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martes, 27 de febrero de 2024

HA MUERTO LOLA MONTIJANO

 

HA MUERTO LOLA MONTIJANO

 

Hace unos años publicábamos un artículo sobre Lola Montijano con motivo de una exposición  alcalaína de su  vida pictórica. Y, como siempre, me respondía con su generosidad suma : “ No tengo palabras de agradecimiento para el autor de esta recopilación y articulo que me llegó desde Alcalá por mediación de un sobrino ayer, Ha sido un incentivo en estos momentos difíciles para mí, en los que tengo que aprender a pintar de otra manera sin poder retirarme de esa pincelada que te pide la siguiente si lo contemplas de lejos, Gracias , señor académico de Bellas Artes, Nuestra Señora de las Angustias de Granada y tantos y tantos méritos que yo no sabría expresar con la grandeza que usted lo hace. y para mi buen alcalaíno y muy querido profesor de Latín de mi hija mayor, conversador magnífico y el mejor y más tierno de mis amigos un gran abrazo de agradecimiento”. Me mostraba su generosidad y su cambio de emprender la pintura por su disminución física.

 Con motivo del Día del Libro hace unos años,  la ciudad de la Mota tuvo la fortuna de contar con la presencia de la pintora Dolores Serrano Ruiz, más conocida por Dolores Montijano que nos agració con la publicación de su último libro “Mi Casa”, editado por Thleo.  Su relato o autobiográfico forma parte de la trilogía, Diálogos con Marta y Treinta y tres Textos y Pretextos de la colección literaria Extramuros. Dentro del “impulso de un recuerdo”, reconstruyó os cimientos de una vida pasada, para cerrar la página que en el día de hoy se ha culminado. Fue una alcalaína que se vio imbuida dentro de un modo de sensaciones, olores y espíritu mágico que los entrelazaba mediante un juego de simbologías y metáforas muy kinestésicas en torno a la Casa de su infancia, actualmente residencia actual de afectados de salud mental Faisem) y ubicada en la calle Bordador

Lola Montijano fue miembro del escogido Grupo Jaén desde 1969, cuando, por aquellos tiempos fue reconocida artísticamente en medio de un apostolado masculino de la pintura. Esta alcalaína, afincada desde hace tiempo en Granada, artista jienense con alma granadina, fue un claro exponente de una mujer adelantada a su tiempo.   Nació en un tiempo, cuando escaseaba la formación académica de Bellas Artes, y contactó con varios artistas que le dejaron su huella como   Carlota Leontina Malafant, profesora de la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires. Visitó a Picasso en Paris en 1969, y formó parte de diversos grupos de pintores andaluces. No olvidará jamás, coincidiendo con su nueva residencia en Granada a partir de 1971, su ingreso en el Taller de Grabado de la Fundación Rodríguez   Acosta, bajo la dirección de José García de Lomas, donde asistió al curso de Grabado del profesor Renato Bruscaglia del Taller de Urbino (Italia) sobre técnicas clásicas y actuales del Grabado, lo mismo que el curso impartido por el profesor Robert Dutrou, Miembro de la Fundación Maegth de Saint Paul de Vence.  A partir de la nueva residencia y formación artística ejerció de docente del arte y formó parte de los siguientes grupos: miembro fundador del Grupo Aldar.1984; miembro fundador del Grupo Acción 25; cofundadora de la Asociación Cultural Taller experimental de Grabado Realejo (1985), donde desarrolló su labor artística hasta 1997, (1991); docente del curso de Técnicas de Grabado experimental para licenciados en Bellas Artes en el Taller Hilé de Granada (1996). Participó también como docente en el curso de Grabado y Sistemas de Estampación en su propio taller. E impartió el curso de Alternativas experimentales en Grabado y Estampación en el Centro Andaluz de Arte Seriado de Alcalá la Real de Jaén, (1999). Y, por este tiempo, destacó como Fundadora del Grupo Q. Siempre  manifestó la humildad de su creatividad, experimentada a lo largo de su discurso pictórico y de grabado. Por eso, animó a los presentes a compartir y experimentar estos atrevimientos que se transformaron en texturas de sus obras en unos momentos y lugar donde se careció de los elementos básicos, y la imaginación e ingenio había que agudizarlos.

Lola Montijano ha presentado obras en más de 23 exposiciones individuales y 310 colectivas en muchas capitales de España, y en países el mundo desde Centro América hasta Japón, pasando por París, Alemania, Rusia, Buenos Aires entre otros.  Su obra se ofrece actualmente  al visitante de los museos y entidades oficiales de muchos países. Entre ellos, el Museo Español de Arte Contemporáneo, Madrid; Museo Ermitage, San Petersburgo. Rusia; Galería de Arte Moderno de Santo Domingo, República Dominicana; Museo de Grabado Contemporáneo Español, Marbella,  y Museo de Jaén. Entre los premios destacan la Primera Medalla Internacional de Grabado y Sistema de Estampación, de Madrid, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, concedida por la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada, y los premios de la Mujer y el Hércules a la Cultura de Alcalá la Real (Jaén). También,   realizó de ilustraciones y carpetas de grabados , entre las que pueden destacarse las  realizadas en la Fundación Rodríguez Acosta y las del Taller experimental del Realejo, como Dieciséis Artistas a Rafael Alberti, El Curso de Los Meses, y El Legado Andalusí.

