Archivo del blog

sábado, 13 de mayo de 2023

ALCALÁ LA REAL, TIERRA DE BORDADORES, TRAS JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS

En Alcalá la Real, por los años setenta y ochenta del siglo XVI, el padre de Montañés ejercía de bordador y mantenía abierto un taller de bordado, donde acudían los clientes, cofradías, eclesiásticos y particulares que hacían donaciones de vestidos sagrados a las iglesias y conventos. Hay constancia de la presencia de su relación con mercaderes de la seda, contratantes e, incluso, miembros de su taller, entre ellos los aprendices. En 1578, se comprometía con Juan de Cueto para educar en el arte del bordado a su hijo Pedro de Torreblanca, de edad de trece años (Hernán Sánchez, Legajo 4676. Folio 189 v. en 23, julio de 1578). 





            Por estos años noventa debió morir el bordador o broslador Juan Martínez Montañés, y le dejó la antorcha de los contratos de la sede abacial a otro bordador granadino, Andrés Díaz parroquiano de la iglesia de La Magdalena. Ya escribimos algo de su arte con motivo del libro de la Historia de la Real Cofradía de la Virgen de la Cabeza, pues hizo en los años finales del siglo XVI  el  gallardete que presidió la cofradía durante el siglo XVII y posteriores.  Ya había muerto el bordador Juan Martínez Montañés, su hijo, el escultor se hallaba en Sevilla,  y Andrés Diaz ocupó el mercado alcalaíno del bordado.

En ocasiones, competía este bordador con otro  alcalaíno Francisco Muñoz, como en este gallardete. En 23 de enero de 1600, como vecino de Alcalá la Real ante Felipe Pérez, se comprometía a enseñar al aprendiz Rodrigo, de seis años, hijo de Benito Grande, ya difunto , y María Hernández.  El objetivo consistía en aprender el oficio hasta ejercer de oficia. Le debía dar de comer, vestir, calzar y beber y cama  en que duerma en vida sana y enfermo. Al final , como resultas le debía dar un vestido de paño catorceno, consistente en capote, calzones, ropilla, medias, sombrero, camisa y zapatos, todo a uso y costumbre de la ciudad de Alcalá la Real.  Se obligaba el maestro a enseñarle o bezarle todo en este arte del bordado, sin ninguna reserva para que lo dominara en su oficio; también en no emplearlo en algo ajeno al oficio y mantenerlo bajo su cuidado esos años y en que no se rompiera los vínculos salvo que se fuera de la casa.  En 1608, le arrendó una casa en la Mota a Pedro Pineda Serrano lindera con Luis Fernández Cardera, y se le reconocía como sastre. 

Con esto, Martínez Montañés debió mantenerse en la ciudad hasta el año 1582 aproximadamente, como demostramos con otros documentos. Luego. marchó  a Granada, donde  le encargaron un estandarte de la cofradía del Santísimo Sacramento de Alcalá la Real, y un un terno para el Castillo de Locubín.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario