Una preocupación importante fue el traslado del agua de la
fuente de la Mora
hasta la parte más alta de la ciudad,
para que pudiera acercarse a los
arrabales de la Mota ,
basándose en razones de ingeniería. Para ello, se trajo Juan López Sisto, maestro ingeniero de obras de Málaga , que
calculó el nivel de las aguas y la
capacidad de subida que tenían colocándose dos cañerías y un pilar, con lo que
se favorecía el abastecimientos de los caballos y de los vecinos de los barrios
altos hasta la casas de doña Agueda Cano y por un importe de
tres mil ducados([1]).
También le preocupó a la ciudad el reparo de la alameda, pues se hallaba casi perdida, así como la calzada y sin agua
en acequias, no se podía ir a pie ni a caballo. De este tiempo, es la casilla
y el lavadero de junto a la puerta de los Álamos para caseta del guarda,
que regaba la zona. En estas obras participó Ginés Martínez de Aranda.
Este corregidor fue uno de los
mayores promotores de los municipios del corregimiento, tal vez influenciado
por su perspectiva real. En Loja propuso una serie de medidas que hubieran
cambiado el municipio en el centro de la ciudad lojeña, con quitar las tiendas de la Plaza y engrandecerla, levantar un Palacio
Arzobispal y dar amplitud a la manzana
comprendida entre la Iglesia
y la Plaza. En
palabras de Del Rosal , su afán por la mejora de Loja, se definía refiriéndose
al cabildo del 3 de julio del 1592([2]):
“En la cabeza del corregidor
Guedeja surge otro proceso para agrandar y allanar la Plaza , a costa de echar
abajo las Casas del Ayuntamiento, trasladando éste al fue el Álhorí del Pósito
viejo de la cuesta de la Cárcel ,
que se desestima por lo costoso, teniendo en cuen aqie hace pocos años se
gastaron tres mil ducados en los soportales de la Audiencia , sala y
capilla del Cabildo y los propios están empeñados en 14.000 ducados..Pero poco
a poco se v dibujando lo que serla la futura Plaza Nueva a partir del Matadero”
En
su tiempos, la labor normativa de este
corregimiento se centró en Alcalá con la aprobación de la ordenanza del peso de la harina, que
obligaba a pesar el trigo y la harina en la balanza, también se aprobaron
definitivamente las ordenanzas de hilar los capullos de seda ([3]),
la de trata y cría de caballos y la de
la inscripción de todas las penas de ordenanzas en el libro de la ciudad ([4])
. en Loja, se aprobaron las ordenanzas
de los maestros de escuelas[5]
En
cuanto a la labor gubernativa, el alcalde
mayor tuvo que perseguir a varios ladrones organizados , que en Loja trataron
de llevarse nada menos que 30.000 ducados de plata, destinados a la paga de
Millones, cuyo ejecutó traía la orden encarcelar a los regidores por sus
medidas dilatoria, y a diferencia de Alcalá en Loja renació los cuadrilleros de
la Santa Hermandad
para asegurar los caminos de ladrones y salteadores que atacaban a los
pasajeros
Tras muchos años de ausencia de
fiestas por agosto, en 1592, volvieron a programarse una serie de festejos ,
que se componía de corridas de toros, carrera de caballos y juegos de cañas,
con la participación de cuatro cuadrillas, al mando de las cuales estaba el
corregidor, el alcaide y dos regidores.
En
su tiempo, se recrudecieron las protestas en la villa del Castillo de Locubín
con motivo del robo de ganados por la zona de límite con otros pueblos cercanos
y el enfrentamiento y apresamientos de
algunos de ellos. Ello dio lugar poner en marcha la petición de las varas de
hermandad entablándose un conflicto entre los vecinos del Castillo y el cabildo
alcalaíno que paralizó toda esta propuesta([6]).
Sin embargo en Loja, se llevó a cabo una concordia con Priego la villa de Iznajar, se solucionó el problema
de la dehesa de las Marrojas repartiéndose entre los vecinos para evitar que
fuera reclamado por los municipios comarcanos[7]
En el año 1592, la ciudad acudió
a la Corte para solicitar el rompimiento de mil
fanegas de tierras de monte con el fin de restaurar las torres y murallas
caídas de la plaza y del Gabán. Se cayeron dos torres, parte de muro que entre
ellas estaba por falta de cimentación a la entrada principal de la plaza
pública,. La comarca era poco extensa, una legua y media, con su mayoría de
tierras de labor y viñas, pero había una razón fundamental
para seguridad de la dicha ciudad y
su comarca por ser fuerza de tanta importancia a mi servicio del Rey
a lo que se añadía:
y juntamente han de ser defensa de
la dicha plaza tan fuerte que también memoria de la sangre de los antepasados
de esa ciudad en servicio de sus reyes nuestros antecesores, con tanto ánimo
derramada, la antigüedad de dicha fuerza y frontera y haber sido siempre
favorecida con tantas particulares mercedes declaraba de cuanta importancia era
a nuestro servicio y bien de vuestros reinos tenerla bien reparada[8]
Se concedió dicha solicitud en los sitios de Mures, Cañada Honda y Hoyos
de Acequia, entre otros con la duración de seis años y en arrendamiento y con
la premisa de que habían de ser devueltas al estado en el que se encontraban .
Sin embargo, pronto surgieron los fraudes de quiere incorporarlas a terrenos
anteriores limítrofes con otros propietarios mediante la compra en similares
términos que los que llevó a cabo López de Obregón, en este caso el juez
licenciado don Iñigo Enríquez. Éste, en concreto, las vendió al licenciado
Góngora y Montijano por valor de cinco ducados la fanega.