            Su obra  trasciende a su vida,  y Alcalá la Real goza con un regalo artístico de inconmensurable valor, con la colección  de 50 en Tertulia, que ilustra y se expone en los Corredores del Teatro Martínez Montañés transformado en galería artística, donde su pintura dialoga con una serie de personajes  que forman parte del superego de la pintora de modo que  quedan  sublimados  en cada cuadro de diseño vertical, impronta retratista y esquemática de su cuerpo y vestimenta como si quisieran establecer un diálogo dual entre el personaje y la pintora. Desde artistas universales u hombres de la cultura española como Pío Baroja, Manuel de Falla, Picasso  o García Lorca hasta alcalaínos como la bibliotecaria Carmen Juan Lovera, pasando por artistas granadinos como Elena Vivaldi, Carlos Cano o  Luís García  Montero, por sus manos se hacen presente no  sólo las cualidades artísticas de esta pintora jiennense sino también su historia vivencial  y contextualizada que la convierten en una artista original a  la hora del tratamiento de su obra. En palabras del crítico  granadino Robles en un rotativo granadino “Dolores Montijano lleva toda la vida dedicada a la investigación de nuevas y renovadas técnicas, tratando de trasladar la grandeza expresiva del grabado, técnica que conoce a la perfección, a la pintura. Y justo en eso andaba, aunque sabedora de las limitaciones físicas que le impone la edad, en su particular lucha para seguir”.

Alcalá la Real le rindió un homenaje colectivo  en 2019 y en ella el mundo artístico le agradeció su huella y maestría en este colectivo alcalaíno. En Alcalá la Real, la personalidad humana y artística de Lola Montijano   siempre ha coadyuvado al dinamismo  y promoción de la  cultura pictórica de muchos artistas. Durante estos días  de otoño, preside la exposición con  un estandarte para una conquista, que con una técnica de óleo y acrílico,  ha elegido como un emblema de su elenco  de pintura  gracias al vigor  de su colorido y a una composición plenamente repleta del  reduccionismo simbólico. Este estandarte es su moneda de gloria muy bien ganada y reconocida por el mundo artístico que en estas vísperas del día de Andalucía entrega a Caronte.  

FRANCISCO MARTIN ROSALES

domingo, 18 de febrero de 2024

PRESO POR LA POLLA


 

 

 

PRESO POR LA POLLA

 

 

El alcalde mayor vio venir en este día de Cuaresma a Bartolomé de Arroyo por la plaza alta de la Mota. Había pasado por las Carnicerías de las Entrepuertas, y en los tenderetes y tazones no se encontraba apenas carne menuda. Ya, en la plaza baja, los tenderetes olían a pescado de arenque y bacalao remojado. No lo dudó. “Es Cuaresma, y hoy viernes y  abstinencia”, se dijo en su interior. Algunos buleros vendían los pliegos de la Santa Cruzada para verse libre  de las penitencias cuaresmales. Tras subir  la escaleruelas, saludó al párroco de Santa  María. Entró a la sala baja de la Justicia. Y saludó al alcalde mayor.

- ¿Otra vez, en nuestra tienda de escribano?

-Otra vez. Me remuerden las entrañas,´-le replicó Bartolomé.

-¿No te lo habíamos arreglado todo?

-Ya lo sé. En prisión Juan Bautista de Palencia  por las palabras ofensivas de su esposa María de Contreras;  recluidas en su casa  su esposa y su hija.

-Mi señor, eran duras e insultantes.

-Ya, ya, ya, lo que no entendía bien era la acusación que le hizo a su esposa de “ haberle hurtado la polla”.

- Lo entiendo. No es igual con ll que con y griega.

-Me parece que poya con y griega no ofrece mala interpretación ni malicia. Recoge la costumbre de arrendar los hornos pagando  la renta de la poya.  En vez de pagar con dinero, se obligaba el arrendador a pagar  tres libras carniceras de pan de trigo bien cocido en cada uno de los días de cocción, siempre que fueran días de trabajo;  y cuatro libras las vísperas de las fiestas de Pascua.

-Ya, ya,  además, le pagaban al propietario con una fanega de ceniza.

-Sí, si, con más exigencias, no se podía amasar más de un determinado número de celemines y curiosamente se obligaba a que no se le elevara  poya ninguna, siempre que no sobrepasara este cupo de celemines

- No soy  mal pensado, poya  era la parte de renta del contrato por el horno.

-Entonces, le acusó de hurtar la polla con doble ll y resaltando su pronunciación.

-Yo creo que llevaba mala intención. A mi me suena a uno de estos significados: una gallina joven, la apuesta de  un juego muy peculiar o simplemente al órgano masculino. Y me inclino por el tercero.

-Y, ¿por qué ha venido?

-Muy sencillo, mi señor, vivimos estos momentos en los que hurtar la polla se puede interpretar con los dos significados últimos. Por todos los rincones, comienza a extenderse  polla y sus picantes frases con este ambiguo significado. Pues hay un juego , una modalidad de  cartas que  se presta a malas intenciones referidas al sexo.  


-Pero yo no juego a la baraja.

-Hombre , Bartolomé, la baraja es una fuente de diversión, Yo creo que le han contado algo y se ha escandalizado.

-Vayamos al grano. A mi mujer le ha acusado esa familia de hurtar la polla.

- Evidentemente. En el juego del burro, se alude mucho a la polla.

- Yo he oído que la polla del burro era algo que tenían que poner los jugadores y no precisamente un burro. Me refiero al juego denominado del Hombre.

-Ya comprendo cómo se presta a malas intenciones... Que si las  pollas se doblaban,.. que si se  remetían,  que si se sacaban… y a mi mujer se le acusaba de que hurtaba la polla.

-No exagere ni malinterprete. Pues fíjese quien metió la polla doblada con la carta de triunfo, pudo hasta clamar con gozo ¡Polla corrida, triunfo en mesa!

-Entonces , de ahí viene que en este Juego del Hombre  se saque una polla como una olla. Está claro que llevaba malas intenciones. Me viene bien usted a recomendar  y reprimir. Quiere que cambie de modo de pensar. Por eso  he venido. Me lo han pedido todos los curas de la ciudad. Uno me decía hasta  unos versos de Calderón :

César el juego aprendió
y un día que le jugó,
teniendo basto, malilla,
punto cierto y espadilla,
la tal polla remetió
.

