LIMONES
Es otro núcleo donde se albergaba un cartijo procedente de unaa antigua alquería que ya existía a principios del siglo XVII, donde u labrador corría a cargo de eus tierras. Aunque era un cortijo no aparece totalmente despejado en la docu mentación, de manera que su uso y aplicación varía,dentro de una misma unidad geográfica. La única característica común es un cierto aislamiento exterior. Participa , según el tiempo de la misma consideración que tienen la casa aislada, las agrupaciones meno res de casas o los núcleos de cierta entidad, que generalmente se corres ponden con antiguas alquerías abandonadas. Se define por la carencia institucional del concejo. Esta cortijada era residuo de alquerías, solían situarse próxima a los cursos de agua, en este caso, una fuente, y en las encrucijadas de los caminos con Colomera y Moclín. La iglesia para los bautismos y la casa solariega del señor eran los signos externos de identificación que unía a la comunidad36. Contaba además con ciertos caracteres de su reciente pasado: máximo aprovechamiento agrícola de sus tierras, explotación del regadío, aunque en precario, y del secano y tenía término propio. Por otra parte, los repobladores, con un nuevo concepto de la organiza ción del espacio y de la valoración de las tierras, estableceLa iglesia para los bautismos y la casa solariega del señor eran los signos externos de identifi cación que unía a la comunidad. Contaba además con ciertos caracteres de su reciente pasado: máximo aprovechamiento agrícola de sus tierras, explotación del regadío, aunque en precario, y del secano y tenía término propio. Por otra parte, los repobladores, con un nuevo concepto de la organiza ción del espacio y de la valoración de las tierras, establecen diversas cate gorías de un lugar de acuerdo con la pujanza o ruina de su población.
Su propiedad pertenecía a doña Elvira Carrillo, vecina de Granada, cuya extensión se elevaba a 1.170 y le daba el nombre al cortijo de esta cristiana.
Se observa que el labrador morisco Gonzalo Manjón solía reservarse para su labrantía 50 fanegas.
EL CORTIJO DE ALBOTODO ERA DE COMUNIDAD MORISCA Y VIVÍA EN GRANADA, NO TENÍA NOMBRE EL CORTIJO EN LA ZONA DE MOCLÍN.
OLIVARES. El mismo comentario
PUERTO LOPE.
Abunda los documentos que hacen referencia en los archivos alcaláinos sobre este lugar. Perten4ec´çia como una merced al sñorío de los Ponce de León. Por un documento de 1623, Sebastián Sánchez y Domi ngo se obligaban como vecinos de la jrisdicción de Francisco de León a pagarle doscientos reales al mercader alcalaón Francisco Hern´nenadez de Alcalá. Desde una venta estratégica dentro del camino de Granada.
MOCLÍN
Es la villa de este entorno que servía de sustento y escudo de Granada. Se sabe que la población se había asentado en ella s desde muy antiguo. Pero la concentración humana y sus manifestaciones defensivas, urbanas, económicas, etc., procedían de la época musulmana. La “villa” cristiana, único núcleo importante de la zona, representaba la cabeza del partido y estaba regida por un concejo. Disponía de extenso término territorio en cuya amplitud se encontraban diseminados otros núcleos menores (alquerías y cortijos). Las razones de su emplazamiento se centraban en torno a la elección de un lugar elevado, que se fortificaba con triple anillo de murallas, con pocas puertas, y a cuyo amparo formaron sus diversos arrabales. El lugar más importante estaba reservado a la fortaleza que, por estar en la cima de un escarpado monte, presentaba bastantes irregularidades. En torno a la fortaleza se situaban los barrios o arrabales, que fueron surgiendo de acuerdo con las necesidades y ajustándose a la topografía, proporcionando al conjunto una forma irregular y confusa. Un recinto murado, reforzado por torreones, circundaba el entorno, protegiendo el núcleo habitado. La ciudad musulmana tenía su centro en la medina, y en ella se encontraba la mezquita mayor y la zona dedicada al comercio. Una serie de arrabales, parcialmente autónomos, se distribuían a su alrededor. Casas apiñadas, calles estrechas, sin salida a veces, callejuelas tortuosas, auténticos laberintos que se adaptan a las curvas de nivel o rompen la pendiente
La conquista y posterior pacificación de reino restan importancia a las fortificaciones de los castillos y villas, con lo que el abandono comienza a apoderarse de ellas. Por otra parte, desde muy pronto, el nuevo poblador inició la tarea de adaptar y ambientar el entorno a sus necesidades y concepto de la ciudad, logrando un cambio sustancial en su fisonomía, que comienza con la modificación de la casa y concluye con la nueva concep ión del espacio urbano, en donde la aglomeración se transforma en ali neación. El centro de la vida pasa a la plaza en donde se encuentra la iglesia, y la agrupación de casas, situadas generalmente en dos hileras unidas por los corrales, se dividen en manzanas . Asimismo se consolida la expansión o extramuros, originando la creación de nuevos barrios y, en ocasiones, el abandono de parte de la anterior habitación.Por la documentación fiscal del siglo XVI sabemos que permanecen numerosos rastros del período anterior: el “Arrabal” de Moclín mantiene su unidad con 89 casas.
