Durante estos días tan ajetreados,
algunos andaban con el alma en
vilo por el veredicto de las urnas en las elecciones catalanas; otros, como
acontece en muchos rincones de nuestra geografía nacional, despotricaban de la
política y de sus actores “los políticos”, como si respondieran a un cornetín
de órdenes proveniente desde los diversos ángulos de algunos foros
subjetivistas. Parece como si el esfuerzo de los muchos años de la democracia
española se hubiera echado en un saco vacío. Y lo peor del asunto no es que se
fundamente en un análisis crítico, sino que somos víctimas de los tontódromos
de las nuevas tecnologías que lanzan las noticias (qué digo las noticias, más
bien los lemas, los mensajes de los twiter, faceboock … ) con una ligereza y
una imaginación manipuladora que obnubila al más pintado, porque no motiva a
razonar y a cambiar la manera de hacer política sino a ser miembros de un nuevo
colectivo de mimesis simia o del sector de los loros. Parece como si aborreciéramos aquello por lo que tanto se luchó cual es el
sistema democrático, y la crisis haya borrado todas las conquista sociales y el
modo más digno de luchar por lo público ( o más bien, como se ha puesto de
moda, por lo común en palabras de Jon Subirats). Parece como si nos hubiéramos metido en un túnel oscuro sin ver la salida. Y, en
verdad que debe existir una salida, pues ¡mira que hemos tratado, en muchas
ocasiones, de denostar de nuestro vocabulario “aquel valle de lágrimas” de un
mundo que nos presentaron periclitado y parecía que daba los primeros pasos en
la creación de una nueva sociedad, calificada por algunos como la sociedad del
bienestar! Pues, aún en medio de estas circunstancias negativas, no debemos decaer, debemos luchar por una
nueva forma de hacer la polis, la respública y
participar en nuevos métodos que permitan desarrollar la solidaridad con
los excluidos. Una de ellas, es el Banco de Alimentos, cuya fundación de Jaén se define como “una organización benéfica sin ánimo de
lucro, laica, cuyos fines, según los estatutos, son concienciar a la sociedad
jienense respecto de problemas originados por el hambre, el despilfarro de
alimentos y la falta de recursos para tener una vida digna. Ayuda a personas
necesitadas suministrando sus productos gratuitamente a las instituciones
asistenciales, sin ánimo de lucro, legalmente reconocidas, que atienden
colectivos en situación de riesgo o exclusión social de la provincia de
Jaén. En él trabajan de forma habitual voluntarios,
la mayoría profesionales jubilados o prejubilados, que prestan sus
conocimientos de gestión, capacidades técnicas y manuales, de forma altruista”.
Es verdad que, con estas acciones solidarias, no vamos a conseguir las utopías
que nos marcamos para alcanzar “un
futuro idílico universalmente deseable” sin exclusión social, pero, al menos, lucharemos contra las distopías,
neologismo que alude a una realidad
totalmente divergente a la
igualdad, solidaridad y libertad (que se han quedado en papeles) y contra quienes solo nos ofrecen horizontes
apocalípticos de los que conviene huir.
"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
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