En cuanto a la
redacción del programa electoral, mucho más se notaba la influencia de Batmala.
Sus principios ideológicos eran el republicanismo y su oposición a la monarquía
porque la tachaban de caciquil tras el
Directorio Militar de Primo de Rivera. Creía en la soberanía civil de la república gracias a los votos y no
apoyada por ninguna fuerza militar, se
prevenía ante la crítica de que los republicanos convertirían España en una pequeña
Rusia, recordaba que no había que volver
a la época de la tiranía en la que el
abandono de los servicios y urbanismo eran desoladores. Su lema era “todo por
el pueblo y para el pueblo” y el programa electoral se basaba en el bienestar
de las clases más desfavorecidas- mejores y más escuelas, asistencia a los
enfermos pobres, - y la promoción del trabajo por medio de las obras
públicas y los caminos rurales, con
especial promoción de las aldeas. Y añadían que aplicarían un riguroso control
del gasto público; además, prevenían a sus votantes de mayores recursos de las
falsas propagandas, como las que extendían acerca de que España se convertiría
en una pequeña Rusia, lo que
contraatacaban con el argumento de que esto sucedería si no se apoyaba
su alternativa con esta figura alegórica. “ si vosotros cándidamente le ayudáis, convertirán
a nuestra patria en la Rusia
sangrienta de los años anteriores, roja fruta del imperio del absolutismo; y es
que nuestra situación la podemos comparar a la de un hermoso río que al solo
objeto de no aprovechar sino a determinadas tierras lo detiene en su avance una
presa, la de los famosos obstáculos tradicionales, cada día más destruida y a
la que basta una pequeña presión para que deje libre el cauce de la libertad,
mas si por la ambición de ellos y la ignorancia
de vosotros, contribuís con vuestros votos que es una piedra más a
reforzar la presa, como faltan materiales para convertirla en un pantano, el impetuoso río cuyo avance
nada ni nadie podrá detener se desbordará y teñido de rojo arrasará los campos
y ciudades”.
Sus
eslóganes se dirigían a todos los
sectores de la sociedad alcalaína y se
basaban en una premeditada táctica de
interclasismo, para limar cualquier
desavenencia entre los defensores de la República. En común
se apelaba a la patria, para defenderla
de cualquier intento secesionista. Pero
gradualmente, se tocaba la fibra más sentimental, social o económica de cada uno de los diversos
sectores de la sociedad. A los obreros, se les pedía el voto:
POR
PATRIOTISMO VOTAD LA
CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. OBREROS POR COMPAÑERISMO
A los patronos, se les disipaban las dudas entre el
conservadorismo mediante la bondad del
pacto con los socialistas.
VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO
SOCIALISTA. PROPIETARIOS: POR INSTINTO DE CONSERVACIÓN VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO
SOCIALISTA DIFICULTAR LA
LABOR HUMANITARIA DEL SOCIALISMO ES AMPARAR LA DESTRUCTORA DEL
COMUNISMO
Y, se alertaba
a los indecisos con estos lemas.
VOTAR LA CANDIDATURA CONSERVADORA ES
PEDIR LA ESCLAVITUD Y
TRAER LA
REVOLUCIÓN. VENDER EL VOTO ES VENDER LA DIGNIDAD Y DARLO POR
MIEDO ES RECONOCERSE INÚTIL[1].
Todos los
miembros de la candidatura eran
conscientes de que la política de los monárquicos anteriores se había basado en
una política antisocial, concretada en un mal reparto de los servicios y obras
municipales, dando lugar a que se
encontraban “ las calles, sobre todo
las de los barrios populares, intransitables; los pilares tan distantes,
con agua escasa e impura, mientras la disfrutaban gratis y a
caño libre unos pocos privilegiados; el paseo hecho un vertedero, cortados sus
más hermosos árboles como lo fueron los de la Mora ; la primera atención que es la de la Beneficencia , mal
dotada y peor pagada; y lo mismo la enseñanza que es el alimento del espíritu y
el más firme camino para llegar a la
igualdad humana; los vecinos de las aldeas tan numerosos como digno de
consideración, solo tenidos en cuenta para cobrarles impuestos tan mal
repartidos como cobrados y empleados, haciendo de ellos una indigna arma
política para arrancarles votos, remaches en la cadena ignominiosa de la esclavitud”. Meses
después, fiel reflejo de este momento histórico
cantaba entusiasmada la comparsa de la aldea de la Pedriza , (por cierto era muy combativa, como lo
demostraba el nombre de la
Sociedad Obrera “La Esclavitud Emancipada ”)
en estos términos:[2]
La aldea de la Pedriza se distingue
Por su honor invencible sin igual,
No obsequiaron siempre con hambre y miseria,
El castigo, el abandono general.
Todo queda ya sobrevertida,
Y hasta verla ya ganada la campaña,
Y, por eso, hoy gustosos coreamos:
¡Que viva la República de
España!
Esta candidatura, tan dispar en cuanto la procedencia de sus miembros, sin embargo ofrecía varios e importantes nexos de configuración: la defensa de
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