FINAL EN EL 475 ANIVERSARIO DE PABLO DE ROJASL SUS HERMANOS Y
DESCENDIMIENTOS
Muchos factores influyeron que la
vida y obra de Pablo de Rojas pasara desapercibida durante varios siglos. En primer lugar, el
apellido heredado de su padre Pedro dio
lugar a que sus hermanos y herederos. Suelen llamarse con variados nombres que difuminaron su origen e identidad. Por su gentilicio
Sardo; su apellido italiano, en sus variantes Rages, Regis, Raxis y Ragis. E,
incluso, con el mestizaje de ambos, Sardo Raxis. Muy esporádicamente Rojas o
Roxas; tan sólo lo hemos comprobado en dos hijas, Ana y Catalina, un hijo de
Pedro Sardo, Pablo, y en el nieto del mismo nombre, Pablo de Roxas, barbero,
casado con Mayor de los Reyes que murió joven y fue enterrado en Santo Domingo
de Silos unos años antes que su tío e escultor Pablo . Al principio, tan sólo aparecía el apellido de
Sardo, referido al padre, a partir del nacimiento de una nieta de nombre
Cristina, hija de Melchor comienza a extenderse el apellido Raxis / Rages
añadiéndole a veces Sardo. Está claro que en la primera generación, como es
frecuente, suelen denominarse por los gentilicios o el lugar de origen y eso
ocurría en Alcalá: tenemos datos de apellido como el vizcaíno, montañés,
serrano, de Jerez, Jaén, o Jérez ; al adquirir las costumbres castellanas, se
imponen los apellidos de la familia en la segunda generación y añaden el
gentilicio y en la tercera se complican y se acercan en lo más posible a las
costumbres castellanas sin gentilicios. Además, al cruzarse con matrimonios de
esposas de Alcalá recogen los apellidos de éstas, como es el caso de los hijos
de Nicolás que algunos se apellidan Rodríguez Raxis. Es el caso de Lorenzo. E,
incluso aparece Reyes para las mujeres
junto a otros apellidos heredados de otros familiares.
Entre todos los miembros de la familia, - pues doce fueron
los hijos de Pedro Sardo- algunos pasaron desapercibidos por el mundo del arte
tal como es el caso de Gaspar, Baltasar o los Juan (Estos dos últimos debieron morir muy jóvenes o desaparecer de
la ciudad). Gaspar, por ejemplo, se hizo sacerdote y fue sochantre de la
parroquia de la Asunción de Priego, donde sus hermanos y familiares
intervinieron en muchas partes de su
famoso retablo. Entre las mujeres, Leonor era soltera y se mantuvo con su padre
y su hermano Miguel hasta el final de su vida, y Catalina y Ana tan sólo
destacaron porque se casaron con familias distinguidas: la primera con Tomás
Ortiz vivió en Priego hasta el 1595 que debió fallecer; y la segunda, porque
también aparece con el apellido de Rojas y estaba casada con el alcalaíno Pedro
González de Molina. Entre los hermanos
de Pablo de Rojas que faltan por citar,
sobresalieron por sus cualidades artísticas: Melchor, Nicolás, Miguel y Pedro
y, por encima de todos, Pablo de Rojas que
no llegó a compartir su padre y
sus hermanos toda la estancia y vecindad alcalaína durante su paso por la vida, sin olvidar que
el aprendizaje, oficialidad y primeros pasos debió estar en familia. Aunque
suelen ser hombres polifacéticos, Miguel y Pedro fueron principalmente pintores,
y Nicolás y Melchor, por su parte,
escultores.
Melchor, nacido en 1530
debió ser el fiel oficial que ayudó a al padre en toda la labor de la
elaboración de las piezas de escultura, en la que destacó como escultor y
entallador. Un simple ejemplo fue la imagen de
San Francisco para los franciscanos de Baena en 1583. Junto con sus
hermanos Pedro, Miguel y Nicolás realizón varias obras: en 1568 el túmulo
funerario en honor del príncipe don Carlos; en 1577, la Virgen del Rosario de
la iglesia de Consolación. Sin embargo, suele agruparse con Miguel y Nicolás en
las obras, pues Pedro de Raxis el “Mozo”, el hijo de Pedro Sardo, se formó en
el taller del pintor de imaginería de Antonio Sánchez Ceria, trabajó entre
Granada y Alcalá y en los últimos momentos de su vida regresó a Alcalá donde murió.
