EN ABRIL, AGUAS MIL . LA CATARSIS COLECTIVA.
Si marzo
marcea, en abril aguas mil. Este mes se
nos presenta como un tiempo del año revoltoso y preocupante para muchos agricultores de la
comarca de la Sierra Sur ."Si no hubiera Semana Santa, ni mes de abril, el
castillero sería feliz" dicen por
estos lares . Y la razón radica en que algunas
heladas pueden echar por tierra y perder muchas plantaciones y las cosechas del año, y es que "En abril, a la helada , sigue la
granizada", con sus efectos destructivos. Y eso es lo
que ha acontecido, en muchos hijos de vecinos. Tras los momentos de bonanza, han llegado los tiempos de
las vacas flacas. Y, a la penuria de muchos lugares, se ha sumado la desesperanza y la crispación cuando
contemplan los muchos casos de
corrupción que proliferan en los
diversos ámbitos. Y si a esto sumamos que " la llegada de
Abril, es Primavera: la savia y la sangre alteran", no nos debe extrañar
que, en muchos lugares y muchas personas reclamen un cambio de situación y una regeneración total de la vida pública.
No olvidemos, que en abril fue la
revolución de los claveles en Portugal o la República Española, la primera y la segunda rondaron por este mes.
Además, lo peor de todo es que "en Abril
cortas un cardo , y te crecen mil",
en este caso , la corrupción se reproduce y campa a sus anchas entre muchas personas. Parece como si el antiguo espíritu de Verres
hubiera invadido toda la vida política
nacional, dando lugar a una crispación
colectiva que indujera a la condena de todos los políticos, cuando más falta
hacen frente a la usura financiera. Por
ende, no puede darse un paso inductivo y generalizante, porque, a la vez que existió este gobernante romano corrupto, enriquecido a
costa del mal gobierno de los sicilianos ( incluso habría muchos más a lo largo
del imperio) , predominaron, por el
contrario, los prohombres como Cicerón,
Catón, o Valerio Máximo. No podemos caer en la trampa de pensar que toda persona pierda la honradez
simplemente por el mero hecho de ejercer
el gobierno de la res publica, ni nos
podemos volver todos en francotiradores puristas como aquellos fariseos que tuvieron que retroceder
en sus pasos y esconder la piedra para lanzarla contra la
mujer pecadora. No obstante sobre
este acto moral colectivo de la
corrupción, nos ha correspondido
vivirlo, y ejercer la libertad de tomar una
decisión moral para afrontar un futuro ético más saludable.
Nos encontramos, además, en ese momento
en el que los griegos calificaban
de catarsis, cuya palabra
significaba purificación. Momento interesantísimo ,
porque, con ella Aristóteles se refería,
en la tragedia, a la purificación
emocional, corporal, mental y espiritual, por medio de la cual , los
espectadores, sufriendo la compasión y el miedo del acto dramático compartían la experiencia de la purificación
del alma de esas pasiones. Y, esto es lo
que necesitamos, porque sabemos que los héroes, en este caso, los que nos
gobiernan o nos representan, pueden sufrir el veredicto judicial, pero, por otra parte, esto nos
purifica para iluminarnos en ejercer
una nueva ética donde predominen la honradez, la defensa del bien común,
público y colectivo frente a la ambición personal. Además, en la platea nacional hemos palpado el contraste entre la ambición
de muchos Cresos, Midas, o Verres, personajes que se aprovecharon de tocar el poder, y, el desplome justiciero de la espada de Damocles que cayó
sobre las cabezas de muchos de ellos que pasaron de villanos a dioses. Creían
que disponían de todo el poder del mundo
de todos los resortes administrativos, económicos, incluso judiciales,
como si fueran intocables a la hora de
la justicia; y hasta las torres más
altas cayeron. Parece que vivimos un cataclismo total, pero la historia es un
péndulo que se repite y moraliza. Nos corresponde vivir ahora el momento de
justicia y de la catarsis al sufrido
pueblo. Pues coincidimos con el
propio Aristóteles, que esta es "
la facultad de la tragedia de redimir (o "purificar") al espectador
de sus propias y bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la
obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin
experimentar dicho castigo él mismo." Y en palabras de Freud, nos vendría bien que
sirviera para una regeneración nacional.
Pues, si todos nos involucramos en la trama que se nos viene encima,
como espectadores podemos experimentar dichas pasiones junto con los
personajes, y aunque no tengamos el miedo de sufrir sus efectos, al menos, al
presenciarlos en las instancias judiciales, cada hijo de vecino se entenderá mejor a sí mismo, y" no
repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico
final". O dicho en el argot
refranero "Abril tronado, viene
buen verano".
PD. No ha venido tronado, sino nevado. Ha
introducido su puñal traicionero que destruye muchos frutos del laborioso
campesino. Se comprende el dicho castillero.
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