-Pero yo tengo la mosca tras la oreja. Mi esposa no me ha hurtado  ni a nadie la ha robado la polla.

-No se sienta aludido, Bartolomé. Se lo voy a aclarar. En un lance de este Juego del Hombre,  El que falla y arrastra, se mete en la banasta. 

- Como si dijéramos : tenía una polla adentro.

-No lo comprendo, se lo voy a aclarar. Primero,  fallar  en este juego del hombre es tomar con triunfo el Rey o la carta de otro palo que uno salió jugando ; segundo arrastrar es  salir triunfando de las cartas superiores del palo que se ha elegido por el hombre,  de modo que deben precisamente servir a los demás que juegan con él, echando carta del mismo palo elegido.

-¿ y  meterse en la banasta?

-Ahí está la clave de  la acusación de su esposa. Meterse en la banasta es una simple fase o trance  familiar del juego por la que aquel que ha entrado a  la polla, y no ha robado lo bastante para podérsela llevar probablemente, la da por repuesta. Y a su esposa si hurtó la polla, quitó la apuesta.

- No lo comprendo, ni me esposa hurtó polla alguna. Ni de la  baraja, ni de poesía. Pero, vengo a poner las paces.

-Ya me lo veía venir.

-Yo soy un analfabeto, un hombre sin letras y genio. Pero personas de bien, nuestros caballeros, me lo han pedido que venga a sacar de la cárcel  a Juan Bautista y salvar de la situación a su familia.

-Caro que sí. Me gustaría que le supiera  que no tiene mala intención la frase, Es un trance  para  una apuesta de la polla,  como las que dicen la metí doblada y saqué corrida. Olvídese de otros sentidos.

-Ya, ya me los dijeron muchos cristianos buenos que no hiciera caso  a las palabras textuales que mi María era una ladrona que había hurtado la polla, bueno  la apuesta, mi señor.

-Sí y otras palabras injuriosas. Pero , Bartolomé, comprenda que es tiempo santo de cuaresma, y hay que convertirse y perdonar. Olvidar la querella contra esta familia vecina.

-A esto he venido. Los perdono por temor a Dios.

El alcalde mayor lo acercó a la mesa, cubierta con damasco rojo, y una cruz de madera. Y , él puso las manos encima de ella.

-Juro ante la Cruz y Dios Nuestro Señor que desisto de la querella y perdono a Juan Bautista y a su esposa e hija Marías de Contreras. Mi intención es servir a Dios en el camino de la salvación.


-Que Dios se lo premie, infiel que tal hizo que tal pague. Pero fallo que se acepta su perdón, y condenamos a sus vecinos que a partir de junio de este año vivan alejados de su calle y vivienda, ese es el castigo para  la familia de Juan Bautista.  Y además paguen todas las costas de este auto y personal y carcelería.  

-Muchas gracias. Me marcho.

Salieron Bartolomé, el alguacil,  los procuradores y testigos de la sala del alcalde mayor. Al llegar a la plaza el alguacil comunicó el fallo del alcalde mayor a Juan Bautista.

        -Muchas gracias, señor alguacil. Todo lo acataré y cumpliré.  Ganó el juego quien más bazas hizo, y el que no las hizo, pone lo que tenía la polla, ò lo que pactan los jugadores.

-Déjese de bromas,  que ha costado sus sudores.

EL OLIVAR DE LA SIERRA SUR (IV )

 


 

 

 




 

A principios del siglo XX, los olivares de la Sierra Sur de Jaén se encontraban en plena producción  y, en el libro de registro de  molinos, la tecnología había modernizado su industria. Con la llegada de la electricidad,  se había conseguido que los antiguos molinos de viga, torrecilla y prensa  comenzaran a decaer, mientras empezaron a surgir otras formas de maquinaria como las de vapor y las hidráulicas. El cronista y escritor  alcalaíno reflejaba en 1913 la situación de la agricultura industria molinera:

 

“Ya en su agricultura, abandonando antiguas y rutinarias prácticas,  figura en primera línea de los pueblos productores; sus aldeas  crecenlos caseríos se multiplican, y los campos se alegran con sus  vides nuevas y con las hojas verdes de sus crecientes olivares, esperanza de un mañana venturoso...... tenemos fábricas de orujo ( dos en construcción, y treinta y cuatro aceiteras, algunas de ellas tan potentes como la movida a vapor, titulada de Santa Matilde, de propiedad de don Buenaventura Sánchez-Cañete, y la novísima de Nuestra Señora de las Mercedes, de la propiedad de una sociedad cooperativa de labradores, movida por la electricidad y dotada de los últimos adelantos”.

 No obstante, el carácter tradicional de elaboración aceitera  predomina, al mismo tiempo que la fabricación se acerca al lugar de las plantaciones, En años sucesivos, se incrementó el número de vecinos, conforme se avanzaba el siglo XX en todas las localidades de la Sierra Sur, así como el gran número de cortijos diseminados. Claro testimonio de ello son estas palabras que, por los años cuarenta, escribía  el mencionado escritor castillero Rafael Álvarez de Morales, acerca del olivar en el Castillo de Locubín:

 

“En años de este siglo aumentó considerablemente la plantación del olivo nevado, distinto del antiguo marteño de mal rendimiento; se han ido arrancando las variedades antiguas de poca producción y, aunque se mantiene la  variedad  picual, en general todas van cediendo lugar al nevado, de más segura cosecha, maduración temprana, y que soporta mejor el vareo de la planta. El cambio comenzó al desmontarse masivamente la Dehesa, Las Canteras, la Sierra de San Pedro, el Cerrajón, el Marroquín, Encina Hermosa y Los Rasillos, y plantarse con olivos de esta clase la tierra de labor resultante”

 

  En 1910, el panorama industrial del aceite se reflejaba de la siguiente manera en tierras alcalaínas:  las nuevas zonas  olivareras de las Grajeras y Ermita Nueva  se servían de nuevos tipos de molinos ( uno  de prensa hidráulica, en Ermita Nueva, propiedad de Gregorio Fuentes Pareja y otro de torre en las Grajeras, propiedad de Francisco González de Lara); otros, más antiguos, se modernizaron  en los nuevos sistemas (el de Francisco Sánchez de la calle del Puerto , el de José Sánchez en Charilla y el de Vicente Cano ,  se transformaron de husillo, o el de Antonio García Alcaide en prensa hidráulica); , y muchos de  ellos se convirtieron de vapor, principiando por los  nuevos que en años posteriores incrementaron el patrimonio molinero como el  de Felipe Núñez o los antiguos, como el de Gregorio Barrio en Charilla o Francisco Córdoba en Fuente Álamo. El acontecimiento más importante fue la inauguración, en 1911, de un molino  de prensa movido por electricidad, propiedad de Julián Gil Rodríguez; algunos pasaron a otras manos, como el de Misas, al propietario granadino José Mier Gavilán que en 1917 se dio de baja. En 1918,  se inauguró una fábrica de Aceite y Orujo por Francisco Sierra Montañés.

En 1919, la red molinera se había engrandecido en todas las aldeas alcalaínas hasta tal punto que la mayoría de los molinos lograron cubrir todas las extensiones agrarias.  Además, la modernización había alcanzado a la mayoría de los molinos de la zona alcalaína, convertidos en molinos de vapor. Sin embargo,  hay casos como el  de Vicente Cano, que comparte dos sistemas, uno de vapor y otro de torre;  los puramente, de torre ya son escasos y los de vapor mayoritarios.

La progresiva extensión del sistema eléctrico para uso industrial , a lo largo de las decenas siguientes del siglo XX, hizo que se abandonaran otros sistemas de producción del aceite y comenzaran a aparecer las prensas de 25, 20,  30, 35 c. junto con las termobatidoras. No obstante, en Cantera Blanca, hasta el año 1944 pervivió el molino de una prensa y viga de Manuel Ruiz Ocaña.

 

En el año 1956,  las descripciones geográficas muestran ya una  nueva panorámica del paisaje de la comarca: “El tapiz vegetal domina  en este orden: Cereales, olivar y pastizales permanentes, aparte de la gran variedad de especies que dominan el monte  alto y bajo. Gran parte de los pastizales podrían convertirse en tierra de labor y la repoblación forestal haría fortuna en cotos y dehesas”.

 

Al mismo tiempo, la propiedad se había concentrado  y era cultivada por los propios dueños que solían poseer tierras de regadío y secano en un término medio que nos parece excesivo de 25 Hectáreas. Como muestra de aquel paisaje, el cereal ocupaba 10.480 Hectáreas,  y el olivar 6.670 hectáreas, frente al viñedo que era prácticamente  testimonial 174 hectáreas en vid, el resto superaba las seis mil hectáreas se dedicaba a pastizales y a otros cultivos de pequeña productividad, entre ellas unas 580 hectáreas de regadío. La producción de olivo  era 20 Qm. por hectárea de secano, de donde se extraía el aceite en las 24 almazaras y nada menos que seis extractoras de orujo. Unas y otras no sólo eran utilizadas por los pueblos del término de Alcalá, sino también por los cosecheros de los pueblos limítrofes de Córdoba y Granada.

Alcaudete ofrecía un análisis distinto, pues la propiedad estaba concentrada en pocas manos, la mayoría de ellos absentistas, que vivían en Madrid y Jaén, aunque los propietarios medios tenían una media de 3 hectáreas. El terreno de olivar superaba con creces al de Alcalá en una superficie de 10.440 hectáreas y 1.202 de regadío.     

Castillo de Locubín, además de sus huertas, la principal fuente de riqueza era el olivar que ocupaba 4.679 Has.  con una producción superior a los cinco millones de Kg de aceituna, sobrepasando los 10 millones en los años de alto rendimiento,  y un rendimiento del 21 % de aceite y 34 de aceite de orujo.  Existían nada menos que 14 fábricas de aceite, dos en régimen de cooperativa y una de orujo. Con unos parámetros similar parecidos, se encontraban Los Villares: una producción de 5.864.877 kg. de aceituna en la campaña de 1954/55 y una extensión de olivar de 5.463 Has. Y 11 fábricas de aceite.

Menor incidencia del olivar existía en Valdepeñas con una extensión de 2.600 Has   y solamente cuatro fábricas de aceite; en Noalejo, tan sólo, se destinaban 200 Ha. Al olivar con una producción 12 Qm. o en Frailes con otra de 1.350 Has. y una producción de 1.500 Kg. de aceituna con cinco fábricas electrificadas.

Los datos de Fuensanta ya mantenían la línea progresiva de principio de siglo con 3.82 Ha. De olivar, que en la campaña agrícola del 1953/54 arrojó las cifras de 1.129.017 Kg. de aceite, 25.042 de turbios y 1.663.o17 de orujo.

 

jueves, 15 de febrero de 2024

EL PERRO GALLEGO

 

EL PERRO GALLEGO

 

Vivimos unos tiempos, en los que la protección animal prima en muchos aspectos. Lo palpamos en el ambiente, en las familias  y en todas las edades de modo que se ha asumido presencial y vivencialmente por muchas personas la protección animal. Pero es curioso que los animales jugaron un papel importante por el que los humanos empatizaron  y simpatizaron sentimientos de cualquier índole. Viene esto a cuento de una reciente frase que encontramos en un documento de finales del siglo XVII, Curiosamente, acudía ante el  alcalde mayor un vecino alcalaíno para resolver un litigio judicial. En 1679 Diego Muñoz  se quejaba de que  el francés Juan Cano le había insultado con la expresión del ”perro gallego”, y  a su mujer tachándola de “borracha”. 

