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jueves, 18 de agosto de 2016

EL RASTRO HOY (iv)

SIGLO XVIII. CASI UN TERRENO DE PROPIOS

En el siglo XVIII,  se producen dos  acontecimientos muy  significativos en el municipio  alcalaíno: por  un lado, se completa  la  ruralización de una  importante  parte de la población  de la ciudad de Alcalá la Real estableciéndose en los partidos  la nueva  ciudad de Alcalá la Real gracias a la ampliación  y  continuidad de los repartimientos reales  entre  las  clases más populares, y , por otra parte, prácticamente  la mayor parte de la población se extendió por completo entre los dos cerros, el de la Mota y los Llanos, donde se formó un rectángulo, atravesado por el Llanillo y la  calle Real, a las que convergen `perpendicular y paralelamente una serie de calles cardinales y decumanas A consecuencia de todos estos movimientos, los antiguos solares abandonados-convertidos en  tierras de labor- comienzan a subastarse   y ser colonizados por nuevos labriegos siguiendo la línea de repartimiento establecida por Carlos III para favorecer a la agricultura  entre las clases menos privilegiadas.  Es verdad que los terrenos del Ruedo, el Barrero  y las Azacayas fueron los primeros  a los que les afectaron  estas medidas. Pero, en 1785, ya  aparece en el recudimiento de propios  una suerte pequeña referida a los terrenos en torno al Matadero Viejo, quedando el resto de solares  abandonados en propiedad de  la iglesia o de  particulares, porque  hasta 1823  tan sólo  se reparte este lugar entre los vecinos como bien municipal  de propios .

CAMPO ARQUEOLÓGICO DE LA MOTA
QUE HA INTERVENIDO EN RASTRO EN VISITA DE LA CIUDAD
A continuación, ya avanzado el siglo XIX,  le seguirán  los de la Peña Horadada, el  arrabal de San Sebastián, el de San Bartolomé, Santo Domingo y algunos huertos del Arrabal Nuevo. Sería muy extenso clasificar todos estos nuevos terrenos convertidos en suerte de labor en manos de sus respectivos particulares , pero  ejemplos de su nuevo panorama rural frente al anterior espacio urbano. En 1771, el administrador de la absentista Baltasara de Sotomayor incluía entre sus numerosas propiedades y bienes inmuebles, dos fanegas en Barrero,  cinco fanegas en el Prado de San Sebastián, una fanega en el Rastro,  otro celemín en el mismo sitio, otro en la Placeta que llaman de San Juan “que antes fue solar”.  Curiosamente, este terreno se encontraba dentro de la fortaleza, como propiedad del ayuntamiento,  y, por este año,  ya se lo había hecho propio, porque en 18 de diciembre de 1652, se le dio licencia “ para el adarvillo de la Puerta Nueva, que lindaba con Pedro de Medina, siempre por 20 años y  reservando la propiedad municipal.. Baltasar Serrano de Pineda, cinco fanegas en Peña Horadada y una en Carrera de San Bartolomé.
           


           
            A consecuencia de todos estos movimientos, los antiguos solares abandonados-convertidos en  tierras de labor- comienzan a subastarse   y ser colonizados por nuevos labriegos siguiendo la línea de repartimiento establecida por Carlos III para favorecer a la agricultura  entre las clases menos privilegiadas.  Es verdad que los terrenos del Ruedo, el Barrero  y las Azacayas fueron los primeros  a los que les afectaron  estas medidas. Pero, en 1785, ya  aparece en el recudimiento de propios  una suerte pequeña referida a los terrenos en torno al Matadero Viejo, quedando el resto de solares  abandonados en propiedad de  la iglesia o de  particulares, porque  hasta 1823  tan sólo  se reparte este lugar entre los vecinos como bien municipal  de propios . A continuación, ya avanzado el siglo XIX,  le seguirán  los de la Peña Horadada, el  arrabal de San Sebastián, el de San Bartolomé, Santo Domingo y algunos huertos del Arrabal Nuevo. Sería muy extenso clasificar todos estos nuevos terrenos convertidos en suerte de labor en manos de sus respectivos particulares, pero  ejemplos de su nuevo panorama rural frente al anterior espacio urbano. En 1771, el administrador de la absentista Baltasara de Sotomayor incluía entre sus numerosas propiedades y bienes inmuebles, dos fanegas en Barrero,  cinco fanegas en el Prado de San Sebastián, una fanega en el Rastro,  otro celemín en el mismo sitio, otro en la Placeta que llaman de San Juan “que antes fue solar”[1] Curiosamente, este terreno se encontraba dentro de la fortaleza, como propiedad del ayuntamiento,  y, por este año,  ya se lo había hecho propio, porque en 18 de diciembre de 1652, se le dio licencia” para el adarmillo de la Puerta Nueva, que lindaba con Pedro de Medina, siempre por 20 años y  reservando la propiedad municipal.. Baltasar Serrano de Pineda, cinco fanegas en Peña horadada y una en Carrera de San Bartolomé”.





