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miércoles, 23 de agosto de 2017

LOS PAÑOS ALCALAÍNOS. EL MUNDO DEL TELAR.


De sobra es conocido el mundo del telar y su incidencia en la economía local de la Edad Moderna. Probablemente, se inició y se desarrolló a lo largo del siglo XVI, se mantuvo hasta el siglo XX. Curiosamente, en este siglo por los años treinta fábricas de telares como la de Comercial Castilla, posteriormente, los Navas, Piñas, Barrios etc mantuvieron esta tradición, que actualmente se ha reconvertido en el mundo del telar del plástico. 
En su estudio, destacan desde los diversos tipos de telas y paños: desde el lino hasta la seda pasando por el tafetán. También, son digno de comentario los productos de origen como la lana tan frecuente en nuestras comarca o la seda en todos los territorios. Abundan los tejedores de paños, de tafetán y de la seda. En colores, de color pardo jaspeado o el blanco catorceno y dieciocheno al obraje de  la ciudad de Alcalá la Real, que lo marcaba con su señal, frecuentemente la A o la llave. Solía costar de ocho reales el blanco a trece reales de vellón la vara de paño. No puede olvidarse el mundo comercial, de los cosarios, mercaderes, tenderos y grandes monopolios de los genoveses y castellanos ligados a la compra  y venta de la lana y seda de estos lugares. Entre los vendedores alcalaínos hemos encontrado a Diego Martínez de Écija, el mercader Martín de León  y  los compradores Juan Bautista Aragonés  en el campo de las telas. Entre los compradores de arrobas de lana, se encontraban los genoveses Octavio Marín, Leandro Chivarino  y Pedro Veneroso, regidor de Alcalá por los últimos años del siglo XVII,  en torno a los años ochenta de este siglo que solía comprarlas a doce reales la arroba a ganaderos como el castillero Diego Martínez de Écija (40 y 50 arrobas), el castillero  Juan Galán de la Bella (30 o Juan López de la Jurada (40) por medio de un contrato leonino que obligaba a unas clausulas de pureza muy altas, y en cantidades que sobresalían las treinta o cuarenta arrobas de lana blanca: el corral barrido, el s sola alto, el día claro, no regado la romana al peso, el mantenimiento de las reses hasta sacar la lana, el esquilo sin hierba, .... pesado a la cruz y no a la romana 


en dicha lana hierva roña vasto vastaço a mi no perca ni cola e copete lo menudo las de cadillo a uso de xinoveses


Una colonia de vendedores de telas, sobre todo lienzos, eran los portugueses afincados en la ciudad, muy relacionados con los nuevos judíos y fueron perseguidos por el Santo Oficio de la Santa Inquisición, entre ellos se encontraba a finales del siglo XVI las la familia de Miguel López que le compraba el mercader de lienzos alcalaíno Cristobal Ruiz Medeleno 1592, ante Juan de Burgos, en el mismo año Antón López de Santiago) . Sin olvidar exportación e importación de los productos. El punto de producción se encontraba en muchas casas de  la ciudad fortificada, así como su venta en las tiendas de los corredores de la Plaza Alta y Plaza Baja. Luego, se extendió hasta bajar a los primeros tramos de la calle real, casi de una forma ilegal y en contra de las normativas, lo que obligó a aplicar las ordenanzas de venta en la parte alta.  
Este es un artículo que se ampliará con las aportaciones documentales de investigaciones posteriores. 

LOS TELARES Y TEJEDORES DE PAÑOS
Por un documento de venta entre dos tejedores podemos poner de manifiesto muchos aspectos de este mundo del telar. En concreto, 17 de enero de 1588 ante el escribano Juan Ramírez de Tordesillas, comparecieron dos tejedore: el vendedor Luis Fernández de Vega y el comprador Diego de Torres, vecinos de Alcalá donde tenían ubicados sus telares. El primero vendía al segundo un telar de tejer paños, con todos sus adelantos y pertrechos para poder tejerlos y con dos peines catorcenos y otro dieciocheno. Costó el Telar 27 ducados que pagaron en dos plazos entre san Juan y san Pedro. De este tiempo fueron tejedores Miguel Ruiz de Priego Diego Muñoz de Montijo ( lo dejó a su viuda Juana Rodríguez). 