Me entusiasmada el sentido léxico de aquella frase, condicionado por mi tendencia filológica. De sobra tengo asimilado el uso de la palabra canina y su relación con las actividades humanas. No me olvidaba de su labor protectora de la casa recordando aquel antiguo mensaje impresivo  “cave canem” que se fijaba en las inscripciones de las  villas romanas. Ni tampoco, me pasaba por alto su personalización canina en los hombres, con aquel dicho “que cada perro se lama su pijo”, o lo que es lo mismo que  cada uno de nosotros debemos  aprender a ser autosuficientes, encargándonos de sus propios asuntos. y siendo responsable de nuestros propios actos. Tampoco, me sorprendía que al perro se le suela adjetivar con topónimos que mostraban un sentido muy diferente al instinto y comportamiento de  este aminal, que, según su tipología, alcanza la fiereza, la  mansedumbre, la protección y otras cualidades como la caza,  búsqueda y delación  de otros animales o sustancias de cualquier naturaleza. Recordaba hasta una frase cruel de aludir a los perros con el topónimo judío, que estaba muy imbricada en una parte de la sociedad española antisemita. E, incluso llegué a remontarme a una frase proferida en tiempos pasados  que recordaban levantamientos contra los judíos por su acusación de usura “A quien sea judío, que lo quemen”. Pero no llegaba a comprender que hubiera una variante genética de la especie canina que se  apedillara con la región del apóstol Santiago.

Estaba este francés avecindando en Alcalá y ejercía el oficio de establero, relacionado con el ganado. Y no era de extrañar que a finales de este siglo XVII mantuviera raíces de otros pueblos que había anteriormente visitado, donde  era  frecuente  el uso de toponimia para  zaherirse entre, vecinos, pueblos y reinos de aquella época calificándose con sorprendentes epítetos. Pero lo curioso del caso radicaba  cuando por  primera vez apareció “ perro gallego”  para  relacionarlo con un vicio humano. Pues sabíamos que “perro judío” se refería a este animal que en unos versos satíricos de Alba de Tormes recogió Juan Agüero de Trasmiera, y correspondía el significado de este sintagma a la unión del animal con el hecho de que en el pueblo solo mordía a los judíos y estos se quejaban de que no lo hacía con los cristianos. Desgraciadamente, no les cayó en suerte el otro refrán de “A perro ladrador, poco mordedor”.  

Nada menos que al primero que le endosaron aquel calificativo de “perro gallego”, fue a Rodrigo Díaz de Vivar, un personaje que fue el líder ideal en momentos que se autocalificaban de gloriosos para nuestra patria. Pues El Cid Campeador ha sido fruto de las filias y fobias de los estudiosos y de sus adversarios o defensores. Por eso, no es de extrañar que  las fuentes musulmanas muestren a Rodrigo Díaz como “el Campeador que Alah confunda”, “el infiel perro gallego” el caudillo maldito, “el forajido sin patria, sin fe, sin honor…”. En  definitiva, trasladaron una imagen del héroe castellano que actualmente han puesto al día como hombre de frontera los exhaustivos trabajos de investigación de  historiadores y filólogos de Tomás Navarro Tomás, Américo Castro, Dámaso Alonso,  o Menéndez Pidal entre otros.  Lo curioso del caso que  esta frase despectiva se mantuvo entre la gente para execrar a las personas y se extendió desde Castilla hacia el Sur. De ahí que no nos extraña que haga una degradación de un animal tan pacífico y le adose un gentilicio que nadie espera de un pueblo que, por estos lares, no conocimos sino en tiempos de la repoblación de la Alpujarra en 1568.

El pueblo llano se mantuvo este refranero y  pervivó desde  su origen en algún acontecimiento real hasta su desaparición. Nadie usa actualmente este refrán, y , a lo sumo, algunos episodios de otra índole hacen referencia al "perro gallego". Vivimos momentos en los que por la Candelaria se nos vienen y hacen realidad aquellos dichos de animales: : desde el gastronómico  Paloma que vuela, a la cazuela”; o el defensivo  “ No te me irás, paloma torcaz”. Sin olvidar el despectivo “Serranos, palomas y gatos todos animales ingratos”. Y el muy actual “La censura perdona a los cuervos y se ensaña con las palomas”. Por eso, aquella querella del ofendido cayó en agua de borrajas ante la justicia, pues perdonó al francés sin someterlo a la cárcel. Eran otros tiempos. Lo hacía ante la Cruz y Dios el perdón del querellado sin exigir otro cargo y para siempre jamás.

 

jueves, 8 de febrero de 2024

EL CONVENTO DE LA SANTÍSIMO TRINIDAD Y EL PATRONATO A CARGO DE DON ANTONIO DE LOS RÍOS.




















  El presbítero Antonio de los Ríos, comisario del Santo Oficio de la Santa Inquisición, capellán real de Granada, recibió el patronazago de la capilla mayor de este convento. Este acto se desarrolla a lo largo de varios documentos: el acto de patronazago, la transmisión, los tratados de las monjas con el patrón.  Dependía el  patronato de la capilla mayor del convento  de la Santísima Trinidad, la familia de Cristóbal Gallego casado con María Fernández de Santisteban, bisabuelo de Luis Gallego Novoa que pidió en 1619 ser enterrado en ella; donde se dijeron gran parte de las 200 misas, porque su intencicón eran decirlas en la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes de quiera esclavo, y creía que no la había servido lo mejor posible. Casado con Isabel de Saravia, tuvo por hijos Pedro , Juana e Francisca. 

miércoles, 7 de febrero de 2024

DON ANTONIO DE MANRIQUE Y VARGAS

 El corregidor  Antonio Manrique y Vargas (1668-1671)era marqués de laTorre y vizconde de Linares. Se enfretnó a varios pleitos por el cobro del impuesto de millones ( seda, animales, yeguas...). 

