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miércoles, 6 de febrero de 2013

MANUEL PEÑALVER CASTILLO


 

 

            Recientemente, Manuel Peñalver Castillo ha publicado una bellísima obra titulada “Castillo de Locubín en su diversidad” que recoge literariamente  un elenco de reflexiones, sentimientos y propuestas sobre su tierra castillera. Este profesor universitario, afincado en Almería, no olvida nunca  el vínculo que le une con la provincia de Jaén, y menos aún, con la comarca de la Sierra Sur centrándose  con esta obra en su pueblo que lo vio nacer. Manuel Peñalver profundiza en el alma castillera y en el paisaje de las ricas tierras que baña el río San  Juan dando muestras de que  domina completamente toda su geografía, su economía, su historia, su lengua y sus gentes. Y lo hace lleno de una empathía  especial que persuade al lector para cantar en forma épica  y con denotaciones líricas, a la manera el elegíaco Tibulo, su admiración por su tierra y el anhelo de transmitir la utopía de  un proyecto común de futuro en defensa de estas tierras privilegiadas . Y, a lo largo de sus letras increpa al lector ” En este paraíso terrenal –bello como la nieve recién caída en sus calles los días invernales-de cuyas robustas raíces brotan chorros de aromas eternos y las pupilas se llenan con el más rico colorido, siempre surge del atento observador  la misma pregunta, ¡ cómo es posible tanta belleza natural? Piropea a su ciudad: “Locubín refugio de hermosura, prodigio de la naturaleza, fulgente andaluz del Nacimiento del Río, m del Caz., del Caño, del salado, del Chorrillo, el Salado, heraldo de las divinas cerezas y cestas e mimbres llenas de frutas” o , elevándose a lo mitológico  “Atlas de la Acamuña., del Puerto, de la Campana, de los Peñoncillos , de la  Coronilla...”  y divinizándola en el reino del  Olimpo :  ”Castillo de Locubín, el dios de la primavera, el como “ edén que tanto queremos y al que siempre volvemos”  para caer en ricos ritmos de prosa poética “ Señero octosílabo del blanco mar de los cerezos y almendros en flor, del verde océano de los olivos; pintura cubista  de los barrancos, caminos y cañadas; lienzo de las tonalidades , más prodigiosas,  espejo donde se miran  las puestas de sol…”. Nadie como este profesor eminente ha defendido la peculiar habla de su tierra ( su ceceo, su sintaxis, su léxico...) entroncándola con los  estudios de los mejores lingüistas como el profesor Alvar y teniendo en cuenta que es un magnífico docente universitario de la Lengua y Literatura Castellanas (  primero profesor de enseñanza secundaria y , posteriormente, universitario preparadísimo en sus conocimientos y  por sus  méritos de expediente, sin olvidar la defensa de los profesionales de la enseñanza ).   Además, su obra no cae en un simple prurito literario y chovinista, sino es fruto de una vasta erudición, en la que se acumulan como estudioso y conocedor de su  entorno, la vida y obra de muchos personajes,  escritores, historiadores (y por qué no decirlo estando al  día de las publicaciones más recientes de la comarca y de las investigaciones más punteras). Manuel Peñalver se siente en su obra miembro de un elenco de personas estudiosas de  este rincón provincial, a veces olvidado y obnubilado por otros rincones que brillaron por  la hidalguía cortesana o por su preeminencia serrana. El escritor castillero  no se sonroja por apostar por su tierra , a la que considera que es puntera y excelente-  término muy de moda   en  el mundo turístico y empresarial-  tratando de presentar una tierra providencial gracias a  su rico aceite, la singularidad de su  cereza,  su  potencialidad del turismo rural , su privilegiado  entorno y  sus gentes.

La comarca de la Sierra Sur debe estar en deuda con Manuel Peñalver Castillo, profesor que siempre ha acudido a todas las citas culturales y acontecimientos, aportando con su presencia el sello indeleble del sabio, del honrado y preparado docente, del trabajador por su tierra en el campo literario. Peñalver, poeta lírico y épico,  pregonero y heraldo, embajador y  amigo,  hospitalario y apologético en la laicidad,  afectuoso y sincero. En suma, Manuel Peñalver es un  hombre de compromiso con su tierra como lo fueron Juan de Aranda Salazar, Ginés Martínez de Aranda,  y otros más contemporáneos a los que no olvida, cita y los siente como coralistas del círculo defensor  la tierra meridional del reino de Jaén.     

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