Archivo del blog

domingo, 12 de junio de 2022

EL ORIGEN DE LA ALDEA DE MURES

 



A unos  824  metros de altitud, Mures encarna un vocablo, cuyo étimo se diluye entre las interpretaciones precipitadas y la concienzuda profundización de la filología y la historia. Puede responder a un arabismo que hace referencia a “unas casas o chozas” probablemente situadas en las riberas de los arroyuelos y ríos  Mures, Palancares y Frailes. Los hay osados que lo remontan a un refugio de roedores, por eso de que en lengua latina mus, muris, significaba ratón, un despropósito de filólogos aficionados También, sabemos y hemos expuesto en anteriores artículos que el término de Mures provino de un residente de aquella zona, que estaba relacionado con la ciudad natal  y norteña de Mures (por tierras del Principado de Asturias). Lo mismo que lo hicieron los  que labraron las tierras de la Fuente de Tudela, por aquellos lares. Generalmente, tras la conquista de Alcalá la Real  por Alfonso XI y otros reyes posteriores, se les concedió a sus soldados, según el grado social (peón, caballero, lancero o escudero) una posesión de tierras, desde un haza a un cortijo, que pudo derivar de un villar o, incluso, alquería medieval. El término mureño  se fijó en varios lugares como la Dehesa de Mures, las tierras de Mures  o  el arroyo de Mures a lo largo del siglo XV y XVI. Pero no hay duda que el cortijo con el nombre de Mures existió y lo recibió un caballero que solía arrendar a un labrador como lo hicieron los frailes en las Juntas o los Góngora  en otros cortijos. Lo podemos datar por un documento que levantó el escribano Martín de Alcalá  Salazar en 1564 (4719, folio sin numerar) con fecha de  doce días del mes de noviembre, siendo testigos  Diego Rodríguez de Boar, Juan Muñoz Vaca y Juan Barrero. 

    El contrato sen entabló entre Juan Jiménez de la Fuente y  Pedro Jiménez de Porcuna. El primero nos da la presencia del cortijo, pues declara ser " residente en el cortijo de Mures" (no  especifica los cortijos de Mures, que los había a su alrededor como el de don Pedro, Gumiel, o Tudela) y " vecino que soy de la ciudad de Alcalá la Real".  El segundo, que también era vecino de la ciudad de la Mota, era Pedro Jiménez de Porcuna (estos solían estar ligados con los Ramírez, originarios de esta localidad del reino de Jaén, y se emparentaron con los abuelos y madre de Martínez Montañés por la fecha del documento). El objeto del documento era el pago de "seis mil ochocientos e setenta y cinco maravedíes de la moneda  usual los cuales confieso deber los de un buey de color rubio bragado  que debo". 

Y en un tercer documento, que realizó el primero ante el escribano Gome Muñoz, cita  que era labrador en 1567, del cortijo de don Pedro de Aranda, que es adelante de Mures.

 

Sin lugar a dudas, el buey era un animal fundamental para la labranza y para poner en labor las tierras que se roturaban en torno a aquella zona montuosa que servía de dehesa de las tierras alcalaínas y se mantuvo hasta el siglo XVIII. En concreto, su reparto dio lugar al asentamiento y concentración rural de  su población en torno a este cortijo que se ubicaba en lo que hoy está la población de Mures. 

Por otro documento ante el escribano Gómez Muñoz, se encuentra el partido de campo de Mures, término de esta ciudad (se alude a Granada). Es un contrato de arrendamiento entre el labrador, vecino de Moclín, Alonso de Carranza, y Juan de Cuéllar, veinticuatro de la ciudad de Granada, que le arrendaba en 8 de noviembre de 1579 un cortijo de teja con dos casas- la mejor de las dos que están juntas-  y 179 fanegas de tierra, lindero al cortijo del comendador don Pedro de Aranda, tierras de Antonio de Ovalle y tierras de  Pedro Gómez, vecino de Colomera y arroyo de Mures. Se fijaba la renta  a la tercia parte del trigo y otros productos y 150 fanegas en el cortijo por el día de Santa María de Agosto.