SITUACIÓN FINANCIERA

La muerte de Felipe IV el 17 de septiembre de 1665 no presagiaba un cambio notable la vida nacional y menos aún en las ciudades que, como era el caso de Alcalá, se hallaban en una auténtica decadencia, porque contribuían con muchas dificultades a los  enormes gastos contraídos por la Corte. En 1668, se hizo un balance de las cuentas de donativos, ofrecimientos y servicios  a la Corona que suponía 58.134.185 maravedíes. Estos manifestaban un claro desfase de 2.547.325 frente a los ingresos por las rentas de arbitrios de tierras concedidas para otros fines en la cantidad de 60.950.145 maravedíes. Esto se agravaba por  los impagos de las personas, lo que daba lugar a que el ayuntamiento no podía afrontar con sus productos las rentas anuales o los compromisos con alojamientos, o contribución a los 24 soldados del tercio provincial. Lo mismo acontecía con otras imposiciones, como el impuesto del servicio de millones que también resultaba alcanzado.
De ahí que, ante la petición en forma de un  servicio de bagaje y transporte de 1.250 fanegas de cebada con motivo de la guerra de Portugal, se complicara el primer año a los munícipes para conseguirlo e, incluso, el propio corregidor fue multado con doscientos ducados a principios del año 1666 por no haberse aprestado a enviar lo que había requerido la Corona. Al final la ciudad  hubo de comprometerse con arrieros de Doña Mencia, que solicitaron el pago de 14 reales por fanega de carga y se repartieron las cargas  entre los vecinos.
Lo mismo sucedió con los treinta y un bagaje que se llevaron hacia Osuna por el mes de abril de 1666, a pesar de que la ciudad protestó por la falta de arrieros, trajineros y falderos y por los escasos medios para afrontar los gastos. También, la ausencia del corregidor Diego de Obando, enfermo en Loja,  agravó la situación, ya que empezaron a surgir protestas  para implicar las otras ciudades del corregimiento Loja y Alhama en el terreno militar, como fue el caso del alojamiento de una compañía de 65 soldados en el año 1668.
A pesar de que el ayuntamiento quería desligarse del vínculo jurisdiccional con el reino de Jaén- no quería ser representado el cabildo alcalaíno por los munícipes jiennenses en Las  Cortes- para evadir impuestos o cargas reales, de nada le sirvieron a la ciudad dichas alegaciones; lo mismo que en los 80.000 reales requeridos por parte de don Luís de los Ríos y Guzmán en 1670, que  se tuvieron que pagar sin ningún tipo de alegación.  El hostigamiento de estas medidas alcanzaba tal nivel que no  era de extrañar que muchos vecinos se marcharan de la ciudad y, en ocasiones, no pudieran recogerse las cosechas o la vendimia, porque incluso los que venían a trabajar se marchaban[1] como aconteció en la compañía de desocupados de 1670 que se iba reclutar para el socorro de Melilla y el Peñón.
Cada vez pesaba mas el alojamiento de soldados, recordando los desmanes anteriores, como los de la compañía del Tercio de la Armada Española. De ahí que los deseos de independencia con respecto a los reinos de Granada y Jaén, le daba lugar a un aumento de servicios militares, por recibir órdenes derivadas de los dos reinos y, en la mayoría de las ocasiones, al final la Corona le imponía lo  que rechazaba y argumentaba con las miles de escapatorias jurídicas. 

Don Fernando de Ceballos dijo en 1670 “ desde que recibió la orden apresó los que parece son mal entretenidos y con esta novedad muchos forasteros que habían venido a trabajar a las vendimias que están pendientes , se han ausentado y no se halla quien trabaje así en este ministerio como en otros necesarios en esta república ni se hallarán, mientras no se enviaren los que fueron a propósito de los que están presos 
Estos alojamientos resultaron penosos a muchas ciudades, hasta tal punto que en 1674 hubo intento de confederación  con otras ciudades. Así se hizo contra estas medidas por parte de Andújar, enviándose una carta para representarse ante la Corte, con la que la ciudad alcalaína  se solidariza, pero no admite la representación que, en aquella sociedad foralista,  consideraba más conveniente llevarla a cabo por sí sola.
Junto los alojamientos no se puede olvidar los repartimientos de cargas por las obras públicas como los puentes de Toledo y de Córdoba. Al primero tuvo que afrontarse, mientras el segundo de nuevo levantó un nuevo litigio en el que se desmarcó de cualquier intento de pagarlo porque no pertenecía la ciudad a ninguno de los reinos que estaban implicados, el de Córdoba y Granada. Esta cuestión puso al descubierto la dificultad administrativa de una demarcación geográfica que, en muchas ocasiones, porfiaba por mantener la estructura anterior de ciudad privilegiada fronteriza, pero que no se adaptaba a las nuevas circunstancias. Años más tarde, la cuestión quedó definitivamente zanjada con la llegada de la dinastía borbónica, integrando el corregidor de Alcalá bajo la jurisdicción de la intendencia de Jaén. 

     Algunos servicios como la sal encontraban también  dificultades para trasladarla desde Baena a Alcalá. La ciudad, que disponía del abastecimiento de las Salinas de Filique y podía conseguir unos fondos de este producto, se vio obligada a un litigio con el administrador general de la sal de Córdoba para pagar la imposición de la renta de sal.