La ocupación del territorio se centraba en las villas y, excepcionalmente, en algunas cortijadas de mayor entidad (Domingo Pérez, Villanueva de Mejía o Campotéjar). En el resto de esa vasta región había una población dispersa ocupando núcleos menores, aunque dentro de unos niveles generales de escasa densidad.La economía de aquellas gentes se movía alrededor de la obligada producción cerealista con que sostener las necesidades de la ciudad de Grana da, situación que de continuo preocupaba a los vecinos de las villas, quienes no querían perder sus franquicias como única ventaja para mantener se en estos lugares, abandonados e inhóspitos en numerosas ocasiones. Los testimonios de vecinos de dos lugares distantes como Montejícar y Modín son suficientemente elocuentes en cuanto a manifestación de nece sidad y aislamiento: “ la dicha villa (Modín) es de poca vezindad y aunque estén los cortijos y es tierra grande, es sierra e sonbra que no es pasajera, e si no los franqueasen no vendrían, e si no es en los domingos e fiestas que se traen a vender los frutos e ortalizas, todo lo demás de la semana está sóla, que no se venda nada...".
Es el que más regisrros tenemos sobre sus cortijos, conciertos con los alcaláinos, y moementos históricos. La mayor parte de los cortijos tenían de 1 a 3 casas (61,5%) y además, como complemento, disponían de almacén para el grano y refugio para el ganado de labor.. El tipo de casa utilizada guarda relación con el entorno físico, desta cando su carácter funcional al servicio de la actividad agraria. Debía ser muy parecida a la “casa-bloque” descrita por José María Onieva en su es tudio sobre el municipio de Montefrio, aunque no siempre se utilizase la misma técnica o materiales de construcción. Todavía hay cortijos abandonados o de uso estacional que mantienen la misma estructura. En el caso del cortijo de una casa aislada, la ocupación solía ser tempo ra sin embargo, el vecindario de las Villas de 1561 ofrece múltiples datos para suponer que los cortijos de 2 o más vecinos se habitaban per manentemente. La estacionalidad estival en el llugar permitía la explota ción de una pequeña huerta representativa de un sistema de vida autárquica. Los asentamientos permanentes de tipo medio, tanto si eran alquerías con formas tradicionales de existencia, como cortijos de nueva repoblación o cortijadas producto de antiguas alquerías renovadas, tenían a su alcance los medios imprescindibles para el abastecimento del lugar. Juan Minján y Rosales eran hortelanos en los cortijos de Tozar y Olivar respectivamente; Diego Fernández, molinero, ejercía como tal; otros en Moclín era arrieros y panaderos. molinero, ejercía como tal en “el molino del pan” del cortijo del Trasquiladero y Miguel López Cejalvo, vecino del Olivar, era molinero en el cortijo de Tiena, próximo a su vecindad. En Benalúa, ade más del hortelano, 13 labradores, 17 trabajadores del campo y 6 pobres.
El nombre del cortijo respondía a las características del lugar, al nombre del propietario o a topónimos anteriores que se fueron transmitiendo
EL CORTIJO DE LAS JUNTAS, ç
Lo labraba la familia de Francisco Fernández Pareja, no se sabía su extensión exacta estaba en manos cristianas.
CORTIJO DE LA MALEZA
La damnistra el labarador morisco Francisco Hernández el Guaní, que disponía de 138 fanegas.
