RUTA DE ALCALÁ LA REAL EN
TIEMPOS DE CARLOS III
PASEO DE LOS ÁLAMOS
El Paseo de los Álamos y La
HUERTA DE CAPUCHINOS no han
presentado el aspecto ni el desarrollo urbano tal como hoy día nos
la encontramos, en el que podemos distinguir varias fases.
1. Antes de la conquista de los
Reyes Católicos, formaba parte del ruedo de la ciudad y, en su mayor parte,
eran fincas de cereales y, en torno a unos arroyuelos, había zonas
de arbolado.
2. En tiempos de Carlos V y Felipe II, se
transformó primero en un ejido-. lugar común para pastar el ganado-, lindando
con tierras de particulares y con los caminos de la Fuente del Rey y de Granada. En dicho
lugar pastaban ganado de la ciudad antes de ser inmolado en el matadero.
Posteriormente, se creó la Fuente
Nueva, un lavadero, la puerta de los Arcos, y una Alameda, que comprendía
principalmente el sitio de la actual Huerta de Capuchinos hasta el colegio
Alonso de Alcalá, donde se ubicaba una ermita dedicada a María Magdalena.
Esta alameda se plantó en torno a los años setenta del
siglo XVI, tenía una calzada central y varios canales de riego, y a su cargo
había un guarda nombrado por el cabildo municipal que cuidaba de los álamos,
acequias y de las plantas.
3. En el siglo XVII, se
reservó una parte de aquella alameda para el convento y huerta de los
Capuchinos, lo que hoy día es el actual barrio y quedó acotado en medio del
ejido y rodeado de la ala meda y los dos caminos. , A partir de mediados del
siglo XVIII, el parque recibió una nueva remodelación, prácticamente que afectó
a todo el recinto, a la manera del jardín francés, distribuyéndose en
diversos parterres y una calle central con una fuente, así como se mantuvo
parte de la alameda y se renovaron las plantas y flores. De este tiempo y
principios del siglo XIX, viene el nombre de Paseo Público y el uso de una
glorieta para las verbenas, amenizadas por las bandas de las compañías que se
alojaban en la ciudad. A finales del siglo XIX, sufrió una gran pérdida,
pues se destruyó la puerta de los Álamos.
4. En el siglo XX, de nuevo, el convento
se usó de casa señorial, fábrica de aceito y casas de los mayordomos, y en el
resto del recinto se llevaron a cabo varias remodelaciones, una muy importante
en tiempos de Benavides, y entre ellas, la última la pérdida de la alameda que
rondaba la entrada a la ciudad por los años sesenta y, así como la urbanización
de la Huerta de Capuchinos, primero
levantándose un hotel, posteriormente también destruido junto con
algunas casas de arte regionalista.
5.
Actualmente, en los últimos decenios del siglo pasado se ha remodelado el
parque, se ha recuperado como patrimonio municipal la iglesia y parte del
convento, donde se instalará servicios de cultura como la biblioteca.
Fotos 5O62, 5065 y 7472
PALACIO ABACIAL
EL Palacio Abacial en un principio, estuvo situado en la fortaleza de
la Mota y adosado junto a la Iglesia Mayor. Pero, por las fechas aproximadas
del documento, las casas abaciales se abandonaron en torno al primer decenio
del siglo XVIII. Unos años antes, algunos abades ya habían intentado el
traslado de la residencia abacial a la parte baja de la ciudad moderna, a pesar
de que el cabildo municipal se lo había impedido en reiteradas ocasiones.
En el año 1725, hay constancia
de la presencia de los altos cargos del cabildo eclesiástico en unas casas
situadas en el Llanillo, donde convivían el provisor y gobernador eclesiástico
el licenciado don Diego de Torres, el presbítero don José Casiano Tejedor, el
secretario del Gobernador don Diego de Reyes, la familia de los Garrido, muy
relacionada con la Iglesia Mayor- el presbítero don Pascual Garrido con
Francisco Pérez Camacho y doña María Garrido- y el capellán don José Clavijo.
Por los años cuarenta y
cincuenta de este siglo, las fuentes documentales hacen referencia a dos casas
abaciales, como parte de patrimonio de la abadía y demandantes de servicios al
cabildo municipal. Por un acuerdo municipal, en concreto, los regidores, en la
década de los años cuarenta, les concedieron la licencia de agua de la red
pública, que transcurría desde el arqueta del Pilar de Mari Ramos hasta la
Fuente de los Álamos a través de la calle Pastores.
Otro acuerdo posterior del año
1749, ante la escasez y sequía que sufrían los vecinos, obligó a una revisión
de la cañería en las casas que se
denominaban indistintamente Abaciales,
Palacio Abacial o del Señor Gobernador
de la Abadía. Aquellas casas debieron estructurarse en torno a una atrio
central de arcadas y un cuerpo de doble crujía, que daba a una sencilla
fachada. En su interior se distribuían el resto de dependencias, tanto oficiales- la Cárcel Eclesiástica, la
Biblioteca, el Archivo, la capilla del Abad, en este caso, la del Gobernador,
la sala de audiencias- como
particulares, dedicadas a los
aposentos del abad y al resto de miembros de su curia eclesiástica.
De esta época, también debe
datar el claustro, con sus doce columnas superpuestas de orden toscano, y la
capilla de los abades. Como típico de
las casas de la ciudad llana, además se le adosó un huerto a las espaldas del
edificio que se describe en algunos documentos, provisto de un bello jardín, y,
en su parte alta, se añadieron unas habitaciones que, en el resto de las
viviendas de la ciudad, solían destinarse a graneros.
Todo ello estaba en consonancia
con las casas y palacios señoriales que solían estructurarse con el mismo
claustro y la escalera frente a la puerta; en este caso, en un lienzo lateral,
fruto de reconversiones anteriores.
Hay constancia de que, según la
declaración de uno de los administradores del siglo XVIII, don José González,
la Iglesia Mayor Abacial disponía en el 1769
de tres casas en el Llanillo, que se valoraban de la siguiente manera: Por una casa situada a las cal Llanillo de
esta ciudad, bajada a 3ª parte...................................440 reales; Item
por otra casa situada Calle Llanillo, rebajada la tercera
parte......................................205.15 reales; Item por otra casa situada en la referida Calle
Llanillo, rebajada la tercera parte.........................161 reales
El Palacio Abacial de Mendoza y Gatica
Nombrado abad don Esteban
Lorenzo Mendoza y Gatica, no debía estar satisfecho con la sobriedad de aquel edificio y, en el año, 1779, encargó una portada para
el Palacio Abacial. En su testamento, así lo expresaba con las siguientes
palabras:
"declaro que, por estar sin la devida decencia y la dignidad,
mandé que interim hiciese yo la obra correspondiente, se hiciesen a las de la
fábrica algunos reparos necesarios en el Palacio Abacial que ocuparon los
Governadores y se pagaban por el arrendamiento a la misma fábrica seiscientos
reales de vellón con poca diferencia en cada un año, y desde que ocupé la subí
a setecientos reales"
Su labor de mecenazgo se plasmó
en una donación de dos mil ducados que permitió reedificar el palacio, dándole
mayores extensiones y levantando desde los cimientos toda la pared principal de cantería adornada de balcones
y rejas y colocando en el cuarto bajo el archivo general en buenos estantes.
La obra fue terminada en el año 1781, y, entre las innovaciones que supuso
sobre el anterior edificio, provocó desgraciadamente la desviación vial del eje
del Llanillo, aunque, al mismo tiempo, engrandeció esta calle tan importante de
la ciudad y el propio edificio. La transformación afectó fundamentalmente a la
fachada, donde destacan el balcón central, el pronunciado alero curvo, las
bellas mansardas y la abundancia de planos convexos y cóncavos .
Su estilo demuestra la
influencia del último período de la arquitectura
barroca española, aunque la portada, de corte académico, contrasta por su mayor
depuración de órdenes y composición. En
la parte superior de ésta se encuentra el blasón del abad y en la cornisa del
tejado la siguiente leyenda. COSTEÓ ESTA OBRA EL ILLMO. SR. D. ESTEBAN LORENZO
MENDOZA Y GATICA DEL CONSEJO DE S.M. ABAD MAYOR DE ESTA CIUDAD. AÑO DE 1781.