EN EL CATASTRO DE LA ENSENADA

 En este Catastro declararon cuatro tenderos de paños, seda y lienzo ( Francisco de Marañón, Francisco Cano, Juan de Plazas y Manuel de Hoyos) y cuatro tejedores de paños ( el Mismo Marañón , Dionisio García, Pedro Moral y Salvador Peñalver) que en sus talleres tenían un maestro a cuatro reales, a tres sus oficiales y por la comida al aprendiz.
NOTAS

CATORCENO , catorzeno .- Cast. "catorceno" (cierta clase de pazo basto, cuya urdimbre consta de 14 centenares de hilos (DRAE).
En los testimonios recogidos se citan de varias clases: palmilla, terciopelo, y de diversos colores (verde, pardo, negro, morado, azul, prieto, leonado).
paño dieciocheno. Aquel cuya urdimbre consta de 18 centenares de hilos. 

martes, 22 de agosto de 2017

EL PRIMER RENACIMIENTO DE LA RÁBITA (II)

EL PRIMER RENACIMIENTO DE LA RÁBITA (II)

           El partido de campo de la Rábita,  defendido por un puesto de la guardia  compuesto de cabo y dos guardias, que se hallaban en San José de la Rábita, fue sustituido por  siete guardas que dependía de un jefe de guardia rural de la Hermandad de Labradores, una entidad que se fraguó en el aparato estamental del franquismo. Protegían, o al menos debían defender,  sus campos, sus caminos y las tierras públicas. Curiosamente, en medio de una fuerte inmigración de la golondrina, copaban muchos vecinos de la Rábita los puestos de servicios de establecimientos costeros de Valencia y Cataluña. Pero, durante los años sesenta y setenta, se produjo un cambio muy profundo en la geografía agrícola de territorio, ocupando el olivar muchos lugares anteriormente terrenos de secano o  de monte bajo.
Fueron los tiempos de un gran impulso de la escolarización, levantándose dos edificios  para escuelas unitarias de niños y niñas en San José de la Rábita, "en donde existía una escuela mixta, que fue desdoblada y creada provisionalmente  para la unitaria correspondiente". Este grupo escolar, ubicado  en la aldea de San José  de la Rábita  desde 1958, recibió la donación de los solares Matilde Sánchez Cañete López, por lo que  este  complejo escolar  e denominó de  Santa Matilde.
Esta aldea  rezumaba agua por doquier, con fuentes públicas  repartidas por muchos lugares, Sacedilla, Blanquilla, Malagüilla (ya en el término de Alcaudete), Mármol o Mármoles y  con una laguna que, surgida de tiempo inmemorial,  siempre mantenía en sus humedales las aguas estancadas  y que habían surgido de los ojos de lodo esparcidos entre juncales. Sin embargo comenzó a dar los primeros síntomas de su sequedad en los primeros decenios del siglo XX. Orgullosos los lugareños de aquella laguna, no la mantuvieron y quedó convertida en Laguna Seca.
Y comenzaron los problemas de abastecimiento. Se cambió de emplazamiento la fuente pública  de la aldea de la Rábita y se construyó un lavadero público en San José de la Rábita. Las perforaciones particulares incidieron,  cada vez más,  en el abastecimiento público. Por el año 1970, la parte norte de su  territorio, lindero con las faldas de la Sierra de San Pedro, estaba completamente conquistada por el olivar, mientras permanecían hitos como los Cortijos  de la Laguna, el de la  Fuente  la Blanquilla y el Portillo del Lobo. Los vecinos de la Rabita siempre recordarán el mes de octubre de 1972, cuando se llevaron obras de abastecimiento de agua en varias aldeas, entre ellas la Rábita, y, en  San José se hizo la captación abastecimiento. Fue   autor de proyecto José Fernández Lampaya, director de Vías de la Diputación de Jaén. El agua que es vida, se condujo por el tramo de la Lagunilla a  San José y Las Grageras, se distribuyó en Las Lagunillas,  San José y  la Rábita, Este servicio a domicilio siempre fue fruto  de recuerdo en muchos lugares del campo, de las aportaciones voluntarias, de las comisiones, el Paro Comunitario…La traída del  agua nunca se olvida y se renueva su abastecimiento en años posteriores en tiempos de la transición democrática. A través del sondeo de 160 metros de la Unidad Hidrológica de la Sierra de san Pedro en el Veredón con dos depósitos entrelazados, uno de mampostería  de 60 metros cúbicos  y otro de hormigón armado de 350 metros cúbicos, se  abastecen las Grageras y Fuente Álamo. Incluso se implementa con una  nueva red, en  2008 ha desde Alcalá la Real-la Rábita.   Pues tener el agua es abrir las puertas de implantación de otros servicios, la telefonía, correos, la electrificación en alta tensión, nuevas redes de saneamiento para verterla a los  arroyos de la Sacedilla o al de los Pedregales. Incluso, algunos talleres e industrias agropecuarias…