La decadencia de la ciudad

Tampoco, durante este reinado, se produjo un nuevo resurgimiento de la ciudad fortificada de la Mota, sino que profundizo en su decadencia. Se deterioraron los corredores de las Casas de Cabildo, la casa del corregidor sufrió desperfectos en la fachada y balcón e incluso ardieron la casa de Justicia en su techumbre y chimenea. En 1678, en concreto se cayó un pedazo de corral junto a las casas de Justicia, y, la plaza ofrecía un aspecto desolador con algunas tiendas  caídas, tanto las de propios como las colindantes de Rodrigo de Valenzuela; en parecida situación se encontraba el Matadero, el adarve del Gabán, y el Peso de la Harina. Son muchas las descripciones de aquel tiempo, lamentándose de la importancia de la fortaleza como recinto inexpugnable el más importante de Andalucía para la frontera y para cualquier servicio real. Así el cabildo del 19 de junio de 1668 nos presenta este aspecto desolador:

Las murallas y torres de la cerca de ella están amenazando ruina y algunas caídas y, en particular, demás de ello, en el lienzo de Muralla desde la Puerta de Martín Ruiz hasta el Rastro han echado y echan muchas cantidades de estiércol y tierra, lo  que ocasiona  más ruina y que el paso de la Carrera y barrio de san Bartolomé y el Matadero lo van cerrando y cegando.


Algo parecido se manifiesta por la parte opuesta de la fortaleza un año más tarde (Cf.13-6-1669) que se componía de un cubo cuadrado y una puerta de arco  en forma de torre que abría todo el lienzo de la Puerta del Aire:


la fortaleza de esta ciudad por la parte que mira a la puerta del Aire está muy maltratada y con tiempos tan rigurosos de agua  deste ynvierno  sea transminado y hecho un abujero muy grande, sino se pone remedio  se ha de caer luego todo el lienço de dicha muralla y costará mucho dinero.
Sin embargo el traslado de las carnicería nos sugiere todavía un último intento de recuperación de la fortaleza de la Mota por las clases hidalgas como son estas afirmaciones del alcaide Pedro de Góngora, que ya vaticinaba  en 1670 lo  que varios siglos  después aconteció: la destrucción de la fortaleza de la Mota y de todos los barrios colindantes si se bajaban los vecinos (Cf.4.1.1670) que ya amenazaban una gran decadencia en la calle o barrio del Pósito, Cava, san Blas, santo Domingo, san Sebastián, san Francisco, santa Trinidad y san Juan por la dificultad en el sitio de edificar:

estando como están las Casas de Justicia tan ilustres  y fuertes y, consiguientemente a ellas, la Cárcel muy sigura y pues le siguen las escripturas de escribanos  públicos y junta a ellas los corredores y casas de Ayuntamiento y la Iglesia Mayor que todos son edificios  suntuosísimos y fuertes con tal orden y concierto dispuestos que causan envidia a otras ciudades y tamvien se deven conservar las plaças, pescadería, Casas Abaciales y no dar lugar a que se pierda por falta de comercio”


LA NUEVA CIUDAD
La nueva ciudad se va consolidando poco a poco con el nuevo diseño que dejó sus huellas para futuras reordenaciones urbanas. El parque de la Magdalena ya no se concebía como un simple ejido, como dijimos anteriormente, sino que los propios frailes capuchinos cooperaron en diversas obras entre las que destacaba la renovación de la alameda de especie negra frente a los blancos y la incorporación de un compás y acera frente a la iglesia. A esto había que añadir el espacio abierto hasta la ermita de la Magdalena que se prolongaba desde los Arcos en dirección del camino de Granada. Es curioso que muchas partes de las casas y calles abandonadas de la Mota servían de cimiento para la calzada de esta vía al servirse del cascajo y el escombro de los edificios derruidos. 
Hubo intentos de traslado de las carnicerías, y creación de nueva plaza, provocando un amplio debate en la población entre los defensores de su mantenimiento y los que pretendían una nueva ubicación o la creación de otra nueva en el Llanillo. La ciudad tenía un nuevo centro convencional entre el convento de la Trinidad y el del Rosario y allí se proponía su ubicación para poder abastecer a los vecinos. La vida oficial, representada por las celebraciones religiosas de rogativas, y fiestas de acontecimientos nacionales y locales, se plasmaba en las grandes procesiones generales que recorría estas calles como aconteció el de noviembre de 1675 en el que se hizo una procesión general por el acierto de rey don Carlos II por las calles del Corpus.
Además la vida comercial estaba prácticamente trasladada al Llanillo, perdiéndose el centro neurálgico de abastecimiento  de los ciudadanos en la Mota y promoviéndose las tiendas particulares, en las que no tenían ningún control sanitario ni de precios. De las catorce tiendas, que arrendaba y tenía el ayuntamiento en la plaza Alta de Mota, no quedaba ninguna. Las tiendillas de la pescadería en la plaza se cayeron en 1680 y prácticamente este comercio se realizaba totalmente en cuatro tiendas del Llanillo. La misma situación de decadencia se ofrecía en las torres del Castillo de Locubín en 1682.
El año 1683 supuso un gran paso de esta renovación urbanística de la ciudad moderna que había surgido en torno al Llanillo, a  cuya vertiente se había trasladado la población , pues se necesitaba de una nueva plaza donde se pudieran vender la caza, las legumbres y hortalizas (Cf. 8.3.1670, y 3.2.1679). Jugó un papel fundamental en este nuevo diseño el traslado de las carnicerías al Llanillo en una casa alquilada en el año 1678 a Lucas Romero por el precio  de cuarenta ducados, y, posteriormente, se trasladó a una nueva obra de la calle Real, ejecutada por Manuel del Álamo con bóveda de ladrillo y fachada de piedra[2]: Significó el punto final a la antigua ciudad de la Mota, donde tan sólo el  Ayuntamiento quedó como bastión de la vida municipal y la Iglesia Mayor abacial, testigo de un pasado que ya no se pudo recuperar. La razón de la miseria de la ciudad se aducía a posturas irracionales de querer mantener una situación en contra de los intereses de la mayoría de la población que se sumía en la miseria por la falta de un emplazamiento de la vida comercial para mejorar el abasto del pescado, frutas y caza y rebajar los precios de estos productos, al mismo tiempo que se necesitaban otros edificios y adornos públicos precisos y necesarios en el llano para aumento de las rentas. Es verdad que hubo medidas de transición hasta que se construyó la nueva plaza en el siglo siguiente,  como en el año 1679 con el establecimiento y repartimiento de tres tendillas en el Llanillo, dos en la placeta del Rosario, y otra en la de Trinidad, manteniéndose la del barrio de la Mota.
 Sin embargo, el corregidor Manuel Hurtado de Mendoza en 1687, replanteó solicitar una provisión real que ya no sólo afectaba a las carnicerías, sino al traslado de los dos últimos bastiones civiles que pervivían, las Casas de Cabildo y la Cárcel Real en medio de tan sólo la Iglesia y Casa Abacial, las de Cabildo y tres casas de Caballeros y un panorama desolador de solares y casas  amenaçando todas ruina. La ciudad ya en 1670 no tenía en el barrio de la Mota y santo Domingo sino diez casas habitadas y el resto era casas en ruinas y solares. Los corredores de la Plaza encima de los escritorios de la plaza estaban completamente desolados, años más tarde, lo mismo la cochera del corregidor, las casas de Justicia e, incluso, las casas de Cabildo. 
Se cambió el emplazamiento de la Fuente de la Mora que estaba en el Llanillo, cuyo coste alcanzó  2.000 ducados, que saldaron la cañería. Las puertas más importantes de la nueva ciudad se remozaron, construyéndose una casilla en la Puerta de los Álamos para puesto de guardia y control del comercio (29.10.1677). Por eso, no es extraño que lugares como el Corral de Comedias, que apenas podía mantener  la cofradía de la Veracruz recibiera subvenciones de arreglo de los aposentos oficiales y de la estructura de su fábrica ( la cofradía y su mayordomo Martín García recibe 100 ducados en 18.4.1669).
     Los conventos van a jugar un papel importante en la nueva ciudad con la incorporación de los vecinos a sus cultos, capellanías, servicios que prestaban como la enseñanza de gramática en san Francisco,y  las obras del Rosario, Capuchinos  y Consolación, con las que colabora la ciudad con cortas libranzas ( 50 ducados para el Rosario 1671, dorado del retablo y sagrario de Capuchinos en 1677;).
   
