DE JÁEN
Francisco
Martín Rosales
COLECCIÓN CONOCE TUE ENTORNO. ASOCIACIÓN HUERTA DE
CAPUCHINOS. ALCALA LA REAL.
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ÍNDICE
Introducción
I
DESDE LA CIUDAD DE LA MOTA
LA MOTA, PREMIO
HISPANIA NOSTRA
EL BAHONDILLO
DE LOS ALJIBES A LOS DEPÓSITOS DE AGUA
LAS ZONAS OCULTAS DE LA CIUDAD
FORTIFICADA DE LA MOTA
II
SOBRE JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
ANTES DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS, UN BORDADOR DE
FLANDES EN ALCALÁ LA REAL
ESCULTURA. EL ENTALLADOR. MARTÍN PÉREZ
JUSEPE DE BURGOS
PABLO DE
ROJAS, UN FAMOSO Y DESCONOCIDO ESCULTOR DE JAÉN
LA MAGNA EXPOSICIÓN EN EL CDL
ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS MARTÍNEZ MONTAÑÉS EN SEVILLA
UN DOCUMENTO INÉDITO DE LA VIDA DE JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
LA CASA DONDE NACIÓ MARTÍNEZ MONTAÑÉS EN SU CDL ANIVERSARIO
JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS Y EL DULCE NOMBRE DE JESÚS.
III
RUTAS DE JAÉN
EL CAMINO MOZÁRABE POR LA PROVINCIA DE JAÉN (I)
EL CAMINO MOZÁRABE POR LA PROVINCIA DE JAÉN (II)
EL CAMINO MOZÁRABE POR LA PROVINCIA DE JAÉN (III)
ENTRE JAÉN Y GRANADA
LEYENDA DE AMOR PARA EL DÍA DE LOS ENAMORADOS. ABU YAFAR Y HAFSA
LOS PLAYEROS
LOS CAMINOS DE HUESCAR
ENTRE CUEVA LA YEDRA Y EL CORTIJO DE LA
ZARZUELA
LOS MESONES DE ALCALÁ
CAMINOS DE PASIÓN
EN LA SIERRA SUR
ENTRE TRES PROVINCIAS
LA FUENTE DE LA SACEDILLA,
UN SÍMBOLO DE CONVIVENCIA
LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA
RUTA DEL AMOR POR LA PROVINCIA DE JAÉN
DE ROMERÍA EN ROMERÍA
IV DE OFFICIIS
HOY MÉDICOS
RELACIONADOS CON JAÉN. SOLANO.
EL MÉDICO DIEGO LÓPEZ
DE VILLALOBOS Y SU DESCENDENCIA ALCALAÍNA
OFICIOS PERDIDOS (I).
EL POLAINERO
OFICIOS PERDIDOS (II).
EL LATONERO, UN ANTIGUO OFICIO
MAESTRE BALLESTERO
EN LA SEMANA DEL DIARIO JAÉN 27,
7, 19. LA TRADICIÓN DEL JUEGO DE LA ESGRIMA.
V SOBRE LOS MAESTROS
DE OBRAS Y DE LA ESCULTURA DE JAÉN
EL PRIMER TESTAMENTO DE GINÉS MARTÍNEZ DE
ARANDA
LA HUELLA DE LOS
ARANDA (I)
LA HUELLA DE LOS
ARANDA (II)
LA HUELLA DE LOS
ARANDA (III) LA HUELLA JIENNENSE EN LA CATEDRAL DE SEVILLA
REMIGIO DEL MÁRMOL
LA SAGA DE LOS PRIMOS
VI
ARS PICTORICA
JOSÉ SÁNCHEZ JIMÉNEZ,
PINTOR DEL SUR
JOSÉ MANUEL
SÁNCHEZ DARRO
DOLORES MONTIJANO. DOLORES SERRANO RUIZ UNA COLECTIVA PARA LOLA MONTIJANO
25 AÑOS IMPRESINÁNDOTE
ANTONIO CAMPAÑA EXPÓSTO
RETRATOS DE PEPE SÁNCHEZ
VII
ARS LITERARIA. DE LITTERIS
JUAN RUIZ DE CISNEROS, ARCIPRESTE DE
HITA, Y ALCALÁ LA REAL
EN TIEMPO DE CERTÁMENES Y PREMIOS,
POESÍA DEL ARCIPRESTE DE HITA DE ALCALÁ LA REAL
EL ARCIPRESTE DE HITA
EL POETA QUEVEDO Y JAÉN
JAÉN.FELICITACIONES
JIENNENSES DE NAVIDAD
LITERATURA ORAL DE
NAVIDAD EN LA SIERRA SUR
EN LA SEMANA. DIARIO JAÉN.
VILLANCICOS DE LA COMARCA DE LA SIERRA SUR
BAJO AZUL QUE ENVUELVE DE JOSÉ CHAMORRO GARCÍA
LA SEMANA SANTA
VIVIENTE
UN AUTO DE PASIÓN, LA
COFRADÍA DE LA VERACRUZ
MANUEL PEÑALVER
CASTILLO
VIDAS FINGIDAS Y JAVIER GARCÍA TEVAANTONIO CANO MURCIA
LA BELLE ÉPOQUE
ASÍ SON LAS COSAS DE
INMACULADA MURCIA SERRANO
VIII
DE THESAURIS
LEYENDAS Y TESOROS DE
LA SIERRA SU
EL TESORO DE CHARILLA.
EL TESORO DE ERMITA
NUEVA.
LA PEDRIZA, UNA ALDEA
DE TESOROS. ENTRE RELATOS Y LEYENDAS.
IX
DE FERIIS
AQUELLAS
FAMOSAS FERIAS DE GANADO (I)
DICCIONARIO
BÁSICO DE LA FERIA DE GANADO (I)
DICCIONARIO
BÁSICO DE LA FERIA DE GANADO (II)
IX
SOBRE
FAMOSOS JIENNENSES
ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
VICTORIANO RAMÍREZ.
LAS MATEMÁTICAS APLICADAS A LOS PROCESOS ELECTORALES.
XI
VARIA
ENTRE FIESTAS Y FESTIVALES. ETNOSUR.
LA FRANQUICIA
ALCALAÍNA DE LA TABERNA SEVILLANA CASA
CORNELIO
ALCALÁ LA REAL, PROVINCIA DE GRANADA
LA ESCLAVITUD EN JAÉN
LA OTRA ESPAÑA VACIADA. EL CORTIJO DE MARROUN.
LA PIEDRA SECA.
DEL PALACIO JIENNENSE DE LOS COBALEDA
NICUESA A SU CASONA ALCALAÍNA DE LA CALLE ROSARIO.
INTRODUCCIÓN
Hay quien dice de Jaén es un libro antológico que
pretende reivindicar nuestra tierra en el entorno del victimismo que nos
invade. A través de la sección de La Semana del Diario Jaén, bisemanalmente los
hemos editado en su mayor número de artículos. Recogen aspectos inéditos de
nuestra tierra jiennense, centrados, sobre todo, en la comarca de la Sierra
Sur. Desde el mundo de la actualidad, ( como el premio Hispania Nostra a la
ciudad fortificada de la Mota), hasta las rutas literarias de la provincia de
Jaén,(como la de Quevedo), pasando por temas como la piedra seca, los tesoros, artistas de la pintura, artesanos, la
literatura oral o las ferias.
Unos capítulos especiales están dedicados a Juan Martínez Montañés con
motivo del 450 Aniversario de su Nacimiento o a la familia de los Aranda. Estos
artistas brillaron, por su producción relacionada en otras tierras fuera de la tierra de Jaén.
Un capítulo especial está dedicado a pintores de esta comarca, por haber
cooperado a la difusión de nuestra
tierra; la literatura se enriquece
con la oral y escritores como Juan Ruiz de Cisneros, Arcipreste de Hita.
Sin olvidar personajes como Alberto Jiménez Frau por su aportación a la
Residencia de Estudiantes, o, más contemporáneos como el matemático Victoriano Ramírez, que ha desarrollado investigaciones muy
significativas en el proceso electoral.
Como libro antológico, pretende proporcionar nuevos puntos de vista sobre los temas comentados, basados en las
últimas investigaciones, y ofrecer una proyección actitudinal en defensa de la tierra jiennense. No es una
enciclopedia ni lo pretende, pero trata de poner al día todos aspectos de la vida artística y social
de la aportación de la Sierra Sur a la provincia de Jaén. No se centran el
artículo a tiempos pasados sino que ofrece una contemporaneidad y una
actualidad a la hora de la revisión de los contenidos.
Dentro de la cultura del olivo, hemos adoptado una técnica descriptiva en
consonancia con Federico García Lorca:
El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Esperemos que el aire de sus contenidos agrade al lector en
defensa de esta tierra.
I
DESDE LA CIUDAD DE LA MOTA
LA MOTA, PREMIO HISPANIA NOSTRA
Desde el medievo
hasta los turistas actuales, abundaron pasajeros que recorrieron este
término abacial “vel quasi nullius” o
“casi de ninguna diócesis”, otra definición que marca
el carácter exento de cualquier sujeción jurídica superior a los
reinos de España. Frecuentaron, también, los personajes
musulmanes este camino que se adentraba al reino granadino por el puerto de Alcalá,
como Ibn al Jatib que pernoctaron en aquella Qalat Banu
Said; en la Edad Moderna, pasaron santos como san Juan de
Ávila, san Juan de Dios, san Juan de la Cruz; reyes como Enrique
IV, Isabel y Fernando, Carlos V, y hasta el rey intruso José Napoleón;
escritores como Washington Irving o
Alejandro Dumas; pintores, escultores, grabadores y artistas como Andrés de
Vandelvira, Gaviria, Baldi o Laura de los Ríos; numerosos mendigos
o romeros que acudían al santuario de Moclín, o a los baños de
esta comarca; y soldados de los regimientos y tercios
españoles que forrajearon en las dehesas de estas
tierras; bandoleros-gacís, gentes de la Sierra, maquis- que
cabalgaron su libertad por estas montañas desde donde se otea la
majestuosa Mota. De entre todos ellos sorprende esta acertada a descripción
de Alcalá la Real “Alcala Regale super
nubila erectum et in conspectu regni Granatae”. Brotó, nada menos de
la pluma de Pedro Mártir de Anglería, un humanista de la Corte de los Reyes
Católicos, atraído a vivir la conquista definitiva de España por el
Conde de Tendilla, al que acompañó como escudero y cronista en alguna que
otra escaramuza en este terreno último de frontera, donde pernoctaron
las huestes castellanas hasta la toma de Granada. Esta frase, recogida de sus
Opus Epistolarum, viene a cuento en estos tiempos, en los que, de nuevo, se
disfruta de muchas zonas reconquistadas de la fortaleza de la
Mota: entre las más recientes, la muralla del Gabán, murallas del Trabuquete,
Entrepuertas y la plaza alta de la Mota. Por estos lugares, los turistas se
sienten entre nubes subidos al espolón
de la fortaleza de la Mota, oteando (in conspectu), en la lejanía, el
antiguo reino de Granada, y. en sus
alrededores, contemplando las bellas ruinas reconstruidas de la
casa del alcaide Conde de Cabra. Y si extendemos nuestro
ángulo de visión, a unos pocos metros, también se puede visitar, desde hace
pocos años, el Bahondillo, y su barrio simulando al Sacromonte y cerrado
por una muralla que llama a las puertas de su urgente y total
reconstrucción con el cerramiento definitivo de la fortaleza. Con esa obra,
se puede poner el broche final y la nave no hará aguas, por cierto, ya
por muchos años. Este premio de Hispania Nostra, ya se fija en la roca
de las Entrepuertas, mediante una lápida, discreta y exponente de un ayer de
esfuerzos colectivos y de administraciones que lograron que el
símbolo de Alcalá sea la Mota. Y no sólo el símbolo sino la
resurrección de un patrimonio que estuvo muchos en las mazmorras del
olvido. Enhorabuena por los que nos han hecho una
Mota más clara y diáfana como el azul de su cielo; muchos
viajeros se los agradecerán con bellas descripciones y
requiebros de encomio.
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EL BAHONDILLO
No siempre coincide la denominación
ortográfica de la palabra Bahondillo, se halla desde la forma Vaondillo o
Vahondillo hasta la más frecuente Bajondillo. Por esta forma, se encuentra en
muchos pueblos malagueños y cordobeses, donde suele ocupar un barrio cercano a
la antigua ciudad fortificada y descendiendo a la parte baja de la muralla, y,
a veces fuera de la muralla en el extrarradio. Muy curioso es este barrio de
Bajondillo en Torremolinos, un barrio testimonial que solo contaba unos sesenta
vecinos hasta el siglo XX, y hoy día, ha pasado de la actividad pesquera de sus
miembros a la actividad turística y hotelera, dándole una nueva fisonomía;
según se desprende de recientes investigaciones, una cueva neolítica, con el
nombre del barrio remonta su pasado a tiempos de los hombres de Piedra. El caso
de Priego de Córdoba se enmarca en tiempos de conquista, donde en el entramado
de su villa esta calle invita a un recorrido desde la Plaza de Santa Ana hasta
el adarve, donde la calle Real, muy frecuente en los barrios antiguos para
marcar su diseño geométrico, y la del Bajondillo se cruzan y entrecruzan en
medio de jazmines, enredaderas y portadas de casas blancas con macetas de
geranios. Si nos acercamos a nuestra provincia, en Pegalajar, Rus y Martos, se
encuentra esta calle; y se frecuenta en los municipios de la Sierra Sur con una
tipología muy similar haciendo eco de su nombre: Valdepeñas, Castillo de
Locubín y Frailes mantienen o, al menos, recuerdan estos lugares con calles de
su nombre. Suele ser una vía que acerca a las partes bajas de los pueblos,
donde, en el caso del municipio frailero, pasó de las casas de retama en torno
a las huertas y el agua del río a la casa de labriegos.
Dentro del recinto fortificado de la Mota,
se distinguió el Bahondillo, una zona que se orientaba hacia el ocaso del sol,
el occidente, mirando las tierras que se encuentran entre
las torres Dehesilla, Gibralquite y de los Pedregales. Está
claro que formaba un pequeño barrio entre la antigua muralla de la torre de la
Especería y la nueva muralla de Santiago o del Aire. Si, por la parte
oriental, el nombre del Albaicín del cerro recuerda a la ciudad del Alhambra,
por la zona opuesta y occidental el aspecto de antros, cuevas, y de interior
perdido y pétreo de las antiguas viviendas transforma el cerro en un Sacromonte
alcalaíno, una visita ineludible. Donde la Mota pierde su identidad musulmana y
cristiana, y se hace prehistórica, donde la conquista del espacio vivencial se
percibe por todos los rincones.
Que esta fecha era de esta carta dotal en la ciudad de Alcalá la
Real, en las casas de Juan Martínez de Espejo, que son el arrabal del
Bahondillo Alto, linde con el adarve real, en catorce días del mes de enero del
año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil e quinientos
quince". Con lo que se deducía que, tras la conquista de la
ciudad ya se había formado el barrio del Bahondillo. Y este arrabal se componía
de las dos subunidades comentadas y que las sitúa muy certeramente: el alto que
lindaba con el Adarve Real y el bajo que estaba bajo la roca formado entre
casas adosadas con cuevas y cámaras superpuestas. Por otro lado, en 12 de
noviembre de 1514, un testamento de Martín, hijo de Fernando Martínez de Bedmar
lo firmaba en las casas de Salvador de Jerez, linderas con la de
Pedro de Jerez y las de Antón de Martos, el viejo, en el Bahondillo
Bajo. Y muestra claramente que también ya existía el Bahondillo Bajo, más
encerrado entre casas, con un aspecto troglodita, que rememora tiempos
prehistóricos, como en Torremolinos. Como muestra de la imbricación de las
casas y viviendas y elementos defensivos, por la carta dotal de Leonor Alonso
que recibe Juan García de Extremera, su casa se encontraba en el Bahondillo
Alto lindera con la Torre de la Especería casas de Francisco de Loja, carta de
dote de 19 de diciembre de 1539. Se percibe una urbanización
forzada por la pendiente del cerro, donde los amplios viales que en forma de
uve distribuyen las dos zonas del Bahondillo. Se salvaba por calles entre adarves
cubiertos, y por escalinatas por encima
de cámaras y viviendas; en la misma roca imprimía un aspecto cavernario que lo
acercaba a la cultura argárica, y donde se muestran esos antros convertidos en
lagares y bodegas con tinajas que frecuentaron los vinos torronteses, baladíes
y de todo tipo de vidueños. No es de extrañar que el pozo de la nieve se haya
ocultado en un recinto mistérico, donde comparte el alojamiento funerario de
los hombres prehistóricos con una amplia habitación, mansión de los hombres que
se asentaron por estos lagos allá en los milenios anteriores a la Edad actual.
A veces, la arqueología ofrece muy buenas
noticias, en este caso al dejar al descubierto el esqueleto de la ciudad, y convierte
la Roca del Ándalus en la belleza de la esencia de un cerro, que desnudaba y
dejaba al descubierto las partes íntimas del cuerpo humano, en este caso, de la
ciudad fortificada.
El semanal del Jaén. Domingo, 3 de febrero
de 2019.
DE LOS ALJIBES A LOS
DEPÓSITOS DE AGUA.
Por otro lado, el almacenamiento del
agua se llevó a cabo mediante aljibes que suelen remontarse a tiempos romanos y
musulmanes, e, incluso posteriormente, se reconstruyeron o se levantaron de
nuevo, en tiempos de la Edad Moderna, al aumentar las necesidades de la
población y crecer dentro del recinto. Pues era el sistema más seguro y
operativo, y más cuando se contaba con varios pozos, como era el caso de
la Mota para el abastecimiento constante de los vecinos. Los había, en su
mayoría privados y otros de uso público como los del pasadizo, llamado del
Altozano o de la Conquista, entrada de Cárcel Real, a los que hay que añadir el
de la casa de Rosado y varios en Arrabal Viejo.
Las
fuentes fueron otra forma de abastecer de agua, y abundan muchos castillos que
se abastecen de los manantiales cercanos, como en Priego o la Villeta. Pero
curiosamente no aparecen en el contorno de la Mota salvo la del arrabal de San
Juan, y, otra en el convento trinitario. A este sistema de abastecimiento,
se unía el de los aguadores, que transportaban durante el día el agua con
reatas de acémilas desde las fuentes del Llano: las de Fuente Beber, Tejuela y
Fuente Nueva y Granada. En cuanto a los aljibes, existían en los edificios
públicos como era el caso del Castillo de Aben Zayde (dos en Torre del
Homenaje y uno en Patio de Armas), Casas de Cabildo (uno), Iglesia Mayor,
claustro y
El aljibe antiguo suele revestirse su
mampostería, enlucirse con la mezcla de cal y arena y almagra para procurar
hacerlo instranspirable, y recoger el agua mediante una canalización de doble
caña procedente del tejado. El color rojizo de su enlucido es consecuencia
de haberle aplicado en sus paredes la mezcla hecha a base de óxido de hierro,
resina de lentisco, arcilla roja y otros materiales que conseguía que el agua
no se corrompiera. El aljibe que se ofrece en la planicie de la Mota presenta
la forma abovedada y recubierta de esta pintura de almagra que era
impermeable, a la que se abrían unos respiraderos que contribuían al buen
estado del agua. No es el caso alcalaíno la traída por acueducto u otras vías
salvo el transporte animal, que venía regulado por una ordenanza de precios.
Dentro de este sistema, este contrato
entre el regidor Alonso de Cabrera y el cantero Diego Martínez Izquierdo,
ante el escribano Francisco Ordóñez en 12 de noviembre de 1547. clarifica
el sistema constructivo y
Publicado en la Semana de Jaén. La semana. Domingo 1 de marzo de 2020
LAS ZONAS OCULTAS DE LA CIUDAD FORTIFICADA DE LA MOTA
Subir a la medina de la Mota no siempre se salvaba
con una buena entrada a través de una calle o camino bien arrecifado. Más
frecuente era que los vecinos se encaramaran por las galerías de las cuevas
adosadas de sus viviendas, que servían de bodega o despensa, pero, que, en
momentos de emergencia o ataque bélico, se convertían en la trocha más rápida
para alcanzar la plaza de armas o el refugio más insospechado. Incluso, en la
última guerra civil, hubo cuevas que sirvieron de refugio ante el ataque de los
aviones. Este es el caso de las casas de las Entrepuertas que, a lo largo de la
muralla del Trabuquete, se comunican por la hueca roca de sus cuevas con la
parte superior, aunque muchas actualmente hayan desaparecido por efectos de la
mano del hombre o de movimientos sísmicos. Quedan algunos restos en las tiendas
adosadas junto a la torre de la Justicia o de Santa María, por la que se
ascendía a través de la escalinata del segundo piso a una oquedad que se
estrechaba en su parte final.
Han desaparecido muchos pasadizos
ocultos en torno al recinto del Albaicín alcalaíno debido al derrumbe del año
1581.Pero algunas se mantienen vigentes en el caso del pasadizo de la Ciudad
Oculta de la Mota. Debía partir desde las afueras de la muralla tercera del
Arrabal Viejo en dirección a la misma puerta del castillo de Aben
Zayde. y encaminarse por entre adarves cubiertos, pasadizos
subterráneos, reutilización de antiguos escondrijos de la roca originados por
los movimientos telúricos del mar de Thetis y la construcción de escaleras
ocultas y secretas de las mansiones militares, en este caso de la Torre del
Homenaje.
No
es de extrañar que estos pasadizos, y, éste, en concreto, perviva como una
etapa de la conquista de la ciudad o se convierta en leyenda de sus moradores.
En cuanto al dato histórico, nadie puede cuestionar que este pasadizo subsista
porque no era sino un camino secreto que se dirigía a un pozo, que aportaba el
alimento vital del agua a sus moradores; por otra parte, externamente, se
escudaba en formar parte de la barbacana y de la coracha como avanzadilla del
castillo de Aben Zayde para proteger aquel pozo del altozano. Por eso, en 1341,
el rey Alfonso XI se valió del artilugio de raptar un morador de Aben Zayde a
través de su adalid para que le desvelara el secreto del camino interior del
Huerto de la Moriana. No puede olvidarse que el agua es un manantial de salvar
vidas como alimento de sus moradores (de ahí que “castillo sin aljibe, enemigo
dentro”) y da lugar a muchas leyendas que se enredan en los romances con damas
moras que bajaban por agua para sus familiares enfermos. Se les puede llamar
Cava o Fátima; en el caso de los alcalaínos asimilaron sus mujeres con el amor
de don Rodrigo. La historia andaba por otros derroteros que se surtían de la
imaginación. A Cava se le podía buscar un hermoso capitán que se enamoraría de
ella, o se le podía vengar con la muerte a
No
son los pasadizos las únicas partes subterráneas que se conservan, hay neveros
encuadrados en un contexto del mundo mistérico de la edad de los metales; pozos
de depósito de material variopinto en el patio de armas, cantidad de aljibes
musulmanes y cristianos. Como Es una obra de insigne ingeniería los aljibes fueron
reutilizados como osarios del cementerio de la Mota del siglo XIX y mitad del
XX, y cubiertos por los pisos altos de la Casa de los Cabrera. No son una
excepción, en la propia iglesia se multiplican los pozos, aljibes, pudrideros,
mausoleos, criptas subterráneas y algunas obras de ingeniería hidráulica se
remontan a la época romana. Y lo interesante para el viajero que su
contemplación no está vedada. Se recorren, se palpan y remontan a otros tiempos.
Publicado en el Diario Jaén. El Semanal Domingo,
21 de mayo de 2017
SOBRE
JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
ANTES DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS,
UN BORDADOR DE FLANDES EN ALCALÁ LA REAL
Siempre nos hemos preguntado sobre
los bordadores que confeccionaron los
ornamentos religiosos de la iglesia Mayor Abacial y de otros templos de Alcalá
la Real, que se erigían por aquel tiempo, como los conventos de trinitarios y
franciscanos o las iglesias de San Juan, Veracruz, San Sebastián, Santa Ana o
San Pedro de Castillo de Locubín.
Se desprende de la laguna ingente de documentación que se
presenta antes de la incierta la llegada
del padre de Juan Martínez Montañés, siempre que suelen aparecer algunos datos
sobre contratación de ternos, dalmáticas, casullas, frontales, gallardetes,
estandarte, banderas, pendones y lienzos colgantes. Frente a ello, abundan el
comercio entre mercaderes y tejedores
granadinos, jienenses y alcalaínos ejercitando un intercambio que pone
de manifiesto la presencia de la venta y la elaboración de estas prendas y
objetos de las artes no suntuarias. Hace un año, con motivo del 450 Aniversario
del Nacimiento del famoso imaginero Juan Martínez Montañés traíamos a colación
a su padre confeccionando para esta tierra el primer pendón de la cofradía de la Virgen de la
Cabeza de Alcalá la Real. Destacábamos su taller de bordado y lo relacionábamos
con el mundo de artistas alcalaínos, sobre todos los Sardos a la hora de
ofrecer los primeros pasos de su hijo el Lisipo Español en el mundo de la
imaginería. Repasábamos, en breves líneas, alguna documentación sobre otro
estandarte para la misma cofradía realizada el séptimo decenio del siglo XVI,
atribuciones de ornamentos religiosos a sus magníficas manos, pendones de la
ciudad, y su traslado a Granada juntamente con su hijo Juan en el taller de
Pablo de Rojas. Tras su marcha, aquel vacío de su taller en tierras alcalaínas
fue completado por otros bordadores, muchos de ellos granadinos como Andrés
Díaz que se afincó en Alcalá la Real y le renovó los estandartes a la misma
cofradía de la Virgen de la Cabeza de Alcalá la Real, al mismo tiempo que
multiplicó su presencia en muchas cofradías y ternos de iglesias.
Pero, antes de este Montañés de linaje oscuro, el bordador ocupaba
un lugar privilegiado en los recintos religiosos y de particulares. Es
interesante que ante el escribano alcalaíno Antón García de los Ríos en 24
de abril 1552, se nos muestre un broslador, otra manera de llamar
los bordadores, y lo hacía para unas dalmáticas de una institución regular
trinitaria
Se lo había encargado el Monasterio de
Frailes y Convento de la Orden de la Santísima Trinidad. Por lo que se
deduce que el convento alcalaíno era
mixto. Son los frailes los que administran, en un número de unos diez miembros,
como hemos descubierto en otros documentos notariales de esta fecha, dirigidos
por el padre Pedro Carrión, y que regentaban también el convento de monjas de Nuestra Señora de
los Remedios. Una situación extraña, con grandes problemas de jurisdicción y
convivencia, puesto que se llegó incluso a la entrada del convento por parte
del corregidor Montano utilizando la
fuerza para pacificar la situación.
En este documento se declaraba que el escribano Luís de Pareja era
el depositario de unas dalmáticas realizadas por el broslador Pedro
de Flandes, vecino de Granada" ejecutadas al precio de cincuenta y cinco
ducados y medio, y se le dieron y pagaron veinte ducados, y se le debían y
restaban treinta y cinco ducados y medio, cuales por hacer buena obra
espera que me constituya de ellas". No es de extrañar que el cabildo de frailes de aquel monasterio encargara estos ornamentos, pues debían
acudir a muchas ceremonias religiosas de fiestas y exequias vestidos con estas
dalmáticas, utilizadas principalmente
por los diáconos, Es fácil imaginarse
aquellas vestimentas enriquecidas en las bocamangas, hombreras, franjas
por delante y espaldera a través de ornamentos y dibujos. Con el color
del tiempo litúrgico Además, en este sitio, fueron utilizadas por los frailes que
acompañaban a los oficios de la misa al vicario..Debían pagarse la deuda antes
de fin
agosto en la ciudad de Granada y para ello se convirtió en nuevo
depositario de las dalmáticas el jurado Pedro de Frías con el compromiso ante
el escribano y con el consentimiento de embargo de bienes en la dicha cantidad,
si no lo cumplía, de los 35 ducados y medio.
También fue un dato muy interesante de
este documento para la historia de este bordador flamenco su presencia en
Alcalá la Real porque había realizado varias obras en Granada con la llegada de
los artistas y comerciantes flamencos en Granada. Y, unos años, después, se
afincó en Sevilla. Nos indica que en el
campo del bordado tenía una gran relevancia la importación, tan sólo por este
tiempo hemos encontrado a otro Juan Martínez, sastre, que podríamos relacionar
con la familia de Montañés en Alcalá, al granadino García de Fuentes y a
Francisco López, vecino de Andúlar.
Domingo, 11 de agosto
de 2019. En la Semana del periódico Jaén
ESCULTURA. EL ENTALLADOR.
MARTÍN PÉREZ (I)
Por el Diccionario de Arte, junto a las figuras de los escultores, aparecen
los entalladores. Hacen referencia en un sentido amplio al artesano que labra la madera, piedra o mármol. Puede
considerarse sinónimo de escultor.
Otros los restringen a esta definición de los
entalladores en el arte español a los que hacen tallas decorativas. Por
ejemplo, en la obra de un retablo se distingue entre el escultor, autor de las
figuras, y el entallador, que realiza la parte arquitectónica y ornamental. Y
no nos extraña, porque es el caso del artista que vamos a comentar. Se llamaba
Martín Pérez, y suele aparecer en los documentos como entallador. Ante el escribano
Cristóbal Gallego en 17 de agosto de 1543 (folio 680, 1 v), se
encuentra un dato referente a un trato que firma con el sastre alcalaíno Pedro
Mier, para pagarle 1.687 maravedíes por una capa y un sayo de paño
fresado. Pero no solo se muestra Martín Pérez como entallador, sino que a veces
se declara escultor. Las Ordenanzas de
aquellos tiempos definían muy bien la labor y la ciencias de cada uno de ellos:
mientras el escultor debía superar un examen
de una figura desnudada, y otra vestida, dando razón de su compostura y arte, y
luego hacerla de bulo bien medida, y con buena gracia; el entallador superaba
la prueba con los conocimientos de dibujo, labrado, de retablos, coros, pilares, fustes, tabernáculos, además de poseer una elaborada
técnica de las herramientas propias de la talla, completadas con conocimientos
de dibujo ornamental. Debía dominar el arte de la copia y reproducción de
esculturas mediante el traslado de uintos,
siendo una técnica muy relevante que aliviaba el trabajo del escultor. Su examen
versaba en una columna vestida de talla y follajes de un serafín y que la sepa
dibujar.
Por Lázaro Gila Medina, en el Libro Arte y
Artistas del Renacimiento en torno a la Real Abadía de Alcalá la Real, se ceñía
a una breve biografía sobre su persona y su contribución artística. Lo sitúa en
el segundo tercio del siglo XVI, y lo relaciona con muchas actividades
agroganaderas. Por su desahogada situación económica avaló a varios canteros en
la construcción de la iglesia de Moclín, fiando al herrero Diego Cornejo
y el cantero Iñigo de Viduaña a poner la piedra a las puertas del templo;
también salía fiador del cantero Miguel Sánchez Vizcaíno, que, a su vez, lo
hacía con el escultor feligrés de San Cecilio de Granada Jusepe de Burgos.
En los registros municipales del AMAR, tuvimos la
suerte de contar varias intervenciones, entre ellas en las casas de Cabildo y
en la imagen de Nuestra Señora de la Puerta de la Imagen de la ciudad
fortificada de la Mota, policromada por Pedro SARDO. La realizaron para la hornacina de la
puerta de la imagen en el 1550, pagada por el doctor de aquella época, pintada
por su padre y esculpida por Martín Pérez.
En el libro de inventario de la cofradía de la Veracruz, aparecían algunas
intervenciones suyas. En concreto, los tronos, las andas, los ciriales (que
costaron dos mil ochocientos cincuenta maravedís que pagó a Rodrigo de
Figueroa) contaron con la labor de carpintería de Martín Pérez, entallador que
alcanzó la suma de tres mil setecientos ochenta y dos maravedís para las andas
del Crucifijo e imágenes.
Un nuevo documento nos amplía
su ambiente familiar y su taller. Nos referimos al inventario de división de
bienes que tuvo lugar ante el escribano Francisco Ordóñez en enero de 156O.
Compareció el padre de menores Martín Relimpio ante el corregidor y el alcalde
mayor para llevarla a cabo. A través del documento que se abre con el acta de su
presencia, se conoce su biografía y entorno. Estaba casado en primeras nupcias
con Catalina de Trianos (un monasterio de León muy importante) y, en
segundas nupcias con Francisca de Moya. Tuvo por hijos del primer
matrimonio Pedro Matías y Ana de Trianos que, en aquella fecha, no
alcanzaban los veinte años. Con su segunda esposa, tuvo a Pedro, Diego,
Cristóbal y Martín Martínez, también menores de edad. Había dejado su caudal
alcanzando la cantidad de 188.252. Se le ve una persona activa que se veía
obligado a firmar censos con diversas personas y entidades, entre ellas el
Hospital de la Caridad (25.000 maravedíes), los hidalgos Pedro de Pineda,
Cristóbal Sánchez del Postigo. También, lo hacía con el clérigo Gaspar de
Oviedo(2.725 maravedíes), que algunos confundieron con el escultor afincado en
Sevilla, el mercarder Rodrigo de Castro ( 1.428), la madre de su esposa
Catalina, María Ana de Torres, (15.000 maravedíes
por la dote).
También sabemos que vivía en
una casa del Arrabal de los Mesones, cerca de las Entrepuertas, una casa que se
veía obligada a pagar un censo al Hospital de la Caridad de 25.000 maravedíes,
lindera con la casa del licenciado médico Ocáliz, la calle y casa de los
herederos de Juan de Morales (valorada en 35.000 maravedíes y se le dieron a su
hijo Pedro Matías y Francisca de Moya). Poseía una viña en el Cerrillo de los
Palacios (lindera con viñas de Juan de Narváez y de la Caridad), como era
muy frecuente entre los artistas que compartían otras labores de
complemento.
Su labor artística puede
dividirse en el complemento que mantuvo con otros escultores, el mismo como
escultor, ensamblador y carpintero de otros artistas. En cuanto a los primeros,
ya hemos destacado su relación con su participación artística con el dorador y
pintor Rodrigo de Figueroa y el pintor Pedro Sardo. El mismo, como escultor,
trabajó la madera con la obra de la imagen de la hornacina de la Puerta de la
Imagen. Y como entallador, se refleja en todas las obras en las que participó
junto con los enseres de la cofradía de la Veracruz, que abundan en su
inventario para las andas, cetros, insignias, crucifijos. Por el inventario, se
le ve también participando con Jusepe de Burgos, que le debía, según las
declaraciones, 25.000 maravedíes, por cierto se encontraba este escultor en la
ciudad de Granada. No es de extrañar que el ayuntamiento alcalaíno le debiera
seis mil maravedíes por el chapitel de la Mora y otras obras,
lo que nos indica que también trabajaba la piedra a la hora de la
escultura. Y lo que abundan la labor de ebanistería, y elementos formantes de
la arquitectura retablísticos y mobiliario familiar de lujo para la élite de la
ciudad. A Andrés de Aranda, le hizo obras con una deuda de dos mil maravedíes,
a Gonzalo de Cabrera tres mil y, sobre todo, su participación que
se define de carpintería, en la cantidad que restaba de seis ducados en
el Monasterio de Monjas de la Santísima Trinidad. Está claro que la diferencia
entre el entallador y el maderero era significativa, porque se cita a su
abastecedor el maderero Pedro Ríos (una deuda de 406 reales). Lo mismo que se
complementaba con la albañilería en las labores de piedra, citando otros tres
ducados que le debía el albañil Ruiz Cobo. Entre el mobiliario particular, los
encargos se le multiplicaron: Juan de Aranda Carvajal, Alonso de Jamilena
(3.000 maravedís) Pedro Delgado Salmerón, Juan de Aranda Figueroa, el regidor
Martín de Frías. Y su ámbito se ampliaba a otros gremios, como el cordonero
Luís del Río (306) y otros lugares como el cantero pliéguense Ortiz.
El inventario
refleja un ajuar, un vestuario, mobiliario, instrumentos, y otros enseres de
casa de una persona con recursos acomodados, que sería farragoso exponer. Pero
vamos a resaltar en un próximo capítulo algunos de ellos.
SOBRE EL TALLER Y
HERRAMIENTAS DE MARTÍN PÉREZ (II)
Como comentamos en el capítulo anterior, el inventario de bienes lo
comenzó su esposa Francisco de Moya a quien dio la mitad del
capital y la mitad de la casa, los enseres de la casa (ropaje de cama,
arcas, un joyel de oro valorado en 1.500 maravedíes, cacharros de cocina.
animales de alimentación gallina y pollos). De material de carpintería recogió
18 chapones que tenía depositados en la huerta de Martín de Artiaga
en Castillo de Locubín, un bastidor, un cepo de madera, diez tablas de quejigo,
lo que suponía de todo los bienes 36.800 maravedíes y la mitad de varios censos y las deudas
comentada.
A Pedro Matías, y Ana, hijos de Catalina de Trianos, se le daba la
mitad de la casa comentada en Mesones, y la parte de la dote de su madre. Entre mobiliario: cardera,
caldereta, arca grande, cama de campo, chaplones, que eran cada una de
las partes de que se dividía
un árbol cortado, maderos gruesos, tablones, sin
cantear, a manera de plancha ancha.
Y del mobiliario
de la casa se quedaba con cuatro tinajas, y plato de azófar.
Entrando en el campo de oficio, se le concedieron cinco junteras, tres
martillos, una bigornia, vibrador, taladro y agujuela, dos escofinas y una
escalera, una media caña, y una gibrequina, seis acanaladores, un herramental,
cuatro guillames grandes, cinco bozales, dos vibradores, un bastidor (1v/5
cuartas), puertas de palacio de bastidor.
A Cristóbal y Martín, les reservó
un respaldo de silla y dos cueros, un frasco de polvorín y otro grande, un
plomo de albañil, cuatro llaves de arcabuces de mechas, siete hierros de
molduras, tres nudos de onzas grandes, ocho hierros de talla, un escoplo
pequeño, un hierro de juntera, un hierro de moldura, una azuela, una cerrojo
con su cerradura, otro sin cerradura, un eslabón de sierra, un huso tuerto, un
hierro de armas de cubo, una carrucha de hierro, un tejuelo de hierro, un
ferrete, dos tinajas pequeñas, otras de 18 arrobas, una tinajuela pequeña, dos
cirios, un poyal vizcaíno, una escarpia, una cuchara, una cuchara de hierro,
una caldera de beber agua, unas tenazas de fuego, un tajador de peso, un
anchuelo, 44 tablas de quejigo, tres molduras de golpe, tres rebotes, una
plana, dos garlopa, cartabones, tres gramiles, dos escuadras, otras
tres azuelas, tres hierros ( dos de rebote, y uno de garlopa), dos limas, dos
amorgones, dos pares de codales, tres gubias, un hierro de
talla, otros dos de murgón, cuatro formones, tres
escoplos, un hierro de sierra, un cincel, dos bancos de oficio, dos tablas de
quejigo, un candelero con escudo, una escalera de pino, dos pies de
mesa del torno, un lechón, un tarazón de nogal, un tarazón mayor,
tres tarazones de encina, dos libras de lino y tres estopa, un paño de
manos, unas tenazas, un a escofina de tres, la mitad del
chapitel de la Mora en seis mil maravedíes y las tacas para el aposento de la
señora del corregidor.
Otros datos interesantes
fueron la realización de la tribuna de la iglesia del Castillo (4.000
maravedíes), y manifacturas de unas puertas.
El inventario, tuvo, por testigos el día once de enero de 1561, a Luís de
Armados, Luis de Guerra, carpintero y Luís de Córdoba platero, por lo que se
entiende que debían calcular objetos relacionados con el oficio de entallador y
carpintería y dorado y platería. Como conclusión, es interesante que, ambos
hijos y la viuda Francisco de Moya, se repartieron por partes iguales de todo
su inventario. Y, entre el inmobiliario, les quedó la parte de la casa de los
Mesones.
Aunque el
mobiliario hay vasija, vestidos, ropas de casa, armas y otros enseres, destaca
el instrumental de un entallador y el material de su taller: desde los
tablones, los ejecutados para puertas y bastidores, hasta las herramientas con
nombres que pueden diferir de los nombres actuales.
Firma
del carpintero Pedro Barbado |
JUSEPE
DE BURGOS
A través del entallador alcalaíno Martín Pérez,
reconocemos la presencia de este vecino granadino de la parroquia de San
Andrés, Jusepe de Burgos trabajando en tierras alcalaínas, como demostramos en
días anteriores al relacionarlo con las deudas que mantenía con este
tras su muerte. Un nuevo documento del escribano Francisco Ordóñez recoge una
escritura de 30 de diciembre de 1561
Por el dato
de José Gestoso y Pérez en 1909, sabemos que Jusepe era entallador y
vecino de la colación de la Magdalena de Sevilla, donde luego estuvo
Martínez Montañés, y en dos de junio de 1550, dio poder a Bernar de
Burgos, procurador de Sevilla, ausente, para que ajustase cuentas con el
cerrajero granadino Francisco de Trujillo.
A través de
estos datos podemos concluir:
- Jusepe de
Burgos debió avecindarse primero en Granada como entallador, y desde allí
se relacionó con los artistas alcalaínos, luego se mantuvo en Sevilla en la
década de los cincuenta para aparecer de nuevo en Granada y estar relacionado
con Alcalá la Real.
-Su labor de
veedores muestra que intervenían hasta en la supervisión de obras menores como
una puerta y verja.
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PABLO DE ROJAS,
UN FAMOSO Y DESCONOCIDO ESCULTOR DE JAÉN
Sin embargo, se declaraba con toda
solemnidad y seguridad que su maestro PABLO DE ROJAS había nacido en tierras
granadinas, y nadie dudaba de que este en la ciudad de la Alhambra se había
bautizado, formado y había realizado su mejor obra. No podía sugerirse otra
hipótesis porque había sido del padre y fundador de la escuela de escultura
granadina para prestigiosos críticos del arte Gallego Burín, María Elena Gómez
Moreno o el profesor Emilio Orozco. Y mira por donde, hace unos treinta años,
este periódico provincial cambió totalmente el enfoque de la escultura española
al dar a luz la noticia del nacimiento alcalaíno de Rojas, su entorno familiar
de los Sardos, y las relaciones entre la ciudad jiennense de Alcalá la Real y
Granada a la hora de enfocar la vida de estos dos escultores. Ni Sevilla ni
Granada habían sido las patrias de su origen y de su familia. Ni había sido un
motivo accidental que la cuna de las escuelas de estos maestros surgiera en un
pueblo jiennense. Una abadía de realengo y un corregimiento tripartito avalaban
el núcleo dinamizar de aquellos artistas que acudieron a sus tierras y, luego,
propagaron su arte a muchos lugares andaluces.
Por eso, hoy no pueden soslayarse estas
dos instituciones que desde las tierras del sur atrajeron a la familia de Pablo
de Rojas, en concreto su padre el pintor Pedro Sardo se avecindó y casó con
Catalina González en la ciudad de la Mota, y no hubo proyecto que no se le
encargara de sus iglesias e instituciones. Se apandillaron los Sardos Raxis,
por la tierra de origen de su padre, Cagliari en la isla de Cerdeña. Como su
familia fue prolífica, nada menos que doce hijos seguros y, en su mayoría
artistas (pintores, escultores, estudiosos de la música), se vieron
relacionados con otros pintores de la diócesis de Granada y hay también datos
de tierras de Jaén compartiendo aprendizaje y coparticipando en retablos. Los
más famosos Melchor, Pedro y Nicolás dejaron sus huellas principalmente en
tierras granadinas. Hay constancia, incluso, de que algunos de ellos, su
hermano Miguel Raxis se relacionó con el escultor Sebastián de Solís en una
obra de Alcaudete. Pablo hizo gala de su independencia de su familia, castellanizó
el nombre en tierras granadinas sustituyendo el de Raxis, Raxes o Rages por
Rojas; casó con Ana de Aguilar en la ciudad de la Alhambra y fundó su
influyente taller en la calle Elvira. Sus discípulos desde su sobrino Bernabé
de Gaviria hasta Alonso de Mena pasando por el círculo antequerano y malagueño
recogieron su mejor saber de la mano de este maestro que impregnó de clasicismo
a su paisano Juan Martínez Montañés. Sus sobrinos se vieron favorecidos de su
saber y enseñanza y algunos compartieron obra como lo fue su estofador Pedro de
Raxis.
La obra de Rojas no se ha beneficiado de
la suerte de salir a la luz todas sus creaciones, y muchas de ellas se
encuentran en el ámbito de las atribuciones por el estudio comparativo con sus
tipos originales, que propagó y fueron emulados por sus discípulos. Sin
embargo, los crucificados, los nazarenos, los columnarios, las vírgenes, los
santos de Pablo de Rojas significaron un peldaño fundamental para la exposición
pública a la hora de las manifestaciones religiosas, bajaron de los retablos
para ser exhibidos y transmitir el mensaje de la Contrarreforma, inmersos den
un clasicismo y manierismo que provenía de sus fuentes romanas. No es de
extrañar que su familia frecuentara los viajes a sus tierras de origen italiano
y se trajeran las carpetas de dibujos y grabado de los grandes pintores
renacentistas que luego tallaban o pintaban.
Publicado en el Diario Jaén. La Semana. Domingo, 27 de noviembre de 2016
LA MAGNA EXPOSICIÓN EN EL
CDL ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS
Granada
y Sevilla se muestran y se funden en la exposición como dos peldaños
de su carrera artística. Y lo hacen de la mano de sus maestros, sobre todo la
ciudad de la Alhambra a partir de las muestras de los Raxis-
Sardos, estos artistas que se afincaron en tierras alcalaínas y expandieron su
obra por las tierras abaciales del Sur de Jaén y en las provincias
colindantes. Su primer maestro el imaginero Pablo de Rojas se presenta con las
mejores muestras de su producción artística con la Virgen de los Favores y los
dos Crucificados, el del Seminario y el de la Capilla de los Beneficiados
de la Catedral de Granada. Además, su sobrino y estofador Pedro
de Raxis ilustra de la influencia de esta importante familia en su
paso de Montañés por Granada.
Sevilla, la Babilonia del Mundo, se enmarca con documentos y
obras el entorno de Francisco de Pacheco junto con varios retratos que dejan
entrever la personalidad del Lisipo español. Pero, su participación en la
Granada, el acta de su examen de artista, y sus contratos de obras enmarcan a
un triduo de Inmaculadas, que explica perfectamente la razón de que de sus
manos surgiera una obra como la Cieguecita de la catedral sevillana.
El testero del presbiterio capuchino queda
reservado para una muestra de la obra retablísticos de Martínez Montañés, entre
el retablo de la iglesia sevillana de san Onofre y la tabla de la Adoración de
los Pastores del monasterio de Santa Clara. Contemplar esta última es
retrotraerse a la obra de su maestro y proyectarse en las tablas del monasterio
de San Isidoro de Santiponce. La armonía, el equilibrio, la perfección clásica
se ejemplifican en este rincón, donde se recuerda su intervención en la obra no
religiosa del genio de la madera con su amistad con Velázquez y el busto de la
cabeza de la estatua de Felipe IV.
No queda espacio en la sala para exponer
más obra, unos apuntes artísticos sobre su discípulo Juan de Mesa sirven de
contraste de una muestra que ha debido suponer un gran esfuerzo para los
organizadores y las instituciones promotoras, al mismo tiempo que nadie debería
perderse y comprender con su visita la influencia de la ciudad de la Mota en la
obra montañesina.
MARTÍNEZ
MONTAÑÉS EN SEVILLA
Se echa de menos una introducción documental y
biográfica de su etapa de la infancia y aprendizaje en tierras alcalaínas y,
granadinas, con su maestro Pablo de Rojas, donde aprendió los modelos
iconográficos de los santos, Virgen, Niños Jesús, Jesús Nazareno, y
Crucificados. Así lo manifestaba, en su tiempo, el propio Pacheco refiriéndose
al Crucificado de marfil para el conde de Monteagudo, esculpido en 1580, que
luego sublimará Montañés con sus obras sevillanas de este modelo iconográfico.
Toda la exposición se encuentra centrada en su etapa sevillana, donde han
aparecido la mayoría de las obras descubiertas o atribuidas, entre los cuadros
majestuosos de Roelas, Herrera, Zurbarán y Murillo que cuelgan de las paredes
del extinto templo.
Muy bien distribuida para el conocimiento y estudio de
la obra montañesina, la exposición se inicia con una sección, que coincide con
los pies y el cuerpo del antiguo templo conventual, donde se exponen los
primeros retablos o conjuntos más notables de San Isidoro del Campo y San
Leandro, así como algunos encargos privados. De tierras de Santiponce,
proceden varias imágenes del retablo mayor del monasterio
cartujano, los sepulcros de sus fundadores y las pequeñas figuras del retablo
de la capilla eucarística del Reservado; del retablo de San Leandro, recoge el
programa iconográfico de la exaltación de la genealogía de san Juan
Bautista y Jesucristo mediante las imágenes de su principales miembros, y los
relieves de la escenas de San Juan en el desierto y el Bautismo de Jesús sin
olvidar la presencia de varios ángeles atlantes y la cabeza degollada de San
Juan Bautista, en la doble versión del escultor alcalaíno y de Gaspar Núñez;
del convento franciscano de Santa Clara, los santos Juanes y San Francisco, restaurados
contrastan y resplandecen frente a la exposición alcalaína.
En la Sala reservada para exposiciones
temporales, abundan sus aportaciones más importantes dentro de la iconografía
sevillana con el Niño Jesús del Sagrario de la Catedral de Sevilla, la serie de
la Inmaculada Concepción haciéndose eco de ese momento de este dogma mariano
trasplantado al intimismo del creyente moderno. Y, sobre todo, destacan las
imágenes de los Crucificados, bellamente complementados con obras de su entorno
para una mejor comprensión del tratamiento peculiar montañesino. Como en la
exposición alcalaína se echa en falta la presencia de una imagen nazarena, así
como alguna muestra de su producción para tierras americanas, que
complementarían esta excelente exposición del ilustre imaginero alcalaíno. No
obstante, la presencia del Cristo de la Clemencia y la Cieguecita, resaltan en
un contexto enriquecido con la presencia de los Crucificados de los
Desamparados y de Santa Clara. Y la Inmaculadas del San Andrés, San Julián,
Pedroso y Santa Clara.
La gran labor de conservación y restauración de muchas
obras, entre ellas las expuestas el año
anterior en Alcalá la Real, han enriquecido la exposición y es aliciente para
su visita, ya que significan un excelente punto de partida para el estudio de
su obra, sobre todo las de las imágenes del monasterio de Santa Clara, ya que
permiten contemplar la extraordinaria calidad y belleza del maestro alcalaíno.
Además, el acercamiento al espectador que se percibe en tablas de retablos,
como los recién restaurados de la iglesia de la Anunciación, resalta en la
expresión pictórica que le aportaron entre otros su paisano Gaspar de Regis, el
pintor Francisco de Pacheco y Baltasar Quintero, firma recién
descubierta en el retablo del monasterio de San Leandro.
Publicado en Diario Jaén, La Semana Ddomingo, 5 de enero de 2020
UN DOCUMENTO INÉDITO DE LA VIDA DE JUAN MARTÍNEZ
MONTAÑÉS
En certificado aparte aparece el traslado de Juan de Fonofaya ante el escribano
Francisco de Castro. El dieciocho de enero de 1621, le traslado el poder Juan
Frías al procurador Francisco Gutiérrez ante el escribano Juan de Rotaesta y
siendo testigos el presbítero del Castillo Pedro Duran, el escribano y
procurador de número Antón de Santillán y Juan de Moya. Cano vecino de Alcalá.
Es curioso que dicho expediente debiera encontrarse durante algunos años dentro
una carpeta y registro del escribano alcalaíno, y lo transmitió a las
generaciones siguientes. Pero, actualmente,
en el Archivo Provincial la caja aparece vacía sin el legajo de la
limpieza de sangre y todas las probanzas del linaje del Lisipo español.
Afortunadamente, hace unos años estos documentos aparecieron en Argentina
conservadas o en forma de copia o traslado por un médico
descendiente suyo, que se las envió fotocopiadas a Carmen Juan y junto
con Mayte Murcia escribieron un artículo en la revista de estudios giennenses
detallando todos los demás familiares tanto paternos como maternos.
El documento del archivo provincial muestra que con este
un nuevo dato se presenta un
Juan Martínez Montañés quese sentía alcalaíno, a pesar de que en sus retratos
como el grabado de Pacheco, el lienzo de Varela y de Velázquez no se
aportara el lugar de nacimiento. Incluso el segundo que lo retrató a la edad de
47 años le adjudica un ficticio origen sevillano para mayor confusión.
Publicado en la Semana del diario Jaén. EL20
DE FEBRERO DE 2018
LA CASA DONDE NACIÓ MARTÍNEZ MONTAÑÉS EN
SU CDL ANIVERSARIO (Y II)
Juan
Martínez Montañés nació el 15 de marzo de 1568 en Alcalá la Real y fue
bautizado un día después, como era costumbre. Murió en Sevilla, 18 de
junio de 1649 este escultor español, cuya obra conserva la sobriedad
clásica propia del Renacimiento, aunque aportando la profundidad de
la escultura del Barroco. Se formó entre Alcalá la Real y Granada con Pablo
de Rojas y su familia. Completó su educación en Sevilla, donde se
estableció para el resto de su vida, convirtiéndose en el máximo exponente de
la escuela sevillana de imaginería
hasta el punto que todo el mundo le adjudicaba erróneamente el nacimiento
hispalense. Toda su obra fue de tema religioso, menos las dos estatuas orantes
del monasterio de San Isidoro en Santiponce y el retrato ecuestre
de Felipe IV. Su fama le condujo a que sus encargos se extendieran para
muchas ciudades del Nuevo Mundo. Este imaginero fue conocido por el «Lisipo
andaluz» y también como el «dios de la madera» gracias a su habilidad a la hora
de plasmar escenas y personajes evangélicos con su gubia.
Todavía se conserva
tanto la partida de bautismo como la pila plateresca en la iglesia de Nuestra
Señora de las Angustia de la antigua Santo Domingo de Silos, La partida se
recoge con estas palabras: En
diez y seis días e dicho mes baptize yo Francisco de la Torre a Joan, hijo de
Joan Martín broslador y Martha González, su mujer, fueron sus padrinos
el señor licenciado Gil Fernández provisor y doña María mujer de
Francisco de Aranda regidor.
Siempre ha sido una incógnita la casa de
los primeros pasos de la vida del famoso imaginero. Su padre fue bordador, por aquel tiempo se empleaba
el término de broslador, y complementaba los ingresos de la familia, ejerciendo
de administrador y mayordomo del Hospital del Dulce Nombre de
Jesús. Como un vecino que acudió a la cita de repoblar la ciudad de
la Mota, se estableció en la parte llana. Lo que era un enigma fue la ubicación
de su vivienda. Casi siempre, por eso de las calles de oficios se adjudicó a la
actual calle Bordador, la residencia familiar, se colocó con motivo del
descubrimiento de su partida un mosaico trianero de su retrato imitando al
lienzo de Velázquez a principios del siglo XX, y se asignó con una placa una
casa, en la que ni siquiera existía dicha vivienda. Entre las aportaciones,
actuales al conocimiento de la biografía montañesina, se encuentra la auténtica
ubicación de su casa. Curiosamente, coincide con la calle que se rotula con sus
dos apellidos desde principios del siglo pasado (1914). Sin embargo, en 1564,
se le conocía por calle Llana de Gutierre de Burgos, y popularmente como Llana. En
otro documento del Archivo Histórico Provincial de Jaén, firmado por el
escribano dibujante Gómez Muñoz Monte, se manifiesta que Juan Martínez Montañés
registra un contrato de arrendamiento de unas casas en la calle Llana. El
documento, cuatro años antes que naciera el artista, fue firmado por el propio
padre Juan Martínez, como bordador. Y lo hace como el arrendatario y como
vecino de Alcalá-a la Real. En concreto, la fecha del escrito en 5 de
diciembre de 1564 y ocupa el folio 13 del libro
notarial del mencionado escribano. El propietario de la casa que contrata era
Bernardino de Escaladas que no sabía firmar. Y lo más curioso era la su ubicación.
Se dice textualmente “unas casas que vos
tenéis en la calle Llana, que lindan con casas de Marcos Ruiz del Moral e
con casas de Leonés el Viejo e la calle Real". Por alquiler, se fijaban 3 ducados. Estas
casas no eran otras que unas
de la calle Llana, frente al antiguo convento del Rosario, pues, aunque no podían
ser linderas de dos calles a no ser que fueran esquina o el corral diera a una
de ellas, el término real hace alusión a la misma calle Llana, lo que descarta
la atribuida ubicación de la calle Bordador o General Lastres y se muestra que
es la calle Llana el sitio de vecindad. Aparecieron como testigos Alonso de Brazuelo, Alonso
Galindo y Juan Garrido. En 1927, a instancias de un grupo de vecinos,
siendo alcalde don José Benavides, se puso el mosaico de su retrato, de la
escuela sevillana de pintores ceramista, copia del rostro y medio busto de
Velázquez en la calle de El Bordador. Luego, se levantó el monumento
del imaginero alcalaíno encargado al escultor jiennense Jacinto Higueras, que
se valió de algunos
Se
publicó en la Semana del Periódico Jaén. 11 de maro de 2018
MARTÍNEZ MONTAÑÉS Y EL DULCE NOMBRE
DE JESÚS
En 1721, se extendió esta
fiesta para toda la Iglesia.
Curiosamente, Alcalá la Real denominó al Hospital, con el nombre del Dulce Nombre de Jesús, muy ligado con la
cofradía de la Santa Caridad (1488).
Debió existir este hospital con el nombre anterior de la Caridad en unas
casillas del Albaicín de la Mota. Pero, a partir de los años cuarenta del siglo
XVI, y con el apoyo de los fieles, y, sobre todo, del provisor y vicario don
Diego de Hernández, se trasladó en torno a unas nuevas casas la Alhondiguilla
junto al convento de las Madres Trinitarias, todo estos edificios comprendidos
en el Arrabal Nuevo.
Tanto la cofradía de la Santa
Caridad como el Hospital fueron regidos por unas constituciones o estatutos que
nombraban un mayordomo, a la vez prioste de la cofradía, que administraba sus
bienes durante un sexenio de años, pero que, por diversas circunstancias solían
restringirse su periodo. Se disponen de datos en el Archivo Municipal de Alcalá la Real, de varios
documentos, cuentas y constituciones de cofradía y hospital, entre ellos
los libros de cuentas.
En los años comprendidos entre
el veinte de abril de 1570 y el mes de julio de 1572, se encuentra de
mayordomo de la cofradía y Hospital el
bordador Juan Martínez Montañés de modo
que aporta un nuevo dato a la presencia de la familia del imaginero Juan
Martínez Montañés en Alcalá la Real. Pues, ya refrenda que su padre fue mayordomo por estas fechas y administró sus bienes y,
como es natural, se vio inmerso en el espíritu caritativo de este hospital
dedicado a los enfermos, pobres de solemnidad, transeúntes y personas de mayor
edad.
En
estos pagos, aparecía como bordador, mayordomo del Hospital y hermano mayor de
la cofradía de la Santa Caridad. Su labor debía afrontar varias dificultades,
porque hubo un gran movimiento de tropas por Alcalá; tuvo que pagar varias
deudas anteriores y realizar algunas reformas en el Hospital, entre ellas una
chimenea. Para paliar los gastos, debió vender un asno y una
bandeja de plata, que le contrastó el platero granadino Miguel de Montalván.
Además se multiplicó el reparto de limosnas de pan a los pobres, que no podían
salir a demandar por las calles. Con un presupuesto de 435. 278 maravedíes
y 18 fanegas de trigo y ocho
celemines de trigo y ocho fanegas de
cebada y ocho celemines, tuvo que hacerse frente a los gastos ordinarios (las
deudas del año anterior que le había dejado el mayordomo Bartolomé Hernández de
Arjona, el sustento y los enterramientos de los pobres y enfermos, el médico,
el barbero sangrador, las medicinas, el muñidor las fiestas litúrgicas de
misas, cera, comida de las Pascuas, pago
de transporte de transeúntes, , portero,
y deudas no cobradas de censo. En este año 1572, precisamente se
recibieron las casas de Luís Arnedo hornero, y del regidor Antón García de los
Ríos en la Alhóndiga, y estaban vinculadas posteriormente a una memoria de
misas de don Juan de Villalta. Dentro del hospital hubo una pequeña capilla,
donde el niño Montañés pudo contemplar
una imagen de Nuestra Señora ( la Virgen Coronada), dentro de un retablo
y los ornamentos sagrados, cruz de
entierros y cofradía, las andas procesionales,
sus horquillas, las dos coronas de plata de Madre y Niño,, los objetos
sagrados como el cáliz , lámparas, patenas y manteles del altar, una cruz con un Cristo Pintado (se
dice que algunos los pintó Pedro Sardo). El alojamiento del hospital disponía
de nueves camas con todo su ajuar y
otros objetos como bacines, y curiosamente, disponía de “”un hábito para los que llevaban a hacer Justicia con la
cruz verde y caperuza de lo mismo y es blanco”. La fiesta de la Natividad de la
Virgen era la oficial de la cofradía de la Santa Caridad junto nueve misas de
aguilando, y tres misas dedicadas a los humanos
fallecidos.
La advocación del Dulce Nombre
de Jesús debió calar en aquél niño alcalaíno, que luego se trasladó a Granada
y, posteriormente a Sevilla. Pues, en 1582, ya en Sevilla Juan Martínez
Montañés y su esposa Ana de Villegas se hicieron hermanos de la Cofradía del
Dulce Nombre de Jesús, cofradía ligada, como la de Alcalá la Real, a la defensa
de los juramentos ante Dios y preferida y exclusiva de los miembros de la Orden
Dominica. Curiosamente regaló a la cofradía el imaginero una imagen de la
Nuestra Señora de la Encarnación, talla de medio cuerpo que se conserva
en la Casa de la Hermandad y se ha exhibido en la Exposición del 450
Aniversario. Pero, aunque la cofradía alcalaína del Dulce Nombre de Jesús, y la
imagen del Niño Jesús, fueron posteriores a su marcha a Granada y Sevilla, no
puede olvidarse la huella de los relieves de los retablos de las iglesias
alcalaínas en las imágenes de los Niños Jesús posteriores, tanto en sus
relieves de Santa Clara y Santiponce como los exentos de la parroquia del
Sagrario de la Catedral de Sevilla. No hay más que fijarse en el escorzo del
retablo de la Circuncisión de la antigua iglesia de Santo Domingo de Silos de
Alcalá la Real, para comprender que fue su fuente en otras muestras como el
Nacimiento y Adoración de los Reyes,
sirva de ejemplo el de Santa Clara.
El Dulce Nombre de Jesús se hizo nazareno, y fue por la
primera muestra de sangre en el momento de la Circuncisión. Lo mismo que
aconteció a la cofradía del Dulce Nombre de Jesús se convirtió en nazarena y recogió la antorcha de la Santa
Caridad, siglos después.
En Revista del Dulce Nombre de Jesús. Enero de 2019
RUTAS DE JAÉN
Entre
los caminos que llegan a las tierras de Finisterre, se encuentra el camino
mozárabe, que recogía en gran parte la antigua Vía de la Plata y recorrían las
tropas romanas entre la Bética y el Norte de España. Remontan su historia al
siglo X, cuando se hizo célebre para muchos peregrinos cristianos, y, sobre
todo, por ser el que camino que recorrió Almanzor tras su saqueo de Santiago de
Compostela.
Por las tierras de la Sierra Sur, este camino se entronca desde tierras de
Granada hasta llegar a Mérida, donde enlaza con la famosa vía romana de la Vía
de la Plata. A través de estos lugares, absorbió y dejó a su paso una trama de
caminos reales, rutas pecuarias y otra serie de sendas y veredas comunales que
pueden transitarse en tres etapas, comprendidas desde el territorio granadino
hasta la ciudad cordobesa de Baena. En la primera, sale de la provincia de
Granada, y, encuadrada dentro de la segunda etapa, se inicia en Moclín y, tras
pasar la fuente histórica de Malarmuezo y el Coto de los Pedernales, llega a
los alrededores de la Cooperativa de San Antonio conocida popularmente por del
El Pleito,por donde entra en tierras de
la Sierra Sur. Es un tramo de romances, remembranzas de frontera y panorámicas entre atalayas y de leyendas
mozárabes que se plasman en la ermita del cortijo de San Marcos, donde comentan
que se bautizó el pastor de Colomera. Tras recorrer un tramo de la
N-432, se asciende por el antiguo camino real de Granada, hacia los pies de la
Sierra del Camello para pasar por una antigua alquería y venta, de nombre
Cequia, que se mantuvo hasta la Edad Moderna y hoy es uno de sus núcleos de la
aldea de Ermita Nueva. Bellos parajes en tierras de tesoros hispanoárabes,
algún dolmen con el que se topó Romero de Torres por los años treinta del siglo
XX, torcales y hundideros naturales divulgados con el nombre de los
Capachos en un paraje de singularidad geológica, asentamiento de bienes y
cortijos de cartujos, campos colmados del léxico árabe como Almoguer, Alcaicería
o Gineta, lugares de encuentros históricos entre ziríes y huestes castellanas,
poblados y oppida iberorromanos y reminiscencias de material lítico del homo
neardenthalensis.
El tramo se encuentra perfectamente señalizado por la viera jacobea de color
amarillo a lo largo de todos dos los recorridos. Tras el paso de los núcleos de
las Pilillas y el Ventorrillo, se abandona Ermita Nueva y, tras seguir el
camino real de Granada, pasando por el Llano de los Azores, terrenos de los
Propios, el cortijo del Piojo y una zona de huertos y viviendas de ocio, se
cruza el arroyo del Palancares, donde hubo un antiguo batán. Cercano se
encuentra el cortijo de Verdugo, de fachada modernista, que recuerda la mano
del maestro Manuel de la Morena; en su entorno una cruz y una era son
monumentos y testigos del patrimonio de la piedra seca y revivió en años
anteriores el tiempo de los segadores, la trilla, la criba y el aventamiento.
Tras cruzar la carretera y un
pequeño puente, el camino se si dirige hacia tierras del regidor malagueño
Alonso Verdugo, abastecedor de las galeras de Felipe II, y hacia el desparecido
cortijo del Villar de Juan Carnicero, antaño de propios. Con el pequeño respiro
de la descendida de los anteriores tramos, el camino comienza una leve
pendiente, tas dejar varias viviendas rurales, por donde se marcha
`perpendicularmente a la carretera nacional N.432 abandonando el camino de la Corte,
y siguiendo hasta unos dos mil doscientos metros, donde se gira
hacia la izquierda, entre tierras de la Cabeza el Carnero, La Lancha, Llanos de
Mazuelos y las huertas de la Pasadilla hasta llegar a la Fuente del
Rey, bello paraje de hortelanos, bajo la vigía de la torre gótica del Cascante. En los libros de
guías remontan este trayecto a más de dos milenios por la presencia de algunos
restos romanos cuando escriben “Tras
cruzar un pequeño arroyo se llega a una era presidida por una cruz
blanca. Muy cercana queda ya la pedanía de Santa Ana, a la que no
llegamos; los restos romanos se pueden descubrir si miramos atentamente el
suelo al llegar a la referida era”. En
su entorno, asentaron sus huestes las tropas de Alfonso XI, el mundo argárico
dejó sus huellas en cistas y tumbas, sarcófagos romanos se trasladaron al museo
local desde este lugar, una de las villas romanas de mayor fondo arqueológico
se encuentra en la Lancha, y se mantiene la imagen
románica en una ermita neogótica del siglo XX. El pilar
refresca en edio de un recinto de recia y restaurada piedra, tallada por Martín
de Bolívar y cubierta en tiempos del abad Mendoza y Gatica para proteger a las
damas
Se otea por el Portichuelo la fortaleza de
la Mota, y tras bajar, por el antiguo camino de Granada en su tramo de la
Cuesta del Cambrón, la mejor entrada para el peregrino es la puerta de
Santiago. Curiosamente una puerta poterna bautizada con el nombre del Apóstol,
donde los aires solo conservaron sus muros sustentantes y se llevaron el arco
de la Pescadería. Pero, cercana se encuentran las caballerizas de los abades y
el Bahondillo.
Un primer contacto para subir a la iglesia
abacial y contemplar varias tumbas mozárabes que en la piedra esculpen una
silueta antropomórfica. Las mismas que se encuentran en la necrópolis de Tozar
y en algunos cortijos de Alcalá como en las Peñuelas. Se palpa la huella de la
ruta mozárabe en esta primera etapa. Por doquier las vieras y las conchas
adornan pilastras de arcos y puertas dinteladas Y en el interior del templo,
Santiago preside una capilla del ala del Evangelio, como reproducen las nuevas
tecnologías en un panel.
Publicado
en La Semana del Diario de Jaén 10 de marzo de 2019
SEGUNDA ETAPA DEL CAMINO MOZÁRABE POR JAÉN (II)
La
tercera etapa del camino mozárabe constituye el segundo día del paso del
peregrino por la provincia de Jaén. Pueden recorrerse en una sola jornada los veintitrés Kilómetros que comprenden el
itinerario entre Alcalá la Real y Alcaudete. Tras
visitar el resto de los edificios y rincones de la ciudad fortificada de
la Mota, bajando por la Ciudad Oculta en medio de las leyendas de los hombres
de conquista, las de la Mora Cava y el Cristo de la Piedra, se ofrecen varias
alternativas de itinerario.
La
primera puede iniciarse por el de Barrero, sigue por la Fontanilla y por la Pasada Baena. Dejando atrás el Peñón de los
Espiritistas y las Tres Eras, por el camino empinado de esta fuente
ancestral, se llega al otro Camino Viejo
de Priego y Baena, y se vira en dirección a la zona de los villares (el Bajo y
el Alto y el Villar), subiendo por la
carretera local de la Jurada junto al Punto Limpio, y se pasa por el nuevo
puente de la Pasada Baena, para adentrarse por un camino transversal hacia el
cordel de Guadix-Córdoba.
La segunda, emprende camino en dirección
al Guadalcotón, por el lado oriental de
la ciudad de la Mota, tras dejar la fuente de la Tejuela, obra de Martín de
Bolívar a mediados del siglo XVI,
descendiendo por el camino de
Jaén, para enlazar por la carretera de la Rábita y confluir con el camino de la Corte. Desde luego, la más
natural debió bajar por la calle Real, contemplando la Zubia y el convento de
la Trinidad, las casonas hidalgas y la iglesia de Consolación, y dejando atrás
el marco paisajístico del barrio de San
Marcos y de las Cruces, para llegar al
final del Llanillo, luego proseguir por a la Tejuela y adentrarse por el Camino
Nuevo, bordeando la Huerta de Checa y las Azacayas. Se sigue por el cordel de Córdoba
a Guadix, que no es sino el Camino Nuevo de la Corte hasta llegar a la Cruz de
la bifurcación entre caminos alternativos de la descendida de la Mota.
. Sin embargo, tras haber disipado toda serie de
dudas, el cordel y camino de la Corte se recomienda por responder a una antigua
calzada romana en dirección a otras vías más cardinales que se concretaban a la
Ruta de la Plata. Tras pasar por una concentración de casas de campo destinadas
a segunda vivienda, aperos de ganado, dejando atrás la desparecida casería de
los Urdas, se sigue un camino empedrado con tapias del siglo XVI hasta llegar
al puente romano. Su aspecto de gran
sillería y antepecho para salvar la altura del Guadalcotón, se asemeja al diseño de la fuente del Cañuelo
o la caseta de San Marcos, y se echan de menos los milenarios que hasta los
años noventa del siglo pasado se encontraban en sus inmediaciones. Algunos lo
denominan “el mal llamado puente
romano”, porque fue renovado en tiempos del maestro mayor de obras Martín de
Bolívar (mitad del siglo XVI). La calzada
sube por el paraje de la Mata, un
pago de sembradura cereal transformado en olivar y plantaciones de cerezos y
esparragales.
EL CAMINO MOZÁRABE POR LA
PROVINCIA DE JAÉN (III)
Tras dejar atrás la torre del Atranque (denominada
también de los Ajos, y de Encina Hermosa y confundida con la de
Cañizar Alto y Bajo por estudiosos Valeriano del Castillo), se encamina el
peregrino hacia el castillo calatravo de Alcaudete, y se sigue por el camino
real de la Fuente Amuña, sirviendo de hitos (por lo menos con perspectiva
visual) las torres de Molino del Moro, Caniles, la
Harina, y Torre Blanca.
Sin desviarse mucho de ellas, es digno,
para comprender el mundo de frontera, acercarse a la de la Atranque, musulmana,
cilíndrica y maciza “en su base hasta la altura de cinco metros, donde en esta
segunda sección se abre un vano, que se utiliza para puerta y ventana, que
obliga a la escalada llena de obstáculos. En sus secciones se abriga una sala
de planta cuadrada que se cubre con una bóveda vaída y construida por la
técnica del mampuesto, No ofrece terraza alguna. Y con su visita se puede uno
hacer idea de todas las atalayas oteadas o del recinto del entorno”.
En dirección con el faro del castillo de
Alcaudete, por medio de olivares y algún que un cortijo abandonado el camino se
adentra a la Fuente Amuña, un buen recinto para poder hacer la primera parada
en un recinto remozado y que invita al relajamiento entre el agua y el
arbolado. De allí, se baja al santuario de la Virgen de la Fuensanta, donde se
alberga la patrona de este pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Y, por la calle
central de su parque, en medio de un bosque muy frondoso y con un arbolado muy
cuidado, se alcanza el cruce entre la carretera nacional y la antigua de Jaén,
donde una rotonda canta la tierra andaluza con su cerámica de colores
verdiblancos. Desde allí una pendiente calle acerca al peregrino al convento
del Carmen, a la plaza del Ayuntamiento, al entorno de la iglesia de la iglesia
de Santa María y a su castillo. Es un ejemplo de reconstrucción y de una puesta
de valor de un recinto histórico, bastión de la frontera de Fernando III,
encomienda calatrava y dominio de los señores
, que llegaron a ostentar el condado de
Alcaudete. Si queda tiempo y ganas, la iglesia de San Pedro y la visita de sus
fábricas de dulces y productos hortofrutícolas se hace obligatorios por la
calidad de su mercado.
Alcaudete es una muestra singular de los
pueblos del Sur, entre montañas y llanura, entre huertas y cerros, entre olivar
y tierra de hortalizas, entre leyendas e historias de buenos caballeros. Nudo
de comunicaciones y tierra de progreso. Parada de viajeros y asentamiento de
conquistadores. Musulmana y cristiana. Ahillos y Orbe. Salado, Víboras y San
Juan. Caminos de hierro y sendas de tierra. Mata y Doña Jimena.
Ciudad de patrimonio histórico y de miras de progreso. Al Qabdaq,
y Municipio Fravasoson y Alcaudete.
Desde allí, entre olivares, dejando a
las espaldas la fuente Zayde,los cerros del entorno y sus huertas, el trazado
de la nacional 432 marca el itinerario en dirección a Córdoba, el camino se
convierte en un Guadiana que a veces ha sufrido la roturación forzada y tan
sólo permite contemplar las ruinas de los cortijos de las Tejeras (la Alta y la
Baja). Hay que ir con ojo avizor pues es fácil perder la ruta hasta cruzar un
pequeño arroyo por un camino perpendicular al anterior y llegar, tras un
pequeño ascenso, y su correspondiente bajada topar con los ríos Salado y San
Juan. Entre la carretera nacional, algún que otro cortijo y naves industriales
se alcanza la Laguna del Salobral, no siempre con agua en su totalidad, se
bordea y se continua el camino en dirección a Baena tras pasar la ruta Verde,
un antiguo camino férreo. Pero, ya se encuentra el peregrino en Baena. Esto es
otra historia, en este caso de las rutas cordobesas.
Publicado en La Semana
de Jaén 13 de octubre de 2019
EN LA SIERRA SUR
Enumerar todos los pueblos y descubrir
su encanto especial es fruto de varios artículos. Siempre suele figurar
un pueblo de referencia, pero, a veces, el embrujo, primicias y las
novedades de ese entorno singular no se hallan en el sitio más popular o
conocido. Es posible que la ruta del Califato, la mozárabe o del
Olivo sea la más diseñada y concurrida. Pero adentrarse por los cerros
de esta Sierra abre nuevas rutas y nuevos senderos que todavía no
se han explotado, o al menos no se han divulgado de acuerdo con el impacto
novedoso que pueda ocasionar al visitante. Sirva de ejemplo la ruta de la
santería de estos pueblos de la Sierra Sur de Jaén. Es una gozada
recorrer Cerezo Gordo, los altos de la Joya del Saolgral, o los Chopos y
encontrarse un lugar alejado del mundanal ruido. En pleno contacto con la
naturaleza y en los aledaños de la conquista del hombre de un espacio que
limita entre el cielo y la tierras.
Y entre los pueblos de la Sierra Sur,
Frailes es ya un referente de encuentro que supera el localismo y
se universaliza en muchos campos de la cultura. Quiere volver al tiempo
de su balneario donde acudían muchas personas de la burguesía andaluza a
disfrutar de aquellas aguas y de un rincón singular entre la roca y el
agua, entre el encinar y el olivo. Un lugar prendado de leyendas que se
remontan a los monfíes, los caballeros de la sierra, y a los maquis. No es un
esfuerzo banal ni un intento de pocos años, hay una nómina de embajadores y
anfitriones que supieron apostar por la cultura y el encuentro artístico.
Tuvieron como padrino universal a
Michael Jacobs que fue un Gerard Brenan de las Sierra del Sur. Se alojó entre
aquellos vecinos, compartió con la gente del pueblo lo cotidiano y los
acontecimientos colectivos. Lo mismo se disfrazaba con e ellos de
apóstol que atraía a sus cursillistas de la Universidad de Londres a
aquellos parajes para compartir las vivencias de los pueblos andaluces.
No hay un escritor que mejor haya podido describir a este pueblo, sus
costumbres, su intrahistoria y su convivencia con La fábrica de
la Luz. No hay otra persona que no haya dado una proyección más
universal a este pueblo y con más capacidad de convocatoria en la
intelectualidad. Como el Cid Campeador, su memoria pervive y fue
reconocida por la actual corporación en la Casa de la Cultura y la
Asociación Maelse y la Fundación Inquietar celebra por este año las
V Jornadas Literarias en su memoria.
Se
acompañaba de un buen Ganimedes. El popular Manolo Ruiz El Sereno, su
compañero de alma, que lo adentraba por todos los rincones de la comarca y le
daba el empuje siempre acertado para hacer realidad lo imposible, Desde
la presencia de Sarita Montiel a la de intelectuales, como el poeta y
escritor Manolo Urbano o Juan Eslava pasando por pintores,
fotógrafos o escritores de todas las lenguas. Siempre, con su humor
inglés, lanzaba la frase certera y
reflexiva como lo consiguió para aquellos recuerdos de Etnosur. Y, en
medio de este ambiente, Santiago Campos siempre con su pluma
diáfana para adentrarse en la historia, la gente y el paisaje del Frailes
del siglo XX. Reivindicativo con lo que no puede perderse, y talando lo que se
aparta de las ramas. Su trilogía Frailes. Una visión de su historia,
Ser de Frailes y “El Frailes de M.Jacobs y Manolo el Sereno son
un ejemplo de historia local que puede servir de modelo para
otros lugares.
La
vivencia de la gastronomía casera triunfa en los
establecimientos de Frailes. Si alguien quiere elegir comida campestre. Desde
un buen cocido hasta un choto al ajillo, esta tierra te brinda lo que no puede
ofrecerte las grandes metrópolis. Muchos
La vista de sus bodegas relajan en medio de un paisaje
del mundo Mediterráneo con la atalaya alcalaína del Cascante en las de
Marcelino y el telón de fondo del valle encajonado del rio Velillos, Frailes
por estos contornos.
En el suplemento del Jaén semanal Domingo, 9 de julio de 2017
ENTRE JAÉN Y GRANADA.
La mejor forma de
palpar este paisaje singular es emprender una ruta desde la plaza alcalaína de
Juan Carlos I hacia la Fuente Tudela. Desde allí por el camino que baja al
arroyo de Mures, se sube en dirección a Pateque, dejando atrás las cabezadas de
Mures y se dirige a la carretera municipal de Puerto Blanco. Se pasa por
el muladar de la casilla de Rabiando, donde los fantasmas de carne y hueso
afloraban por las noches en los años del subdesarrollo. Es
un punto neurálgico, porque desde este lugar parte un camino que pasando por el
cortijo de “Pateque”, hasta Puerto Blanco, en sentido diagonal al río
Mures, divide las provincias de Granada y de Jaén, saliéndose del curso del
río, que hasta este punto delimitaba las dos provincias. La casa fue
abandonada por sus propietarios, aludiendo a que se producían fenómenos
paranormales y ocasionaban daños físicos a
sus habitantes.
Se llega
a este punto en la divisoria entre las dos provincias, donde se comprende
perfectamente el cuarto de legua de Trujillos entre el arroyo de Mures y unos
cerros cercanos. Un terreno que se remonta a una historia pasada, de allá por
el siglo XVII, en la que se vio inmerso en varios pleitos a causa de la
recuperación de la villa del Castillo de Locubín por parte del ayuntamiento
alcalaíno. Ocurrió en 1627 con la venta y adquisición de la villa
castillera por el Marqués de los Trujillos, dentro la política real de venta de
terrenos de realengo para hacer frente a las guerras de Flandes. La medida hay
que reconsiderarla desde el punto de vista del nacimiento de nuevas villas
independientes de España y con el fin de recoger fondos para la Corona.
Sin embargo, el caso alcalaíno es diferente al de otras villas que se
independizaron en el resto de España, porque aquí pudieron más las razones de
privilegio otorgadas por reyes anteriores y los intereses de los ganaderos
que se veían privados de unos extensos montes de pasto cuales eran los
comprendidos por la sierra de Valdepeñas, Marroquín y toda la zona que
limitaba con Alcaudete, Martos, y Valdepeñas. De ahí que nada más anunciarse la
venta de la villa se produjo un gran alboroto que puso en pie a todos los
caballeros con el fin de recuperar la villa. Los alcaldes ordinarios y todos
los vecinos protestaron el acto de posesión el día 27 de noviembre de 1627,
iniciándose el pleito para la recuperación. Es verdad que estuvo durante cierto
tiempo en manos del Marqués donde puso un alcalde mayor que regía la ciudad.
Fueron los momentos en los que intervino el regidor alcalaíno, Ruiz de Mendoza
con una serie de maniobras en las que, dentro del marco legal, trató de crear
el ambiente adverso en la villa contra la ciudad de Alcalá, al mismo tiempo que
concertaba con el propio marqués las estipulaciones de la devolución de la
villa. Parece que el rey Felipe IV no recompensó el deseo de vasallaje que los
habitantes del Castillo le proponían en provecho de los privilegios
concedidos a Alcalá. En el trato de 15 de marzo de 1629 Alcalá la
Real tuvo que dar al Rey Felipe IV 14.975.323 maravedíes y al Marqués de
Trujillos el denominado Coto de Bohórquez, un cuarto de legua.
Para mejor comprender
este terreno de litigio, se marcha desde este punto marcado por una alambrada
que marca el lindero entre provincias, pòr donde se adentra por la carretera que dirige a
Puerto Blanco, por entre el barranco y puerto de los Arrieros, hasta subir a
una cota de unos 1060, de nombre Mataduz. Entre olivares, su cima permite
extender la vista hacia las tierras del arroyo y de los molinos de Huéscar
(Frailes), cerro del Batán, Cerrato, en la lontananza la ciudad fortificada de
Mota, y por la parte oriental Cepero, Martina, Burrufete, y Cartuja. Al
bajar y retomar la carretera de Puerto Blanco en dirección a Fuentes Viejas se
emprende un itinerario desviándose por el camino de los Altos de la Parrilla.
Por una descendida, se topa con un paisaje de olivar y casas rurales,
sustitutas de los antiguos chozones, de Puerto Blanco, de las que se cuentan
historias y leyendas de tiempos de hambre hasta visionar dentro de un mirador
situado en medio de un suelo de flora mediterránea la villa de Fuentes Viejas.
Muy cercanos se encuentran los parajes de la Hoya, Puerta Alta y elevados
cerros que recuerdan la partida de Hoya Fría,así como la muerte de Muñoz,
Piñeiro, Cencerro, Salsipuedes, los hermanos Queros, y su grupo por aquellos
parajes, la muerte de Muñoz y Piñeiro. Siguiendo el camino hasta llegar a
Fuentes Viejas se deja atrás las antiguas casas de la expenduría de Tabaco y su
antiguo ayuntamiento, unas casas de teja que se han trasformado en viviendas
remozadas por el mala gusto de los años de la tecnocracia. Es el paraje de
Trujillos, que hasta el siglo XIX mantuvo el Duque de Gor, si bien
anteriormente perteneció a don Antonio Álvarez de Bohórquez y Girón.
Marqués de Trujillos, título Nobiliario creado por Felipe IV, en el año 1,629.
Sus viviendas, pertenecieron a Frailes, Colomera y Montillana. Aunque tuvo
Ayuntamiento independiente, entre 1,967 y 1,968, lo
absorbió el de la Montillana.
Rico en aguas, que
bajan hacia la fuente que le da nombre al lugar, se contempla un lavadero comunal que
introduce a un paraje natural muy singular por su flora de monte mediterráneos
y afloramientos geológicos, donde la roca distingue las capas de milenios de
años sumergidos bajo el mar de Tetis. Su dura piedra, se deja ver por la
carretera de Arroyo de Mures, que invita a explicaciones de cortes geológico de
fondos marinos, y, en ocasiones, algunas cuevas y cortijos como el de las Angosturas
rodeado de un bello paisaje de Tajos e ilustrados por el guía acompañante como
refugio de chozas de la Guerra Civil. Es una ruta actual de peregrinaje hacia
la ermita de la Joya.
También es un circuito de unas dos horas y media
hasta llegar al punto salida, la fuente de los primeros
repobladores, unos vecinos de Tudela, que le dieron nombre a las tierras y a la
fuente, deformada por los lugareños con el nombre de Fuente Jituela.
No es sino un nacimiento de agua que, antes de la construcción de la carretera,
manaba gran cantidad de agua por distintos sitios, muy cercanos unos a
otros. Se vio remozado este sitio, con la construcción de la carretera actual
que data de 1955, cuyo firme afectó al paraje y a un puente, que fue ocultado
casi cuarenta años después con la finalización de la actual carretera
autonómica. Trujillos, como la Rabita, otro punto divisorio de Alcalá Real, en
este caso entre Granada y Jaén.
En
la Semana del diario Jaén, domingo, 15 de septiembre de 2019
LEYENDA DE AMOR PARA EL DÍA DE LOS ENAMORADOS. ABU
YAFAR Y HAFSA
Se
acerca el próximo catorce de febrero, día comercial y dedicado al
amor, una fiesta estandarizada que arrastra a muchas personas y parejas a
viajes, encuentros y regalos. En la provincia de Jaén, los enamoramientos, las
rupturas y los amores utópicos dieron muchas páginas para la literatura
universal. En la Sierra Sur, cercana a la frontera con el reino de Granada,
Juan Ruiz de Cisneros convoca estos últimos años a un congreso dedicado al
Arcipreste de Hita. No es el único poeta que, en estos tiempos fronterizos,
cantó el amor. En tiempos andalusíes, Abu Yafar entabló un relato de amor vital
con la poetisa granadina Hafsa. Y lo trasladó en sus versos desde su entorno en
el castillo alcalaíno hasta su muerte en tierras de Málaga, pasando por el
enamoramiento con la poetisa granadina. Abu Yafar nació probablemente el año 1126 d.C. en el castillo de la Mota,
donde su padre, Abd al Malik ben Said, gobernaba y residía en
aquella fortaleza. Fue educado en un ambiente refinado y educado,
pues pertenecía a una saga de ilustres literatos, establecidos en su reducto
cultural de Qalat Banu Saîd, donde su padre ejercía como un auténtico protector
de la cultura, al mismo tiempo que era un magnífico guerrero y letrado. Fue
nombrado visir del castillo alcalaíno por su padre, que se sentía agobiado por
las continuas luchas con los nuevos invasores almorávides. Sin embargo, tras
normalizar la situación, cansado del trabajo burocrático, pidió que lo
relevaran de su cargo y se entregó a la poesía. Pronto se trasladó a Granada,
pues no se sentía atraído por la ambición de poder administrar aquella
fortaleza, sino más bien por los goces de la poesía y del ambiente literario de
la ciudad de la Alhambra. Célebres son aquellos versos que manifiestan esta
situación vital: Déjame que renuncie a todo aquello. /Yo sólo quiero
vivir, /escribir poemas, /no quiero glorias ni prestigio.
Con la llegada
de los almohades, debió sufrir
las tristes circunstancias del apresamiento de su padre aliado con el
almorávide Yahya ben Ganiya, gobernador de Valencia y Murcia. En la
corte granadina, conoció a la poetisa Hafsa bint al -Hayy al
Rakuniyya, de la que se enamoró intensamente. Aunque Abu
Yafar remontaba sus orígenes en Amnar ben Yasir, compañero del profeta
Mahoma en las batallas de su tiempo, ello no fue obstáculo para emprender
estos amores con esta rica y acomodada musulmana, de origen bereber y
entroncada con los almorávides. El poeta y la poetisa compartieron e
intercambiaron versos y poemas en medio de unas escenas y vivencias de la
máxima pasión amorosa. Una común vida amorosa y literaria se mantuvo
inmutable hasta que fue interrumpida con la llegada de Abu Said, nuevo
gobernador almohade a Granada, que, al principio, encarceló a su padre por
haberse opuesto a su gobierno.
Al principio, en Granada disfrutó del ambiente literario de su época
compartiendo las tertulias poéticas con el poeta granadino al-Kutandi,
el valenciano Ibn Yubnar, el cordobés al-Marawi y, ocasionalmente,
con el sevillano al-Lissi. Los lugares de aquellos encuentros eran su casa
rodeada de bellos jardines y alamedas junto al río Genil, los atrios de las
casas de personajes famosos de la aristocracia granadina y los baños públicos.
A veces, frecuentaba otros pueblos y otros poetas como Ibn Nizar en Guadix.
En un ambiente pletórico de felicidad, donde el naranjo y limonero rodeaban
el agua de las albercas y los pájaros, principalmente la tórtola, cantaban al
par de los poetas, entonaba bellos poemas de amor, y otros temas dedicados a
todos los elementos que recreaban aquel paraíso, donde caían vencidos por el
vino, la música, el mirto y el canto poético.
Gracias a sus gestiones, logró librar a su padre de la cárcel, incluso, fue
nombrado secretario del gobernador. Sin embargo, nunca olvidó aquella medida
que había mancillado su linaje. Pero, pronto, sintió traicionado por los amores
furtivos entre su amada Hafsa y el nuevo gobernador. De ahí que pronto renunció
a aquel cargo administrativo. A pesar de todos los intentos del gobernador para
mantenerlo entre sus protegidos y reconocerle todos los favores anteriores, el
poeta no podía afrontar los continuos coqueteos de la poetisa con el
nuevo jefe de la corte granadina. Por otra parte, la poetisa no sólo consiguió
atraerse al gobernador sino que lo enroló en aquel ambiente literario,
convirtiéndole en un hombre amante de las letras y de las artes. Esta misma
quiso darle muestras de su agradecimiento por haberle librado de Ibn
Mardani, rey de Murcia, que había ocupado el gobierno de Granada durante la
ausencia de Abu Said. Por eso, le sirvió como pretexto los coqueteos
de Abu Yafar con una esclava negra para romper con los amores anteriores con el
poeta alcalaíno.
Abu Yasar no soportó esta encrucijada y se movió en un furibundo odio hacia
el gobernador, al que satirizaba con sus poemas. Al ser
destituido del cargo, trató de vengarse y se alió con su hermano Abd-al Rhaman,
su primo Hatim ben Hatim y el gobernador de Murcia. Alertado el gobernador
granadino ante el futuro incierto que suponía el enclave
independiente de aquella fortaleza gobernada por la familia de los Banu Said,
lo persiguió cuando se dirigía a Qalat Banu Said. En el
trayecto, fue alertado por unos espías que le aconsejaron que se dirigiera
hacia Málaga, donde tendría protección de Ibn Mardani. Oculto durante cierto
tiempo en esta ciudad, al final fue descubierto. En la prisión recibió las
muestras de compasión de al-Hussayn ben Duwaina y el arrepentimiento de su
antigua amante Hafsa que de nuevo le reiteraba su amor por medio de varias
epístolas. A los treinta años, un día de abril de 1163 fue
ejecutado por orden de Abu Said siendo crucificado para que sirviera
de escarmiento de
En diario Jaén, La Semana. Domingo, 11 de febrero de 2018
EN LA SEMANA DE JAÉN, LOS CAMINOS DE HUESCAR
A veces, las denominaciones de las palabras ofrecen cierta dificultad para
reconocer parajes que cambiaron su nombre a lo largo de la historia. Este el
caso de la palabra Guéscar, que dio lugar a Huéscar, y siempre se relacionó con
tierras granadinas. Nadie duda de la relevancia histórica de esta ciudad en
tiempos anteriores por el comercio de la lana, donde
acudían los mercaderes italianos antes de exportarla a países extranjeros
para lavar todos los cargamentos que habían negociado en otras tierras de los
pueblos andaluces. Lo que nadie se esperaba consistía en que las tierras
linderas de la Sierra Sur se denominaran como la población norteña de
alcalaína. Por eso no nos extraña que el célebre romance fronterizo de Caballeros
de Alcalá, peones de Colomera, se desarrollara por este paraje y fuera
citado con este nombre de Huéscar, el que abunda en muchos documentos del siglo
XVI a la hora de establecer contratos de tierras, hazas, molinos y huertas
entre vecinos. Era frecuente que incluso este término se rectificara por los
filólogos y los convirtieran con el parecido de la provincia onubense. Así
interpretaban esta estrofa: Caballeros
de Moclín, /peones de Colomera, /entrado había en acuerdo, en su aconsejada
negra, /a los campos de Alcalá/donde irían a hacer presa. /Allá la van a hacer,
/a esos molinos de Huelva. Y nadie se explicaban cómo podía
resolver la distancia estos caballeros de otros tiempos medievales.
Recientemente se ha revitalizado esta zona, pues un nuevo
sendero invita a acudir a la fuente de Huéscar y a este entorno molinero, que
se extiende desde la Ribera Baja al cerro de la Jineta. Desde la ciudad de la
Mota, se accede a esta zona por la calle Utrilla, un antiguo camino que se
conocía por este topónimo arabista. Por el paraje natural de
los Llanos, seguía este camino de los molinos de Huéscar, y conducía a los
arrieros con una reata de mulos, asnos y acémilas que transportaban el trigo
hacia los molinos del río de las Riberas y lo devolvían hecho harina por el
mismo itinerario. Pasaba por la parte alta de la Fuente Rey, cerca de la
Fuensomera, (actual urbanización de segunda vivienda de la Fuente Rey), y la
cueva argárica y manantial, siguiendo por el haza de las viñas,
Humilladero, calles de la Escuela, Nuestra Abuela Santa Ana y por la calle del
Arroyillo, se baja en la actualidad hacia el cortijo de la
Cuesta. Se otea el polígono de los Llanos de Mazuelos (las naves industriales
proliferza) , tierras del Salograr, y el lugar histórico de la escaramuza de
la Cabeza del Molino y Cerro Colorado. Pues esta tuvo lugar el 5 de marzo de 1938, donde, tras el primer
avance de aviación, se llevó el ataque de tropas de Queipo, a las trincheras y
puesto de vigilancia republicanos de la Cabeza Molino y Cerro Colorado, junto
con su reacción de fallido contrataque, y ocupación de la cota por las tropas
de Franco
Para llegar a Huéscar, se avanza por una cuesta
y vaguada de las faldas y laderas de estos cerros dejando, a la parte
izquierda, las tierras de Villarreal y, en la parte trasera, la Media Naranja
hasta alcanzar la Ribera Baja, por el molino de Abajo y las antiguas tierras de
Huéscar que recuerdan a esta zona molinera. Si se desciende por la carretera se
llega a la fuente, donde el romance aparece sobre una lápida y se conserva
parte de fuente y lavadero. Si se toma la ruta del camino junto al río Frailes,
Velillos y Huéscar o Riberas, tras pasar un puente, se sube a las Casas Nuevas,
y, al bajar, se llega a La Tahona, en medio de una tierra de concesiones del
rey a los conquistadores Cabrera, Aranda, Palomino, Cerrato y Ramos. En la
Tahona, suele recibir muy amablemente Paco Madrigal, y puede satisfacer con
venta de dulces y pan artesanales. A su derredor molinero, los restos del caz,
el cubo y los arcos de salida, recuerdan que aquella tierra era de canciones de
molineros como. Que vengo de moler, moler, /de los molinos de enfrente,
y hablo con la molinera, /y su marido lo consiente. O los de las
riberas junto al cortijo Cerrato. Que vengo de moler, moler/ de
los molinos de abajo, /y hablo con la molinera, no me cobra los trabajos. O
los de la zona de Frailes y los del Cubo, Cabrera y cortijo de la
Encarnación. Que vengo de moler, moler, de los molinos de
arriba, /y hablo con la molinera, y no me cobra las maquilas.
Pero, sobre todo, en estas tierras
resuenan los versos del romance antes comentado, por ser un lugar muy propicio
a venganza entre vecinos. No nos extraña que se cantara: Derrocaban los molinos, /derramaban
la cibera, /prendían lo molineros, /cuantos hay en la ribera. /Ahí
les hablara un viejo/que era discreto en la guerra.
En diario Jaén,
La Semana. Domingo, 8 de
septiembre de 2019
LOS
PLAYEROS
Si se acercara una
persona a preguntar sobre el término playero, de seguro que lo relacionaba con
el mar, en concreto con las playas mediterráneas; a lo más que le vendría a la
mente el vocablo de playera, referido a un tipo de calzado relacionado con la
etapa estival para pasear por las arenas. Sin embargo, esta palabra se remonta
al túnel del tiempo, y son muchas ciudades que hicieron uso de ella en su
lenguaje comercial. En Alcalá la Real
siempre ha llamado la atención el camino de los Playeros, citados por los
libros de Veredas. Camino que recorría la parte oriental del municipio
alcalaíno, y, adentrándose por el camino que conducía a Vélez Málaga y
las costas malagueñas, servía también de marca de deslinde con las tierras
granadinas de la ciudad de Granada, Montefrío y del marquesado de Priego.
Incluso conectaba con otras vías hacia el norte en dirección con los pueblos
del centro Jaén y de la Mancha. También
es de sobra conocida la actividad de los playeros, que respondía al sector
terciario, y solía estar copada por arrieros, moriscos, judeoconverso y comerciantes de este pueblo que ampliaron sus
labores de la agricultura tras la conquista de Granada y su conversión al
cristianismo abriéndose horizontes hacia las rutas mercantiles.
No es de extrañar que
esta ruta de playeros fuera exclusiva de nuestras tierras, sino que Amalia
García Pedraza en su libro Actitudes ante la muerte en la Granada del
siglo XVI, cita en concreto el testamento de algunos moriscos que ejercían
de playeros (Sebastián Oraybit, Alonso Cartit y Álvaro Xaquiz).
Eran personajes que ubicados en el barrio del Albaicín, parroquias
de Santa Isabel y san Luís, y se dedicaban a los intercambios
comerciales entre Granada y la costa de Granada y otros pueblos malagueños y
granadinos, como Motril, Salobreña, Almuñécar, Vélez, Torre del Mar, la
propia capital y Torrox, trasladando el pescado fresco y seco, y
otros productos como la caña de azúcar a través del Valle del Lecrín.
En el caso de la
ciudad de la Mota, era notoria la presencia de estos playeros a través de la
ruta comentada, e intercambiaban el pescado de la Costa malagueña con otros
productos alcalaínos. Pero no era este el único trato, sino que es interesante
comentar la presencia de los playeros y su procedencia. Por un documento del
escribano Luís de Pareja, en 24 de noviembre de 1550, se encuentra un
poder para la venta de esclavos que nos ilustra de otro tipo de comercio
diferente al pescado por parte los playeros. Se trata de la venta de un esclavo
indio. Y desvela el entorno de los
playeros, ya que no era necesario que procedieran de la costa. En concreto el
que porta el poder del contrato de compraventa y el playero procedían de
Antequera, el primero era Francisco Maldonado; el playero el antequerano Pedro
Díaz. El comprador era el cordonero alcalaíno Alonso del Salto. El objeto
del contrato de compraventa era " de nombre Jorge , esclavo de Pedro Díaz,
de nación india, de color loro, de edad de veinte y cinco años poco más o
menos, herrado con unas letras que dicen Antequera, de guerra, feo de rostro,
mediano de cuerpo". Lo vendía por cautivo sujeto a servidumbre habido de buena
guerra y no de paz, e lo aseguro de deuda vieja, e nueva, e os lo doy con todas
las tachas buenas e malas que tiene" al precio
de 9.735 maravedíes.
En diario Jaén,
La Semana. Domingo, 5 de julio de
2019.
ENTRE CUEVA LA YEDRA Y
EL CORTIJO DE LA ZARZUELA
Hace unos años hubo intento de declarar
parque natural las sierras del entorno de Valdepeñas, Alcalá, y Castillo de Locubín. Quedó en un
vano intento. Pero son muchos los parajes y recintos que coadyuvarían a
este reconocimiento oficial para disfrute humano y conservación de su
naturaleza. Lo ratifican desde la Pandera a la Sierra del Trigo, del Paredón
a las Chorreras, desde el entorno de Chircales a la Martina, del Ahilllo a
la Martina. del río Víboras al nacimiento del río San Juan.
Y emprendemos la ruta carretera de
Cerezo Gordo arriba hasta adentrarnos por el camino que
nos conduce a Cueva de la Yedra. Pasamos entre asfalto y rocas
milenarias que nos descubren los movimientos telúricos del mar de
Tetis en sus diversas capas. Mientras, nos refrescamos con
las alamedas de los arroyuelos de Cueva la Yedra y del Salteadero, ciclistas
y otras senderistas nos cruzamos en nuestra ruta. Al ascender por un
camino de tierra y roca, en medio de una zona de encinar, pasto, y algún que
otro fresno y quejigo, se deja entrever terrenos de roturación y desmonte de
montes de siglos pasados, donde se albergaban varios cortijos abandonados,
pastos de antiguas hazas de trigo y rompizos de olivar.
Llegamos a una era,
desde se nos extendía un paisaje que se cerraba con la Sierra del Paredón y sus
molinos de viento de modo que se mezclaba entre diversas tonalidades de verde
los cerros, los valles, barrancales, alamedas, encinares y pastizales. Un canto
a la técnica se presenta ante la vista de una maquina trilladora de mediados
del siglo XX. Parece como si hubiera detenido el tiempo de los primeros años de
la mecanización de las mieses. Entre los encinares, se multiplican
pequeños arroyos y la fuente del Fresno alumbra su parto con un hilo de agua.
Espera y reencuentro en torno al primer lugar con vivienda humana y un cerbero
de guardián, para contemplar los rebaños y sentir el balido de las ovejas y de
algunas cabras entre alambradas. Cueva la Yedra es un cortijo
que solo recuerda en algunos lienzos de sus paredes la arquitectura rural de
muros anchos y pequeñas rendijas de vanos. Un lagarto nos sobresalta, y un
compañero libera a una cabra de las redes de las vallas de alambre ante
la mirada torva de un guarda canino. Y bajamos hasta el Salteadero, un
hermoso rincón entre agua de barrancal,
casas de los años cuarenta, olor a oveja y ladrido de perros. Nos refrescamos
con el agua de la casería de Pepe Romero, que venía de la fuente del Saltadero,
pequeño aperitivo y simulamos una comida campestre entre la noguera y los
encinares. Un lugar de ditirambo bucólico: Pues yo te cogeré manzanas
bellas, /cubiertas de su flor y las queridas/castañas de Amarilis, y con ellas/
ciruelas que merecen ser cogidas. /Tu, mirto, y tú, laurel, iréis sobre ellas,
/ que juntos oléis bien.
Por
una pequeña cuesta subimos abriendo puerta de apriscos de ganado, piando rocas
estratificadas, piedra de canto, encinares y más encinares, algún pequeño
prado, como la era de la Peregrina, y dejando atrás cortijos abandonados, hasta
acercarnos a un cortijo
que
olía a cerdo y cochino jabalí; al fondo el cortijo de Fuente Sánchez y el de
Matasuegras, donde se rumorea con el sonido de las aguas la tragedia lorquiana.
Viramos la cuesta y nos dirigimos a la Zarzuela, por un camino llano, pero de
impresionante vistas, desde donde contemplamos los apriscos ovinos y caprinos.
Saltamos y hacemos saltar al perro de Ion los pasos de hierro estriado que
impiden la salida de ganados.
Cristina
y su familia nos guían hasta llegar a la roca chimenea y divisamos la Zarzuela
y la Nava, buen rincón con otra era de piedra seca de mampuesto, y nos saludan
los molinitos de viento con su brisa en nuestros cuerpos que nos refresca este
día caluroso y amenazado por los buitres que nos han dejado que cuelgue una
pluma sobre mi sombrero. Busca el ganado agora lo sombrío, / y por las
cambroneras espinosas, /metidos los lagartos buscan el frío, / y Téstlilis
comidas provechosas compone, / a los que abrasa el seco estío, /con ajos y con
yerbas sabrosas/; conmigo por seguirte, solamente, / resuena la cigarra el
sol ardiente/. En la Era del cortijo de Reguelos, bajo el de la Nava,
nos montamos y nos dirigimos a la Joya del Salograr. Junto la ermita, en la
casa de la hermandad comemos. Buena ruta del Parque Natural de la Sierra Sur,
puro paisaje mediterráneo.
Domingo, 26 de enero de 2019
LOS MESONES DE ALCALÁ
No
es raro que en los pueblos de España se conserven calles o barrios con el
nombre de Mesones. Por citar un ejemplo cercana a Alcalá la Real se halla la
calle del mismo nombre en Granada. En la ciudad de la Mota, también se
encontraba abriendo el arrabal nuevo de la ciudad que bajaba desde la
Mota a partir del siglo XVI, entre el monasterio de la Santísima Trinidad y las
Entrepuertas, y con parte lindera de la calle Real y la de los Lagares. Se
llegaron a distinguir los Mesones Altos y Bajos.
Los
mesones existieron en tiempos de frontera tras la toma de la ciudad por
Alfonso XI y debieron sustituir a las posadas y hostales musulmanes, pero
adquieren mayor desarrollo desde el reinado anterior hasta los Reyes Católicos,
pues se citan varios entre ellos el Mesón del Rey por el arrabal de San
Sebastián. Debieron repartirse estos edificios a los conquistadores y solían
arrendarlos a personas para ejercer mesoneros. Hay familias como los Colomo o
los Aranda que poseían mesones. Ante el escribano Luís de Pareja en uno
de enero de 1550, es muy interesante este arrendamiento de casa-mesón entre
Francisco de Quesada, en nombre de su padre Juan de Quesada, vecino de
Alcaudete y el alcalaíno Sebastián Marfil durante cuatro años, a razón de cinco
ducados y 1.250 maravedíes anuales. Esta serie de datos y conclusiones se sacan
de este documento:
-Este mesón se encontraba ubicado en la
calle de los Mesones, lindero con las casas de Alonso Carrillo, el mesón de
Pedro Fernández de Aranda, lo que manifiesta que este espacio urbano compartía
la zona residencial de viviendas familiares y edificios de función de
servicios, como los mesones.
-La vivienda y servicios eran
compartidos por estas viviendas denominadas casas- mesones, de ahí que el
arrendador se reservara todo lo que quedaba encima de la escalera, que
estaba a mano derecha, con el nombre de aposento.
-También una parte de cuadra para su
bestia con la correspondiente entrada libre de ataduras y sin pagar cantidad
alguna se la reservaba para mantener el servicio que todavía reservaba el
arrendador. Y pone de manifiesto que existía una caballeriza, donde se le
dejaba reservada esta cuadra, como era frecuente en estos mesones, alojamiento
de los animales y para las personas.
-Se cita que existían palacios del
mesón con sus correspondientes llaves, excepto dos que no tenían llaves.
Curiosamente este término nos refleja la estructura de las casas-mesones con la
típica distribución a la manera toledana, donde a través de una puerta
principal y un portal, generalmente lateral se accedía a un patio y
en sus laterales existían los palacios unas estructuras que se abrían con
varios vanos, puerta y ventana. Parece que había más puertas de acceso que la
principal, porque destaca esta para el acceso a las caballerizas.
-El arrendador, al final del
arrendamiento, debía dejar limpias las caballerizas, y, las puertas con
sus llaves, como las recibía, lo mismo que las ropas y aderezos de los
muebles de la cama. Durante el arrendamiento debía cumplir todas las cláusulas
de pagos, renta y mantenimiento de las ropas, que no podía sacar.
A partir de mediados
del siglo XVI, se abrieron nuevos mesones en la Tejuela y Llanillo,
aprovechando los caminos y nuevas vías a Granada, Jaén y Córdoba. El último
paso, fueron los mesones de la zona de los Álamos.
En
diario Jaén, La
Semana. Domingo, 7 de julio de 2019
CAMINOS DE PASIÓN
Caminos de Pasión es una ruta y una marca
turística que pretende divulgar la Semana Santa de Andalucía, acompañada de
otras actividades culturales y patrimoniales de esta tierra. Cada año se
proponen objetivos que comenzaron desde la difusión del
Entre
sus publicaciones recientemente ha editado La
Semana Santa en Caminos de Pasión, una obra de los profesores
universitarios y expertos en Antropología Salvador Rodríguez Becerra y
Salvador Hernández González, dos investigadores sevillanos que recibieron el
encargo de redactar la Semana Santa como una guía histórica, artística y
antropológica.
Se
centra en las manifestaciones religiosas de las ciudades medias de Andalucía
(Alcalá la Real, Baena, Cabra, Carmona, Écija, Lucena, Osuna, Priego de
Córdoba, Puente Genil y Utrera). Tras el prólogo del presidente de esta
asociación turística, el lucentino Juan Pérez Guerrero, y otros dos prólogos de
los autores, el profesor sevillano Quiles García destaca la labor
de Caminos de Pasión y de sus autores "por conjuntar la actividad de
profesionales en dos disciplinas más implicadas en el conocimiento de esta
manifestación del patrimonio cultural, la antropología cultural y la historia(
y del arte)".Estos mismos prologan aludiendo a la importancia
del mundo cofrade, su metodología para encarar el trabajo y su enfoque a lo
largo del libro.
El Primer capítulo La Semana Santa
en Las Ciudades Medias de Andalucía se abre con un sayón portando el
signum passionis de taladro y martillo y, al fondo, la tropa con su capitán,
los reos y la imagen de Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo de
Alcalá la Real. Descubre la singularidad de los distintos centros
urbanos y población de eta agrupación intermunicipal, la procesión, principales
devociones, en concreto se centra el Nazareno, y el marianismo.
El
siguiente capítulo recorre la Historia de la Semana Santa desde los
orígenes hasta el convulso siglo XX pasando por la Ilustración y los demás
siglos de las Edades Moderna y Contemporánea. Analiza antropológica y
sociológicamente las hermandades y cofradías, la relación entre las hermandades
y los eclesiásticos, el clero secular, y el regular, y la rivalidad entre
hermandades como constante histórica. Al desarrollar la tipología de las
hermandades y cofradías se centra en el modo general o sevillano, el modo
malagueño, el modo sur cordobés, y en otras tipologías, hermandades de la
Veracruz, Nazareno, Soledad y Santo Entierro, Silencio, Estudiantes, Gitanos,
Servitas y otras formas de asociación como las cuadrillas. No se olvida en las
relaciones entre hermandades, federaciones, confraternidades, encuentros,
convivencias y congresos. En el apartado de las características
socioculturales, insiste en las vivencias de la Semana Santa, el discurso
evangélico y las procesiones, la música y costaleros.
En el apartado séptimo, recoge los
siguientes ritos de los quinarios, novenas, septenarios, instrumentos
rituales, el santo Entierro Magno, Vía Crucis, la participación de los
Niños en la Semana Santa, la Semana Santa infantil, y un elenco de
actividades caritativas, sociales y culturales que surgen en el entorno
cofrade. Tras comentar la red de espacios de Interpretación, donde explica el
centro alcalaíno de la hermandad del Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna,
recoge una amplia bibliografía y webgrafía semanasantera.
A lo largo de cincuenta páginas,
desarrolla un estudio profundo y pormenorizado de hermandades y actos de la
Semana Santa de estas ciudades medias. Por lo que se refiere a Alcalá la Real,
que puede servir de modelo del reto de las poblaciones, la imagen de la
figura de Jesús Nazareno prologa este capítulo, que inicia los capítulos del
resto de la Semana Mayor y hermandades de las ciudades medias. Tras unas
generalidades sobre ciudad de la Mota, analiza la singularidad de la historia
de la Semana Santa alcalaína a lo largo de los siglos, para pasar a las
características socioculturales con su calendario festivo, modo de procesional,
acompañamiento musical, indumentaria, y las sedes canónicas y privadas. Hace un
recorrido por los itinerarios procesionales de las hermandades alcalaínas y
resalta como originalidad los Pasos Vivientes con el título de la
teatralización de la Pasión, comentando los pasos vivientes actuales desde el
Prendimiento a Longinos. Los pasos escultóricos son analizados desde el
punto de vista de su evolución artística, abarcando desde los desparecidos
como los Planetas hasta las últimas incorporaciones. En un apartado
especial analiza cada una de las hermandades desde la Borriquilla hasta el
Resucitado, pasando por Oración del Huerto, Humildad, Apóstoles y
Discípulos de Jesús, Ecce-Homo y Jesús en la Columna, Dulce Nombre de Jesús,
Gallardete de Jesús, Santo Cristo de la Salud Nuestra Señora de las Angustias,
Santo Entierro, y Soledad, desgranando su historia, patrimonio, sus
peculiaridades y novedades con respecto a su singularidad
cofrade y acompañadas de una imagen significativa del paso. Finaliza con
una amplia bibliografía de la Semana Santa Alcalaína y Webgrafía para consulta
de los lectores.
Es grato agradecer y valorar en grado sumo
la publicación de esta obra por su transversalidad, contemporaneidad, estudio
profundo a pie de obra y no libresco, su universalidad, su rigor, su
sentido crítico, su carácter enciclopédico y antropológico, su
análisis serio y su discernimiento veraz que la convierte en obra
universal de la Semana Santa andaluza. Una obra de la que los autores deben
sentirse orgullosos de haber colaborado poniendo su grano de arena en analizar
y profundizar el fenómeno semanasantero de manera que damos fe de su buen hacer
y presencia en el mundo estudiado.
En diario Jaén, La
Semana, 20 de enero de 2010.
ENTRE
TRES PROVINCIAS.
Junto a esta cruz tan
emblemática se bifurcan los caminos a unos parajes misteriosos y de
significativo valor geológico, la aldea de Venta Valero y el poblado de las
Peñas Majalcorón. Pasar por el primer lugar es comprobar los vestigios de una
zona volcánica con pequeños hundideros de cráteres apagados y piedras redondas,
fruto de la erosión, y negras por el primer contacto de la lava con la
atmósfera. Es un paisaje que relaja y te evade del cansancio preventivo que te
predispone a quedarte en casa. Entre cortijos y casas de campo abandonados, se
extienden las sementeras, el olivar y algún que otro encinar. Es un lugar donde
vivió la familia el expresidente de Bolivia Carlos Mesa.
Junto a la Cruz, otro camino te dirige a Lojilla,
tierras de Montefrío, donde todavía se mantiene una tradición de esta zona
fronteriza. La cuentan los vecinos de estos predios rurales, y en la aldea
granadina la reviven y recuerdan los sacristanes de su ermita. Una tradición
similar a los toros de caña de la campiña jiennense, que, con muy poca fortuna,
aquí la denominaban con el apelativo de Los Tontos. Por la parte del cortijo de
la encrucijada, las eras del laboreo y de las fiestas de mayo se transformaron
hace tiempo en aparcamiento de tractores y de remolques de la aceituna, donde
se celebraban las fiestas de la Cruz, de modo que ya a no queda rastro alguno
de estos aguilanderos de antaño. Curiosamente, los paisanos de Lojilla y de
este cortijo jiennense se vestían con los mismos atuendos: grandes sombreros y
mantos llenos de caracoles, campanillas, cintas y cañas, mientras pedían el
aguinaldo a los vecinos y espantaban a los caballos que montaban los labradores
de los cortijos, que los obsequiaban con buenas viandas para rifarlas. En
tierras granadinas, cambiaron de santo y festividad, en lugar de Navidad y mayo
la celebran el día San Sebastián, por el 20 de enero, fiesta local que
introdujo el cura de la aldea. Estas fiestas ostentan menos esplendor que en
años anteriores, y son, más bien. motivo de exhibición turística.
Desde allí, un tercer camino te conduce por una
imperceptible, pero empinada cuesta, a las tierras de las Peñas de Majalacorón,
un paraje que rememora a tiempos de las viviendas de los ámbitos rurales e las
primeras roturaciones, bajo un tajo que la encubre y protege a los vecinos como
una atalaya de frontera. Este Majlacorón, nombre de origen musulmán, traducido
como prado de los cuernos, dio nombre a aquellas tierras, donde el emir
almorávide Tashin ben Allí sufrió la chanza del acemilero de su escolta. Pues
según cuenta Ibn Jatib, al referirle que todos aquellos carneros con sus
cuernos le pertenecían, le respondió alegándole que era de su dominio y el de
su padre todas sus cornamentas. Y desde la altura y los
pies de sus peñas erosionadas, la vista se dirige a los montes de la frontera
desde el Camello hasta la Parapanda pasando por la Cruz de Matute; luego llega
a los cortijos de los Llanos Altos. De allí a los Llanos Bajos,
donde entre nuevos campos de espárragos, humedales y sementeras de cereales se
adentran los antiguos cortijos de Fuente de la Piedra y del Sapillo dejando
atrás el Alamoso. Por un camino de divisoria de términos se llega la Venta de
los Agramaderos, una antigua parada en el camino de Montefrío a Alcalá la Real,
una aldea envuelta en el encanto del pasadizo legendario que abocaba en la
Cañada de Ámbar, cuyo nombre se dirime entre Bramaderos y Agramaderos, entre
lugar de poste o de bramar caballo, y de venta de los productores la grama del
cáñamo. Al acercar la mirada a la divisoria y camino de los Playeros,
se pasa por la Fuente de la Piedra, Villa Romana y Mojón de las Tres Provincias
(Jaén, Córdoba y Granada) hasta terminar en el
En
diario Jaén, La
Semana., 28 de Enero de 2018.
LA
FUENTE DE LA SACEDILLA, UN SÍMBOLO DE CONVIVENCIA.
Esta fuente es encuentro singular de una
antigua línea de frontera, que pasó a deslindar, en tiempos de la conquista
cristiana, dos reinos convertidos en provincias (Córdoba y Jaén) y
tres partidos municipales (Alcalá la Real, Priego de Córdoba y Alcaudete). Como
era frecuente, este sitio fue apto para el abrevadero de los ganados que
pastaban en su entorno, sin olvidar su monte cercano que ofrecía leña
para las viviendas y para los aperos del campo, solar para actividades
lúdicas de caza y rincón de paso entre pueblos y personas.
Fue
lugar centenario de perennes litigios entre ganaderos, entrada de
impostores de antaño, plataforma de dirimir pleitos y conflicto de intereses
entre pueblos... Muchas disputas, entre vecinos de Alcaudete y Alcalá, entre
los vasallos de los señores Fernández de Córdoba y los vecinos del
corregimiento alcalaíno....Pero hoy día, en tiempos superados y hechos
con la paz y buena convivencia, todavía resisten la frontera entre las calles
pertenecientes a estos dos municipios jiennenses y un cortijo cordobés,
el Nuevo, que hace el tercero, para asuntos administrativos, pero
comparten la salud, la vecindad, la escuela, la iglesia, el agua, la luz, el
teléfono.
.La
Rábita es un modelo, desde hace tiempo, de su apertura a crear una
bienestar deseado por muchos entre la naturaleza y la ciudad, disfruta
de muchos establecimientos públicos y municipales que la convierten en
ejemplo de dinamización de las poblaciones rurales. En esa raya fronteriza,
perviven y se han transformado en torno a la fuente la ermita antigua de la
Cruz (hoy del Carmen), el Cortijo Nuevo, y el Lavadero de la Baronesa.
Si
misterioso es el lugar donde se ubica esta fuente de cal blanca, los
elementos de su entorno realzan su secreto. En primer lugar, una higuera
reparte sus tres troncos y sus sabores entre los tres municipios, de modo que,
según el paladar del vecino del municipio correspondiente, es más sabroso y
dulce el higo o la breva. Disputas dulces entre convecinos. En segundo lugar,
muy cercano a ella, el Cortijo Nuevo recuerda probablemente su pasado
centenario remontándose a la época paleocristiana. En esta mansión rural
transformada en almazara, un joven rabiteño encontró una lápida que
figuraba de esterillo para limpieza de los pies. Y fue una
gran sorpresa desvelar la inscripción inserta en este mármol, correspondiente
al primer cristiano alcalaíno (Pontentivs famvlvs Christi, vicsit ano
LVI, Potencio, siervo de Cristo, vivió 56 años) .En
el tercer lugar, unos pasos más abajo la Baronesa levantó por los años de
la subsistencia un lavadero con seis pilas, que correspondían cada
una a dos por cada una de los partidos municipales. Era el lugar de encuentro
para las mujeres durante la colada de un agua que manaba de aquella fuente, hoy
día seca y engrandecida con más de una treintena de lavaderos y cubierta de un
tejado. También se accede por la carretera a través de la calle
compartida de ambos municipios al camino de otra fuente misteriosa de La
Malagüilla. La leyenda enreda a este manantial con la gallina de picos de oro,
que asustaba y mataba a todo el que se le acercaba de noche entre higueras,
chumberas y olivos centenarios.
Hace más de cuatro siglos, el corregidor
realizaba la visita de términos acompañado de varios regidores, guardias
y medidores de campo. Y describía el lugar señalando tres mojones
linderos a estos tres municipios, que han pervivido hasta hoy. Describían el
primero que visitaron: Llegaron a la Rábita, término de la ciudad
de Alcalá la real. Allí visitaron el primer mojón y lo renovaron.
Se localizaba donde está antiguamente el puntal de la Sierra de San Pedro junto
a una peña, Años más tarde le llamaron mojón de la Covezuela, que sirvió de
refugio de la Guerra Civil.
Al
segundo mojón llegaron, sierra abajo, los miembros de la comisión y lo
visitaron señalando que está derecho del de arriba del puntal el cual se renovó
con piedras y tierra. El sitio exacto era junto a la Sacedilla y se dice mojón
de las Madrigueras. Su nombre sorprende, porque aumenta el vocabulario de
topónimos castellanos procedente de salex, salicis, que ya se reconocía como
"salce" en un documento de 949 y actualmente está
recogido en el diccionario académico como esta forma primitiva y evolucionada
en "sauce''. Salce se ubican en León y Zamora. En diminutivo, se
encuentran los apellidos Salcillo y Salzillo, los derivados colectivos
Salcedo, Salcido, Salcedillo, Salceda, o La Salzosa, y las variantes de Salceda
como Sarceda de Tudanca y "salcera" que en Campoo
significa sauce o el Salceral de orillas del Híjar. De Salce,
se pasó a sauce y a sauz y saz como de cal
(i) ce a cauce y a cauz y caz. Existen
topónimos Los Sauces en Ávila y La Palma, El Saucejo, El Saucillo y
derivados colectivos como Sauceda, Saucedilla, Sauzal. Y en la forma abreviada
de Saz Fuente -el-saz, Val-de-saz, Saceda, Sacido, Sacedillas, Sacedón, y
diminutivos como Sacedoncillo, y esta Fuente Sacedilla. Y esta palabra latina
hace referencia a la planta de la misma familia botánica, las salicáceas,
y significa mimbre Antiguamente vimbre, en latín vimen/víminis.
Con esta palabra,
viene a la mente la esencia genuina de estos vecinos
fronterizos y de tres municipios, compartiendo servicios, conviviendo en
concordia y superando los avatares de su historia y geografía. Con estas
mimbres, de seguro que podían entenderse no la Rábita y sus pueblos limítrofes,
sino todos los pueblos de España superando barreras y ansiando una convivencia
que mire al progreso.
Domingo, 24 de septiembre de 2017. En
diario Jaén, La
Semana.
LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA.
Un
viaje casetón construido a la manera renacentista como los de las Salinas de
Filique por el cabildo municipal a mediados del siglo XVI, cobija la red de
distribuidora del manantial de agua que surtió durante muchos siglos a los
vecinos de los barrios del valle de Alcalá la Real. La noche convertía más
cristalina y brillante el canal tallado a la roca que se adentraba bajo las
rocas de aquellas piedras areniscas, donde manaban un excelente líquido
filtrado por la piedra arenisca. A la entrada de un túnel natural del casetón,
un escudo aparecía con dos cuerpos, los cuarterones del escudo de la ciudad que
encuadran con castillos y leones a la llave de Alcalá la Real, y, sobre él, una
estela con una leyenda ilegible, erosionada por esta piedra blanda
que la humedad hace más destructiva. Ambos, escudo y leyenda, denotan la mano
de los familiares sardos de la familia de Pablo de Rojas.
Su
inscripción resultaba ilegible en su totalidad. Y la oscuridad la hacía más
difícil de descifrar. Pero mira por dónde vino la luz de la mano de las nuevas
tecnologías y pudo descifrarse aquella leyenda en gran parte “Esta obra
mandaron hacer los señores regidores siendo corregidor el ilustrísimo señor
caballero, Pero Ponce de León, año de 1557”. Este descubrimiento abrió
los ojos y la interpretación de la distribución y red de agua, elemento
fundamental para los pueblos y las ciudades. Hizo comprender un lugar que
mantiene un léxico que se remonta a época romana como la Tejuela y abunda en
términos árabes (Cauchil, Hacho, era de la Barra, Azacayas…). Explicó que se
haya mantenido como un lugar de paso que se remontan al, trasiego poblacional
desde el Alto Guadalquivir a las tierras del Sur, a las campañas de invasión
desde Castilla hasta el reino de Granada. Y, como no podía ser menos, en su
entorno se vivió una gran diáspora hace ochenta y un años al tomar la ciudad de
Alcalá la real las tropas granadinas del coronel Muñoz.
Pues siguiendo el hito del agua, en
medio de la oscuridad de la noche, el agua se canaliza a través de la Corredera
del barrio de las Cruces hacia un depósito que distribuyó en los años veinte
del siglo pasado por primera vez el agua en los domicilios de las calles nobles
de la ciudad. Este depósito refleja otro estilo arquitectónico racionalista,
básicamente un mal imitador del neoclásico con estructuras dinteladas, gran
frontón, aletones y esquemático y simplista desarrollo de la portada.
Este depósito fue inaugurado en medio de
un gran despliegue de exhibición y fiesta como muestra de que el agua era la
vida de muchas familias, al entrarse en las casas y surtir de un modo perenne
otros pilares. Acudieron todas las autoridades y se exhibieron los scouts de
aquel tiempo. Y curiosamente, aquel depósito se convirtió también en punto de
información de la memoria histórica. Bajo sus estanques de depósito de aguas,
incompresiblemente se reutilizó, para albergar la sala de máquinas y llaves, otro
antro reformado con una estrecha bóveda de medio cañón, en la que no cabe
apenas una persona a su ancho a lo largo de la galería de entrada.
Aquella galería era otro punto de
memoria histórica, porque se utilizaron como refugio en los numerosos
bombardeos que en la Guerra Civil afectaron a Alcalá la Real. Desde el primero
infringido al gobierno republicano local, comprendido entre el dieciséis de
agosto de 1936 y los que anunciaron la toma de la
En Jaén, La Semana. Domingo, 10 de septiembre de 2017
RUTA DEL AMOR POR LA PROVINCIA DE JAÉN
Ha
pasado el catorce de abril y se celebró el día de los Enamorados, con motivo de
la festividad de San Valentín. Estamos acostumbrados a celebrar rutas
turísticas o leer diarios de viajes, cuyo tema se centran en acontecimientos
bélicos, monumentales o históricos. A lo largo de la provincia de Jaén se
desarrollan diversas rutas: del Olivo, del Califato, Nazarí,
Almohade, Carolina o Imperad de Carlos V, Íbera, Caminos de Pasión.
Ciudades Medias, Turismo Interior. O la más reciente de los
Castillos y las Batallas. Ofrecen a muchos turistas y viajeros unos
itinerarios para recorrer y conocer la historia y las costumbres de los pueblos
de la provincia de Jaén. Invitamos, para
próximos años, a nueva propuesta de ruta jienense, la
de la Ruta del Amor por la provincia de Jaén. Idilios amorosos
haberlos haylos, enamoramientos apasionados como los de Romeo y Julieta abundan
en todas las partes y en muchos pueblos de este reino, desenlaces
trágicos y románticos se prodigan por rincones y palacios de
las ciudades jiennenses y, no solo se centran en el amor de
parejas, sino en su más amplio sentido de la relación amorosa desde la paternal
hasta la filial, pasando por la matrimonial, incluso sin olvidar su antídoto
del odio y del rencor. Pues ya lo decía Octavio Paz: en efecto el amor es una pasión misteriosa, hecha de
opuestos, deseo y temor, ternura y celos, ferocidad y caricias, egoísmo y
desinterés.
Es difícil
establecer una ruta por varias etapas, más bien hemos comarcalizado esta
ruta y fijamos varios días e itinerarios correspondientes. Iniciamos una
etapa con el amor serrano. Y nos quedamos recreándonos con la poesía amorosa
del segureño Jorge Manrique, esa poesía de reminiscencia provenzal, en
búsqueda de la amada:
Quien tanto veros desea, / señora, sin
conoceros, / qué hará después que os vea/
cuando no pudiere veros?/ Y siguiendo con el amor ausente y metamorfoseado en una forma alargada y
escamada, la Tragantía nos recibirá en el castillo de Cazorla
emitiendo hálitos fantasmales. Algo más lírica, el Castillo de la
Iruela invita a otro episodio mistérico entre Rosaura, el joven plebeyo,
los padres severos y la sirvienta. Y desentrañaremos el enigma de ¡Al
mezclarse la cera /con los granos de sal/perderás la materia/y encantada serás!
Otra segunda etapa tiene su parada en el centro
de la provincia para tratar el amor en tiempos de los pueblos
prerromanos, en este caso íbero y púnico, y, acercándonos a
Cástulo, rememoramos el amor diplomático entre la pareja
formada por la oretana Himilce y el púnico Áníbal, una historia de amor, guerra
y de desposorios políticos, cerca quedan las ciudades patrimoniales para
recordar a Machado con su recuerdo de Leonor, y Úbeda con tres variantes legendarios
de relaciones amorosas, el Cristo de los Cuatros Clavos, La mujer
emparedada de la Casa de las Torres y La Casa del Ahorcado. Y
de allí, haremos una escapa de la leyenda musulmana de la fuente de la
Minga por tierras de Iznatoraf y Villacarrillo.
Por tierras del Guadalquivir, Andújar nos recibe con los amores entre el hijo
de Muza y la hija de don Rodrigo, por las ruinas de la muralla. En esta etapa,
Egilona y Agilazis hacen vivir un intenso amor entre apostasías religiosas y
odio de sus vecinos por sus renuncias ante la pasión amorosa. Cercana Arjona
saca el amor de los cangilones de un pozo, donde resuenan los ecos de una
cristiana que sufrió las garras de la esposa de su esposo musulmán. Y, para
broche de oro, en la torre del castillo de Arjonilla, Macías el Enamorado
nos envuelve con estos versos Con tal alto poderío, /Amor nunca fue juntado/ni con
tal orgullo e brío/cual yo huí por mi pecado/contra mí, que fui sandío/
denodado en ir a ver/su gran poder/e muy alto señorío. /
Jaén será la última etapa, porque rincones de leyendas de amor abundan por
muchos lares. Desde el castillo de Santa Catalina hasta las cercanías de la
catedral. Los amores entre Jazmina y el condestable Lucas de Iranzo
recogen los tiempos de la difícil convivencia del amor entre civilizaciones
diferentes paseando por los alcázares. Y, junto a la sede catedralicia, los
conflictos del amor entre la hidalguía y los no privilegiados se hacen presentes
en la mansión y la casa de los Vélez y recuerdan tiempos las de la princesa del
palacio moro y la fuente del Caño Quebrado entre otras muchas. Con estas
leyendas, la ruta del amor por tierras jaeneses no se celebrará solamente el
día de San Valentín sino se alargará en una semana, y, en tiempos de desosiego
amoroso cubrirá varias etapa para renovarlo e, incluso servirá de terapia
amorosa. Pues, como decía Manrique: Allá
está mi libertad, / allá toda mi cordura; /
tiénelo en cargo bondad, / catiuólos hermosura.
Domingo, 19 de febrero de 2017. En
diario Jaén, La
Semana.
DE ROMERÍA EN ROMERÍA
Han cambiado los tiempos
de aquellas romerías que relataron Cervantes o Lope de Vega, y se asiste a un
renacimiento romero, en el que se ha quedado para el arcón del recuerdo los
viejos romances de ciegos, que, en forma descriptiva, rememoraban milagros y
aspectos singulares y pintorescos de las romerías, mediante sus composiciones
en pliego de cordel. Atrás quedó aquella religiosidad de poetas populares con
el alcalaíno Lucas de Moya cuando escribió esta quintilla para la fiesta de la
Virgen de la Cabeza en los primeros decenios del siglo XVIII: quien viene
con devoción /a esta santa romería/ contrito de corazón/ le sanáis Virgen
María, / de toda pena y lesión.
Tiempos más recientes fueron aquellos en los
que la poetisa María del Pilar Contreras, recogía el ambiente romero de esta
patrona diocesana, símbolo de la espiritualidad de los vecinos de Jaén: ¡Pintoresca
romería¡!/En cada pueblo que entran/hallan almas fraternales/ y las reciben con
muestras/ de indescriptible entusiasmo/ que en cada jornada aumentan/como va
aumentando el número,/ de fieles que se congregan.// No es esta la única romería que atrae a poetas
anónimos y populares, sino que en cualquier punta de la provincia de Jaén
surgen compositores para cantar estas fiestas romeras. Lo mismo acontece en
Tíscar como en Campillo de Arenas o en cualquier rincón aldeano o de un
santuario ancestral. Muy ilustrativas son los las coplas y letrillas dedicadas a
Santa Lucía, una romería a medio camino entre Granda y Jaén, en un paraje
resguardado del rocoso monte, en el que se levanta una ermita dedicada nada
menos a una santa italiana a la que le cantan. Todos en Puerta
Arenas, /cantamos a porfía/cuando en la primavera, / vamos en romería. /Y por
aquellos tajos, /de pinos y olivares, /los pájaros te cantan, /Lucía Santa
grande.
No es de extrañar que la mayoría de los
lugares romeros ocupen miradores serranos, cuevas convertidas en sitios de
peregrinación y, lugares aledaños a manantiales, alamedas y fuentes, que, a
veces, remonten su pasado a un sitio donde se encontraban los remedios
sanatorios y curativos de muchas personas hasta tiempos lejanos de la historia
actual.
Se hacen hipótesis de la calidad de sus
aguas, de la ventilación de sus aires o de los aromas de su entorno ecológico.
Tampoco, puede pasarse por alto su patrimonio legendario. No hay que fijarse
más que en el cúmulo de leyendas y relatos que transformaron el primer
encuentro con aquel lugar de algún personaje religioso o divino. Las hay de
tiempos de los primeros discípulos cristianos que pisaron tierras hispanas en
el Imperio, como los santos de Arjona; abundan las que se relacionan con la
tradición mozárabe en la que las imágenes se esconden como tesoros y se
descubrieron tras la conquista cristiana, como en Tíscar o en Sierra Morena; se
entroncan en los concursos de gente y ferias ganaderas de unas épocas, en la
que la agricultura cedía el puesto de productividad económica al contacto con
los animales. Algunas desparecidas como la de Guadajoz.
Pocas romerías rememoran acontecimientos
profanos, a pesar de que no puede olvidarse que antiguamente las grandes
concentraciones obreras se organizaban en torno a lugares estratégicos para
celebrar los primeros de mayo. Por esos estos versos recogen
perfectamente este amiente romero colectivo y estacional: Que pasa que
por los campos/ hay primaveras sagradas/ que las nubes tras las peñas/ se han
hecho palomas blancas/ y hasta el sol ríe de fuego/ alegrando la jornada //.
En diario Jaén,
La
Semana. Domingo, 23 de abril de 2018
IV
DE OFFICIIS
HOY MÉDICOS RELACIONADOS CON JAÉN.
SOLANO.
;
y otras impregnadas de la formación científica de la época, basada en el
mundo grecorromana (Disputationes Philosophicae et
Medicae super libros Aristotelis ‘De memoria et reminiscentia’ duobus
libris (Jaén,
1629 ), Quaestio medica non
bulgaris. An possibile sit in rabientium urinis canes parvos generari? (Jaén,
1639), Quaestio medica. Vtrùm, in apertione fonticularum actuali cauterio
necessario perforanda sit utraque cutis, an verò sufficiat inurere externam
cuticulam? Por eso, no es de
extrañar que el médico jiennense ocupara el cargo de médico de Cámara del rey
Felipe IV, curiosamente su paisano Martínez Montañés esculpió á cabeza de
su estatua ecuestre y compartió algunos años de su niñez con este médico. En
esta línea de médico de pueblo podían citarse algunos tratadistas que plasmaron
sus conocimientos y experiencias en tratados, como aquel médico
de la Mota que le preocupaba la enfermedad de la garganta y sus
causas motivadas por beber las aguas heladas.
No es este el único caso que
resalta el mundo de la medicina de la provincia de Jaén. Un siglo
después, Pedro Solano de Luque fue médico de Alcalá la
Real y se casó con doña Josefa de Torres, vecina de
Alcalá la Real, con la que tuvo varios hijos. Al fallecer su marido,
recibió en herencia la obra médica manuscrita de su suegro Francisco Solano de
Luque, un famoso pulsista que conservaba en su casa de Alcalá por el año 1790.
Según un documento del Archivo Histórico Provincial ante el notario
José Gutiérrez, contenía " según informes y noticias cosas
provechosas a la salud públicas y adelantos de los facultativos en
el arte de la medicina ha determinado que se imprima a beneficio de todos
los interesados". El título de la obra fue Observaciones sobre el
pulso (Madrid, 1787). Y tuvo un recorrido pintoresco, aunque su hijo
Pedro experimentó sobre las enseñanzas de su padre en Alcalá, esta obra
fue conservada por la mujer de Francisco Solano Manuela Navajas,
que la entregó a su hijo Cristóbal para llevarla a la
impresión, pero murió pronto. Entonces recogió la obra su hijo Pedro
que mantuvo en arca bien guardada la obra e hizo
algunas gestiones para publicarla, y lo consiguió gracias al corregidor de
Antequera Francisco de Milla en Madrid. Pero, su dedicación como médico
en Antequera y, luego en Alcalá, con otras ocupaciones se lo impidió.
Muerto Pedro, Josefa de Torres dio la obra para que se
imprimiera y poderla usar a su cuñado Sebastián Solano de Luque y
al catedrático Joaquín Esquera del colegio de San Isidro de a Villa y Corte.
Entre sus muchos reconocimientos de este médico ilustrado nos quedamos con
estas palabras: " Este es el Solano humilde y contestatario,
candoroso y antidogmático, generoso y firme en sus convicciones. Este es
Solano de Luque, cuya presencia en la medicina preilustrada significó, al
menos, alguna luz sobre una práctica, sumida entonces en un mar de
obscuridades. En definitiva, este fue el hombre que, aun en su condición de
médico rural, representó a España en las más relevantes clínicas europeas de su
tiempo y que, sobre todo, supo ser siempre un médico". Otro
médico del mismo siglo rural e ilustrado fue Antonio Lucas Mendal, que escribió
otro tratado médico sobre las enfermedades de la garganta. Las mareas blancas
de aquel tiempo.
Domingo, 5 de febrero de 2017. En diario Jaén, La
Semana.
EL MÉDICO DIEGO LÓPEZ DE VILLALOBOS Y SU DESCENDENCIA ALCALAÍNA.
En
siglos pasados, los repoblamientos
de los pueblos de acuerdo con las diversas etapas de
frontera del reino de Jaén dieron lugar a la llegada de
personas de otras regiones, con hombres de guerra, pero también de oficios y
algunos profesionales. Este es el caso de la Sierra Sur, a la que,
tras la toma de Granada, afectó
intensamente la llegada de vecinos del Norte, y de los pueblos ya
repoblados de los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. Sobre todo,
tuvo lugar en los primeros decenios del siglo XVI, provocando un
fuerte crecimiento de la población. Pues hay constancia de que acudieron
muchas familias que se vieron favorecidas por las nuevas medidas de gracia de
la Corona, a través de la merced de solares y medidas protectoras. Junto a
estas familias, acudieron nuevos profesionales que comenzaron a ocupar
puestos en los servicios de la ciudad (medicina, escuela, el derecho,
comercio…). Entre ellos ocuparon un lugar espacio, los médicos. Hay
constancia de que hubo médicos, farmacéuticos, físicos y protomédicos, pero
se constata la presencia de una familia muy importante relacionada con la
medicina que fueron los López de Villalobos. Pues, en el segundo
decenio se estableció en Alcalá la Real el licenciado Diego López de
Villalobos. Es fácil caer en la primera intuición y relacionarlo con el
famoso médico y humanista Francisco López de Villalobos, descendiente de una
familia judía y, a su vez judeoconverso, que escribió varias obras
relacionadas con la medicina, al mismo tiempo que se considera uno de los más
importantes humanistas del Renacimiento de España, a la vez que fue médico
destacado de la Corte en tiempos de Fernando el Católico y el emperador
Carlos V. |
Comparte, de seguro, el lugar de
origen, su linaje y la pertenencia al mundo de la medicina con este
insigne, médico que fue acusado por la Santa Inquisición. Pero no hemos podido
constatar la relación consanguínea directa con este famoso galeno.
Pues, un hermano suyo el famoso conquistador Ruiz López de Villalobos declaró
que su familia era hija de Villalobos, natural que fue de la Casa de los
Villalobos de León sin especificar a este miembro con el que mantuvo algunos
vínculos familiares. En cambio, estuvo emparentado con otro miembro de
repobladores de las nuevas conquistas de las tierras andaluzas. Nos
referimos al padre don Juan de Villalobos, del famoso linaje de
los hidalgos malagueños, que se afincaron en sus tierras tras la conquista de
la capital costera en 1487 recibiendo solares, tierras y casas. En concreto,
adquirió la vecindad en 1489 y su correspondiente parte en el reparto de bienes
inmuebles (una casa en la calle de los Guardas, otra en la de los Carpinteros,
y un solar fuera de las murallas en el arrabal de la Puerta Granada y dos
colinos en la zona de Alhaurín de la Torre). Anteriormente residió en la villa
extremeña de San Martín de Trevejo donde ejerció el cargo de
alcalde. En Málaga, fue mayordomo en entre 1489 y 1491, el de regidor
(1494-1505) y de modo vitalicio en 1508 por merced real, en 1507 administró
como receptor los bienes de los moriscos expulsados a África del Reino de
Granada. Se casó en primeras nupcias con doña Constanza de
Rivadeneira antes de llegar a Málaga y tuvo por hijos a Francisco y
al médico alcalaíno Diego López de Villalobos. En 1509 se le
concedió el cargo de la alcaidía del Peñón de la Gomera, y, en los últimos años
del siglo XV, se casó de nuevo con la madrileña Juana de Vargas, con la que
tuvo a Ruiz López de Villalobos, Antón de Villalobos y Bernardino de Vargas,
todos ellos relacionados con la conquista de América y emparentados con el
virrey Antonio de Mendoza. Tras dejar el cargo de regidor a su hijo
Francisco, falleció en 1512.
Diego de Villalobos alcanzó el grado
de licenciado en medicina, tal como se manifiesta en algunos documentos
notariales junto con su hermano Francisco en la ciudad de Málaga. Se trasladó a
Alcalá la Real y ejerció el oficio médico, con el que adquirió gran
renombre y acrecentó su caudal con el repartimiento de la 10.000 fanega llevado
a cabo por el emperador Carlos I entre los vecinos. Incluso agrandó su
patrimonio con la compra de los terrenos limítrofes. Sus tierras se
concentraron en torno al arroyo del Palancares dando lugar a una zona que
se le llamó Villalobos, debido a que varios descendientes suyos, con el
cargo de regidor en el cabildo alcalaíno, dieron lugar a que se llamara con el
nombre de esta familia. Hay varios documentos notariales obre compraventa de
tierras cercanas a las suyas y procedentes de este repartimiento. En 14 de
diciembre de 1528, ante el escribano Francisco Ordóñez ante Alonso de Jaén y su
hijo Francisco Ordoñez], realiza
una compra de seis fanegas y media de tierra ( la suerte de tierra que se
concedía por peonía o soldado de pie) que hizo a María Martínez en el sitio de
Conejeros del Palancares. Pagó 335 maravedís y estaban por linderos más
cercanos la posesión de tierras y monte del boticario Diego de Córdoba, por la
parte baja y por la parte alta, la posesión de tierras y monte de Catalina
Ruiz.
Suelen abundar este tipo de documentos, y su fama
pervivió ya que la familia de López de Villalobos regentaba la devoción
de San Blas en la iglesia Mayor Abacial, en la penúltima capilla del ala
del evangelio con un retablo muy antiguo y el escudo de armas de la familia
colocado encima. Esta capilla posteriormente recogió las reliquias del santo en
1583 y se convirtió en ermita a partir del siglo XVII, donde existía una imagen
de un Cristo, el de la Salud.
No fue el único médico famoso del siglo XVII en la
ciudad de la Mota. No puede olvidarse a Juan Gutiérrez de
Godoy, otro humanista, que regentó el puesto de médico real de
Felipe IV.
En La Semana del
Diario Jaén. Domingo, 20 de enero de 2019
|
LA TRADICIÓN DEL JUEGO DE LA
ESGRIMA
Al final del año pasado 2018, se celebraba el torneo de la
esgrima de la ciudad de Jaén. Y lo presentaban los organizadores del evento,
resaltando algunos datos sobre este deporte. En concreto, el concejal de
Deportes del ayuntamiento jiennense resaltaba que era “el deporte olímpico de
origen español” y que Andalucía sea cuna de este deporte con un gran número de
“tiradores”, Así se denominan sus practicantes
como esgrimistas frente a los esgrimidores que realizaban
antiguamente las armas de esgrima y equivalían en otra modalidad con
los espaderos. En estos tiempos del siglo XXI, siempre se barría para casa y se
traía las aguas a su molino utilitarista justificando el torneo deportivo
dentro de la modalidad de turismo deportivo. El responsable de la
UJA transcendía el deporte y lo enmarcaba en el desarrollo ético de
valores, que fomentaba el deporte de la esgrima. Pero ni es un deporte reciente por ser olímpico ni su nobleza surgió al azar dentro del
mundo del deporte y militar. Su práctica se remonta a los primeros siglos de la
Edad Moderna en las tierras de Jaén. Deben abundar, en los pueblos más
populosos y en la capital, las noticias de los
espaderos y los esgrimidores, que frecuentaban este
oficio de fabricar espada a través de los padrones de población,
contratos y ordenanzas de oficios. En concreto en la ciudad de la
Mota hay constancia de los aspadores que abrían su tienda en las Entrepuertas
de la Mota, y así lo hacía Gonzalo Martínez en 1549.
Pero, en esta misma ciudad, se conoce con rotundidad
el ejercicio de la esgrima como foco importante de Jaén por varios
documentos. Por uno primero, ante el Juan Bautista Cano en 10
de septiembre de 1638 y siendo testigos Martín de Rueda, Antón de Víboras y
Bernardo Ruiz, recogíamos la práctica deportiva del Juego de la
Esgrima en Castillo de Locubín, con motivo de la avenencia judicial entre
dos contendientes por un pleito de lucha de esgrima.
Era muy frecuente la
práctica de perdonar a las personas y dar una cantidad de dinero por el delito
cometido. Juan de Pareja aludía que el prieguiense Juan de Jiménez fue acusado por la
Justicia de la ciudad de Alcalá la Real de haberle herido Diego Palomino,
maestro de esgrima, que le sacó en la Era de esta villa con una cuchillada en
el hombro izquierdo. Se muestra claramente que no fue un duelo, porque se
refería a que el maestro jugaba con Jiménez a las armas y al tirarlas
le dio estando recto y sin darle percibimiento entró la misma espada por
las espaldas y se dio en un ojo. Ante la petición de personas honradas,
decentes, caballerosas y por el servicio a Nuestro Señor, solicitaba el
perdón ya que no tuvo culpa el maestro pedía que se le perdonara. Se
demostraba que ya existía la presencia de las enseñanzas y escuelas de
esgrima españolas con su correspondiente tipo de espadas roperas y sus
reglas. Por este tiempo, se habían escrito diversos tratados del Arte de
la Esgrima de Jerónimo Sánchez de Carranza (1582,), de Luís
Pacheco Narvaez (1624), maestro mayor de Felipe IV de Carranza, Nicolás Tamariz
y Ettenhard y Abcarca, compendios que sobrepasaban este arte para
profundizar en sus fundamentos teóricos, filosóficos y
matemáticos. Como dicen algunos “Destreza se convierte en
algo más que una visión esgrimística, incorpora referencias a autores clásicos,
la geometría, biomecánica y demás hijos del humanismo renacentista que daba sus
coletazos aun en España”. En el siglo XVII, la espada ropera tomó el
control y se popularizó enormemente, sobretodo de la mano de la publicación
de la obra del esgrimista Salvatore Fabris.
Su estilo triunfó en Italia y se expandió en la esgrima
germánica. Y curiosamente en España fue conocida como la Verdadera Destreza en base a
esta tipo arma de la espada ropera.
Pero, no era una noticia accidental aquel pleito ni
una pura anécdota el juego de la esgrima. Pues, un siglo anterior, nos
encontramos otro documento sobre la esgrima, en este ante el
escribano Antón García de los Ríos con fecha de diecinueve de enero de
1553, siendo testigo Pero y Lope Garrido y Blas Alcalde, el propio maestro de
esgrima alcalaíno, Francisco de Anaya aparece concediendo nada menos el
título de poder ejercitar la enseñanza al prieguense Juan de Arroyo en su
localidad. Lo hacía conscientemente y dándole poder para que representando
su propia persona pudiera abrir escuela de esgrima de armas en ella como
maestro como mejor le convenga y el visto bueno del alcalaíno hasta que
alcanzara el título de maestro mayor del rey Carlos V.
Por
eso, la esgrima no sólo mereció con creces su categoría olímpica en esta
tierra, sino que también viene refrendada por la práctica de unos
valores, ajenos del simple aprovechamiento utilitarista del turismo,
de modo que era algo más, era una escuela de fomento de valores.
En La Semana del Diario Jaén. Domingo, 28 de julio de 2019
OFICIOS
PERDIDOS DE LA SIERRA SUR
EL POLAINERO Y EL DIEZMERO
Se ha producido un
cambio vertiginoso entre algunos oficios desde mediados del siglo XX hasta
estos primeros decenios del tercer milenio. Es consecuencia de la
transformación de la moda, costumbres, instituciones y medios de transporte y
comunicación. Y ofrece claro testimonio en los espacios expositivos como
los museos de costumbres, etnográficos y de tradición popular. Podrían
exponerse gran número de objetos, instrumentos, fiestas, costumbres y variantes
artesanas. Pues se ha pasado del mulo y burro al tractor, vehículo propulsado
por el gasoil; de las milicias de caballeros se abrió paso a los carros
motorizados; de las fiestas de mascaradas a las concentraciones de grandes
equipos de música y sonido. Recorrer estos cambios es fijarse en fotografías y
documentos gráficos del siglo pasado y compararlos con nuestra visión actual.
Algunos quedaron tan atrás que habría que acudir a las declaraciones de los
vecinos de aquel Catastro de la Ensenada, que obligó a dar datos y señales
hasta el último pelo de la cabeza, para encontrar artesanos de este oficio con
capacidad para sobrevivir de las polainas.
POLAINERO
Estos artesanos de
prendas de vestir se dedicaban a fabricar las polainas que no eran
sino unos calentadores, unas prendas que protegían las piernas desde la
rodilla hasta el tobillo tratándose de dimensiones largas, y desde el
tobillo hasta el empeine del pie en las cortas. Eran piezas fundamentales
para labradores y pastores, y son como las medias o calcetines cortos. Se
colocaban al exterior de la bota y del pantalón, de forma tubular y se
enganchaban en su derredor sin la parte de la planta. Se unían al pantalón con
una cinta, sirga o correa, ajustados por su elasticidad y con cierres de
cremallera o botones. Las polainas eran prendas agroganaderas para protegerse
en el campo y de los oficios relacionados con la cantería. Pero no se
reservaban a estos oficios, sino que las de cuero, se utilizaron para los
uniformes militares y muchos burgueses se engalanaban con el brillo de estas
prendas. No era de uso exclusivo de los adultos, sino que también la usaban los
niños en muchas ocasiones. Los artesanos, a veces, complementaban los ingresos
de sus tiendas o lugares artesanos con
la oferta de sombreros y otro tipo de prendas de cubrición. En algunos países,
recibían el nombre de grullas y sus tiendas solían ocupar el sitio privilegiado de la
arteria principal de la ciudad.
No debieron
obtener muchos ingresos los polaineros con esta fuente de recursos, que, cuando
se consulta las declaraciones de bienes de aquel Catastro de la Ensenada,
suelen compartirlo con otros oficios relacionados del sector de servicios Alfonso de Rojas era un comerciante afincado en el Llanillo de la
ciudad de la Mota a mediados del siglo XVIII. Un tendero de esta rama, lo mismo
que podía ejercerloo hasta entrado el siglo XX. Este polainero no sólo vivió de
este oficio, sino que se complementó con el ejercer de fiel
sobresaliente de las tercias, un subastador de los diezmos eclesiales, en
otros lugares un diezmero. Pues el diezmo era obligado a pagar a todos los
vecinos de muchas ciudades en toda clase de productos (cereales, legumbres,
hortalizas, vino, ganado, seda., lienzos) y cuando no excedía el diezmo se
pagaban las minucias, se repartían en varios novenos y luego en tercias que
correspondía desde el abad a los beneficiados y la Capilla Real de Granada, en
otros lugares al Obispado de Jaén.
Como ordenaban las
constituciones abaciales de Alcalá, debía ser una persona de confianza y
de buena conciencia, impuesto por el abad, provisor y vicario de la abadía, que
debían cuidar muy concienzudamente de su elección para el bien y la
observación de la hacienda abacial. Entre sus obligaciones, tenían que
encontrarse en el momento de coger el pan de los diezmos y otros productos para
no existir pérdida alguna, en la era de los propietarios, o en otros
establecimientos como viñas o lagares; o se calculaba para las minucias que no
alcanzaban el listón de diezmo. Estos fieles debían tener a su disposición unos
libros donde anotaban todo el pan denunciado en el diezmo, y otro en el que se
anotaba todo el que se trajera para las tercias de la ciudad. Se encargaba de
enviar las bestias y los acarreadores de traer el pan que estuviera
denunciado. No podían mezclar las tareas los acarreadores entre los trigos de
las eras y el que se traía para las tercias. Se encargaba de darle la cebada
necesaria a los acarreadores para sus bestias. Debían dar también el pan a
los acarreadores y nunca mezclarlo con el que se traía para las tercias, y
estar presente en el momento de descargar los acarreadores el pan de la tercia
en el edificio eclesiástico elegido para ello. Y debía tener medidas y
señaladas las baldas y costales de los acarretos. No podían repartir antes
de traerlo ning
En los tablones de las iglesias y por pregones
se veía obligado a hacerle saber al pueblo en algún domingo del
año que se le denunciara a aquel que debía de diezmar y no otro. Una vez
que se remataba el acarreto, se señalaba y ponía el fiel de tercias o
sobresaliente y debía jurar todos estos cumplimientos. Este fiel se ganaba
un par de decenas de fanegas de trigo y de cebada por este menester. Polainero
y fieles de diezmo han dado lugar a las fábricas de cueros o del textil y a los
servicios contributivos. El ordenador y las máquinas sobrepasaron la labor
humana en los últimos tiempos.
Domingo, 24 de junio
de 2018. En
la Semana del periódico Jaén
EL LATONERO, UN ANTIGUO OFICIO
En el libro de Alcalá la Real.
Cancionero, relatos y leyendas, se escribía sobre los lañadores que
acudían a la ciudad de la Mota a principio del siglo XX, ambulando por la calle
mientras pregonaban, mediante el lañado, el arreglo de lebrillos, cántaros,
fuentes, platos y todo tipo de cerámica, y los asociamos con los que arreglaban
sombrillas y cántaros y ánforas metálicas.
Era un oficio que escaseaba en la
ciudad, hasta que se establecieron unos latoneros de origen italiano, Un siglo
anterior, se comentaban que eran escasos en los establecimientos de
tiendas. A pesar de que latoneros, también los hubo y se pagaron sus gastos en
la edificación del ayuntamiento alcalaíno allá por el cuarto decenio del siglo
XVIII.
Ha caído en nuestra manos un documento
que versa sobre el testamento de Alonso González, vecino de Priego, que
rendía sus últimas mandas en Alcalá la Real ante el escribano Francisco
Ordóñez, el 19 de julio d 1537, recién estrenado el uso del latón sustituyendo
al cobre y bronce en los utensilios de la cocina y de otros menesteres como el
arte, que ejercían sobre todo los caldereros, dando lugar a gremios y nombres
de calles en las grandes urbes como la de Los Caldereros o la Calderería de
muchas ciudades.. Se beneficiaban de la maleabilidad del latón, esa aleación de
cobre y zinc, que les permitía superar y multiplicar las formas artesanales y
artísticas anteriores, Además, no era extraño que este latonero también
trabajara el estaño, plomo, cobre y bronce, sin tocar oro, plata, acero o
hierro. Tampoco nos extraña que fueran los precursores de fabricación de
otros productos que conocemos como los cubos de pozos, candiles, embudos,
las formas para dulces, bandejas, calderas, …Hasta que se montaron tiendas de latón,
solían acudir latoneros de otros lugares en las plazas públicas de la
Mota, o del Ayuntamiento posteriormente; y, en la feria de Alcalá, donde
vendían sus productos.
Los latoneros también, como hemos comentado lañaban y sellaban las tinajas
y botijos, nuestros pipos, cántaros, dolias etc. Todavía se encuentran sus
huellas en los museos etnográficos donde se exponen sus objetos como el de
Artes y Costumbres del Palacio de Villadompardo de Jaén.
Domingo 8 de
diciembre de 2019 EN LA
SEMANA DE JAÉN,
V
SOBRE LOS MAESTROS DE OBRAS DE JAÉN
EL PRIMER
TESTAMENTO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA
Pero, antes de este testamento
hubo, al menos, otro anterior levantado ante el escribano castillero Juan Bautista Cano, en seis de enero de 1616,
según recogen sus protocolos notariales de Castillo de Locubín donde lo realizó siendo testigos don Alonso de Benavides, Juan Colomo el Viejo y Pedro Hurtado, todos vecinos de esta villa. Lo redactaron,
estando enfermo de cuerpo, pero sano de alma (en voluntad, entendimiento y
juicio, pero antes el temor de sobrevenirle la muerte), y declarándose vecino de Castillo de Locubín como Ginés Martínez de Aranda.
Tras la fórmula de rigor de
testimoniar sus creencias católicas de salvación en el Dios que le dio la vida,
inicia una serie de mandas, que aportan los datos biográficos. No es tan rico
en aportar nuevos datos al que comentamos en anteriores artículos, pero tiene
la importancia de ser el primero que, hasta ahora, se ha descubierto. Pide ser
perdonado por su vida y ser acogido al seno de Dios
Padre. Declara que, en el día de su enterramiento, sea enterrado en la iglesia
de San Pedro, y, señala que se haga en la sepultura de la capilla nueva de la
Iglesia Mayor de ella (sic); lo que es
una clara confusión o un lapsus calami por
capilla mayor; para el día su entierro, manda ser acompañado por los
beneficiados, curas y capellanes y religiosos de Castillo de Locubín. Se mandaba que se dijeran la misa de réquiem
cantada, y otras misas por su alma (las nueve
de las fiestas de la Virgen, cinco por las Llagas de Jesucristo, tres de
Espíritu Santo, 33 de San Amador), 6 por sus padres sin citarlos, otras
seis por sus suegros, con lo que aporta el linaje de su esposa (en concreto
eran el castillero Juan
Galán). Las seis misas por las ánimas del Purgatorio son frecuentes en los
testimonios, pero las seis de sus hermanos, nos ilustran de su familia, y que
habían fallecido Hernando y
Francisco de Aranda (padre de
su sobrino el famosos arquitecto Juan de Aranda Salazar).
Se señala a su mujer, la castillera María de Morales, para que ella
administrase una manda de 200 misas por su alma donde quisiere y en el
sitio que le placiere. Recuerda la
carta dotal que trajo para contraer matrimonio en la cantidad de cien ducados,
con el fin de que lo supieran sus herederos, cuando falleciera su madre.
Estos herederos los nombra universales para
que se repartan los bienes cuando falleciere tras pagar todos los gastos; eran
María de Aranda, Ginés Martín
de Aranda y Juan: a la
primera levantó carta de dote para casarse con Luís González, vecino de Priego (también arquitecto que trabajó
en la iglesia de Santa María Mayor de la Mota), ante este escribano y
manifiesta que allí se encuentra lo que le donó; al segundo, le dio
entre dineros, oro, paño, trigo y cebada en 133 ducados. Y en
este contexto cita una serie de fincas que se añadió a este hijo en un memorial
firmado por él y jurado ante Dios con un cruz: una alameda en el río,
lindera en lo primero de todo con la presa de don Fernando de Aranda y el camino empezado por la parte baja, tenía
que sacar 24 álamos y se valoraba en 100 ducados, más dos aranzadas de viña en el Picacho de
Castillo de Locubín, lindera con la
viña de Bartolomé López Hidalgo
y la viuda de Mateo García,
un pedazo de zumacal y aranzada y media de olivar en el mismo sitio, linderos
con el resto de heredades y con el camino de la Nava ( afirma que lo escribe
para que se sepa y no había hecho escritura) . Declaraba como
albaceas a su hijo Ginés Martín
y a su esposa María de Morales, al mismo que anulaba cualquier declaración o
codicilos testamentarios.
Domingo, 5 de marzo de 2017 la
Semana del periódico Jaén.
LA
HUELLA DE LOS ARANDA (I)
Coincidía el momento con la promoción de estudios de otros arquitectos
que siempre han sido reconocidos por la crítica artística, y con
otros recién puestos al descubierto. No relacionado con la familia
de Ginés, salió a la luz otro miembro de las familias de los Aranda ubicado
en la ciudad de la Mota, Pedro de Aranda (en otros documentos Pedro de
Monte de la Isla y Pedro de Alcalá). Este artista dio sus primeros
pasos por tierras abaciales, interviniendo en Priego y en Alcalá la Real,
como se constata en las obras del Cabildo de la ciudad fortificada y el
convento trinitario recientemente restaurado. Acabó su vida en tierras
murcianas, dejando testimonio de su mano artística en la Casa del
Corregidor de Loja o el palacio de Murcia.
En Cádiz, nombrado obispo Maximiliano, en los últimos años de finales del
siglo XVI hizo la primera escala y dejó su huella renacentista en
la iglesia de la Santa Cruz o Catedral Vieja y en la
Cartuja de la Defensión de Jerez de la
Frontera. En los primeros años del siglo XVII, acompañó
en sus nuevos destinos
En diario Jaén,
La
Semana. Domingo, 1o de febrero de 2017
EN
EL JAÉN SEMANAL. LA HUELLA DE LOS ARANDA
(II)
Ginés Martínez de Aranda volvió a su
tierra tras su fructífera estancia en tierras gallegas. De nuevo su
maestría fue requerida en muchos edificios públicos. Incluso
compartió algunas obras de la ciudad de la Mota con el coetáneo granadino
maestro de obras Ambrosio de Vico, al que le secundó en la introducción del
mundo de la arquitectura en el diseño del retablo. No extraña, en modo alguno,
que se le encargase el representativo retablo de la Virgen de las Mercedes para
la iglesia Mayor Abacial, una obra renacentista y clásica que despertó, a
partir de 1613, mucho interés en el templo abacial porque coinci
No
sólo son interesantes estos documentos para conocer esta saga de arquitectos
jiennenses sino también para recabar aspectos muy interesantes de su biografía.
Ginés declara un buen caudal adquirido en su vida profesional hasta 1618 desde
las ricas huertas castilleras a otros bienes inmuebles como casas y fincas,
incluso un mesón y una industria artesana de telar y relacionada con la lana.
Resalta nada menos que se encuentran, entre sus bienes mobiliarios dos libros
manuscritas de arquitectura, lo que nos demuestra el talento y la formación tan
profunda de este maestro de obras relacionado con otros tratadistas del
Renacimiento. Entraña la duda de que pudieran ser dos tomos del célebre
libro Cerramientos y trazas de Montea, publicado por el
Ministerio de Obras Públicas en 1986, dos obras distintas o, por el contrario,
dos copias del mismo libro, como señalan algunos tratadistas; una de ellas
debió emplearla a pie de obra para manual de aprendizaje de su entorno de
canteros, entre ellos nada menos que Juan de Aranda Salazar. Pues huellas de
sus escaleras, caracoles, cúpulas y otros elementos descritos en la obra se
encuentran en los edificios de la ciudad de la Mota. Esta obra de estereotomía,
esa geometría que en su tiempo se denominaba arte de la traza o arte de
cantería trataba de aportar la solución o, al menos la descripción, a este
mundo hermético de la arquitectura. En concreto, como dice el prologuista de la
obra comentada: “Se centra en el problema de la división en dovelas de
elementos constructivos en piedra de cantería, la obtención de las plantillas
de sus caras y la determinación de los ángulos entre sus aristas, con objeto de
facilitar su labra. Estas cuestiones pueden parecer meramente operativas a
nuestros ojos, pero desempeñan un papel fundamental en la construcción
renacentista, hasta tal punto que Martínez de Aranda se refiere a este
saber ´como parte principal de la arquitectura”
En diario Jaén,
La
Semana. Domingo, 19 de marzo de 2017
LA HUELLA DE LOS ARANDA (III). JUAN DE
ARANDA SALAZAR.
Con
Juan de Aranda Salazar y sus parientes más cercanos, se cierra la huella de
esta familia de los Aranda. Aquel aprendiz de su tío Ginés Martínez de Aranda
pronto se le vio trabajando con Luis González de Bailen, marido de su prima
María de Aranda. Este arquitecto prieguense y relacionado con la comarca
de la Sierra Sur, ya había ejercido desde 1613 con éxito su oficio en
Cabra dirigiendo obras privadas de personajes como las casas del doctor
Jerónimo de Leyva ( una casa señorial y actual Instituto Juan Eslava) ;
públicas como la Cárcel de esta ciudad (1619), varios puentes de molinos
y de arroyos de la Subbética como el de Lucena (1620) o el del Junquillo
¡1629); religiosas como la ampliación de la casa del
santuario del Virgen de la Sierra; o trabajando en los mármoles del retablo de
la catedral de Córdoba (1620), también en el trascoro de la catedral de Sevilla;
v, sobre todo, compartió obras con Ginés Martínez de Aranda en la fase final
de la iglesia mayor de la Mota. Pues terminó, muerto Ginés en 1620, la
cabecera de este templo abacial donde se valió de la maestría del grupo de
canteros relacionados con su suegro. Es verdad que venía recomendado por
su protector y patrono el Duque de Sesa a las obras de la ciudad de Alcalá la
Real, donde la familia de este noble regentó la alcaldía en tiempos pasados, le
nombró tesorero ducal hasta 1637 y el propio Luís llegó a ocupar uno de los
regimientos del cabildo municipal en el quinto decenio del siglo XVII.
Estos dos arquitectos
Ginés Martínez y Luis González de Aranda serán, además de ser sus parientes,
los mejores avalistas en la formación profesional del joven cantero Juan de
Aranda para encomendarle algunas de sus obras y para prepararle como maestro mayor
de obras. Juan de Aranda tuvo sus primeros
domicilio y vecindad en la villa natal del Castillo de Locubín, donde se casó
con Ana de Jerez en 1624, hija de los castilleros Francisco Ruiz Cortecero y
María de Jerez. Por la dote que incorporó a sus bienes, estos ascendían a más
de cien mil maravedíes y, como maestro formado, incluyó las trazas del oficio
de la cantería y herramientas que importaban unos 36 ducados, una cifra
inferior a la aportado por su futura esposa que lo doblaba en caudal de bienes
para iniciar la nueva hacienda matrimonial.
Su carrera profesional corrió como un
auténtico relámpago, porque ya trabajaba en igualdad de condiciones con los
mejores canteros como el asentador Damián López y sus primos en la terminación
de la cabecera de la iglesia abacial y el convento de las dominicas de Nuestra
Señora de la Encarnación de Alcalá la Real (1626). Este mismo año, subió un
nuevo paso de su escalafón social al recibir el título de familiar de la Santo
Oficio de la Inquisición en la ciudad de cordobesa Torres Cabrera, donde
intervenía en algunas obras. Y no es de extrañar que en 1627 se le nombrase
maestro mayor de obras dela catedral de la Mequita de Córdoba. Mostraba una
gran veteranía porque, en poco tiempo, se ha especializado en muchos campos de
la arquitectura a la vera de los anteriores, maestros y asesorado de sabios
canteros como Juan Roldán, que le acompañaron en sus posteriores destinos.
Este periodo está jalonado de obras en
Castillo y Alcalá, principalmente destacan la iglesia de San Pedro de su tierra
natal, el coro bajo de la iglesia mayor abacial, los templos de los monasterios
de la Encarnación, Consolación, y Rosario de Alcalá Real. Varias obras de la
fontanería, entendida en su sentido más amplio, como la construcción del
Lavadero Nuevo de Alcalá la Real y el puente del camino de Alcaudete a
Luque. Desde 1624 hasta 1634, se consideraba un periodo oscuro de la vida
artística de este maestro de la diócesis de Jaén, tan estudiado y documentado a
partir de la última fecha por muchos tratadistas. Hoy, podemos confirmar y
testimoniar casi todos los pasos de la primera etapa de Juan de Aranda y
refrendarlos por su madurez, ya que nació en 1590 según la aportación
documental de Rafael Galiano Puy. Sin lugar a dudas, se iniciaron, en su tierra
natal y abacial, su formación, su aprendizaje y sus primeros pasos como
contratante y maestro de obras. En junio de 1627 se le
nombró maestro mayor del retablo de la catedral cordobesa a Juan de Aranda
Salazar, quien ya trabajaba desde la marcha del hermano Matías, y bajo su
dirección se terminaron las obras de piedra en mayo de 1629. Compartió su
dirección con la obra principal del cuerpo y cubierta de su iglesia bautismal,
y destacando además la capilla funeraria del capitán Martín de Artiaga, un
hidalgo que hizo capital en la guerra de la Alpujarra y se afincó en el
Castillo de Locubín por motivos matrimoniales, donde fundó el Hospital de la
Madre de Dios en cuya reforma también participo Juan de Aranda, Precisamente
esta fecha comenzó a contratar otras obras de monasterios y templos
alcalaínos con un discípulo Pedro del Portillo que le acompañará en
muchas obras de la diócesis de Jaén. Incluso, su prestigio profesional le
En los dos últimos años de su estancia
en la Sierra Sur antes de marchar a Jaén, firmó varias obras de la iglesia
Mayor de la Mota, su coro y su chapitel de la torre de campanas. Su cantero
fiel y favorito Juan Roldán le allanó el camino para ser nombrado maestro mayor
de obras de la catedral de Jaén en 1634 unos meses antes de la llegada de Juan
de Aranda. En Jaén, Juan de Aranda amplió su familia con nuevos hijos y
se casó en segundas nupcias con doña Mayor de Mérida en 1647.
Por el entorno de su muerte, en los años
cincuenta del siglo XVII, su familiar Luís González de Bailén reformaba, como
maestro mayor de obras de Alcalá, el convento trinitario alcalaíno y sus hijas
Josefina y Baltasara ingresaban en el convento dominico de la Encarnación de
Alcalá la Real. Parecía que se cerraba el ciclo de los Aranda, pero su huella
se expandió con sus discípulos Pedro del Portillo y Eufrasio López de Rojas.
Incluso, hubo un escultor y dorador en el siglo siguiente con nombre de Aranda.
EN JAÉN SEMANAL. domingo, 9 de abril de 2017
LA
HUELLA JIENNENSE EN LA CATEDRAL DE SEVILLA
La
Semana recogió hace un año la presencia de los artistas jiennenses en otros
lugares de España. En concreto, se centró en el entorno de la familia
castillera de Ginés Martínez de Aranda. También, constató la huella de su
sobrino Juan de Aranda Salazar en la parroquia del Sagrario de Sevilla y la del
cantero Juan Roldán. Viene esto a cuenta de un documento de las escribanías del
Castillo de Locubín de los primeros decenios del siglo XVII, donde se constata
que las distancias no significaban dificultades para los artistas en siglos
anteriores. En concreto, intervinieron el propio Ginés y su yerno Luís González
ante el escribano Francisco Fernández Cabrera, para firmar un documento de aval
y fianza en 17 de junio de 1619. Lo hizo el primero como vecino del
Castillo de Locubín, en cuya villa se encontraba por aquellas fechas. Y
curiosamente, aparecían, a la hora de la firma como avalistas de Luís González
varios miembros de la familia de Martínez de Aranda: el propio Ginés, su mujer
María de Morales, su yerno Luís González y su hijo Ginés Martínez de Aranda,
viudo. Pero lo interesante de aquel documento era la participación artística de
Luís en la catedral sevillana. No es de extrañar que este arquitecto, hijo del
maestro prieguense Alonso González, interviniera en las obras de esta sede
catedralicia. Pues, al amparo de la duquesa de Sesa, había adquirido una
notoria fama como maestro de cantería, avecindado en Cabra y estando casado con la
castillera María de Aranda, hija de Ginés.
Este había concertado y asentado con la Santa Iglesia Mayor de
Sevilla (la catedral) en hacer una obra mayor de jaspe
mediante una escritura entre el canónigo obrero mayor en el
trascoro, con estas palabras ."en dos mil cien ducados, que la
dicha obra es una tribuna a las espaldas del coro, en la forma de unas
traza fecha por Miguel de Zumárraga, maestro mayor de la Santa Iglesia
Mayor de Sevilla, que está firmada del dicho canónigo Salto, obrero de la dicha
Santa Iglesia , y el dicho Luís González., la cual se obligó en el plazo de
cuatro meses, con que se ha de labrar, acabar y sentar todo el jaspe que era
menester para la dicha traza y obra de la dicha tribuna, llevando por su
cuenta el jaspe colorado que fuera menester el propio Luís González para
toda la cornisa dela dicha obra de las canteras de la villa, de Cabra y así
mismo toda la piedra negra que fuera menester para la dicha obra
puesto en ella a su costa, cobrada y acabada para el dicho efecto; y la
demás piedra, andamios y pertrechos, cimbras y bronces y todos los demás
materiales que para la dicha obra fueran necesarios, e dándole toda la
demás piedra que fuere necesario que han de venir de Portugal, y Aracena
, puesta en ella ha de ser por cuenta de la dicha iglesia, en tiempo que
el dicho Luís González pueda cumplir e hacer la dicha obra dentro de los dicho
cuatro meses".
En el plazo de los cuatro meses del mismo mes y año, debieron estar
abonadas las fianzas, porque, en el caso de que no se cumplieran las bases,
tenía que arrostrar con los daños y menoscabos. También, se comprometía a
labrar, bruñir y asentar el dicho jaspe en este periodo de cuatro meses. y,
conforme a las condiciones, acabar la obra conforme al criterio del Cabildo
Eclesiástico de la Santa Iglesia y a vista de los oficiales nombrados por ella
de acuerdo con las condiciones y capitulaciones firmadas por las partes.
No debieron marchar muy bien las obras y se interrumpieron en 1620, y
permanecieron paradas durante un decenio, hasta que se finalizaron en 1635.
Otra muestra de la presencia artística jienense en tierras de España.
En el
periódico Jaén, La Semana, 9 de junio de
2019.
REMIGIO
DEL MÁRMOL
Nuevos estudios permiten reconocer la
expansión de su producción artística y la presencia de este personaje entre los
pueblos jiennenses y cordobeses, ya que la Abadía de Alcalá Real englobaba a
muchos de ellos y les permitía un campo de trabajo por investigar en
otros pueblos. Sus padres intercambiaron vecindad entre Priego y Alcalá la
Real, porque precisamente en la ciudad de Alcalá la Real recibió las aguas
bautismales un dos de octubre de 1758 en la parroquia de Santo Domingo de
Silos, además de que otro miembro de la familia del Mármol también mantuvo su
vivienda en la ciudad de la Mota; por la parte de su madre
prieguense de la saga de los Cobo-Rincón se relacionó con el mundo
cultural y la formación artística gracias a ser maestro de protocolo de los
servitas, y como dice su crítico de arte Marín
Molina. Al
ser Maestro de Servicios y Ceremonias de la Orden Carmelita, el
alto dominio de los textos bíblicos, además de los libros de su biblioteca
personal, pertenecía también a una prestigiosa familia prieguense los
Cobo-Rincón, y como ideólogo intelectual, esteta y filósofo, le permitieron
trasladar sus visiones personales a sus espacios estéticos, como el complejo
de la Fuente del Rey. Es verdad que su
huella quedó relacionada con gran parte de la construcción del complejo
escultórico y monumental de la Fuente del Rey de Priego de Córdoba, pero no
podemos olvidar que en Alcalá se conserva alguna obra como la Fuente del Paseo
de los Álamos. Y no nos extraña que la investigación pueda descubrir nuevas aportaciones
al mundo del arte de Remigio del Mármol. Se sabe que tardó en
alcanzar la autonomía artística pues, en sus primeros años, y que estuvo
enrolado en varios talleres de esta ciudad cordobesa, entre ellos el de su
maestro Francisco Javier Pedrajas. Con él debió participar en varias obras que
su maestro realizó para los retablos de la iglesia de Consolación, Dominicas y
san Juan.
Además, en el año 1780, se encontraba en
Alcalá la Real, donde tuvo que pasar un mal trago de su vida. Pues Juan de
Pedrajas, un familiar de su maestro, y él fueron acusados por la Justicia, el
corregidor don Joaquín Saura y Saravia, sobre la muerte del vecino castillero
Vicente Collado, lo que nos indica que debieron acudir a realizar un retablo
para las iglesias y ermitas de Alcalá la Real y Castillo de Locubín y tuvo que
surgir una reyerta entre el vecino castillero y los contratistas. Entre los
meses de julio y agosto fueron apresados, tanto Remigio como su maestro se
vieron obligados a dar escritura de poder a los procuradores alcalaínos y sus
agentes de Granada para que los representara en la Chancillería de Granada a la
hora de defenderlos. Parece que el autor del asesinato fue Juan de Pedrajas,
que se ausentó de la ciudad de Alcalá. y le acompañaron a la acción como
encubridores su discípulo Remigio, otro prieguense José Ortiz y los maestros de
obras castilleros José Manuel Contreras y Cristóbal Contreras. Todos ellos
fueron apresados y tuvieron que salir en su defensa y dar fianza a la Justicia
varias personas relacionadas con el mundo de la retablista como el artista
alcalaíno Francisco Paredes y los carpinteros Francisco Palomino y Juan de
Aguayo.
Corresponde este acontecimiento
alcalaíno a su primera etapa formativa y en contacto con el taller de Francisco
Javier de Pedrajas, con el que comparte ese momento de la configuración del
barroco andaluz, cuyo centro neurálgico fue Priego de Córdoba, donde bebió de
las fuentes de otros maestros como Juan de Santaella, los hermanos Sánchez
Rueda y José Álvarez Cubero. Es un momento artístico en el que este barroco
singular se incardina con estilo rococó, la originalidad de cada artista y la
transición al neoclásico. Posteriormente a este acontecimiento en la ciudad de
la Mota, hasta 1790 consiguió desvincularse de su maestro creando su propio
taller. e intervino en el Sagrario de la Asunción de Priego, portada
y torre de la iglesia del Carmen, y retablo de la Caridad de Priego, Artista
que dominaba perfectamente el arte de esculpir la piedra, fácilmente trabajó
otros materiales como el yeso y la madera como escultor, retablista,
arquitecto, imaginero, pintor, y hasta urbanista, ya que fue maestro de obras
de la ciudad de Priego.
En el Periódico Jaén, La Semana. Domingo,
19 de enero de 2020
LA SAGA ARTÍSTICA DE LOS PRIMO
Gracias
a mi amigo el investigador Rafael Cañadas, en Alcalá la Real tuve la
suerte de ampliar la historia de los Primo. En esta tierra, cuna de artistas,
se puede contar con un nuevo y famoso escultor, que se reconoce en
la Historia de Arte por ANTONIO PRIMO.
Según Cañadas, su padre fue también escultor y se constata la presencia de su
gubia en el retablo de San Francisco de la iglesia venerable orden tercera
franciscana de Priego por los mismos años que era maestro mayor de obras de
Alcalá. También contrató obras en Lucena, Baena, Andújar, Montilla… Pero,
por los datos del Archivo Municipal de Alcalá la Real, en los libros de Actas
de Cabildo, en el segundo decenio del siglo XVIII no extraña que ejerciera de
maestro mayor de obras, sustituyendo a Manuel del Álamo.
Este hijo debió formarse en los talleres
de este escultor, retablista y maestro de obras durante su estancia en
Alcalá la Real.
Por los años treinta ya su padre
no estaba en Alcalá, ya que no participó en el proceso de ejecución de
importantes obras municipales como las nuevas Casas del Ayuntamiento.
Antonio se trasladó a Baena, y
posteriormente a Andújar, donde se casó en 1731 con Teodora María Garrote
Córdoba, llamada también Juana Córdoba. Tuvo una hija de nombre Mariana, y
debió fallecer el 14 de enero 1753, y testó por aquel tiempo ante
José Pelayo (12 de enero de 753).
Antonio no fue el único hijo, artista y
escultor, de Mateo, sino que, junto con su padre, su hermano Francisco formó
parte de este círculo de los Primo, que trabajaron en los retablos barrocos de
las ciudades del centro de Andalucía, Antequera, Lucena, Estepa y Écija.
Francisco dejó su huella en la parroquia de Santa Ana y Santo Domingo de
Archidona, o en la ermita de la Veracruz de Estepa. Muy relacionados con
la orden carmelitana descalza engrandecieron con su gubia muchos de sus
capillas y altares y formando e triángulo artístico de estos lares con los
miembros de la familia Diego Márquez y Vega y José de Medina. En la iglesia del
Carmen de Antequera, se encuentra el mejor exponente artístico de
estos tres famosos retablistas: el padre Mateo trabajó en el retablo de
San Elías, Francisco puso sus manos en el Cristo de las Pena s y
Antonio culminó aquel cielo barroco del altar mayor, donde se desarrolla un
programa celestial exuberante y de soberbia perfección. Según el célebre
crítico Taylor figura entre las más grandiosas máquinas de este género
en Andalucía.
Como
escribe un crítico de arte, “en los años centrales del siglo XVIII diversas
ciudades y pueblos del centro de Andalucía se consolidad como centros
artísticos de gran importancia, y aparecen en escena una serie de artistas,
escultores y retablistas que extienden su influjo más allá de sus respectivas
localidades de residencia. Estos centros artísticos se encuentran en Écija,
Antequera y el sur de Córdoba (Lucena-Puente Genil, Priego). También por su
carácter céntrico llegarán obras y tendencias de Sevilla, Córdoba, Málaga y
Granada. Los tres núcleos que preferentemente surtieron a lo largo del siglo
XVII y XVIII la demandad de Estepa, parecen haber sido Sevilla, Écija y
Antequera. · Y ahí estuvo la mano de la familia jienense de los Primos.
Otros jienenses que se enorgullecieron
de decir que eran de Jaén.
En la semana de Jaén. domingo, 19 de enero de 2020
VI
ARS PICTORICA
JOSÉ SÁNCHEZ JIMÉNEZ, PINTOR DEL SUR.
José Sánchez Jiménez
es un pintor nacido en tierras alcalaínas, y cuya obra trasciende en el
localismo para expresar contenidos universales. Se formó en la escuela de
Bellas Artes de Granada y en el entorno de famosos pintores del mundo artístico
de la docencia alcalaína. Le marcaron la impronta de pintores como Diego Ruiz
Cortés, Lola Montijano, Povedano y Antonio Campaña, pero bebe de las fuentes
clásicas de la pintura y de los primeros movimientos renovadores de
la obra de Van Gogh, en sus primeros tiempos de aprendizaje.
Toda su obra está imbuida de una gran carga de
humanismo y de espiritualidad en el sentido amplio de este término, que
convierte a la obra un ente significativo, y no en una mera descripción
plástica o simplemente figurativa. Superó los inicios académicos a
través de diversas propuestas afines a los movimientos de modernidad y
vanguardia. En sus obras de sus primeras etapas, más cercanas a un realismo
sugerente, culminan con el cuadro del Descendimiento de
la iglesia de San Juan, una obra que se entronca en la composición
clásica, y la exposición colectiva de personajes retratados
siguiendo el modelo del Greco en medio de una atmosfera de contraste
entre la desnudez del alma humana y el paisaje cálido y abrasador de
la noche oscura en torna a la figura cristiana.
En la siguiente etapa, predominan los bodegones y los paisajes bodegones
(especialmente los dedicados al zumaque), en los que se abre el camino del
esquematismo geométrico y la simplicidad, basado en la armonía del número y
geometrías pitagóricos. Le aporta a cada obra ese elán, o fuerza que
se define y plasma en el trazo grueso de la paleta y en la gama del
color. En palabras del pintor y catedrático madrileño Antonio Zarco
con motivo de una exposición anterior(Alcalá la Real 1998) que
resumía su obra hasta aquel momento. : “ producía,
a primera vista, una impresión general de vigor, fuerza y casi arrebatos
volcados exclusivamente en los modos de comunicar, más que en las temáticas, si
es que a estas alturas o bajuras del arte, se puede hablar de
estos temas”. Si el girasol fue el emblema definidor del
famoso pintor holandés o las etapas azul o rosa en otros pintores
contemporáneos, el zumaque y la gama de su metamorfosis cromática definió una
etapa de este pintor alcalaíno, de modo que convirtieron a este arbusto,
antaño con fines de productividad artesanal y hoy en un paraje de
entorno patrimonio paisajístico, en un discurso de un relato de
emotividad vivencial entre el pintor y el paisaje con un tratamiento
que adquirió un nuevo paso en su libertad expresiva a la hora del tratamiento
pictórico de los colores cálidos.
En la línea de
entroncarse con el alma colectiva, Pepe Sánchez siempre se identificó y dejó su
huella con el monumento o el continente público, proporcionando en
los grandes murales los nuevos pasos de una pintura más
geometrizante, que dejó su huella en la pintura de estos grandes
frontales. Desde los años ochenta con el monumento a la besana y a la ciudad
fortificada en el frontal de rellano de la escalera de las Casas de
Cabildo hasta en los murales de centro de la Sagrada Familia. Sin
olvidar su huella en cualquier pequeño rincón debajo el intradós de un muro de
descarga o de un paramento de una iglesia, como lo atestiguan el claustro de la
iglesia de Nuestra Señora de Consolación. No hay rincón o casa
alcalaínos, que, como Zabaleta, no conserve alguna versión artística y original
de tratar la imagen patronal o de otras advocaciones; tampoco
olvidó el mundo del bodegón, con cuadros como el pan encadenado, muy cercano a
sus vivencias espirituales y de compromiso. Pero el paisaje y el retrato ha sido
la temática y el trabajo en el que ha tratado de abrir nuevos caminos de
investigación técnicos con las técnicas más variadas y materiales –desde el
acrílico al óleo- y desde aquellos primeros cuadros donde la reducción a la
geometría se vestía de blanco y negro y, en los actuales, más
policromáticos, en los que no olvida, para no caer en una simple composición
geométrica, el acercamiento muy acertado a la realidad de la
persona representada con su estudio personal o del ambiente que le
sustenta. Desde todos los ángulos, sus nuevas obras abarcan su
retrato psicosocial a la descripción física del individuo. Esta nueva
etapa la presentía el anterior profesor como “algunos grandes
retratos-cabeza, y otros, menos, donde la figura humana anónima era
representada. Pero sobrevolando esos elementos temáticos que pasaban a segundo
término, estaban con una evidencia y protagonismo enorme, los distintos modos o
intenciones plásticas con los que José Sánchez se
Domingo, 13 de mayo de 2018. En la Semana del diario Jaén.
JOSÉ
MANUEL SÁNCHEZ DARRO
En
las Jornadas montañesinas celebradas
recientemente en Alcalá la Real,
acudieron muchos tratadistas e investigadores de la obra del famoso
imaginero Martínez Montañés, pero, al mismo tiempo, artistas y personalidades
del mundo cultural andaluz. Entre ellos destacó la presencia del famoso pintor
José Manuel Sánchez Darro, natural de la ciudad de la Mota. Posteriormente,
desde su adolescencia, se afincó en Granada, donde ha desarrollado toda su
trayectoria artística y se ha convertido en un exponente universal en los
distintos campos del arte, desde la pintura a la escultura pasando por el
grabado o, diseño. Tuvimos la
suerte de compartir con él parte del
recorrido de la Magna Exposición del Aula Magna de san José de Capuchinos,
porque, con su saber, imbuye a su entorno en una serie de reflexiones muy importantes para el conocimiento de su obra. Ante la
presencia de las obras expuestas, Darro reconoció sus fuentes artísticas, en
las que su paisano Montañés comparte con todos los artistas y movimientos clásicos ese manantial
de donde adquirió su formación: desde el
mundo grecorromano hasta Leonardo da Vinci, sin olvidar los clásicos Velázquez o Durero, y los movimientos culturales
importante del mundo contemporáneo, desde
Goya hasta Picasso del siglo XX,
como Picasso.
En
la primera sala, dedicada al paso de infancia de Juan Martínez por tierras
alcalaínas, comentó una curiosa
anécdota delante de aquella pila
plateresca, donde fueron bautizados . Y la ilustró con el día de su bautizo, en el que su padre
escuchó los augurios del párroco don José Luis Cuevas Motos, de que las mismas aguas del Lisipo Español
estaba recibiendo su hijo e esta pila de la iglesia de las Angustias
pronosticando y anunciando que destacaría como un famoso pintor. Ya , en
los primeros años de su vida, también coincidió con la trayectoria
vital del Dios de la Madera, para
encontrar el primer maestro del mundo pictórico en el liceo alcalaíno
Alfonso XI, donde impartía su docencia
el pintor sevillano Diego Ruiz Cortés, un maestro que llegó a ser su
amigo. Un profesional que le imbuyó el
afecto por el mundo del arte junto con otros futuros pintores naturales de Alcalá como Manuel
Martínez Vela o Ricardo Bellido, compartiendo momentos de aprendizaje cuando el resto de los niños se dedicaban al juego. No es de extrañar que su primer respondiera a una obra sugerida por su padre,
un encuadre de la Mota con la iglesia de San Antón, que siempre recuerda en su
visita a su tierra natal.
Ante la escultura de Pablo de Rojas,
como el maestro de Martínez Montañés,
marchó a Granada, y amplió sus
los estudios en la Escuela de Bella Artes de Granada de la mano de los profesores Juan
Manuel Brazán ( pintura) , Miguel Moreno
( escultura ) y Julio Espadafor (grabado). A partir de sus primeros pasos de pintor,
varios hitos concurren en su vida artística. Desde sus primeros contactos
con el mundo de las universidades americanas hasta la creación del Grupo ZEN-DA con el artista japonés Zenitani,
realizando exposiciones en tierras
japonesas, su presencia artística se
multiplica junto con su labor y docencia en
encuentros, bienales, publicaciones, congresos nacionales e
internacionales.
Como
pintor y escultor creador del
Esculturas del Grupo 8.8, junto al arquitecto Alejandro Muñoz, ha participado
en numerosas exposiciones, individuales y colectivas y ha sido invitado como
ponente en las universidades de Harvard, Delaware, Columbia y Puerto Rico.
Darro experimenta muchos campos del arte como el diseño y se ve
inmerso en una referente cultural que se
encuentra en muchos espacios urbanos y de otra índole. Pasa de las etapas
figurativas hasta abstracción. Y nos viene a nuestra mente
aquel cartel anunciador de una celosía de la Mezquita de Córdoba con motivo de
la presentación del Legado Andalusí por los años ochenta del siglo pasado.
En su nueva etapa que versa sobre la geometría fractal, la Alhambra
y los estudios de Rafael Pérez Gómez, se
interrelacionan e imprimen un
sello indeleble a su obra, de experimentación, creatividad y de respuestas sensoriales y cognitivas, donde
el espectador se acerca a este estímulo intelectual dentro del placer
mental. Quedaron diversos hitos, como la
estatua de Fernando de los Ríos, o los premios
a los becarios del Consejo Social de la Universidad de Granada (con ese
estímulo poético del texto literario).
Pues Darro se coaliga con la poesía, y
lo ha realizado con los textos famosos escritores como Juan de Loxa, Juan de la Cruz, Rike,
García Lorca, y sobre todo, con Elena
Martín Vivaldi, con la que compartió el
Hermanamiento Poético entre ella y la puertorriqueña Julia de Burgos, e,
incluso les ilustró el libro de este acontecimiento. Por eso, no es de extrañar
que la poetisa granadina lo calificara como el pintor poeta. En este artista,
se hacen patentes estas palabras alusivas a su creatividad, investigación, emotividad y sensibilidad, cuando se sueñan atmósferas se crean
mundos infinitos y fascinantes, las realidades toman otra forma, las formas
adquieren otras dimensiones y el arte se
transforma en una obra que nace del corazón. El artista es una manifestación de emociones,
donde la creación es el lenguaje; la expresión se suelta en múltiples
vibraciones, técnicas y temáticas que delimitan un estilo propio, una firma que
hace reconocer lo imaginario por medio de la obra del autor.
En la actualidad, con reminiscencias de
nuestra tierra jiennense, la propuesta creativa para la campaña “Always Segureño” se muestra fiel testimonio como Darro aplica la geometría
a sus obras dentro de ese intento
de despertar al espectador “la
falta de conciencia sobre la rivalidad entre la naturaleza y la sociedad
contemporánea”. Son patentes la
huella nazarí, el surrealismo, la
geometría, y el universalismo de relacionar al hombre con lo transcendente
dejan huella en esta obra.
En la semana de Jaén. domingo, 19 de enero de 2020
DOLORES MONTIJANO . DOLORES SERRANO RUIZ
Dentro del “impulso de un recuerdo”, trata de
reconstruir los cimientos de una vida pasada, para cerrar página. Y con
palabras de su hija María José, estudiosa de la sinestesia se ve imbuida dentro
de un modo de sensaciones, olores y espíritu mágico que los entrelaza mediante
un juego de simbologías y metáforas muy kinestésicas en torno a la Casa de su
infancia, actualmente residencia actual de afectados de salud mental Faisem) y
ubicada en la calle Bordador. Vellido, por su parte aludiendo que
se ve atrapada por el espacio y tiempo, cree que “sin saber cómo ni por qué,
se encuentra recuperando del pasado, aquellas sensaciones, aquellas emociones…
aquellos días en ‘La Casa’. Justicia poética, lo llaman. Una casa que, como
todo lo que nace de ella, adquiere viva propia. Los personajes que por aquella
casa pasan, viven, charlan, rezan, sienten y experimentan emociones –incluso
miedo ante el inevitable azote de la Guerra- son solo un pretexto para hablar
de la Casa, que se asienta sobre unos cimientos de “quietud y clemencia”.
No
olvidará jamás, coincidiendo con su nueva residencia en Granada a partir de
1971, su ingreso en el Taller de Grabado de la Fundación
Rodríguez Acosta, bajo la dirección de José García de Lomas,
donde asistió al curso de Grabado del profesor Renato Bruscaglia del Taller de
Urbino (Italia) sobre técnicas clásicas y actuales del Grabado, lo mismo que el
curso impartido por el profesor Robert Dutrou, Miembro de la Fundación Maegth
de Saint Paul de Vence. A partir de la nueva residencia y formación
artística ejerció de docente del arte y formó parte de los siguientes grupos:
miembro fundador del Grupo Aldar.1984; miembro fundador del Grupo Acción
25; cofundadora de la Asociación Cultural Taller experimental de Grabado
Realejo (1985), donde desarrolló su labor artística hasta 1997, (1991); docente
del curso de Técnicas de Grabado experimental para licenciados en Bellas Artes
en el Taller Hilé de Granada (1996). Participó también como docente en el curso
de Grabado y Sistemas de Estampación en su propio taller. E impartió el curso
de Alternativas experimentales en Grabado y Estampación en el Centro Andaluz de
Arte Seriado de Alcalá la Real de Jaén, (1999). Y, este mismo año, destacó como
Fundadora del Grupo Q.
Domingo, 7 de mayo de 2017 EN EL
JAÉN SEMANAL
UNA COLECTIVA PARA LOLA MONTIJANO
En la el Aula Magna gracias a la labor de los
comisarios y pintores Sebastián Rosales y Federico Barquero, se asiste a una
antología de muestras artísticas de nuestro entorno, predominando los pintores
locales desde las generaciones que principian su cursus artístico hasta los que
dejaron su huella en muchos rincones de
las dos provincias andaluzas. Este es el
caso del autodidacta Krispinano que nos recoge
un paisaje andaluz de un cortijo
entre olivos, con un sello de
autenticidad y de expresividad rotunda en el tratamiento del color y
composición apropiada de las masas.
Su
hija María José ofrece seis cuadros y nos recuerda en su obra sus estudios en
las formas kinestésicas en sus seis
teselas del mosaico del Desierto de Sahara. El comisario Rosales destaca con “Los sueños y la vida”, una
expresión onírica de un mundo de
imágenes y de acontecimientos envueltos en trazos delicados, haces de luz, y en la gama
de gradación de colores dulces
que difuminan sentimientos amables y de pasión por la vida.
Se acercan a la sala expositiva nuevas generaciones y nuevos aires de la mano
de Noelia Cuenca con un tratamiento atrevido del retrato de
Rocío en nuevas formas de expresión
gestuales. Isabel Padilla conforma el
espacio arquitectónico del hotel “Victoria” con una obra en la que se abre el espacio entre las dos perspectivas,
vertical y horizontal, y la reducción de
la esencia de la mancha y color. Rafaela Arjona nos sorprende con el
tratamiento de sus grifos y tenantes,
que denotan un tratamiento clásico.
María Ángeles Jiménez, aunque procede
del mundo de la acuarela, no sorprende con un conseguido óleo de Dulcinea. La profesora
Carmen Montoya se inclina con una
interpretación feminista “Natura
“dentro de su una reinterpretación moderna de la mujer boticelliana. Antonieta Castro es otra
pintora alcalaína que acaricia el
intimismo y resalta su feminidad en el tratamiento de las formas.
Entre los maestros alcalaínos, el relato lo abre la familia
Moreno: Juanma con su “
Niño-Dios aprieta pero no ahoga”, una nueva interpretación de su sobrino
Adriano elevándolo a una cosmovisión de la relación del hombre y la naturaleza
con un buen complemento entre el color del personaje y el fondo; por su parte
, su tío Vicente Moreno continua con su” Naturaleza pensándose a sí misma”
en acrílico sobre tabla un discurso de interpretación social del mundo
rural y el medio ambiente en consonancia con los matices del verdes, azul, blanco y negro y la integración del colectivo humano. Antonio
Manuel Ramírez, nuestro “Epi” le ofrece a Lola
un óleo sobre Cartón, con el título de “San Juan”, un juego de movimiento dancístico de formas humanas, muy completadas entre el
color y las líneas ondulantes, jugando con las convexidades y concavidades
de las figuras humanas. Federico
Barquero muestra su carácter bifronte en el tratamiento de los temas con su
obra tratamiento del color y las formas geométricas y la reutilización de
materiales para fines artísticos.
Antonio Campaña se mantiene en la línea entre el tánatos y el eros, en medio de una excelente composición tratamiento del color. Paco Carmona sorprende con sus atrevidos y
esquemas del tratamiento
Entre los jiennensed,
Gaspar Cortés se manifiesta en su nueva
línea de figuración y abstracción desgarradas dentro de expresionismo
figurativo. José Cortés presenta un
paisaje jiennense de expresionismo matérico, a la que imprime su sello personal
del color y juego de las masas. Manuel Kayser
ofrece otro paisaje del mar de olivos, con una gradación de verdes y
azules con la que caracteriza la armonía de las sierras y altiplanicies
jienenses en su óleo “Brumas”.
De Granada, la lámpara
maravillosa de Juan García sorprende por la fuerza de la expresión de la
intuición estética entre el amor, la
renuncia y quietud. Teresa Ortega, con Los infiernos del
sexo, recrea en técnica
mixta sobre lienzo un cuadro de
compromiso. De Carlos Villalobos
sus dos dibujos y acuarelas, titulados Ah ontar, muestran el movimiento de la naturaleza con unos paisajes sobre papel y de bello
efecto compositivo. En cuanto Manuel Vela,
alcalaíno y afincado en Granada,
su reducción geométrica del paisaje ha quedado reflejada en sus formas eslabonadas de la obra presentada dentro de la gama de rojas y azules. El malagueño Jesús
Conde, afincado en Granada, nos muestra bellos rincones andalusíes con unos
entornos de excelente ilustración pictórica. Entre Jaén y
Granada, la doctora Carmen Bermúdez presentó
un bello desnudo de mujer con un
escorzo atrevido y compositivo y el rostro.
La
participación extranjera se complementa con la participación de Teiko Mor,
compañera de Lola Montijano en el Grupo Q
con su “Quiromancia”, un aguafuerte en relieve, de clara influencia
oriental. Zentage ofrece su método con
la colaboración de Annie Taylor y su taller de Raquel Ortega, Beatriz Aguilera, Marise Navarro, Adela
En La Semana del Diario Jaén. 20 de septiembre de 2019
25 AÑOS IMPRESIONÁNDOTE
EN LA SEMANA DEL PERIÓDICO JAÉN
Con un breve apunte,
hacemos mención de la Exposición “Memoria de un sueño
cumplido”, un testimonio gráfico del V Aniversario de la Coronación de la
Virgen de las Mercedes, donde se recoge, en la sala de
Exposiciones del Palacio Abacial, un elenco de momentos históricos
que abarcan desde el recorrido de la imagen por las aldeas alcalaínas y los
barrios de la ciudad en los años que precedieron a su Coronación hasta los
mínimos detalles del acto canónico. En medio de un aparato documental de actas conmemorativas,
romances, oraciones del momento, y carteles, se ilustra
pormenorizadamente aquel momento histórico y religioso de los
alcalaínos.
Con la muestra el comisario trata de incardinar los pintores y fotógrafos s
actuales de Alcalá con los prestigiosos artistas de la Historia de
Arte, que han nacido en esta tierra. Desde Juan Ruiz, hasta Pep
Ventura, de Montañés a Pablo de Rojas; y además, pone de manifiesta el vivero
del alumnado alcalaíno de la Escuela de Bellas de
Granada. El comisario Barquero Mesa expone un homenaje a la empresa
patrocinadora con Taller de Impresión, una versión
geometrizante de la Mota, y varios retratos de sus familiares. Paco
Carmona impresiona sus esbozos de la Mota, unos acrílicos, de tinta
sobre papel, que cautivan con el buen uso de trazo de la línea y su
conjunción con el color. La profesora Mamen Castillo, nos introduce en la
ilustración del mundo de la ficción infantil a través de acrílico y lápices de
colores con Nuestro Bosque y dos The Firely. El
intimismo se demuestra en La Mirada de Antonia Castro
y sus acuarelas (Ciudad de Africa, Madre, Campo
Andaluz y Naturaleza), se adentran a esa espontaneidad y
frescura que le atribuye el pintor Juan Pedro Linares. La joven
artista Noelia Cuenca con sus acrílicos Sombrerero e
Hipocampo se adentra en la complejidad psíquica de los
personajes de su acercamiento pictórico. María José de Córdoba, presenta dos
versiones de Jamás necesité tanto del aire, en dos tintas sobre
papel superalfa que armoniza el color, la línea y el
sentimiento sobre un paisaje desértico
El consagrado artista Paco Montañés nos presenta un Homenaje
a Tres Impresores con dos retratos tratados al óleo y
al carbón prensado y pastel, a través de una precisada
técnica que le convierte en maestro del retrato. La veterana Lola
Montijano nos sorprende con dos series de grabados,
titulados, Serie Cabezas, de clara marca en consonancia de los
pintores contemporáneos . El joven Juanma Moreno se desenvuelve con
dos óleos que marcan la rabiosa actualidad del relato y la
caracterización del nuevo mundo tecnológico, con una crítica a la virtualidad fotográfica. Su tío el autodidacta Vicente
Moreno presenta su versión Sobre Lo social, una cosmovisión
en blanco y negro del mundo actual, a la que añade pequeñas figuras
escultóricas sobre la esencialidad de la vida en la escultura de
Jerónimo y el desnudo de la pareja. Isabel
Padilla fusiona los colores gráficos fundamentales con
espacios arquitectónicos del patrimonio alcalaíno en Primarios I
y II, en dos variantes sobre el Palacio Abacial. El veterano pintor
Sebastián Rosales se sumerge en el juego del color diluido de un acrílico sobre
tablez y cinco versiones de sentimientos humanos desde la
expresividad del rosto con una pincelada de trazo más grueso que la
anterior (Alegría, Sorpresa, Tristeza, Miedo y Canto). Antonio Ramírez,
con Paraíso y Regalo, se cala en el recorrido creativo
entre dos acercamientos diferentes en técnica y contenido, con
influencia de los impresionistas. Rafa Ruiz su Tintero y la Mejor
Pluma ofrecen los aires de libertad y creatividad
artística con los que adquiere la confianza de sus producciones. Zumaque de
Pepe Sánchez nos vuele a la etapa colorista de este autor en el que este
arbusto le hizo descubrir un universo singular dentro del mundo del arte.
Dentro de este nuevo universo de los acrílicos el pintor consagrado y
profesor jubilado Manuel Martínez Vela juega con la línea
y el color compositivos en OUTLINE 2, 5 Y 6.
En el campo de la fotografía, José Hidalgo (PPH), acerca su imagen al mundo
de la pintura con sus siluetas de Equilibrio, Dualidad,
Origen, Fuerza Simétrica, Lucha y Timidez. Paco
Navas, aúna la fotografía y la percepción
visual creando imágenes en tres dimensiones del mundo de
las bacterias, la ciclogénesis, y la araña. El pintor José ángel
Vega realiza con gráfica digital y
fotografía tres composiciones, que transcurren de la naturaleza (El
árbol azul) a la deshumanización (El Viaje), haciendo parada
al humanismo (Caverna Roja).
En el Periódico La Semana del Jaén. miércoles, 28 de agosto de 2019
Afincado en la ciudad de la Mota desde hace más de cuarenta y
cinco años, seleccionó para manifestación pública un elenco de cuarenta
obras, en las que recoge el último periodo de su versión artística, donde
el paisaje, los bodegones y el retrato han sido expuestos en anteriores convocatorias.
Jubilado y ex catedrático de Dibujo del Instituto Alfonso X de Alcalá la
Real, recorrió con su docencia diversos centros educativos de enseñanza
secundaria y compaginó sus estudios con la enseñanza de modo que su huella se
hizo patente en muchos pintores de la Sierra Sur formando el
grupo ARPA. Son muchos rincones de España, donde está presente o ha sido
exhibida su obra. Como la define el propio autor, por encima de cualquier
otra connotación adyacente, sus cuadros denotan, por encima de todo, arte,
La composición, la armonía, el color y el encuadre muestran el dominio de las
técnicas de un pintor ya consagrado y acicalado por los años, la docencia
y el oficio. Parte del axioma estético y, haciéndonos eco de sus
palabras "un cuadro es ordenar, componer formas, al margen de que las
formas sean realistas en la interpretación naturalista o geométrica o en lo irreconocible,
pero siempre pesa en su obra la armonía y la estética". Su verbo
sintético conduce perfectamente a estas tres maneras de acercarse a la
producción artística. Claro y contundente como se manifiesta en Sueños y
Arquetipos, título de la exposición que se ofrece en el exconvento de
Capuchinos.
Adanismo, no en la forma de partir de cero, sino que
un gran elenco de pintores han dejado su huella en su concepción creadora,
desde Dalí a Picaso, desde Povedano a Velázquez pasando por el Bosco Giorgio de
Chirico o Paul Delvaux. No obstante, cada una de sus producciones e concibe un
alumbramiento que ofrece diversos ángulos para su interpretación y su
recreación refinada en la que predominan la interpretación onírica y los
arquetipos del inconsciente colectivo.
En La Semana del
Diario Jaén. domingo, 13 de noviembre de 2016
A lo largo del año, sorprende
la presencia de muestras expositivas en los diversos campos del Arte
en el Aula Magna de la antigua iglesia del Convento de Capuchinos de Alcalá la
Real. Pasaron recientemente, exposiciones sobre el patrimonio local
religioso con las Muestras locales de la Imaginería y Pintura de la Semana
Santa de Alcalá la Real del patrimonio local como la de Tiempos de Carlos IIII,
o de pintores contemporáneos como Paco Montañés y Antonio Campaña, y
algunas que contenía aspectos artísticos como la de Joaquín Sabina.
Pero, esta nueva muestra pictórica trasciende por su
amplio elenco de obras presentadas, como por el clima
cálido, casi conversacional que entabla con un diálogo
real entere el artista y el medio en el que se ha desarrollado su obra.
Durante
en estos primeros meses de verano (hasta el 15 de
julio), se exhibe un gran catálogo de retratos de la mano
del pintor José Sánchez Jiménez, que ocupan todos los muros del
cajón del templo capuchino. Abarcan desde el retrato personal hasta
el de personajes públicos universales. Entre los personales destacan
el estudio de la idiosincrasia y alma del pintor mediante una gama de
autorretratos que ocupan el testero del antiguo presbiterio, donde se denota un
profundo análisis del perfil de Pepe Sánchez, tanto desde
el punto de vista formal como anímico, pasando por el atrevimiento compositivo
y estudio del color aplicado a los diversos estados síquicos, dentro del
derroche de una fuerza expresiva, conseguida gracias al dominio
figurativo y mixtura de colorido.
Cercanos a estos, se halla otra serie de retratos dedicados a su familia (
esposa e hijos) , que recogen perfectamente el candor y el calor
humano de sus rostros , en los que se consigue la unión
de sus sentimientos manifiestos de empathía hacia
ellos mediante el logro de recoger rasgos expresivos con
los colores apropiados,; en esta faceta, no olvida a
los familiares que le dejaron huella como su tía
Isabel, o actuales, como Pepe Parra.
Se
acerca, también, al mundo de la esfera pública, tanto a nivel local
con los lienzos del consejero Felipe López, la senadora Elena
Víboras o el diputado Juan Ángel Pérez Arjona, como de otros
políticos nacionales como el presidente Rajoy y Zapatero. Su
bagaje religioso no pasa desapercibido, porque se relaciona con personajes
reales como el Papa Juan Pablo II o simbólicos con la imagen de San Pedro o
figura de un Cristo que impresiona por envolver al receptor el
misterio de la fe. Si hubiera que colocar en el primer
escalafón a alguno de ellos, nos quedaríamos con la perfecta composición del
célebre personaje del Julillas, Judas Iscariote, de la Semana Santa
viviente de Alcalá la Real. Es un símbolo, que plasma,
perfectamente, el clasicismo compositivo y la creatividad de su
obra mediante la maestría de mezclar la forma cromática
adecuada con el contenido figurativo para exponer el sentimiento de
un personaje perseguido por la locura de una aventura vital desorbitada entre
sombras de trazos melancólicos azulados, colores cálidos del rostro y fondo
dramático entre el negro y el rojo de la túnica. Por eso, recogemos
estas palabras de la pintora María José de Córdoba: “Estas obras parecieran invitarnos de manera hipnótica y seductora a
desprendernos de los conceptos y conveniencias del mundo y a contemplar, vivir,
reflexionar desde la pasión corporeizada y transcendida a la vez, de sus
paisaje encadenado en una especie de manera de marea, en una danza infinita de
fluyente energía. Su nueva propuesta pictórica y técnica, en estos retratos, no
solo capta a la perfección el parecido físico, sino también el emocional”. Y
esto lo dice la hija de Lola Montijano, con la que compartió aquel diálogo de
retratos pictóricos de su madre y el mundo de su formación, que se
encuentra exhibiéndose en las galerías del Teatro Martínez
Montañés.
Como comentó el catedrático Antonio Campaña en el día de la
inauguración, no todos los pintores son capaces de
enfrentarse con este aspecto pictórico del mundo retratístico, además de estar
el retrato muy asediado por las nuevas técnicas de otras
artes actuales como el cine y la fotografía. En esta labor,
destacaba la valentía y el acierto de Pepe Sánchez, a lo que añadía la destreza
de componer la obra mediante un estudio pormenorizado de elementos geométricos,
mezclados con colores, donde su mano alcanza grandes aciertos en expresividad
psíquica y de composición estética. Y, por encima de todo, esa
fuerza expresiva que atrae al receptor que visita a la exposición. Con
sus palabras: “En el retrato, Pepe
Sánchez trabaja magistralmente; por su tamaño, por su armonía y, sobre todo,
cuando consigue, tras una interpretación personal, captar el alma y el parecido
de las personas retratadas. Eso es más difícil que pintar; solo los
grandes lo consiguen”.
En
8 de julio de 1018. En La Semana de Jaén.
JUAN RUIZ DE CISNEROS, ARCIPRESTE DE HITA, Y ALCALÁ LA
REAL
Desde
el último tercio del siglo XX el Arcipreste de Hita y Alcalá la Real han vivido
una serie de acontecimientos que los han marcado significativamente. Con motivo
del I Congreso del Arcipreste de Hita, celebrado en Barcelona, los profesores
Emilio Sáez y José Trenchs removieron, en 1972, las bases del lugar del
nacimiento del poeta del Libro de Buen Amor, al establecer la ciudad de la Mota
como lugar de nacimiento del poeta castellano. Se fundamentaban en el personaje
Juan Ruiz de Cisneros que identificaron con la trayectoria vital del Arcipreste
de Hita. Estos investigadores relacionaban al autor del Libro de buen
amor con un familiar de don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo, hijo
legítimo del noble Arias González, de origen palentino, que cayó,
Pues,
se parte de la estancia de unos 25 años de la vida de este personaje en tierras
musulmanas, lo que justifica la fuerte impronta mozárabe en este libro. De ahí
que los defensores de esta nueva hipótesis abunden en el conocimiento del
Arcipreste de la vida musulmana; y lo dejan traslucir en las costumbres, el
léxico, algunos ambientes y territorios que se traslucen entre sus
versos…
A
pesar de que su patria complutense nunca fue abandonada por muchos prestigiosos
y estudiosos del Arcipreste de Hita, surgieron muchos defensores de la paternidad
andaluza por parte de escritores e investigadores, como Deyermond que recogía,
con su presencia en el II Congreso alcalaíno, esta identidad del Arcipreste de Hita con Juan Rodríguez (o
Ruiz) de Cisneros. Y resaltaba su extraordinaria historia junto con el fuerte
sentido «mozárabe» del «Libro de buen amor» (LBA). En una modalidad de esta
misma línea, el profesor Manuel Criado de Val, uno de los mayores estudiosos de
la obra y del Arcipreste, en la introducción al LBA en 1976 desarrolló, años
más tarde, en Historia de Hita y su Arcipreste (1998) su
teoría en torno a un clérigo que satirizaba de continuo a la figura del Obispo
y Cardenal don Gil de Albornoz. Por cierto, el primer abad de Alcalá la Real
tras la conquista del rey Alfonso XI.
PREMIO
DE POESÍA ARCIPRESTE DE HITA
Alcalá
la Real se hizo eco de todas estas investigaciones y asumió institucionalmente
este descubrimiento. La archivera e investigadora Carmen Juan Lovera emprendió
la difusión, a través de diversas revistas y publicaciones, del origen andaluz,
concretizándolo en Alcalá la Real, y dio sus frutos para incardinarse en muchos
sectores de la sociedad. Junto con Francisco Toro, publicaron el
pequeño libro Origen andaluz de Juan Ruiz Arcipreste de Hita
(1995), reforzando la hipótesis de los investigadores Sáez y Trenchs.
En
1979, bajo el patronazgo de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Alcalá
la Real, se inició el premio de poesía Arcipreste de Hita compartiéndolo
con el de prosa, que recibía también el nombre del humanista alcalaíno Alonso
Alcalá. Tras unos primeros pasos de convocatoria local, pronto adquirió un
rango nacional e internacional, consolidándose cada año más hasta el punto que
logró un gran prestigio entre los poetas, por su presencia numerosa en cada
edición, y, gracias al prestigio de su jurado presidido en muchas ocasiones por
el poeta cordobés Vicente Núñez y Pablo García Baena. Poetas consagrados
como Rafael Hinojosa (1979), Manuel Jurado (1980), Ricardo
Bermejo (1981 y 1985) Rubén Caba (1982), Gonzalo Santelices (1983 y 1989),
Miguel Criado (1984), Miguel López Crespí (1986), Vicente Gallego (1987), Josú
Montero (1988), Inma Vital (1990), José Blanco (1991), Antonio Varo Baena
(1992), Harold Alvarado (1993), Luís Miguel Madrid (1994), Soledad Zubera
(1995), y Manuel Pérez Casau (1996) resultaron premiados y se editaron sus
poemarios por el ayuntamiento alcalaíno.
A
partir de 1997, se convocó con un nuevo formato, cambio editorial y se
emprendió una nueva orientación de este certamen restringiéndose a la promoción
de los poetas noveles menores de 35 años y bajo el amparo editorial de
Pretextos, con lo que alcanzó un nuevo peldaño de su prestigio internacional,
en la que participan hasta en la actualidad jóvenes poetas de todos los lugares
del mundo. Comenzó la nueva andadura el poeta valenciano Antonio Moreno con
Visión del humo (1997) y le siguieron en siguientes ediciones
Vicente Luís Mora (Mester de Cibervía, 1999), Gabriel Insausti ( Últimos
días de Sabina, 2000), Ángel Mendoza( Cercanías, 2001), Baldo
Ramos (El sueño del Murciélago, 2002), Daniel Casado ( El viento
y las brasas, 2003), Juan Salido Vico (Víspera de ayer, 2004), Jorge
Díaz Martínez (Almizcle y tabaco 2005), Jaime García Márquez ( Otro
cantar, 2006), Alejandro Pedregosa ( Los labios celestes, 2007),
Luís Artigue (Los lugares intactos, 2008), Sandro Luna
( ¿Estamos todos muertos? 2009), Juan Mesenguer (Un secreto
temblor, 2010) Antonio Rodríguez Jiménez (El camino de vuelta,
2011), Bibiana Collado (Como si nunca antes, 2012), Adolfo González
(La luna en la punta de la Lengua, 2013), Aldaber Salas
Hernández (Salvoconducto, 2014), Luís Ángel Gonzo (El hombre
que viene, 2015, Alejandro Simón Partal (La fuerza viva, 2016)
y Cristóbal Domínguez (Secuelas 2017). También hasta 2008
se mantuvo un premio local del Arcipreste de Hita con un formato diferente y
más reducido recayendo desde 1979 en Rafael Hinojosa, , Carmen
Sánchez-Cañete Oria, Rafael García Medina, Angélica Jiménez, Ricardo
Sanmartín, Manuel López Hidalgo, Mercedes Garnica, Manuel Lizana Esteo, María
Teresa Afán de Rivera, Claudia Sánchez Pérez, Francisco de Paula Martínez Vela,
Jorge Romero, Rove Rovira, Pedro A. Pérez Hinojosa, Antonio González
Martínez, José Pérez Serrano, Raquel Moyano López,
Francisco Martin, María Serrano Canovaca, Francisco Jesús Martínez Murcia,
Enrique Hinojosa y José Ignacio Cervera.
Se
publicó en 2009 la Antología 30, por la editorial Pretextos,
una colección poética, en la que se recogieron los años comprendidos entre
1979-2008, con la selección de varios poemas de cada uno de los premiados de
los concursos anteriormente celebrados. Un prólogo, a cargo de la profesora
Inmaculada Murcia Serrano y Antonio Molina Flores, precedía, junto con una
breve reseña de la obra, a los poemas seleccionados. En palabras del
prologuistas, esta obra suponía “ una antología que el lector tiene
entre las manos, en primer lugar, el resumen de treinta años en la trayectoria
de un premio literario, pero también, inevitablemente, una muestra de lo que ha
sido la poesía escrita en nuestro idioma, en estas tres décadas La antología va
avanzando cronológicamente hasta el presente, dando cuenta en este periplo de
la variedad de tendencias, temáticas, tonos, voces y acentos que han conformado
nueva parte de la poesía contemporánea, y estamos convencidos de que este
trabajo es una muestra significativa de la evolución de la escritura poética ha
tenido en este tiempo(…) Ofrecemos una antología como respuesta : un conjunto
de poemas como instrumento para entender tanto la realidad como sus
transformaciones. Si no tuviéramos esta convicción no entenderíamos la poesía
como un modo privilegiado de conocimiento y de interpretación del mundo.
A
lo largo de los certámenes celebrados, se cul1minaba el acto de entrega de
premio y edición del libro con un día de hermanamiento entre Juan Ruiz,
Arcipreste de Hita, autor del LBA y poetas o escritores universales contando
con la presencia de prestigiosos escritores que serían de mantenedores del
acto. En muchas ocasiones, dentro del patio de Armas del recinto fortificado de
la Mota se celebró dicho acto con motivo de los Festivales de España y con el
concurso de muchas amantes de la poesía. Entre los hermanados, destacaron
Miguel Hernández, Antonio Machado, Rubén Darío, Jorge Manrique, Vicente Núñez,
Pablo García Baena, San Juan de la Cruz (1991), Sor Juan Inés de la Cruz
(1992), Luís Cernuda (1995) Carmen Juan Lovera (1996) Antonio Muñoz Rojas
(2002); y entre los mantenedores de los actos Antonio Gala, Ian Gibson,
Guillermo Sena, Rafael Pérez Estrada, Isabel Rodríguez, el fiscal Chamorro,
Rafael Hinojosa, y Carmen Sánchez Cañete. Este acto desgraciadamente
no se celebra desde que se orientó el certamen como promoción de los poetas
noveles y se organiza un acto poético en el Rincón de los Poetas de los
Arrabales de la Mota, con más presencia musical y del patrocinador de la
edición la Caja Rural de Jaén.
BIBLIOTECA
DEL ARCIPRESTE
Junto
Carmen Juan Lovera antes de su fallecimiento, Francisco Toro Ceballos mantienen
la llama de los estudios sobre la nacencia alcalaína, y desarrollan, además de
la coordinación de los congresos sobre el Arcipreste, labores de coleccionismos
para formar una biblioteca de estudios ruizianos, publicaciones, y ediciones
sobre el Libro de buen amor. Entre los libros recopilados destaca
una de las cinco copias manuscritas dieciochescas del Libro de buen
amor, que perteneció al bibliófilo Emilio Cotarelo y Mori. Se creía
perdida, y fue adquirida por Enrique Toral y donada a Carmen Juan, que, a su
vez, hizo lo mismo a la Biblioteca Municipal de Alcalá la Real. A estas hay que
añadir la documentación de Emilio Sáez por parte de su hijo Carlos Sáez al
mismo archivo y las publicaciones de Gerad Gibbn-Monypenny por parte de Louise
Haywood en el Congreso de 2007.
Entre
otros actos ruizianos, en el congreso de 2002, se llevó a cabo una exposición
compuesta del manuscrito comentado, tres ediciones de otros manuscritos, la
nutrida colección de casi 60 ediciones de la obra, 8 antologías, numerosos
estudios y artículos que se integraron en la biblioteca ruiziana y se fueron
ampliando con el paso de los años.
Dentro
de esta labor destaca en 2007 la edición facsímil del manuscrito del Libro
de buen amor, recogido de la Asociación Enrique Toral y Pilar Soler, con un
estudio introductorio de Carmen Juan y Francisco Toro y editado por el
Ayuntamiento de Alcalá la Real e Instituto de Estudios Giennenses. Se
desarrolla mediante un extenso recorrido sobre el descubrimiento, fuentes,
donantes y transmisión del manuscrito. Y por parte de Carmen Juan Lovera se
ilustra con una pequeña biografía de Juan Ruíz de Cisneros, autor del Libro
de buen amor. Relacionando este personaje con los hallazgos de Sáez y
Trenchs y otros documentos y vida del cardenal don Gil de Albornoz, descubiertos
por don Manuel Criado del Val en 1969, describe el estado de la cuestión
documental y biográfica. Insiste en el carácter andaluz, en acontecimientos
históricos reflejados en el LBA y la descendencia legítima de Arias
González. Todo ello acompañado de otra bibliografía, que asume la
patria alcalaína como nacimiento.
Y,
si se asumen las palabras de Deyermond.” El equipo alcalaíno, además de
crear un importante centro bibliográfico, ha realizado publicaciones, ha
organizado simposios y congresos y ha establecido contactos con especialistas
no sólo de España sino de otros países. Se ha Creado aquí en Alcalá la Real un
centro de estudios ruizianos de importancia fundamental”.
.
EL
RINCÓN DE LOS POETAS
Desde 2008, un monolito se levanta en el Rincón de los
Jardines de la Mota, junto a los primeros solares ajardinados de la extinta
calle de los Mesones y entrada en dirección a la Puerta del Arrabal Viejo. Una
inscripción en su base, escrita o en tres lenguas (arameo, árabe y castellano)
recoge Fija vos saluda, uno que es de Alcalá, como reclamo de una
ruta de frontera para adentrase, a través de las Entrepuertas, en la ciudad
fortificada de la Mota.
INSTITUCIONES
CON EL NOMBRE DEL ARCIPRESTE
La atribución del nacimiento alcalaíno comportó que el
pueblo de Alcalá la Real presenciara el poeta del LBA en las instituciones
públicas y en las asociaciones privadas. La propia plaza del ayuntamiento
alcalaíno, por acuerdo plenario de 1979, comenzó a denominarse con el nombre
del propio Arcipreste sustituyendo a anteriores nombres tradicionales como de
la Constitución, Vieja o del Ayuntamientos. Algunas empresas de servicios y
asociaciones culturales se denominaron con el título de Arcipreste de Hita. Las
calles de la nueva ciudad de la Mota se roturaron con los nombres de los
personajes del LBA: Trotaconventos, Doña Garoza, y don Gil de Albornoz. Incluso
la ciudad levantó en 2015 un monumento de una escultura sedente del Arcipreste,
obra de Sebastián Rosales Rosales, en el antiguo Compás del ex convento de
Capuchinos, que denominaron como la Lonja del Arcipreste.
LOS
CONGRESO DEL ARCIPRESTE DE HITA
Pero,
la ciudad no quedó en meras muestras de patrioterismo cultural, sino que quiso
profundizar y aportar su sede como lugar de congreso para los estudios
ruizianos, Desde el primer congreso celebrado en 2o02 hasta el sexto anunciado
para 2020, se han venido contando con la colaboración y el patronazgo del
Ayuntamiento de Alcalá la Real y del Instituto de Estudios Giennenses, Centro
para la edición de los Clásicos Españoles y la Asociación Cultural Enrique
Toral y Pilar Soler. A estos se ha sumado en los últimos años el Instituto
Cervantes y la extensión de Alcalá la Real de la UNED. Y, siempre contó con la
colaboración del académico y catedrático Francisco Rico.
Estos
congresos fueron antecedidos de un congreso internacional sobre Estudios de
frontera y el Arcipreste de Hita en 22 al 25 de noviembre de 1995, coordinados
por el profesor José Rodríguez Molina y Francisco Toro, donde predominaron las
comunicaciones sobre temas fronterizos. Tan sólo, algunos ponentes versaron
sobre El Libro de buen amor: Manuel A. Barea, sobre
presentadores de refranes en el libro, María Francisca Montalvo sobre el
procedimiento judicial, Juan Gutiérrez Cuadrado sobre la
lengua, y destacando Salvador Rodríguez Puértolas sobre Horizonte
literario en torno al Arcipreste de Hita: un hombre y un libro fronterizos,
que se inclinaba por el origen andaluz del poeta.
Entre
9 y 11 de mayo de 2002, se celebró el I Congreso, al cuidado de Bienvenido
Morros y Francisco Toro. Contó con la presencia de universitarios e
investigadores prestigiosas universidades como Harvard, Lieja, Nápoles y
España. El académico Francisco Rico colaboró
intensamente en el desarrollo del primer congreso de Alcalá la Real junto con
el Centro para la Edición de Clásicos Españoles. El discurso de apertura corrió
a cargo Francisco Márquez Villanueva, profesor de la Universidad de Harvard y
disertó sobre Juan Ruiz y el celibato eclesiástico. Tras él, se desarrollaron una serie de
sesiones plenarias, en las que intervinieron varias ponencias de Ramón
González, Bienvenido Morros, Jacques Joset, Alan Deyermond, y Alberto Vàrvaro
sobre la persona de Juan Ruiz, y las fuentes, el pensamiento, la difusión y
recepción y el texto del Libro de Buen Amor. Varias ponencias invitadas y
relacionadas con la obra, trataron sobre la influencia del Libro del Libro de
Aleixandre (Jorge García), el mundo del Arcipreste (Antonio Linage) la
paremiología en el LBA (María Pilar Cuartero Sancho), sobre la música (Pepe
Rey) y, saber médico (Marcelino Amasuno). Más de veinte comunicaciones
versaron sobre otros aspectos variados de la obra y del autor: desde aspectos
biográficos y literarios hasta los socioeconómicos pasando por interpretaciones
iconografías, éticas, críticas y del mundo de los viajes. Sobre el origen
alcalaíno del Arcipreste de Hita, Carmen Juan aportó nuevos datos biográficos y
acontecimientos históricos reflejados en el Libro de Buen Amor en torno a su
nacimiento andaluz, la relación con Calatayud, la infanta María de Aragón y el obispo
de Sigüenza Simón Arias González, tío de los canónigos Juan Ruiz y sus hermanos
Simón Ruiz de Cisneros, Rodrigo y Fernando Arias González sin olvidar la estructura, y el género literario del Libro de Buen
Amor.
Entre
10 y 12 de mayo de 2007, se celebró el II Congreso Juan Ruiz, Arcipreste de
Hita y el Libro de Buen Amar, en homenaje al prestigioso investigador Alan
Deyermond. A cargo de la publicación de las actas se preocuparon Francisco Toro
y Louise Haywood, con la colaboración de Francisco Bautista y Geraldine Coates.
También contó con la participación del Centro para la Edición de los Clásicos
Españoles y el Instituto de Estudios Giennenses. Destacó en este congreso la
comunicación de Louise M. Haywood sobre La contribución de Alan Deyermond a los
estudios del libro de Buen Amor, en dos aspectos de la tradición crítica del
Libro de buen amor: la historia literaria en la que abunda y la
crítica sin olvidar sus aportaciones orales. Resalta la recopilación de todos
los estudios publicados ruizianos sobre el poeta castellano por el estudioso
norteamericano. Las propias palabras de Deyermond pueden resumir el congreso y
sus aportaciones:” He entendido el l Libro de Buen Amor de vez en cuando, y
unas partes de él todo el tiempo. Hoy entiendo, gracias a vosotros, varias
partes más. Incluso he tenido la impresión de acercarme un poco más a un
entendimiento global del Libro. Agradezco enteramente a los colegas que me han
aclarado cuestiones que antes eran oscuras.”. Y las resumió en
aspectos sobre la autoría ( Carmen Juan Lobera), las fuentes y su modo de
empleo ( Federico Accorsi), la estructura( Henck de Viries), episodios ( Selena
Simonatti sobre las horas canónicas, Francisco Rico sobre Doña Cruz,
Antonio Contreras sobre el prólogo, Luce López Baralt sobre las dueñas chicas,
Pablo García Pinar sobre Doña Cuaresma, el estilo ( José Luís Bellón y Louise
Vasari), sobre el sentido ( Juan Paredes y
Jeremy Lawrence), los temas ( Luzdivina Cuesta Torre y
Carmen Parrilla), La literatura comparada (Jacques Joset, Antonio
Rubiales, Luce López Baralt y Victoria Prilutkzy) y la
historia de la investigación y la crítica del Libro ( Linaje Conde, Louise Haywood,
Laurence de Looze y Jeremy Lawrence.
El III Congreso Tercero, bajo el cuidado de Francisco
Toro, y con la dirección y la colaboración de la mejicana Laurette
Godinas, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad
Autónoma de Méjico, se celebró entre 27 y 29 de mayo de 2011 y se
homenajeó a Jacques Joset, profesor de la universidad de Lieja y especialista
de la literatura medieval y áurea española e hispanoamericana
contemporánea. Godinas presentó Intellectum tibi dabo: Las contribuciones de Jacques Joset al estudio
crítico y filológico del Libro de buen amor, en las que analizó la aportaciones filológicas
y de lectura crítica del profesor belga a la obra ruiziana y la edición
de la obra del Arcipreste. Y reconoció “ “la mirada pícara con la que
Juan Ruiz ilumina toda su obra no nos permite entender con inocencia este tema
extraído del Salmo XXXI; sin embargo, me parece representar con justeza no sólo
la relación íntima que ha establecido Jacques Joset con el Arcipreste de
Hita y su enigmática obra, sino la complicidad intelectual que se puede
instalar entre un catedrático de literatura del tamaño de Jacques y sus alumnos
apasionados por la literatura, y tal vez especialmente por la literatura
medieval(…)Una mirada al amplísimo curriculum de Jacques Joset muestra
que el Libro de Buen Amor es una piedra angular de su formación académica,
marcada, como lo reconoce abiertamente el catedrático, por la influencia
erudita y afable de Jules Horrent, la cual culminó con su tesis doctoral
que consistió en un ensayo de lectura crítica y que, a pesar de no haber sido publicada,
contiene el germen de la mayor parte de las publicaciones futuras. Además,
recogió sus aportaciones bibliográficas divididas en dos ediciones del Libro de
Buen Amor, un libro de ensayo, 16 artículos y capítulos de libros, y 8 notas
reseñas y notas de libros.
Le
siguieron 34 comunicaciones desde A vueltas con san Agustín y el Libro de buen amor: estado de la
cuestión, de Federica Accorsi
hasta Las pasiones del Arcipreste: un primer esbozo, de Selena Simonatti, «Sobre cada fabla se entiende otra cosa sin lo que se alega en la razón
fermosa» (1631cd) y Más sobre la problemática
entre emisor y receptor(es) en el Libro de buen amor, de Joseph T. Snow. Destacaron las
comunicaciones Sobre la copla 1575 del Libro de buen amor, de Alberto Blecua, Conjeturas y precisiones sobre la salida del Arcipreste a probar la sierra, de Rubén Caba, Tratamiento digital de los índices verbales. Una aplicación decisiva, Manuel Criado de
Val, Inventario de títulos dados al libro que hizo el Arcipreste de Hita.
Varias comunicaciones versaron sobre aspectos
románicos, crítica literaria y del enfoque el amor por parte de Juan
García Única, de Folke Gernert, de Elena González-Blanco
García, Louise M. Haywood,, del propio Jacques Joset, y
de Steven D. Kirby, No pueden olivarse las comunicaciones de los
ponentes locales, como El alfarje del buen amor, de Carmen Juan Lovera,. Y otra serie relacionada con
el estudio de la mujer ruiziana por parte de María
Teresa Miaja de la Peña, María José Osuna Cabezas, Rachel Peled Cuartas, María
Teresa Puche Gutiérrez, Claudia I. Sánchez Pérez y Eulalia López Hidalgo, y
Antonio Ruiz Domínguez. Sin olvidar los Otros ecos árabes en el Libro de buen amor, de Sabih
Sadiq.
El
cuarto Congreso corrió a cargo de Francisco Toro, celebrándose en 30 y 31 de
mayor e 2014. Y se rindió homenaje a Alberto Blecua y contó con la dirección de
Jacques Joset y Francisco Rico En este congreso, el homenajeado presentó el
manuscrito de la Chronica Aldefonsu imperatoris (1153-1157) de mediados del
siglo XVII, donde se incluía el poema de Almería y abría nuevos horizontes a
los estudios medievales. Se presentaron 31 comunicaciones presenciales de
investigadores y profesores de universidades americanas y europeas. El
doctor Antonio Linage Conde relacionó brillantemente la lectura de los trabajos
de Blecua con la de los cuentos de personajes como Alfonso Hernández Catá o los
ensayos filológicos de Manuel Azaña, y La simbiosis entre el aprendizaje y el
entretenimiento en la obra del maestro.
En
este congreso, algunos profesores disertaron sobre el entorno alcalaíno en la
obra del Arcipreste. Michel García en Más alto que la Mota, Carmen
Juan Lovera y María Teresa Murcia sobre El deán Mudarra y un estudio
crítico del Arcipreste de Hita comparándolo con Rabelais. Bienvenido Morros
en Alcalá la Real y el Libro de buen amor. Y los profesores
Antonio García Lizana y José Aguilar Gómez expusieron el tratamiento de la
codicia en el Libro de Buen Amor (estrofas 217-229 y 1586-1587). Desde la
contribución de David Felipe Arranz El
goliardismo del Libro de buen amor: reconstrucción de la última lectura del
Arcipreste de Hita” hasta la de Mary –Anne
Vetterlin La ecocrítica de los episodios de las serranas y de la tienda de Don Amor
en el Libro de buen amor, congresistas
habituales que acudieron con renovados temas. O los relacionados con la fábula
como los de María Luzdivina Cuesta Torre y María Teresa Miaja de la
Peña. No faltaron los tratamientos sobre el moralismo por parte de Tomás
Aznar y Jaime Bayarri, María José Osuna, Selene Simonatti, Joseph Snow, y María
Cristina Trincado Sabín. Sobre el libro y su contorno, se contó con
la disertación de Steven D. Kirby ( El siglo del Libro (de buen amor) - 1913-2013: Historia
analítica y tipológica de la trayectoria editorial del LBA),
Sobre el estudio de sus personajes María Teresa Miaja
de la Peña y Cristina Segura Griñón , y más en concreto sobre las serranas en las serranillas, como personajes literarios
femeninos, Claudia I. Sánchez Pérez. Sobre estudios comparados y métricos, Oscar
Perea Rodríguez, Francisco Pedro Pla Colomer y Omar Sanz
El
quinto Congreso, bajo la dirección de Francisco Toro, Joacques Joset y Steben
Kirby, se celebró en torno a las dueñas, cortesanas y alcahuetas, dentro de las
El Libro de Buen Amor, La Celestina y La lozana Andaluza en 26
y 27 de mayo de 2017. Estuvo dedicado al Joseph T. Snow, profesor jubilado de
la Michigan State University y especialista la Literatura Cortés fundando la
prestigiosa revista Celestinesca en 1977. No se olvidaron algunas
comunicaciones sobre otros temas relacionados con las ediciones del Libro
de buen amor, aunque predominaron entre las casi cuarenta sobre los
contenidos sugeridos por los directores del congreso, relacionándolos con otras
literaturas y pensamientos universales.
En
este mismo congreso se anunció el sexto congreso de Juan Ruiz, Arcipreste de
Hita y el “libro de Buen Amor” para mayo de 2020 en homenaje a Folke Gernet y
será coordinado por Jacques Joset y Tatiana Bubinoba.
12 de enero de 2019 EN LA REVISTA PIEDRA LUNARES
EN TIEMPO DE CERTÁMENES Y PREMIOS, POESÍA DEL
ARCIPRESTE DE HITA DE ALCALÁ LA REAL
Si mayo es el tiempo
festivo y romero, no se queda atrás como mes de certámenes en todo tipo de
artes. Atrás quedaron los premios internacionales con el título de Jaén, el de
Piano o los de Novela Corta y el de Poesía de Diario Jaén. Unos se pierden en ediciones
de muchos decenios, como es el caso del certamen musical promovido por la
Diputación Provincial; y otros comienzan nueva andadura con buen pie bajo la
égida de muy dignos patrocinadores. En la Sierra Sur, esta última semana
recibía el premio el poeta gaditano Cristóbal Domínguez Durán, un joven poeta
de Vejer de la Frontera. Licenciado en Filología Hispánica, que completa master
de Estudios Literarios y Teatrales en la ciudad de la Alhambra.
Este premio responde a las nuevas
directrices de promoción de los jóvenes poetas, una promoción de autores que
comparte desde 1997 con la editorial Pretextos y los patrocinadores del
certamen, el ayuntamiento alcalaíno y la Fundación Caja Rural de Jaén.
Y es digna de valorar la ruta ruiciana que ha nacido en Alcalá la Real desde
1979 hasta la actualidad a expensas de la atribución de origen natal de Juan
Ruiz de Cisneros, arcipreste de Hita, en Alcalá de Aben Zayde, rebautizada por
el Rey Alfonso XI Alcalá la Real. Pues, desde el último tercio del siglo XX el
Arcipreste de Hita y la ciudad de la Mota se han vinculado en una serie de
acontecimientos e hitos que superan aquellas primeras palabras de
los profesores Emilio Sáez y José Trenchs en 1972 con motivo del I Congreso del
Arcipreste de Hita, celebrado en Barcelona, donde se establecieron las bases
del lugar del nacimiento del poeta del Libro de Buen Amor, en
la ciudad de la Mota Desde aquel tiempo el primer hito de
esta ruta alcalaína, se encuentra en la propia biblioteca municipal, donde se
celebran los congresos internacionales, bajo la tutela del prestigioso profesor
Francisco Rico. Ya se anuncia la sexta edición, han pasado los mejores
especialistas y tratadistas de la obra del Arcipreste y se ha homenajeado desde
a Deyermond hasta Alberto Blecua, pasando por Jacques Joset y al Joseph T. Snow, profesor
jubilado de la Michigan State University y especialista la Literatura Cortés. También se archivan copias de documentos
que fundamentan la relación entre el personaje Juan Ruiz de
Cisneros y la trayectoria vital del Arcipreste de Hita. En sus fondos locales,
pueden encontrarse estudios de investigadores locales, nacionales e
internacionales, que relacionan al autor del Libro de buen amor con
un familiar de don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo. Y se inició una
pequeña biblioteca muy interesante del Libro de Ruiz Amor, donde se encuentran
gran cantidad de ediciones y algunos manuscritos donados para sus fondos.
En el compás del antiguo convento de
Por el casco antiguo, se han reescrito nuevos puntos de la huella
ruiciana, algunos se han mantenido y otros han desparecido en los últimos
tiempos con la presencia de la obra del Arcipreste. Es el caso de la propia plaza del ayuntamiento alcalaíno,
que, por acuerdo plenario de 1979, comenzó a denominarse con el nombre del
Arcipreste sustituyendo a anteriores nombres tradicionales como de la
Constitución, Vieja o del Ayuntamientos. Algunas empresas de servicios y
asociaciones culturales se denominaron con el título de Arcipreste de Hita. Las
calles de la nueva ciudad de la Mota se roturaron con los nombres de los
personajes del Libro de Buen Amor: Trotaconventos, Doña Garoza, y don Gil de
Albornoz. Desde 2008, un monolito se levanta en el Rincón de los
Jardines de la Mota, junto a los primeros solares ajardinados de la extinta
calle de los Mesones y entrada en dirección a la Puerta del Arrabal
Viejo. La ruta se adentra por una portada de arco de medio punto
rebajado, que topa con un monolito y una inscripción en su base, escrita o en
tres lenguas (arameo, árabe y castellano) y recoge Fija vos saluda, uno
que es de Alcalá, como reclamo de una ruta de frontera para adentrase, a
través de las Entrepuertas, en la ciudad fortificada de la Mota. Allí se
celebran la entrega de los premios, salvo por motivos climatológicos como este
año que lo hicieron en la Lonja. Aquí, resuenan los versos del poeta de la
trigésima nona edición: Aquí en el camino de la sombra, / seguimos
aguardando/ que la luz dé en tus rodillas/ y que la nieve, al desprenderse, /
selle el vacío/ y nos lo ofrezca blanco.
Tras
el paso por el vano de la Puerta de la Plaza Baja o del Peso de la Harina, un
brocal cubre una mazmorra, que recuerda tiempos de cautivos y esclavos,
cristianos y musulmanes. Vienen a la memoria del final de la ruta los
motivos que indujeron a la atribución natal del Arcipreste. Es un testigo
patrimonial que apoya el lugar del nacimiento del poeta castellano y la cautividad de su
padre en la
En
el Diario de Jáen, La Semana. 27
de mayo de 2017.
EL ARCIPRESTE DE HITA
Este es el caso del cura Juan Ruíz de Cisneros, arcipreste de Hita
y de su libro de Buen Amor. Siempre, se le asignó nacimiento en Alcalá de
Henares, por eso de que el centralismo literario no sabía que existían más
pueblos con este topónimo musulmán. Y, en una de sus calles aparece
el nombre de Arcipreste con una placa señalando su nacimiento. Fija
vos saluda uno que es de Alcalá, era una frase conclusiva,
más claro no puede afirmarse el autor del LIBRO su nacimiento. Pero, no
existía para muchos científicos más municipio que el complutense
como lugar de la natividad del poeta castellano. Sin embargo
el cuestionamiento de sus obras y los papeles del Archivo Secreto del
Vaticano replantearon aquella primera atribución. Primero el medievalista
Emilio Sáez removió los planteamientos del entorno de aquel
nacimiento castellano y lo trasladó al mundo fronterizo. Sugirió
como lugar de origen la ciudad de la Mota, la antigua Alcalá
musulmana, que por entonces se denominaba Alcalá de Aben Zayde. Y, a
continuación, el catalán José Trenchss aplicó sus investigaciones
para relacionar con esta ciudad la biografía interna del poeta con la de
Juan Ruíz de Cisneros. Ofrecía todo un relato de credibilidad aquel
clérigo que ejerció de arcipreste de Hita, provincia de Guadalajara, estudiante
en las villas de Toledo, Hita, Alcalá de Henares, y fue encarcelado por
Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo. Nuestro paisano Guillermo Sena le dedicó
hasta una biografía muy interesantes centrada en sus conocimientos
básicos de la retórica y oratoria, esenciales del mundo jurídico. Abundaron los
críticos literarios que prosiguieron elaborando la relación jiennense con el
autor del libro de Buen Amor. Aquella aventura hizo temblar los datos que
se daban por seguros de la biografía del Arcipreste. Juan Ruíz de Cisneros, comenzó a ser el hijo bastardo
de Arias González, señor de Cisneros, cautivo en Alcalá la
Real de 1280 a 1305, fecha de nacimiento del escritor.
La archivera bibliotecaria Carmen Juan abrió, a partir de
los años ochenta, el campo del nacimiento alcalaíno del autor del
Libro de Buen Amor por las tierras del Sur a lo largo de una serie de
artículos, en los que defendía el origen alcalaíno con toda la contundencia que
le imprimía el conocimiento documental y presencial de la ciudad de la
Mota.
Alcalá la Real se hizo eco de este acontecimiento y llegó a
convertir la figura del Arcipreste en un personaje ilustre como Juan Martínez
Montañés. Nada menos que le dedicó la plaza más importante de la ciudad, la que
había sido plaza de la Constitución, y Plaza Vieja, y era de la
Constitución se rotuló con la plaza de Arcipreste de Hita. A partir de
1979, el ayuntamiento alcalaíno emprendió la difusión de esta relación e
instituyó el Premio de Poesía con el nombre del poeta. Y,
pasando los escalones de loca, y nacional, actualmente es internacional y
dedicado a la promoción y edición de las obras de poetas noveles,
alcanzando casi la cuadragésima convocatoria. Y, no sólo caló en
ambientes institucionales sino que el Arcipreste nombrar a una
cooperativa social como a una asociación cultural.
En menos de dos siglos se recuperaron los datos biográficos de los famosos
imagineros andaluces Montañés y Pablo de Rojas, Juan Ruíz de Cisneros dará
mucho que hablar en los años futuros, libros y biblioteca los tiene en la
ciudad de la Mota.
En el Diario Jaén, La
Semana. domingo, 22 de enero de 2017
EL POETA QUEVEDO Y JAÉN
No era raro que el solicitante recibiera el
cargo de caballero y se relacionara con la Corte, porque los tentáculos de su
poder de esta familia alcanzaron muy importantes privilegios y mercedes desde
los Reyes Católicos. Recibieron muchos títulos y mercedes, entre ellas a uno de
sus antepasados se le hizo merced de algunos cortijos
significativos entre los términos de Jaén y Granada (por cierto,
todavía los vecinos de Mures, actualmente le denominan el cortijo de don Pedro)
por su estrecha colaboración para acabar con la conquista del reino nazarí. Y
muy conocido fue el conseguir de la sede pontifica que el altar de su
enterramiento recibiera el título de privilegiado en la capilla de la Virgen de
las Mercedes de la parroquia de Santa María la Mayor. No es de extrañar los
beneficios de este documento en tiempos de Felipe IV por una familia de
notables hidalgos que siempre estuvieron relacionados con la Corte y alcanzaron
varios títulos de alcaide de la ciudad fortificada.
Desde
Segura a Andújar, y desde Santisteban a Cambil, el poeta palpó el alma de esta
tierra. Se lo hicieron ver sus amigos y su estancia, su vivencia y sus
pasiones. Por eso, Francisco de Quevedo se merece una ruta, por su presencia
física y literaria, por su pluma artística y cortesana. Por sus relaciones
burocráticas y por sus descripciones insuperables.
Domingo, 25 de junio de 2017. En la Semana
del Jaén.
JAÉN.FELICITACIONES JIENNENSES DE NAVIDAD
La estampa reproducida es la que mejor puede mostrar el equilibrio y el
clasicismo de las formas y contenidos de la obra del escultor de la
ciudad de la Mota, con la concentración de miradas de todos los
personajes de la escena en dirección al centro compositivo, nada
menos que el Niño Salvador, como símbolo cristiano por excelencia. Todos
los movimientos internos como externos de la obra por parte
del espectador se concentran en este niño recogido en una sábana pequeña
y escorzada. El equilibrio de los diversos ejes, formados por
los personajes, se realza con la supererogación de san José sobre
el Niño y el apareamiento a cada uno de los lados de la
Virgen u los ángeles y, por otra parte, el escalonamiento de los pastores.
Sencilla y perfecta escena, ilustrada en el ambiente rural
por la ventana del retablo que hacen asomar a los dos animales, típicos del
Belén. Con los pies en la tierra, del primer plano helenístico y figurativo, el
segundo se realza y sublima a los cielos mediante la verticalidad de
parte de las alas de los ángeles y puntiagudas orejas de los animales.
El ”dios de la madera” no pudo mejor hacer
interiorizar el relato de los primeros pasos de la vida de Jesús y sublimar los
grabados de la época gracias a su gubia y al estofado y policromado de
sus compañeros de viajes, entre ellos muchos relacionados con
Alcalá la Real, y, principalmente, de Gaspar Ragis, sobrino de su maestro
Pablo de Rojas.
Si tuviéramos que escoger alguno conservado en tierras jiennenses, nos
quedaríamos con el relieve de Salvador de Cuéllar expuesto en el Museo
de la Catedral de Jaén, de madera tallada y policromada y datado a
mediados del siglo XVI. Incluso, en forma de tríptico de óleo sobre tabla
hispano-flamenca, del siglo XZVI, de la parroquia de San Pablo,
se desarrolla un discurso iconográfico de los primeros pasos de
Jesús con las siguientes escenas: en
la parte central la Adoración de los pastores, y en los laterales el
Nacimiento y la presentación del Niño.
Estos son en madera, pero no podemos dejar pasar alto otros muchos que ornaron
las portadas de muchos templos jienenses. La lista se inicia con el relieve
de la parte interior de la portada sur de la catedral de Jaén,
donde se encuentran los relieves del Nacimiento y Adoración de los Reyes,
obra de Luís de Aguilar y fechados en 1564. Y puede complementarse en otros
Nacimientos y Adoraciones de arte como objetos platería. Sirvan de ejemplo los
relieves de las custodias-
Estos Niños Jesús se encuentran de
todo tipo de dimensiones y autores en la provincia: desde el Niño del
Coro, anónimo minúsculo y de alabastro del convento trinitario de
Alcalá la Real, hasta el Niño barroco de la quinta capilla del lado de la
epístola de la catedral de Jaén, pasando por el Niño del Consuelo del
convento carmelitano donde se alberga Nuestro Padre Jesús. Pero, en cualquier
rincón o celda conventual los niños de la dote sorprenden en sus orígenes y los
hay desde los atribuidos a los padres de la escuela sevillana a otros de
autoría significativa como de Mena o Salcillo.
Estas escenas del programa icnográfico del Nacimiento e Infancia de Jesús
cierran el ciclo navideño en estos modelos mencionados, sino que se
amplían a otros muchos: la Presentación de Jesús en el Templo, el
Niño Jesús y los Doctores del Templo, la Huida a
Egipto, la Posada o los Niños Inocentes entre los
más divulgados. A la hora de elegir, contamos con los mal compuestos de
retablo de Santo Domingo de Silos de Alcalá la Real, a pesar de su
reproducción actual, hasta los de Alonso de Mena en la catedral de Jaén,
y se ofrecen como modelos de una postal navideña.
Domingo, 8 de enero de
2017.HOY EN EL
SEMANAL DEL DIARIO JAÉN.
LITERATURA ORAL DE
NAVIDAD EN LA SIERRA SUR
( RUTA DE BELENES)
No hay mejor
modo de con jugar el villancico que con los retablos renacentistas. En las noches de Navidad
de muchas iglesias del sur de Jaén, las canciones o villancicos
cantados por capillas de cámara o por los coros del Niños del
pueblo compartían con las calles y los cuerpos del retablo el
mensaje salvador del Niño de Belén.
Por el banco de este frontal evangélico, pondría este romance de las
gentes del Castillo de Locubín anunciando la Adoración de PASTORES,
con música romanceada navideña al estilo del célebre canto popular de San
Antonio de Padua:
Es el ángel san Gabriel,
el que anunció a los pastores,
que había nacido el Mesías,
El amor de los amores.
Todos nosotros contentos,
con júbilo y con bondad,
todos llevamos regalos
Al Cordero Celestial.
un pastor en su rebaño,
veía gente pasar,
Y, conforme iban pasando,
les pregunta dónde van.
-Vamos todos a Belén,
dicen que ha nacido un Niño,
y le vamos a adorar
con muchísimo cariño.
El pastor alza el ganado,
y marcha para el portal,
(Ángeles López Villén, del Castillo de Locubín,
tenía 51 años en 1995)
En la predela, con música de campanilleros de la campiña cordobesa, se pondrían
estas escenas cantadas por los auroros, los coros de adultos con
instrumentos de percusión y viento (carracas, guitarras, violines, objetos
estriados, castañuelas, y panderetas...). En el primer cuadro, María como una
paloma se aparecería a los españoles:
Es María la blanca paloma
que un día en España
la vieron volar.
En el centro de una hermosa nube
vino a Zaragoza
En carne mortal
y Santiago como lo sabía
cayó de rodillas
al pie del pilar.
(De Juan Barranco, de las Ventas del Carrizal, 62 años
en 1995)
(Elisa Gallego)
En Oriente hay una estrella
que a los Reyes Magos guía
y en el portal de Belén
nace el hijo de María.
Dale la zambomba,
dale al cascabel
que está noche nace
Jesús en Belén.
(Esther Ramos)
Y, acordándonos que en medio de la predela suele
colocarse un Niño Jesús de Pasión, a la manera de Martínez Montañés:
En el portal de Belén,
hay un clavel encarnado
que, por redimir al mundo,
se ha vuelto lirio morado.
Que nos evoca los pequeños belenes napolitanos
colocados, en este caso pintado en el extremo de la predela:
En un portalico
de cal y arena
nació Jesucristo
por la Nochebuena.
En torno al tabernáculo central, se colocarían varios
cuadros de villancicos, con música tradicional del villancico de la marimorena
y escenas de María en la calle de la izquierda. En
el primer cuadro con contexto de las huertas castilleras
La
Virgen estaba lavando
debajo de una higuera
y los hilillos bailaban
al son de la lavandera.
En el segundo cuadro, con otra escena doméstica:
La Virgen se está peinando
debajo de una noguera
y los pechos son de oro
y el pelo de primavera.
En el cuadro tercero, la naturaleza cantaría hasta la propia María:
La Virgen se fue a lavar
sus manos blancas al río,
y el sol se paró a mirar
y el agua perdió su brío.
El Tabernáculo central, recogeríamos la escena del
Portal de Belén con este original villancico acompañado de un
solemne y pausado canto al son de zambombas, panderos,
violines y triángulos:
En la Noche Buena,
con gran alegría,
todo el mundo canta,
al Niño Mesías
todo el mundo adora
al Niño Mesías.
Redentor del mundo,
Al Niño veréis,
le dan sus calores,
le dan sus alientos
la mula y el buey.
Cantad, cantad, pastores,
Cantad al ver al Niño,
soñad con ver al Niño,
venid al Portalillo.
Caantemos al Niño,
cantemos a Dios,
cantemos al Niño
la dulce canción (bis)
En la calle de la derecha, la conocida escena de la Huida a Egipto,
se contextualiza en los montes de la Subbética:
La Virgen va caminando
por una montaña oscura
del vuelo de una perdiz
se le ha espantado la mula
O con la llegada a la posada que la convierten el
cantante en un palacio real o una casa señorial de los hidalgos
renacentistas:
…Gracias a Dios, que llegamos
a este palacio real
donde habitan las palomas
cCon las plateas.
O, se hace el villancico jaenero con estos
versos:
Entre olivares y cantos,
lo mismo que en Israel.
Entre olivares y cantos,
lo mismo que Israel,
el Niño de Dios debiera
haber nacido en Jaén.
En el dintel del retablo cambiara el Pantocrátor o la
escena del Calvario, con este villancico, síntesis de la figura de Cristo:
Por lo más alto del cielo,
va mi Dios hecho pastor,
y las hondas son de seda
y el cayado de pastor.
Las columnas de las calles y los cuerpos, las
revestiríamos con los versos de la canción andaluza de sabor navideño e
invernal:
A la una canta el gallo,
a las dos el perdigón
a las tres la tortolilla
Y a las cuatro canto yo.
O con estos versos de música y letra de nana:
Ya se acerca la nana sombría,
ya se esconden los rayos del sol,
ya de estrellas se cubren los cielos,
No faltaran algunos adornos de angelotes con estas
canciones en sus estelas:
Los pastores de Belén
daban saltos de contentos
al ver que los angelitos
tocaban los instrumentos
Y al salir de la iglesia, me imagino los niños
del coro cantando canciones entre jocosas y navideñas:
María, abre las puertas
que te traigo el aguilando
una batata cocida,
s0opla que viene quemando.
O esta otra más profana en medio de los cortijos
de la Ribera del Palancares o del río san Juan:
¿De quién será esta casita
con estas torres tan altas?
de Antonia o de Victoria,
Dios les dé muy buenas Pascuas.
(Yolanda García,)
Que irían repitiendo con cambio de letras en los
versos: De quién será esta casita/ con estos chorros de nieve/ y estas niñas
tan bonitas/ dichoso el que se las lleve.
Después, cambiarán con el ritmo romancístico del
villancico del Naranjal, Cuando el eterno se quiso hacer el Niño…, y en el
éxtasis final y orgía de la fiesta, la familia la tomaría con san José con esta
bella canción recogida en las Ventas del Carrizal de Virtudes Navas
San José bendito,
bien salves mis peras
pídele a tu Hijo
que se apiade de ellas.
En la semana de JAÉN. Domingo, 6 de enero de
2019
BAJO AZUL QUE ENVUELVE DE JOSÉ CHAMORRO GARCÍA
En el Aula Magna del exconvento de
Capuchinos de Alcalá la Real, se celebró la presentación del libro de poemas de
José Chamorro García “Bajo azul que envuelve”, editado por El Ojo de Poe, que
regenta Inmaculada Puche. Comenzó con la lectura y recitado de un
poema del poeta por parte de la editora, dando la bienvenida a esta nueva obra
en medio del acompañamiento musical del piano y viento de violín
del dúo D. Agnues.
Entre un diálogo plutoniano de los componentes de la
mesa, formado por el poeta, la editora y Francisco
Martín, se fue desgranando la creación de esta obra, su contextualización
dentro de su producción artística, sus contenidos, su universo
poético, el azul, la naturaleza, el poeta y el mundo que le rodea, su
simbolismo, la espiritualidad, La Presencia, el creador, el
tiempo vivido, memoria y recuerdo, panenteismo, su
esencialidad, el texto bilingüe, y todos los demás aspectos que los
intervinientes fueron preguntando al autor, que respondió con su palabra y
poemas. Al mismo tiempo que se interpretaron bellos pasajes de música clásica,
en los ínterin de recitados por parte del autor. Finalmente, acabó con la firma
de sus poemas al numeroso público que se mantuvo muy receptivo con
el autor.
Alcalá la Real, ciudad de
congresos, y de los libros, presentaba este nuevo libro del poeta Chamorro,
profesor de Filosofía de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia (SAFA). En
su producción literaria y periodística, aportó una nota especial, un agua
fresca y un viento renovador a esta provincia con sus artículos del en Diario
JAÉN, donde se esperaba, con gran ansiedad, su publicación durante cinco años,
en su columna de opinión. No podemos olvidar la presencia de su pluma en
diversos artículos de varias revistas de espiritualidad y naturaleza, ni
su blog formativo de Psicoterapia ni con la revista digital Reencuentro
de Jaén.
José Chamorro, como una persona
inquieta, con esa búsqueda interior, no es un iniciado en las artes literarias,
ya que “Bajo azul que envuelve” no es su primera obra, porque desde 2012 ha
publicado siete obras
; “Antes de partir”, “Las estaciones del silencio”, “Hojas de
otoño” y “Claves para saborear la vida”, son los libros que el autor ha
publicado en prosa y, en poesía, “Il sogno di un uomo” y “Perfilar lo indecible.
Para la comprensión de esta nueva obra, hay que partir de su
título “Bajo azul que envuelve”, y relacionarlo con el verso del epílogo
con un poema de Hoderlin, “divinidad amable nos escolta con azul,
al principio, después prepara nubes con bóvedas grisáceas”. En clara
alusión, a una experiencia del poeta a su presencia en la Sierra de
Cazorla, donde se ve inmerso, a modo del bosque que canta el poeta y filósofo alemán, en medio de los ríos, las fuentes, las
orillas, los bordes, la naturaleza que hay contemplar y aprender y compartir
con ella. El azul es el color poético, al que Chamorro se adhiere para
entroncarse y compartir las vivencias poéticas en torno al homenaje a la
naturaleza, mediante las 90 poesías, bilingües (pero no una mera versión, ambas
son auténticas y logradas poesías en español e italiano). En versos libres,
pero no sueltos, encadenados en el ritmo y la esencia de la estética formal.
Sus asonancias magistralmente tratadas y la rima interna perfectamente
cadenciada son el marco métrico de un quilate de poesía en esencia, Sus versos
mezclados, a base del cincel de la tonalidad y atonalidad alcanzan
unas combinaciones mágicas de ritmo sereno, cuya forma respira armonía,
serenidad y gozo de acuerdo con un contenido de la cosmovisión natural de
su yo poético. Utiliza el vocablo esencial, en su forma, con una sintaxis
armónica y acorde a la pequeña estrofa, que en la mayoría de las ocasiones se
confunde con la unidad del poema.
Como autor creador, en su primera parte, se descubre en medio de la
inmensidad del azul simbólico, entre la mar y el cielo, entre la armonía y la
sencillez, entre la inmensidad y el tiempo que consume, entre el relato y el
deseo. Se muestra trasplantando lo clásico a lo moderno en la rima y a la
composición. Y siendo inmanente el espíritu poético universal, donde la
naturaleza fluye, cubre, y abrasa a su yo creador, más bien contemplador.
Su obra es poseía, en el sentido, de la poiesis griega, acción de crear,
hacer, plasmar la idea, esencializar, filosofía vital, elán…Pasando del campo
de la ética a la metafísica se envuelve, entre la inmanencia y la
trascendencia. Su obra está escrita como las máximas de Marco
Aurelio, en la poesía pura. Así, en ella se habla de
diferentes aspectos de la naturaleza, la belleza de la misma y
su peculiaridad. Algo que últimamente está un poco olvidado en el mundo
urbano. Pero no solo se habla de naturaleza como tal, sino también de la
humana. Como dice su prologuista Javier Melloni: Ciertas palabras
aparecen recurrentemente en estos versos: la memoria y el olvido, el agua y la
sed, la ausencia y la presencia, la transparencia, el flujo, deseos,
horizontes, vuelos, reflejos, … Todo ello habla de un Anhelo irresistible de
Pureza, de Belleza y de Presencia que se calma y se hace sostenible a través de
la palabra poética.
La segunda parte está dedicada a la belleza estética: “se basa en
obras del pintor gaditano Pepe Palacios. Sus creaciones le inspiraban mucho a
traducir lo que veía en versos”. Son un tributo a la naturaleza y al
arte pictórico, con este trabajo literario
bilingüe Ítalo-español
Muy bien cuidada y encuadrada la edición, tanto en lo material como el
color, la titulación, los dibujos, las solapas, y la distribución del
texto en la página que invita a la trascendencia
por la editorial que ha publicado este libro “El ojo de Poe”,
de Alcalá la Real. Como dice su prologuista: Un poemario,
en definitiva, realizado con gusto y donde se han cuidado todos los detalles
con la única pretensión de que la forma invite y permita al lector sumergirse
en la atmósfera de simplicidad profunda que emanan los versos
Domingo, 27 de octubre de 2019 la Semana. En el diario Jaén.
LA SEMANA SANTA VIVIENTE
En la Sierra Sur, las escenas pasionales perviven,
así como otros recursos escénicos para comprender unos artificios en forma de
mímesis, sin apenas palabras y con otros personajes, que a veces asumían los
soldados de la propia tropa de la ciudad o los propios penitentes. Son los
pasos o escenas de los momentos más importantes de la Pasión de Jesús. La Cena
se celebra en Alcaudete y ha recuperado Valdepeñas o se ha adaptado a los
nuevos tiempos en Fuensanta. El Prendimiento se realiza en Alcaudete y en
Alcalá (aquí en Viernes Santo extemporáneamente y dentro de la misma
manifestación religiosa sin escenario alguno), y se ha readaptado en los otros
pueblos de la Sierra Sur. La Sentencia y Condena se mantienen en Alcaudete y en
Alcalá, pero ha sustituido el diálogo con el pregón de deje aflamencado de unos
pregoneros que sustituyeron al clero que iba acompañando a las imágenes y,
junto con los ministriles, cantando o recitando la Pasión. Incluso se conservan
los textos, provenientes de pequeños libretos o manuscritos de siglos pasados
como los del Castillo de Locubín o Valdepeñas, o a través de la tradición oral
con sus deficiencias de transmisión en textos repletos de anacronismos. Los
Reos, con el nombre del Mal y Buen Ladrón, se exhiben
en Alcalá con ribetes de personajes de la Santa Inquisición y
perviven en Alcaudete; la Venta y el Arrepentimiento de Judas es un paso que
nadie puede perderse de ver en la mañana del Viernes Santo de Alcalá la Real.
La Lanzada, denominada en otros lugares como el Cristo de la Expiración,
recuerda tiempos de siglos pasado con figuras como el Lazarillo. El Lavatorio
de las Manos de Pilatos, el Juego de la Túnica, Simón
No es extraño que estos retazos de la Semana Santa sean una joya
del patrimonio jiennense que debemos conservar e invitar a otras personas para
disfrutar del patrimonio. Pues, en palabras de los organizador de Pasos y
Misterios. Semana Santa en el corazón de Andalucía y Sicilia,
constituyen que “la historia milenaria del Mediterráneo ha cruzado
desde tiempos remotos los destinos de Sicilia y Andalucía, cuyas regiones
comparten un alma cultural
En diario Jaén. Revista de Semana Santa 2018.
UN AUTO DE PASIÓN, LA COFRADÍA DE LA
VERACRUZ
De los primeros años de la vida de la hermandad nacieron dos aspectos muy
importantes de su participación de Semana Santa: el monumento del Jueves
Santo y la procesión del Jueves Santo por la tarde. Sin embargo, su festividad inicial fue la celebración del día de la Invención de la Cruz.
En el siglo XVII,
fue importante la unión que mantuvo con la Cofradía de la Santa Caridad,
formando el Hospital de la Veracruz y Santa Caridad, con su
cementerio, y, lo más interesante, creando el Corral de Comedias que sirvió de
fuente de ingresos para la cofradía,
EL PASO DE LA SANTA VERACRUZ
La
procesión, al principio, salía con los siguientes pasos: la banderola o
estandarte de la Santa Cruz con sus hermanos, a continuación, las andas de la
Santa Cruz; la hermandad del Cristo de la Columna estaba formada por su
gallardete y hermanos, seguidos de los de las andas del Cristo, continuaban las
hermandades del gallardete y andas del Cristo de las Penas; tras
estos, los de San Juan con su gallardete, y al final cerraba la Madre de Dios,
que recibía el nombre de la Soledad con su gallardete. A finales del siglo
XVII, se integraron los pasos representados y vivientes. Los primeros pasos de
esta cofradía que se mantuvieron en todo el siglo dieciocho fueron los
Azotes, Profetas, Arcángeles, Planetas y Doce Apóstoles. El paso del gallardete
y el del Cristo de la Columna adquirió una gran importancia y en 1768, se le
concedió el privilegio de guardar los cordones de plata de la imagen, algo
parecido a lo que sucedió con el Ecce- Homo en las prendas de Jesús
Nazareno.
En los últimos años de vida de la cofradía, se transformó con el nombre
del Santísimo Crucificado de las Penas, manteniéndose todavía la placa del
pendón del siglo XIX. Algunos pasos, el tambor y la trompeta eran sus elementos
básicos en estos años finales (la imagen de San Juan, La Cruz , el Crucificado de las Penas, la Soledad y el
Cristo de la Columna). En el siglo XIX, todos sus derechos y bienes pasaron a
beneficencia municipal y la propia cofradía, ya simple esclavitud, no tuvo
apenas vida, como se comprueba en la declaración de gastos ante el Alcalde
Constitucional de 1840. Tan sólo el paso del Cristo de la Columna
pervivió hasta principios del siglo XX y en el siglo XIX volvió a
reconstruir sus estatutos con la hermandad de los judíos.
Pero tan sólo, tenemos constancia de la
presencia de este desfile de pasos en 1694. Es, precisamente, el
momento de que las imágenes no sólo van acompañadas de sus correspondientes
banderolas y gallardetes, e integrados por un grupo de hermanos a los que se
les denominan “pasos”, “ cuadrillas”. En concreto, este año asumió la
interpretación catequética la
TROPA DE LA CIUDAD, dirigida por su capitán, alférez,
sargentos, cabos de escuadra y soldados, con el fin de sacar algunos pasos o
misterios de la Redención Pasión del Señor, y se comprometió a
organizar dichos pasos para el futuro: de ahí la costumbre de que el capitán
asuma actualmente la responsabilidad de la organización de los pasos y tenga
carácter militar la organización de los pasos hasta hoy día.
Sin olvidar los tradicionales pasos de Pasión (Judas, Doce Apóstoles y
Azotes o Verdugos) había que buscar los orígenes del hecho redentor y,
entonces, comenzaron a integrar escenas y representaciones, a la manera de los
artificios o invenciones de la Fiesta del Corpus, de las
Mojigangas o las Máscaras de las Vísperas de las Fiestas. Lo hicieron con
pasos de los PROFETAS, ARCÁNGELES, y el PASO DE LOS PLANETAS. El
primero era un paso en el que Isaías, Jeremías y Ezequiel iban vestidos con una
túnica blanca de color de hueso y una insignia con su cartela correspondiente
aludiendo a pasos de la Pasión; los Arcángeles o Ángeles suelen
estar representados por cuatro personas y , en el momento que se transforman en
Ángeles aumentan en número y suelen portar los cetros con los
pasos de Pasión ( tal como aparece en la cofradía de la Oración en el
Huerto); y el tercer paso de los Planetas que es una
representación en la que cuatro personajes, vestidos con grandes
cabezas, representaban la escena del Paraíso Terrenal ( Adán, Eva,
el Árbol, la Serpiente,…), con su correspondiente árbol en unas andas.
Según el número que se deduce de los siguientes años, observamos que pronto
desaparece el paso de los Planetas y, en su lugar, aparece el PASO DE LA
JINETA, que se encarga en 1701 a Francisco Ruiz, que se
relaciona con La lanzada y el niño acompañante, el niño de la Jineta. En 1708,
el Paso de la Muerte, personaje vestido de la Muerte que, al
igual que la mortaja de la Semana Santa Sevillana, representaba lo
efímero de la vida con sus dos balanzas y el vestido de esqueleto de la muerte.
Probablemente, este personaje y el de la muerte coinciden con la figura
de la Muerte sobre un caballo.
Domingo, 14 de abril
de 2019. EN LA SEMANA, DEL PERIÓDICO JAÉN
MANUEL PEÑALVER CASTILLO
Recientemente, se ha celebrado el Primer Congreso de
Castillo de Locubín, y contó con la presencia de estudiosos de este pueblo y
comarca. No olvidó, como suele ser frecuente en estas tierras del Sur, rendir
un homenaje merecido a un hijo de la tierra castillera. En esta ocasión, lo
hizo con Manuel Peñalver Castillo. Profesor actual de la
Universidad de Almería, es un hombre comprometido con las tierras
jiennenses. Desde sus primeros pasos profesionales en el Instituto Nacional de
Enseñanza de Alcaudete hasta su presencia activa en muchas facetas culturales
de la Sierra Sur, donde presta siempre su saber y asesoramiento cultural
en concursos literarios, ponencias de congresos y convocatorias de estudios de
la comarca. Es verdad que su labor de investigación transciende el localismo
profundizando en campos superiores del aprendizaje de la
lengua. Fruto de esta faceta es La asignatura de "Lengua Española" en el
bachillerato en España durante el siglo XX en Cauce, Revista de filología y su didáctica, o este otro La Didáctica del Léxico.
Y como decíamos en una reciente publicación; " Al mismo
tiempo, ha dado sus frutos con una gran cantidad de publicaciones (artículos,
ponencias, libros) tendentes a la formación lingüística del hablante español.
En campos que se desarrollan en todos los campos de la gramática (
ortografía, fonética, morfología, sintaxis, léxico...) y las relaciones
con la poesía, publicados en las revistas lingüísticas más prestigiosas ( Anuario de Letras: Lingüística y filología, Estudios filológicos, Anuario de lingüística hispánica,,). El comparativismo, el paso de los fenómenos
locales a los globales, la historia lingüística, la maestría de los lingüistas
clásicos y modernos como Benot, su labor historiografía en figuras como
Menéndez Pelayo, la trayectoria lingüista de Manuel Peñalver. Gracias a su
labor de archivo figuras como el urganovense Juan Villar ha salido a la luz con
su obra gramatical.
Como persona en contacto continuo con la calle y
sociedad, frecuenta el mundo del periodismo y se suma a la línea de José Manuel
Larra, Julio Camba, Umbral, Manuel Alcántara y González Ruano y a las
corrientes vanguardistas actuales para remover conciencias. Pues
considera que el artículo de opinión forma parte de su esencia de
escritor, y la comunicación es el eslabón que unen a los estudios y
profesiones de la Filología y de la
Información. Para conocer su obra, sus dos últimos libros Artículos
de Opinión y Ochocientas Palabras recogen un
elenco de todos los artículos publicados en rotativos regionales y
nacionales. Esta obra es fundamental para reconocer su postura ante
el periodismo, porque lo define " como sentirlo, vivir cada
instante, estar contra el poder, en esa apuesta por la libertad y por la
democracia que llena de esperanza las semánticas del alba. por ser el
periodista dueño de su palabra". Resulta también fundamental su pasión
por Ryszard Kapuscinski por sus lecciones de empatizar
en los cinco sentidos del periodismo, y en compartir las lecciones de
este maestro, resumidas en la unión del lenguaje rápido de la información con
la lengua reflexiva del cronista medieval. Lo que define su labor
periodista y con sus palabras "Observaciones, reflexiones, prosa
enjoyada de párrafos áureos, sinceros, sintácticos y espejo de la mejor
literatura.
Desde
su presencia articulista desde 1978 en el periódico Ideal hasta las
publicaciones de tirada nacional de los últimos años pasando los
artículos en otras rotativas: hasta 1984 en Diario 16, hasta 2000 en El Correo
de Andalucía, de 2000 a 2003 en la columna de opinión
"ALAndalus" de ABC, posteriormente ha hecho incursiones
en El Mundo y , nunca olvidó el contacto con el periódico
provincial " Jaén". Siempre acude con su certera pluma para
cuestionar nuestras reivindicaciones y rendir homenaje a los
productos, a la gente y al arte de la provincia de Jaén.
No
hay que olvidar su paso por su afición de la Tauromaquia en
periódicos nacionales, lo que ha conllevado o varios premios y ha
compartido el reconocimiento de finalistas en varios concursos y certámenes. Entre
ellos, destacan el García Requena al mejor artículo o reportaje, al Mejor
artículo nacional de la Casa de Almería en Barcelona; en 23 de
febrero de 2003, el primero concedido por ANAVE (Asociación de Navieros
Españoles), por el artículo publicado en la Razón " El
comercio marítimo como realidad histórica". Muy merecido el Diploma
Honorario que le rindió El
Centro Gallego de Santander en los premios Julio Camba 2015 al ser
distinguido por su gran labor periodística en defensa del artículo de opinión
de Julio Camba, uno de sus más influyentes escritores. O el más reciente de La
Placa Juan Valera por su artículo “Juan Valea y el Nuevo periodismo”.
La poesía es una faceta desconocida de su producción literaria, pero resulta
muy interesante acercarse a su obra. Muchos de sus creaciones literarias
de prosa, están imbuidas de la métrica y la metáfora de los poemas. Desde su
primera obra Paraíso perdido, editada por la
Diputación de Jaén a la más actual Sobre la piel
de un sueño, editada por la Universidad de Almería, donde recoge
con poemas cortos el amor, la pureza de la poesía y el tiempo, se
muestras unos poemas no como un juego, sino como la efusión de su alma poética,
anclada en su utopía garcilasiana e innovadora de las más atrevidas
imágenes sin olvidar la presencia de la pureza poética. Sirva de ejemplo:
¿Qué duendes tienes tú, /para que sea verso, /más allá del lenguaje,
/ tu corazón herido?/
Publicado en La Semana del Diario Jaén.
23 de abril de 2017,
VIDAS
FINGIDAS Y JAVIER GARCÍA TEVA
La
opción de géneros de García Teva pasó de la representación de los clásicos de
la literatura española (desde la dramatización de los textos del Libro de Buen
Amor del Arcipreste de Hita hasta las obras de García Lorca), sin olvidar la
vanguardia de los escritores de finales de siglo como Sastre o Brecht, al
teatro breve. Pronto, la pieza corta, las minipiezas, como suelen titular a
esta modalidad teatral Javier y su grupo, caló profundamente en su producción
de modo que prácticamente su obra actual se ocupa de este tipo de subgénero dramático.
Género que recuerda en su puesta escénica actual al mundo clásico (en aquel
género de entidad menor como la fabula atellana, los mimos, los
carmina fescemnina...); o a los autos, misterios o, ingenios medievales con
temática pagana; o el teatro contemporáneo de los entremeses en versión
crítica. Sin menoscabar el subconsciente de aquellos certámenes de teatro breve
que se desarrollaron en los primeros años de la democarcia en la Plaza Alta de
la ciudad fortifica de la Mota, donde Javier ejercía de organizador, director,
actor, tramoyista,
La opción de García es una apuesta por el
mundo de hoy, tan trepidante y marcado por la rapidez de la noticia y la
quintaesencia del mensaje tecnológico, dejando aparte todo tipo de aditivos y
complementos que distraigan la escena claramente, muestra de ello es su gran
obra triunfadora "La mano", que alcanzó con gran éxito
los escenarios de los teatros franceses. Lo mismo han disfrutado las obras de
"Al cielo con ella”, “Anabella” o “Al viento de la utopía”. Por
eso no es de extrañar que su producción artística haya recibido premios, en su
ambiente dramático y creativo de los diversos certámenes del Teatro
En el aspecto formal, el uso del diálogo de
sus primeras obras cortas y con pocos personajes se ha reducido al mínimo
imprescindible con la publicación de su última obra, prácticamente se ha
convertido en una serie de monólogos directos entre el actor y la mudez
escuchante del espectador. Por la temática no se obvian temas provocativos.
Este es el elenco de su última publicación: la burocracia, el mundo de los
trepas, la situación lacerante del
paro, la consabida y pseudojustificativa
crisis, la cruda pobreza de muchos vecinos y convecinos, la máquina del aparato
universitario, el consumismo, la prostitución, o la xenofobia,
Dentro
de este marco, abundan la variedad discursiva, estructural , escénica, tonal,
situacional y emocional, el mundo de las acotaciones , en muchas ocasiones,
resulta básico para entender su concisa obra; tan esencial como su sentido
crítico y humorístico, la ambientación y el lenguaje fluido de sus personajes.
Pues esta última publicación recoge un elenco de minipiezas, que están
destinadas al monólogo o a un diálogo básico. Pero que culminan o se
simplifican en este mensaje del propio García Teva. " No hay
estética sin ética. Prefiero la Distancia de Brecht
al Método de Stanislavski". Vidas Fingidas
entronca esta colección de piezas comprendidas dentro del subgénero teatral del
mínimonólogo dentro de este mundo del asunto de la incomunicación personal y, a
la vez, de la sociedad supercomunicada por las nuevas tecnologías. En su obra
se encuentran las variantes de estos monólogos: con respuesta no verbal (Corte
a su medida, La bóveda I y La bóveda II); el monólogo clásico sin
respuesta alguna (El devorador y Fumé el huevo
desestructurado); Monólogo con respuestas o preguntas no escuchadas ( Libertad
a parrilla) monólogo alevoso (No se aceptan propinas) y los monólogo
declaración o confesión (Ameneh, La víctima, Majid, el verdugo, Alí-najad
abadí, La voz de la ley, La mamá se muere y El hombre de culo apretado).
11 de abril de 2016. En La Semana del Diario de Jaén.
,
ANTONIO CANO
MURCIA, DE LETRADO A ESCRITOR.
A estos
tradicionales patronazgos y adjudicaciones de las artes a una musa, se
añadía un capítulo especial para los géneros de lo que denominaban
literatura científica y jurídica. Se incluían también la filosofía, los
estudios jurídicos e, inclusos, los estudios científicos con la exposición y
biografía de escritores como Vitrubio, Celso, Apicio o Columela. Se consideraba
el arte como una manera de comunicar, dentro de tres estilos, sunmum que
se acercaba a los dioses, médium que se colocaba a medio camino entre el
anterior y el immum, de lo vulgar, Y, por eso, este estilo de escritura y
comunicación dejaba a los estudios, no reservados a las musas, para este
tipo de producción literaria. Me viene a la mente esta concepción de la
literatura con la producción literaria de Antonio Cano Murcia, Vecino de
Alcalá la Real y escritor de la tierra Sur, donde se inició por los
años ochenta en el mundo del periodismo, colaborando con su esperada
crónica que compartía con Antonio Javier Pérez Martín en el diario Jaén
con una prosa que ya anunciaba su claridad de conceptos, rotundidad expresiva y
frescura comunicativa en una prensa teñida por aquellos años de
amarillismo.
Posteriormente,
tras conseguir los más altos grados en los estudios del mundo del Derecho en la
Universidad de Granada, ejerció como funcionario del ayuntamiento de la
ciudad de la Mota, recorriendo desde los peldaños más bajos hasta ejercer el
puesto interino de secretario general, con gran eficacia y disponibilidad.
Esta experiencia en el mundo de la administración le permitió adentrarse
en el complejo mundo de escritor de libros jurídicos Si la experiencia es
un grado, en Cano Murcia se agiganta. No hay rincón de la jurisdicción
urbanística que nos haya palpado y haya desarrollado reflexivamente en
sus publicaciones de artículos o libros. Es un vademécum fundamental en
este mundo, en el que se especializó y produjo importantes estudios e instrumentos
de consulta que transmitió a los profesionales de este género. Sus obras
y artículos fueron editados en el ámbito nacional Se hicieron eco
de sus aportaciones científicas y glosas exitosas en las famosas revistas
del mundo jurídico como Actualidad Administrativa, el Consultor de los
ayuntamientos y los juzgados, Práctica urbanística, La ley, o Actualidad jurídica
Aranzadi . Su certero análisis profundizó en temas variopintos que
abarcan desde los temas reglamentarios de importantes leyes hasta el
incontrovertido punto de la ruina, pasando por asuntos candentes como el
control de los acuerdos municipales, el ruido, el derecho del silencio,
aspectos procesales del derecho administrativo y urbanístico. No puede
soslayarse su labor divulgativa y didáctica a la hora de proporcionar recursos
y modelos para los profesionales y los usuarios de estos servicios que
proliferan en sus primeros artículos
Con este
bagaje, sus libros adquirieron una difusión significativa en el mundo de los
profesionales del derecho a través de las editoriales más importantes de este
ramo. Si importantes fueron sus primeros pasos en la producción de artículo,
sus manuales resultan imprescindibles en el mundo de la complejidad de la
LOUA, los convenios urbanísticos, tratado sobre suelo no urbanizable,
estudios de detalles, proyectos de urbanización, licencia de apertura y
de primera ocupación, estudio de detalles, convenio y visados
urbanísticos, protección medioambiental, código del ruido y contaminación
acústica entre otros. Su base teórica y su s conocimientos prácticos le
permiten tratar desde el urbanismo menor o la jurisprudencia de los
espectáculos públicos hasta adentrarse en la doctrina del
tratamiento urbanismo del Tribunal constitucional...
Y, del mundo
jurídico, volvió al mundo del relato ficticio. Y, con su equipaje de numerosas
publicaciones, comenzó triunfando con la novela Papá Erasmus en Madrid. Un
libro que intriga y convierte al lector en un becario más europeo
y espera la llegada de una segunda parte tan interesante como esta
obra. Con un lenguaje aticista y un estilo muy
apropiado para encuadrar a su personaje en un entorno
inesperado Cano Murcia se convierte en un autor de prosa literaria con la
vuelta al mundo universitario Su segunda publicación Toga rasgada,
sintetiza en la trama los dos ejes de sus experiencias anteriores
en el mundo urbanístico con el contenido muy actual de la especulación y
la ética Y como dicen sus críticos: “
Domingo, 14 de enero de 2018. En el diario Jaén La Semana.
LA BELLE ÉPOQUE
Curiosamente, por estos primeros días de
agosto tuvo lugar la presentación del libro local, pero con una dimensión de un
fenómeno generalista “Memorias de la Belle” de Rafael García
Medina. Si Camilo José Cela levantara la cabeza, con esta obra se encontraría
con este fenómeno de expansión de la nueva libertad de los primeros años de la
transición democrática dentro de la columna humana de una discoteca alcalaína,
símbolo de las relaciones humanas imbuidas por la libido y el thanatos, Por
eso, es un fiel reflejo de los primeros pasos que en muchas ciudades y, sobre
todo, en el mundo rural se dio en la libertad sexual, el mundo de la droga, el
consumismo, el fenómeno de masas y la idiosincrasia de la nuevas diversiones.
Sin olvidar, un lirismo introductorio y descriptivo que embauca al lector desde
el comienzo de la obra, e incita a su tensión lectora hasta
consumir el final de este paseo enmarcado con los estaciones del año en medio
de las modas, olores, costumbres, modus vivendi y de pensamiento que invadieron
pueblos como Alcalá la Real. Y todo tamizado por una redacción que deja
Su autor, Rafael García Medina, una
persona autodidacta que se ha adentrado en los diversos campos del arte: desde
la poesía hasta la pintura pasando por la música coral y la investigación
local. Su intuición poética le movió a recoger en verso el alma de
muchos rincones de la ciudad de la Mota, como lo ha hecho presente en varias
poblaciones locales y en sus dotes de pregonero. También, inauguró un tema
inaudito como fue la investigación del mundo de las campanas de las iglesias
del municipio de la Sierra Sur, a los que dedicó trabajo y años. Esta nueva
aventura lo introdujo en la literatura vital, porque Rafael no escribe
una novela de ficción, en la que los personajes son recreados. Son de carne y
hueso, prototipos del mundo de la noche y del alterne, de la soledad y de la
sublimación.
Tampoco, son unas memorias
idealizadas de un tiempo, que lo marcó como persona, a pesar de estar imbuido
en el mundo de la noche lorquiana. Pues hay pasajes de escenas exóticas y
singulares como las de una práctica de espiritismo, que sólo pueden ser
relatadas si se ha estado presente desde el mirador de una barra del bar en una
noche insólita y solitaria. Por eso, García Medina, no busca caricaturizar
ni deformar a los numeroso actantes de su periplo literario, sino
que los desnuda estéticamente con su ágil pluma. Rafael vivió y traspasó
el umbral del diario de su armario en un relato reflexivo. Pues, describió
descarnadamente a través de su testimonio personal el mundo del
ocio nocturno, donde se agrupaban las pasiones humanas con todos sus vicios y
defectos que comenzaron a expandirse por estos tiempos. El embrujo especial del
autor de la Belle Époque convierte en atractivo y en un libro de lectura
de verano una obra local, símbolo de un periodo en el que comenzaban a nacer los
aires de libertad. Muchas historias pueden nacer del mundo discotequero,
lo importante es dar el primer paso. No era un lugar de encuentro
pueblerino, sino que, a veces, se convertía en antro cosmopolita de pareceres y
personas. Y esto ha hecho Rafael García.
Domingo, 27 de agosto de 2017. En el Diario
Jaén, la Semana.
ASÍ SON LAS COSAS DE INMACULADA MURCIA
SERRANO
En medio de este caluroso estío, tiempo
a propósito para las actividades del otium, me ha venido a las manos la
publicación de Inmaculada Murcia Serrano (Alcalá la Real 1977), una jiennense
afincada en Sevilla, Asi son las cosas. En la actualidad, profesora
titular de Historia de la Estética de la universidad hispalense, se
inició en sus primeros peldaños laborales como becaria del periódico
Jaén. Licenciada en Periodismo y Filosofía, ha compartido la docencia de las
dos titulaciones en las respectivas facultades sevillanas, impartiendo áreas de
estética y comunicación, y aspectos derivados de ambas materias como la
realidad virtual, la percepción estética, fenomenología de la
comunicación, lo bello y lo sublime, literatura y pensamiento, sociedad de la
información y las artes en el pensamiento de María Zambrano. Tras muchos
estudios y cooperaciones en libros y revistas, esta autora centra las horas de
su trabajo filosófico en las obras de pensadores contemporáneos españoles
Ortega y Gasset, Ramón Gaya, Francisco Ayala y Zambrano. Un excelente
ensayo filosófico y obra imprescindible para el conocimiento de esta filosofa
española fue la obra La razón sumergida. El arte en el pensamiento de
María Zambrano, editado por Luso-Española de Ediciones
Como profesora universitaria, su bagaje
docente se multiplica en publicaciones, formación de docentes, dirección de
trabajos y publicaciones relacionadas con ambos campos, que parecen tan
dispares como son el periodismo y la filosofía. Sin embargo, en palabras de
esta filosofa jiennense, se atreve a este reto complejo para muchos pensadores:
Cuando se ponen en relación los conceptos de periodismo y estética,
ocurre algo parecido a lo que sucede, cuando se conectan los de política y
belleza. El segundo concepto emparejado se cubre inmediatamente de un manto de
negatividad que origina casi de manera automáticamente más de una
suspicacia. Y lo salva a lo largo del desarrollo de capítulos de esta
última publicación, editada por la editorial salmantina, mediante una
fundamentación de filósofos clásicos, modernos y contemporáneos, y la
aportación de un gran bagaje documental y experimental de un terreno que
describe y analiza con un gran acierto. Por eso no es de extrañar que, a
pesar de la humildad que confiesa por los continuos avances en este
tipo de investigaciones, manifieste . Son justamente los
medios de comunicación de masas, con su potencialidad para uniformar de
cualquier aspecto relacionado con la vida del ser humano, los que más permiten
generar en nosotros, aunque no lo hagan con esa intención, una imagen más o menos
precisa de lo que somos como colectivo y también como individuos. Y eso solo
justifica, no sólo el interés filosófico que despierta la actividad
periodística, sino, lo que es más importante, su necesidad absoluta y universal.
Y, manos a la obra, esta mujer jiennense se sirve de las herramientas de la
estética para llevar a cabo una profunda reflexión filosófica de los temas más
candentes y basados en la práctica y teoría de la comunicación de masas.
No lo hace sin comprometerse sino que además aporta siempre posturas de
creatividad personal a lo largo de la publicación.
No
le faltan a Inmaculada reconocimientos y méritos académicos, sociales ni
institucionales, nacionales y, sobre todo en la ciudad de Sevilla como el de la
Real Maestranza Hispalense, ni su integración en el debate público a través de
su participación de miembro de revistas de prestigio como la revista de
estética y teoría de las arte, Fedra, de la que es directora. A lo largo de las
publicaciones, ambos menesteres le avalan como una excelente analista para
atraer al lector en dos campos tan diferentes y distantes, la realidad y la
apariencia en el arte y en el periodismo. Pero no los soslaya sino que, a
lo largo de la obra cuestiona y profundiza en temas peliagudos y los variados
ítems informativos como las relaciones del periodismo y los modos de
entender la belleza a veces en un medio de tan complejo entre lo sublime y los
Kitsch o la fenomenología de la percepción de la noticia. Todo ello sin
pasar por alto, la incidencia, los aspectos y las formas del periodismo
actual acompañado de una buena gama de ilustraciones gráficas.
A
lo largo del libro se recorren capítulos desde temas recientes como el
periodismo cero o participativo, la belleza matemática, o las ventajas e
inconvenientes de las nuevas tecnología en el mundo de la diversidad de
medios de comunicación hasta las relaciones entre el sentimiento y la
comunicación con las publicaciones del periodismo relacionadas con el
dolor, la belleza, la cultura, los tiempos informativos, la ciencia, su
profesionalidad, las influencias del cine en la imagen del periodista o la actualísima
realidad del efecto Blow-up. En tiempos del buen ocio en el sentido
ciceroniano, tan difícil para muchas personas, esta obra empatiza siguiendo los
consejos del filósofo ecléctico romano “Lo que está en primer lugar y
es lo más deseado por todos los hombres felices, honestos y saludables de
mente, es el ocio con dignidad.". Lo que consigue Murcia Serrano
con la publicación de esta obra muy atrayente para los que se dedican directa e
indirectamente al mundo de la comunicación. .
En la Semana del Jaén. Domingo, 13 de agosto de 2017
IX DE
THESAURIS
LEYENDAS Y TESOROS DE LA SIERRA SUR.
Un aspecto muy peculiar de esta faceta relacionada con estas noticias
legendarias es la búsqueda de tesoros árabes, porque son frecuentes sus
referencias en muchos escritores locales. Aunque, en muchas ocasiones, el
comparativismo delata una pura emulación con otros hallazgos y leyendas de
otros países, sin embargo, no por ello, nunca debe soslayarse cualquier dato,
por nimio que sea, para incitar a la búsqueda de estos objetos. Por citar un
ejemplo de este tipo mimético, hay una leyenda de la imagen de la Virgen de las
Mercedes, recogiendo su antigüedad más allá de la llegada de los árabes y
refiriendo que estaba oculta en una campana, descubierta posteriormente tras la
expulsión de los musulmanes de la fortaleza. Sin embargo, muchas veces se ha
forjado la leyenda de un antiguo asentamiento, que probablemente no dará a luz
un tesoro, pero puede aportar datos históricos muy interesantes para la
historia local.
Otras veces, los hallazgos coincidían con ruinas claramente evidentes que
una simple excavación artesanal del lugar permitía la recuperación de todo tipo
de objetos muebles, tal como aconteció con el conjunto de lápidas y monedas
romanas en un tiempo que la pasión renacentista contribuyó a la recuperación de
este mundo. A ello, coadyuvó el afán de las familias nobles por buscar sus
genealogías y emparentarlas con los distintos personajes famosos de la Historia
de España hasta remontarse a la época grecolatina, incluso, al mundo mítico de
la Antigüedad. Renacimientos del mundo clásico se turnan en toda la historia
del mundo occidental, y, a ello ya se añade la pasión y el entusiasmo de muchos
inquietos aventureros por otros periodos de la historia.
Por la trascendencia del acontecimiento no se olvida el hallazgo del
Hércules romano, encontrado al derrumbar una casa de la calle Tejuela de Alcalá
la Real, simplemente confirmó la posibilidad de un asentamiento romano, ya
descrito por Andrea Navaggiero a principios del siglo XVI, y, hace unos años,
confirmado por las excavaciones del lugar dirigidas por el doctor Carlos
Borral, donde se ha
Y, en el ínterin, de estos dos últimos hallazgos, debemos destacar los de los tesoros
hispanos musulmanes de Charilla y de Ermita Nueva.
En La Semana del periódico Jaén. Domingo, 19 de noviembre de 2017
La importancia de los tesoros de Alcalá
la Real en el contexto de la historia local, provincial o nacional, es muy
reveladora, porque delata, con la leyenda de las monedas del de Charilla, un
asentamiento del núcleo de Sajral-Walad en época califal que perduró hasta hoy
en un contexto muy ilustrativo de este mundo repleto de leyendas, testigos y
yacimientos medievales. Se remonta su legendaria historia, nada menos que la
ciudad de Flora, esa santa mozárabe que muchos consideran patrimonio local, y,
por estos lares, también se atribuyen su residencia en el exilio de tierras
cordobesas. Se ratifica como núcleo importante del mundo árabe con la presencia
de Ben Jakán, famoso poeta que escribió Los Collares de Oro. Un episodio bélico
realza el entorno denominado la Batalla de la Boca de Charilla en el
siglo XIV, entre las tropas musulmanas que se adentraban a las tierras
calatravas y las huestes de la ciudad de la Mota, dirigidas por Fernando de
Aranda.
Si a esto añadimos el cúmulo de leyendas
relacionadas con el mundo oriental, no es de extrañar que se descubriera este
tesoro en esta aldea de Alcalá la Real. Entre ellas, la más destacada la de
María Solís, encuadrada aun escaso Kilómetro del yacimiento donde se encontró
el tesoro, En el cortijo Sotillo, se transmitió oralmente, la leyenda de esta
mujer encantada, la bella durmiente que dejaba fulminados y atontados a los
campesinos que acudían de noche a responder a aquella pregunta enigmática sobre
su belleza. Esta leyenda está entrelazada con la de del descubrimiento de los
viejos tesoros orientales por parte de un iluminado, también muy extendida por
entre los vecinos de estos lares. Estos tesoros se
Unos cientos de metros más abajo, junto
a la Cooperativa de Nuestra Señora del Rosario los aventureros fueron los
alumnos de EGB Alejandro López, Rafael Gallego López y Miguel Pareja. No quedó
esfumado ni desapareció de aquella tierra en manos de traficantes ni
anticuarios, sino que se lo comunicaron, por enero de 1977, a su maestro Manuel
Gómez Palomares. Este recorrió todos los trámites para convertirlo en un bien
de interés cultural que se exhibe desde aquella fecha en una de las vitrinas de
la sala de arte musulmán del Museo Provincial. Otra María Solís o Zulema debió
adornarse con aquellas joyas. Aquel hallazgo contenía una diadema de oro, dos
colgantes de media luna, la pulsera de seis rectángulos de oro ye pasta vítrea,
los cuatro rosetones de oro, las cuentas de metal dorado, los cinco cilindros
de oro, las cuatro sortijas (una de ellas con inscripción árabe), varios
rosetones, broches, cinta de plata, cascabel, parte de cadena trenzada, doce
cuentas y cincuenta y una perlita. Las cuatro monedas que completaban los
hallazgos proyectaron una nueva visión histórica de la época musulmana por
tierras de los Banu Said, fechando su cronología en tiempos de Abderramán III.
Y, sobre todo,
los niños, el maestro y las autoridades respondieron con la condición
actitudinal de proteger el patrimonio entregándolo a las instituciones para
disfrute, estudio y cultura de la humanidad. Una bella lección que tuvo su
recompensa en los descubridores y propietario del terreno, en este caso María
Solís no zafó el descubrimiento. En futuras aventuras, hay que seguir el
ejemplo.
En la Semana del Diario Jaén. Domingo, 3
de diciembre de 2017
EL
TESORO DE ERMITA NUEVA
Desde las huellas del homo
neanderthalensis hasta vestigios de la presencia visigoda, puede
encontrarse en este lugar de paso desde tierras de la depresión del
Guadalquivir hacia la Costa Mediterránea a través de la ribera del Río
Velillos, por estos lugares de Frailes, que recoge en el paraje de las Juntas
las aguas de los arroyos Palancares, Salograr y Mures . El Cerro de la Gineta
denota la presencia de un oppidum iberorromano que dejó su huella y su posición
estratégica en muchos momentos históricos. En su entorno alguna que otra
necrópolis y proliferan las villas romanas por las riberas del
Palancares. Entre estas villas, transformadas en alquerías, destacaban
las de Cequia, Alta y Baja. Una de ellas convertida en venta. En
concreto, hay noticias siguiendo los datos del arabista Pedro Cano Ávila, que
esta Cequia de Ermita Nueva se nos remonta a los siglos X y XI del siglo
XXI gracias al estudio de las monedas encontradas de tesoro y
datadas en tiempo del emirato y califato. Incluso, se fija el final
de este asentamiento o yacimiento con la última moneda de los
fatimíes del norte de África, a nombre de del califa Al–Hakam y revela
que el tesoro se ocultó en torno a 1010 d.C. Pues, está constituido por monedas
y un conjunto de piezas con una cronología comprendida entre 937 y la
última fecha mencionada. En el caso de las monedas, aparecen
muestras de todos los califas de Córdoba y las dos norteafricanas.
Si comentamos, en el tesoro de Charilla,
que todo su material numismático corresponde a misma época, el de
Ermita Nueva agrupa monedas que abarcan más de un siglo, “lo que, sin
duda, indica un proceso de formación y acumulación a lo largo del tiempo y la
permanencia en uso de las emisiones anteriores”.
El tesoro de Ermita Nueva se considera
por los expertos como uno de los hallazgos más importantes relacionados con
joyería de época califal. Su ajuar de joyas vislumbra los ricos
ornamentos de un lujoso tocado femenino. Se compone de dos
pendientes, diez y seis piezas de bráctea para un cinturón, cuatro
anillos, tres discos de oro, uno acorazonado, una pulsera tutes de
oro, y seis de tutes de plata, dos pulseras de plata, y
distintas piedras y perlas. Los dos pendientes con vara curva para
colgar y cierre de gancho relumbran por su destreza artística, muy
semejantes a ellos se encuentran en el Museo Bizantino de Atenas en
cuanto a su diseño de la parte inferior, compuesta de una plancha calada
con filigrana que enmarca tres rombos de hilo de oro, a su vez
enmarcado por una banda dorada con siete semiesferas gallonadas
adosadas y catorce pirámides. Simplemente difiere de los bizantinos en la
elegancia de su fina elaboración de menor grosor que la ateniense. Varios
orificios en algunos de los elementos manifiestan que deberían estar
cosidos a alguna prenda o cinta.
El lugar del ocultamiento de estas
monedas y joyas se encontraba en la alquería de Cequia. Un sitio que
comentan los aldeanos que ocultaba bajo tierra varias canalizaciones y cuevas
de agua, que fueron ocultadas en los diversos movimientos de tierras a la hora
de edificar la ermita de San Isidro, que albergó la imagen de este santo al
trasladarse desde la zona de la ciudad y la capilla del Menchón, donde
los monjes cartujanos veneraban y servía de centro religioso para la práctica
devota de los labriegos del lugar. Probablemente, entre los momentos más
críticos la familia ocultó el tesoro para evadir la presión fiscal o para
proteger las riquezas en momentos de peligro o incertidumbre. Se comprende que
sus monedas correspondan a varios tiempos, porque estos “tesorillos” solían estar
relacionados con los ahorros de una persona o de una familia y, en muchos
casos, habían sido acumulados durante generaciones. Para esconder sus
joyas y monedas, en ese caso emplearon un objeto de cerámica, el
más habitual, desechando el recipiente metálico de otras ocasiones, o las
cajas de madera. Este fue el caso del tesoro de Ermita Nueva, que se hallaba en
el conocido pucherillo o pequeña vasija de barro.
Si fortuita fue la suerte de encontrarla en
los años noventa del siglo XX, sobrepasó la generosidad de su donante. Juan
Ángel Pérez Arjona, un joven de aquella aldea por aquellas fechas, tuvo la
fortuna de encontrarlo cuando paseaba por una tierra recién arada. Unos
años más tarde del mismo decenio, y amparándose en su amor por la
cultura patrimonial de la comarca alcalaína lo hizo patente
entregándole al ayuntamiento alcalaíno, que lo inventarió como un bien propio
de su patrimonio. Actualmente se exhibe reconociendo la labor de su descubridor
en una de las vitrinas de la capilla del señor abad en el Museo de Alcalá la
Real, ubicado en el Palacio Abacial. Es la joya de la corona, como le gusta
nombrarla al diputado actual de Cultura. Ha recorrido las más importantes
exposiciones hispanomusulmanas de los últimos tiempos como la de la Alhambra de
Granada o la de Medina Zahara en Córdoba.
En la Semana del Diario Jaén. domingo,
17 de diciembre de 2017
LA PEDRIZA, UNA ALDEA DE TESOROS ENTRE
CUENTOS Y LEYENDAS.
Este es el caso de los partidos de campo
de Cantera Blanca y Valdegranada, donde se encuentran muchos rincones de
un patrimonio perdido, tanto en los ajuares de las antiguas villas, alquerías y
cortijos de conquista, como en las aldeas con pasado romano y musulmán. Y, como
fue el caso de los tesoros comentados, en su entorno mantienen una tradición
oral repleta de anécdotas, cuentos y leyendas. En Valdegranada, Ibn Jatib
destaca aquel episodio del emir almorávide Tasfin ben Alí, que, al pasar por las
Peñas de Majalcorón, el Prado de los Cuernos, se burló de su acemilero,
manifestándole que todo aquel prado de cuernos, en este caso, de ovejas, era
suyo, a lo que le respondió el vasallo, que más bien eran del emir y de su
padre. Pero no podemos pasar de alto las leyendas de cuevas y tesoros
escondidos por aquel entorno con arabismos como las de la Cañada Ámbar y del
cerro de la Hortichuela. Pasadizos kilométricos imaginaban desde estas aldeas
entre zonas de frontera, simulando a los terrenos palestinos actuales. Incluso,
se atrevieron a divulgar la leyenda de la mezquita de columnas de oro en
los fondos subterráneos del Cerro de la Cruz.
Pero, de
seguro que la aldea de La Pedriza, con un pasado claramente musulmán
ofrece el campo propicio para tropezar con una sepultura pétrea
Y el cuento de aquel chaparro majestuoso, el de mayor
frondosidad y sombra del entorno, anuncia y presagia un tesoro escondido. En
días de luna, cuentan que su luz penetra entre las ramas fijando el lugar
exacto del tesoro de la corona de la reina. Además, se reviste con el episodio de
enriquecimiento de unos vecinos de Bajácar.
Muy lejanos debieron ser los tiempos de
aquel descubrimiento de una mujer viuda que acudió a la cita nocturna para
encontrar el tesoro en esta famosa encina. Por su grandiosidad, le apodaban
leona. Los mismos ingredientes del relato del cortijo del Sotillo
charillero, en este caso, no fue un pozo, sino que se abrió el enorme
tronco de aquel chaparro centenario. No disponía de manos aquella mujer
acompañada de una niña pequeña para introducir las joyas de oro en su saco y
canasto.
Mira por donde que, como todos los
cuentos, no cumplió el condicionante desvelado, que debía acudir sola, sin
acompañante. Por eso, se le esfumaron todo aquel caudal de joyas encontradas,
porque ardió como la paja en un solo instante transformando los vasos,
platos, bandejas, colgantes, pulseras y adornos en pavesas que volaban en el
aire. El terreno está sembrado de indicios para poner a la luz todo este tipo
de tesoros. Incluso algunos objetos y monedas musulmanas se exhiben en el museo
local. No es de extrañar que se hable de los tesoros numismáticos de La
Pedriza. Es simple conjetura, habladuría de los pueblos, o se hizo realidad la
leyenda de la viuda de Bajácar. Doscientos cincuenta años de frontera dieron
para un patrimonio perdido y, a veces, irrecuperable. Un día apareció un
astrolabio en un museo europeo, otro día en el museo jiennense el tesoro
charillero, una copia de un manuscrito de un escrito de los Banu Said apareció
en centros de estudios árabes. Oro día, el pasadizo condujo a un recinto olvidado
como la Ciudad Oculta de la Mota en medio de la Leyenda de Caba.
Estos artículos de tesoros no han entrado en cuestiones profundas de
investigación del mundo musulmán en al-Andalus, sino que tan solo su
publicación se dirige a la defensa actitudinal del patrimonio artístico, en el
campo de las artes no suntuarias. De seguro que otros estudiosos ya han
aportado interesante aportaciones sobre la relevancia de estos tesoros o la
continuidad y perduración de elementos de la cultura pre-islámica en el al-Ándalus.
Tampoco, somos expertos en dilucidar la utilidad de las monedas en
función monetal, atesorable y decorativa y decorativa, simplemente nuestra
función es puramente divulgativa y descriptiva desde nuestro punto de vista,
una contribución singular con inserción en la globalidad didáctica de los
tesoros.
En la Semana del Diario Jaén. domingo,
31 de diciembre de 2017
VIII
DE FERIIS
AQUELLAS FAMOSAS FERIAS DE GANADO (I)
|
Próximamente, la feria de
Jaén es la crónica anunciada del desarrollo histórico de las ferias famosas.
Pues si bien se remonta a tiempos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo en el
siglo XIV, a mediados del siglo XX comenzaron a declinar en la afluencia de
animales y en mermar las transacciones comerciales al sufrir la competencia de
la maquinaria agrícola que usurpó los roles de los animales en la agricultura.
Otras se remontaban a antiguas ferias comerciales que prodigaban en las tierras
del Santo Reino desde la época medieval como la de Villacarrillo, o en la edad
moderna en Alcalá la Real, y posteriormente fueron refrendadas por el
reconocimiento real. En el primer caso, por el rey Fernando VII, en Alcalá por
Carlos II y en Andújar y Jaén ya avanzado el siglo XIX por los monarcas
borbones.
En todas ferias jugaba un
papel fundamental la localización del núcleo capitalino. Si ponemos por ejemplo
la ciudad de la Mota, desde tiempo inmemorial fue un sitio de paso, puerto de
Casilla y reino de Granada y lugar de intercambio comercial entre los pueblos
del Alto Guadalquivir y las zonas costeras. Alcalá la
Real fue siempre un lugar de travesía humana y de intercambio
comercial, social y cultural entre los pueblos de los antiguos reinos de
Granada, Jaén y Córdoba. Era, en efecto, un cruce de caminos
obligado para los diversos tipos de viajeros que cruzaban y recorrían las
tierras de Andalucía o bajaban de Castilla hacia el reino de Granada.
Desde que se instituyó la Corte en Madrid, a partir del siglo XVII,
el camino real era frecuentado por todos aquellos que se dirigían a
Granada o volvían de la capital de España, a través de una importante vía del
Llanillo alcalaíno. Secretarios, miembros del Consejo de Estado, escribanos
de la Corte, abogados, religiosos de las nuevas órdenes y
mercaderes pasaban por la ciudad alcalaína para pernoctar o,
simplemente, de paso hacia sus destinos en donde debían resolver los
pleitos judiciales en la Chancillería de Granada o los complicados
asuntos relacionados con la Corona.
Por el camino de
Córdoba, los viajeros y los comerciantes de la campiña cordobesa y de
las antiguas tierras de la orden de Calatrava se adentraban en una
extensa red comercial, en la que grandes grupos de arrieros traficaban
el vino, el aceite, el trigo y otros alimentos con destino a la capital
granadina y malagueña.
Por otro lado, desde Murcia
procedía otra ruta comercial que, además de comercializar el trigo
desde Totana y los puertos del Mediterráneo a través de Iznalloz, tuvo
gran importancia en el abastecimiento de las libras de seda para este tipo de artesanía
que fue muy pujante en Granada, y, también, en el siglo XVI y XVII en
la comarca alcalaína.
El cambio en los itinerarios comerciales, el
desarrollo de nuevas comunicaciones a través de las autovías y de otros medios
de comunicación más rápidos, supusieron o un rotundo cambio y metamorfosis en
las ferias de ganado.
. En La
Semana, del Diario del Jaén.
Domingo, 8 de octubre de 2017
DICCIONARIO BÁSICO PARA LAS FERIAS DE GANADO (I)
EL ALMOTACÉN
Este arabismo no se usa actualmente.
Pero era el encargado del cabildo
municipal para controlar los pesos, pesas y medidas de granos,
frutos, carne, y vino, así como la tipología de los cántaros de los aguadores
según le ordenaba el caballero o fiel ejecutor del cabildo y de acuerdo con las
tasas que imponía el ayuntamiento. En ese caso, las de la feria recibían el
nombre de viento. Debía presentarse en todos los tratos con el marco,
pesas y medidas. A este oficio, se le añadía el ser el encargado del corral del
Concejo donde se encerraban los animales de abasto de la ciudad, y asumía,
además, las funciones de limpieza de las calles y vías públicas, el uso de
las fuentes y lavaderos públicos. Especialmente, recibía el nombre
de fiel corredor de granos el que se encargaba de controlar el peso de los
cereales, por los que cobraba una tasa diferente entre compradores forasteros o
locales. De ahí proviene el nombre de correor, como
mediador entre compradores y vendedores de las ferias de ganado. Con lo
recaudado, se le pagaban cuatro reales si se ocupaba una mañana y otros cuatro
por la tarde; si denunciaba una situación de fraude, se llevaba la tercera
parte.
Bueno dejemos, que el fiel almotacén fue sustituido por otros personajes y,
entre ellos, los veterinarios actuales que vigilan todos los aspectos del
animal que se vende, salud, rasgos físicos, edad. Su presencia en el recinto
era y es imprescindible para controlar la sanidad y la pureza del ganado. Se
les suele reservar una caseta donde realizan las tareas burocráticas.
COMPRA-VENTA
La compraventa era el acto central
de la feria de ganado, revestido con el protocolo del acto comercial, y la
satisfacción de las esperanzas del camino recorrido y, con su ejecución, cubrir
el mantenimiento anual de la vida de la familia campesina. Durante su
desarrollo, se afinaba la mente, se cuidaba la semiología y se
cronometraban hasta los silencios. Los espectadores sobraban, pero miraban, a
lo lejos, de reojo y sabían que no debían intervenir.
LOS SEÑORES DE
GANADO, CON SUS GUÍAS
“Que los señores de ganado usen de yerro conocido y lo registren como se
manda. Para muchos efectos es muy preciso y conveniente de esta ciudad y su
villa del Castillo tengan yerro conocido y distinto, con que marcar sus
ganados, principalmente para poder gozar de los pastos y que otros
forasteros nos los defrauden, y asimismo para librar de hurtos sus ganados y
recuperarlos si se los hurtaren, y finalmente para gozar de buena fe de la
libertad de alcabalas en las ferias, y demás partes donde las vendan, según el
privilegio de esta ciudad de que hace memoria la ley real. Por tanto, ordenamos y mandamos que los dichos señores
de ganado tengan su yerro y señal conocido, el cual y todos los demás
cortaduras de que usaren, acudan a reseñarlo en el oficio del cabildo, donde
mandamos se forme libro y cuaderno judicial en que se estampen los dichos
yerros, y se pueda dar de ello testimonio siempre que convenga, y
absolutamente prohibimos traseñalar ganado alguno, ni recargarle otro yerro,
porque para hacerlo así se ha de acudir a la Justicia, y sacar licencia
para ello, quedar anotado ”.
Domingo, 22 de octubre de 2017. En La
Semana del Jaén.
LA FERIA DE GANADO III.
DE LA F A LA Z EN LA FERIA
DEL GANADO
FECHAS Y FERIAS OFICIALES DE
GANADO
La actividad
comercial y de feria de ganado se remonta a tiempos de los
romanos, más bien de los musulmanes. No es, pues, extraño que muchos pueblos
trataran de institucionalizar y fijar en el calendario anual este comercio
espontáneo, atendiendo al repertorio ferial y festivo de los pueblos del
entorno. Unos por San Lucas, otros por san Miguel, los hay por San Mateo
y abundan las patronales.
Aunque muchas ferias no
reciben su reconocimiento oficial por parte de las autoridades oficiales
regias, éstas se celebran de forma ininterrumpida porque era una
fuente de crear riqueza e ingresos para la Corona ante su voraz
afán recaudatorio con motivo de la deuda del Estado comprometida
en guerras u otros acontecimientos. Un caso singular fue la feria
alcalaína, reconocida en 1688 por Carlos II, ya que atendió el interés social y
económico, pues la comarca se encontraba asolada con la peste de los años 1680-1682.
Con su instauración de la feria se pretendía reavivar la decadencia de la
economía local afectada por los años de sequía y la falta de recursos
provocados por la total pérdida de la industria local, principalmente, la seda
que había decaído con el cierre de un gran número de talleres transformadores
de la seda. Además, era notoria la primacía de la agricultura sobre la
ganadería, ya que se habían roturado un gran número de campos para poder
afrontar todos los gastos de la hacienda local, derivados por la política
nacional comentada.
FIEL O CORREDOR PÚBLICO
Era el que anunciaba que
habían llegado mantenimientos de primera mano a los tenderos y se
aseguraba de que no acudieran los recatones a inflar los precios. Los
corredores de vinos lograban precios armonizados entre el comprador y el
vendedor, pero hubo momentos que se confundieron los tres personajes: el
corredor se hizo comprador y vendedor al mismo tiempo valiéndose de sus
malas artes y sus conocimientos de oficio. Siempre se intentó cortar por lo
sano. Pero, lo cierto es que, en Alcalá, por su tradición comercial (en el
vino, ganado, cereales, sedas y lanas) abundaron los corredores, y, llegó esta
figura mercantil estereotipada del corredor oficial con gran
profusión a la calle. Cómo no, en esta feria abundaban. “En medio, siempre, el
‘correor´. Al final bendice el acuerdo y se lleva una cantidad de
corretaje.
GANANCIAS
Existían cuadernos en los
que se anotaban el movimiento de los tratos, pero no existían los controles
como los actuales de IVA ni, en tiempos más recientes, los bancos estaban
sometidos a recoger los movimientos comerciales, y abundaban los billetes
de mil pesetas, quinientas y veinte duros en mano, en detrimento de las letras
de cambio, pagarés, o cheques bancarios.
EL GANADO
Durante el siglo XVI y XVII,
incluso en siglos posteriores, la actividad agropecuaria centraba la mayoría de
los movimientos económicos de muchas localidades de modo que se repartían gran
número de cabezas de ganado vacuno, mular, yeguar, potros y caballos. Por la
Sierra Sur, se traían dos tipos de ganado, domados y cerriles, muy famosos eran
los de las Alpujarras, los traían en parejas de cuatro o seis, también se
vendían bueyes. Este era el panorama que recogimos en Cancionero, relato y
leyendas. “Por este lado, se ven cochinos, cerca de la volatería. Más
allá jaulas de conejos. Contigua, una manada de cabras y ovejas, que aumenta
cada año. Despistada, una manada de pavos cruza el haza en busca de un lugar
adecuado. Especial atractivo tiene el grupo de patos y gansos, nuevo en la
plaza, que va a llamar la atención de los curiosos. Y, sobre todo, burros,
mulos y caballos. Los hay a cientos, a miles…” Y, a esto se añadía,
siglos antes, los animales de caza como liebres o aves perdices o
codornices, los toros de nuestras dehesas para las corridas de las
fiestas de san Juan, Santiago y la Virgen de Agosto; y, sin embargo,
en la actualidad, tan sólo caballos y yeguas de raza, en manada o
individuales, algún poney (por cierto, a precios elevadísimo para capricho
de sus compradores).
GITANOS
LA JUSTICIA
Este movimiento mercantil
siempre estuvo controlado por alguna autoridad civil o judicial. En época
medieval, el fiel del rastro y los alfaqueques jugaron un gran papel
para mantener el orden y la autoridad. Pero, desde los Reyes Católicos, el
corregidor asumía las competencias represivas de todo aquel tráfico de
mercancías junto con los regidores delegados para actividades comerciales. El
orden siempre había que mantenerlo, porque no era raro que cualquiera
ajustara cuentas con el rápido desenvainar de la espada o con una puñalada
trapera. Por eso, se nombraban ministros de justicia o alguaciles, mayores o
menores. Luego, vino el servicio de la Guardia Civil. Ya no sólo se
vigilaban el recinto de la feria. “Todo el camino los veíamos, y nos
pedían papeles para saber que estamos en regla, de feria a feria y
de pueblo a pueblo, no podíamos caminar sin guías. Por la feria,
se reforzaba el servicio de la guardia con la llegada de nuevos miembros de la
benemérita procedentes de Jaén que pernoctaban en fondas y hostales, pagados
por el municipio.
OFICIOS RELACIONADOS
CON LA FERIA
Los esquiladores
realizaban la ceremonia del afeite con su solemne parsimonia de
trasquilar el animal de cabo a rabo, recortando todas sus puntas,
adecentando las crines y estriando al animal con el fin de que pudiera
soportar los duros calores del agosto alcalaíno ;los herradores
cortaban las uñas de las pezuñas de los mulos con tanto esmero que cuadraba
perfectamente el plano rasante de la herradura con el del corte del
afilado cuchillo para fijar los clavos de sujeción;
los aguadores eran pobres de solemnidad, que transportaban en las
cantareras de asnos y mulos agua para beber a los tratantes de la
feria del ganado al precio de perra chica, gorda, real dos reales según
el trago de pipo o botijo; también algunos vendedores de maíz
aprovechaban la mañana para cargar, en sus fincas, sus mulos con grandes
manojos de este cereal y revenderlo a los vendedores o compradores
de animales; los aladreros buscaban algún portal cercano o una
casilla de aperos para montar su tenderete con almocafres, azadas,
bieldos, y otros instrumentos de labranza; lo mismo hacían
los albarderos que abastecían a los campesinos con albardas, cinchas,
jáquimas, tirantes…..
PAYOS
Nombre con el que los
gitanos nombran a sus interlocutores mercantiles, que suelen compartir con el
de castellanos.
POSADAS, FONDAS, MESONES Y
HOTELES
Desde época musulmana, una
red básica de ventas y mesones jalonaban estas rutas de feria y, sobre todo,
todas aquellas ubicadas en la calle comercial de las ciudades, que
solían recibir también el nombre de los Mesones, porque era lugar de
posada obligatoria para viajeros y caballerizas en el paso por la ciudad Estas
posadas y mesones resistieron el envite del desarrollismo hasta que se
inauguraron los hoteles. Otros, a la luz de la luna como techo
y, a lo más, las piedras de una era o del Coto eran nuestros camastros; en el
camino, un curvado lindazo o bajo la sombra de una noguera o moral para
descansar cuando íbamos de feria en feria.
PUESTOS
Había
dos clases de puestos. Las casetas de los gubernativos y los tenderetes de
comercio. Los primeros se llamaban también casetas de arbitrios que se
colocaban en las dos entradas de la ciudad. Por otro lado, los puestos
comerciales son pequeños tenderetes bajo el cobijo de fardos de
aceituna y lonas y sostenidos con cuatro palos y sus cruceros: a su sombra se
vendían bebidas dentro del improvisado recinto ferial, En sus entornos, abundan
los puestos de calderería, sobre todo al margen de la carretera,
junto con algún improvisado puesto de turrón y de buñuelos que acudían
puntualmente a la cita festiva procedentes de Lucena, Rute y Baena.
RAMO DEL VIENTO
Se refiere al comercio de
mercadurías durante los días de feria que tenía un impuesto oficial y era
arrendado a algunos vecinos de la ciudad para recaudar fondos y pagar
algunos servicios a la Corona. El tráfico de mercancías consistía en la
tradicional compraventa de ganado, y alimentos, al mismo tiempo que servía
de foco de atracción de diversos tipos de artesanos que acudían a
vender los utensilios de labranza y los objetos domésticos. Famosos eran
por aquellos tiempos todos los objetos derivados de la calderería y
del cobre de Lucena, así como los buenos vinos de las tierras
cordobesas.
SITIO DE LA FERIA
Cambiaron los sitios
del comercio y los géneros de transacción. Solía hacerse a las afueras de las
ciudades. Cercanos al recinto ferial, pero en descampados, que hoy día son las
urbanizaciones del extrarradio de pueblos y ciudades.
Y, una parte de la feria-no ganadera y festiva-
se hizo amiga fiel de esta columna vertebral que generó la feria
urbana.
En el Diario de Jaén, Primer Domingo Noviembre de 2017.
IX SOBRE FAMOSOS JIENNENSES
ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
ENRIQUE
GIMÉNEZ, UN ALCALAÍNO PADRE DEL PRIMER DIRECTOR DE LARESIDENCIA DE ESTUDIANTES
Entre
ellos, el alcalaíno Enrique Jiménez recaló en aquellas tierras. Este personaje,
a veces, enigmático para muchos críticos de la biografía de Alberto Jiménez,
debió influir en su hijo. Pues, se le había educado en la formación básica de
aquellos y había entrado en los estudios eclesiásticos gracias a la
preocupación de su abuelo por la formación académica de sus hijos. Pero,
aquellos estudios, con tanto fundamento escolástico, no debieron satisfacer las
inquietudes de Enrique hasta tal punto que se salió del Seminario de Jaén para
volver al seno de su tierra natal.
Pero,
en aquellos tiempos comprendidos en la mitad del siglo XIX, la comarca
alcalaína tan sólo ofrecía a las personas emprendedoras la incorporación
laboral a la vida campesina, gracias al amplio desarrollo de roturación de los
montes y al reparto de muchas tierras con motivo de las diferentes
desamortizaciones; pues, la burocracia había perdido mucho terreno con la
desaparición de la Abadía y no ofertaba ningún puesto ni empleo gratificante
para la carrera profesional a los que habían alcanzado algún grado de estudios
de tal manera que no les quedaba más remedio que emigrar a tierras americanas,
filipinas o a los polos de desarrollo español de aquel tiempo como era Málaga.
Eso hizo Enrique Jiménez, pidió a su madre varias monedas de plata y se marchó
de la ciudad con destino desconocido.
Tras
varias estancias en diferentes lugares de Andalucía, recaló en Málaga, donde se
casó pronto, sin embargo a los pocos años quedó viudo. Enrolado en el mundo
empresarial de su época, viajó a Paris, sede de importantes encuentros
internacionales del mundo de la técnica, ciencia y comercio, para llevar a cabo
ciertos negocios relacionados con el mundo de la seda. Allí, conoció a donde a
su segunda mujer Henriquette Fraud. De este matrimonio nacieron en Málaga
varios hijos, entre ellos Alberto Jiménez Frau.
ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
Estudió por libre Derecho en la
Universidad de Granada bajo la preparación de diversos miembros de la familia
Orueta (Ricardo Orueta, escritor que dominaba el mundo literario francés y le
preparaba para los exámenes oficiales de derecho, y su padre Domingo Orueta, un
prestigioso geólogo que va a poner a disposición de Alberto una de las más
importantes bibliotecas de su época y los avances de los conocimientos
científicos de finales del siglo XIX). Esta familia influyó profundamente en la
formación intelectual de Alberto Jiménez Frau, y, al mismo tiempo, lo introdujo
en la afición por el gusto artístico y el conocimiento del mundo científico y
literario. Pero, como figura nacional quien mayor impacto tuvo en su formación
fuel la del kausista Giner de los Ríos, de ahí que se le considera uno de sus
últimos discípulos. En la capital malagueña formó parte de un grupo cultural
con el nombre de “La Holganza Ilustrada”, en la que se integraron su hermano
Gustavo Jiménez, José Moreno Vila, poeta, amigo y crítico, Francisco de Orueta Estébanez
de Calderón, nieto del Solitario, y Manuel García Morente, filósofo arjonillero
renovaron la cultura provinciana y localista de la capital costeña. Algunos
miembros de este grupo jugaron un papel fundamental en la Residencia de
Estudiantes como Alberto Orueta y Moreno Vila.
Pronto
rompió con este grupo, y se trasladó a Madrid de la mano y carta de
presentación de Francisco Giner de los Ríos para realizar los estudios de
doctorado. Casó con Natalia de Cossío, esta mujer alta y delgada, de figura distinguida,
que emanaba una clase determinada de equilibrio, una tolerancia sobre manera
civilizada y curiosa ante las cosas. Ella dirá, un poco tímidamente, que tuvo
la suerte de ser educada por tres pedagogos singulares: su padre, su marido y
el propio Giner de los Ríos.
Alberto Jiménez Coincidió este tiempo
con su mujer en dos importantes acontecimientos culturales: la difusión del
pensamiento de la Institución de Libre Enseñanza, plasmada e “impulsada por
Francisco Giner de los Ríos, que de profesor de Filosofía del Derecho se
convirtió muy pronto en verdadero filósofo de la educación. La Institución fue,
a partir de 1876, el movimiento educativo no oficial más importante
desarrollado en España a lo largo de la Historia. Los profesores y catedráticos
más eminentes del país fueron expulsados de la Universidad Oficial a raíz de la
conocida como segunda Cuestión Universitaria y se incorpora al proceso
impulsado por Giner de los Ríos y sus discípulos.
Dentro
del marco de actuaciones de la Junta, en 1910 vio la luz el proyecto de un
Colegio Universitario, por el Real Decreto del 6 de Mayo de dicho año. El
director de este pequeño colegio, ubicado en sus primeros momentos en un
hotelito de la calle Fortuna, por indicación de Francisco Giner, fue Alberto Jiménez
Fraud, figura determinante para la institución quien pasó tres años como
institucionista. Como comenta el prologuista Luís G. Valsdellano de su libro
“La Residencia de Estudiantes” Giner de los Ríos se fijó en su inteligencia
serena, en sus condiciones de integridad moral, sus dotes persuasivas, la
firmeza de carácter, y, sobre todo, la capacidad de que en él se advertía para
entregarse generosa y totalmente a su ideal. El contacto directo con sus maestros
Giner y Cossío, hicieron surgir en el su auténtica vocación la de ser un
educador de la juventud, dedicando toda su vida a esta labor cultural. Todo
ello con un sentido reformista, que trató de compaginar el carácter y las
costumbres de la sociedad española con lo más depurado , libre y tolerante de
la vida y cultura europeos A partir de 1910, dirigió esta ya denominada
Residencia de Enseñantes, lugar donde enseñaron y estudiaron figuras eminentes
del ámbito mundo cultural y científico. Perseguía esta institución una
residencia de estudiantes provenientes de las provincias, que encontraran no
sólo un lugar de aloja miento sino también un sitio donde se complementara su
formación familiar y cultural, a la vez que el contacto con profesores
prestigiosos y personalidades que ilustraran a los pensionados en una formación
integral del individuo. Por eso en otra ocasión manifestábamos la relevancia de
Alberto Jiménez con estas palabras “persona importantísima para la
generación del veintisiete, expansión de las ideas de la Institución libre de
Enseñanza y, desarrollo de la investigación científica y, sobre todo, con el
intercambio cultural de Europa”. La Residencia, a pesar de influjo
anglosajón, siempre tuvo como principio fundamental la libertad a la hora de
desarrollar todo tipo de actividad cultural y científica. Bajo la égida de
Alberto Jiménez, este humanista será siempre fiel a la libertad de los
individuos frente a los totalitarismos de cualquier signo, una institución
modelo de enseñanza para la posteridad.
Fue
un gran amigo de Juan Ramón Jiménez, que siempre recordará a su madre los
afectos y dedicación que le tuvo con su persona la Residencia de la Colina de
los Chopos, tal como le puso de nombre aquel paraje o páramo cultural de
España. La lista de personalidades con las que contactó, durante su dirección
de la Residencia, fue muy importante y, entre Juan Ramón y Alberto Jiménez: a
partir de 1913 comenzó el movimiento literario de la Generación del 27, que
tantos frutos y poetas ha dado a España-Alberto Jiménez Frau ejerció un tipo de
pedagogía en la que cuidaba el mínimo detalle para que los residentes se
sintieran felices. Tras su estancia en Inglaterra y con el asesoramiento de la
Junta de Ampliación e Investigación Científicas, consiguió lo que manifestamos
en otro artículo anterior “prever la creación de laboratorios de trabajo” y de
otras instituciones destinadas a promocionar el progreso cultural de España y
la mejora de nuestras instituciones de enseñanza e introdujo algunas costumbres
inglesas como la labor de las tutorías que dieron sus fruto en la Medicina y el
Arte.
De
gran transcendencia para la vida cultural española de los años veinte y treinta
fue la Residencia de Estudiantes, donde convivieron Unamuno, García Lorca,
Machado, Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Eugenio D’Ors,...y han pasado por
su cátedra eminentes figuras como la de Einstein, Bergson, Paul Valery, Paul
Claudel, Hugo G. Wells, Le Corbusier, Ravel, Marie Curie, etc. Y, no podemos
olvidar a científicos españoles como los doctores Ramón y Cajal, doctor Negrín,
el histólogo Nicolás Achaparro, Severo Ochoa, Calandre, Paco Grande, Sixto
Obrador, del Río Ortega….
Los más beneficiados dentro del grupo fueron los futuros arquitectos, y
eran asesorados por Moreno Villa Los alumnos
de ciencias tenían al lado el Instituto Nacional de Física y Química, dirigido
por Blas Cabrera, colaborador de la Residencia donde pronunció conferencias y
cursillos. También estaba al lado el Museo de Ciencias Naturales dirigido por Ignacio
Bolívar. Los de medicina tenían a su disposición los famosos laboratorios de la
Residencia dependientes de la Junta subvencionados por ella. Ya en Fortuny
tuvieron un pequeño laboratorio de "anatomía microscópica" dirigido
por D. Luis Calandre, que era el más distinguido cardiólogo de Madrid. Era el
médico de la Residencia y enseñaba Histología a los alumnos de primero de
medicina.
En
la Residencia se hallaban distintos laboratorios de: Química General, Química
Fisiológica, Fisiología y Anatomía de los Centro Nerviosos, Serología y
Bacteriología, aunque el más importante fue el de Histología y Fisiología
General. Se contaba sólo con 11 plazas para 22 estudiantes, por lo que deberían
trabajar por turnos. Se estudiaban siempre temas concretos de la especialidad.
Para los estudiantes cualificados, la Junta contó con becas en el extranjero.
El acceso a los laboratorios era libre. Podían acudir otros estudiantes que
acreditaban su preparación para ocupar las plazas que se ofrecían
De
la capacidad organizativa, podemos ponerla de manifiesto en este poema de
Gabriel Celaya.
Recuerdo a Don Alberto
Jiménez
Fraud, tranquilo,
gobernándolo todo,
como quien
no hace nada.
Recuerdo a Don Miguel
y a Juan
Ramón, y a Ortega,
y el susto que me
daban si de
pronto me hablaban,
y el interés humano
que yo, estudiante
equis,
en ellos despertaba,
conmigo levantaban.
¡Mi vieja Residencial
¡Mi España
siempre activa!
¡Mi verdad golpeando
que no es
sólo un recuerdo
nostálgico, adornado
de glorias
arrastradas,
sino algo siempre
claro como
espejo y ejemplo!
Porque si fuimos fruto
de un
árbol plantado,
también somos semilla
de un
nuevo crecimiento.
La guerra civil significó un paréntesis
de este movimiento científico español. Tras el exilio,
Alberto se dedicó a la docencia en las universidades y llevó a cabo varios
escritos, entre ellos “Ocaso y Restauración. Historia de la Universidad de
España” o la mencionada “La Residencia de Estudiantes”. Alberto Jiménez Fraud y
su familia fueron, acogidos en Cambridge, donde Jiménez Fraud tuvo una lectoría
en el King's College y fue miembro de la High Tablee Luego fue Oxford, el New
College, la High Tabla También su casa y el ambiente anglosajón fueron foco de
atracción de investigadores españoles y extranjeros y fue definido por Caro
Baroja de esta manera.
“Allí encontré (en Oxford) un hogar
español . En un sitio céntrico, cerca de St . Giles, hay un vallado que contiene dos o tres casitas
y que se llama Wellington Placeen una de estas casitas vivía, con su mujer, don
Alberto Jiménez Fraud.
Don Alberto era un hombre algo mayor que
mis padres, nacido en Málaga, con ascendencia francesa por el lado materno. Había
sido el último en edad de los discípulos predilectos de Giner de los Ríos y se
había casado con la hija de Cossío. El y su mujer, doña Natalia, constituían
una pareja muy singular, porque siendo de caracteres muy diferentes entre sí,
estaban muy compenetrados y vivieron con un ideal común. Lo mismo en el
destierro de la vejez que en la-época, más plácida, de la juventud".
Y por encima de todo hay que destacar
,lo que referíamos sobre la figura de Alberto Jiménez Frau, un malagueño con
sangre alcalaína “nos viene a la memoria “esentura” de Enrique
Jiménez que debió influir en la personalidad de su hijo Alberto, que, como él,
no se ancló en los localismos inocuos, sino que proyectó su amor a España con
la entrega diaria a un ideal que desgraciadamente le vio morir en el exilio
como traductor de la ONU: ser amante de la libertad”:
En la Revista del Pasaje de la Ciencia.
VICTORIANO RAMÍREZ, LAS MATEMÁTICAS
APLICADAS A LOS PROCESOS ELECTORALES.
Resaltando la base matemática para
zanjar todos estos problemas y exponiendo las incongruencias entre la
representatividad entre los partidos nacionales y los autonómicos, hizo
propuestas sobre la mejora del sistema para evitar las injusticias entre
partidos que no obtuvieron representatividad superando en votos a otros de
menor territorialidad, como es el caso del PCE e IU en otros tiempos frente a
otros partidos o coaliciones como ER o PNV, que con muchísimos menos
votos le superan en su representatividad e, incluso, dejan en la cuneta a
algunos como el PACMA. Resuelve el conflicto anterior mediante un
equilibrio entre diversos parámetros del reparto de escaños con el tamaño de la circunscripción. En palabras suyas, lo
resuelve de forma rotunda “Nosotros mantendríamos el
sistema D’Hondt, que es un buen método, y sin embargo todo se corregiría
igualmente. El problema con el sistema electoral es que se hacen 52 repartos
[las circunscripciones] de forma independiente. Nosotros primero asignamos los
escaños a los partidos en función de los votos totales y luego distribuimos los
restos entre las circunscripciones con una fórmula matemática. Con nuestro
modelo, la variabilidad de las circunscripciones no afecta al resultado, porque
asignamos los escaños en función de los votos totales. Un voto para un partido
recibido en Melilla vale lo mismo que el recibido en Valladolid, Zaragoza o
Granada”.
Este matemático
fuentealameño dirige el grupo de Investigación
en Métodos Electorales (GIME). Y no sólo su trabajo ha quedado reflejado
en nuestra tierra sino que ha sido reclamado por varios países y
organismos nacionales. Dentro de su área de Análisis y Aplicación
matemáticos, este grupo dirigido por el catedrático Victoriano Ramírez, a
través de revistas y otras publicaciones, se ha acercado a temas candentes como
,las limitaciones constitucionales, la problemática del escaño y tamaño
de las circunscripciones, la paridad de género, el sistema electoral
catalán, la revisión de los miembros de los órganos de las cajas de ahorros, a
las elecciones de los miembro de los claustros universitarios pasando por
la Ley Electoral mejicana y los casos de manipulación con colegas
extranjeros,, la distribución de los senadores por las comunidades
autonómicas, hasta llegar a resoluciones como las fórmulas electorales en
sucesiones divisorias y la matemática aplicada a la distribución n de escaños.
Junto con Antonio Palomares, y
Blanca Delgado, propuso nuevas aplicaciones de escaños compensatorios para los
partidos, y un sistema ecuánime para el Congreso de Diputados, las
elecciones directas a la figura del alcalde. Sus estudios junto con el
propio Palomares y Luisa Márquez, para el parlamento Europeo fueron
requeridos por este organismo, con lo que obtuvo que se mejoraran los escaños
para países como España y Francia. Recientemente, su última publicación
Cambiar tres normativas ¿Por qué, o por qué no, propone cambiar el
método para la elección del Presidente del Gobierno ante las elecciones
fallidas, elaborar regular los referéndums de Independencia y transformar
el sistema electoral del Sistema
Electoral del Congresos de Diputado. Pues señala “ es injusto ya que
produce desequilibrios y discordancias en la representación de los partidos
políticos”. Tres temas candentes que este profesor jiennense resuelve
con valentía y propone para los políticos, sugiriendo métodos, aportando
iniciativas y confrontando pareceres dentro del sistema constitucional
Publicado domingo, 15 de marzo de 2020. En La Semana del Jaén.
X VARIA
ENTRE FIESTAS Y FESTIVALES. ETNOSUR. CON FOTOS DE HOY.
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ONG DE CHANA CON LA QUE COLABORA |
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De los santos aldeanos
recorriendo desde el último rincón de una aldea hasta la ermita acompañados
de la banda municipal. Por eso, de que el negocio, lo que no es
ocio, señala el periodo vacacional en julio, agosto y septiembre. A nadie le
extraña este sarampión festivo que se ha propagado por todos los lares.
Desde la pequeña urbanización de las Vegas de la Paloma a las
aldeas de la Rábita o de las Riberas, desde el barrio de San Juan hasta el de
Huerta de Capuchinos. Con motivos patronales, como las fiestas de san Roque en
Mures o Santa Ana en la aldea de su nombre, o en la misma Alcalá las
fiestas dedicadas a la Virgen de las Mercedes Coronada. Con proyección
nacional o internacional, como los Festivales de Etnosur. Simplemente, con cambio
de fiestas tradicionales, lo que se frecuenta en muchas aldeas para congregar a
todos los vecinos, los residentes y los ausentes que acuden por estas fechas.
Con motivos agrícolas, como la fiesta de la Cereza del Castillo de Locubín, y
no nos extraña que un promotor avispado se invente la fiesta del Espárrago para
convocar al personal en su establecimiento público.
Sin embargo Etnosur nació con el deseo de superar cualquier tipo de
acontecimiento festivo hace ya veintiún años. Parecen pocos, pero si miráramos
hacia atrás muchos festivales o fiestas decayeron antes de llegar al decenio:
por ejemplo, el festival del cante gitano. Otros no lograron mantenerse
en el mismo dintel de éxito y sufrieron el Guadiana de verse
pocos competitivos como los festivales de Alcalá la Real en contados
años. Y algunos fueron malos imitadores de este festival que pretende ser
un lugar de encuentro étnico y de culturas. Bueno, y de aprendizaje en su
oferta de sus variopintos talleres, exposiciones y conferencias que proliferan a lo largo de los próximos días 21,22 y 23
de julio. Alcanzar más de veinte años, lo coloca al pie de sus bodas de plata.
A lo largo de estos años, se han creado muchas iniciativas, se han plasmado
premios, reconocimientos y presencia de personas que han aportado y han dado
aire fresco a la ciudad de la; Mota. Pero es el momento de reflexionar sobre el
desarrollo de los anteriores festivales, de encauzar lo que se salió del
meandro solidario, musical o festivo de los primeros años.
Corregir lo que no concuerda con fines y objetivos que
tiendan a una convivencia abierta y universal entre los convocados
de todos los rincones del mundo. De podar los utilitarismos
mercantilistas y abusos de los que no comparten una sana convivencia y el
respeto del bien común.
No hay que obsesionarse con la rentabilidad de esta
convocatoria, ni con la presencia de la ciudad en las redes
ni la proyección nacional. A veces, también caemos en las redes
horacianas del carpe diem, cuando el festival pretende trascender lo
festivo. Bienvenida sea esta iniciativa si insufla sana
convivencia, espíritu de solidaridad y promoción
humana.
En La Semana del Jaén.
21 de julio de 2017
LA FRANQUICIA
ALCALAÍNA DE LA TABERNA SEVILLANA CASA
CORNELIO
En Sevilla, era
famosa la Casa Cornelio, una taberna que se ubicaba en el barrio de
la Macarena, donde, allá por los años treinta del siglo pasado, se reunían
comunistas, socialistas, anarquistas, miembros de otros colectivos sindicales o
de las sociedades obreras y otros partidos republicanos. Incluso, la visitaron
famosos dirigentes del mundo obrero como
el dirigente comunista José Díaz. La historia de esta taberna acabó,
unos meses después del advenimiento de la II República, tras la destrucción a
cañonazos un 23 de julio de 1931. De primer momento, el nombre de este
establecimiento incita a pensar en un tribuno de la plebe romano o en un
pasional orador de estilo asiático, contrincante de Cicerón en medio de las
guerras civiles de Roma. Pero su denominación provenía del santanderino
Cornelio Mazón, natural de San Miguel de Lucena y avecindado en Sevilla a
finales del siglo XIX, donde estableció una tienda de ultramarinos y esta
taberna, donde sus hijos, Ramón y Antonio, comenzaron a militar en los
movimientos societarios de clase y en el PCE. Aunque el primero pasó desapercibido,
el segundo vivió intensamente muchos acontecimientos, como la huelga de julio
de 1931, la detención de los anarquistas recluidos en la Casa Cornelio y su
posterior voladura para aplacar el movimiento huelguístico. Incluso, sufrió en
sus propias carnes la muerte por salvar un empleado en julio de 1936.
Debió extenderse en
círculos republicanos obreros este funesto y bárbaro acontecimiento. Pues, se
convirtió en el símbolo de los movimientos populares, sindicales y de izquierda
como prototipo de expandir su modo de organización. Por un lado, los
republicanos de derechas lo consideraban como muestra de un movimiento
conspiratorio; y los de izquierdas, compartían el espíritu revolucionario y
republicano del lugar de encuentro público. Por eso, no es de extrañar que, en
otros lugares de Andalucía, se calificaran a algunas tabernas con el nombre de
Cornelio. Los liberales republicanos lo hacían de un modo despectivo y siempre
acusándolos de todo tipo de actividades conspirativas mediante su conocido arte
de la manipulación.
En la Alcalá la Real
de los años treinta, la calle Llana había recibido el nombre de Martínez
Montañés, por eso del descubrimiento de su nacencia alcalaína. Era una calle,
que todavía se distinguía por la presencia de algunos miembros de la burguesía
agrícola y de numerosos trabajadores de los servicios, y, sobre todo, del
campo. Al principio de la calle, el desamortizado convento del Rosario
utilizaba sus dependencias claustrales para fines municipales, sociales y
escolares. A pocos pasos, Domingo Vela Freijóo abrió en la casa número seis una
taberna, por los años treinta, de modo que se hizo famosa por ser el lugar de
encuentro de los principales dirigentes del mundo político, sindical y de las
sociedades obreras locales. Los partidarios del alcalde republicano Pablo
Batmala Laloya acudían a aquella taberna regentada por otros republicanos del
partido de Martínez Barrio, entre ellos el propio Domingo, José Marañón y
Antonio Rufián. También, solía reunirse para compartir la vida púbica local
Salvador Frías, presidente del PSOE, y segundo alcalde de la II República. Y,
como es lógico, otros muchos miembros de los partidos Unión Republicana e
Izquierda Republica y de la UGT y de las Sociedades Obreras (la de Oficios
Varios, Albañiles, la Emancipación y Unión y Defensa) como Bernardo Regis
Gabriel Pérez Bailón y Manuel Atienza. Pronto, llamó la atención a los miembros de la
corporación, los agrarios y los de la derecha liberal republicana, hasta el
punto que la tacharon malévolamente de ser una nueva franquicia de la Casa
Cornelio de Sevilla. , con este dardo malévolo,
lo extendieron en la ciudad de la Mota.
Esta franquicia
alcalaína se mantuvo tras la guerra, y no fue destruida a cañonazos. Pero, sus
miembros sufrieron las terribles consecuencias de concurrir a un lugar, tachado
de sitio conspiratorio por los compañeros de viaje en la primera corporación municipal
republicana. Pues la mayoría fue obligada a emprender la diáspora junto a miles
de alcalaínos un 30 de septiembre de 1936, otros fueron fusilados como
Batmala o Salvador Frías, algunos murieron en la cárcel en oscuras
circunstancias, y muchos pasaron años de presidio como el dueño del local. Tras
la posguerra, la Casa Cornelio se convirtió en una vivienda vecinal, que,
incluso, quedó rebautizada con una hornacina que presidía una litografía
patronal y no quedaron ni restos de aquella taberna, que unos años más tarde se
abrió, al principio de la calle Llana, en otra famosa taberna obrera con la
denominación de Los Muertos. Pero esto es ya otra historia y otros
tiempos. Los muertos no aludían a los de la Casa Cornelio, sino a
los de las criptas de la capilla mayor del templo dominico.
En La Semana del Diario Jaén. 19 de agosto de 2018.
ALCALÁ LA REAL, PROVINCIA DE GRANADA
El término de Alcalá la Real se
integró en unidades superiores a su
territorio municipal como los de abadía,
corregimiento, de la Sierra Sur o partido
judicial. Por eso, es curioso que siempre ofreciera un carácter independiente,
difícil de situar entre los antiguos reinos de Jaén, Granada e, incluso, de
Córdoba. No obstante desde la llegada de los Austrias la
tendencia fue cada más propensa a ubicarse dentro del reino de Jaén, con
grandes reticencias desde el punto de administrativo y hacendístico por parte
de Alcalá la Real. Finalmente, con los Borbones, el término de Alcalá la Real
se integró en el reino de Jaén, encuadrado en la Intendencia de
la futura provincia. Y esta división quedó ratificada en forma de
provincia e islas y con la adscripción y pertenencia de Alcalá la Real a la provincia de Jaén en la división
territorial que promulgó en 1833 el secretario motrileño de Estado Javier de Burgos. Desde esta
distribución en provincial, no han cambiado ni capitales ni las demarcaciones
supramunicipales salvo algún momento histórico
Sin
embargo, debemos destacar que la integración en la provincia y reino
de Granada no fue una cosa esporádica, sino que en algunos terrenos como el
judicial, militar y, no digamos, el sanitario o comercial era más comprensible
por parte de los vecinos alcalaínos. Y fue una realidad en la Guerra
Civil, a partir del año 1936, cuando el término se dividió con motivo de ser
frontera entre los territorios de los republicanos y
tropas de Queipo de Llano. Se estableció una línea divisoria que desde la Hortichuela,
bajando por la Caserías, Puertollano, Charilla y Santa
Ana, como campo de nadie, dio lugar a que se formaran dos Alcalá:
una perteneciente a Jaén y otra a Granada. La primera estableció una comisión
gestora municipal, al frente de la cual estaba el socialista Salvador Frías, y
estaba constituida por miembros pertenecientes al P.S.O.E y P.C.E. y el
sindicato de la U.G.T, representantes de todas las sociedades
obreras de cada aldea y la C.N.T.
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Incautación de bienes de Francisco Hinojosa López, y otros republicanos en el BO DE
GRANADA |
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emanados de la imposición agrícola y,
aún más se veía obligado a exportar productos de esta tierra a otros
lugares gobernados por la república.
Por la
otra parte, se formó un ayuntamiento, que presidió durante algunos días, un
comisario político nombrado por las fuerzas militares que ocuparon la ciudad de
Alcalá el 30 de septiembre de 1936, donde establecieron la sede del
ayuntamiento. Esta parte del territorio dependió, durante estos años de
guerra, de la provincia de Granada. Tanto la labor hacendística,
como la religiosa, o gubernativa se regían por las órdenes emanadas de las
autoridades granadinas. También los nombramientos de autoridades civiles,
eclesiásticas y militares dependían de Granada y, en su
mayoría, fueron granadinos los delegados gubernativos, los jefes de las tropas
y los sacerdotes, que eran también capellanes militares. Muestra de todo ello
era lo referente a la publicación del Boletín Oficial de la
provincia, donde Alcalá figuraba como un municipio de Granada. Muy curioso es
el día que Alcalá la Real publicaba la
propuesta del presupuesto para el año 1938, y se le
incautaban los bienes al alcalde republicano Pablo Batmala Laloya, tras ser condenado a muerte y posteriormente ser
ejecutado. Vanos fueron los intentos de su salvación, pudieron otras
razones. Si así se le puede denominar, a no ser sinrazones
injustas En esta zona, destaca también la presencia de un
Delegado Gubernativo, que paulatinamente poco va constituir un ente ficticio
enmarcado dentro de lo que quedó de provincia de Jaén con la zona de
Porcuna. Este delegado gubernativo se mantuvo durante varios años después y
llegó a tener tanta influencia como los alcaldes. En esta zona lo fue Esteban
Gutiérrez, antiguo republicano de derechas, que se integró en el movimiento
nacional al tomar la ciudad las tropas
franquistas- . Posteriormente, lo fueron Francisco Santiago Sampelayo y Miguel
Siles Benavides hasta 1939. Los
terrenos administrados eran la zona del ruedo de Alcalá,
La Pedriza, Valdegranada, Ermita Nueva, Cantera Blanca y Santa
Ana. Muchas de las medidas que tomaron se comprenden
dentro del régimen dictatorial a que les caracterizó: depuración de
funcionarios afectos a la República, enlace con las fuerzas
nacionales para información represiva del momento, política económica de guerra
con embargos, incautación de productos estableciendo una férrea
economía antiliberal, autárquica y controladora de los
productos para evitar el estraperlo, persecución de
los izquierdistas, establecimiento del nacionalcatolicismo.....
29 de septiembre de 2019. En La Semana del Diario Jaén,
LA ESCLAVITUD EN JAÉN
Es verdad que la
esclavitud siempre ha existido desgraciadamente
en la historia de la humanidad y
se acrecentó este deterioro de la condición humana en tiempos de los romanos. Kovaliov
no podía concebir la Historia de Roma con otro nombre sino el de la República esclavista. También, abundan
las leyendas e historias de cautividad en tiempos medievales. Y se acrecientan
con la llegada de los españoles a América, al mismo tiempo que se alzan voces
contra los que se excedían en humillar a aquella población como el padre
Bartolomé de las Casas. Pero, en este
mundo de la esclavitud se encuentra este primer caso de la presencia de un
esclavo de tierras americanas, relacionado con los comerciantes portugueses y
su compraventa por parte vecinos del antiguo reino de Jaén. No es de extrañar
porque los centros de mercado más cercano
solían ser los pueblos e Málaga y Granada, y los implicados estaban relacionados con
hidalgos y caballeros de guerra.
Nos referimos a un documento notarial levantado ante el
escribano alcalaíno Antón García de los Ríos, en 22 de junio de 1555, que consistía en un contrato de trueque y
cambio entre el portugués García Gómez, vecino de Jaén y estante de Alcalá la
Real, y el comerciante alcalaíno Lucas
Martínez. El primero le entregaba un esclavo, curiosamente indio, y el segundo
se comprometía a intercambiarlo por un potro. El esclavo se llamaba Juan,
de unos veinte años poco más o menos, de buena guerra y sano, sin tachas y,
como exigían las normas de trueque, ni borracho ni tenía enfermedad alguna
encubierta; tampoco era fugitivo o
ladrón. Para mayor aberración se intercambiaba este esclavo por un potro, que
tenía tres años, sellado y enfrenado. Y se fijaba el valor de la transacción en
esta cláusula: si en caso de que se contravinieran estas condiciones y
enfermara el esclavo, se veía obligado García Gómez a pagar 70 ducados por
menoscabo. Un hombre como, un potro, solo siete decenas de ducados.
.
20 de
junio de 2019. En La Semana del Diario Jaén.
EL CORTIJO MARRÓN. LA
OTRA ESPAÑA VACIADA.
Este cortijo, incluso, se convirtió, en
tiempos del Catastro de la Ensenada, en una gran mansión solariega, con varios
cuerpos dedicados a la vivienda, y en el primer molino de aceite y zumaque del
término de Alcalá la Real, a un cuarto de legua, en la Camuña, compuesta de
caballeriza, cuarto y cámaras. El molino se componía de una muela, que molía
con una bestia 16 horas, día y noche, Y el de zumaque con otra muela movida por
otra bestia y que rentaba mucho beneficio. En su entorno, se laboraba una finca
de noventa fanegas en el sitio de la Camuña, que se distribuía en una parte de
viña de diferentes calidades, similares proporciones de olivar, nuevas
plantaciones de plantones de olivar que no fructificaban por pequeños, y el
resto de tierra de cereal junto con algunas partes inútiles.
No es de extrañar que la importancia de este cortijo radicara en el personaje
que le dio el nombre actual, pues anteriormente estaba ligado a la familia
alcalaína de los Tapia. Su propietario Fernando Marroun era hijo de los
hidalgos Juan Marroun y Juana de Balboa. Nacido en la villa
de Frechilla, obispado de Palencia, donde nacieron sus padres y
vivieron, se casó con doña Antonia Sequera Colon de Portugal, hija de don
Julián Sequera y Uribe, caballero de la orden de Santiago, y doña María de
Atocha Colón de Portugal en segundas nupcias (en primeras con don Juan de
Tapia). Al casarse vivió en la ciudad de Antequera con sus suegros.
Fue regidor del ayuntamiento de Alcalá la Real hasta 1778, con
dos honores, el de regidor perpetuo y de privilegio. Vivía en las casas de
la calle del Llanillo, linderas con la calle Bordador con casas de don
Francisco Javier de Valenzuela, la sede del antiguo Casino Primitivo. Y,
por el Llanillo con casas de Bernardo de Mirasol, familiar del Santo
Oficio de la Inquisición de Córdoba. Estaba relacionado con el industrial
don Felipe Mantero, anterior poseedor de las casas. Incluso, amplió sus
tierras comparando dos fanegas en las Atravesadas por el camino que va
a la Acamuña. Cuando levantó el cortijo, eran los tiempos en
los que muchos edificios religiosos de la ciudad y de la Mota comenzaron a
desmontarse y se vieron obligados a trasladarlos a la ciudad llana y a los
cortijos. Los escudos, las lápidas con epitafios, los molinos de piedra, las vasijas,
la rejería y la madera noble sirvieron de material constructivo para muchos
cortijos.
El vecino francés afincado en Alcalá
Santiago Batmala, padre del alcalde republicano don Pablo Batmala, compró y
administró la finca y el cortijo desde finales del siglo
XIX.
Este cortijo jugó un papel estratégico
durante la Guerra Civil, como puesto de vigilancia del frente, desarrollándose
un intenso combate con motivo de un avance de las fuerzas de Queipo de Llano
hacia el Castillo por el mes de diciembre de 1936, que fueron cortadas por las
tropas republicanas. En la actualidad, estaba en posesión del hijo de una de
las sirvientes de los Batmala, por cierto recientemente fallecido que lo
apodaban Antonio el de Marrón. Y, mantenía huellas de su vivienda del siglo XIX,
y, sobre todo, la reutilización de elementos constructivos de la ciudad
monumental de la Mota. El escudo con la cruz de Caravaca estaba relacionado con
la familia y respondía a la cruz patriarcal de doble brazo sobre leño. Sus
huecos de fachada y enrejado reflejaban una tipología urbana junto con la
puerta presidida por el escudo que suele aparecer en
las casas de las familias de los hidalgos alcalaínos. Los dos cuerpos de la
casa simulaban otro tipo de construcciones urbanas de doble uso, residencial y
rústico. La parte anterior y sin cubrir de casa, a modo de recibidor, que hacía
las veces de patio de entrada, estaba presidida por una fuente y un estanque,
en la que figuraban elementos de ornamento reutilizados de la Mota y de otros
conventos desaparecidos. En concreto una lápida, encontrada por Juan Antonio
Marín y Sebastián López, rota en dos partes, respondía a un epitafio de San
Jerónimo con unos versículos de Ad Monachum rusticum y con las siguientes
frases Dives, qui no indiget pane, satis potens, qui non
cogitur servire. Ambitiosa non es fames·. Un texto
que se empleaba en los círculos de las escuelas universitarias renacentistas
para el aprendizaje del latín con tintes de la moral clásica. Era un aviso ante
la ambición y riqueza como norma de la vida y un canto a la austeridad.
Desgraciadamente, el cortijo de Marroun ha sufrido otro tipo de ambición,
no la moral, sino la crematística y, en pocos, días, los herederos y los
compradores de aquel símbolo de la Acamuña no lo han mantenido en pie, como se
conservan los cortijos de las Ventanas, del Lagarillo o los de Puertollano. Ha
sido víctima de la picota, de la otra España Vaciada. Con su historia, sus
linajes, su testigo de la industria agropecuaria (el triple trono mediterráneo
de la vid, cereal y olivar). Ahora, puede más el mercado, y es mejor quitarse
los impuestos de un IBI que mantuvo por muchos años un paisaje agrícola de la
Sierra Sur. Y no es el único caso, sino que se multiplica en otros lugares
serranos de Jaén. El latifundio del olivar contribuye a la riqueza, es mar de
olivos, pero sufre los desgarros de transformar el campo verde de motas blancas
Ya no podrá cantarse, como lo hacía Machado. Blanco, blanco, blanco; /
y entre los olivos, / los cortijos blancos.
Domingo, 24 de noviembre de 2019.EN LASEMANA DEL PERIÓDICO JAÉN.
LA PIEDRA SECA EN LA
SIERRA SUR
Recientemente se han puesto en valor los estudios de la arquitectura en
piedra en seco. Es fruto de la preocupación del Comité de Salvaguarda de la
Patrimonio Cultural Inmaterial perteneciente a la Unesco, y del que, en el
último trimestre de 2018, se
No es tipo constructivo privativo de las tierras
mediterráneas, sino que se manifiesta de muchas formas, diversos materiales,
techumbres y cubiertas, tipos de piedras, extensión al largo de muchas
civilizaciones y pueblos del mundo. En la Sierra Sur, estas construcciones
curiosamente se encuentran relacionadas con el mundo agrícola, y, aunque hay
muchas comarcas de Jaén con la presencia de este tipo de construcción, destacan
y todavía mantienen su presencia en la Sierra Sur dentro de una zona reconocida
por los estudiosos como la de las sierras Subbéticas, hasta tal punto que en la
provincia cercana se les considera parte esencial de su paisaje dentro la
mención de Geo parque reconocida por la Unesco en 2006. Por doquier de las
sierras de la comarca meridional de Jaén, se encuentran
bancales para conquistar el monte roturado y convertido en tierra de
sembradura a lo largo de los repartimientos que se remontan a tiempos del Rey
Alfonso XI, le siguieron los Reyes Católicos y los Austria y Borbones para
conseguir arbitrios y cubrir sus empresas exteriores; no faltan las
terrazas para salvar alturas y servir de asentamientos de arbolados como el
almendro o los árboles frutales en entornos rocosos, como los Tajos
de Charilla o la zona de la Nava y Camuña del Castillo de Locubín, antiguos
rincones de viñas y linderos entre las rozas de las antiguas peonías
y hazas de las tierras de los descendientes de los primeros vecinos de la
conquista; también se mantienen muchas eras, claro testigo de un recinto
agrícola, a veces aislada en los promontorios llanos de una tierra de labor
o junto a los cortijos de teja o retama, otras donde se
transformaban las mieses barcinadas en los productos realísticos y de consumo a
través de la trilla, aventeo, cribado y envasado; no eran extraños,
y todavía por estos lares, se conservan los chozones que
responde a las chabolas atlánticas que protegían a los viñedos y a las extensas
labores de los latifundios o concentración de parcelas en forma de partidos de
campos; en torno a los pozos de piedra seca, los poceros de la
comarca abacial conseguían el receptáculos para permitir el
riego en las hortalizas; y no se pueden olvidar los tapiales para convertir las
cuevas en viviendas trogloditas en las zonas de
Tajos horadados, sin pasar por alto, el empleo de tapial
de asentamiento en las calzadas de los caminos, veredas,
senderos, sendas, y escalinatas para acceso a alturas cultivables o
de vivienda humana.
Hoy, se defiende con
gran entusiasmo la España Vacía, en la que muchos de estos hombres favorecieron
el desarrollo sostenible en estos espacios naturales, donde se garantizaba su
hábitat y se conseguía el equilibrio entre productividad y sostenibilidad, Y en
ella jugaba un papel fundamental la arquitectura de la piedra seca. Como
refiere la Guía Práctica de los Guíos Medioambientales de la Junta de
Andalucía: “En definitiva, la piedra seca muestra la manera en la que el
hombre inventa una técnica que le permite cubrir sus necesidades con aquellos
recursos de los que dispone en su entorno más inmediato. Todos estos valores
naturales y culturales son los que deben perdurar en el tiempo, los que deben
ser transmitidos a las nuevas generaciones, los que permitan conservar estas
construcciones tan ligadas a la evolución del hombre y los que potencien una
mentalidad ecológica en la población a partir de estrategias de educación
ambiental basadas en las construcciones en piedra seca. (…) Seguramente en
visitas a nuestros pueblos recorramos calles empedradas, en los recorridos de
senderismo dejemos a los márgenes linderos, cercados o cualquier otro tipo de
construcción en piedra, sin reconocer el enorme valor etnológico que nos
dejaron nuestros antepasados). Muchos testigos de esta arquitectura se
conservan en la provincia de Jaén, incluso la reutilización de la arquitectura
en desuso para construcciones de piedra seca, son capítulos que nos descubrirán
un nuevo horizonte del patrimonio cultural de nuestra tierra.
13 de
Octubre de 2019. El Semanal del Diario de Jaén.
DEL PALACIO JIENNENSE DE LOS COBALEDA
NICUESA A SU CASONA ALCALAÍNA DE LA CALLE ROSARIO.
Junto a la catedral de
Jaén, en la calle Ramón y Cajal, se encuentra el palacio de la familia Cobaleda
y Vinuesa, una construcción que se remonta al siglo XV y, sobre todo, a
principios del siglo XVI. Una casa que sufrió importantes modificaciones en los
siglos posteriores. No ha recibido siempre la misma denominación, se
le ha conocido con los nombres de Casa del Deán, Casa de los Manillones, o Casa
de los Masones y, al fijare en su principal miembro de la familia, como Palacio
de Don Cristóbal Nicuesa. Su bella portada no se remonta a los cuatro hermanos
Cobaleda Nicuesa de los tiempos de erección constructiva, sino a sus
descendientes los Valdivia Serrano, y Aguilar de Andújar. Y, entre sus más
principales miembros de la familia, recibió un fuerte impulso en los segundos
decenios del siglo XVII, gracias a Cristóbal de Cobaleda Nicuesa, que recogió
para su estilo constructivo la influencia vandelviriana. La historia de los
miembros propietarios de este edifico parece diluirse con la venta en el siglo
XIX del palacio a Manuel Jontoya Taraceca, un político que, junto Antonio
Almendros Aguilar, destacó con propuestas liberales en tiempos de la Gloriosa.
Y desapareció completamente la huella de los Cobaleda con la venta del edificio
por parte de su sobrina a José Bonilla Forcada.
Curiosamente,
por este tiempo, esta familia llegó a
Alcalá con don Francisco de Cobaleda y Nicuesa, que fue hermano mayor de
la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, y, en su año de mandato, a
mediados del siglo XVII se levantó la capilla mayor del Rosario Debió
ser un descendiente del maestre de Campo Cristóbal de Cobaleda y Nicuesa,
casado con María de Aguilar, padre del jiennense Pedro Cobaleda
Nicuesa, casado con la arjonillera María de Lara, y abuelo del capitán el otro
Cristóbal de Cobaleda y Nicuesa.
Un
siglo después, en las declaraciones individuales de vecinos de Alcalá la Real
del Catastro de la Ensenada se mantiene la línea con los mismos apellidos y
nombre, en la persona de Pedro de Cobaleda y Nicuesa, vecino
de una casa señorial de la calle Rosario. Su casa con una fachada de piedra y
escudo albergaba una familia perfectamente relacionada con esta
red de influencias sociales. Pues, casado con doña Mariana de
Hidalgo, tenía una hija, María Mercedes de Cobaleda, y disponía de un sirviente
que ejercía de mulero y una criada para la casa. Era jurado del cabildo
alcalaíno, administrador del conde de Humanes, otro noble jiennense. En su casa, vivía el
capellán don Leonardo de Cobaleda, y pertenecía al vínculo fundado
por Marcos Isidro Aguilar para su mujer Mariana. Nicuesa no quedó ninguno
en la ciudad de la Mota, los Cobaleda todavía perviven sin ningún signo de
boato social.
Palacio jiennense y casona alcalaína subsistieron
y se conservan. Son dos muestras de una misma familia, de un patrimonio que se
marchita. El palacio es un testigo de la antesala de una catedral que reclama
ser declarada patrimonio de la humanidad; la casona alcalaína es una casa de
vecinos, encalada y ocultando el escudo y los sillares de su fachada sin más
señal de hidalguía que su pervivencia entre la soledad de una familia que
desapareció de su poder. Los sillares de su fachada sin más señal de hidalguía
que su pervivencia entre la soledad de una familia que desapareció de su poder
En La Semana del Diario Jaén. Domingo,
15 de abril de 2018
Acabósse
esta obra el día de San Javier,
misionero de tierras orientales,
el 3 de
diciembre de 2020.
AMGD
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