Y, desde 1979, con la instauración de la democracia, el partido de la Rábita tuvo presencia en el ayuntamiento alcalaíno con el concejal socialista Juan Burgos Sánchez que se mantuvo en el cargo hasta el año 1995 como alcalde pedáneo. Como todos los descendientes de los ministros  del ayuntamiento alcalaíno, le  dio un gran impulso a  su aldea a partir de los años ochenta del siglo pasado. El agua abría puertas a nuevos grupos escolares de la EGB, en Mata Prieta y el Tanto, a instalaciones deportivas, un campo de fútbol y una pista polideportiva  inaugurados entre  1989 y  1991. Y la Rábita dejo ser el barrio que se extendía en los aledaños y calles que surgían entorno al camino real del Veredón y de la Laguna, para extenderse por nuevos barrios modernos, donde se ubicaron el Centro Social, la farmacia y el consultorio médico. Y, se dio la voz, a otros núcleos de la Rábita con el nombramiento de alcalde

de barrio para la zona de San José, donde se mantenían y surgían nuevas almazaras y Los Canales se poblaban con muchos residentes.

En el siglo XXI, el  mapa militar de  la edición de 2002, marca ya todo su  terreno con  el monocultivo del olivar salvo pequeños terrenos de monte bajo. Y aparecen varios parajes de este partido de campo. En  torno a la ermita de San José y el  cruce de caminos y carreteras provinciales (la colada de la Redonda, las  JV2236 y 2238, y el camino de Mallagartas), se distingue el Cortijo Alto y varias calles.  Cercanos a este núcleo de origen, se encontraban  los cortijos de Laguna Seca,,  con los cortijos de la Laguna, los  Jamileros y  Los llanos de los Cerros de Juan  Cano en la  parte lindera con el  barranco de Moriana, cubierto de monte bajo, la Casa del Salado de las Magallartas, los de  Fresneda de la Capacha y Valenzuela de los Arrañales, El Prado de Mármol, la Solana y Cerro Negro de la Atalaya,  el  de las Pitas de San José en la Loma de la Cruz, los Canales, en una zona de monte bajo que desde  Las Canalejas constituía  un núcleo rural sin ordenación con un pequeño oratorio. Y el hoyo Taraje. Caso especial y en plena expansión era el  núcleo de la Rábita, con la urbanización de la Baronesa, la antigua Rábita en torno a la carretera y  el Veredón y las comunicaciones con la Laguna. Actualmente, se ha conformado  este núcleo, mediante una calle principal que corresponde a la carretera de Alcaudete, antigua confluencia de la colada, camino real y vereda,  de la que surgen  en dirección a la Sierra San Pedro  la calle Trasera Alta  que conecta con las calles Trasera Baja y Delantera  Baja y Alta. Entre la calle Trasera Alta y la carretera de Alcaudete, las calles  Fernando, del Carmen y Portillo. Por la parte en dirección a la Almedinilla surge la calle Avenida América, y entre la carretera y esta avenida, las calles Nicaragua, México, Perú y Juan Blanquilla. Al final de la aldea sale la calle de la Laguna. Ya el asfalto y las viviendas han apagados aquellos ojos de agua que brotaban por estos lares. 

lunes, 21 de agosto de 2017

QUE NO SE ELEVE POYA NINGUNA ….SIEMPRE QUE NO SOBREPASARA ESTE CUPO DE CELEMINES. LOS HORNOS DE ALCALÁ


De seguro que los hornos y las panaderías se remontan a tiempos inmemoriales. Los debió haber incluso en tiempos prerromanos. Pero acercándonos a tiempos de la conquista se encuentran restos en algunos lugares arqueológicos de la Mota y sus alrededores, junto a la segunda muralla y en alguna casa de la Mota; de piedra, de argamasón, barro y de otros materiales, y con dimensiones variadas. Como referencia documental, existían dos hornos municipales y solían ser arrendados como bienes de propios. Uno en torno a la Cárcel Real y las futuras Casas de la Justicia y del Corregidor; otro junto a la iglesia de Santo Domingo de Silos. Cuando la ciudad se extiende al llano, proliferaron en las casas del valle. Este es el dato de un horno de la calle de los Caños que data de finales del siglo XVI. Recoge la costumbre de arrendarlos a horneros que pagaban una renta de una manera peculiar. Ante Hernán López de Mena en el mes de diciembre de 1598, Juan de Serrano Hinojosa se comprometía arrendar a Hernán González el horno situado en la calle de los Caños, que se situaba entre las casas del jurado Juan de Álvaro. Solía ser el tiempo de contrato de dos años, que prorrogó a cuatro,  y fijaba la famosa fecha comercial del día de San Juan en el mes de junio como inicio de su nueva empresa.  En vez de pagarle con dinero, se obligaba el arrendado a pagar tres libras carniceras de pan de trigo bien cocido en cada uno de los días, siempre que fueran días de trabajo y cuatro libras las vísperas de las fiestas de Pascua. (Esta libra se usaba para pesar carne y pescado y equivalía a 460 gramos, el pan cocido correspondía al que no se horneaba sino se cocía al agua o vapor). Además, le pagaba al propietario con una fanega de ceniza. No podía amasar más de cuatro celemines y curiosamente se obligaba a que no se le elevara  poya ninguna siempre que no sobrepasara este cupo de celemines. Si era más de cuatro celemines, debía pagar un pan de renta.Ojo, con los mal pensados, ...era la parte de renta del contrato por el horno.
Este horno se mantuvo hasta el siglo XX y se declaraba en el Catastro de la Ensenada, en concreto en 1751 respondiendo a las preguntas generales como el del número  séptimo de los once hornos que ya se distribuían a lo largo de las calles de la ciudad. Era propiedad de don Antonio González y producía una renta de 331 reales al año. Lo que queda claro sobre la transmisión de oficios, negocios y familias.

El resto de los hornos declarados en el siglo XVIII eran: el de María Teresa Montijano se encontraba en la calle Tejuela a continuación de un mesón y pertenecía a la familia de los Montijano y se evaluaba su actividad en la misma utilidad. Se relacionaba con un censo de la hermandad de la Virgen de las Mercedes y se reconocía como el primero declarado del Catastro. Solía ser arrendado junto con doña Segunda Antonia de Miranda, monja dominica y se evaluaba en  398 reales, el tercero  de don Juan Fajardo en la calle Antón de Alcalá con la misma ganancia, cuarto de Gabriel Ramírez de Aguilera en el Llanete del Conde que cubría la zona de la calle Real Alta y con 300 reales de ganancia; el  quinto, doña María Mercedes monja dominica, en la misma calle de las Monjas y se mantuvo hasta muy avanzado el siglo XX con 331 reales de ganancia, del mismo convento el sexto en la calle Caridad y con la misma producción o renta  era el sexto; en la calle Veracruz,  propio de doña María de Arroyo, se arrendaba por 300 reales; noveno don Juan de Villalba  en la calle Tejuela, sin funcionamiento y con renta de 330 reales, décimo de Alfonsa de Alba en calle Bordador sin uso y renta de 330 reales y el último o undécimo del cura don José Cabero, arrendado en 398 reales.  
Muchos de estos hornos se mantuvieron hasta el siglo XX; otros se renovaron o se ubicaron en las aldeas junto a los molinos y se servían de los nuevos medios de transporte para venderlo en otras aldeas y en la ciudad de la Mota; y....a finales del siglo XX surgieron otros nuevos; entre ellos los del Polígono Industrial de la Moraleda. Los niños de mi tiempo no olvidarán el de Piñiqui, el de Pinto, los de Lobi en Santa Ana....y ahora el de Madrigal en las Riberas. A él se lo dedico-







domingo, 20 de agosto de 2017

EL PÓSITO NUEVO DE ALCALALA REAL

EL PÓSITO DE ALCALALA REAL

Fernando de Cuenca, maestro de carpintería de Granada, hizo la obra de carpintería del Pósito Nuevo, situado en la calle Mesa, cuyo maestro mayor de obras fue fray Juan  Nieto , fraile, religioso de Consolación ( V0T). La obra databa en 1759 (actualmente, es un almacén de bebidas y solo quedan parte de los lienzos de sus recios muros y el escudo de la portada).
Le prestó los dineros  doña María de la Concepción Rojo, viuda y vecina de Alcalá la Real, que se cansó de reclamarle y tuvo que hacer un poder a Francisco de Pereda para que se lo reclamase en Granada, ya que le había prestado varias partidas para alimentarse toda su familia y costear la obra , además del pago al arquitecto y al escribano Victoriano Martínez de Acevedo. 

Le dejó debiendo 360 reales. Otros 90 pagó a fray Juan y 40 del escribano. En total 490 reales de vellón. Le dio en prenda un espejo y no lo había entregado.
Se los reclamó ante Fausto Ortega en 22 de enero 1760.

NOTAS NUEVAS SOBRE LA FUENTE REY, LA CORONADA Y SU HERMANDAD


NOTA I
-Es de sobra conocida que la hermandad de la Coronada recibía el nombre de los Desamparados y Caridad. Esta última se remonta al inicio de la cofradía en el siglo XV  con motivo de su fundación por ser la primera de las hermandades alcalaínas y, la de los Desamparados en los siglos XVII y XVIII, como se recogen en sus
del Dulce Nombre de Jesús y Santa Ana y, por otro lado, la cofradía de Jesús constituciones y estatutos. En el siglo XIX, con la unificación del hospital  con la Caridad predominó esta advocación de la Caridad. Renació la advocación de la Coronada a principios del siglo XX.
Un acuerdo municipal del  27 de mayo  de 1661 recoge  un momento en el que se está levantando la iglesia y se denomina Hermandad del Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados. Alude que es muy necesario  para la recogida de pobres naturales y pasajeros  y lleva a cabo una serie de obras necesarias de modo  que solo afronta los gastos con los de las limosnas de sus hermanos y les son insuficientes. La ciudad teniendo en cuenta la labor asistencial acordó concederle 1.500 reales.

                        Nota 2
-El paraje de la Fuente del Rey desde el principio de la toma de Alcalá figuraba como zona de campo muy preeminente por sus huertas, molino y pastos además de sus razones históricas. No es de extrañar que  hasta finales delsiglo XVIII figurase como lugar muy importante que definía partidos de campos, zonas de recogida de impuestos, leva de soldados y otros relacionados con los servicios municipales y nacionales. Se señalaba como inicio de este partido el camino de Granada y Llanos hasta las Juntas, incluyendo el Palancares y Santa Ana. Por otro lado marcaban límite Los Llanos hasta la Boca de Charilla y
que atropellaban los campos con sus ganados en un acuerdo de 18 de junio de Salobral por el camino de Noalejo.  Así se recogía en un acuerdo para controlar el comercio del trigo ante la necesidad  de los pobres y por los 1741.

Nota 3
-Son pocas las
capellanías referidas a la Coronada  que se recogían en el libro de
Memorias  la iglesia parroquial de Santa María la Mayor. Sin embargo, abundan las memorias y fundaciones en el libro del Hospital del Dulce Nombre de







Jesús y Santa Caridad. No obstante recogemos una que fundó Pascual López de Arce, a cargo de los beneficiados de esa parroquia y que debían de decir  dos Miguel de Charilla. Se firmó el documento ante el escribano Juan de la Chica en misas en la iglesia de la Virgen de la Caridad y otra en la
a la Virgen del Buen Suceso, que albergaba dicha ermita de la Caridad; otra la 19 de agosto de 1639. Curiosamente, estas misas se oficiaban  y dedicaban dedicaban  a San Gregorio.

            Estaba cargada sobre una
 memoria de un censo  de 10.000 maravedíes  que pagaba Francisco
Muñoz  por una  casa de la calle de las Parras y se retransmitió a
través de María Cana, mujer de Nicolás López. También, incluía otra memoria
cargada sobre dos fanegas de  tierra de la Fuente del Gato  que eran
propiedad de Pascual López y dejó de heredero a Felipe Ibáñez.

Por
esta fecha se creó otra memoria no relacionada con la cofradía a cargo de
 Juan Hernández Párraga de trece misas rezadas  sobre una huerta de
la Fuente del Rey, que nos indican la ubicación y la existencia de la ermita a
finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. En concreto esta huerta
médico Villodres, y luego a Francisco de Aranda.( se hacía cargo del pago
estaba situada lindera con la de Guiomar de Orozco, vendida a los menores del
Francisco Méndez de Sotomayor). Por la parte superior lindaba  con lapropia ermita. Curiosamente esta huerta de los Orozco estaba ligada a otra

memoria de misas muy curiosa, ya que  pagaba una capellanía de dos hermanos que habían asesinado al corregidor Santa Cruz en 1492 y se fueron avivir a Granada huyendo de la Justicia. Se vendió a mediados de siglo esta capellanía.


FRANCISCO MARTÍN ROSALES

sábado, 19 de agosto de 2017

LA FABRICACIÓN ARTESANAL DEL CHOCOLATE EN ALCALÁ LA REAL



 LA FABRICACIÓN ARTESANAL DEL CHOCOLATE EN ALCALÁ LA REAL
Probablemente, el chocolate se utilizara en las dos tiendas de la Mota, que se reservaban a los pasteleros,  y también el cacao se vendería en sus tiendas de especería, e, incluso en las boticas con fines terapéuticos. Es cierto que, tras la conquista del continente americano,  el cacao, el té y el café fueron productos importados de tierras americanas y se expandieron en la península, y luego a otras tierras europeas. Pero, remontarse a  su uso gastronómico conlleva largos años de investigación. Nos quedamos con la presencia de la fabricación artesanal en el Llanillo, porque de las tiendas de la Mota, se bajaron las pastelerías a los Mesones y calle Real; y de ahí al eje radial y comercial de la Alcalá Moderna.
Allá por los años sesenta del siglo XVIII se elaboraba este producto por la colonia francesa ubicada en Alcalá la Real. Un contrato de venta de las herramientas y objetos de maquinaria,   entre varios productores, nos ilustra de este sistema de fabricación de chocolate, Guiraldo Saullat, de nación francesa, aparece en el documento vendiéndole todo el sistema  a Antonio de Quesada y Juan del Monte, ambos franceses y vecinos de Alcalá la Real., y obligándose a unas cláusulas leoninas de competencia en 18 de diciembre de 1765 ante el escribano Fausto de Ortega.  Y citan textualmente las piedras y trastos que Guillermo, chocolatero de origen francés,  usa y ha usado, tiene y posee en esta ciudad y en otros lugares por la labor de chocolate. Por precios de sesenta y cuatro pesos de a quince reales (960 reales de vellón).
Parece ser que, según esta técnica de elaborar el chocolate,  se realizaba el método conocido de “a la piedra'. O , más comúnmente, 'a brazo. Procedimiento similar al utilizado por las culturas precolombinas, que consistía en  tostar el cacao en tostadoras sobre fuego de leña durante una hora  variable de acuerdo con la calidad de la materia prima. Luego, siguiendo la tradición de Astorga las mujeres se encargaban de descascarillarlo a mano sobre artesas de madera; posteriormente se molturaba o refinaba utilizando unas piedras de granito abarquilladas conocidas como 'metates' o 'refinaderas' en las que el grano se molía a mano utilizando un rodillo también de granito (de esta fase de la elaboración deriva la denominación de la técnica),  la piedra se calentaba colocando bajo ella un hornillo con fuego, y así se obtenía el licor de cacao al que se añadía azúcar(en etapas más tardías comenzó a mezclarse también con harina y/o especias como vainilla o canela);  la mezcla conseguida pasaba a los moldes de madera o metal donde se ajustaba moviendo el molde; una vez lisa y homogénea se procedía a señalar la división en onzas y a imprimir las marcas de pastillaje mediante troqueles; se llegaba así a  la fase de enfriamiento sobre suelo; una vez frío el chocolate sólo quedaba retirarlo del molde y envolver cada tableta que después se colocaba en cajas o latas para su distribución.
Por lo tanto, las piedras que se aluden son las piedras de granito, los metales o refinaderas, y el rodillo que las molía. Y los pertrechos son las artesas de madera, moldes,  de madera y metal, los troqueles y envoltorios. Además, mesas, sillas, perchas y otros utensilios de enfriamiento  de la masa.
El arte e instrumental de elaboración de los chocolates se envolvían en el mítico misterio empresarial y  comercial para no poder enseñar ni tener competencia en el oficio y obligaban a su anterior artesano a no poder abrir tienda ni industria en los pueblos limítrofes.  Por eso obligaron los nuevos chocolateros a que no pudiera abrir tienda ni fábrica de chocolate en Alcalá la Real, Alcaudete ni Castillo de Locubín. En caso contrario se devolvían el dinero y los materiales entre ellos.
Añadieron en la operación a otro francés Juan Bersancha Villalta, que ya ejercía de chocolatero y quería seguir en esta cooperativa y con sus herramientas y máquinas que incorporaba valorándose su capital en 240 reales y en las mismas condiciones de elaborar el chocolate.
Por lo que se ve la colonia francesa, además de los mesoneros era una colonia muy dulce en la ciudad hasta la llegada de las tropas de Napoleón que agriaron el asunto. A pesar de su secretismo, el chocolate de bollo, el turrón y otros dulces artesanales todavía se transmiten entre las familias para elaborar estos sabrosos productos no contaminados del consumismo y la globalidad.