HUELGA DE BRUNA
Era propio del labrador Francisco López Bujarabi, de la comunidad morisca y con 190 fanegas.
CORTIJO DON PEDRO.
Labrador cristiano con una extensión de 290 fanegas
CORTIJO DE LA CALABAZA
CORTIJO DE SAN MARCOS
CORTIJO DEL TRSQUILADERO
CORTIJO DE LA MATANZA
ANEXOS
La extensión del cortijo, se extiende desde un gran número de ellos tienen menos de 200 fanegas (46,5%), que,
por otra parte, pertenecen en gran medida a cristianos nuevos (65% frente a 35%
de cristianos viejos). El más reducido pertenecía al morisco Albotodo (30
fanegas), seguido de La Laguna con 40 fanegas propiedad del Marqués de
Mondéjar.
Los cortijos con más de 200 y menos de
1.000 fanegas representan el 32,5%,
71. A.G.S.:
Expedientes de Hacienda, leg. 101. Las alquerías tenían una ocupación entre 7 y
15 vecinos.
72. Cortijo del
Agua de los Sauces, o cortijo de Poloria, junto al arroyo de ese nombre.
73. “...en el
canpo e tierras del cortixo que dizen de los Calderones, que dexaron los dichos
Calderones, mudéjares...”. En ocasiones, cambia el nombre al cambiar el
propietario:
“...en las tierras e cortixo
del relator Herrera, que se dezia de antes el cortixo de los Caños...”.
74. “...tierras
del cortixo que dizen Omnítar, que era de Diego Mendoza y Benito Rical,
moriscos...”.
mayoritariamente en manos de cristianos
viejos, y los restantes son del dominio exclusivamente de los nuevos
pobladores.
En cinco ocasiones el cortijo se encuentra dividido y hay
casos, los referidos a señoríos, en que prácticamente ocupan la totalidad de los
términos municipales actuales (Campotéjar, Villanueva de Mesía, Torre Cardela,
Montillana, que también integra a Trujillos, o Benalúa de las Villas), aunque
bien es verdad que estos señoríos integraban a más de un cortijo: por ejemplo,
Domingo Pérez abarcaba las tierras de Baraila, Cañada Talvara, Salado Alto y
Salado Bajo75.
Lo normal era que cada propietario hiciese uso del bien en
su totalidad, apareciendo estos escasamente fragmentados; sin embargo, se
observan al
gunas excepciones de distinta consideración.
En ocasiones, como fruto de la herencia, se llegó a la fragmentación del
territorio original, y prueba de ello es la partición del cortijo de Poloria
entre los hermanos Hérmes o del cortijo del Pozuelo de Santa Fe entre los
Palacios. No obstante, hubo otros casos en que fue la compraventa la causa de
la partición76, pudiéndose comprobar que los moriscos no sentían
ninguna repugnancia por la compra de estas tierras a cristianos viejos. Tenemos
dos ejemplos que pueden ser útiles: en uno de ellos, Gonzalo Manjón acredita la
propiedad de 50 fanegas de tierra en el cortijo de Limones, perteneciente a
Doña Elvira Carrillo; en el otro, más significativo aún, el mudéjar Diego
Harinero es desposeído de 70 fanegas de tierra de Jailón (Montejíjar) correspondiente
a una vecindad que compro a Gil Tomás y parte de la Santa Cruz. Lo cierto es
que debió haber bastante movilidad en este sentido, como ha puesto de
manifiesto Bernard Vincent77.
En términos generales puede establecerse una relación entre
propiedad y extensión de los cortijos, naturalmente debido a una amplia
correspondencia propietario-cortijo, especialmente entre la comunidad morisca,
que,por otra parte, son asimismo propietarios
de los dominios menos extensos.
El 46,5% de los propietarios no poseen más de 200 fanegas
cada uno, dándose la circunstancia que todos ellos, excepto uno, son cristianos
nue vos. A partir de esa cifra, el número
mayor de propietarios corresponde siempre al cristianos viejos, pues el 34% de
propiedades entre 200 y 1.200 fanegas mayoritariamente se encuentra en manos de
la comunidad cristia
75. Campotéjar
aparece, asimismo, con “sus cortijos”, entre los cuales se cita a Garnafate.
76. Juan de la
Puente Alabiat tenía 100 fanegas en el cortijo de los Castellanos, Gonzalo
Manjón disponía de 50 fanegas en Limones y el cortijo de Onítar se lo repartían
a medias entre Benito Rical y Diego de Mendoza, todos ellos moriscos.
77. Historia de
Granada III. Epoca. Moderna, ed. Don Quijote, 1986, pp. 113 y 114.
na y el restante 19,5% que tiene más de 1.200
fanegas son todos propietarios cristianos.
Pero un análisis más cercano nos depara nuevos datos que
diferencian la propiedad en ambas comunidades. Generalmente cada propietario
morisco era dueño de un solo lugar, en la mayoría de los casos de reducida
extensión, pero también cuando el cortijo tenía mayor entidad. Así, por
ejemplo, sucedía con las 650 fanegas de Luis Camino el Mudéjar, que se referían
al dominio de los Castellones, aunque este lugar debió alcanzar 750
fanegas si tenemos en cuenta las 100
fanegas que Diego de la Puente Ala-
biat había adquirido con anterioridad, o
con el cortijo del Agua de los Sauces, que se extendía sobre 900 fanegas (422,5
Has.) y pertenecía a los Vene- gas de Monachil. Sin embargo, las 760 fanegas
del Marqués de Mondéjar en esta región son la suma de cinco cortijos, aunque
tres de ellos unían sus límites entre sí: Joraique, cortijo del Marqués y el
Pozuelo, y asimismo la familia Zafra juntaba 1.150 fanegas con las propiedades
de cuatro cortijos. Por el contrario, en las grandes extensiones de más de
1.200 fanegas sucedía el fenómeno contrario: pertenecía a un solo dueño y era
cristiano.
Con relación a la vecindad de los propietarios, la
mayor parte de estas tierras pertenecían a 34 vecinos de Granada, 19
propietarios cristianos y 15 moriscos; 5 estaban avencindados en las Villas,
todos moriscos; los dos restantes, también moriscos, uno era vecino de Alfacar
y otro de Monachil.
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Con superficie registrada
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Sin registro de superficie
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Propie
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Vecinos Superf.
|
Vecinos
Superf.
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Superf.
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Total
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Total Vecinos
|
Vecinos Sin
citar
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tarios
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Granada (fg.)
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Villas
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(fg-)
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Otros
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(fg-)
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prop.
|
superf. Granada
|
Villas prop. Total
|
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Crist
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19 48965
|
—
|
—
|
—
|
—
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19
|
48965 14
|
27 - 47
|
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Morís.
|
15 2431
|
5
|
648
|
2
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1000
|
22
|
4079 2
|
1 — 3
|
|
Total
|
34 51396
|
5
|
648
|
2
|
1000
|
41
|
53044 16
|
28 22 66
|
Desde otra perspectiva, el 92% de las tierras
pertenecía a cristianos viejos vecinos de Granada; el 4,75% era dominio de
moriscos vecinos de Granada; el 1,25% correspondía a moriscos avecindados en
las Villas y el 2% restante estaba en manos de moriscos de dos alquerías
próximas a Granada.
Por otra parte, los 66 cortijos que no cuentan con registro
de superficie;
16 eran de vecinos de Granada, de los
cuales 14 eran cristianos viejos; 28 de vecinos de las Villas, solamente uno de
ellos era morisco, y en 22 no se cita el propietario. De esta manera se puede
resumir asignando el 56% de los lugares a los cristianos, el 23,5 a moriscos,
quedando el 20,5% sin poder determinar a quien pertenecían.
|
|
10 a 100 Has.
(213 fg.)
|
101 a 250
Has. (532,5fg.)
|
más de 250
Has.
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Cristianos
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1
|
4
|
14
|
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Moriscos
|
18
|
2
|
—
|
Desde un punto de vista formal, no cabe duda que la región
de los Montes se encuentra dominada por el latifundio y que la gran propiedad
tiene su mejor reflejo en el cortijo. En términos de cómputo global, cada gran
propietario podía ejercer su dominio sobre 607,5 Has., muy por encima de las
250 Has. a partir de las cuales se consideran grandes propiedades.
Pero ya en la misma distinción global entre cristianos
viejos y nuevos comienzan a perfilarse diferencias notables, pues mientras los
primeros serían dueños teóricos de 1.210 Has., los segundos no alcanzaban más
allá de las 89 Has., inscribiéndose, por tanto, entre las propiedades medias.
Y es ese último punto donde la teoría y la realidad se
aproximan, ya que efectivamente casi todas las propiedades moriscas registradas
ocupan su espacio entre los límites de la mediana propiedad: más de 10 Has. y
menos de 250 Has., de manera que de los 20 propietarios moriscos con menos de
250 Has., 18 no llegaron a tener las 100 primeras; los otros dos eran dueños de
117 y 138,5 Has. respectivamente y solamente en los casos de Luis Camino el
Mudéjar (305 Has), y de Alonso Venegas de Monachil (422,5 Has.) puede hablarse
de grandes propietarios.
Entre los cristianos de la muestra las cosas eran
sustancialmente distintas; el dominio correspondía a la gran propiedad. Frente
a 5 propietarios con menos de 250 Has. (como máximo 164 Has.), había 14 grandes
propiedades, entre las que se encuentran los señoríos, consecuencia de la
cesión de tierras en recompensa a servicios prestados a la Corona y con un
segundo fin repoblador y de ocupación espacial.
Lo cierto es que tanto los notables o mercaderes moriscos
acomodados en Granada, como las personalidades cristianas de la élite local
sentían auténtica ansia por la posesión de tierras, aunque éstas fuesen de
secano. Naturalmente que la situación se presentó con carácter de relativa
igualdad hasta el momento de la sublevación78, pero a partir de ese
momento los moriscos son despojados de sus tierras y tan sólo algunos, con
orden, consiguen permanecer y conservar propiedades, aunque no fuesen las que
tenían originariamente. El jurado Miguel Hérmes es el único de la familia de
mercaderes Hérmes que parece que continuó en la ciudad, pues el 1 de
78. En el momento de la
expulsión, Diego de la Puente Alabiat poseía 100 fanegas de tierra que había
comprado a Luis Camino el Mudéjar, en los Castellones.
octubre de 1591 obtuvo la posesión de
la parte del cortijo de Onítar que había pertenecido a Benito Rical, “En tueque
de la terçia parte que él tenía en la mitad del cortijo de Poloria”.
Por el contrario, muchos cristianos viejos vieron la
ocasión de adquirir grandes fincas ante la marcha de los moriscos. Sebastián de
Enciso Navarrete, veinticuatro de la ciudad, había comprado en 1570 las 100
fanegas del cortijo de Onítar pertenecientes a Diego de Mendoza, otras 100
fanegas del cortijo de los Castellanos a Diego de la Puente Alabiat y las 650
fanegas de ese mismo cortijo pertenecientes a Luis Camino el Mudéjar, de las
cuales fue despojado por comprarlas después del levantamiento79. No
cabe duda que a partir del último cuarto de siglo los planteamientos comienzan
a ser distintos.
La explotación de los grandes cortijos se realizaba
mediante la colonización señorial, consistente en la instalación en el lugar de
una población
y la distribución, con servidumbre
concertada, de las tierras entre los repobladores, y así fue el caso de Domingo
Pérez y Benalúa80; en el último de las cuales el padrón recoge la
vecindad de 13 labradores que explotarían sus propias tierras y 17 trabajadores
o braceros que vendían sus servicios
por día. Pero en Montillana el vecindario nos da cuenta de un
sólo labrador y 21 trabajadores, lo que hace suponer que la explotación se
llevaba a
cabo por un representante del señor y el
resto trabajaba las tierras a jornal.
En cortijos de reducida población la fórmula más usada
fue el acceso a la tierra de labradores como arrendadores o propietarios del
lugar, en los dos casos poniendo en cultivo las tierras y procurándose la
continuidad de la labor con otras personas ajenas81. En los casos de
arrendamiento, algunos de propietario morisco a cristiano viejo82,
se utilizaron diversas fórmulas de pago, incluyendo la contribución en especies83.
Hay dos casos singulares, que no debieron ser únicos: Juan
de Mata y los Trujillos explotan la tierra mediante la fórmula del clan
familiar, bajo
79. BARRIOS
AGUILERA-BIRRIEL SALCEDO: La repoblación del reino de Granada después de la
expulsión de los moriscos, Granada, 1986, p. 211. El 11 de noviembre de 1571 se
toma posesión de las 80 fanegas del cortijo de los Gayombares, en el término de
Loja, que el morisco Francisco de Luna había vendido a Andrés Díaz de Ojeda
“después del levantamiento deste Reyno, contra el vando que se hecho por orden
de su magestad”.
80. GARZON
PAREJA, Manuel: Historia de Granada, 2 vols. Diputación de Granada, 1980,1, pp.
323-366. Reproducción de un artículo anterior sobre señoríos en el Reino de
Granada.
81. El labrador
Cristóbal López está al frente del cortijo de los Rasillos, pero comparte la
vecindad con los trabajadores Juan Romero, Bartolomé Martín y Juan de Rojas.
82. BARRIOS-BIRRIEL:
Ob. cit., p. 210. Posesión del cortijo
de la Moraleda, perteneciente al Colay, arrendado a cristianos viejos.
83. GARZON
PAREJA: Historia de Granada, I, p. 363. En 1601 se arriendan las tierras de
Caxis por alquiler en especies.
la autoridad del cabeza de familia. En el
primero, Juan de Mata, labrador
y propietario, cultiva en compañía de su
hijo Pedro de Mata el mozo y de sus yernos Antón Delgado y Mateo Sánchez, todos
labradores; en el segundo, Pedro Hernández Trujillo, labrador y propietario,
comparte la labor con sus hermanos Andrés Trujillo y Alonso Hernández y con su
hijo Pedro, todos labradores, y tiene como trabajadores a sueldo a Alonso
Martín, Hernán Martín y Juan Carrillo84.
En otras ocasiones la vecindad corresponde a un lugar
distinto donde se tiene la propiedad o se desarrolla el trabajo85.
Como ya se ha señalado, estas tierras estaban dedicadas
casi en su totalidad al laboreo del secano, con especial incidencia cerealista,
pues es “tierra rasa de pan llevar”; no obstante, el Apeo refleja también la
existencia de olivares y viñas y, en menor medida, el aprovechamiento de
técnicas de riego en los cortijos que ofrecían esa posibilidad. En la posesión
del cortijo de los Castellones, “...yo el dicho juez escrivano de comissión fui
a la guer- ta deste dicho cortixo, questá devajo de las cassas, linde con el
pilar de la alberca, que tiene morales e çiruelos e açeytunos e otros árboles,
en la qual me entré e tomé posesión real actual della, cortando ramas destos
árboles e parrales...”. El aprovechamiento del riego variaba según la situación
del cortijo y el caudal de agua, aunque siempre minoritario respecto al secano:
el cortijo de Baeza, situado y regado por el río Velillos, disponía de 870
marjales de riego y el cortijo de D. Pedro, junto al arroyo de Mures, tenía 71
marjales, mientras que el manantial del cortijo de la Alhondigilla no daba para
más de 1,5 marjales. Estas tierras de riego, donde era posible, proporcionaban
dos cosechas al año, trigo y legumbres86.
La calidad de la tierra variaba según el lugar, aunque de
acuerdo con los datos que proporciona el Catastro de Ensenada la mayor parte de
ellas era de inferior calidad. En el cortijo de Limones, como caso excepcional,
había más tierras de mediana calidad (635 fanegas medianas, 482 inferiores y 34
inútiles), pero en Moralejo, Esquiladero, Gumiel o La Huelga, por ejemplo, la
situación era muy distinta en Moralejo, 18 fanegas medianas, 562 inferiores o
en Esquiladero, 50 fanegas de mediana calidad, 678 inferiores y 22 inútiles.
Las tierras de inferior calidad se sembraban cada dos años y las inútiles ni
siquiera se sembraban.
84.
A.G.S.: Expedientes de Hacienda, leg. 101.
85.
En la posesión del Agua de los Sauces están presentes
Pedro de Mata, Juan Hermosi- 11a, “labradores deste dicho cortixo”, y Juan
Mellado, “vezino de Yznalloz, labrados en Caña- datalvar”, y en el Pozuelo,
además de éste último, da testimonio de la posesión Pedro Hernández del Cuerpo,
“vezino del Canpillo, labrador deste dicho cortixo”. Los hermanos Juan y Miguel
Vílches y el yerno del primero son vecinos de Banalúa y labradores en el
Almendrale- j°-
86.
Catastro del Marqués de la Ensenada.