Esto no impidió que se realizaran obras de mantenimiento en los sitios que amenazaban ruina inmediata de la fortaleza de la Mota como las Casas de Cabildo, puerta de la Aire, matadero, corredores de la plaza y Casa de Justicia, las calles de las Entrepuertas y el pretil de la Cruz de la Piedra, aunque se percibe que en la mayoría de los casos son más bien labores de albañilería como bóvedas o retejo  en detrimento de la cantería que había predominado en siglos anteriores, siendo maestros Pedro Pérez y Diego de Lara sin participación los grandes maestros que habían participado hasta mediados de siglo como Ginés Martínez de Aranda, Juan de Aranda, Ambrosio de Vico, o Luis González. Casos excepcionales son en 1677 el reparo del Gabán o el adarvillo que está en frente de la Cruz de la Piedra y de la imagen de Nªª Sª de la Soledad (cfr. 21.7. 1677) o, casi finalizado el siglo, en el pretil que estaba próximo a la Puerta del Ayre frente a las Caballerizas de las Casas Abaciales (Cf. 17.3.1693)

Desde el punto de vista administrativo, la botica de la Mota, las tiendas y las dependencias de la Casa de la Justicia, cocheras y caballerizas, estaban completamente destruidas en el 1681 y se bajaron sus materiales  para reutilizarse en los poyos de la Casa de la Puerta de los Álamos. Era el mejor símbolo de una época, la destrucción de la antigua ciudad se había culminado, y servía de base para la edificación de la nueva ciudad.

     El perímetro de la ciudad se va cerrando por los aledaños  del cerro de los Llanos, delimitándolo con el corral del Concejo y el pilar de Mari Ramos y la cruz de los Moros, que comienzan a ser nuevos testigos de la nueva ciudad, abriéndose a la calle Nueva. Cuando en 1680 los regidores se dan cuenta de la necesidad de trasladar la cárcel pública de la Mota, la situación era más que lamentable:
no abía quedado en ella más de tres cassas y que las abitan dos caballeros biudos y un lego capellán y la cárcel y estaba amenazando todo la ruina
Años, más tarde, en 1698, se sondean lugares para matadero.

ABADÍA Y CORREGIMIENTO

Las relaciones entre las dos instituciones de abadía y corregimiento se tensaron por completo durante su mandato. El abad san Martín envió una carta a la ciudad refiriendo su deseo de dejar las casas abaciales y bajarse al Llano, que se va a ubicar definitivamente en este reinado. Su llegada en 26 de junio de 1666 había complicado  las relaciones con el corregidor y la ciudad por una serie de pleitos protocolarios en los que se cuestionaba no sólo la jerarquía sino la independencia de ambos estamentos, dando lugar hasta llegar a la excomunión del corregidor Marqués de la Torre y el alcalde mayor, porque se habían opuesto a las nuevas normas de protocolo introducidas por este abad, hijo bastardo de Felipe IV.Siempre las disputas y diferencias entre las dos jurisdicciones civil y religiosa habían existido, más por razones de puro protocolo que económicas y sociales. En estos años se agravaron dando lugar a inasistencia de las ceremonias religiosas,  al no llegar a un acuerdo en asuntos de formulismos de cortesía en las ceremonias religiosas, las llaves del Jueves Santo, la palma del Domingo de Ramos y el acompañamiento de pajes en la procesión del Corpus Christi, los miembros municipales desde la iglesia mayor  trasladaron sus fiestas a los conventos.   Se frecuenta la ciudad por frailes que piden limosna para cautivos en Africa, Asia y los lugares más inhóspitos y abundan las celebraciones de canonizaciones como Santa Rosa y san Pedro de Alcántara en 1669 por los dominicos y franciscanos, o la fiesta de canonización del rey san Fernando.