Por
septiembre, comienza el año agrícola, los agricultores abordan muchas tareas que posteriormente
darán su fruto en la estación estival y van anotando en su peculiar calendario,
confrontado con el zaragozano, los aciertos y desaciertos de las previsiones de
la cabañuelas de agosto; otros muchos
colectivos también principian su periplo
laboral, así lo hace el mundo político con el nuevo periodo de sesiones; no
olvidemos tampoco que el año religioso emprende
su correspondiente ciclo litúrgico
y pastoral por estas fechas. Pero, por encima de todos estos
grupos humanos, es la escuela la que ocupa, en estas fechas, el primer plano de todos los rincones de España. Además, este
macrogrupo abarca todas las edades:
los niños que se integran en los
estudios primarios; los adolescentes que cambian de ciclo con la ESO o continúan el Bachillerato y los Ciclos
Medios Formativos; los jóvenes, y los no tan jóvenes ( porque debemos
referirnos a los que ingresan ya edad madura en la UNED, Escuelas de Idiomas,…)
que se integran en el mundo universitario; e, incluso ,se cierra el ciclo vital
con los adultos , ya que, afortunadamente, con esta enseñanza se ha conseguido exterminar el analfabetismo
que campeó por mucho tiempo en nuestra
comarca.
Muchos
factores y personas integran el sistema
educativo, y es imposible detenerse en cada uno de ellos para que funcione a la
perfección. Pero es una realidad que ya no se frecuentan las tristes noticias de
los primeros días de curso, en las que se multiplicaban los incidentes y adversidades.
La ratio suele cubrirse con un número
adecuado en muchos rincones de nuestra
comarca; incluso, no encontramos con muchas aulas del núcleo rural en las que la relación de alumno/profesor es casi
idílica e ideal para alcanzar los
mejores resultados. Por otro lado, si
nos fijamos en los centros escolares, ya no se producen aquellos
desplazamientos forzosos a un macrocentro escolar de ámbito comarcal sino que
la enseñanza suele estar muy
cercana a la vivienda de los escolares (fijémonos
en muchos colegios de las aldeas, donde pueden impartirse todo el ciclo de
estudios primarios y no digamos en la localidad con su amplio abanico de
opciones desde los estudios de bachillerato hasta la Escuela Secundaria de Adultos o de
Idiomas sin hacer referencia a la enseñanza no reglada). Dejemos atrás los
aspectos ambientales de los centros, los recursos humanos y materiales…que
siempre serán pocos con relación al avance de la tecnología y a las apetencias racionales
de la sociedad.
Dicho esto, en
este principio de curso, el profesor (maestro,
docente, monitor…) juega un papel fundamental
y, en estos tiempos de carencias y recortes es digno de revalorizarlo con todas nuestras fuerzas. Hay y podrían
darse muchas razones. Pues, en su persona, se centran, a veces, los ataques más
furibundos, cuando es el que suele estar más tiempo con los alumnos a
lo largo del día si restamos el tiempo
del sueño y ocio ( por cierto, a veces excesivo). Con su auctoritas reconocida por sus
discípulos, es la figura que logra
transformar al alumnado para que en el futuro alcance, gracias a su periodo
formativo, los objetivos que se proponga en la vida. Por eso es el momento, que
esta auctoritas no se deteriore en modo alguno y, cada vez más, se
le reconozca. Simplemente, debe servir de pauta que se haga a la altura del respeto que debe existir
entre los miembros de la familia y eso se consigue mediante el apoyo total de los padres de sus
alumnos al maestro de sus hijos. De este modo, en tiempos de crisis, al menos
lograremos que suplamos con los valores
morales lo que no le aportan y restan las carencias socioeconómicas del funesto
momento.
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