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miércoles, 3 de septiembre de 2025

EN LA REVISTA DEL CRISTO DE LA SALUD. 25. LA CAPILLA MAYOR.

 

LA IGLESIA DE SAN JUAN

Hemos tratado en varias ocasiones la historia de la iglesia de San Juan. En el libro de la Historia de la hermandad del Cristo de la Salud   y en los Cuadernos del Patrimonio para el alcance de los escolares fijamos su descripción, eje cronológico, maestros y artistas. Pero quedaron algunas lagunas que todavía no se dieron por respuesta. Entre ellas, el entorno del presbiterio que rompe el esquema de la planta de cajón, con una bóveda de media naranja muy similar a la de la capilla de la Limpia Concepción.

Poco queda por descubrir sino el lugar de ubicación y sus dependencias de la época de su inicio a finales del siglo XVI. La capilla de la Limpia Concepción, es obra de Ginés Martínez de Aranda, que algunos críticos de arte consideran que fue el que diseñó las plantas y trazas de la obra a finales del siglo XVI. Pero, es incuestionable la presencia de Juan de Aranda Salazar, Pedro del Portillo y Luís González en la ampliación de la nave y en el presbiterio en la primera mitad del siglo XVII. En este periodo, canteros locales y albañiles como Pedro Pérez, Diego García y Miguel Sánchez Meléndez, intervinieron en las paredes del cuerpo hasta el coro, la portada de la iglesia y el campanario, en la otra mitad se amplió por los pies y se hizo el coro. Pero la capilla mayor no se ha tratado hasta ahora.

A través del contrato entre Francisco Muñoz Salazar, alférez mayor, y el cantero Pedro de Robles y los albañiles Pedro de la Rosa y Pedro Pérez   ante el escribano Blas Martínez de Cáceres podemos conocer nuevos datos sobre su diseño y trazas y artífices de la obra (AHPJ. Escribano Antón de Santillán. Legajo 5008 folios 61-64 fecha 27 de febrero de 1643). El documento está claro cuando manifiesta que por cuenta de estos corre “la obra y edificación de la iglesia de San Juan de hacer la dicha capilla de la dicha iglesia y acabarla de todo punto en un año”. Comenzaba con esta fecha   el patrón debía aportar todos los materiales a pie de obra sin que faltara piedra y yeso y todo lo que fuera menester para que no se interrumpiera la dicha obra, y correspondía la manifactura por parte de los albañiles y cantero. Les pagaban tres mil reales por toda la construcción ejecutada.

Y son muy interesantes las condiciones, pues sugieren el actual y anterior estado. Sobre la unión con lo construido manifiesta: “que a de ser por quenta de los otorgantes derribar la pared frontera   y buscar los fundamentos hasta allarlos a satisfacción, y an de derribar otros pedazos de pared de cantería que ay; llegando a la postrera cadena del enmaderado que oy está; y an de sacae fundamentos hasta la pared conforme a la dicha planta que está en poder del dicho Francisco Muñoz Salazar”. Por lo tanto, parece que la iglesia estaba cerrada hasta este lugar donde había que derribar su pared, y, s e partía de la planta dibujada que otros maestros mayores habían entregado el diseño al patrón.

               INICIO DE OBRA

Es muy interesante que para comenzar la obra se obligaban las partes para el día señalado con dos maestros por parte del patrón Muñoz Salazar y los otros dos otorgantes “para que vean si los fundamentos son suficientes, para cargar dando codos y grosezas de carpas a la parte de abajo hasta llegar a la superficie de la bóveda, que a de ser de tres baras desde la superficie de la planitud de la iglesia; y de ahí a de dar a las grosesas de la pared bara y media. Por lo que toca a bara de grueso la dicha pared y las demás pilastras a de dar al respeto lo que tuviere de ancho hasta la superficie de la iglesia que es el plinto sobre el que deben cargar las pilastras y paredes en grosessa conforme oy lo pide la dicha planta. 


Otra condición es que se an de levantar las pilastras relevadas afuera la cantidad que la arquitectura que pidiere y les a de dar las pilastras empedientes y a de traçar los envacamientos dóricos y  a de corresponder con la orden dórica lo que a la architectura fuere pedida la dicha regla  con que a de sacar  la pilastra y contrapilastra y an de cerrar  todos los arcos  de suerte que venga , el trasquil de ellos una tercia más abaxo que las cadenas que oy están fabricadas  para que algún tiempo quisiere Francisco Muñoz Salazar o el que la sucediere hacer bóveda en su derecho pueda llegar hasta el arco que sirba  y quietar la fealdad de la vista de los enmaderados.

Refiriéndose a la base de la bóveda, han de sacar los otorgantes las quatro pechinas y  en ellas cuatro escudos correspondientes, unos de otros  con las armas, que quisiere del dicho Francisco Muñoz Salazar, o quatro tarxetas ovadas correspondientes , afuera porque agan obra a la que corresponden a los dichos guecos lissas que le a de dexar las pechinas a compás a listado circulo redondo, que a de  echar su arquitrabe, friso y cornisa dórica, y a de levantar la correspondencia  que le toca por arquitectura los pilastrones grasessa de pared;  que ha de cerrar la bóveda de piedra o ladrillo conforme a Francisco Muñoz Salazar o los maestros peritos en arte alegando a lo mejor y a de quedar la bóveda con su compartimentos a la vista, lo que más bien parecido sea”.

-Y siguen  las condiciones  que an de levantar las paredes hasta el tercio de la bóveda dándoles sus estribos y a de levantar las dichas paredes una tercia más que arco de la bóveda par que pasen las cadenas  de la dicha obra y an de enmaderar asimismo por los otorgantes  por los dichos maravedíes y cubrir las obras y revocar las paredes por dentro y por fuera y todo esta a de ser a dos haces echando a las  tapias tres perpiaños cada una de dos en un haz y uno entero repartidos  como más pareciere combenir y todas las paredes de arriba abajo an de ir a  dos haces , la de adentro labrada  y la de afuera a medio arriba acuchillada  y de medio a abaxo limpia y a n de acabar la obra a toda perfección a gusto de Francisco Muñoz Salazar y  o la persona que el pusiere perita en arte. 

El calendario de pago de la obra era el siguiente para los tres mil reales: los primeros mil al principio de la obra, los otros mil al llegar y otros quinientos al cerrar la obra y otros quinientos a cubrir el tejado. Con ella terminada, se debía revisar por peritos maestros nombrados por las partes y en caso de no ejecución pedir los retrasos y poder encargarlo a otras personas. En los años de la guerra civil, está capilla fue derribada por una bomba y posteriormente se rehabilitó su bóveda con formato de ladrillo sin imitar la anterior, pero manteniendo las cuatro paredes de lo que vulgarmente se denomina el estanque del templo.




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