Según el profesor Galera resulta
clara y evidente la influencia de los
palacios jerezanos del Marqués de
Montana y el de Bertemati. Aunque se observen algunas modificaciones en el
Palacio alcalaíno, éste se organiza también sobre una planta cuadrangular, con
un patio tras la crujía inmediata a la calle, al que se ingresa por amplio
zaguán, con una escalera en uno de sus lados; el alzado se compone de dos plantas y un sobrado que suele ser cerrado y de poca altura, con
balcones y ventanas, lo mismo que en la fachada, donde predominan uno de gran
vuelo y con tejaroces. En palabras del catedrático jiennense:
"su fachada se concibe
a la manera ostentosa del palacio de la Baja Andalucía, con las pocas
plasmaciones del concepto borromninesco en el uso de los planos cóncavos y
convexos en la portada o en los grandes salientes curvos de los aleros, de que
era (por su menor proporción) un
modesto, pero valiente antecedente el Hospital de Cambil".
No debió ser tan simple la
reforma del Palacio Abacial, pues las fuentes documentales indican que incidió
significativamente en las importantes mejoras que el dicho Señor
Abad hizo a las Casas Abaciales de esta
ciudad para la decente habitación de los
Señores Abades. En las declaraciones de su referido testamento así nos lo
manifiesta refiriéndose a la escasez de viviendas eclesiásticas:
"no solo lo hize las que son visibles en los altos y parte
superior, sino la fachada y pared
dilatada de cantería, balcones, rejas, puertas de calle para que se
distinguiese de las demás casas de la Ciudad, en que gasté setenta mil reales
con poca diferencia, extra de lo gastado en la casa pequeña destinada para mi
referida hermana" -También se denotan en su
construcción la mano de los maestros albañiles del momento como Félix Méndez y
Cobalea y del maestro alarife Juan
Miguel de Contreras, natural del Castillo, que intervinieron en otras obras religiosas de la localidad, en las que el yeso y el uso
del mampuesto predominaban frente a la labor de la cantería bajo la dirección
de Antonio Martín Espinosa de los Monteros.
EL Palacio en el siglo XIX
En los primeros decenios de este
siglo, se hicieron labores de cantería en el balcón central por parte del
maestro de obras Manuel Granados, concretamente en 1826. Además, se
intensificaron las labores de blanqueo, abanistería, rejería y de otros
pormenores para adaptarlo a una mejor habitabilidad.
El Palacio siguió siendo residencia
de los gobernadores eclesiásticos y de los abades, que estaban obligados a
pagar por su uso una renta de arrendamiento. En su recinto, residieron los
abades fray José Palomino y Lerena, fray Manuel María Trujillo y Tirado, don
Manuel Cayetano Muñoz y Benavente, don José Carrión y Marfil y el último de ellos, fray Antonio Sánchez
Matas. Durante estos años, el oratorio del Palacio, era una de las salas más
significativas junto con la sala cuadra- la que denominaban sala grande- y la
sala capitular, donde se dirimieron importantes litigios ente el estamento
eclesiástico y civil en la convulsionada España del siglo XIX. En la planta
baja, tuvieron que hacerse importantes adaptaciones, pues el simple servicio
del abad lo requería. Sirva de ejemplo que el abad Trujillo, tenía como
miembros de su servicio: un cocinero y ayudante, tres cocheros y un mozo de
mulas, un coche y seis mulas que le tiraban Sirva de ejemplo que el abad
Trujillo, tenía como miembros de su servicio: un cocinero y ayudante, tres
cocheros y un mozo de mulas, un coche y seis mulas que le tiraban. Por ello,
toda esta planta baja debió albergar todos estos servicios y el importante
archivo y biblioteca de la Abadía, así como varias dependencias dedicadas a la
audiencia eclesiástica. Además tuvo adosada una casa en la que estaba instalada
la Cárcel Eclesiástica y la vivienda del alcaide o vigilante de este departamento judicial de la jurisdicción
religiosa.