La intervención real fue decisiva para la restitución de tierras a su
estado natural de pasto común y realengo sin permitir que se incorporaran a
manos privadas de una manera perpetua. El conflicto se complicaba con el clero
que trataba de evadir los juicios a
través de los tribunales eclesiásticos.
Para la obra acudió a informar y
hacer las diligencias Arévalo de Zuazo, corregidor de Granada y se hicieron
informes de distintos arquitectos, entre ellos Ambrosio de Vico en 1588. La
obra se remató en catorce mil ducados. También, se permitió que se dieran
seiscientos ducados del arrendamiento de la bellota y cuatrocientos de los
propios de la ciudad.
En cuanto a la labor gubernativa,
se recibieron varias una provisiones
reales , una contra los pobres
que mendigaban por las calles y pedían, obligando que no pidieran salvo si eran moradores. Porque avía
muchos vagabundos fingidos que pedían y quitan limosna a los que realmente lo
son ye los hospitales no se pueden sustentar....no consintáis anden pobres en
esas ciudades y lugares de su tierra y jurisdicción y otra que obligaba a los corregidores no dilatar los juicios y llevar los presos a
los galeones en defensa del mar y costas ([9])
El conflicto de términos tuvo lugar con
la villa de Valdepeñas, donde se produjeron algunos asesinatos de vecinos alcalaíno([10]). En agosto de 1589. tuvieron lugar
varios pleitos de restitución de tierras. Para ello, por parte de la Corona se envió un juez ,
Alonso López de Obregón, que resolvió concediendo mediante su paga y elevación
a escritura pequeñas cantidades usurpadas por los particulares. Entre ella
cuatro fanegas en Santa Ana por Cristóbal Cano[1]
para seguridad de la dicha ciudad y su comarca
por ser fuerza de tanta importancia a mi servicio del Rey
a lo que se añadía:
y juntamente han de ser defensa de la dicha
plaza tan fuerte que también memoria de la sangre de los antepasados de esa
ciudad en servicio de sus reyes nuestros antecesores, con tanto ánimo derramada, la antigüedad de c(dicha fuerza y
frontera y haber sido siempre favorecida contanta n particulares mercedes declaraba de cuanta importancia era a nuestro servicio y bien de de nuestros reinos tenerla bien reparada[1]
Se concedió dicha
solicitud en los sitios de Mures, Cañada Honda y Hoyos de Acequia, entre otros
con la duración de seis años y en arrendamiento y con la premisa de que habían
de ser devueltas al estado en el que se encontraban . Sin embargo, pronto
surgieron los fraudes de querer incorporarlas a terrenos anteriores limístrofes
con otros propietarios mediante la compra en similares términos que los que
llevó a cabo López de Obregón, en este caso el juez licenciado don Iñigo
Enriquez. Éste, en concreto, las vendió al licenciado Góngora y Montijano por
valor de cinco ducados la fanega.
La intervención real
fue decisiva para la restitución de tierras a su estado natural de pasto común
y realengo sin permitir que se incorporaran a manos privadas de una manera
perpetua.([2]) El
conflicto se complicaba con el clero que trataba de evadir los juicios a través de los tribunales
eclesiásticos. Pero, lo que más interesaba era la restauración del Gabán con el
fondo de las rentas de las tierras rotas.
Para la
obra acudió a informar y hacer las diligencias Arévalo de Zuazo, corregidor de
Granada y se hicieron informes de distintos arquitectos, entre ellos Ambrosio
de Vico en 1588. La obra se remató en catorce mil ducados. También se permitió
que se dieran seiscientos ducados del arrendamiento de la bellota y
cuatrocientos de los propios de la ciudad.
Otra concesión de
tierras se hizo para las obras de embellecimiento de la plaza alcaláina, con la
compra de varios rincones, que se sufragó con el arrendamiento de tierras de
Llano de los Muchachos, Hondonera, arroyo Salado, Chaparralejo, Castillo de
lOcubín. Fuente el Gato, Majallanas., Cañada Honda, y Navaleperal (l[3]
No
salió muy bien parado este corregidor, pues, al final de su mandato, tuvo que
responder a las acusaciones de la comunidad de jurados, encabezada
[1]AMAR. Provisión Real del 20 de
noviembre de 1588.
[3]
AMAR. Acta del cabildo del 26 de noviembre de 1593.
[4][4] AHML. Acta del once de febrero
, 13 de septiembre y 11 de octubre de
1594.
[5]
AMAR. Acta del cabildo del 4 de abril del
año 1595.
[1]
AMAR. Actas de los cabildos del 13 de
agosto de 1591.
[2]
DELROSAL Y otro , op. Cit. Pág. 344.
[3]
AMAR. Acta del 20 de mayo 1592. La
ordenanza tenía como objetivo la buena hIilatura de calidad de la seda, para
ello se traían telares de Granada así como veedores anuales para ver la obra y
el torno, y se obliga a seleccionar los
capullos, excluyendo los sucios y
blancos y otros aliños,
[4]
AMAR. Acta del cabildo del 23 de noviembre de 1593
[5]
AHML. Acta del cabildo del tres de diciembre de 1593.
[6]
AMAR.. Acta del cabildo del 25 de mayo 1594.
[7]
AHML. Acta de los cabildos del 12 de enero, 28 de julio del 1592.
[8]AMAR. Provisión Real del 20 de
noviembre de 1588.
[9]
AMAR. Caja 37 Legajo 6. Provisión real
del Madrid 1590, Mayo , cuatro. Y otra en Madrid 1590, abril , veinte.
[10]
AMAR. Legajo 69. Pieza 18. Libranza del libro de Cuentas del año 1592.
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