
LA PUERTA DE VILLENA , junto con la Puerta de los Arcos o de los Álamos, constituía la entrada a la ciudad del Llano por la zona norte desde mediados del siglo XVI. Este lugar de control debía ser muy diferente y estrecho a como se encuentra en el cruce con las carreteras de Jaén y Priego, ya que ha sufrido muchas modificaciones urbanísticas. Desde la construcción de la Puerta en el siglo XVI hasta la actual de los años finales del siglo XX, pasó por la nueva entrada del Camino Nuevo, la remodelación de principios de siglo XX y la transformación de toda aquella manzana con la nueva calle Cruz de Villena.
La Puerta de entrada de la ciudad debió ser muy estrecha y en forma de arco . Sirva este nuevo dato del escribano Diego de Melgar ( AHPJ. LEGAJO 5039 FOLIO 640. 6 de septiembre de 1628) xe un contrato de María Rosal por parte de Diego Hernández Montemolín pra un año y renta de ocho ducados con la obligación de retejar y reparar y no abandonarla: " una casa en el arco de la Tejuela de esta ciudad, linde de las casas principàles de Mari Rosa" Por la Tejuela, desde el Camino Nuevo se alcanza por la vista la cruz de hierro de Villena. Haciendo una digresión de su origen, ya vivía Tomé de Villena en el siglo XVI y algún familiar regentó el mesón del entorno a la puerta y cruz de Villena. Esta cruz, era de humilladero y estuvo ligada con la puerta de Villena. Abundan los humilladeros de la Santa Cruz, como los de San Marcos y la Tejuela. Esta cruz se define también como una cruz de término y es una especie de mojón que se colocaba desde la conquista de las ciudades por las tropas cristianas a la entrada de los pueblos "como muestra de piedad por parte del pueblo y para su fomento entre los viajantes". También pertenecen a este tipo de humilladero la Cruz de los Muladares, la de los Moros o de los Valencia, la de las Tórtolas y la antigua del Barrero. No hay duda de que la cruz estaba presente en las dos puertas más importantes de la ciudad que bajó de la Mota: la de Villena y la de los Arcos.
Su decadencia festiva tuvo lugar por el accidente pirotécnico de años sesenta del siglo XX.
Por el norte de la ciudad del llano se habían urbanizado varias hazas que correspondían a varios caminos o calles que llegaban a las Azacayas, haza propia de la familia Garrido, relacionada con una zona de huertas, tejares, barreros, tenerías y tiendas de tinte; otra haza en el entorno de la Tejuela, propia de otras familias alcalaínas, que dio lugar al barrio de la Tejuela, cuyo camino continuaba con el de Castillo de Locubín. En 1587, la puerta Villena, final del tramo de calle con el mismo nombre, cerraba la salida de la ciudad hacia el norte y nordeste del territorio abacial, tanto a los caminos de Priego, Baena y Alcaudete que partían desde la misma ciudad fortificada de la Mota hacia estas direcciones por tierras de Barrero, la Fontanilla y Pasaílla Baena; y, por último, el tramo que continueaba desde la Cruz de Villena hasta la fuente de Tejuela, donde se ubicaba otra Puerta , la Puerta de la Tejuela. Por un documento de 1649, (AHPJ.Escribano Antón de Santillán, legajo 5011, folio 2020) Alonso de Pareja, su fiador Pecro de Osuna arrendaba a doña Gerónima Méndez de Villafe unas casas y tenería que tenía en este entorno, muy artesanal donde se concentraban las tenerías, tintorerías, los tejares, cantarerías, molino de zuñaque, molino de pan cocer, la fuente, y abrevadero, canalizaciones de aguas de las Azacayas y huertas y otra Fuete Beber. Pero curiosamente se ubicaban las casas de esta hidalga " unas casas y tenería con sus pelambres, tinajones y caldera que tiene , que linda con casas de la viuda de don Cristóbal de Orgaz y el camino que va al Castillo y la Puerta de la Tejuela". Curiosamente, ase firmaba el contrato con el curtidor por dos años, a cuaretna cducados por año; y con un tinajon sano, otro roto, y otro cascado y poar curtir; y otros tres sanos y salvos, firmanco como testigo Juan Raxis.
. Estos lugares eran asentamiento de personas excluidas en el siglo XVII. Los gitanos formaban un grupo que participaba poco en la vida de la ciudad. Aunque asimilado, en los libros de penas de cámara se ven altercados entre estos miembros, dedicados a la venta de animales. Habitaban, a principios del siglo XVII, en las afueras de la ciudad, lejos del recinto amurallado, como pone de manifiesto el año de la peste de 1602, que se hallaban varias familias fuera de la Puerta Villena
Varios momentos de pestes y epidemias confirman la existencia de las Puerta Villena Y Tejuela a lo largo del siglo XVII, integrado su tramo de calle en la calle Tejuela, así como el límite del suelo urbano de la ciudad de Alcalá la Real. Fueron muy significativas las medidas para prevenir la extensión de la peste de Málaga en 1637 y 1648, sin afectar a Alcalá. Sin embargo, por su cerco, se constata la importancia que adquiere la Puerta Villena. Este era el circuito urbano; desde la calleja de Francisco Velasco, hasta la Tejuela y Puerta Velasco, desde la puerta Villena hasta el barrio de San Sebastián y la cuesta del Cambrón, colocando tres puertas de entrada y salida en Villena, los Álamos y Peña Horadada, Como era notorio, en esta puerta se ordenaban rondas de vigilancia[1].
Consolación hasta Fuente Tejuela 21 | Toril
| Tejuela 20 | Tejuela (3) 48 | Tejuela 45 | Tejuela Callejón del Huerto SD |
Villena 40 Callejuela | | Tejuela 33 | | Tejuela | Tejuela SD |
Calle 1587 | 1640 | 1668 | 1710 | 1751 | 1810 |
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En el siglo XVIII, dos mesones se colocaron en el Llanillo, uno el de los Álamos, propiedad de la Obra Pía del abad Moya, y otro el de los Arcos, propiedad de la capellanía de las Niñas Huérfanas de Córdoba. Junto al primero, en el Llanillo, lindando en su parte posterior con el Pradillo, el de Juan Leo. Además de los anteriores, en la Tejuela existían algunos otros. En los primeros decenios de siglo, eran los siguientes: el del clérigo Juan Ignacio Navarro, el de Juan de Murcia, el de Alonso Bellido, el de Manuel de Mármol, el del francés y afincado en la ciudad, Antonio Bertín que se creó en el año 1751 en solares o casas junto a la Cruz de Villena, y el de Alfonsa de Alba.
Una nueva vía se abrió en tiempos del Felipe V con todo el beneplácito real. Era el Camino Nuevo. Algunos la remontan a un acta de cabildo de 1643 por el pago de un haza al convento y monasterio de las Madres Dominicas. En 1730, tras su muerte, dejó de ser maestro mayor de obras de la ciudad Manuel del Álamo siendo sustituido por Felipe Peinado. En este año se edificó un arco que unía dos solares de Juan Montijano en la calle Gala frente a la Puerta Villena, para que permitiera el paso de coches y carretas. Por cierto, otra referencia de este lugar.
En este año, las monjas en cabildo, presididas por la priora sor María de las Mercedes y Tapia, se comprometían con los regidores perpetuos Felipe José de Rincón y Ricardo de Utrilla, a elevar a escritura este acuerdo[2];
"que por parte de esta Muy Noble Ciudad se recibió fabricar un camino nuevo que sale por el sitio de la Cruz de Villena para su lugar del Castillo, Mancha y Corte, según aprobaron las Reales Facultades de Su Majestad y Señores de Su real y Supremo Consejo de Castilla, refrendadas por Miguel Fernández Munillas, secretario de S.M, y su escribano de Cámaras".
Dos documentos habían decretado que se abriera esta nueva obra, con destino a la Corte y otros lugares con fecha de ocho de noviembre de 1742, y otra, mandando al corregidor don Fernando Riquelme que continuara en 7 de septiembre de 1743. Don Ciriaco de Paredes acudió al cabildo municipal para reclamar doscientos ducados, alegando que se habían pagado a los dueños de las tierras lindando y pertenecientes al camino que se abría e inmediatas a la salida, y entre ellas se encontraba la de un haza del convento dominico cercana a esta salida y corral de Terrones. En concreto, le afectaba en dos fanegas y media y levantar las nuevas cercas tras la puerta Villena. El quince de septiembre de 1743. Al estar cargadas sobre dos censos (uno de Aparicio Martínez de Colomo, y otro de la capellanía de María Ruiz de Écija), y ser una de las tierras más productivas por ser ruedo de la ciudad, se propuso el 26 de octubre de 1744 y se aprobó el 17 de noviembre del mismo año trueque y cambio por otros lugares propios del ayuntamiento de Alcalá la Real con 5.725 reales por el haza del tejar que partía el camino de entrada para carruajes y cabañas; en su compensación se ofrecieron un haza en la Cuesta del Cambrón, junto a la Cruz del Hierro, otra en San Francisco, pero se dieron las hazas de los Portales, (once celemines), o del Rastro, otra fanega y dos celemines en La Peña Horadada, y dos fanegas y cinco celemines en el Barrero, linde con la cerca del Convento Nuestro Padre San Francisco y cinco fanegas y tres celemines en el sitio de la Pasada de Baena y arroyo del Guadalcotón que bajan a la Fuente Nueva.
No fue este el único documento, el cura Ignacio Navarro Malo también fue privado de un haza en las Azacayas y Fuente Nueve. El auto de reclamación por no estar de acuerdo con la indemnización de 1780 reales, y verse recompensado con un haza de cinco fanegas en la Dehesa de los Caballos en el Coto. Aparece nada menos como propuesta de emprender el camino al corregidor Salafranca que se asesoró el arquitecto fray Juan Nieto, y para conseguir la provisión real adujo que (20-3-1745) era necesario por ser camino de comunicación del reino de Jaén con Granada, Córdoba, La Mancha, Extremadura y Madrid.
CAMINO NUEVO
Es un testimonio del final de una ciudad fortificada de la Mota y el asentamiento total de la nueva ciudad del Llano. Por eso, había necesidad de urbanizar zonas que a las afueras de la ciudad se ofrecían como unas hazas (la de Terrones, Ana Montijano, convento dominico) junto a la Cruz de Villena, cercadas como un rico ruedo muy apetecido de las Azacayas y atravesadas por la vereda que bajaba a estas y camino a los tejares del Llanete de Vílchez. Por la parte alta junto a la fortaleza, sus barrios están abandonados son las hazas del Rastro con resto de sus Portales, que lindaba por la parte alta con el camino de San Bartolomé que venía de la ermita de San Blas y la baja con el haza de este mismo convento, la Peña Horadada que era puro solar lindero con la misma peña y camino que procedía del camino que se dirigía al convento de San Francisco y entre solares de Pedro de Pineda y los de Albarracín; la ermita de San Sebastián, ya arruinada, junto a un camino que lindaba con de San Francisco.

AMAR. Acta del 23 de junio de 1637.