En el año 1853, extinguida la
demarcación eclesiástica de la abadía
tras la muerte del último abad, el Palacio se transformó en residencia del
arcipreste de Alcalá la Real. A partir de este año, varios fueron los intentos
de los distintos gobiernos municipales para emplearlo como órgano de docencia y
judicial. En el mes de febrero de 1868 se incautaron los bienes muebles de la
abadía y en sus dependencias, se le registraron una biblioteca 300 volúmenes de
libros- que no estaban catalogados ni inventariados por medio de índices-, así
como una colección de 9 cuadros ( siete grandes de pintura y dos
pequeños). En diciembre del año 1871, el
ayuntamiento alcalaíno firmó con el Obispado de la Diócesis un concierto de
alquiler, estipulado en 2.200 reales,
por medio del cual se le permitía el uso del Palacio de los Abades y la Cárcel Eclesiástica
para la instalación de una Escuela de Instrucción Primaria y el fomento de la
enseñanza de la juventud. El clero local se reservó las habitaciones del
Archivo Eclesiástico, la Secretaría, el Oratorio y dos salas del piso segundo. A finales del año
1872, ejercieron por primera vez la
docencia en sus aulas los maestros Félix Contreras, José Paredes y Santiago Sánchez. Unos años después, se
instalaron los juzgados del partido judicial y, tan sólo, se mantuvieron reservadas para la administración religiosa
las dependencias de archivo y biblioteca. En 1873, este era el parecer del
Ayuntamiento ante un informe solicitado por el señor Juez. "el magnífico Palacio Abacial que ha dado en arrendamiento el
Excelentísimo Señor Obispo de Jaén por tiempo ilimitado, cuyo edificio por su
bella construcción, muchísimas piezas que contiene, basto salón y oratorio que
le adornan, lo tiene destinado el Municipio a locales de Instrucción Primaria
del Juzgado Municipal y del de Primera Instancia del partido, quedando bacías una
porción de buenas habitaciones".
Sin embargo, el establecimiento
definitivo del Juzgado tuvo lugar en el año 1896, que así cantaba María Pilar
Contreras: Mientras en Cuba el soldado/pelea
con patrio ardor,/a Alcalá vuelve el Juzgado/y hay fiestas en su loor.
El palacio en el siglo XX
El Obispado de Jaén vendió todas
sus dependencias en 1927 al Ayuntamiento
de Alcalá la Real. De su recinto, salieron por los años treinta del siglo XX,
gran parte de estos archivos con destino a los órganos administrativos
religiosos de la capital del Santo Reino en cuya catedral de Jaén todavía se
conservan algunos legajos de expedientes matrimoniales, capellanías, cuentas de
la abadía extinta y de las parroquias. Por los años treinta, tuvieron que
hacerse varios requerimientos al arcipreste para que desalojara el archivo de
la abadía con el fin de ocupar sus habitaciones para escuela. Durante la guerra
civil algunas de sus habitaciones llegaron a utilizarse de comedor y de otros
servicios. En 1947, el arquitecto Santiago Sanguinetti redactó un proyecto en
el que se recogía una profunda remodelación del edificio dentro de los planes
de la Dirección General de Regiones Devastadas. Se realizó una obra consistente
en un saneamiento general del edificio, quedando estructurado en una serie de
dependencias que comprendían desde el arresto municipal hasta servicios
judiciales y sanitarios pasando por
otros muy heterogéneos como almacenes, archivo notarial y municipal, despacho
del forense, academia de Música y viviendas de portero y alguaciles. Incluso se
convirtió durante muchos días en la sede de algunas secciones de los jóvenes
falangistas. En la primera y segunda planta, los juzgados siguieron sirviéndose
de las habitaciones más nobles, y el resto se reservó para la vivienda de los
jueces. En 1959, se ubicó el Centro Oficial de Enseñanza Media Nuestra Señora de las Mercedes, que
nació bajo el patrocinio del Ayuntamiento alcalaíno, donde varias generaciones
de profesionales y títulos universitarios se prepararon en sus aulas hasta el
año 1969. En este año, se cedieron las dependencias a diversas asociaciones
culturales y, posteriormente, el cronista oficial de la ciudad ocupó una de sus dependencias.
Con los primeros ayuntamientos
democráticos, se intervino de nuevo en la techumbre del edificio y en la
fijación de algunos elementos bajo las directrices técnicas del arquitecto
Francisco del Castillo y el aparejado José Fuente Cano. En el año 1995, tras un
amplio y minucioso proceso y estudio del
Palacio, la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía y el
Ayuntamiento de Alcalá la Real iniciaron las obras, basadas en un ambicioso
proyecto del arquitecto jiennense Santiago Quesada. En 1999 su reconstrucción
ha significado un paso trascendental y -no reformista como en anteriores
actuaciones- por la consolidación de este monumento y, sobre todo, por la nueva
funcionalidad de sus dependencias, donde el pueblo de Alcalá la Real dispone
del Conservatorio de Música para enseñanza de esta especialidad artística. Al
mismo tiempo, las nuevas y remozadas salas
albergan los restos del patrimonio mueble alcalaíno y de algunas joyas,
dignas de gran interés, como el Tesoro de Ermita Nueva, donación de Juan Angel
Pérez Arjona, los depósitos del futuro Centro Almohade y el espacio dedicado a
la dinamización turística de la comarca alcalaína.
Fotos 025 copia
Dentro
de la remodelación que recibe la ciudad
durante este tiempo carolino y los reinados que le anteceden y suceden,
hay que destacar una serie de casas o palacetes hidalgos. Sobresalen varias
en el eje radial del Llanillo, calles Utrilla, Monjas, Caridad y
Veracruz. La fachada se estructura en tres cuerpos distribuidos en tres calles
centrados por los vanos de las ventanas y balcones, entre las que destaca la
portada principal, dintelada, en cuyo entablamento o friso suele existir la
leyenda de los `propietarios de la casa y la fecha de edificación. Suele
cubrirse con un bello alero volado de madera y la rejería
clásica resalta entre la piedra de cantería. El patio central o atrio con dos corredores distribuye las diversas
habitaciones de la casa, que actualmente se encuentran rehabilitadas por los
distintos usos y aprovechamientos que se han aplicado a muchas de ellas,
domésticos, religiosos o casa de vecinos.
La casa con dintel en el balcón masón del Llanillo, la casa del
relojero de Fernando de Tapia la calle Veracruz y la
familia Batmala en calle Bordador
sufrieron grandes reformas interior y exterior, pero parten de este
tiempo, así como la que hacen esquina con la calle de las Monjas.
Fotos HUELLAS
LA CASA DE LOS FERNÁNDEZ DE MOYA
Situada en la calle de Miguel de Utrilla,
pertenece a esta familia, que ocupó varios cargos en el ayuntamiento alcalaíno
y se trasladó a la capital jiennense. Se vincula al neoclasicismo arquitectónico Data de 1792,
como recoge la doble moldura de
córchalas en su friso. Sus enmarques de
puertas de parámetros almohadillado, su remate de fronçon triangular roto de su
balcón su gran fachada y el bello claustro que distribuye las tres plantes,
recuerdan que fue estancia hasta ahora de las monjas trinitarias y actualmente
rehabilitada para casa de vecinos.
cornisa de su friso.
foto 12 HUELLAS
LA TORRE DE CONSOLACIÓN
Ocupó el espacio urbano
del Juego de la Pelota, y fue diseñada por Antonio Martín Espinosa en 1746 y
finalizada por el otro maestro de obras alcalaíno Juan Miguel de Contreras.
Foto torre
LA IGLESIA DE LAS ANGUSTIAS
Construida en dos
etapas, la primera barroca en su presbiterio desde 1764 hasta 1785, tuvo como
tracista Antonio Martín Espinosa de los Monteros, la segunda neoclásica para el
resto del templo a partir de 1787 es obra de Juan de Paz.
Foto 5148 y 5149
LA CASA DE MATERNIDAD
Era propiedad de la familia Castillo Sanz de Tejada y
fue Casa de Maternidad hasta mediados
del siglo XX. Data de 1778.
Foto maternidad y
maternidad (2)
LA CASA DEL CURA
Data de finales del
último deceno del siglo XVIII, y pertenecía a una capellanía, que la arrendaba
en forma de casa de vecinos hasta la actualidad.
Foto Las huellas copia (2)
EL PÓSITO
El nuevo Pósito , obra de José de Oviedo, maestro de obras
de la catedral de Jaén, data de 1759. Hoy día solo conserva la robustez de su
muros y la huella de su escudo.
Foto 12 Huellas copia
FUENTE DEL REY
En junio de 1785 , se Llevó a cabo el
corredor cobre los canales y pilas del
lavadero con sus techos y tejados" para precaver de las vistas licenciosas
. Lo hizo a sus expensas el abad Mendoza y Gatica que lo costeó por medio de
diez mil reales.
Foto 12 Huellas foto (3)
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