         Se sabe que a  finales del siglo XIX, comenzó el proceso de mecanización de esta industria que supone la introducción a lo largo del tiempo de tostadoras con motor eléctrico, máquinas descascarilladoras, refinadoras mecánicas, mezcladoras, templadoras y túneles de enfriamiento. Todos estos elementos hacen posible aumentar la producción pero a costa de perder calidad artesanal.

SEGUNDO y ÚLTIMO CAPÍTULO DE LA SAL


Casilla de la  Sal en las  Salinas de Filique
Se encontraban  en el cabildo tratando sobre el asunto de la  sal. Y todos querían apuntar argumentos sobre el repartimiento del impuesto de la sal. Fue Gamboa  el que abrió fuego y dijo:
-Ya sucedió lo que se esperaba. Hubo una cabeza de turco. El primer responsable. Pues como se negaba  la gente a comprar sal y pagar esas nuevas  imposiciones que reclamaba el rey,  pagó  con sus huesos en la cárcel el ejecutor de Pantoja. No  había manera de hacer frente a los que nos reclamaba el rey.
-Claro, y los Tercios de Flandes esperando fondos.
-Y qué culpa tiene el  pobre ejecutor para estar la cárcel. Quien debería estar encerrado en la cárcel es el mismísimo Pedro Gómez.
-Y los que lo apoyan con los disturbios-espetó Utrilla. 
- Pues evidentemente, por sediciosos con esta república.
-Sí en contra de la ciudad, su cabildo, sus privilegios...
-Por haber levantado a los que quieren escribir al Rey.
-¡Cómo si no tuviera calentamientos de cabeza!
-Le apoyo-dice y corta el corregidor.
-Además, palabra que sale del cabildo, acuerdo de la ciudad ..
-sÍ ...pero ... por orden de usía, , y sin que tenga que ver con la sal, sienta mal a los vecinos, los pone a rabiar,  ye incita a la desobediencia
-Pues, en palabras claras y rotundas, señor escribano, escriba. Por orden mía  ordeno que se castigue ejemplarmente a Pedro Gómez y sus secuaces.
-Pero, si en parte tiene razón el pueblo. La sal es más barata con nuestros tolderos. Y este conflicto no es ajeno.-corrige Góngora.
Se levanta el regidor más antiguo y da su voto refrendado por todos los presentes. Lo hace solemnemente con estas palabras:
-. Pues que se nos aclare  con un auto judicial,  y el abogado Pedro Muñoz de los Diez tome las riendas del asunto, sí incluso querellándose con el comisario Pantoja. Que vaya a la Chancillería.

