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sábado, 28 de julio de 2012

ENTRE OCIO Y NEGOCIO








Dos coordenadas básicas definen la vida de las personas y de las sociedades de tal modo que todo se resume en el ocio y el negocio. Pasemos por alto, la locución latina del “panem et circenses” tan manoseada por los críticos de turno  para restregarlo en la cara de tantas personas  que  no han tenido otra posibilidad que encontrar un puesto de trabajo y verse sumidos en  la cresta de la ola del dormición futbolera , y tomemos estos dos  términos de origen latino para comprender las biografías de muchas personas y su relación con la vida pública y privada. Creo que fue Cicerón el que mejor definió estos dos conceptos,

Por un lado el ocio( otium) implicaba la definición de un  término abstracto, que  tenía una variedad de significados, incluyendo el tiempo en el que una persona puede disfrutar de comer, jugar, descansar de los esfuerzos, dedicarse a  la contemplación y a la actividad académica. Pero, hay quien lo lleva al terrero intimista y privado para apartarse de la vida pública; otros, incluso, lo consideran simplemente como un momento específico del periplo vital, algo esporádico, en el que individuo queda  apartado del diario trajineo; nos quedamos con el autor clásico que lo ejemplifica en las  muchas maneras que hay de  ejercer el otium. Pues, si nos fijamos en su tratado  De Oratore, lo define desde el paso a la edad de jubilación a llevar a cabo  lo contrario de las actividades diarias del labor improbus, o sea  jugar a la pelota , ya descubierta en aquellos años de la república romana-, o  practicar  otros  juegos como  de dados ; pero lo eleva a un terreno mucho más sublime, cuando aplica el ocio al ejercicio de actividades sublimes del espíritu- escribir libros, reflexionar sobre la filosofía, la política, la literatura, y, lo  ampliaríamos, actualmente,  en la reflexión sobre  todos los campos del saber para beneficio de la comunidad.

Por otro lado, el negocio (negotium) supone una negación (nec otium, lo que no es ocio) el trabajo ímprobo, la labor diaria física o intelectual, el yunque y la pluma, el sudor y el insomnio, el desgaste y la  fuerza. Para Cicerón, esto involucraba  tanto al ejercicio de un soldado en la guerra o de un campesino en su tarea o jornal diario, como  también la actividad del edil de turno trabajando por la ciudad o el abogado que se subía la tribuna del foro.

Está claro que estas dos formas de entender la vida por  los pueblos antiguos supusieron un progreso de la humanidad. No solamente, con el mundo del trabajo o negocio  se levantó la Roma Imperial a través de sus legiones romanas, sino que con los escritos y estudios  de los grandes pensadores se hicieron las ciudades más racionales; se descubrieron grandes inventos del progreso de la humanidad y se perfeccionó la sociedad a través de los tratados filosófico-políticos.

En nuestra sociedad, acontece que, a veces,  no sabemos distinguir entre el ocio y el negocio… Y queremos llevarlo todo a las rueda del molino del negocio, puro y duro, del la usura y del interés consumista; hemos abandonado la sublime labor del espíritu que crea utopías para una sociedad mejor. Por eso, lo que era una fiesta de convivencia y de encuentro se transforma, de sopetón, en un campo  de  aprovechamiento económico de los oportunistas del momento. Menos mal que todavía hay organizadores que saben reflexionar sobre  estos dos conceptos. Lo  vemos claro en el encuentro alcalaíno  de  ETNOSUR, que se encuadra dentro de un buen aprovechamiento de todos los terrenos del ocio : desde  lo lúdico-juegos populares, con la canción, circo, danza, …hasta el disfrute de la intelectualidad acercándonos a personas que nos aportan nuevas formas de entender la sociedad ajena al neoliberalismo actual y comprometidas con el progreso, el voluntariado y el desarrollo sostenible. Es un ejemplo  y una manera de entender el cultivo del ocio gracias al negocio voluntarista de otras muchas personas y al compromiso de las instituciones para  organizar actividades que se apartan de lo que es común  y corriente , a saber  el negocio consumista  que se ha comido al ocio; el botellón que se ha comido al canto colectivo, la orgía dionisiaca al  desarrollo apolíneo de la creación artística. .En esa línea, muchos eventos actuales deben perfeccionarse, purificándose de los que solo ven con el ojo del negocio de la gula y la usura. 


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