Una visita al entorno de la Rábita, es
un encuentro singular con esta línea de
frontera entre términos de dos provincias (Córdoba y Jaén) y tres partidos
municipales ( Alcalá la Real, Priego de Córdoba y Alcaudete). Todavía se
conservan señales de un sitio que fue apto para pastar ganados, recoger leña de
monte, actividades lúdicas de caza y rincón
de paso entre pueblos y personas. Lugar centenario de perennes litigios entre ganaderos, entrada de
impostores de antaño, plataforma de dirimir pleitos y conflicto de intereses
entre pueblos..... Muchas disputas, entre vecinos de Alcaudete y Alcalá, entre
los vasallos de los señores Fernández de Córdoba y los vecinos del
corregimiento alcalaíno....Pero hoy día,
tiempos superados, hechos con la paz y buena convivencia, y todavía soportando
la frontera entre las calles pertenecientes a dos municipios y un cortijo, el
Nuevo, que hacen el tercero, para
asuntos administrativos, pero compartiendo la salud, la vecindad, la
escuela, la iglesia, el agua, la luz, el teléfono ....La Rábita es un modelo ,
desde hace tiempo, de su apertura a
crear una bienestar deseado por muchos
entre la naturaleza y la ciudad, disfruta de
muchos establecimientos públicos y municipales que la convierten en
ejemplo de dinamización de las poblaciones rurales. En esa raya fronteriza nos
trasladaron sus anfitriones rabiteños, a la ermita antigua de la Cruz, (hoy del
Carmen), a la fuente Sacedeilla, el punto nuclear de los tres municipios, al Cortijo Nuevo, al
Lavadero de la Baronesa....Y por la carretera a través de la calle compartida
al camino de La Malagüilla. En el trayecto, recuerdos de la higuera
trimunicipal, el punto de todos, los lavaderos, la lápida del primer cristiano alcalaíno
( PONTENTIVS FAMVLVS CHRISTI, VICSIT ANO LVI , Potencio , siervo
de Cristo, vivió 56 años) las aguas y la fuente de la Malagüilla con su leyenda
de la gallina de pico de oro, y subida
por su camino entre olivos y pinos, y en terreno de los antiguos mojones de
términos.
Y, con esta palabra, nos vine a la mente la esencia genuina de estos vecinos fronterizos, compartiendo servicios,
conviviendo y superando los avatares de sus historia y geografía. Con estas
mimbres, de seguro que podían entenderse no la Rábita y Cataluña, sino todos
los pueblos de España superando barreras y ansiando una convivencia que mira al
progreso. .
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