponde
en la fase de protocolo electoral y municipal. Es fácil de comprenderlos,
porque su historia es la de los Sueños de Goya, el tremendismo de los
neos, la defensa del dogmatismo y del
silencio de apropiarse de las instituciones como lo hacen con su lenguaje
vaticanista.
Los
descendientes del la Flor del Trabajo, de los Amantes del Progreso, de los
Amigos de la Agricultura o los Agricultores, de
La Flor Naciente, de la Defensa Mutua, o del Porvenir deben caminar ofreciendo a su pueblo
bienestar, progreso, libertad, solidaridad y democracia
porque sus colaboradores son los
Amigos del Trabajo o los Humildes del Trabajo; lo de los otros son las
astracanadas y la novela negra. ¡Qué terror!
Suerte, lealtad, unión y defensa para Carlos y Juan Ángel.
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