F. Martín
 El
 cabildo municipal  tenía por fuente de ingresos para su 
desenvolvimiento  varios bienes inmuebles como casas, tiendas y
cortijos. Una de ellas  fue curiosa, porque puede sorprender en
la actualidad: la casa de la Mancebía. Solía arrendarse a un vecino
que pujaba por ella. Lo normal era cobrar medio real por cada 
prostituta en el siglo XIV y en toda Andalucía. Era frecuente que 
se situara en las afueras de la ciudad a partir del siglo XVI. Pero,
en muchas ciudades principales del reino ocupaba calles cercanas a la
Plaza Mayor y al mercado.
No obstante, mientras Alcalá fue la ciudad
de frontera, ocupaba uno de los arrabales cercanos a la calle del
mercado. En concreto, en el denominado barrio del Albayzin junto a
las Entrepuertas hubo una casa, donde  las mozas ofrecían sus
servicios a  los hombres. Curiosamente, junto a esta casa  de
propiedad municipal se ubicaban  el hospital de pobres y muchas
viviendas dedicadas a actividades artesanales: herreros,  tejedores,
tenderos, zapateros, sastres...  No debió ser una casa con  una
estructura muy firme, pues tuvieron que restaurarrla a mediados del
siglo XVI por el arquitecto Martín de Bolívar para finalmente pasar
a  una casa de la calle Cava, a las afueras del recinto fortificado 
en 1569 y por último en las afueras de la ciudad junto al Molinillo.
 . Su final fue transformarla en escuela de niños. Por la situación,
debió ser un sitio muy transitable, ya que los mesones se
encontraban  un poco más abajo de ella, el comercio se desarrollaba
a su lado y  los viajeros debían frecuentarla con asiduidad. Lo que
está claro, que el aislamiento con la ciudad se conseguía porque el
antemural  y la entrada a la fortaleza ofrecían un sitio abrupto que
obligaba un esfuerzo a subir a  la Casa de la Mancebía.  Debía ser
un callejón sin salida al  que había que accederse directamente.
Hubo reyes que concedieron
esta merced al cabildo, pero a principios del siglo XVII desapareció
de acuerdo con la nueva moralidad de la época.
La composición  de la casa
solía  estar formada de varias mujeres dedicadas al oficio de la
mancebía y varios rufianes que les buscaban los encuentros de ellas
con los vecinos de la ciudad. Un padre de mancebía  se ocupaba de
que se cumplieran todo tipo de regulaciones, administrativas,
fiscales y sanitarias, tal como establece las ordenanzas de 1520:
Otrosí que el padre de la
mancebía . Pues, las mujeres de mancebía no podían salir de las
mujeres o el mesonero donde estoviesen, sean obligados de tener las
hordenanzas en la dicha casa en una tabla, un estrado de hombre en alto
e no más, en lugar donde todos los que entraren lo puedan leer y
ver”.
Intentaba
además que las mujeres de mancebía evitaran el encuentro con las
personas honestas, tampoco debían  tener amistad don rufianes ni vestir en público con  los atuendos de las personas honestas. Lo
segundo daba lugar a  altercados con la población y obligó a  la
Corona a intervenir en el asunto en tiempos de Enrique IV, sin que
atajara el asunto hasta tal punto que los Reyes Católicos tuvieron
que  dictar una provisión real en 1494 recogiendo la anterior ley
que prohíba el uso de rufianes por parte de las mujeres públicas.
No es de extrañar que en Alcalá hubiera este tipo de oficio, pues,
como ciudad de frontera  el gran número de caballeros dedicados a la
guerra  ofrecía unas posibilidades amplias de abrir  estas casas “
sepades que a nos es fecha relación que a esa dicha ciudad e a sus
términos vienen muchas mugeres del partido, las quales toman
rufianes públicamente” . Abunda  la ley en las penas de  las
mujeres que tuvieren  rufianes, castigando con  100 azotes  por cada
uno de los que se encontrare y  perdida del vestido, similar es la
pena para los rufianes  e, incluso la ley persigue la negligencia de
los alguaciles. 
El estar la casa cercana a la
calle de los Mesones permitía su trasiego  hasta  dichos
lugares, lo que beneficiaba a los cargos concejiles como a los
alguaciles que solían cobrar por permitirles el desplazamiento.
COLOCAR UN MONTAJE DE LA CASA DE MANCEBÍA EN UNA
DE LAS CUEVAS DE L HUERTO DE MORIANA. PANELES ILUSTRATIVOS DE  UNA
CASA DE MANCEBÍA.
Entre ellas alguna ordenanza referente a la
mancebía o el edicto del rey Enrique IV.
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