Las principales obras, sin la participación de Pedro, fueron el retablo de las
hijas del escribano Gutierre de Burgos para el convento de San Francisco en
1568 y, en 1577 una bautismo de Jesús para la Fuente Santa de Loja.
También son frecuentes las agrupaciones de Pedro y Nicolás,
sobre todo en los últimos años de la vida de ambos que intentaron formar una
asociación laboral artística y en 1585 hicieron las andas del Corpus Christi
del Castillo de Locubín o en el 1598 el retablo del Dulce Nombre de Jesús de los dominicos de Alcalá la Real.
A pesar de la unión entre todos estos hermanos, esto no
impedía que colaboraran en obras con otros escultores como Juesepe de Burgos
hasta el año 1680 y posteriormente con otros diferentes, como Alonso Morales o Sebastián
de Solís en otras ciudades de Jaén,
Loja, Priego y Granada.
La tercera generación, los nietos de Pedro Sardo continuaron
la línea artística y en algunos casos compartieron su formación en los talleres
con padres y abuelo. Pero, la mayoría de ellos emigraron a finales del siglo
XVI y principios del siglo XVII a diversos puntos de Andalucía, sobre todo,
Granada y Sevilla, como es el caso de los hijos de Melchor Sardo Raxis, su
homónimo y famoso pintor Pedro de Raxis y Felipe a Granada y Gaspar de
Raxis, y Mayor de Raxis, a Sevilla.
Algunos mantuvieron su descendencia en tierras americanas y solamente la
familia de Nicolás se mantuvo en Alcalá, donde ninguno de sus hijos le salió
artista y se dedicaron a otros negocios, entre ellos, a la administración del
mayorazgo de Miguel de Raxis. Lo que sí es cierto que siempre reflejan los
documentos la fama de su obra y el trato de favor que disfrutaban el cabildo,
la iglesia y los hidalgos de Alcalá cuando le encargaban obras, mientras
residían en Granada. Así, el cabildo municipal encargó las imágenes de Santiago
Apóstol en 1604 a Nicolás y la de San Blas a Pedro de Raxis en 1597 y los
regidores transmitían a sus compañeros del ayuntamiento el amor por su tierra, porque así se lo había
manifestado el escultor y lo recogía el acta del 14 de enero de 1597:
“la ciudad entendida la relación que hiço don Francisco de Pineda
Mesía, regidor, en que dice que escribió a Granada a Pedro Rages, pintor, en
cumplimiento de lo que la ciudad le ordenó para que hiciese una imagen de san
Blas de bulto y que le escribe que la hará de cinco palmos y medio en alto,
bien dorada, y estofada, y que, aunque
por otras semejantes, le han dado de hechura cuarenta ducados por ser
esta ciudad, de donde él es natural, la hará por treinta ducados y mostró la
carta que le escribió y, entendido la ciudad, dijo que para animar a los que con devoción sean movido en esta ciudad a hacerle este
servicio al glorioso santo para que por su intercesión y méritos sea a Dios nuestro señor servido de
usar de su misericordia con nosotros y librará a esta ciudad de la enfermedad
de la garganta que tantos días que en ella persevera con tanto peligro de las vidas
de muchos. La dicha imagen se haga con
tanta brevedad bien y perfectamente a cavada y se procure que sea por el
menos precio que fuere posible y lo que concertará el dicho don francisco de
pineda a quien se acomete desde luego se libra y manda al a mayordomo”.
El rico patrimonio que heredaron de su hermano Miguel,
fundador de una institución pía, llegó a
convertir a la quinta y sexta generación en hidalgos alcalaínos, como se
demuestra a finales del siglo XVII y en el siglo XVIII. Sin embargo, no es muy
afortunado el final de la vida de otros sardos, pues muchos de ellos vivieron acuciados
por deudas y tuvieron que vender sus bienes. Por ejemplo, Melchor Sardo Raxis
tuvo que endeudarse por algunos pleitos criminales de uno de sus hijos, Alonso
de Raxis. Para colmo , en Granada Pablo de Rojas murió sin descendencia y tan
solo tuvo la fortuna de que la obra de los Sardos continuara con su sobrino y
colaborador Pedro de Raxis, con su hijo Bartolomé y descendientes,.
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