Con estos documentos, el partido de campo de Mures se fija para una zona de frontera en época medieval y línea de termino entre el reino de Granada  y Jaén. Una zona, donde abunda el agua y el monte. Lugar propicio para asentamiento humano, industria molinera, desarrollo agrícola y fomento de la ganadería.  Pues, en sus orígenes, estos lugares formaron una zona boscosa de flora mediterránea, tan sólo cultivada en las partes llanas junto a los caudales del agua. En época romana, se constata la existencia de algunos asentamientos en formas de villas (Media Luna y Vegas de Paz).  Posteriormente, en la época musulmana, se transformaron estas villas en alquerías, al mismo  tiempo que se acrecentaron los asentamientos dispersos, jugando un papel muy importante en el periodo nazarí este terreno por estar situado en la frontera entre los reinos de Castilla y León y el musulmán de Granada: lugar de dehesa, pasto de ganado, paso de tropas y de enfrentamientos entre los dos reinos.  El hito de la frontera está  constituido por el río y la cresta de los montes cercanos (Mulero, Mal Abrigo y Guzmana, entre otros) y en varios lugares venían marcados por varias atalayas como la Alta, Baja, Quejigar y  Listán.

            Tras la conquista de Alcalá la Real por Alfonso XI, estos terrenos constituyeron  una tierra de nadie, en la que destacaban la dehesa de Mures, la fértil zona de las Juntas, Malabrigo, los cortijos de la Atalaya y, Medianil. Por sus tierras pasaban los caminos de Iznalloz, de Granada y Moclín jugando un papel importante  sus puentes para el desplazamiento de personas y víveres.

            Con la conquista de Granada, esta zona  fue repartida entre los vecinos de Alcalá en varias ocasiones: la primera, en tiempos de los Reyes Católicos ( es el caso del cortijo don Pedro); la segunda, en tiempos del emperador  Carlos I afectando a la zona de las Juntas, así como se vendieron una gran cantidad de sus tierras al  monasterio granadino de la Cartuja; ;en  tercer lugar, una definitiva roturación de sus tierras en la zona de la dehesa que alcanzó  su última fase a finales del siglo XVIII y con las posteriores desamortizaciones en el siglo XIX, constituyéndose como un núcleo rural o aldea.

            En  1574, se  construyó el puente de las Juntas, que fue obra del cantero Miguel Sánchez Vizcaíno, e importó treinta ducados. Recibía este nombre por unirse el Velillos Frailes, el arroyo Mures con el Palancares y era muy importante, porque pasaba el camino de Granada, que unía Madrid o donde estuviera la Corte Real con Granada. Por él pasaron personajes como san Juan de Dios, Juan de Ávila, el emperador Carlos V por dos veces en la primavera e invierno del año 1524, ministros como Ensenada o Wall de Felipe V o Fernando VI, José Bonaparte  y muchos carlistas a lo largo del siglo XIX. En cuanto a los aspectos sociolaborales, avanzando el siglo XIX y   a lo largo del XX, entre los vecinos de Mures, predominaban los jornaleros del campo, los labradores, y, a gran distancia, los oficios industriales y artesanales, siendo casi nulos los servicios. Los que se denominan del campo o jornaleros, pueden dividirse según tuvieran algún medio o ninguno y solo al jornal; los labradores eran los arrendadores de cortijos y poseedores de algunas tierras, los pegujareros que los que tenían posesiones pequeñas en parcelas y algún arrendamiento, propietarios eran los que disfrutaban algunos de los cortijos.

      En el siglo XXI, muestra la decadencia de población por la diáspora de los años sesenta, desde los 1838 habitantes en 1950 hasta los 720 de 2011 y los 677 actuales, a los que hay que añadir los avecindados en Moclín y los de población transeúnte. Durante varios años, solicitaron, por parte de los vecinos de Mures, convertirse en Entidad Autónoma Local,  y en 2001 recibió esta reconocimiento ofical  por la Junta de Andalucía, presidiendo esta entidad autónoma el socialista Miguel Villegas Chica y formando la comisión miembro del PSOE, PCE y PP. En las últimas elecciones, fue elegida Francisca López Zafra de IU, Aunque Mures se mantiene en el sector primario, los servicios, las dos almazaras, los comercios y los servicios la han convertido en un nuevo reto para el siglo XXI. Ya no es el partido de campo del cortijo de Mures, es la ELA de Mures sin que nadie se acuerde de aquel primer rentista que arrendaba tierras a un labrador.

 

 

 

 



 

    

 



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario