AL CRISTO DE LA SALUD
(Para la
Agrupación Musical del Cristo de la Salud)
Francisco
Martín Rosales
Ante tus pies,
Señor de la Salud,
Me he inclinado,
He dejado las sandalias y la mochila,
El polvo del camino recorrido
Y el sudor caliente de mis manos.
En tus brazos,
Señor de la Salud,
Me he encadenado,
Para enredarme cual racimo
De vid impregnado,
Do mana tu amor fraterno
Y me tiñes de tu ósculo humano.
En tu costado,
Señor de la Salud,
Me he incardinado,
Para arrancar el
elán,
Vital cobijo del s er
carente,
De las riendas generosas
del jinete
Que controla a este caballo desbordado.
Hacia tus ojos,
Señor de la Salud,
Me he sublimado,
Absorto estoy, mudo,
en ascésis,
Me enciendo con tu luz incandescente,
Que penetra transformando
este espíritu,
Sin brújula, desorientado.
Ante tu rostro,
Señor de la Salud,
Me he desnudado,
Te he visto cara a cara,
paándome revista,
Me has analizado,
Y, con tu discurso de
amor,
Cristo de la Salud,
Como un cervatillo me sentí
De su padre
enamorado.
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