SIGLO XIX

Tan sólo, la calle de las Escalerillas de Santo Domingo, la de la Cruz de Piedra, Cava, y Mazuelos albergan algunas casas con vecinos. Pero, cuando su despoblamiento se produjo de un modo más intenso fue en el siglo XIX.  Pues, partiendo de  la base documental de  distintos padrones municipales., a partir  de 1822, podemos resumir la situación del barrio de Santo Domingo y alrededores  con los siguientes datos:
-Con motivo del nombramiento de alcaldes de barrio, “ que celen y cuiden de los respectivos partidos que se les asignen”, esta zona se comprendía dentro del distrito cuarto y se componía de las calles siguientes:. San Blas, La Caba, Escalerillas, Pozuelo, Mazuelos, Mesones, Trinidad,  además de Luque, Llana, Rosario y Medrano[2]. En 1832, podemos constatar el número de viviendas y la desaparición de la calle Mesones: San Blas ( 7 casas), Santo Domingo(4 casas), Caba con   7 casas y Mazuelos. Unos años después, en 1841, la despoblación es total: San Blas, con un vecino; 8 casas por encima de San Blas, una por encima de iglesia de iglesia de Santo Domingo: una
Casa por encima de Santo Domingo, Cava con  16 vecinos, 4 en Calle Mazuelos y 8 en Hondiguilla.
Prácticamente, en los barrios colindantes ya no existe población;  y los edificios públicos y religiosos  son “un montón de ruinas cuyos materiales fueron vendidos  hace pocos años y transportados a la población”[3].

La mayoría de bienes inmuebles  fueron vendidos  a partir de finales del siglo XVIII y siglo XIX( desamortización de Godoy, Mendizábal y Madoz) y cayeron en manos de la burguesía alcalaína. Primero,  le tocó la suerte al paraje de San Bartolomé, que  se transformó en olivar, regentado por la familia Vigas, luego los solares  y ermita de san Blas, que cayó en el segundo decenio XX en manos de la familia Fernández Anchuela; finalmente el convento de las Monjas Trinitarias.
 Y, hasta muy avanzado el siglo XX,  el descenso de población y el poblamiento decae  profundamente  y, tan sólo, se mantuvieron varias casas en las Escalerillas y en  la calle de la Cruz de Piedra., incluso en  1901, la iglesia de San Blas mostró  los primeros síntomas de su ruina que se plasmaron definitivos en el segundo decenio de este siglo vendiendo sus enseres a la familia Fernández Anchuela. Pero la muralla y el barrio de Santo Domingo siempre prestaron una fisonomía  peculiar  a la ciudad de Alcalá la Real con sus restos de una urbanización medieval  y las huellas de  un asentamiento muy importante en el dinamismo de la nueva ciudad.



 
CONCLUSIONES

De acuerdo con las fuentes escritas, el  Arrabal Viejo y su alrededores  fue un espacio urbano que se desarrolló a lo largo de la historia  de la ciudad de Alcalá la Real ofreciendo diversos paisajes:
-No está constatado asentamiento urbano en el Cerro de los Palacios y en todo el cerramiento de la tercera zona mural  durante la época musulmana, sino más bien  un aspecto semirrrural con predominio de huertos, solarines y, tan sólo, utilización de la parte baja del cerramiento de la segunda muralla. Sin embargo hay vestigios de culturas prehistóricas en el asentamiento humano de las cuevas de su entrono.
-A partir del siglo XVI, se desarrolla la urbanización completa de todo el barrio de Santo Domingo y  el denominado Arrabal Nuevo con otros barrios, varias calles y  nuevos accesos (Peña Horadada, San Sebastián, San Bartolomé, Matadero, Rastro, Puerta Zayde, Cava, San Francisco y los de la ciudad del llano).
-El  cerramiento y la demarcación de los barrios de Santo Domingo y su exteriores sufre una gran decadencia  desde el siglo XVII que culmina  finales del siglo XX con la despoblación total y la transformación en eriales y terrenos cultivables, recuperada recientemente por el Ayuntamiento para la ubicación de un futuro parador.






[1]      AMAR.  Libro de repuestas  particulares de 1771.
[2]      AMAR. Acta de ayuntamiento de 25 de enero de 1822.
[3]      GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para la Historia de Alcalá la Real . Edición de F.Toro  1996. Pág. 218.
        







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