-………
Se marchan todos los presentes al cabildo. Mientras el  escribano no hacía sino darle vueltas a la cabeza sobre la labor de Manuel de Pantoja y su ejecutor. Le vino a cuenta  las relaciones que este último año había tenido  en el conflicto con los comerciantes extranjeros por el 1622, cuando se quejaba ante el rey que lo había dejado al descubierto  al lamentarse sobre la anulación de su autoridad para el pago del almojarifazgo  en los tiempos de la guerra comercial con los barcos extranjeros. Había sido la ruina de Castilla, pues se empleó para vengarse contra los extranjeros enemigos de la patria,  pero afectó al desabastecimiento de las ciudades y al impago de muchos ingresos por el impuesto. Aquello correspondía a las luchas intestinas entre el rey  y su Gobernador, el capitán general del Mar Océano,  el duque de Medina Sidonia. Este pleito no era sino  una   nueva batalla, una escaramuza, entre la Corona y la ciudad. Por una parte, los que se aliaban con  su proyecto bélico y, por otra parte,  los que querían vivir en paz  recogiendo los frutos de sus tierras. Pero, aunque lo dejó con  la casa puesta, no lo dejó sin méritos pues en 1626 le agració con el título de la  caballero calatravo. Y l o elevó a corregidor de la ciudad Salamanca en 1628. 
El escribano dejó de darle vueltas  al pasado del  eyector Pantoja.  Acabó el
escrito de apelar a la Chancillería. Y buscó unos cosarios que lo trasladaran a Granada.
Pero, tres días después,  esta vez quien quiso intervenir en el asunto es el corregidor, trajo una Comunicación de la Chancillería de Granada  y se convocó  a los regidores y jurados. El escribano  y , a la orden del corregidor, leyó la provisión real emanada de la Audiencia de Granada.  La resumió e el secretario de esta manera:
-Lo que se nos pide está muy claro. Se impide a los vecinos dar largas y a prolongar  el pleito del cupo de la sal. Ordena que se detuviera a Pedro Gómez  y a los vecinos levantiscos. También deja una puerta abierta a las negociaciones.
Enviaron a regidor Luis Mendez de Sotomayor y el abogado de la ciudad , para que se le dieran poderes para  acudir a  Cádiz y Écija y a Sevilla con el fin de entrevistarse con Manuel Pantoja. Se le pagó al alcalde mayor a un tal Diego Álvarez  250 reales, porque se limpiaron todas las pozas de la sal  a instancias y orden del corregidor. Se impidió que se hicieran   ventas hasta que se trajera la orden Manuel Pantoja. Se leyeron las cuentas de los libros, donde aparecía un precio de la sal a 25 reales la fanega y  4 el celemín.
El corregidor no quería  confundir a la ciudad. Una cosa era el pleito de la sal, y otra el acto violento de Pedro Gómez. Por eso,  de nuevo  envió a la Chancillería al síndico Juan Sánchez para dwefenderse.
            En el mes de junio el corregidor andaba inquieto por la visita de un nuevo  ejecutor, que no cejaba de exigir el impuesto del cupo de la sal  para poder pagarlos al rey. Este  cumplía órdenes reales, exigía  la cobranza a los vecinos. Se había informado de  que se habían sacado muchas  partidas clandestinas. Incluso exigía que debían responder  a la imposición de  16 reales la fanega. Puso  bandos y edictos para que los vecinos pagasen  las cantidades  que  les había correspondido. 
Salinas de Filique. Grabado de Baldi. Finales del siglo XVII.
Entretanto, el toldero miraba a otro lado del cielo. No era en modo alguno tonto Pedro Gómez, pues se asesoró de buenos abogados y respondió al corregidor que el no tenía facultad para cobrar los 16 reales en este acoplamiento de la sal, ya que no tenía facultad para cobrarlos a los vecinos  y, por lo tanto, no se debía nada a la Corona. Y estalló el conflicto. Otra vez. Los regidores se enfrentaron al ejecutor y apelaron de nuevo  a la Chancillería. Otra vez se siguió enredando el ovillo de la madeja…
-No te metas en pleitos, que sales malparado…-comentaban entre sí los regidores entre sí,  mientras el toldero Gómez se frotaba las manos y las introducía en el bolsillo, donde resonaba el cobre de los maravedíes.